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EL ENFOQUE

COMUNICATIVO
El enfoque comunicativo surgió en los años 70 como
consecuencia de un cambio en la perspectiva de la
enseñanza de las segundas lenguas. Se abandonó el
modelo estructuralista para centrarse en la idea que
de la lengua no es solo un objeto de
conocimiento, sino ante todo un instrumento de
comunicación.
A partir de ahí se fundamentó la idea de que conocer una lengua no
supone conocer las normas que rigen el proceso comunicativo, sino
ser capaz de utilizar cualquier recurso o estrategia que sirva para
facilitar y construir el acto de comunicación. De esta manera, los
conocimientos gramaticales pasan a un segundo plano y, por el
contrario, la capacidad de uso de la lengua es el elemento nuclear de
este nuevo enfoque metodológico. Se pone el énfasis no solo en lo
correcto gramaticalmente sino también en la adecuación de los
enunciados a la situación y al contexto comunicativo, porque saber
hablar una lengua no es sino saber qué decir y cómo decirlo en cada
contexto o situación.
A partir de ese momento, las clases de idiomas dejaron de dedicarse a
repetir frases y estructuras gramaticales mediante ejercicios después
de recibir la explicación de las correspondientes reglas. Comenzaron a
ser espacios comunicativos en los que lo importante no es tanto cómo
se dice sino el comunicarse. No quiere decir que no haya que conocer
las normas gramaticales, sino que lo prioritario no es escribir o decir
frases correctas, sino saber comunicarse, aunque en algún
momento se haga con errores. De este modo, el error es un estadio
inevitable por el que todo alumno tiene que pasar para poder aprender
a comunicarse correctamente.
De igual manera, el enfoque comunicativo plantea que las
situaciones comunicativas tengan un sentido y que el alumno
sienta la necesidad de utilizar la lengua con el propósito de
conseguir algo. De este modo, se procura que las situaciones
comunicativas con las que se trabaja estén próximas a la
realidad del alumnado y a sus necesidades. Se trata
de enseñar a comunicar a partir de las necesidades
planteadas por el alumnado.
Los actos comunicativos que se realicen en el aula deberán ser lo más
verídicos posibles y próximos a su realidad cotidiana. Los inputs, las muestras
de español con las que se trabaje, deberán ser en la medida de lo
posible textos auténticos, tanto escritos como orales. Sin olvidar que se
debe introducir siempre el componente extralingüístico de la comunicación: los
gestos, el contacto físico y visual, la distancia entre los interlocutores... Para
esto es importante introducir el aspecto sociocultural de la lengua, la
llamada cultura no formal o con minúsculas. De este modo, conseguiremos
trabajar la competencia intercultural al tiempo que se trabaja la lengua. Es
decir, la competencia lingüística o gramatical no es suficiente para expresarse
y comprender una lengua si el usuario no posee al mismo tiempo
una competencia pragmática. Por tanto, tan importante será la adquisición del
sistema o el código de una lengua como el uso que de ese sistema se haga en
una situación determinada de forma que dicho uso resulte adecuado a la
situación de comunicación.
De este modo, conseguiremos trabajar la competencia intercultural
al tiempo que se trabaja la lengua. Es decir, la competencia
lingüística o gramatical no es suficiente para expresarse y
comprender una lengua si el usuario no posee al mismo tiempo
una competencia pragmática.  Por tanto, tan importante será la
adquisición del sistema o el código de una lengua como el uso que
de ese sistema se haga en una situación determinada de forma
que dicho uso resulte adecuado a la situación de comunicación.

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