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ARGUMENTACIÓN
LOS ORIGENES DE LA RETÓRICA
La retórica nació en la antigua Grecia alrededor del año 485 a. C. en la ciudad siciliana de
Siracusa, cuando Gelón y su sucesor Hierón I, expropiaron las tierras a sus ciudadanos
para adjudicárselas a miembros de su ejército personal. Más tarde, con la llegada de la
democracia y el derrocamiento de los tiranos, los perjudicados pretendieron recuperar sus
propiedades, y esta situación provocó una serie de pleitos en los que se manifestó la
importancia de la elocuencia o arte de hablar bien y persuasivamente para conseguir las
recuperaciones pretendidas. Así pues, su origen no está vinculado a lo literario sino a lo
judicial, y estrechamente relacionado con lo político.
LA RETÓRICA ARISTOTELICA
Aristóteles escribe “El arte de la retórica” en el año 323 a.C. En ella desarrolla lo que
podría llamarse una teoría acerca de la persuasión. Su obra está compuesta por tres
libros. El libro primero es el libro del emisor del mensaje, del orador. Ahí comienza por
definir la retórica y su objeto; luego estudia la forma de concebir argumentos, de adaptarse
al público y de lograr en éste la impresión de hombre honesto durante el discurso. El libro
segundo es el libro del receptor del mensaje, del público. Trata de los caracteres,
costumbres y pasiones de la gente con el objeto de que el orador, en su conocimiento,
pueda apelar a los sentimientos apropiados para disponer anímicamente al público a su
favor. Finalmente, el libro tercero es el del mensaje mismo, del discurso. Ahí se estudia la
disposición de las diferentes partes de éste, su estilo, y la forma de declamarlo.
Aristóteles define la retórica como “la facultad de conocer en cada caso aquello que
puede persuadir”. En este sentido, el orador debe descubrir en cada caso particular el
modo de persuasión apropiado
• La retórica aristotélica se basa en el principio de lo verosímil, en demostrar
mediante el razonamiento aquello que la gente cree posible. Para ello se vale de
una lógica intencionalmente poco rigurosa, de la lógica que dicta el sentido
común. Esto queda expresado en la siguiente regla aristotélica: “más vale un
verosímil imposible que un posible inverosímil”.
• Las premisas que dan lugar a los entinemas pueden ser de tres tipos: Los indicios
seguros, lo verosímil y los signos. Los indicios seguros son aquellos hechos
evidentes a los sentidos y evidentes al pensamiento; es un indicio necesario, verdadero
e irrefutable; un primer principio o axioma. Lo verosímil se refiere a aquellos hechos
sobre los cuales la gente está generalmente de acuerdo, el sentido común, la opinión
general que se tiene sobre algo. Los signos son aquellos hechos que nos sirven para
hacer entender algún otro hecho; sin embargo, para que el signo sea probatorio se
requieren signos concomitantes que lo apoyen.
EL EMOCIONAR
Esto constituye lo propiamente psicológico del arte de la retórica, pues aquí se pretende adaptar el discurso a las
características de personalidad del oyente. Para conmover es necesario pensar el mensaje según la disposición,
carácter y pasiones, con el fin de determinar las pruebas subjetivas y morales apropiadas para persuadir. Como
dice Aristóteles, “hay que procurar que el orador esté en cierto estado de ánimo y que los oyentes crean que se
haya de algún modo dispuesto con respecto a ellos, y, además, que éstos se encuentran dispuestos de alguna
manera”. Esta pruebas psicológicas se dividen en dos clases: El carácter moral del orador y las pasiones.
• En el carácter moral se refiere a los atributos del orador que lo hacen digno de ser creído y escuchado con
agrado, “porque a las personas buenas les creemos con más y mayor rapidez, principalmente en aquello que no
hay evidencia sino una opinión dudosa”. Debe descubrir lo que el público espera de él. Aristóteles define tres
características que otorgarán autoridad moral y credibilidad al orador: La prudencia, la justicia y la benevolencia,
todo lo cual debe manifestarse con una buena reputación (siendo honesto y autoridad) y personalidad
(humildad, simpatía, alegría).
• Las pasiones se refieren a los sentimientos de aquel que escucha. Según Aristóteles, “se persuade por medio
de la disposición de los oyentes cuando fueren conmovidos por el discurso; porque no juzgamos de igual
manera cuando estamos tristes que cuando estamos alegres, o cuando amamos que cuando odiamos..., pues
son las pasiones la causa de que los hombres difieran en su juicio, porque ellas los transforman diversamente”.
Las pasiones más propias o recurrentes en el público son un dato esencial que el orador debe manejar para
exaltar en el oyente algún sentimiento. Ellas están determinadas, en gran medida, según la conformación del
auditorio respecto de los siguientes criterios: edad, sexo, condición social/ económica/ político/ religiosa, y
experiencias de vida relevantes que hayan marcado a la audiencia.
II.- DISPOSITIO: ordenación y distribución del contenido en el discurso.
• Ordenación: ORDO NATURALIS, según el asunto, sucesión natural y
ordenada; ORDO ARTIFICIALIS, modificación al orden natural.
• Parte media: NARRATIO: exposición de los hechos de la causa, clara, verosímil, creíble, asumiendo
una TESIS o o postura (parte más “literaria”, muy vinculada a la POETICA). En la narración el orador
relata los hechos, expone lo sucedido. Debe ser verosímil, claro y breve, y debe preparar el
terreno para la argumentación. ARGUMENTATIO: razones que sostienen la tesis, pruebas.
CONFIRMATIO: refutación de los argumentos contrarios, respuesta a las objeciones de la tesis.
Este es el lugar donde se desarrolla lo dicho en cuanto al convencer, el lugar donde se despliegan
las pruebas objetivas o lógicas.
• Parte final: PERORATIO: recordar el asunto y sus puntos más
relevantes; intento final para emocionar, conseguir simpatía,
afecto del auditorio: ANIMOS IMPELLERE.
el epílogo se retoma y resume lo anteriormente expuesto y se finaliza el
discurso utilizando todos los recursos para emocionar al público e
inclinarlo a favor del orador. Como dice Aristóteles, “el epílogo consta
de cuatro partes: Disponer bien al oyente con respecto a uno mismo y
mal para con el adversario; amplificar y atenuar lo que corresponda;
exitar las pasiones en el oyente y traer nuevamente las cosas a la
memoria”.
III.- ELOCUTIO: obtención de las
palabras adecuadas para expresar el discurso, según ciertas cualidades y registros elocutivos.
CUALIDADES ELOCUTIVAS, CUALITA ELOCUTIONIS: PURITAS, PERSPICUITAS, ORNATUS, URBANITAS.
PURITAS: corrección gramatical del lenguaje.
PERSPICUITAS: grado de comprensibilidad del discurso: Claridad ante todo, evitar la OBSCURITAS.
ORNATUS: embellecimiento verbal del discurso. Se compone de la elección de las palabras, TROPOS; y su
combinación, COMPOSITIO.
URBANITAS: elegancia y estilo.
En esta parte se trata de elegir las palabras adecuadas para expresarse, de adornar el discurso con expresiones tales que los
argumentos sean más persuasivos, y de hallar cómo decir las cosas. Esta constituye la parte estética del discurso y está
centrada en el lenguaje, tanto oral como corporal. Cumple la función de vestir y vivificar el razonamiento.
REGISTROS ELOCUTIVOS:
GENUS HUMILE: estilo bajo, sencillo, llano. Ornatus simple, lenguaje ordinario, corresponde a personas y asuntos vulgares. DOCERE
GENUS MEDIUM: estilo mediano. Ornatus más trabajado, busca deleitar, corresponde a personas y asuntos ni vulgares ni graves. DELECTARE
GENUS SUBLIME: estilo trabajado y altamente elocuente, grave, elegante, abundante en figuras. Ornatus complejo, coresponde a personas y
asuntos graves e importantes. MOVERE.
• LA COMPOSITIO analiza la estructura sintáctica y fónica de los enunciados, esto
es, sus constituyentes y sus distintas posibilidades de distribución en el discurso.
Así, se distinguen la compositio sintáctica (centrada en la oración y sus partes) y
la compositio fonética (centrada en la combinación de palabras en la oración por
razones fonéticas).
• LA MEMORIA
La memorización del discurso elaborado depende de dos tipos de memoria según
los tratadistas clásicos: la memoria naturalis (la innata) y la memoria artificiosa,
que implica una serie de procedimientos mnemotécnicos para facilitar el recuerdo.
• LA ACTIO O PRONUNTIATIO
se ocupa de la declamación del discurso, prestando atención a la modulación de la
voz y de los gestos, que debe estar en consonancia con el contenido de aquel.