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Parte de la doctrina es crítica de un concepto de veneno, pues para efectos del tipo
penal que estamos estudiando, todo va a depender de la cantidad (dosis) y forma de
administración. Por lo tanto, también podría tomarse por veneno la inyección de aire
(un coágulo mataría a la víctima), o bien, el azúcar para un diabético.
A.3 Parricidio.
En este delito hay un mayor injusto, pues no se trata de la muerte de otra persona
únicamente, sino de alguien unido por un vínculo de sangre o por un vínculo conyugal
o de convivencia. Se dice que afecta convicciones y sentimientos inherentes a la
sociedad sobre formas de convivencia y vinculación familiar, conyugal o sentimental.
Siempre deberá existir una valoración político social de los bienes jurídicos, es decir, no
solo nos quedaremos con el acto concreto de muerte, también evaluaremos el
contexto de quién mato a quién. No se trata de simple valoración objetiva, claramente
habrá diferencias a nivel de reproche.
Respecto del bien jurídico protegido, se trata de la vida del sujeto pasivo vinculado con
el agente por los lazos ya comentados. Según la ley 20.480, de diciembre de 2010, se
suman a los vínculos posibles (consanguinidad y matrimonio) al conviviente, ex
conviviente y ex cónyuge. Así, hoy está superada la visión familiar nuclear (matrimonio
más consanguinidad) que fue la que inspiró a la comisión redactora del CP a
contemplar esta figura con un injusto mayor.
Acerca del tipo penal, vale lo señalado acerca del homicidio, a lo que sumamos las
particularidades del tipo objetivo y subjetivo del parricidio.
En el tipo objetivo, diremos que se trata de un delito material o de resultado que exige
un sujeto calificado, que solamente va a poder ser pariente, cónyuge, conviviente o
“ex”. Se trata de un delito especial impropio, pues su correlato o delito subyacente
será el homicidio simple o calificado. Los sujetos pasivos pueden ser determinados
parientes consanguíneos, cónyuge, conviviente o ex cónyuge o ex conviviente. Quedan
fuera los hijos o descendientes muertos dentro de las 48 horas post parto.
Cabe hacer presente que no es posible el parricidio entre adoptante y adoptado, pues
la adopción confiere el estado civil de hijo, con todas las obligaciones, pero para
efectos civil. Este delito exige consanguinidad en el parentesco. ¿Qué ocurre si ya
operó un divorcio? No se considera como cónyuge, pero sí como ex cónyuge.
¿Es posible la comisión por omisión? No hay unanimidad en la doctrina. Para los que
opinan que no, el parentesco o matrimonio serían la fuente de la posición de garante
y, por lo tanto, no podría considerarse nuevamente para calificar la muerte del
pariente (non bis in idem). Otros señalan que es perfectamente posible, pues ese
vínculo es elemento del tipo, pero no una circunstancia agravante y el artículo 63 hace
referencia a una limitación del empleo de circunstancias agravantes ya consideradas
en el tipo penal. Como no es agravante, sino solo un elemento del tipo, podría
hablarse de comisión por omisión. Una cosa es la obligación civil de actuar (garante) y
otra el estado civil mismo, recogido como elemento del tipo.
En cuanto al tipo subjetivo, señalemos que requiere o exige “conocer las relaciones
que los ligan”, un conocimiento que debe ser REAL y no solo potencial. Se requiere de
un dolo directo. Algunos autores admiten el dolo eventual cuando se refiere a los
medios o formas de concreción de la muerte de la víctima, reconocida sin dudas por el
autor. Ejemplo: disparo a enemigo acompañado en esos instantes por mi padre, con
conocimiento de que puedo matar a este último pues el arma está defectuosa. La
doctrina está conteste en que el delito no puede cumplirse con culpa. Únicamente
cabe hablar de cuasidelito de homicidio del artículo 490 N°1 CP.
Este delito está consagrado en el artículo 394 CP, dentro de un párrafo especial que
cuenta con este único artículo, el párrafo 2 del Título VIII (crímenes y simples delitos
contra las personas) del Libro II. Está separado, por tanto, de aquel que contempla los
homicidios.
Hoy este delito recibe críticas, pues no dice relación con los tiempos vividos. La
clandestinidad de relaciones sexuales de las que resultaba un embarazo y el
consiguiente intento de ocultar el “deshonor”, hoy recibe una valoración social muy
diversa. Asimismo, hay una clara discriminación del recién nacido en relación con los
demás descendientes, sin que pueda hoy respaldarse ello de manera sensata.
No podemos compartir el pensamiento de Kant por el que creía que “la vida de un
recién nacido al margen del matrimonio debía quedar fuera de toda protección legal”.
O como decía Beccaria, “por su corta edad no alcanzaba a tener conciencia del daño
que sufría al morir”. La doctrina hoy por hoy está conteste en no aceptar que la
muerte de una criatura recién nacida importe un menor injusto. A los más, aquellos
factores exógenos (deshonra social) y endógenos (transtornos psíquicos, depresiones)
podrían repercutir en un menor reproche. De lege ferenda, entonces, se plantea
derogar esta figura.
El tipo penal consignado en el artículo 394, por ser un homicidio, debe reunir todas las
características objetivas y subjetivas vistas a propósito del homicidio simple.
Particularidades: en el tipo objetivo nos encontramos con una conducta activa u
omisiva que debe concretarse en un resultado, debiendo existir una relación de
causalidad entre conducta y resultado.
Puede ser comisión por omisión, que va a ser lo más frecuente. Aunque nos
encontraremos con algunas opiniones que sostienen la idea de que no es posible
sancionar a una persona en este tipo o clase de delitos mediante comisión por
omisión, porque el vínculo que existe entre sujeto activo y pasivo -y que es fuente de
la posición de garante- también constituye un elemento del tipo objetivo. Entonces, si
estas personas por ley tienen una posición de garante, no podríamos utilizar esa
relación que es elemento del tipo del artículo 394 para también considerar dicha
relación como fuente de posición de garante. Habría una vulneración del principio non
bis in idem del artículo 63 CP.
No obstante, recordemos que esta es una figura privilegiada. Entonces, si aquellos que
en el parricidio defienden que no es posible la comisión por omisión, y que, por lo
tanto, hay homicidio y no parricidio, en el caso del infanticidio esta postura vuelve a
repetir la idea, pero el problema de mantener esta línea es que el resultado es más
grave, pues si ese familiar garante no va a ser condenado por infanticidio, tendrá que
ser condenado por homicidio (pena es mayor). Por lo tanto, conviene defender la
postura de que sí es posible la comisión por omisión.
Respecto del sujeto activo (seguimos en el tipo objetivo), son aquellos descritos por el
394 CP, no figurando el hermano de la víctima. Sobre la prueba del parentesco, hay
libertad en materia probatoria en materia penal para dar cuenta del estado civil. Más
patente es en este caso que en el parricidio, pues difícilmente podrá haberse inscrito al
recién nacido. Y en cuanto al sujeto pasivo, digamos que hay una coincidencia entre el
sujeto pasivo y el objeto material. Debe tratarse de un recién nacido que no tenga más
de 48 horas de vida (no equivale a decir 2 días de vida) independiente desde el parto
(punto de la vista de la madre) o desde el nacimiento (punto de vista de la criatura).
En cuanto al resultado, debe ser la muerte de este recién nacido, hijo o descendiente
nacido vivo, pero no necesariamente el deceso se tiene que producir dentro de las 48
horas antes indicadas. ¿Cómo comprobaremos que le criatura vivió un instante
siquiera en forma autónoma y de forma extra uterina? La forma más eficiente es a
través de la docimasia pulmonar hidroestática, para comprobar si hubo intercambio de
oxígeno en los alvéolos pulmonares. Debe acreditarse la relación de causalidad entre el
deceso y el acto homicida.
En cuanto al tipo subjetivo, señalemos que exige requisitos similares a lo visto sobre el
parricidio. Se exige dolo directo, aunque algunos dicen que es posible cometerlo
mediante dolo eventual. No es posible la comisión del delito por culpa, lo que podría
ocurrir, por ejemplo, cuando la madre amamante al hijo y se queden dormidos. Si
llegara a imputársele negligencia a la madre, solo podríamos hablar de cuasidelito de
homicidio artículo 490 CP. No se exige por nuestra legislación la comprobación de un
ánimo específico (elemento subjetivo del tipo). El ánimo de ocultar la deshonra del
modelo español de 1848 no opera en nuestro caso.
En relación al iter criminis de esta figura, la jurisprudencia señala que este delito
permite la tentativa y la frustración. El resultado muerte puede ocurrir después,
pasadas las 48 horas. Empero, ¿si se completa la conducta fuera de las 48 horas, qué
sucede? En este caso, el ilícito no va a ser una figura privilegiada, sino que será un
delito de parricidio (p.e. dosis de veneno que superan el plazo legal).
El artículo 393 CP dispone: el que con conocimiento de causa prestare auxilio a otro
para que se suicide, sufrirá la pena de presidio menor en sus grados medio a máximo,
si se efectúa la muerte.
La ayuda puede ser también intelectual, por ejemplo, ilustrando sobre cómo utilizar el
arma. Ahora bien, los autores señalan que esa colaboración nunca puede llegar al
límite de constituir el acto consumativo de la muerte, pues sería homicidio.
El tercero que ofrece un vaso con veneno al suicida, quien puede o no beberlo a
voluntad, es el auxilio al suicidio. Si el tercero le coloca una inyección letal –aunque se
lo pida- es homidicio. Lo importante es la capacidad de retractarse que puede tener el
suicida, si entrega el acto consumativo al tercero pierde esa opción. Por tanto, el acto
consumativo debe ser ejecutado NECESARIAMENTE por el propio suicida.
El tipo subjetivo: quien realiza la acción auxiliadora debe hacerlo “con conocimiento de
causa”, de suerte que el colaborador, subjetivamente, debe actuar con dolo. Este dolo
cubre tanto el saber que la ayuda es una forma de facilitar que el suicida se prive de la
vida, como la conciencia de que esa ayuda es eficaz. No cabe aquí dolo eventual ni
culpa: la conciencia de que se le da un medicamento que solamente la hará dormir no
constituye una acción dolosa. Y, si tengo la conciencia de que podrá causarle un daño
orgánico, tampoco será auxilio al suicidio, será otra figura.
La necesidad de que el suicida muera para la punibilidad del delito: dentro del estudio
del tipo, la frase final es “si se efectúa la muerte”. En el caso de nuestra legislación, se
considera que la muerte del suicida no es elemento del tipo penal del 393 CP, porque
la conducta descrita en la norma queda perfecta desde que la ayuda es suministrada
por el auxiliador. Se condiciona así la sanción al evento posterior e incierto del deceso
del suicida. De no producirse el deceso, la colaboración no es punible. La muerte del
suicida (hecho independiente de la voluntad del colaborador y necesaria para imponer
la sanción), es una condición objetiva de punibilidad. No es algo que quede al alcance
del sujeto activo, sino del legislador: produciéndose cierto resultado que escapa al
sujeto activo, una vez obtenido podrá atribuírsele responsabilidad e imponerle una
sanción o castigo.
1.- El bien jurídico protegido: es la vida dependiente, la vida del que está por
nacer, la vida humana dependiente, por lo que resulta equivocado su ubicación entre
las figuras relativas al orden de las familias, la moralidad y la integridad sexual.
Debiendo ubicarse entre los delitos contra las personas, ocurre que en el CP
encontramos al aborto en el título VII Libro II, que se titula: “crímenes y delitos contra
el orden de las familias, contra la moralidad pública y contra la integridad sexual”.
Además, los adelantos de la medicina moderna y de la biotecnología han traído a la
discusión pública cuestiones que en 1874, eran inimaginables, por ejemplo, la
manipulación genética o las lesiones al feto (p.e. medicamentos como la talidomida).
Así, tenemos por una parte hipótesis de aborto voluntario: a) autoaborto (344
inc 1°, primera parte), y b) aborto consentido (344 inc 1°, segunda parte + 342 N°3); y
de aborto no voluntario: a) causado con violencia (342 N°1), b) causado sin violencia
(342 N°2), y c) el llamado aborto sin el propósito de causarlo (343).
El aborto requiere que el embrión o feto esté vivo, única forma en que puede ser
objeto de un atentado en contra de su vida en el vientre materno. Por consiguiente, la
destrucción del producto de la concepción fuera del vientre materno, cuando ha sido
expulsado de manera natural, no constituirá aborto. La destrucción del óvulo
inseminado in vitro, en tanto no esté anidado, tampoco.
Los casos de aborto sin consentimiento de la mujer deben ser subdivididos según la
forma empleada para provocarlo: con violencia y sin violencia.
Con violencia: esta clase está reglada en los artículos 342 Nº1 y 343 CP. Ambos
sancionan comportamientos dolosos, pero en el primero se regla la hipótesis en que el
autor persigue precisamente provocar el aborto, mientras que en el segundo no
sucede otro tanto. El 342 Nº1 señala: “El que maliciosamente causare un aborto será
castigado: 1°. Con la pena de presidio mayor en su grado mínimo, si ejerciere violencia
en la persona de la mujer embarazada.” Aquí el tipo subjetivo ofrece interés debido a
la exigencia de “maliciosamente”, limitando a dolo directo el comportamiento del
sujeto activo, y excluyendo tanto el dolo eventual como la culpa. Este razonamiento es
aplicable a todas las demás figuras previstas.
En esta hipótesis el autor emplea violencia en contra de la mujer embarazada, pero sin
propósito de provocarle un aborto, y no obstante, se lo causa. La expresión “con
violencias” es indiciaria de la fuerza física, queda marginada la intimidación. Se alude a
comportamientos del autor consistentes en malos tratos de obra o lesiones realizadas
dolosamente, pero que no perseguían provocar el aborto. El tipo subjetivo en este
caso es complejo, el sujeto activo quiere maltratar físicamente o lesionar a la mujer,
pero al mismo tiempo, no debe querer hacerla abortar, siendo este resultado
previsible, porque conocía su embarazo o porque era notorio, lo que equivale a
ostensible. Por lo tanto, se opina que aquí excepcionalmente cabría la posibilidad de
actuar con dolo eventual, e incluso con culpa (un cuasidelito de aborto).
El tipo objetivo del 343 consiste entonces en malos tratos de obra o en lesiones (se
aceptan lesiones de hasta mediana gravedad) que el sujeto activo infiere a la víctima.
Como vemos, se produce una situación de concurso de delitos de lesiones y aborto.
Las lesiones quedan subsumidas en el 343, siempre que no superen, en cuanto a su
intensidad, la mediana gravedad.
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