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Tríadas de Döbereiner:
El siglo XIX fue una época de enorme
desarrollo científico. En 1817, el químico
alemán Johann Döbereiner notó que varios
grupos de tres elementos formaban tríadas
con dos características interesantes. El
elemento ubicado en medio de una tríada
no sólo tenía reactividad química
intermedia, sino también un peso ató-mico
intermedio. Es decir, encontró que el peso
del elemento intermedio —tal como el
sodio en la tríada formada por litio, sodio
y potasio—tenía un peso atómico que era
el promedio aproximado de los otros dos
elementos.
Octavas de Newlands:
En 1864, Newlands estableció la “ley de las octavas”, llamada así porque al
colocar los elementos conocidos en aquel entonces, tomando como base su peso
atómico, en columnas verticales de siete elementos cada una, observó que en
muchos casos coincidían en las filas horizontales elementos con propiedades que
presentaban una variación regular. Newlands introdujo la idea de periodicidad al
proponer que a intervalos regulares de ocho elementos aparecen propiedades
similares, tal como vemos a continuación.
Tabla periódica de Mendeleev:
En 1869, Mendeleev, a quien se le conoce como “el padre de la tabla periódica”, presentó su trabajo en
una tabla que agrupaba los elementos en función de sus propiedades físicas y químicas. Él estaba
convencido de la individualidad y la existencia distintiva de los elementos y utilizó como criterio las
valencias de los distintos elementos además de su peso atómico. Esta colocación da lugar a un nuevo
ordenamiento en el que en los grupos coinciden elementos de propiedades químicas similares y presentan
una variación regular en sus propiedades físicas. Es famoso por haber dejado casillas vacías en su tabla
periódica para elementos que no habían sido descubiertos en su época y por predecir de manera exitosa
muchas de sus propiedades, especialmente en el caso del galio, germanio y escandio.
El sistema periódico de los elementos recibe ese nombre debido a que muestra en forma gráfica cómo
ciertas propiedades de las sustancias químicas se repiten después de intervalos regulares. La tabla más
utilizada, llamada tabla periódica larga, contiene 117 elementos. Cada uno está colocado a lo largo de
hileras denominadas periodos, ordenadas de acuerdo con el número atómico creciente. Existen siete
renglones o hileras, cada una conforma un “periodo”. La longitud de los periodos varía: el primero tiene
dos elementos, los dos siguientes tienen ocho cada uno, los siguientes pares de periodos tienen 18 y 32,
respectivamente. El número del periodo indica el número del nivel de energía principal que comenzarán a
llenar los electrones. Los elementos de un periodo varían desde muy metálicos (grupo 1 o IA) hasta no
metálicos (grupo 18 u VIIIA).
Algunas de las familias o grupos reciben nombres especiales:
Las familias o grupos 13, 14, 15 y 16 no tienen nombres especiales, por lo que a veces se les asigna el
nombre de los elementos que inician el grupo:
Aunque vivimos en la era de los aceleradores de partículas y de las reacciones nucleares, estudiar
únicamente al protón, al electrón y al neutrón, es suficiente para comprender el comportamiento
químico de la materia. Baste considerar que el núcleo del átomo está formado por dos tipos de
partículas de masa muy parecida: protones, que tienen carga positiva, y neutrones, con carga neutra.
Así, el flúor tiene número de masa 19 y número atómico 9. Esta notación se representa así:
F
19
9
Tema: 2.3 El modelo de Bohr y el modelo atómico
cuántico
La química prosperó paralelamente al conocimiento de la naturaleza de la materia. Con
el tiempo se hizo evidente la presencia de cargas eléctricas en la materia. Después del
modelo planetario del átomo propuesto por Rutherford, en 1914 el científico danés Bohr
trató de explicar un hecho experimental: el espectro del átomo de hidrógeno, para lo
cual propuso un modelo en el que: