Está en la página 1de 24

Autores:

Victoria García Fournier / Juan Burdisso


Las figuras de este capítulo son propiedad intelectual de:
Pablo Patini / Juan Burdisso

Conceptos de química general,


inorgánica y orgánica.

Objetivos de aprendizaje
Al finalizar la lectura del siguiente capítulo, el estudiante será capaz de:
• Comprender el “Modelo atómico moderno” y cuál es el significado de configuración
electrónica y números atómicos.
• Describir qué son los isótopos.
• Comprender que información nos brinda la tabla periódica de los elementos.
• Realizar un cuadro comparativo entre los diferentes tipos de uniones químicas.
• Comprender las reglas del dueto y del octeto.
• Entender las diferentes fuerzas de Van der Waals.
• Identificar los diferentes grupos funcionales.
• Comprender el concepto de isómeros.
• Describir a qué se denominan reacciones de óxido reducción (redox).

Hoy sabemos que el átomo (del griego a, "sin"; tómos, "partes") es la unidad constituyente
más pequeña de la materia que mantiene las propiedades de un elemento químico.
Sin embargo hasta llegar a esta definición sucedieron años de historia científica que repa-
saremos brevemente a continuación.

Haciendo un poquito de historia...

La relación entre los conceptos elemento químico y átomo fue propuesta por el químico
John Dalton, en su tratado “Nuevo sistema de la filosofía química”, publicado entre 1808
y 1810. Dalton tomó una serie de evidencias experimentales conocidas en su época y las
explicó a través de las siguientes hipótesis:
-La materia es discontinua; está formada por átomos que son partículas indivisibles.
-Todos los átomos de un mismo elemento son iguales, tienen la misma masa; los áto-
mos de diferentes elementos difieren en su masa.
-Los átomos de diferentes elementos se combinan para formar “átomos compuestos”.

Edumed - Departamento de Ciencias de la Salud - UNLaM 37


-Los cambios químicos son cambios en las combinaciones de los átomos entre sí, los
átomos no se crean ni se destruyen, los átomos que se combinan para formar un com-
puesto lo hacen siempre en la misma proporción, es decir que todos los “átomos com-
puestos” de una sustancia son iguales.
¿Por qué se considera a Dalton el padre de la teoría atómica, si 2000 años atrás los filó-
sofos griegos ya hablaban de átomos, y un siglo y medio antes, científicos como Boyle y
Newton ya habían usado la descripción corpuscular de la materia? Simplemente porque
ordenó y formuló claramente una serie de hipótesis sobre la naturaleza de los átomos
que señalaban la masa como una de sus propiedades fundamentales, y se preocupó por
probar tales ideas mediante experimentos cuantitativos.
Con esta teoría, se dieron los primeros pasos sobre el conocimiento de la estructura de
la materia, pero recién a fines del siglo XIX, comienza a desarrollarse la teoría atómica
moderna como se la conoce en nuestros días.
En 1834, Michael Faraday informó que el pasaje de corriente eléctrica a través de solu-
ciones acuosas producía cambios químicos. Cuarenta años después, G. Stoney indicó
que tales hechos se interpretaban postulando la existencia de unidades discretas de car-
ga eléctrica, sugiriendo para cada una de ellas el nombre de electrón. En 1879 Crookes
demostró que se desplazaban en línea recta y que efectivamente tenían carga eléctrica.
En1897, Thomson postula que tienen naturaleza corpuscular, es decir, un movimiento
claramente delimitado. En el año 1886, Goldstein describe las partículas positivas.
En base a todos estos datos, Thomson propuso, en 1904, un modelo según el cual el
átomo era una esfera con la carga positiva distribuida uniformemente y los electrones
distribuidos al azar, de manera que las cargas eléctricas se compensaran. Pocos años
después, Rutherford y colaboradores realizaron un interesante experimento a partir del
cual sugirieron que los átomos estaban compuestos por un núcleo central, en el que se
hallaban concentradas las cargas positivas y la masa del átomo.
El modelo hasta ahora descripto y sus principios se contradecían con la física clásica y
la evidencia. Fue, entonces, Niels Bohr quien solucionó este problema postulando un
nuevo modelo atómico.

El modelo atómico de Bohr

En el año 1913, Bohr propuso que la estructura del átomo de hidrógeno estaba formada
por un núcleo de carga positiva y un electrón girando alrededor de él en una órbita circular.
Los postulados establecidos por este científico fueron los siguientes:
El electrón puede moverse solo en determinadas órbitas,
caracterizadas por su radio.
Cuando el electrón se encuentra en dichas órbitas, el siste-
ma no absorbe ni emite energía (órbitas estacionarias).
Al suministrarle al átomo energía externa, el electrón pue-
de “excitarse” o pasar a un nivel de energía superior, corres-
pondiente a una órbita de mayor radio.
Durante la caída del electrón de un nivel de mayor energía
(más alejado del núcleo) a uno de menor energía (más cer-
ca del núcleo) se libera o emite energía.
Al pasar el electrón de un nivel a otro se absorbe o se libera un cuanto de energía cuyo
valor está relacionado con la frecuencia absorbida o emitida según: E: h.v, donde E es la
diferencia de energía entre los niveles considerados, h es la constante de Plank, mien-
tras v es la frecuencia. Sin embargo, este modelo seguía presentando falencias.

38
Modelo atómico moderno

Se puede resumir de la siguiente manera:


• Los átomos están constituidos por partículas subatómicas llamadas electrones, pro-
tones y neutrones.
• Los protones y los neutrones forman un cuerpo central, compacto, conocido como el
núcleo del átomo.
• Los electrones se distribuyen en el espacio como si fueran una nube alrededor del núcleo.

Este modelo recibe el nombre de átomo nuclear. Los protones y neutrones tienen aproxi-
madamente la misma masa, pero los protones tienen carga eléctrica positiva, mientras que
los neutrones son eléctricamente neutros. Un electrón tiene una masa mucho menor que la
de un protón (aproximadamente 2000 veces menor) y tiene una unidad de carga negativa.
Actualmente, para explicar el comportamiento de los electrones, se utiliza la mecánica on-
dulatoria. Este concepto significa que los electrones NO pueden localizarse con precisión
en un determinado espacio (principio de incertidumbre de Heisenberg). En 1926, Erwin
Schrödinger comenzó un importante capítulo en el campo de la física llamado Mecánica
Cuántica. Este físico propuso una ecuación matemática cuyo resultado fue un conjunto de
funciones matemáticas llamadas “funciones de onda orbital” (ψ) que describen el movi-
miento y el estado energético del electrón. El valor por el que ψ2 caracteriza la probabilidad
de encontrar un electrón en una cierta región del espacio. La misma es alta cerca del núcleo y
disminuye al aumentar la distancia con respecto al núcleo. Asociamos la denominación “or-
bital” a este “espacio”. Tenemos de esta manera una imagen distinta del electrón: en vez de
pensar en una pequeña partícula en movimiento claramente delimitado (átomo de Bohr),
podemos pensar en una partícula de la cual solo conocemos la probabilidad de encontrarla
en cada región del espacio, o bien en una niebla de distribución de carga negativa. De la re-
solución de la ecuación de Schrödinger, surgen valores conocidos como números cuánticos:
n es el número cuántico principal, que está relacionado con la energía asociada al electrón
y con el volumen o tamaño del orbital; l es el número cuántico azimutal, relacionado con la
forma del orbital, que esta designado con letras (s, p, d, f); y m, el número cuántico magné-
tico, relacionado con la orientación espacial. De las variantes combinatorias de estos surgen
los diferentes orbitales de los átomos.
La energía asociada a los electrones en los diferentes grupos de orbitales es distinta. Dicha
energía está relacionada fundamentalmente con el valor de n, pero influye además el valor
de l. Hay que destacar que la diferencia de energía entre los orbitales no es lineal conforme
uno se aleja del núcleo, si no que existen superposiciones entre los niveles de energía.
Además de los tres números cuánticos ya enumerados, fue necesario introducir otro
número cuántico s, llamado spin (por su habilidad de girar sobre sí mismo) para expli-
car completamente ciertos fenómenos atómicos.

Edumed - Departamento de Ciencias de la Salud - UNLaM 39


Cada electrón de un átomo está descripto por un conjunto de valores de los cuatro números
cuánticos, y cada conjunto está sujeto a una restricción expresada por el principio de exclu-
sión de Pauli: en un átomo no existen dos electrones cuyos conjuntos de números cuánticos
sean iguales. Expresado de otra manera seria, como máximo puede haber dos electrones por
orbital y con spines opuestos.
Es decir, cada electrón tiene un “nombre” que lo caracteriza. Al indicar con estos valores los
orbitales asociados a los diferentes electrones de un átomo estamos dando la configuración
electrónica del mismo.
Habiendo descripto al electrón pasamos a la constitución del núcleo que concentra casi toda
la masa del átomo, y está formado fundamentalmente por dos clases de partículas: proto-
nes (con carga positiva) y neutrones (carga igual a cero). De la cantidad de partículas que
contenga el núcleo se desprenden dos números que lo caracterizan: el número atómico (Z),
que indica la cantidad de protones en el núcleo de un átomo, y el número másico (A), que
es la suma del número de protones y neutrones en el núcleo de un átomo. Quien define a
un átomo como tal es la cantidad de protones que tiene en su núcleo, es decir su (Z). Así,
por ejemplo, el hidrógeno es hidrógeno porque tiene un Z igual a 1 (o sea un protón en su
núcleo), en tanto el cloro es cloro porque tiene en su núcleo 17 protones, es decir su Z es 17.

Indicamos estos números de la siguiente manera:

Los isótopos son átomos que pertenecen al mismo elemento químico (igual Z), pero
que tienen distinta masa debido a la diferente cantidad de neutrones en sus núcleos. Por
lo tanto, tienen el mismo número atómico pero distinto número másico. Los isótopos
de un elemento dado tienen el mismo número de electrones alrededor del núcleo. Se
los distingue dando el símbolo del elemento químico y su número másico correspon-
diente, como es el caso de 12C y 14C. A continuación se muestran los tres isótopos del
hidrógeno:

Dado que los isótopos de un mismo elemento poseen el mismo número de protones y
electrones, presentan idénticas propiedades químicas, pudiendo diferir en algunas pro-
piedades físicas. Para los ejemplos mencionados el 14C y el 3H son radiactivos.
La mayoría de los elementos químicos tienen más de un isótopo. En resumen, los isóto-
pos de un mismo elemento tienen igual “Z” y distinta “A”.

Recuerde que, por definición, “todos los átomos son neutros” por lo tanto el Z (ade-
más de indicarme los protones que posee un elemento químico) indica la cantidad de
electrones presentes en un átomo.

40
La tabla periódica de los elementos
La tabla periódica de los elementos es una disposición de los elementos químicos en forma
de tabla, ordenados por su número atómico (número de protones), por su configuración
electrónica y sus propiedades químicas. En la tabla periódica las hileras horizontales son
los períodos, mientras las columnas verticales son los grupos. El ordenamiento en la tabla
muestra tendencias periódicas, por ejemplo, elementos con comportamiento químico simi-
lar dentro del mismo grupo. A la fecha se conocen 118 elementos químicos.

Edumed - Departamento de Ciencias de la Salud - UNLaM 41


En la tabla periódica de los elementos, de acuerdo al grupo y por ende a sus propie-
dades químicas, cada grupo recibe un nombre particular.
En el extremo izquierdo de la tabla se encuentra el grupo I, elementos que se conocen
con el nombre de metales alcalinos. Luego siguen los metales del grupo II, o metales
alcalinotérreos.
El grupo VIII, en el extremo derecho de la tabla, está formado por los elementos que tie-
nen su último nivel energético con 8 electrones (octeto), una excepción es el He que tiene
2 electrones en su último nivel energético (dueto). Esta configuración es particularmente
estable y los elementos tienen muy poca reactividad química, de ahí que se llamen gases
nobles, inertes, o raros. Al lado de los gases nobles se encuentran los halógenos corres-
pondientes al grupo VII.
En la zona media de la tabla periódica, se encuentran los elementos de transición (Fe, Co,
Ni, Ru, Rh, Pd, Os, Ir, Pt, etc). Toman dicho nombre del papel que juegan como puente
entre los metales químicamente activos de los grupos I y II y los metales mucho menos
activos de los grupos III y IV.
El largo bloque que aparece debajo de la tabla principal consta de los metales de transición
interna.
En la tabla periódica además podemos observar una línea gruesa diagonal y escalona-
da que separa los elementos metálicos (hacia la izquierda) de los no metálicos (hacia
la derecha). Los elementos en torno a esta línea se consideran metaloides (propieda-
des intermedias entre metales y no metales).
Los metales tienen un brillo plateado, son buenos conductores de la corriente eléctrica y
del calor, y la mayor parte de ellos son maleables y dúctiles. Son sólidos a presión y tempe-
ratura ambiente, salvo el mercurio que es líquido. Los no metales, por el contrario, a pre-
sión y temperatura ambiente pueden ser gases, líquidos o sólidos blandos y quebradizos, y
son generalmente malos conductores del calor y de la corriente eléctrica.
En la tabla periódica, el elemento químico carbono (C), con un Z igual a 6, corres-
ponde con el grupo IV y el periodo 2. ¿Qué información nos brinda esto?
Tenemos que acomodar a los seis electrones del carbono en los correspondientes
orbitales respetando el principio de exclusión de Pauli. Como los orbitales a me-
dida que se alejan del núcleo aumentan su energía, entonces hay que completarlos
respetando un orden, primero el orbital 1S, luego el 2S, seguido por los orbitales P
(equivalentes entre ellos). Estamos dando la configuración electrónica del elemento
químico carbono. Podemos ver que los seis electrones del carbono se distribuyen de
la siguiente manera: dos electrones en el orbital 1S, dos electrones en el orbital 2S,
luego tenemos dos de los orbitales P con un electrón cada uno de ellos (la configu-
ración electrónica del carbono es por lo tanto 1s2 2s2 2p2).
Entonces ocupé dos niveles energéticos para acomodar a los seis electrones del car-
bono (de ahí que el carbono esté en el periodo 2). Ahora observando en la figura el
último nivel energético del carbono, allí encuentro cuatro electrones, que son los
electrones de valencia, los cuales participan de las reacciones químicas (de ahí que
el carbono esté en el grupo IV).
El grupo en la tabla periódica nos indica los electrones de valencia de un elemento
químico (son los electrones que participan en las reacciones químicas, es decir, los
electrones correspondientes al último nivel energético). Practique con la tabla pe-
riódica, ubique al flúor y al cloro, si bien el flúor tiene nueve electrones en total y el
cloro, diecisiete electrones en total, por estar ambos átomos en el mismo grupo (el
grupo VII), ambos elementos poseen siete electrones de valencia. Tómese el trabajo
de completar los orbitales correspondientes a estos átomos y verá que en ambos

42
casos quedan siete electrones en el último nivel energético. Los elementos perte-
necientes al mismo grupo tienen por lo general los mismos electrones de valencia.
Este hecho les confiere propiedades químicas semejantes.
El período me brinda información de la cantidad de niveles energéticos en los cuales se
distribuyen los electrones de dicho elemento químico. Observe en la figura que dos ele-
mentos como el litio y el flúor disponen ambos de dos niveles energéticos para acomodar
a sus tres y nueve electrones respectivamente (por lo tanto ambos elementos pertenecen
al período 2).
En la figura, también se muestran las configuraciones electrónicas de los gases no-
bles helio y neón. En su último nivel energético, el helio presenta dos electrones (la
configuración electrónica del helio es 1s2), mientras el neón presenta ocho electro-
nes (la configuración electrónica del neón es 1s2 2s2 2p6).
Como todos los elementos quieren tener la misma configuración electrónica del gas
noble más cercano, entonces entendemos que el hidrógeno necesita ganar un electrón,
mientras el litio necesita perder un electrón para ser electrónicamente como el helio.
De la misma manera, el carbono requiere ganar cuatro electrones, mientras el flúor
necesita solo un electrón para convertirse electrónicamente en el neón.

Edumed - Departamento de Ciencias de la Salud - UNLaM 43


Para los átomos la reactividad es el camino a seguir, teniendo como meta la no reactivi-
dad característica de los gases nobles. Entonces, los átomos se unen entre sí formando
moléculas. Analizando la molécula de metano (CH4), vemos que el objetivo primordial
del carbono es conseguir cuatro electrones (un electrón proveniente de cada átomo de
hidrógeno), mientras que cada uno de los cuatro hidrógenos quiere conseguir un elec-
trón del carbono. Por cuestiones que se discutirán a lo largo del capítulo, ninguno de
estos átomos consigue robarle el electrón a su vecino, más bien compartirán electrones,
siguiendo la regla del dueto (para el hidrógeno) y la regla del octeto (para el carbono).
En la molécula de metano (CH4), el carbono, además de conservar a sus seis electrones,
atrae al electrón de valencia de cada uno de los cuatro hidrógenos. Mientras, cada uno
de los hidrógenos, además de conservar su electrón, atrae a uno de los cuatro electrones
de valencia del carbono (no cualquiera de los seis electrones, solo los cuatro más exter-
nos, por esto se dice que son los que participan en las reacciones químicas). Por lo tanto,
los átomos se atraen recíprocamente, sin conseguir ninguno de ellos robarle el electrón
al vecino, esto es un enlace covalente (ver figura más adelante).

Para ser estrictos, cuando los átomos se unen formando moléculas, ya no hablamos de
orbitales atómicos, sino de orbitales moleculares (existe una extensa teoría de los orbita-
les moleculares que no se discutirá aquí porque excede el alcance del presente manual).
El átomo de carbono en su afán de conseguir estos benditos cuatro electrones formará
distintos tipos de moléculas; usualmente lo encontraremos unido a un solo átomo
(CO, monóxido de carbono) o a dos átomos (CO2, dióxido de carbono) o a tres áto-
mos (CH2O, formaldehído), incluso cuatro átomos como máximo (CH4, metano).
En una molécula que posee hidrógeno, el mismo siempre estará unido a un átomo,
intentado ser electrónicamente como el helio.

La regla del octeto nos dice que un gran número de elementos químicos quieren
tener en su último nivel energético ocho electrones (tal como sucede con la mayoría
de los gases nobles); expresado en otras palabras, los átomos quieren tener la misma
configuración electrónica que el gas noble más cercano.
En tanto, la regla del dueto nos dice que algunos elementos químicos (fundamental-
mente el hidrógeno y el litio) quieren tener en su último nivel energético dos electro-
nes, es decir, estos átomos quieren tener la misma configuración electrónica que el
gas noble helio.

Permítame comentarle lo discutido anteriormente, esta vez dándole un matiz artísti-


co y personal.

Existe un pequeño grupo de átomos estables (los del grupo VIII, los gases nobles).
El resto de los átomos de la tabla periódica se desespera por llegar a la estabilidad, es
decir, quieren convertirse en el gas noble más cercano. Para lograr tal cometido, ellos
deben cumplir tres objetivos: adquirir la misma cantidad de electrones, neutrones
y protones que el gas noble más cercano. ¡Lamentablemente, esto es imposible! (no
estoy teniendo en cuenta a las reacciones nucleares), pero los átomos no lo saben y
lo van a intentar. Deciden empezar por igualar la cantidad de electrones de las que
dispone el gas noble más cercano (es decir tener la misma configuración electrónica),
sólo algunos átomos lo consiguen, (es el caso de algunos iones), pero no podrán ad-
quirir ni neutrones ni protones.

44
Hasta ahora entonces, un grupo son los afortunados estables (gases nobles), otros áto-
mos consiguen al transformarse en iones ser electrónicamente como los gases nobles.
El resto de los elementos se tienen que conformar compartiendo electrones (uniones
covalentes, esenciales para la formación de moléculas), es decir, ni siquiera cumplen
con el primero de los tres requisitos en su camino de transformación al gas noble más
cercano. Sumándole dificultad a la transformación, las partículas subatómicas dentro
del núcleo son sagradas, ni entran ni salen de allí (¡Si lo sabrán los alquimistas que
durante siglos buscaban convertir madera en oro!) (Ojo, nuevamente no estoy tenien-
do en cuenta a las reacciones nucleares). Los átomos no saben que es imposible con-
vertirse en el gas noble más cercano, será por ello que no dejan de intentarlo, y en esa
insistencia se sustentan las moléculas inorgánicas y orgánicas, las macromoléculas, la
vida y todo lo que conocemos.

Los átomos no tienen un real interés en formar parte de la molécula de metano o la


molécula de glucosa o el preciado ATP, menos aún macromoléculas como las proteí-
nas o el ADN. Simplemente lo que desean los átomos es… SI, ¡acertó! ser como el gas
noble más cercano.

Para ir cerrando con la sección poética y volver a la realidad de las ciencias duras,
en las reacciones químicas convencionales, lo único que estudiamos son los electro-
nes. Se trata de que es lo que hacen los electrones, ¿Se transfieren o se comparten?,
al compartirse ¿Aporta un electrón cada átomo? o ¿Un solo átomo aporta el par de
electrones?.

Propiedades periódicas: Radio atómico, energía de ionización, energía de unión


electrónica.
Para luego entender las distintas uniones químicas y como suceden, procederemos a
analizar las diferentes propiedades de los elementos a lo largo de la tabla periódica.

Radio atómico
Definimos el radio atómico para un elemento X como la mitad de la distancia entre los
núcleos de los dos átomos de X cuando forman la unión X-X. Expresado de otra manera
sería, la distancia que existe entre el núcleo y el orbital más externo de un átomo. Por
medio del radio atómico, es posible determinar el tamaño de un átomo.
Podemos representar las variaciones del radio atómico a lo largo de la tabla por el si-
guiente esquema:

Edumed - Departamento de Ciencias de la Salud - UNLaM 45


Energía de ionización
Cuando a un átomo de hidrógeno se lo excita por una fuente externa de energía, su
electrón salta de su estado basal (fundamental) a niveles de energía superiores. Cuanto
mayor sea la energía que se le entrega, mayor será el nivel de energía al cual acceda
el electrón excitado. Ahora bien, si se le entrega la cantidad suficiente de energía este
electrón puede ser “arrancado”, separándolo de la influencia del núcleo central. A este
fenómeno se lo denomina ionización y es representado por:

Un átomo del elemento M en el estado gaseoso pierde un electrón y se forma la especie


M+ (ion monopositivo de M o catión monovalente), siendo el ion un átomo o grupo de
átomos cargado positivamente. En la reacción e- representa al electrón.

¿Por qué al quitar un electrón de un átomo nos queda un ión positivo o catión?
Un átomo tiene exactamente la misma cantidad de electrones que de protones, por lo
que es eléctricamente neutro. Si se elimina un electrón, la carga de los electrones restan-
tes ya no contrarresta toda la carga positiva del núcleo, por lo que se obtiene un catión
con una unidad de carga positiva global.
Denominamos energía de ionización a la energía que es necesario entregar a un átomo
gaseoso (aislado) en su estado fundamental para arrancar el electrón más débilmente
atraido y transformar al átomo en un ion monopositivo.
Cuando se le quita un electrón a un átomo se habla de primera ionización. Cuando se
le quita un segundo electrón hablamos de segunda ionización, y así sucesivamente. Esta
energía varía a lo largo de la tabla periódica de acuerdo al radio atómico de cada ele-
mento. Al aumentar Z en el grupo, el radio atómico aumenta. Los electrones externos,
más alejados del núcleo son menos atraídos por este y por lo tanto son más suscepti-
bles de ser arrancados. De esta manera, cuanto mayor es el radio atómico, menor es la
energía que se necesita para “arrancar” un electrón y menor es la energía de ionización.
Se puede resumir simplificadamente, si bien hay excepciones, en el siguiente esquema:

Energía de unión electrónica o afinidad electrónica


Se denomina Energía de Unión Electrónica (EUE) a la energía asociada al proceso de
agregar un electrón a un átomo gaseoso en el estado fundamental.

46
Generalmente, este proceso es exotérmico, es decir que libera energía. Cuanto mayor
sea la energía liberada, mayor será la estabilidad del ion formado (este ion tiene carga
negativa y se conoce como anión).
Recordemos, un átomo tiene exactamente la misma cantidad de electrones que de pro-
tones, por lo que es eléctricamente neutro. Si el átomo gana un electrón, la carga nega-
tiva de ese electrón extra no puede ser contrarrestada por la carga positiva del núcleo,
por lo que se obtiene un anión con una unidad de carga negativa global.
La variación en la tabla periódica se representa en el siguiente esquema:

Cuanto mayor es el Z, más favorecido está el ingreso de un electrón por la atracción nuclear.
Podemos observar entonces que los grupos I y II presentan baja energía de ioniza-
ción y baja afinidad electrónica. Los elementos pertenecientes a estos grupos pier-
den electrones y se convierten en cationes. Opuestamente, los elementos del grupo
VII, con alta energía de ionización y alta afinidad electrónica, ganan electrones con-
virtiéndose en aniones.

La consecuencia de la pérdida de electrones en los elementos de los grupos I y II, como así
también la ganancia de electrones por parte de los elementos del grupo VII, es la forma-
ción de iones. Interesantemente, estos iones adquieren la misma configuración electróni-
ca del gas noble más cercano, logrando de esta manera la tan ansiada estabilidad.

Uniones químicas
Una molécula es un conjunto de átomos, ya sean iguales o distintos, que se encuen-
tran unidos (siempre en una proporción determinada) mediante enlaces químicos. Una
molécula constituye la mínima porción de una sustancia que puede ser separada sin
que sus propiedades sean alteradas. Como ejemplos de moléculas formadas por átomos
idénticos tenemos, a la molécula de hidrógeno formada por dos átomos de hidrógeno
o la molécula de oxígeno, formada por dos átomos de oxígeno. Ejemplos de moléculas
formadas por átomos distintos son, el agua, formada por dos átomos de hidrógeno uni-
dos a un átomo de oxígeno, el metano formado por cuatro átomos de hidrógeno unidos
a un átomo de carbono, el amoniaco constituido por un átomo de nitrógeno unido a
tres átomos de hidrógeno, etc.
La fórmula molecular nos indica que átomos y cuántos de cada uno de ellos forman
parte de una molécula en cuestión. Es decir, nos brinda información cualitativa y cuan-
titativa. Volviendo a las moléculas citadas en el párrafo anterior: H2, O2, H2O, CH4 y
NH3, son las correspondientes formulas moleculares.
Definimos la unión química como una fuerza que actúa entre dos átomos o grupos de
átomos con intensidad suficiente como para mantenerlos juntos en una especie diferen-
te que tiene propiedades mesurables.
Lewis, en 1916, propuso que las uniones en los compuestos no iónicos se producían

Edumed - Departamento de Ciencias de la Salud - UNLaM 47


porque los electrones de dos átomos iguales o diferentes se compartían de a pares, de tal
manera que en lo posible se formen duetos y octetos estables.
Hoy sabemos que los átomos al combinarse ponen en juego sus electrones de valencia, y
de esta manera, los átomos tienden a adquirir la configuración electrónica que les de la
mayor estabilidad posible: la del gas noble más cercano. Como los gases nobles tienen
su último nivel energético con 8 electrones, se dice que los átomos tienden a completar
su octeto o siguen la “regla del octeto”.
Para el hidrógeno es diferente, ya que tiende a adquirir solo un electrón para tener dos
electrones en su último nivel energético, por lo que este cumple la “regla del dueto”
pareciéndose al helio (gas noble más cercano).
Lewis desarrolló una manera práctica para representar las uniones químicas, para esto
es necesario escribir el símbolo del elemento rodeado por los electrones de valencia in-
dicados con puntos, cruces, etc. En general, el número de electrones de valencia es igual
al número del grupo en la tabla periódica al que pertenece el átomo.

Para representar moléculas se colocan los átomos rodeados por sus electrones de valencia, y
los electrones compartidos indicados con puntos y cruces, para distinguir a quien corresponde
cada electrón. Para el caso del agua, la estructura de Lewis se expresa de la siguiente manera:

Cada par electrónico compartido representa una unión química, que también se puede
representar por una línea (fórmula desarrollada). En el ejemplo del agua, podemos de-
cir que existen 2 uniones químicas.

Clasificación de las uniones químicas


Denominamos electronegatividad (E) a la capacidad relativa que tiene un átomo para atraer
a los electrones de una unión química. Al no ser un valor absoluto, se le asigna el valor de 4 al
elemento más electronegativo que es el flúor y los demás valores se ajustan respecto de él. El
menos electronegativo o más electropositivo es el francio con un valor de 0.7. En los períodos
al aumentar Z (n° atómico= n° de protones) aumenta E. Mientras que en los grupos al disminuir
Z aumenta E. La electronegatividad de un elemento mide su tendencia a atraer electrones,
cuando está combinado con otro átomo. Si tengo dos átomos diferentes y uno de ellos tiene
más capacidad de atraer electrones hacía sí mismo, este átomo tiene mayor electronegatividad.

48
Ahora bien, teniendo en cuenta el concepto de electronegatividad, podemos entender
la existencia de diferentes tipos de uniones químicas, de acuerdo a la fuerza con que los
átomos atraen los electrones del enlace. Se pueden dar tres situaciones:

- Que los valores de electronegatividad de los átomos que intervienen en la unión sean
muy diferentes: ENLACE IÓNICO
- Que posean electronegatividad baja y similar: UNIÓN METÁLICA
- Que posean electronegatividad alta y similar: ENLACE COVALENTE

Enlace iónico
EL enlace iónico ocurre entre átomos cuya diferencia de electronegatividades es igual o
mayor a 1.7, y su característica esencial es que hay una transferencia completa de elec-
trones desde un átomo al otro con formación de cationes y aniones.
Un ion es un átomo o un grupo de átomos enlazados con carga eléctrica positiva (ca-
tión) o negativa (anión). Un átomo tiene exactamente la misma cantidad de electrones
que de protones, por lo que es eléctricamente neutro. Si se elimina un electrón, la carga
de los electrones restantes ya no contrarresta toda la carga positiva del núcleo, por lo
que se obtiene un catión con una unidad de carga positiva global. A la inversa, si se gana
un electrón se aumenta la carga negativa global del átomo y se obtiene un anión.
Típicamente, esta unión se establece entre un metal y un no metal (están en extremos
opuestos de la tabla, con lo cual, la diferencia de electronegatividad es igual o mayor a 1.7).
Generalmente, al darse la transferencia electrónica, ambos iones van a tener la configu-
ración electrónica del gas noble más cercano.
Estos átomos mantienen la unión justamente por las cargas opuestas que contienen y la
atracción que esto genera (esta atracción es de tipo electroestática). Además, las fuerzas
de atracción se extienden en todas las direcciones, por lo que cada ion va a estar ro-
deado de varios iones de carga opuesta. Esto hace que se forme una red tridimensional
ordenada regularmente, dando origen a estructuras cristalinas, siendo el ejemplo más
común el cloruro de sodio (NaCl) o sal de mesa.

Para dar la notación de Lewis de estos compuestos tomamos el ejemplo del fluoruro de litio:

Vemos la transferencia del electrón y la carga de cada ion especificada en la fórmula. En


la figura de la derecha se representa la transferencia del electrón de manera más gráfica.

Edumed - Departamento de Ciencias de la Salud - UNLaM 49


Unión metálica
Cuando se unen átomos que tienen electronegatividades bajas y similares, ninguno de
los dos atraerá con fuerza los electrones de la unión. Así los electrones externos se ha-
llan en un estado relativamente libre y queda una red cristalina de cationes, que se esta-
biliza por los electrones que la rodean.

Cu2+
- Cu2+
- Cu2+ - Cu2+

- - - - -
Cu2+ Cu2+ Cu2+ Cu2+ Cu2+
- - - - -
- - -
Cu2+ Cu2+ - Cu2+ Cu2+

Estos electrones no pertenecen a un átomo en particular, si no al cristal como un todo.


Este tipo de unión se denomina unión metálica. Esta unión es típica de los elementos
que son buenos conductores de la corriente eléctrica.

Enlace covalente
El enlace covalente se da entre átomos con electronegatividades altas y semejantes. En
las moléculas simples, ambos átomos tienen la misma electronegatividad, por lo que no
hay una transferencia de electrones de un átomo a otro para cumplir la regla del dueto
u octeto, si no que se comparten electrones.
Se pueden diferenciar dos maneras de compartir electrones:
- Enlace covalente común
- Enlace covalente dativo o coordinado

Enlace covalente común: es la unión química dada entre dos átomos en la cual el par elec-
trónico compartido está formado por un electrón proveniente de cada uno de los dos áto-
mos entre los que se produce la unión. Dos átomos pueden compartir uno, dos o hasta tres
pares de electrones, dando uniones covalentes simples, dobles o triples respectivamente.

50
Enlace covalente dativo o coordinado: se establece entre dos átomos en el que el par
electrónico compartido es aportado por uno de los dos átomos, que ya tiene completo su
octeto, pero cede un par de electrones desapareados para que el otro lo complete. En el
caso del ion amonio, el nitrógeno es el dador, para que el hidrógeno complete el dueto:

Estructuralmente no hay manera de distinguir un enlace covalente dativo de cualquier otro


enlace covalente simple. El enlace covalente dativo se representa por una flecha desde el
dador al aceptor. En las biomoléculas, el nitrógeno usualmente es quien puede participar de
esta unión. Este concepto, le servirá para entender el comportamiento buffer de los aminoá-
cidos y proteínas que vera más adelante en este manual.
De acuerdo a las electronegatividades de los átomos participantes de la unión, podemos
también clasificar a las uniones covalentes en dos grupos: polares y no polares.
En la unión covalente pura o no polar se comparten electrones entre átomos idénticos (di-
ferencia de electronegatividad igual a cero), o entre átomos cuya diferencia de electrone-
gatividad sea igual o menor a 0.4. En este tipo de unión, el par electrónico es compartido
igualmente por ambos átomos.
En la unión covalente polar, se comparten electrones entre los átomos involucrados en la
unión, pero debido a que la diferencia de electronegatividad entre éstos está entre 0.5 a 1.6, hay
cierto grado de transferencia electrónica. De esta manera, la nube electrónica se distorsiona,
quedando desplazada hacia el átomo más electronegativo. El/los átomos más electronegativos
adquieren fracción o densidad de carga negativa (δ-, densidad de carga negativa), mientras el/
los átomos menos electronegativos adquieren fracción o densidad de carga positiva (δ+).

Un elemento químico puede participar en más de un tipo de unión dependiendo del átomo
al que este unido. Tomemos el cloro (Cl) como ejemplo: en la unión Cl-Cl la diferencia de
electronegatividad es cero, por lo tanto, este enlace es covalente puro o no polar. En la molé-
cula de clorometano (ClCH3), la diferencia de electronegatividad entre Cl y C es 0.5, por lo
tanto este enlace se considera covalente polar. Finalmente, en el NaCl (sal de mesa) la dife-
rencia de electronegatividad entre el Cl y el Na es 2.1, por lo tanto, hablamos de unión iónica.

Edumed - Departamento de Ciencias de la Salud - UNLaM 51


Fuerzas intramoleculares e intermoleculares
Hasta el momento se habló de las fuerzas que mantienen unidos a los átomos para formar
moléculas. En el estado gaseoso, éstas se mantienen aisladas unas de otras, pero sabemos
que también se pueden encontrar en estado sólido o líquido, en formas condensadas, o en
estructuras más complejas que se van a ver más adelante en los próximos capítulos.
Existen fuerzas que mantienen unidas a las moléculas, a las que denominamos fuerzas
de van der Waals, las cuales son más débiles que las correspondientes a las uniones
covalentes y varían su intensidad conforme varía la temperatura.
Hay tres tipos de fuerzas de van der Waals:

- Fuerzas debidas a dipolos transitorios o fuerzas de London.


- Fuerzas debidas a dipolos permanentes o fuerzas dipolo-dipolo.
- Fuerzas debidas a dipolos permanentes-dipolo inducido.

Fuerzas de London: se dan entre todas las moléculas, debido a la polarización transito-
ria que genera el movimiento de electrones. En cuanto surge una débil fracción de carga
positiva en un extremo de una molécula, ésta induce una débil fracción de carga negativa
en la molécula más próxima, generándose un dipolo. En ese momento, se produce una
atracción por fracciones de cargas opuestas. Este tipo de fuerzas se encuentra por ejemplo,
en el seno de las bicapas lipídicas, y en el corazón hidrofóbico de las proteínas globulares.

Fuerzas dipolo-dipolo: atracción que se produce entre fracciones o densidades de carga


de signos opuestos. En este caso las fracciones de carga son permanentes.
Una fuerza dipolo-dipolo ampliamente distribuida en la naturaleza es el puente de hi-
drógeno, es una atracción electroestática entre un átomo electronegativo y un átomo de
hidrógeno unido covalentemente a otro átomo electronegativo.
Los átomos electronegativos que participan en esta atracción suelen ser: el flúor, el oxíge-
no, el nitrógeno y algunas veces el cloro.

52
El puente de hidrógeno es responsable de las propiedades únicas del agua. El puente de
hidrógeno no es exclusivo del agua, también lo encontramos estabilizando macromo-
léculas como las proteínas y ácidos nucleicos. Esta atracción electroestática puede ser
intracatenaria (estar en la misma molécula) o intercatenaria (presentarse entre molécu-
las distintas).

Fuerzas dipolo-dipolo inducido: son fuerzas de atracción que se producen cuando el


dipolo de una molécula polar induce un dipolo en una molécula no polar. El agua cuya
molécula es un dipolo produce una pequeña polarización en la molécula no polar de
oxígeno, la cual se transforma en un dipolo inducido. Esto hace que el O2 presente cier-
ta solubilidad en solventes polares como el agua.

Fuerza de las uniones químicas


La fuerza de las uniones químicas disminuye según la siguiente secuencia: enlace cova-
lente triple; covalente doble; covalente simple; unión iónica; carga y densidad de carga
de signo opuesto; densidades de cargas de signos opuestos. Observe que desde unión
iónica en adelante son todas atracciones electroestáticas (no uniones covalentes). La
fuerza de las atracciones electroestáticas viene dado por la ley de Coulomb:

Donde, F=fuerza; q=carga; r=distancia y K=constante de Coulomb


La fuerza de atracción electroestática es directamente proporcional al producto de las
cargas e inversamente proporcional a la distancia al cuadrado. Dicho de otra manera, a
mayor cantidad de cargas de signos opuestos y menor distancia de separación entre ellas,
mayor será la atracción (por ejemplo: iones de signos opuestos muy próximos). En tanto,
a menor cantidad de cargas de signos opuestos y mayor separación entre ellas, menor será
la atracción electroestática.
Recuerde, cargas o densidades de carga de signos opuestos se atraen, mientras cargas o
densidades de cargas del mismo signo (positivo-positivo, negativo-negativo) se repelen.

Edumed - Departamento de Ciencias de la Salud - UNLaM 53


Geometría molecular
La estructura de Lewis da una imagen de la localización de los átomos y como se rela-
cionan, pero no muestra la estructura tridimensional de las moléculas. Para esto, tene-
mos que tener en cuenta que las regiones de alta concentración de electrones se repelen
entre sí. Entonces los electrones de enlace y los solitarios se ubican lo más lejos posible
unos de otros.
En moléculas cuyo átomo central no tiene pares de electrones no apareados, se van a
adoptar formas simétricas con ángulos como los que se observan en la figura.

Cuando se estudia la forma de las moléculas con pares electrónicos sin compartir, ve-
mos que la situación es diferente, ya que éstos determinan la conformación espacial de
las mismas debido a que la fuerza repulsiva es mayor que la de los pares involucrados en
un enlace. De esta manera, los átomos están lo más lejos posible de los pares solitarios,
incluso a costa de acercarse a otros átomos. Es el caso de la molécula de agua, donde el
oxígeno tiene dos pares de electrones no compartidos que distorsionan el ángulo entre
los hidrógenos.

La geometría molecular depende en gran medida de los tipos de enlaces que se estable-
cen entre los átomos. Siempre en torno a un enlace covalente simple hay libre rotación
de los átomos comprometidos en la unión. Mientras, en torno a un enlace doble existe
un impedimento a la libre rotación. Esto implica que la molécula al menos en esa re-
gión presenta geometría plana. Este impedimento, es fundamental para comprender la
isomería geométrica “cis” y “trans” que se discute más adelante en este capítulo y que
volverá a ver en el capítulo de lípidos. También le permitirá entender las características
geométricas y el momento dipolar del enlace peptídico que estudiará en el capítulo de
aminoácidos, péptidos y proteínas.

54
Moléculas orgánicas e inorgánicas
Como ya vimos, una molécula está integrada por dos o más elementos iguales o di-
ferentes en una proporción determinada. Las moléculas se clasifican en orgánicas e
inorgánicas.
Los compuestos orgánicos son aquellos que contienen átomos de carbono unidos entre
sí, y también hidrógeno. En menor proporción pueden contener otros elementos como
el oxígeno, el nitrógeno, el fósforo y el azufre, entre otros. Los compuestos inorgánicos
son todos los demás, entre ellos el agua, el sulfato de calcio, el amoníaco, la sílice, el
ácido clorhídrico, etc. Además, algunos compuestos de carbono como el dióxido de
carbono y carbonatos son considerados inorgánicos.
Dentro de las moléculas orgánicas podemos encontrar a la familia más sencilla que
contiene solo carbono e hidrógeno, los hidrocarburos. El carbono debido a su gran ver-
satilidad puede formar una gran variedad de estructuras como cadenas, anillos y redes
de átomos.
A grandes rasgos, podemos dividir a los hidrocarburos en dos grupos, los alifáticos
y los aromáticos. En las moléculas alifáticas las cadenas hidrocarbonadas suelen ser
lineales, ramificadas o incluso cíclicas, mientras la gran característica de las moléculas
aromáticas es la presencia de por lo menos un anillo bencénico en su estructura.

Para representar las moléculas orgánicas se utilizan barras dispuestas en zigzag (recordan-
do la estructura tetraédrica del carbono unido a cuatro átomos). En cada vértice se en-
cuentra un carbono, que puede o no estar representado. Cada barra es un enlace covalente
simple, por lo que los dobles o triples enlaces se representan por dos o tres barras juntas.

Una molécula orgánica puede clasificarse como saturada o insaturada. Las saturadas contie-
nen en su estructura solo enlaces simples entre carbono y carbono, mientras que las insatu-
radas incluyen uno a más enlaces dobles o triples entre carbono y carbono.

Edumed - Departamento de Ciencias de la Salud - UNLaM 55


Grupos funcionales
Las propiedades químicas y por ende las reacciones de muchas moléculas son determi-
nadas por un pequeño grupo de átomos. Estos son los denominados grupos funcionales
y están unidos a las cadenas y anillos carbonados de los cuales ya hablamos. Los grupos
funcionales se clasifican en oxigenados (si tienen oxígeno en su estructura) y nitrogena-
dos (si en su estructura poseen nitrógeno).

Es muy importante que usted aprenda cuales son los principales grupos funcionales,
realmente no podrá avanzar en la comprensión de la química sin tener presente estos
conceptos. Teniendo claro a los grupos funcionales, usted podrá entender la estructura
y las propiedades físico-químicas de las moléculas, y luego con sacrificio y un poco de
suerte tal vez entienda la bioquímica. A continuación se citan solo algunos ejemplos de
grupos funcionales en moléculas de importancia biológica:

El grupo amino está presente en todos los aminoácidos y en algunos nucleótidos. El


grupo funcional alcohol está presente en todos los azúcares. Los dobles enlaces son
frecuentes en los fosfolípidos de membranas. El grupo funcional ácido (carboxilo) for-
ma parte de todos los aminoácidos, ácidos grasos, e innumerable cantidad de interme-
diarios metabólicos, etc. Los grupos funcionales aldehído y cetona (carbonilo) están
presente en azúcares (en su forma no ciclada), nucleótidos, etc. El grupo fosfoanhí-
drido está presente en nucleótidos como: el ATP, el CTP, el TTP, el GTP, el UTP y el
NADH, etc. El grupo funcional fosfodiéster está en nucleótidos cíclicos como el AMPc
y el GMPc, ácidos nucleicos y fosfolípidos.

En los triacilglicéridos encontramos al grupo éster (unión de un carboxilo con un al-


cohol con pérdida de agua). En un disacárido, los monosacáridos están unidos entre sí
mediante el grupo funcional éter (unión de dos alcoholes con pérdida de agua), más
adelante vera que recibe el nombre de unión o-glicosídica. El enlace peptídico que man-
tiene unido a dos aminoácidos no es ni más ni menos que el grupo funcional amida
(unión de un grupo carboxilo con un grupo amino con pérdida de agua).

Dichos grupos tienen un orden jerárquico de importancia, por el cual van a regir deter-
minadas propiedades en el compuesto del que formen parte. En la tabla a continuación
se muestran los grupos funcionales más relevantes.

56
Edumed - Departamento de Ciencias de la Salud - UNLaM 57
Isómeros
Si usted observa moléculas distintas con la misma fórmula molecular, entonces con cer-
teza está en presencia de isómeros. Existen distintos tipos de isomerías, a continuación se
desarrollan algunas de ellas. Los isómeros estructurales son moléculas formadas a partir
de los mismos átomos pero unidos de forma diferente entre sí. Por ejemplo, para la for-
mula molecular C4H10 podemos obtener dos compuestos.

Debido a sus diferentes conformaciones en el espacio tienen propiedades físico-quími-


cas algo diferentes. En los isómeros geométricos y ópticos los átomos están unidos a los
mismos vecinos pero su disposición espacial es diferente, por ejemplo, a lados opuestos
de un doble enlace, o arriba y debajo de un anillo en un cicloalcano. Se distinguen por
los prefijos “cis” (del mismo lado) y “trans” (del lado opuesto).

La isomeria óptica se da cuando dos moléculas son imágenes especulares, no super-


ponibles una de la otra (par de enantiómeros). Se presenta siempre que un átomo de
carbono este unido a cuatro átomos o grupos de átomos distintos. Un carbono unido
a cuatro sustituyentes distintos, se conoce como carbono quiral o asimétrico. Los isó-
meros ópticos poseen propiedades químicas iguales, excepto si reaccionan con otras
moléculas quirales (por ejemplo, nuestras enzimas). Como ejemplos de moléculas con
este tipo de isomeria, tenemos a la mayor parte de los aminoácidos, veamos los enan-
tiomeros de la Alanina en la siguiente figura.

58
Este tipo de isomería es responsable de las distintas actividades de los fármacos, o sus
reacciones adversas. De las dos formas enantioméricas del ibuprofeno, sólo la denomi-
nada S es la que tiene actividad farmacológica, mientras que el enantiómero R-ibupro-
feno no tiene actividad antiinflamatoria en absoluto.

A principios de 1960, la producción de medicamentos se vio duramente afectada por la


tragedia de la talidomida. Esta droga fue administrada como mezcla racémica para tratar
las náuseas durante los primeros meses del embarazo. Sólo el R-enantiómero es activo,
mientras que el S-enántiomero produce serias malformaciones en bebes recién nacidos.

Algo para tener en cuenta, en los seres vivos, los aminoácidos tienen la conforma-
ción L, mientras los azúcares tienen la conformación D, las insaturaciones en los
ácidos grasos son todas del tipo cis.

Reacciones químicas
Una reacción química, también llamada cambio químico o fenómeno químico, es todo pro-
ceso termodinámico en el cual una o más sustancias (llamadas reactivos), se transforman,
cambiando su estructura molecular y sus enlaces, en otras sustancias llamadas productos.
Una reacción química irreversible se simboliza con una flecha, como se muestra a con-
tinuación:

Mientras para una reacción química reversible se utilizan dos flechas en sentidos
opuestos, tal como se muestra a continuación:

Al especificar los reactivos y productos estamos dando la estequiometría de la reac-


ción, indicando las proporciones en que cada uno reacciona.

Como en una reacción química convencional, los átomos no se crean ni se destru-


yen, a cada lado de la/las flechas debe haber el mismo número de átomos. De la mis-
ma manera, a ambos lados de la/las flechas la sumatoria de las cargas debe ser igual.

En las reacciones irreversibles los productos una vez formados jamás volverán a ser
reactivos. Mientras en las reacciones reversibles, los reactivos se transforman en pro-
ductos y viceversa. En una reacción reversible, el equilibrio químico se puede desplazar
en el sentido que uno desee, por ejemplo, para garantizar la formación de más producto
se adiciona reactivo y/o se retira producto.

Edumed - Departamento de Ciencias de la Salud - UNLaM 59


Tipos de reacciones químicas
De acuerdo a las características de cada tipo de reacción, se las puede clasificar al menos en
tres tipos:
- Reacción de precipitación: implica la formación de un sólido insoluble a partir de solu-
ciones de electrólitos.
- Reacción de neutralización, o ácido-base: implica la transferencia de un protón.
- Reacción redox, o de óxido-reducción: implica un cambio en el número de oxidación
(transferencia de electrones).

A lo largo de los capítulos se verán estas reacciones, pero a continuación vamos a desarrollar
brevemente las reacciones de tipo redox.

Reacciones redox
Un gran número de reacciones químicas involucra procesos en los que uno o más átomos
ceden electrones a uno o más átomos que los aceptan. Estas reacciones se denominan reac-
ciones de óxido-reducción. Definimos:

Oxidación: proceso por el cual una sustancia pierde electrones


Reducción: proceso por el cual una sustancia gana electrones

En la reacción entre el bromo y el potasio:

El potasio ha perdido electrones, por lo que se ha oxidado, mientras que el bromo ha


ganado electrones, por lo que se ha reducido.
Es muy importante tener en cuenta que siempre que un compuesto se oxide, indefectible-
mente otro se tiene que reducir, y viceversa. Son dos procesos dependientes el uno del otro.
Cada átomo, según su ubicación en la tabla y los electrones de valencia, va a tener un
número de oxidación asignado en un compuesto. Es la carga que se le asigna a dicho
átomo en relación con los demás átomos que conforman la molécula.
Para asignar un número de oxidación a un elemento, se empieza con dos reglas muy
simples:
- El número de oxidación de un elemento que no está combinado con ningún otro ele-
mento es cero.
- La suma de los números de oxidación de todos los átomos de una especie es igual a su
carga total.
Dicho número de oxidación está especificado para cada elemento en la tabla periódica.
Para algunos es fácil designarlo porque solo tienen uno, pero hay otros que poseen va-
rios y la designación de uno en particular se rige por reglas que exceden el objetivo del
presente manual, pero que están influenciadas por el contexto molecular en que se en-
cuentra el átomo en cuestión. Teniendo en
cuenta los números de oxidación podemos
decir que, proceso de oxidación es aquel en
el que el número de oxidación del elemento
considerado aumenta. Proceso de reduc-
ción es aquel en el que el número de oxida-
ción del elemento considerado disminuye.

60

También podría gustarte