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Objetivos de aprendizaje
Al finalizar la lectura del siguiente capítulo, el estudiante será capaz de:
• Comprender el “Modelo atómico moderno” y cuál es el significado de configuración
electrónica y números atómicos.
• Describir qué son los isótopos.
• Comprender que información nos brinda la tabla periódica de los elementos.
• Realizar un cuadro comparativo entre los diferentes tipos de uniones químicas.
• Comprender las reglas del dueto y del octeto.
• Entender las diferentes fuerzas de Van der Waals.
• Identificar los diferentes grupos funcionales.
• Comprender el concepto de isómeros.
• Describir a qué se denominan reacciones de óxido reducción (redox).
Hoy sabemos que el átomo (del griego a, "sin"; tómos, "partes") es la unidad constituyente
más pequeña de la materia que mantiene las propiedades de un elemento químico.
Sin embargo hasta llegar a esta definición sucedieron años de historia científica que repa-
saremos brevemente a continuación.
La relación entre los conceptos elemento químico y átomo fue propuesta por el químico
John Dalton, en su tratado “Nuevo sistema de la filosofía química”, publicado entre 1808
y 1810. Dalton tomó una serie de evidencias experimentales conocidas en su época y las
explicó a través de las siguientes hipótesis:
-La materia es discontinua; está formada por átomos que son partículas indivisibles.
-Todos los átomos de un mismo elemento son iguales, tienen la misma masa; los áto-
mos de diferentes elementos difieren en su masa.
-Los átomos de diferentes elementos se combinan para formar “átomos compuestos”.
En el año 1913, Bohr propuso que la estructura del átomo de hidrógeno estaba formada
por un núcleo de carga positiva y un electrón girando alrededor de él en una órbita circular.
Los postulados establecidos por este científico fueron los siguientes:
El electrón puede moverse solo en determinadas órbitas,
caracterizadas por su radio.
Cuando el electrón se encuentra en dichas órbitas, el siste-
ma no absorbe ni emite energía (órbitas estacionarias).
Al suministrarle al átomo energía externa, el electrón pue-
de “excitarse” o pasar a un nivel de energía superior, corres-
pondiente a una órbita de mayor radio.
Durante la caída del electrón de un nivel de mayor energía
(más alejado del núcleo) a uno de menor energía (más cer-
ca del núcleo) se libera o emite energía.
Al pasar el electrón de un nivel a otro se absorbe o se libera un cuanto de energía cuyo
valor está relacionado con la frecuencia absorbida o emitida según: E: h.v, donde E es la
diferencia de energía entre los niveles considerados, h es la constante de Plank, mien-
tras v es la frecuencia. Sin embargo, este modelo seguía presentando falencias.
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Modelo atómico moderno
Este modelo recibe el nombre de átomo nuclear. Los protones y neutrones tienen aproxi-
madamente la misma masa, pero los protones tienen carga eléctrica positiva, mientras que
los neutrones son eléctricamente neutros. Un electrón tiene una masa mucho menor que la
de un protón (aproximadamente 2000 veces menor) y tiene una unidad de carga negativa.
Actualmente, para explicar el comportamiento de los electrones, se utiliza la mecánica on-
dulatoria. Este concepto significa que los electrones NO pueden localizarse con precisión
en un determinado espacio (principio de incertidumbre de Heisenberg). En 1926, Erwin
Schrödinger comenzó un importante capítulo en el campo de la física llamado Mecánica
Cuántica. Este físico propuso una ecuación matemática cuyo resultado fue un conjunto de
funciones matemáticas llamadas “funciones de onda orbital” (ψ) que describen el movi-
miento y el estado energético del electrón. El valor por el que ψ2 caracteriza la probabilidad
de encontrar un electrón en una cierta región del espacio. La misma es alta cerca del núcleo y
disminuye al aumentar la distancia con respecto al núcleo. Asociamos la denominación “or-
bital” a este “espacio”. Tenemos de esta manera una imagen distinta del electrón: en vez de
pensar en una pequeña partícula en movimiento claramente delimitado (átomo de Bohr),
podemos pensar en una partícula de la cual solo conocemos la probabilidad de encontrarla
en cada región del espacio, o bien en una niebla de distribución de carga negativa. De la re-
solución de la ecuación de Schrödinger, surgen valores conocidos como números cuánticos:
n es el número cuántico principal, que está relacionado con la energía asociada al electrón
y con el volumen o tamaño del orbital; l es el número cuántico azimutal, relacionado con la
forma del orbital, que esta designado con letras (s, p, d, f); y m, el número cuántico magné-
tico, relacionado con la orientación espacial. De las variantes combinatorias de estos surgen
los diferentes orbitales de los átomos.
La energía asociada a los electrones en los diferentes grupos de orbitales es distinta. Dicha
energía está relacionada fundamentalmente con el valor de n, pero influye además el valor
de l. Hay que destacar que la diferencia de energía entre los orbitales no es lineal conforme
uno se aleja del núcleo, si no que existen superposiciones entre los niveles de energía.
Además de los tres números cuánticos ya enumerados, fue necesario introducir otro
número cuántico s, llamado spin (por su habilidad de girar sobre sí mismo) para expli-
car completamente ciertos fenómenos atómicos.
Los isótopos son átomos que pertenecen al mismo elemento químico (igual Z), pero
que tienen distinta masa debido a la diferente cantidad de neutrones en sus núcleos. Por
lo tanto, tienen el mismo número atómico pero distinto número másico. Los isótopos
de un elemento dado tienen el mismo número de electrones alrededor del núcleo. Se
los distingue dando el símbolo del elemento químico y su número másico correspon-
diente, como es el caso de 12C y 14C. A continuación se muestran los tres isótopos del
hidrógeno:
Dado que los isótopos de un mismo elemento poseen el mismo número de protones y
electrones, presentan idénticas propiedades químicas, pudiendo diferir en algunas pro-
piedades físicas. Para los ejemplos mencionados el 14C y el 3H son radiactivos.
La mayoría de los elementos químicos tienen más de un isótopo. En resumen, los isóto-
pos de un mismo elemento tienen igual “Z” y distinta “A”.
Recuerde que, por definición, “todos los átomos son neutros” por lo tanto el Z (ade-
más de indicarme los protones que posee un elemento químico) indica la cantidad de
electrones presentes en un átomo.
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La tabla periódica de los elementos
La tabla periódica de los elementos es una disposición de los elementos químicos en forma
de tabla, ordenados por su número atómico (número de protones), por su configuración
electrónica y sus propiedades químicas. En la tabla periódica las hileras horizontales son
los períodos, mientras las columnas verticales son los grupos. El ordenamiento en la tabla
muestra tendencias periódicas, por ejemplo, elementos con comportamiento químico simi-
lar dentro del mismo grupo. A la fecha se conocen 118 elementos químicos.
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casos quedan siete electrones en el último nivel energético. Los elementos perte-
necientes al mismo grupo tienen por lo general los mismos electrones de valencia.
Este hecho les confiere propiedades químicas semejantes.
El período me brinda información de la cantidad de niveles energéticos en los cuales se
distribuyen los electrones de dicho elemento químico. Observe en la figura que dos ele-
mentos como el litio y el flúor disponen ambos de dos niveles energéticos para acomodar
a sus tres y nueve electrones respectivamente (por lo tanto ambos elementos pertenecen
al período 2).
En la figura, también se muestran las configuraciones electrónicas de los gases no-
bles helio y neón. En su último nivel energético, el helio presenta dos electrones (la
configuración electrónica del helio es 1s2), mientras el neón presenta ocho electro-
nes (la configuración electrónica del neón es 1s2 2s2 2p6).
Como todos los elementos quieren tener la misma configuración electrónica del gas
noble más cercano, entonces entendemos que el hidrógeno necesita ganar un electrón,
mientras el litio necesita perder un electrón para ser electrónicamente como el helio.
De la misma manera, el carbono requiere ganar cuatro electrones, mientras el flúor
necesita solo un electrón para convertirse electrónicamente en el neón.
Para ser estrictos, cuando los átomos se unen formando moléculas, ya no hablamos de
orbitales atómicos, sino de orbitales moleculares (existe una extensa teoría de los orbita-
les moleculares que no se discutirá aquí porque excede el alcance del presente manual).
El átomo de carbono en su afán de conseguir estos benditos cuatro electrones formará
distintos tipos de moléculas; usualmente lo encontraremos unido a un solo átomo
(CO, monóxido de carbono) o a dos átomos (CO2, dióxido de carbono) o a tres áto-
mos (CH2O, formaldehído), incluso cuatro átomos como máximo (CH4, metano).
En una molécula que posee hidrógeno, el mismo siempre estará unido a un átomo,
intentado ser electrónicamente como el helio.
La regla del octeto nos dice que un gran número de elementos químicos quieren
tener en su último nivel energético ocho electrones (tal como sucede con la mayoría
de los gases nobles); expresado en otras palabras, los átomos quieren tener la misma
configuración electrónica que el gas noble más cercano.
En tanto, la regla del dueto nos dice que algunos elementos químicos (fundamental-
mente el hidrógeno y el litio) quieren tener en su último nivel energético dos electro-
nes, es decir, estos átomos quieren tener la misma configuración electrónica que el
gas noble helio.
Existe un pequeño grupo de átomos estables (los del grupo VIII, los gases nobles).
El resto de los átomos de la tabla periódica se desespera por llegar a la estabilidad, es
decir, quieren convertirse en el gas noble más cercano. Para lograr tal cometido, ellos
deben cumplir tres objetivos: adquirir la misma cantidad de electrones, neutrones
y protones que el gas noble más cercano. ¡Lamentablemente, esto es imposible! (no
estoy teniendo en cuenta a las reacciones nucleares), pero los átomos no lo saben y
lo van a intentar. Deciden empezar por igualar la cantidad de electrones de las que
dispone el gas noble más cercano (es decir tener la misma configuración electrónica),
sólo algunos átomos lo consiguen, (es el caso de algunos iones), pero no podrán ad-
quirir ni neutrones ni protones.
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Hasta ahora entonces, un grupo son los afortunados estables (gases nobles), otros áto-
mos consiguen al transformarse en iones ser electrónicamente como los gases nobles.
El resto de los elementos se tienen que conformar compartiendo electrones (uniones
covalentes, esenciales para la formación de moléculas), es decir, ni siquiera cumplen
con el primero de los tres requisitos en su camino de transformación al gas noble más
cercano. Sumándole dificultad a la transformación, las partículas subatómicas dentro
del núcleo son sagradas, ni entran ni salen de allí (¡Si lo sabrán los alquimistas que
durante siglos buscaban convertir madera en oro!) (Ojo, nuevamente no estoy tenien-
do en cuenta a las reacciones nucleares). Los átomos no saben que es imposible con-
vertirse en el gas noble más cercano, será por ello que no dejan de intentarlo, y en esa
insistencia se sustentan las moléculas inorgánicas y orgánicas, las macromoléculas, la
vida y todo lo que conocemos.
Para ir cerrando con la sección poética y volver a la realidad de las ciencias duras,
en las reacciones químicas convencionales, lo único que estudiamos son los electro-
nes. Se trata de que es lo que hacen los electrones, ¿Se transfieren o se comparten?,
al compartirse ¿Aporta un electrón cada átomo? o ¿Un solo átomo aporta el par de
electrones?.
Radio atómico
Definimos el radio atómico para un elemento X como la mitad de la distancia entre los
núcleos de los dos átomos de X cuando forman la unión X-X. Expresado de otra manera
sería, la distancia que existe entre el núcleo y el orbital más externo de un átomo. Por
medio del radio atómico, es posible determinar el tamaño de un átomo.
Podemos representar las variaciones del radio atómico a lo largo de la tabla por el si-
guiente esquema:
¿Por qué al quitar un electrón de un átomo nos queda un ión positivo o catión?
Un átomo tiene exactamente la misma cantidad de electrones que de protones, por lo
que es eléctricamente neutro. Si se elimina un electrón, la carga de los electrones restan-
tes ya no contrarresta toda la carga positiva del núcleo, por lo que se obtiene un catión
con una unidad de carga positiva global.
Denominamos energía de ionización a la energía que es necesario entregar a un átomo
gaseoso (aislado) en su estado fundamental para arrancar el electrón más débilmente
atraido y transformar al átomo en un ion monopositivo.
Cuando se le quita un electrón a un átomo se habla de primera ionización. Cuando se
le quita un segundo electrón hablamos de segunda ionización, y así sucesivamente. Esta
energía varía a lo largo de la tabla periódica de acuerdo al radio atómico de cada ele-
mento. Al aumentar Z en el grupo, el radio atómico aumenta. Los electrones externos,
más alejados del núcleo son menos atraídos por este y por lo tanto son más suscepti-
bles de ser arrancados. De esta manera, cuanto mayor es el radio atómico, menor es la
energía que se necesita para “arrancar” un electrón y menor es la energía de ionización.
Se puede resumir simplificadamente, si bien hay excepciones, en el siguiente esquema:
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Generalmente, este proceso es exotérmico, es decir que libera energía. Cuanto mayor
sea la energía liberada, mayor será la estabilidad del ion formado (este ion tiene carga
negativa y se conoce como anión).
Recordemos, un átomo tiene exactamente la misma cantidad de electrones que de pro-
tones, por lo que es eléctricamente neutro. Si el átomo gana un electrón, la carga nega-
tiva de ese electrón extra no puede ser contrarrestada por la carga positiva del núcleo,
por lo que se obtiene un anión con una unidad de carga negativa global.
La variación en la tabla periódica se representa en el siguiente esquema:
Cuanto mayor es el Z, más favorecido está el ingreso de un electrón por la atracción nuclear.
Podemos observar entonces que los grupos I y II presentan baja energía de ioniza-
ción y baja afinidad electrónica. Los elementos pertenecientes a estos grupos pier-
den electrones y se convierten en cationes. Opuestamente, los elementos del grupo
VII, con alta energía de ionización y alta afinidad electrónica, ganan electrones con-
virtiéndose en aniones.
La consecuencia de la pérdida de electrones en los elementos de los grupos I y II, como así
también la ganancia de electrones por parte de los elementos del grupo VII, es la forma-
ción de iones. Interesantemente, estos iones adquieren la misma configuración electróni-
ca del gas noble más cercano, logrando de esta manera la tan ansiada estabilidad.
Uniones químicas
Una molécula es un conjunto de átomos, ya sean iguales o distintos, que se encuen-
tran unidos (siempre en una proporción determinada) mediante enlaces químicos. Una
molécula constituye la mínima porción de una sustancia que puede ser separada sin
que sus propiedades sean alteradas. Como ejemplos de moléculas formadas por átomos
idénticos tenemos, a la molécula de hidrógeno formada por dos átomos de hidrógeno
o la molécula de oxígeno, formada por dos átomos de oxígeno. Ejemplos de moléculas
formadas por átomos distintos son, el agua, formada por dos átomos de hidrógeno uni-
dos a un átomo de oxígeno, el metano formado por cuatro átomos de hidrógeno unidos
a un átomo de carbono, el amoniaco constituido por un átomo de nitrógeno unido a
tres átomos de hidrógeno, etc.
La fórmula molecular nos indica que átomos y cuántos de cada uno de ellos forman
parte de una molécula en cuestión. Es decir, nos brinda información cualitativa y cuan-
titativa. Volviendo a las moléculas citadas en el párrafo anterior: H2, O2, H2O, CH4 y
NH3, son las correspondientes formulas moleculares.
Definimos la unión química como una fuerza que actúa entre dos átomos o grupos de
átomos con intensidad suficiente como para mantenerlos juntos en una especie diferen-
te que tiene propiedades mesurables.
Lewis, en 1916, propuso que las uniones en los compuestos no iónicos se producían
Para representar moléculas se colocan los átomos rodeados por sus electrones de valencia, y
los electrones compartidos indicados con puntos y cruces, para distinguir a quien corresponde
cada electrón. Para el caso del agua, la estructura de Lewis se expresa de la siguiente manera:
Cada par electrónico compartido representa una unión química, que también se puede
representar por una línea (fórmula desarrollada). En el ejemplo del agua, podemos de-
cir que existen 2 uniones químicas.
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Ahora bien, teniendo en cuenta el concepto de electronegatividad, podemos entender
la existencia de diferentes tipos de uniones químicas, de acuerdo a la fuerza con que los
átomos atraen los electrones del enlace. Se pueden dar tres situaciones:
- Que los valores de electronegatividad de los átomos que intervienen en la unión sean
muy diferentes: ENLACE IÓNICO
- Que posean electronegatividad baja y similar: UNIÓN METÁLICA
- Que posean electronegatividad alta y similar: ENLACE COVALENTE
Enlace iónico
EL enlace iónico ocurre entre átomos cuya diferencia de electronegatividades es igual o
mayor a 1.7, y su característica esencial es que hay una transferencia completa de elec-
trones desde un átomo al otro con formación de cationes y aniones.
Un ion es un átomo o un grupo de átomos enlazados con carga eléctrica positiva (ca-
tión) o negativa (anión). Un átomo tiene exactamente la misma cantidad de electrones
que de protones, por lo que es eléctricamente neutro. Si se elimina un electrón, la carga
de los electrones restantes ya no contrarresta toda la carga positiva del núcleo, por lo
que se obtiene un catión con una unidad de carga positiva global. A la inversa, si se gana
un electrón se aumenta la carga negativa global del átomo y se obtiene un anión.
Típicamente, esta unión se establece entre un metal y un no metal (están en extremos
opuestos de la tabla, con lo cual, la diferencia de electronegatividad es igual o mayor a 1.7).
Generalmente, al darse la transferencia electrónica, ambos iones van a tener la configu-
ración electrónica del gas noble más cercano.
Estos átomos mantienen la unión justamente por las cargas opuestas que contienen y la
atracción que esto genera (esta atracción es de tipo electroestática). Además, las fuerzas
de atracción se extienden en todas las direcciones, por lo que cada ion va a estar ro-
deado de varios iones de carga opuesta. Esto hace que se forme una red tridimensional
ordenada regularmente, dando origen a estructuras cristalinas, siendo el ejemplo más
común el cloruro de sodio (NaCl) o sal de mesa.
Para dar la notación de Lewis de estos compuestos tomamos el ejemplo del fluoruro de litio:
Cu2+
- Cu2+
- Cu2+ - Cu2+
- - - - -
Cu2+ Cu2+ Cu2+ Cu2+ Cu2+
- - - - -
- - -
Cu2+ Cu2+ - Cu2+ Cu2+
Enlace covalente
El enlace covalente se da entre átomos con electronegatividades altas y semejantes. En
las moléculas simples, ambos átomos tienen la misma electronegatividad, por lo que no
hay una transferencia de electrones de un átomo a otro para cumplir la regla del dueto
u octeto, si no que se comparten electrones.
Se pueden diferenciar dos maneras de compartir electrones:
- Enlace covalente común
- Enlace covalente dativo o coordinado
Enlace covalente común: es la unión química dada entre dos átomos en la cual el par elec-
trónico compartido está formado por un electrón proveniente de cada uno de los dos áto-
mos entre los que se produce la unión. Dos átomos pueden compartir uno, dos o hasta tres
pares de electrones, dando uniones covalentes simples, dobles o triples respectivamente.
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Enlace covalente dativo o coordinado: se establece entre dos átomos en el que el par
electrónico compartido es aportado por uno de los dos átomos, que ya tiene completo su
octeto, pero cede un par de electrones desapareados para que el otro lo complete. En el
caso del ion amonio, el nitrógeno es el dador, para que el hidrógeno complete el dueto:
Un elemento químico puede participar en más de un tipo de unión dependiendo del átomo
al que este unido. Tomemos el cloro (Cl) como ejemplo: en la unión Cl-Cl la diferencia de
electronegatividad es cero, por lo tanto, este enlace es covalente puro o no polar. En la molé-
cula de clorometano (ClCH3), la diferencia de electronegatividad entre Cl y C es 0.5, por lo
tanto este enlace se considera covalente polar. Finalmente, en el NaCl (sal de mesa) la dife-
rencia de electronegatividad entre el Cl y el Na es 2.1, por lo tanto, hablamos de unión iónica.
Fuerzas de London: se dan entre todas las moléculas, debido a la polarización transito-
ria que genera el movimiento de electrones. En cuanto surge una débil fracción de carga
positiva en un extremo de una molécula, ésta induce una débil fracción de carga negativa
en la molécula más próxima, generándose un dipolo. En ese momento, se produce una
atracción por fracciones de cargas opuestas. Este tipo de fuerzas se encuentra por ejemplo,
en el seno de las bicapas lipídicas, y en el corazón hidrofóbico de las proteínas globulares.
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El puente de hidrógeno es responsable de las propiedades únicas del agua. El puente de
hidrógeno no es exclusivo del agua, también lo encontramos estabilizando macromo-
léculas como las proteínas y ácidos nucleicos. Esta atracción electroestática puede ser
intracatenaria (estar en la misma molécula) o intercatenaria (presentarse entre molécu-
las distintas).
Cuando se estudia la forma de las moléculas con pares electrónicos sin compartir, ve-
mos que la situación es diferente, ya que éstos determinan la conformación espacial de
las mismas debido a que la fuerza repulsiva es mayor que la de los pares involucrados en
un enlace. De esta manera, los átomos están lo más lejos posible de los pares solitarios,
incluso a costa de acercarse a otros átomos. Es el caso de la molécula de agua, donde el
oxígeno tiene dos pares de electrones no compartidos que distorsionan el ángulo entre
los hidrógenos.
La geometría molecular depende en gran medida de los tipos de enlaces que se estable-
cen entre los átomos. Siempre en torno a un enlace covalente simple hay libre rotación
de los átomos comprometidos en la unión. Mientras, en torno a un enlace doble existe
un impedimento a la libre rotación. Esto implica que la molécula al menos en esa re-
gión presenta geometría plana. Este impedimento, es fundamental para comprender la
isomería geométrica “cis” y “trans” que se discute más adelante en este capítulo y que
volverá a ver en el capítulo de lípidos. También le permitirá entender las características
geométricas y el momento dipolar del enlace peptídico que estudiará en el capítulo de
aminoácidos, péptidos y proteínas.
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Moléculas orgánicas e inorgánicas
Como ya vimos, una molécula está integrada por dos o más elementos iguales o di-
ferentes en una proporción determinada. Las moléculas se clasifican en orgánicas e
inorgánicas.
Los compuestos orgánicos son aquellos que contienen átomos de carbono unidos entre
sí, y también hidrógeno. En menor proporción pueden contener otros elementos como
el oxígeno, el nitrógeno, el fósforo y el azufre, entre otros. Los compuestos inorgánicos
son todos los demás, entre ellos el agua, el sulfato de calcio, el amoníaco, la sílice, el
ácido clorhídrico, etc. Además, algunos compuestos de carbono como el dióxido de
carbono y carbonatos son considerados inorgánicos.
Dentro de las moléculas orgánicas podemos encontrar a la familia más sencilla que
contiene solo carbono e hidrógeno, los hidrocarburos. El carbono debido a su gran ver-
satilidad puede formar una gran variedad de estructuras como cadenas, anillos y redes
de átomos.
A grandes rasgos, podemos dividir a los hidrocarburos en dos grupos, los alifáticos
y los aromáticos. En las moléculas alifáticas las cadenas hidrocarbonadas suelen ser
lineales, ramificadas o incluso cíclicas, mientras la gran característica de las moléculas
aromáticas es la presencia de por lo menos un anillo bencénico en su estructura.
Para representar las moléculas orgánicas se utilizan barras dispuestas en zigzag (recordan-
do la estructura tetraédrica del carbono unido a cuatro átomos). En cada vértice se en-
cuentra un carbono, que puede o no estar representado. Cada barra es un enlace covalente
simple, por lo que los dobles o triples enlaces se representan por dos o tres barras juntas.
Una molécula orgánica puede clasificarse como saturada o insaturada. Las saturadas contie-
nen en su estructura solo enlaces simples entre carbono y carbono, mientras que las insatu-
radas incluyen uno a más enlaces dobles o triples entre carbono y carbono.
Es muy importante que usted aprenda cuales son los principales grupos funcionales,
realmente no podrá avanzar en la comprensión de la química sin tener presente estos
conceptos. Teniendo claro a los grupos funcionales, usted podrá entender la estructura
y las propiedades físico-químicas de las moléculas, y luego con sacrificio y un poco de
suerte tal vez entienda la bioquímica. A continuación se citan solo algunos ejemplos de
grupos funcionales en moléculas de importancia biológica:
Dichos grupos tienen un orden jerárquico de importancia, por el cual van a regir deter-
minadas propiedades en el compuesto del que formen parte. En la tabla a continuación
se muestran los grupos funcionales más relevantes.
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Edumed - Departamento de Ciencias de la Salud - UNLaM 57
Isómeros
Si usted observa moléculas distintas con la misma fórmula molecular, entonces con cer-
teza está en presencia de isómeros. Existen distintos tipos de isomerías, a continuación se
desarrollan algunas de ellas. Los isómeros estructurales son moléculas formadas a partir
de los mismos átomos pero unidos de forma diferente entre sí. Por ejemplo, para la for-
mula molecular C4H10 podemos obtener dos compuestos.
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Este tipo de isomería es responsable de las distintas actividades de los fármacos, o sus
reacciones adversas. De las dos formas enantioméricas del ibuprofeno, sólo la denomi-
nada S es la que tiene actividad farmacológica, mientras que el enantiómero R-ibupro-
feno no tiene actividad antiinflamatoria en absoluto.
Algo para tener en cuenta, en los seres vivos, los aminoácidos tienen la conforma-
ción L, mientras los azúcares tienen la conformación D, las insaturaciones en los
ácidos grasos son todas del tipo cis.
Reacciones químicas
Una reacción química, también llamada cambio químico o fenómeno químico, es todo pro-
ceso termodinámico en el cual una o más sustancias (llamadas reactivos), se transforman,
cambiando su estructura molecular y sus enlaces, en otras sustancias llamadas productos.
Una reacción química irreversible se simboliza con una flecha, como se muestra a con-
tinuación:
Mientras para una reacción química reversible se utilizan dos flechas en sentidos
opuestos, tal como se muestra a continuación:
En las reacciones irreversibles los productos una vez formados jamás volverán a ser
reactivos. Mientras en las reacciones reversibles, los reactivos se transforman en pro-
ductos y viceversa. En una reacción reversible, el equilibrio químico se puede desplazar
en el sentido que uno desee, por ejemplo, para garantizar la formación de más producto
se adiciona reactivo y/o se retira producto.
A lo largo de los capítulos se verán estas reacciones, pero a continuación vamos a desarrollar
brevemente las reacciones de tipo redox.
Reacciones redox
Un gran número de reacciones químicas involucra procesos en los que uno o más átomos
ceden electrones a uno o más átomos que los aceptan. Estas reacciones se denominan reac-
ciones de óxido-reducción. Definimos:
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