Clase 7

EL MENSAJE CRISTIANO

Profesor D. Fernando Martín

Tema 1. Los cuatro evangelios, testimonio sobre la vida y doctrina de Jesús
Tema 2. La vida de Jesús de Nazaret
Tema 3. El mensaje del Hijo de Dios

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Tema 4. La muerte y la resurrección del Hijo del hombre
Tema 5. El misterio de Jesucristo, Dios y hombre
Tema 6. La Iglesia de Jesucristo
Tema 7. El misterio de Dios Trinidad
Tema 8. Las realidades últimas.

PROGRAMA DE LA ASIGNATURA 2
6. LA IGLESIA DE JESUCRISTO
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• 6.1. Tres imágenes de la Iglesia
• 6.2. El origen teológico de la Iglesia
• 6.3. La misión en orden a la salvación

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• 6.4. Las cuatro notas de la Iglesia
• 6.5. La Iglesia de la comunión
• 6.6. El ministerio de la jerarquía
• 6.7. Los fieles cristianos laicos
• 6.8. La vida consagrada en la Iglesia

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6.1. Tres imágenes de la Iglesia
• En nuestro intento de reconocer la verdad de la Iglesia,
podríamos estudiar todas las imágenes con las que la tradición
bíblica, patrística y teológica ha querido compararla. Entre
otras, se habla del redil, cuya puerta única es Cristo (Jn 10,1-
29); del rebaño, cuyo pastor será el mismo Dios (Jn 10,11-14);

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de la labranza o campo de Dios (1Cor 3,9); de la construcción
de Dios (1Cor 3,9), hecha con piedras vivas (1Pe 2,5), cuya
piedra angular, desechada por los arquitectos, es el mismo
Cristo (Mt 21,42).

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• Elegimos tres imágenes que explica el concilio Vaticano II en
la constitución dogmática Lumen gentium sobre la Iglesia, que
nos ayudan a conocer la naturaleza y la misión de la Iglesia:
• Primero. La Iglesia, Pueblo de Dios. Este concepto hace
referencia al hecho de que Dios quiso salvar a los hombres no

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individualmente y aislados sino constituidos en un pueblo que
le conociera de verdad y le sirviera con una vida santa.

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• Segundo. La Iglesia, Cuerpo de Cristo. Al definir así la
Iglesia, la tradición apostólica, desde san Pablo (Rm 12,4-5;
Col 1,18), entendió que Cristo es la cabeza de un cuerpo del
que los miembros son los fieles cristianos. Cristo habla de una
vid de la que los hombres son los sarmientos.

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• En esta imagen, cabe desarrollar, al menos, tres aspectos
fundamentales: La unidad de todos los miembros entre sí por
su unión con Cristo; Cristo como cabeza del cuerpo; y la
Iglesia como esposa de Cristo (CIC 789-801).

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• Tercero. La Iglesia, Templo del Espíritu Santo. El Espíritu,
dice san Agustín, es como el alma de la Iglesia (CIC 797-801).
Lo que nuestro espíritu, nuestra alma, es para nuestros
miembros, es el Espíritu Santo para los miembros de Cristo,
para el Cuerpo de Cristo que es la Iglesia. Este cuerpo debe

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estar unido y, en él, el Espíritu Santo actúa como principio de
toda acción vital.

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6.2. El origen teológico de la
Iglesia
• La Iglesia tiene su origen en Dios Trinidad y también en Dios
tiene su realización. Podemos establecer en cinco afirmaciones
el itinerario de la Iglesia desde su origen, en el designio eterno
de Dios, a través de su progresiva realización en la historia de
la humanidad, hasta su consumación definitiva, al final de los

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tiempos.

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• Este itinerario fue recogido en la constitución dogmática
Lumen gentium n. 2 del concilio Vaticano II y, también en el
CIC 759: “El Padre eterno creó el mundo por una decisión
totalmente libre y misteriosa de su sabiduría y bondad. Decidió
elevar a los hombres a la participación de la vida divina a la

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cual llama a todos los hombres en su Hijo. Dispuso convocar a
los creyentes en Cristo en la Santa Iglesia. Esta familia de Dios
se constituye y se realiza gradualmente a lo largo de las etapas
de la historia humana según las disposiciones del Padre. En
efecto, la Iglesia ha sido prefigurada ya desde el origen del
mundo y preparada maravillosamente en la historia del
pueblo de Israel y en la Antigua Alianza; se construyó en los
últimos tiempos, se manifestó por la efusión del Espíritu y 10
llegará gloriosamente a su plenitud al final de los siglos”.
6.3. La misión en orden a la
salvación
• La Iglesia, por su propia naturaleza, por la voluntad de Cristo,
su fundador, verdadero Dios y verdadero hombre, está
ordenada a la salvación de todos los hombres.
• Como dijo san Pablo escribiendo a Timoteo: Dios, nuestro
salvador, “quiere que todos los hombres se salven y conozcan

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la verdad” (1Tm 2,4).
• Es decir, la misión de la Iglesia es que todos los hombres se
salven y, como consecuencia de esta nueva condición, lleguen
a formar una sola familia, en Jesucristo.

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6.4. Las cuatro notas de la Iglesia
• La Iglesia es una, santa, católica y apostólica. Así lo recitamos
en el Credo llamado niceno constantinopolitano, proclamado
solemnemente en los concilios de Nicea, el año 325, y
Constantinopla, el 381. Estas cuatro afirmaciones responden a
otras tantas propiedades visibles que caracterizan la Iglesia de

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Cristo.

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• Primero. La Iglesia es una. Lo es por su origen, y así se vivió
desde el principio; y, en medio de la separación, la Iglesia es una
también por su destino (CIC 813-822).
• Segundo. La Iglesia es santa. Lo es, por muchas razones. Al
menos, cuatro: Por su origen, por sus medios, por la santidad de

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sus hijos y, también, por el destino de gloria que le aguarda (CIC
823-829).
• Tercero. La Iglesia es católica. El concepto de católico,
interpretado como universal y, también, según la totalidad o
según la integridad, quiere decir que a ella ha sido convocado
todo el género humano (CIC 830-856).
• Cuarto. La Iglesia es apostólica. Esto significa que ha sido
edificada por Cristo, en Cristo, sobre los apóstoles. Ellos han 13
recibido la revelación y la han transmitido.
6.5. La Iglesia de la comunión
• Las diferencias que se puedan percibir entre los distintos
cristianos son ocasión para la construcción de la unidad y para el
desarrollo de la misión compartida (CIC 873). Los ministerios
son diversos para que se pueda cumplir la misma misión.
• • A los apóstoles y, por tanto, también a sus sucesores, Cristo les

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encomendó la función de enseñar, santificar y regir en su nombre
y autoridad. (Sacerdotes)
• • A los laicos, partícipes de la condición docente, santificante y
regente de Cristo, les encomendó la construcción del reino desde
su condición laical. (Laicos)
• • Entre ellos, Dios suscitó la vocación de algunos hombres y
mujeres quienes, por la profesión de los consejos evangélicos,
desarrollan esta misión desde una consagración propia. 14
(Consagrados)
• En definitiva, todos los cristianos, por su bautismo, comparten
una misma condición y una misma misión, que deben
desarrollar, cada uno según su vocación y su ministerio, como
obra de toda la Iglesia, en medio de un mundo legítimamente
autónomo. Esta obra de comunión, responde al mismo y único

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proyecto de Dios para la salvación de todos los hombres.

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