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MATERIAL PARENTAL COMO FACTOR DE FORMACIÓN

INTRODUCCIÓN
El suelo es el medio en el cual se desarrollan las plantas, y de ahí radica su
importancia, ya que el hombre produce en el alimento, fibras, medicinas, etc. (Soil
Survey Staff, 1999).
El suelo no sólo es el medio esencial para el crecimiento de las plantas superiores,
permitiendo así alimentar a la población cada vez más numerosa del Planeta, sino
que también tiene otras numerosas funciones, como la purificación de los
suministros de agua, como depósito de la biodiversidad floral y faunística, como
medio para proteger el medio ambiente en general de toda una serie de
contaminantes, y como base sobre la que descansa la mayor parte de nuestra
infraestructura construida. También se entiende ampliamente que el suelo es un
material complejo, que consta de numerosas fases diferentes que incluyen sólidos,
líquidos y gases inorgánicos y orgánicos, así como una enorme variedad de
organismos vivos. (Sposito 1989, UNESUR 2004).

Los

componentes de los suelos maduros se encuentran dispuestos en una serie de


zonas llamadas horizontes (figura 2). El arreglo de estos horizontes en un suelo se
conoce como un perfil edáfico o perfil del suelo. Cada horizonte se caracteriza por
tener diferentes propiedades como color, textura, estructura, espesor y
composición (tipo de minerales y elementos químicos presentes), además de su
consistencia y reacción. Todas estas propiedades son utilizadas para definir los
tipos de horizontes, de los cuales se han identificado a la fecha seis, simbolizados
con las letras mayúsculas O, A, E, B, C y R (Miller 1994, Jaramillo 2001).
El horizonte A, comúnmente es una mezcla porosa de materia orgánica
descompuesta (humus), organismos vivos y algunas partículas minerales. El
horizonte E, es una capa mineral de color claro, en la que ocurren pérdidas de
arcillas, minerales y cationes por lixiviación, generándose una acumulación de
arena y limo. Los horizontes B (subsuelo) y C (material perental parcialmente
descompuesto), son los que contienen la mayor parte de la materia inorgánica del
suelo. El horizonte B contiene depósitos de arcillas y minerales (aluminio, óxidos
de aluminio y carbonato de calcio) que recibe de las capas más superficiales por
efecto de escurrimientos; el horizonte C en su mayor parte, es roca disgregada en
forma de mezclas variables de arena, arcilla y grava, que contiene un mínimo de
material orgánico; este horizonte, normalmente descansa sobre un lecho de roca
(material parental) denominado con la letra R, el cual no es considerado como
suelo (Miller 1994, Jaramillo 2001).
Dentro del campo geológico, el suelo era definido por A. Basurto (1926) como una
roca superficial discontinua, constituida por especies minerales diversas,
parcialmente alteradas o que estaban sufriendo alteración. se reconocía que los
suelos estaban integrados por cuatro elementos fundamentales: arenas, arcillas,
calcárea y humus. Se dividía al suelo en primitivo
y vegetal, el primero estaba constituido por rocas
desintegradas y pulverizadas, y para el segundo
caso debía poseer las características del primero
y además una capa de humus, se consideraba
que lo integraban cuatro capas, que se les
simbolizaba con letras minúsculas. La capa a, la
más superficial se le llamaba suelo activo,
caracterizada por la presencia de humus; la capa
b, era el suelo inerte, sin humus; la capa c, como
subsuelo y la capa d, como substrato.

El suelo es un cuerpo natural que nace gracias a la interacción de los llamados


factores formadores. Es un determinado punto de la superficie terrestre y se
desarrolla a expensas de una serie de procesos físicos y químicos, que dicha
interacción desencadena dando como resultado, un suelo individual, con
características y propiedades distintivas, las cuales lo identifican y son las
responsables de su comportamiento ante el uso y manejo del mismo.
Los suelos se clasifican, en función a su tamaño de partícula, en cuatro principales
componentes: arcilla (tamaño de partícula menor a 0.002 mm), limo (0.002-0.05
mm), arena (0.05-2 mm) y grava (partículas mayores a 2 mm). Las cantidades
relativas de cada tipo de partícula mineral determinan la textura de un suelo y
tienen un impacto directo sobre sus propiedades físicas, químicas y biológicas
(Miller 1994, Van Deuren et al. 2002).

Figura 1. Esquema general de las


fracciones que componen un suelo.

Fracción mineral. Los componentes minerales constituyen la mayor parte de la


estructura de un suelo (figura 1). En orden de abundancia, los elementos más
comúnmente encontrados en los minerales son: O > Si > Al > Fe > C > Ca > K >
Na > Mg > Ti. Los minerales se dividen en primarios y secundarios; los primeros
se encuentran constituidos principalmente por O y Si y forman silicatos de
estructuras Si-O (grava y arena). Los minerales secundarios, provenientes de
procesos de disolución y precipitación, son de suma importancia debido a su
superficie de reacción, y a que sirven como depósitos de agua, nutrientes y
materia orgánica, lo que le confiere la parte activa de un suelo (arcillas).
Fracción orgánica. La fracción orgánica de los suelos está constituida por
desechos vegetales y animales, además de cantidades variables de materia
orgánica amorfa llamada humus. La fracción orgánica en un suelo puede ser muy
variable: un suelo árido puede contener cerca de 0.5%, mientras que una turba
puede tener alrededor de 95%; sin embargo, la mayoría de los suelos, en general,
tiene un contenido de materia orgánica entre 0.5 y 5%.
Fracción agua/gases. Los espacios, o poros, que hay entre partículas sólidas
(orgánicas e inorgánicas) del suelo, contienen diversas cantidades de dos
componentes inorgánicos clave: el agua y el aire. El agua es el principal
componente líquido de los suelos y contiene sustancias minerales, oxígeno (O2) y
bióxido de carbono (CO2) en disolución, mientras que la fase gaseosa en los
suelos está constituida por aire. Dependiendo del contenido de humedad del
suelo, los poros se encontrarán ocupados por agua o por aire (figura 1).
En general, la composición química y la estructura física del suelo están
determinadas por el tipo de material geológico del que se origina, por la cubierta
vegetal, por el tiempo en que ha actuado la meteorización (desintegración por la
acción de agentes atmosféricos), por la topografía y por los cambios artificiales
resultantes de las actividades humanas (Sposito 1989).
Vasil Vasilievich Dokuchaev fue un destacado geógrafo edafológico (donde la
edafología es una rama de la ciencia que estudia la composición y naturaleza del
suelo en su relación con las plantas y el entorno que lo rodea. Dentro de la
edafología aparecen varias ramas teóricas y aplicadas que se relacionan en
especial con la física, la química y la biología). Vasil fue conocido por ser
justamente considerado padre de la ciencia de suelo o edafología.
El suelo puede considerarse como una determinada combinación de sus factores
formados, esta concepción del suelo fue expresada por primera vez por Jenny en
1941 según la siguiente ecuación.
S = f (cl, o, r, p, t)
Donde “S” = suelo, “f” es una funcion, “cl” = clima, “o”= organismos, “r” = relieve,
“p” = roca madre y “t” = tiempo.

Esta ecuación es muy importante pues representa que la misma combinación de


factores originara siempre el mismo tipo de suelo independientemente del lugar
geográfico en que se encuentre.
Donde S es el suelo. Los factores definen el sistema suelo como variables que
controlan las características del sistema y no en términos de procesos, causas o
fuerzas activas en el sistema.
Posteriormente, Jenny redujo su modelo a tres factores de estado: el estado inicial
del sistema (L0), los potenciales de flujo externo (Px), y la edad del sistema (t), por
lo cual la ecuación quedaba reducida a la siguiente expresión:
S=f(L0,Px,t)
En ella, los flujos externos incluyen la radiación solar, la transferencia de calor, la
transferencia de entropía, la difusión gaseosa, el flujo de agua, la coluviacion y los
aportes biológicos, pero en definitiva todos ellos están esencialmente
determinados por el clima y la biosfera.
La interacción entre clima, organismos vivos
(llamados factores bioclimáticos generales o
factores activos), relieve, material originario
(llamados factores locales o pasivos) ocurre en
el tiempo y en el espacio.
Para cada factor formador se tienen en cuenta
distintas variables. Del factor clima interesan
principalmente las precipitaciones y la
temperatura, aunque también se considera la radiación solar y la evaporación de
agua. Entre los organismos vivos se considera a la vegetación natural, la macro y
mesofauna, y los microorganismos. Del factor material originario debe tenerse en
cuenta el tipo de roca y de minerales que la componen, también el tipo de depósito
o sedimento sobre el que se formó el suelo. Con respecto al factor relieve, es
importante considerar la forma de terreno y la pendiente. El tiempo es un factor
formador especial, ya que la edad de un suelo debe expresarse por su grado de
desarrollo y no por el número absoluto de años que tiene.
EL MATERIAL ORIGINARIO
El material originario tiene influencia en las propiedades de
los suelos jóvenes, tales como color, textura, estructura,
mineralogía y pH. Ejemplo, un suelo podría heredar una
textura arenosa proveniente de un material originario
compuesto de granito o arenisca que son ricos en cuarzo y
resistentes a la alteración.
La textura influye en la permeabilidad del suelo, en la
percolación del agua y en los procesos de transporte de partículas de suelo y de
nutrientes. Cuando transcurre el tiempo, los efectos del material de origen van
disminuyendo, aun cuando persistan algunos de ellos en los suelos viejos.
Los depósitos loésicos, aluviales y morénicos no consolidados constituyen
materiales originales importantes. Sobre estos materiales los procesos de
formación del suelo son rápidos, se parte de un material suelto que presenta una
gran superficie atacable.
La composición química y mineralógica del
material originario influye en la velocidad de
los procesos de meteorización química y en
la vegetación natural que se desarrolle en
ese suelo. Ejemplo, la presencia de caliza
en el material de origen hará lento el
proceso de acidificación que se desarrollan
en los climas húmedos. Además, la
vegetación que crece sobre este tipo de
material produce hojarasca
con contenidos relativamente altos de calcio, lo que también
contribuye a demorar el proceso de acidificación y el desarrollo
del suelo.
El granito (roca cristalina ácida) se altera y da lugar a suelos
ácidos con pocas bases y poca reserva de nutrientes,
especialmente en los climas húmedos.
Los basaltos (roca cristalina básica) generalmente contienen Fe,
Mg y a veces Ca, lo que lleva a que se alteren rápidamente y los
suelos que originan son ricos en bases y de color rojizo por la
presencia de Fe.
El material originario también influye en la cantidad y tipo de arcilla presente en el
perfil del suelo.
Esto ocurre porque puede contener por sí mismo cantidades y tipos variables de
minerales de arcilla antes de que sucedan los procesos de meteorización. Puede
suceder también que tenga una fuerte influencia sobre el tipo de arcilla que se
genera a medida que el suelo evoluciona, como ocurre, por ejemplo, en los suelos
Vertisoles (intrazonales) que provienen de materiales originarios muy ricos en
arcillas expansibles.
Si los materiales originarios son volcánicos imparten a los suelos características
particulares como presencia de un alúmino-silicato llamado alófano, que se
acompleja con la materia orgánica en la parte superior del solum. Estos suelos son
también intrazonales. Cuando se está en presencia de un conjunto de suelos con
propiedades diferentes que resultan solo de la variación del material original,
mientras que los restantes factores de formación permanecen constantes, se
habla de litosecuencia.
Esta secuencia es difícil de reconocer y determinar, debido a los problemas de
demostrar que todos los suelos del conjunto tienen diferencias de propiedades que
se deben exclusivamente a las diferencias de material original.

LITOLOGÍA EN LA FORMACIÓN DE SUELOS


La litología es la parte de la geología que trata de las rocas: el tamaño de grano,
de las partículas y sus características físicas y químicas. Es un factor de fuerte
influencia sobre las propiedades de los suelos, no en vano la litología constituye el
material parental o roca madre a partir de la cual se desarrolla el suelo,
considerándose, generalmente, como una de las causas principales de
variabilidad a escala local en las propiedades de los suelos.
CICLO LITOLÓGICO

Consiste en una serie de procesos constante, a través de los cuales materiales de


la tierra cambian de una forma a otra a medida que pasa el tiempo.
No hay principio o un fin del ciclo litológico, pero es conveniente empezar a
expresarlo estudiando el magma.

 En la etapa 1 de formación, el magma


procedente del interior de la corteza terrestre se
enfría en su camino de ascensión hacia capas
superficiales, dando lugar a una roca ígnea estas
ultimas por desgaste de las capas superiores o
bien por levantamiento verticales, sometidas en
este caso a los agentes de meteorización que
darán lugar a la desintegración de las rocas y a
la formación de los suelos.

 En la etapa 2 la erosión y el transporte


producirán que las pequeñas partículas
disgregadas, sean transportadas y almacenadas
en cuencas sedimentarias principalmente los
océanos, donde por el peso, poco a poco irán
compactándose y sufriendo el proceso de
diagénesis, aquel por el cual a partir de sedimentos se conforman las rocas
sedimentarias mediante el proceso de litificación de estos.

 En la etapa 3 estas rocas, una vez consolidadas pueden por el


levantamiento cortical aparecer en la superficie terrestre entrando de nuevo
en el ciclo de meteorización- erosión- transporte o bien continuar
descendiendo en la corteza terrestres debido a los procesos orogénicos. Es
en ese momento cuando los cambios en la presión y en la temperatura
ambiente producen alteraciones de los minerales dando lugar a rocas
metamórficas.
TIPOS DE ROCAS FORMADORAS

rocas rocas
sedimentaria rocas igneas metamorficas

rocas rocas rocas rocas rocas no


foliadas
detriticas quimicas organicas plutonicas volcanicas foliadas

ruditas, carbon,
carbonatadas, acidas, basicas, acidas,
areniscas, siliceas,
lutitas. petroleo. ultra- basica. basicas.
fosfatadas,
ferruginosas,
evaporiticas.
CONCLUSIÓN
La génesis del suelo es sin duda alguna un proceso cargado de una gran actividad
física, química y biológica en el cual suelen surgir diferentes grados de alteración
debido a las fuerza ejercida por los factores formadores que intervienen en el
mismo logrando así la disgregación o transformación del material sólido, evolución
de minerales.Así mismo esto la génesis del suelos mediante su evolución y
transformación originara otros nuevos y aumentara la presencia de materia
orgánica dentro del mismo la cual servirá de soporte y alimento para la vegetación
y que a su vez también ha contribuido para la formación de esta, obteniendo a
través de sus aportes y de la actividad de los otros organismos y factores un
soporte físico cargado de una gran actividad química para brindar buenas
proporciones de nutrimento según haya sido su actividad y localización, y
condiciones físicas estables para el establecimiento de esta.

Literatura consultada
Soil Survey Staff. 1999. Soil Taxonomy. A Basic System of Soil Classification for
Making and Interpreting Soil Surveys. 2th Edition. Handbook No.436.

Basurto L., A. 1926. Tratado de Agronomía. Tomo II. Agrología. Dirección de


Estudios Geográficos y Climatológicos. Tacubaya, D. F.

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