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El documento resume la evolución de las normas jurídicas de la materia penal militar. Explica que en Roma apareció el derecho militar y que distinguían entre res civilis y res militaris. Más adelante, en la Edad Media desaparecieron las jerarquías militares excepto los comandantes inferiores. Finalmente, en los tiempos modernos se empezaron a regular las fuerzas militares a través de ordenanzas.
El documento resume la evolución de las normas jurídicas de la materia penal militar. Explica que en Roma apareció el derecho militar y que distinguían entre res civilis y res militaris. Más adelante, en la Edad Media desaparecieron las jerarquías militares excepto los comandantes inferiores. Finalmente, en los tiempos modernos se empezaron a regular las fuerzas militares a través de ordenanzas.
El documento resume la evolución de las normas jurídicas de la materia penal militar. Explica que en Roma apareció el derecho militar y que distinguían entre res civilis y res militaris. Más adelante, en la Edad Media desaparecieron las jerarquías militares excepto los comandantes inferiores. Finalmente, en los tiempos modernos se empezaron a regular las fuerzas militares a través de ordenanzas.
E. RAMOS BUENO La Jurisdicción Militar en la Historia de Occidente
El Derecho Militar aparece en Roma. Puede
decirse que en la cultura romana el avance de las materias jurídicas corría a la par con su carácter de nación guerrera y conquistadora, por lo que sus gobernantes sintieron la necesidad de crear instituciones encargadas de las controversias judiciales por el ejercicio de la profesión militar. Surge así la distinción entre res civilis y res militaris. De las cuestiones relativas a esta última conocieron sucesivamente los prafecti sociorum, los tribunales militares y más tarde los magistri militum, el fuero militar fue expresamente reconocido por los emperadores, quienes por virtud del imperium procunsulare estaban facultados para legislar en materia castrense; así Honorio y Arcadio concedieron prerrogativas a los militares, aún en materia civil, ordenando que en caso de ser demandados fuera facultativo del actor militar escoger la jurisdicción militar o la ordinaria. Por su parte, Justiniano consagró el título XXXVI del libro XII de su Código a la res militaris; a este texto puede agregarse otro fragmento relativo al officium magistri militum; y en el Código teodosiano lo referente a officium judicum militarium. En los primeros tiempos de Roma existieron los Tribunales militares encargados de mantener la disciplina. Estos tribunales creados en el año 308 antes de nuestra era, fueron elegidos por mitades, es decir entre Patricios y Plebeyos. La función de los Tribunales Militares, se asemejaba mucho a las desempeñadas por los Juzgados privativos. Es la primera jerarquía que aparece en la Justicia Privativa Militar, a través del tiempo es el Auditor, apareciendo en Roma en calidad de asesores. En el Breviario de Alarico se les denominaba Auditores a los que se adscriben con carácter consultivo en la mantención de la disciplina. Por aquel entonces, el Auditor es un perito de derecho que va a ilustrar con sus luces y consejos, es el llamado a resolver, a fin de que los veredictos sean la viva expresión de la justicia. Ante la naturaleza de la organización de la justicia militar, cuyos jueces y tribunales obligados por la ley a conocer y fallar sobre asuntos de Derecho, pero que carecen de conocimientos técnicos en lo referente a la legislación judicial, por lo que es necesario suplir tal deficiencia al lado de personas letradas. En cuanto al régimen de las penas, el Derecho Penal Militar Romano consagró instituciones que, en substancia, permanecen aun vigentes en las modernas legislaciones castrenses; tal es el caso de la gradus defectio o pérdida de empleo, la militae mutatio o remimissio ignominiosa o expulsión del ejército. En la edad media, ocurre que paulatinamente desaparecen las jerarquías militares a excepción de Comandantes inferiores como los decani y la omnipotencia condal que pasan a matizar la organización total de la sociedad. En esta etapa, el señor feudal se convierte en el caudillo nato de sus vasallos, los cuales constituyen su hueste o mesnada, y no existe ya diferencia alguna entre el militar y el paisano. En esta época, el ejército estaba organizado sin cohesión alguna y pertenecían a los señores feudales, así como el monarca y dependían de su voluntad. Recién Carlos VII, Rey de Francia, fue el primero en modificar el sistema militar que regía en la Europa Antigua. Por otro lado, en los albores del período moderno se producen una serie de cambios. Por ejemplo, en España surgen instituciones como el Supremo Consejo de Guerra, en los llamados reinos de Castilla. El Derecho Militar se comienza a regular a través de una serie de Ordenanzas, entre las cuales tenemos las Ordenanzas del Infante Almirante de 15 de noviembre de 1737 dictadas por el Rey Felipe V para el almirante de todas las fuerzas navales, su hijo el Infante don Felipe. Luego se expidieron las llamadas Ordenanzas Generales. En 1783 se dan las Nuevas Ordenanzas de la Armada. Su expedición tuvo por objeto adecuar la legislación al creciente desarrollo del poderío naval español ante el cual las Ordenanzas de 1748 eran ya obsoletas; obra de Don José de Mazarredo, General en Jefe de Escudera, con la asesoría del conde de San Cristóbal y el Capitán de Fragata Don Antonio Escaño, fueron publicadas por Don Antonio Valdés, ministro del Rey Carlos IV. Por último ya en los albores de las campañas de emancipación de las colonias americanas, en 1802 se expiden las últimas ordenanzas que tendrían aplicación en nuestro país, entre éstas las Ordenanzas de Matrículas de Mar. Aquí existían penas severas como: extensas privaciones de la libertad, castigos corporales, y hasta la mutilación. La Jurisdicción Militar en la Historia del Perú En el Estado Inca existió una especie de Justicia Militar contra toda transgresión de las disposiciones, por grados de la Administración de justicia; en otras palabras, era similar cuando se juzgaba a la Nobleza Imperial, a la Nobleza Regional, al Clero, gozando también ellos de ciertas prerrogativas al igual que los militares. Dicho sistema penal en el Fuero de Guerra se caracterizó por la severidad en sus sanciones según la calidad del reo o la intensidad de la pena variada; por tanto, no hubo igualdad en la administración de justicia. Existieron distintas penas. La pena impuesta con mayor frecuencia a los integrantes del ejército era la muerte en sus distintas formas: decapitación (para la nobleza), hoguera, horca, descuartizamiento (que era aplicado en caso de traición militar), apedreamiento alternado con la horca, flechamiento, tormento, estrangulamiento, etc. Otras penas eran las corporales, que consistían en tormento, flagelación y paliza; las privativas de libertad, entre ellas estaba la esclavitud que se hace efectiva en forma de destierro a la selva o trabajos forzados; la prisión perpetua era sustitutoria de la muerte, en algunos casos cuando el reo era noble; las penas de honor, consistían en el corte del cabello, exposición a la vergüenza pública; las penas pecuniarias de confiscación de bienes que se aplicaban cuando el delincuente tenía bienes particulares, en los casos de deslealtad y desobediencia Según la jerarquía del infractor en el Ejército, disminuía o aumentaba la pena, la Justicia Militar entre los incas era excesivamente rígida, especialmente para el de menor graduación que era castigado con la pena de muerte. Se considera como delitos militares: el abandono de puesto, traición al Inca, la insubordinación, la deserción, la cobardía, el espionaje, la falsedad, las defraudaciones, los motines, la ayuda al enemigo, entre otros. Durante la etapa de la Colonia, rigieron las Ordenanzas Militares españolas. Estas normas adolecían de un excesivo margen de arbitrio judicial, no existiendo el principio de la proporcionalidad en el castigo entre autores, cómplices y encubridores, tenían además un sistema de penas muy rígido. Es así que se expidieron las Ordenanzas de 1728, las Ordenanzas del 10 de enero y 7 de abril de 1745 que regularon las atribuciones del Auditor de Guerra, la Ordenanzas de Su Majestad para el Gobierno, Disciplina y Subordinación del Ejército, por Fernando VI, del 22 de Octubre de 1748; la Real Cédula de Carlos III del 4 de noviembre de 1773, por la cual se crea en España el consejo Supremo de Guerra; y la Ordenanza Naval de 1802 las más representativas fueron las contenidas en el Prontuario de Espinoza, y las Leyes de Colón. Rigió entre nosotros la Constitución Política de la Monarquía Española, promulgada por el Rey Fernando VII el 19 de marzo de 1812, que tuvo vigencia tanto para España como para sus dominios en ultramar. En su artículo 250 este texto constitucional señaló que: “Los militares gozarán también del fuero particular, en los términos que previene la Ordenanza o en adelante, 12 aunque debemos tomar en cuenta que el artículo 248 de este texto reconocía el principio de la unidad del fuero: “En los negocios comunes, civiles y criminales no habrá más que un solo fuero para toda clase de persona”. Cuando el Perú logra su independencia todavía la influencia española en todos los órdenes de la vida es una manifestación evidente. Dicha influencia es cultura y política, pero también jurídica. El Perú no pudo aún sacudirse de una serie de leyes propias del Virreinato. Al respecto, José Hurtado Pozo señala que “El vacío legislativo originado por la no dación de leyes básicas determinó, como también en otros niveles, la supervivencia de la legislación española: hasta 1852 rigió el ordenamiento civil impregnado fuertemente de los fundamentos del derecho romano y hasta 1862 imperaron exclusivamente las disposiciones penales de la colonia”. En 1821 se dicta el Reglamento Provisional por José de San Martín, en cuyo artículo 15 se señala que “Por regla general se establece que mientras duren las actuales circunstancias, todas las causas de infidencia, traición, espionaje, o atentado contra el orden y autoridades constituidas, será privativamente de conocimiento de la Capitanía General, a cuya disposición deberán remitirse los reos, con las correspondientes sumarias formadas por el juez del distrito para su decisión, conforme a las leyes”. De esta manera se establece una especie de excepción, y el fuero especial o castrense es el indicado para los delitos de insurrección muy propios de los albores de la emancipación. La primera Constitución peruana de 1823 en su artículo 121, señalaba que “Todas las leyes anteriores a esta constitución, que no se opongan al sistema de la independencia, y a los principios que aquí se establecen, quedan en su vigor y fuerza hasta la organización de los Códigos Civil, Criminal y de Comercio”. En la realidad, esta primera Constitución no tuvo aplicación, pues se “tuvo que suspender su vigencia cuando fueron entregados poderes omnímodos al Libertador Bolívar. Ese mismo año se dictó una ley especial que creaba el Consejo Militar Permanente. Todo esto en 1823. Las constituciones de 1826 y de 1828, no rescribieron en sus textos ningún tipo de tratamiento al respecto. No obstante, el 17 de diciembre de 1832 se dictó una Ley para normar la competencia entre los juzgados del fuero militar y los juzgados ordinarios. La Constitución de 1834, en su artículo 110, estableció la existencia de un Consejo Supremo de la Guerra que funcionó entre 1834 y 1839, y estuvo compuesto por tres generales o coroneles, un alto jefe de la Armada, tres vocales de la Corte Suprema y un Fiscal nombrado por el Congreso de la República. La constitución de 1856, en su artículo 139, estableció que “Los juzgados y tribunales privativos e igualmente sus códigos especiales, existirán mientras la ley haga en ellos las reformas convenientes”. La constitución de 1860, en su artículo 119, prescribía que “La obediencia militar será arreglada a las leyes y ordenanzas militares”. En 1863, y precisamente bajo el imperio de la Constitución de 1860, se preparó el proyecto del primer Código de Justicia Militar del Perú, durante el gobierno del General Juan Antonio Pezet. Este Código fue promulgado el 10 de enero de 1865, tras su derrocamiento por el Coronel Prado. En 1855, con Nicolás de Piérola , se crea el primer ordenamiento de Derecho Militar con trascendencia histórica y alcance sustantivo. Piérola designa una Comisión, que es asesorada por una misión militar francesa que tenía como jefe al Coronel Pablo Clement, para elaborar un Proyecto de Código de Justicia Militar. Dicho Proyecto se promulgó como ley el 20 de diciembre de 1898. es a partir de este instrumento que se desarrolla en forma sistemática la aplicación de disposiciones penales militares que se han sucedido hasta la actualidad. Nicolás de Piérola dispuso que la pena de muerte reconocida en el artículo 169, inciso 1 de este Código, sea sustituido por la de veinte años de penitenciaría. Quedando así temporalmente suspendida esta pena, “hasta la próxima reunión del Congreso”.
Ya en el siglo veinte, en el gobierno de Manuel Pardo se expidió la Ley Nº 272, del 27 de octubre de 1906, mediante la cual se establece la competencia entre la jurisdicción ordinaria y la de guerra, considerando que es indispensable conservar “el principio de la unidad del Poder Judicial, reconociendo en la Corte Suprema, como el más alto tribunal en el orden jerárquico, la facultad de definir en último grado la jurisdicción que corresponde a los diversos tribunales de la República”. Ese mismo día, el 27 de octubre de 1906, se expide la Ley Nº 273, que modifica el artículo 4 de dicho Código de Justicia Militar, “reconociendo en la corte Suprema la jurisdicción en el último grado, cualquiera que sea el fuero de las causas civiles y criminales, así como la especial que le corresponde en los juicios que se siguen contra los altos funcionarios públicos conforme a las leyes”; en tanto que, el Consejo Supremo de Guerra y Marina en adelante se llamaría “Consejo de Oficiales Generales”, compuesto por diecinueve miembros. Posteriormente, el 3 de setiembre de 1917 se da la Ley Nº 2442 ; con ella se mejora sustancialmente la técnica legislativa, separando los delitos militares de los delitos comunes. Así, el artículo 1º establecía que a la jurisdicción militar están sujetos los militares, únicamente por infracciones cometidas en actos del servicio previsto por el Código de Justicia Militar, derogando de esta forma los artículos 9, 10, 11, 12, 13, 14, 15, 17 y 18 del Código de Justicia Militar”. El presidente José Pardo reglamentó esta norma, mediante Decreto Supremo de 14 de septiembre de 1917, en la cual se establecía principalmente la inhibición de las autoridades y tribunales de justicia militar, previo dictamen de los auditores respectivos, de los juicios seguidos a paisanos y a militares que no estaban en servicio al iniciarse el procedimiento, remitiendo lo actuado a los jueces del fuero común. El 26 de setiembre de 1930, la Junta de Gobierno presidida por Luis M. Sánchez Cerro expide el Decreto Ley Nº 6881, estableciendo la suspensión del artículo 156 de la Constitución de 1920, y de las leyes 2442 y 5862 del 22 de setiembre de 1927, quedando en vigor las disposiciones del Código de Justicia Militar derogadas por la Constitución y leyes citadas. En esta oportunidad, los civiles que cometían los delitos de falsa alarma, ataque a la fuerza armada, rebelión, sedición y motín debían estar sometidos a la jurisdicción privativa de guerra, “toda vez que comprometen la estabilidad y disciplina del Instituto Armado”. El 28 de noviembre de 1930 Sánchez Cerro expidió el Decreto Ley Nº 6948, con propósito aclarativo, para fijar los alcance del Decreto Ley Nº 6881. El Código de 1939 sucede al Código de 1898 que estuvo inspirado en la legislación francesa y española, tuvo 40 años de vigencia. La Constitución de 1920 señalaba en su artículo 156 que “La justicia militar no podrá, por ningún motivo, extender su jurisdicción sobre personas que no estén en servicio en el ejército, a no ser en caso de Guerra Nacional”. Esta disposición fue la primera en haber dispuesto constitucionalmente que la jurisdicción militar no puede extenderse a personas que no estén en servicio militar. El Código de 1939 fue redactado teniendo en cuenta sólo las necesidades del Ejército de tierra; estuvo en vigor hasta 1950, fecha en que se dicta el nuevo Código, promulgado bajo el gobierno del General Manuel A. Odría, el 29 de mayo de 1950. este Código se dictó mediante Decreto Ley Nº 11490 de primero de setiembre de 1950, y fue ratificado por el Congreso de la República. El 25 de julio de 1963, bajo el régimen de Nicolás Lindley se dicta el D.L. 14612 que norma por vez primera la Ley Orgánica de Justicia Militar. Este cuerpo normativo constituye el primero en su naturaleza, pues desde 1868 tradicionalmente había estado subsumido en los Códigos de Justicia Militar. El Código de 1963 rigió hasta 1980: es decir: estuvo en vigor 17 años. Constitución de 1979, núm. 1 art. 233º, establecía: "La unidad y la exclusividad de la función jurisdiccional. No existe ni puede establecerse jurisdicción alguna independiente, con excepción de la arbitral y la militar. Quedan prohibidos los juicios por comisión o delegación". El artículo 282º precisaba: "Los miembros de las Fuerzas Armadas y Fuerzas Policiales en los casos de delitos de función están sometidos al Fuero respectivo y al Código de Justicia Militar, cuyas disposiciones no son aplicables a los civiles, salvo lo dispuesto en el artículo 235 (No hay pena de muerte, sino por traición a la Patria en caso de guerra exterior). Quienes infringen el Servicio Militar Obligatorio están sometidos al Código de Justicia Militar.” La Constitución de 1993 ha tratado, en semejantes términos, el asunto de la Jurisdicción Militar: "Artículo 139º.- Son principios y derechos de la función jurisdiccional: La unidad y exclusividad de la función jurisdiccional. No existe ni puede establecerse jurisdicción alguna independiente, con excepción de la militar y la arbitral. Los constituyentes se expresaron con meridiana claridad sobre la existencia del Fuero Militar, como una jurisdicción de excepción, con un estatuto propio, sujeto a los principios y derechos de la función jurisdiccional y a los tratados que sobre DDHH ha firmado el Perú; igualmente, otros aspectos, no menos importantes, son los referidos a la prohibición de juzgar civiles en el Fuero Militar y el juzgamiento de militares y policías, en situación de actividad, sólo por delitos de Función. El 01 setiembre de 2010 se ha promulgado el nuevo Código Penal Militar Policial, (D. Leg. Nº 1094) instrumento moderno para la administración de justicia en el ámbito militar y policial. TRIBUNAL SUPREMO MILITAR POLICIAL