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MODELOS PSICOLÓGICOS

DEL COMPORTAMIENTO
SALUDABLE
Lic. Alejandro Neftali Valdez Acosta
MODELO
DE
CREENCIAS
(Becker 1974; Rosenstock
1974)
Modelo de Creencias
• El Modelo de Creencias en Salud fue desarrollado en los años 50 por un
grupo de especialistas en psicología social del departamento de Salud
Pública norteamericano, encabezado por Hochbaum, en su interés por
buscar una explicación a la falta de participación pública en los programas
de detección precoz y prevención de enfermedad.

• Posteriormente el modelo fue adaptado para tratar de explicar una variedad


de conductas de salud, como la respuesta individual ante ciertos síntomas
de enfermedad o el cumplimiento del paciente con los tratamientos y las
recomendaciones médicas (Jiménez, 2003) entre ellos la adherencia al
tratamiento antirretroviral (Geletko, Ballard, & Mathews, 1995).
Modelo de Creencias
• Este modelo está basado en las teorías del valor esperado
(expectativas) cuyo postulado básico es que la conducta depende
principalmente de dos variables, el valor que la persona da a un
determinado objetivo y la estimación que la persona hace sobre la
probabilidad de que al llevar a cabo una acción determinada se logre el
objetivo deseado.
Modelo de Creencias
• El Modelo de Creencias en Salud en su versión original (Rosenstook,
1960), identifica básicamente cuatro variables que parecen influir en el
sujeto a la hora de llevar a cabo una determinada acción preventiva. Estas
variables se agrupan en torno a dos dimensiones generales de creencias:

1. La primera dimensión se refiere al (1)grado de preparación o disposición


psicológica del sujeto para llevar a cabo una determinada acción preventiva que
viene determinada por la (2)vulnerabilidad percibida y la gravedad percibida.

2. La segunda dimensión hace referencia a los (3)beneficios/ (4)costes percibidos


de la acción preventiva.
Modelo de Creencias
• La combinación de las dos primeras variables, denominadas por
algunos investigadores como amenaza de enfermedad, proporcionará
al sujeto la motivación para actuar. La conducta preventiva concreta
que el sujeto adopte será aquella que comporte mayores beneficios
percibidos y menos costes de cara a reducir la amenaza de enfermedad
(Rosenstock, 1960).

• Además de estas dos dimensiones básicas, en algunas de las primeras


versiones de este modelo se incluían otros factores como, las claves
para la acción y los factores modificantes.
Modelo de Creencias
• La idea principal que defiende el modelo es que las conductas de una persona están determinadas
por la amenaza percibida a su salud. Esta vulnerabilidad que se experimenta, a su vez, esta
condicionada por la percepción acerca de la susceptibilidad hacia la enfermedad y la severidad
percibida de las consecuencias de adquirirlas. Un incremento en la percepción de vulnerabilidad
ante una amenaza para la salud produce una motivación y un fortalecimiento de las conductas de
protección hacia esa amenaza.

• Además se hace una estimación de los costes/beneficios de llevar a cabo la conducta, de manera
que la persona utilizará una serie de claves o señales bien externas o internas que le ayudará a
determinar la decisión de puesta en práctica de la conducta.

• En conjunto, si hay una disposición alta para emitir la conducta y las barreras consideradas son
bajas, es probable que realice la conducta preventiva o de salud, al contrario, se omitirá la acción
(Bretón, 2007).
Modelo de Creencias
• Dentro de las contribuciones de este modelo se encuentran: conceptuar las creencias como
elementos relevantes para la interpretación de las conductas de los individuos en lo referente a la
salud y la enfermedad. Entre sus limitaciones están (Jiménez, 2003):
1. El modelo es demasiado racionalista y se ha encontrado que muchas veces el sujeto no se comporta de forma
consistente con sus creencias.

2. El hecho de considerar que la percepción de riesgo es un acto individual que se desprende de la percepción se
susceptibilidad y severidad de la enfermedad, no permite considerar la influencia de elementos sociales más objetivos
derivados de ambientes en los que el sujeto está inmerso.

3. El modelo resta importancia al elemento emocional individual y social suscitado ante determinada enfermedad. Niega la
influencia en el procesamiento de la información de las variables emocionales.

4. No se incluye como variables de estudio las diversas formas de afrontamiento previas que individuos llevan a cabo ante
un evento de enfermedad.

5. Percibe al sujeto como un procesador lógico-económico que aplica el principio de costo-beneficio en el proceso de la
información respecto a las conductas promotoras de salud.
TEORÍA DE LA ACCIÓN RAZONADA
(Ajzen y Fishbein 1973; Ajzen 1991; Fishbein y Ajzen 1975)
Teoría de la acción razonada
• Otro marco teórico muy utilizado que subraya el papel de los factores
cognitivos motivaciones como determinantes de la conducta de salud en
general es la Teoría de la Acción Razonada desarrollada por Fishbein y Ajzen.

• El interés de esta teoría fue el de establecer un modelo que tuviera un mejor


poder predictivo de la conducta en función del estudio de las actitudes que
otros modelos de valor esperado no habían podido establecer.

• Lo realmente relevante de Fishbein y Ajzen, es defender la idea de que nuestras


creencias determinan nuestras actitudes y nuestras normas subjetivas y, por
ello, aunque de forma indirecta, determinan nuestras intenciones y conductas.
Teoría de la acción razonada
• Al aplicar el modelo al estudio de los comportamientos relacionados
con la salud y la enfermedad, sus autores argumentan que las personas
recogen del medio la información que consideran suficiente sobre los
riesgos para la salud y los beneficios y consecuencias de llevar a cabo
o no determinadas conductas.

• El elemento principal como antecedente de la conducta es la intención


conductual, de la cual depende tanto la ejecución de la conducta
motivada, como la intensidad con la que se lleve a cabo.
Teoría de la acción razonada
• La intención está determinada a su vez por dos variables: una personal
diferida a la actitud personal hacia la conducta (evaluación favorable o
desfavorable por parte del sujeto de esa conducta) y una variable
social referida a las expectativas que, respecto a esa conducta, el sujeto
percibe en su medio social (presión social que le induce a realizar o no
realizar cierta conducta), denominada influencia social normativa o
norma subjetiva.
Teoría de la acción razonada
• Posteriormente, Ajzen (1985, 1991) agregó al modelo una nueva variable, el grado
de control percibido sobre la conducta, con la pretensión de que el modelo pudiera
predecir conductas sobre las que los individuos tienen un control volitivo
incompleto (no depende únicamente de la voluntad del sujeto para realizarlas).

• El control percibido se refiere a la percepción de dos tipos de obstáculos:


• los que se refieren a la falta de habilidades o competencias del sujeto para llevar a cabo la
conducta
• y los obstáculos situacionales, tales como las oportunidades y los recursos disponibles para
ejecutar la conducta.

• La conducta motivada se ejecutará eficazmente si existe la intención y la posibilidad


de realizarla.
TEORÍA DE LA
AUTOEFICACI
A

(Bandura 1977, 1980, 1991, 1997)


Teoría de la autoeficacia
• El marco teórico que acoge la investigación de la influencia de las expectativas en el
proceso de adopción o de modificación de hábitos de conducta es la Teoría Social
Cognitiva (Bandura 1986), según la cual la motivación y acción humanas están reguladas
en gran medida por las creencias de control que implica tres tipos de expectativas.

a) Expectativas de situación-resultado, en las que las consecuencias se producen por sucesos


ambientales independientemente de la acción personal,

b) las expectativas de acción-resultado, en las que el resultado sigue (o es consecuencia de la acción


personal) y

c) la autoeficacia percibida, referida a la confianza de la persona en sus capacidades para realizar los
cursos de acción que se requieren para alcanzar un resultado deseado.
• De estos tipos de expectativas, las que desempeñan un papel
influyente en la adopción de conductas saludables, la eliminación de
conductas nocivas y en el mantenimiento de dichos cambios son las
expectativas de acción-resultado y las creencias de autoeficacia.
• Las expectativas de auto-eficacia influyen sobre la intención de
modificar la conducta de riesgo, pero fundamentalmente sobre la
cantidad de esfuerzo invertido para lograr la meta propuesta y persistir
en la conducta adoptada, a pesar de las barreras que podrían debilitar
la motivación.
• La expectativa de autoeficacia o eficacia percibida es un determinante
importante de la conducta que fomenta la salud por la influencia de
dos niveles (Bandura 1999):
1. Como mediador cognitivo de la respuesta de estrés (la confianza de las
personas en su capacidad para manejar los estresares a los que se enfrenta
activan los sistemas biológicos que median la salud y la enfermedad) y
2. En cuanto variables cognitivo-motivacionales que regulan el esfuerzo y la
persistencia en los comportamientos elegidos (ejerce un control directo
sobre los aspectos de la conducta modificable de la salud).
• Los hábitos derivados del estilo de vida pueden favorecer o mermar la
salud, lo que capacita a las personas para ejercer cierto control
conductual sobre la calidad de su salud.

• Las creencias de eficacia influyen sobre todas las fases del cambio
personal, tanto si contemplan la posibilidad de modificar sus hábitos
de salud, si emplean la motivación y perseverancia necesaria para
tener éxito en el caso de que decidan hacerlo, como si mantienen los
cambios que han logrado.
• En esta teoría se defiende, como constructo principal para realizar una
conducta, la autoeficacia, tal que la relación entre el conocimiento y la acción
estarán significativamente mediados por el pensamiento de autoeficacia.

• Las creencias que tiene la persona sobre la capacidad y autorregulación para


poner en marcha dicha conducta serán decisivas.

• De esta manera, las personas estarán más motivadas si perciben que sus
acciones pueden ser eficaces, esto es si hay la convicción de que tienen
capacidades personales que les permitan regular sus acciones.
• Bandura concede una gran importancia a este concepto, tal que, considera que
influye a nivel cognitivo, afectivo y motivacional.

• Así, una alta autoeficacia percibida se relaciona con pensamientos y


aspiraciones positivas acerca de realizar la conducta con éxito, menor estrés,
ansiedad y percepción de amenaza, junto con una adecuada planificación del
curso de acción y anticipación de buenos resultados.

• La teoría de autoeficacia de Bandura ha sido considerada en distintas áreas y


ocupa un lugar importante para la adopción de conductas de salud y
prevención de riesgos.
• Bandura afirma que las creencias de eficacia afectan a la salud física al
menos de dos maneras:
1. Una fuerte creencia sobre la habilidad para enfrentarse a determinados
estresares reduce las creencias biológicas que pueden dañar la función del
sistema inmune y por el contrario favorece una adecuada respuesta del
mismo.
2. La autoeficacia determinará en gran medida si las personas consideran
cambiar sus hábitos de salud y la adopción de conductas saludables nuevas,
así como el nacimiento del cambio.
• La necesidad de una explicación más exhaustiva de cómo la conducta
humana está determinada por la interacción entre un conjunto de
variables no observables y las relaciones entre la autoeficacia, las
destrezas y la motivación son algunas de las críticas que se han hecho
a la teoría de Bandura (Bretón, 2007).
MODELO TRANSTEÓRICO
(Prochaska y DiClemente, 1984)
• En 1984, Prochaska y DiClemente formularon la hipótesis de que los
cambios de conducta siguen una serie de etapas más o menos
estandarizadas, tanto en los cambios espontáneos como en aquellos
que siguen a recomendaciones terapéuticas.

• Estos estadios corresponden a lo que denominaron: "las etapas del


cambio".
• Este modelo fue inicialmente utilizado para predecir el abandono del tabaquismo en
fumadores. Sin embargo, en los últimos años, el modelo ha ido adquiriendo consistencia
y ha sido aplicado en un amplio espectro de cambios de conducta: disminución de
prácticas de riesgo para la infección por el VIH, ejercicio físico, dieta saludable, etc.

• El Modelo Transteórico concibe el cambio de conducta como un proceso relacionado


con el progreso a través de una serie de cinco estados:
• Precontemplación
• Contemplación
• Preparación
• Acción
• Mantenimiento
• Estos estados, denominados del cambio, son dinámicos (las personas
que se encuentran en cada uno de ellos difieren del resto en muchos
aspectos). Consecuentemente, el modelo también describe los tres
factores que caracterizan a las personas en cada etapa del cambio.
Estos tres factores son:
• Los procesos del cambio: lo que la gente piensa y hace para cambiar su
conducta.
• El balance de decisión: la evaluación entre los pros y los contras del cambio.
• La autoeficacia: La confianza y la capacidad para conseguir el cambio.
• Por tanto, hay cuatro factores básicos que se relacionan en el modelo:
1. El dejar de fumar no sucede en un paso, la gente progresa a través de cinco
etapas hasta el éxito.
2. El paso a través de las etapas ocurre cuando la gente utiliza los procesos del
cambio.
3. El progreso en las etapas tempranas depende del balance de decisión que
tome la persona (balance entre pros y contras de dejar de fumar).
4. Iniciar y mantener la cesación tabáquica requiere un sentido suficiente de
confianza (autoeficacia).
Las características de las etapas del cambio
son las siguientes:
• Precontemplación es el estado en el cual la gente no tiene intención de
cambiar. La gente puede estar en este estado porque está desinformada
o poco informada sobre las consecuencias de su conducta, o porque ha
intentado cambiarla varias veces y está desmoralizada porque no ha
sido capaz. Tanto los desinformados como los que están poco
informados tienden a evitar leer, hablar o pensar en su conducta de
riesgo.
Etapas del cambio
• Contemplación es el estado en el cual la gente tiene intención de
cambiar en los próximos seis meses. Están suficientemente advertidos
de los pros del cambio pero también tienen muy en cuenta los contras.
Este balance entre costos y beneficios puede producir una profunda
ambivalencia que puede hacer que la gente se mantenga en este estado
durante largos periodos de tiempo. A menudo, este fenómeno se
caracteriza como contemplación crónica o procastinación.
Etapas del cambio
• Preparación es el estado en el cual la gente tiene la intención de
cambiar en el futuro próximo, generalmente medido como el próximo
mes. Ellos ya han realizado alguna acción significante durante el
pasado año como consultar a un consejero, hablar con el médico,
comprar un libro de autoayuda, reducir el consumo de tabaco, cambiar
a una marca light, etc. .
• Acción es el estado en el cual la gente ya ha realizado modificaciones
específicas en su estilo de vida en el curso de los seis meses pasados.
Debido a que la acción es observable, el cambio de conducta ha sido, a
menudo, equiparado con la acción. Sin embargo, no todas las
modificaciones de conducta se pueden equiparar con la acción. La
gente debe atenerse a los criterios que los médicos y los profesionales
deciden que son suficientes para reducir el riesgo de enfermedad. En el
tabaquismo, por ejemplo, sólo cuenta la abstinencia absoluta. En una
dieta saludable, hay un consenso sobre el porcentaje total de las
calorías que deben ser consumidas en forma de grasas. Este porcentaje
no debe superar el 30%.
• Mantenimiento es el estado en el cual la gente se esfuerza en prevenir
las recaídas. Están menos tentados y tienen mucha más autoeficacia
que la gente en el estado de acción. Se estima que este estado dura
desde seis meses a cinco años.
• Terminación es un sexto estado que se aplica en algunas conductas,
especialmente las adicciones. Este es un estado en el cual los
individuos no tienen tentación y sí un cien por cien de autoeficacia. No
importa si están deprimidos, ansiosos, aburridos, solos, enfadados o
estresados, ellos están seguros de que no volverán a su antiguo hábito.
Es lo mismo que si nunca hubieran adquirido el hábito. En un estudio
sobre antiguos fumadores y alcohólicos, encontramos que menos del
20% de cada grupo había alcanzado el criterio de ausencia de
tentación y total autoeficacia. La terminación puede no ser apropiada
para algunas conductas como el despistaje del cáncer o la reducción de
grasas de la dieta.
Los Procesos del cambio:
• ¿Qué hace que la gente se mueva a través de las etapas del cambio?.
Para distinguir a las personas en cada etapa, de acuerdo a su
preparación para el cambio, el modelo indica que cada persona realiza
determinadas actividades a medida que progresa hacia el cambio de
conducta. Todas estas actividades pueden ser agrupadas en 10
procesos del cambio. Los procesos experimentales son aquellos que
buscan cambios en la forma en que la gente piensa y siente sobre su
hábito.
Procesos psicológicos:
• Aumento de la percepción del problema: se relaciona con cosas que la gente hace para
incrementar su conciencia de conducta como problema, lo cual reduce las defensas hacia el
cambio: Por ejemplo: buscar información, leer artículos, ver programas de televisión, etc.
• Shock emocional: Ocurre cuando una persona experimenta una fuerte reacción emocional
asociada a situaciones que tienen que ver con su conducta. Por ejemplo: Sentirse deprimido
porque un amigo ha desarrollado una enfermedad relacionada con el tabaquismo.
• Aumentar la percepción de que existen conductas alternativas en el entorno: sexo para calmar
la ansiedad, ejercicio, etc.
• Auto reevaluación: Reevaluación de las consecuencias relevantes asociadas con el dejar de
fumar. Por ejemplo: Hechos como "ya no me siento feliz viéndome a mí mismo como
fumador".
• Reevaluación en el entorno próximo: Conciencia del impacto que tiene la conducta de uno
sobre los demás. Por ejemplo: Me doy cuenta de que el asma de mi hija empeora si fumo.
Procesos conductuales:
• Promover conductas satélite: Cambios en el estilo de vida general del fumador. Se
relaciona con actividades que apoyan el hecho de volverse un exfumador. Por ejemplo:
Elegir comer algo saludable o beber un zumo en lugar de fumar un cigarro.
• Condicionamiento contrario: Se refiere a reemplazar el fumar con un sustituto conductual.
Por ejemplo: hacer ejercicio, dar un paseo, tener a mano alimentos hipocalóricos, etc.
• Control de estímulos: Evitar estímulos relacionados con el tabaco y evitar situaciones que
animan a fumar. Ejemplo: Poner carteles de no fumar en sitios que te pueden inducir a
hacerlo, etc.
• Manejo de los refuerzos: La forma en que la gente se refuerza a sí misma (o es reforzada
por los otros) para no fumar.
• Relaciones de ayuda: Se refiere a la confianza en los otros y a la aceptación de su ayuda
así como a la búsqueda de ayuda profesional para guiar el proceso de dejar de fumar.
El Balance de decisión:
• La motivación para el cambio se refiere a las razones que tiene un
fumador para dejarlo y a la fuerza que pone en el intento. Esta
motivación queda reflejada en este modelo mediante el constructo del
balance decisional. Se define como la importancia relativa que una
persona da a las ventajas y desventajas del cambio de conducta (dejar
de fumar). Este balance decisional varía entre las etapas del cambio y,
para la mayor parte de las conductas analizadas hasta la fecha, esta
variación se puede predecir claramente.
La Autoeficacia:
• El éxito en conseguir dejar de fumar se ha relacionado con la
confianza de las personas en su habilidad para conseguirlo. Tentación
y confianza son inversamente proporcionales, a medida que la
tentación disminuye, la confianza aumenta. La diferencia entre
tentación y confianza disminuye con el progreso a través de las etapas
del cambio.
MODELO DE LOS SISTEMAS
AUTORREGULADORES
(Leventhal, Meyer y Nerez, 1980)
Modelo de los Sistemas Autorreguladores
• Para explicar la conducta de las personas en relación con la salud y la enfermedad.
Leventhal se sirve del modelo para definir a las personas como sujetos activos,
inmersos en un proceso permanente de evaluación de su estado presente y cuyo
objetivo sería preservar su estado de funcionamiento ideal mediante la
retroalimentación.

• Por medio del modelo, intentan explicar la forma en que las personas están inmersas en
un proceso autorregulador que les permite la adaptación a corto y largo plazo ante
situaciones de enfermedad. Los comportamientos ante la enfermedad estarían
determinados por las representaciones o creencias de sentido común acerca de la
enfermedad: identidad (etiqueta y síntomas), causa, consecuencias, el estado corporal
real, el estado corporal ideal, la experiencia emocional, los planes de cambio y la forma
en que el sujeto evalúa todos estos aspectos.
Modelo de los Sistemas Autorreguladores
• El modelo propone dos canales paralelos en ese proceso. Uno de ellos
daría lugar a la elaboración de una representación objetiva de la
amenaza a la salud, así como el desarrollo de respuestas de
afrontamiento para controlarla. El segundo sistema supone el
procesamiento de las reacciones emocionales ante esa amenaza y la
puesta en marcha de estrategias para controlar esa emoción. Se
trataría, por tanto, de dos sistemas independientes que pueden,
ocasionalmente, interferir uno en otro.
Modelo de los Sistemas Autorreguladores
• El sistema autorregulador parte de la percepción de los estímulos internos
y ambientales que inician el progreso de autorregulación.
• Los tres niveles superiores del esquema corresponden a:
1. el procesamiento cognoscitivo, esquemático y representacional de los estímulos
a través de las representaciones de sentido común que se tengan de la
enfermedad y de la peligrosidad con que se percibe la enfermedad, sus posibles
consecuencias al padecerla y la vulnerabilidad percibida;
2. los planes de acción y la selección de las conductas para afrontar la enfermedad
y
3. evaluación de los resultados de las conductas llevadas a cabo, atendiendo a los
progresos según la consecución del estado ideal; esto es, si se han conseguido
los objetivos que desencadenaron ese proceso de autorregulación.
Modelo de los Sistemas Autorreguladores
• Los tres niveles inferiores del esquema corresponden al procesamiento
representacional emocional de los estímulos, donde las emociones se
conciben como sentimientos subjetivos que integran la respuesta
afectiva ante los estímulos que sirven como elementos guía de la
conducta. Los estados emocionales podrían activarse en cualquiera de
las tres etapas e interactuar con el procesamiento cognoscitivo de
ciertos estímulos.
Modelo de los Sistemas Autorreguladores
• Para Leventhal, los dos sistemas autorreguladores son relativamente
independientes, pero, a la vez, son interactivos, debido a que ambos
están involucrados en la percepción consciente y en las emociones
asociadas a determinada enfermedad, así como a personas y
situaciones. Respecto a la enfermedad, la estimulación nociva se
procesa simultáneamente en un sistema informacional u objetivo y en
el sistema de la emoción (amenaza, miedo).
• Ambos sistemas actúan en paralelo a partir de la recepción de
estímulos, interactuando a través de las diversas etapas de
interpretación, afrontamiento y evaluación.

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