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PSICOLOGIA DE LA SALUD
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Figura 1. Diversos aportes a la psicología de la Salud
1.2.Desarrollo Histórico
En el año 1978 la American Psychological Association creó su 38ª División: la
perteneciente a la Psicología de la Salud. Joseph D. Matarazzo fue nombrado su presidente
y la División 38 lanzó poco después su primer manual (“Health Psychology. A handbook”)
y una revista oficial.
Como ha sido señalado por varios autores (Bloom, 1988; Friedman y DiMatteo, 1989;
DiMatteo, 1990; Grau, Morales, Pérez Lovelle, 1990; León, Jarana, 1992; Grau, Martín,
1993; Grau, 1991, 1992, 1995a-b, 1996, 1997a-b-c; Morales, 1997, 1999; Simón, 1999;
Werner, 2000, y otros) el desarrollo de la Psicología de la Salud ha sido esencialmente el
resultado natural de: a) las controversias con el modelo biomédico tradicional y sus
limitaciones en la práctica actual en salud, b) el fracaso de los sistemas sanitarios por una
concepción restrictiva y descontextualizadora de la salud y, c) la posibilidad de
comprender como variables sociales y psicológicas (creencias, conductas, emociones,
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actitudes, apoyo social, etc.) mediatizan los problemas de salud, como factores
desencadenantes, facilitadores o moduladores del proceso salud-enfermedad.
El viejo modelo biomédico ha ido cediendo lugar a un nuevo modelo biopsicosocial, que
no restringe el diagnóstico de la enfermedad a la presencia de anormalidades bioquímicas
e incorpora variables psicológicas y sociales en su etiología, que presta importancia a la
habilidad del médico para comprender determinantes psicosociales y culturales de los
síntomas y considera la influencia de las situaciones vitales en la salud, que destaca el
papel de la relación médico-paciente en una comunicación de diálogo, no autoritaria, y
refleja nuevos cambios en la preocupación sanitaria, desplazando la atención hacia las
enfermedades crónicas y otras alteraciones (Holtzman et al, 1988; León, Jarana, 1992;
Grau, 1987, 1992, 1995a, 1998, Simón, 1999, Godoy, 1999). Cada día se da más
importancia al estrés emocional, a los estilos de vida y las variables ambientales en la
determinación de la salud y la enfermedad, a pesar de que los gastos en la atención
sanitaria se siguen concentrando en los factores biológicos y en el perfeccionamiento de
la atención médica (Fernández del Valle, 1996; Weiss, 1982; Bloom, 1988; Winnet et al,
1989; MINSAP, 1987; Friedman y DiMatteo, 1989; Buela-Casal y Carrobles, 1996).
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los cuales se constituyen en verdaderos agentes multiactuantes en la etiología de las hoy
llamadas “enfermedades aprendidas”: daño cardiovascular y accidentes cerebro-
vasculares, cáncer, diabetes, asma, afecciones reumáticas, etc. La rápida extensión del
SIDA, de etiología viral, pero con expresiones similares al curso de cualquier enfermedad
crónica, ha ido convirtiéndolo en un serio problema que obliga a ocuparse de sus
condicionantes psicosociales. Los altos índices de violencia, de accidentes, de problemas
relacionados con la salud reproductiva y materno-infantil, junto a enfermedades
respiratorias e infecciones gastrointestinales que aquejan a los sectores socio-económicos
más deprimidos, mantienen un reto creciente a la implementación más adecuada de los
servicios de salud y tienen, sustancialmente, denominadores comunes en factores
psicosociales. Los problemas de vivienda, de oferta de servicios urbanos, la
contaminación ambiental, la extrema pobreza, agravan estas situaciones y llevan a pensar
que la infraestructura y las políticas sanitarias, afectadas por las crisis económicas,
necesitan profundos cambios para cubrir siquiera en lo más mínimo la demanda de
atención y la oferta adecuada de servicios de salud.
2.1.Modelo Biopsicosocial
Comenzaremos describiendo cada uno de los elementos y posteriormente las
relaciones que se establecen entre ellos.
2.1.1 Ecosistema
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El Ecosistema hace referencia al conjunto de situaciones estimulares en las
que el sujeto está presente y ante las que reacciona tratando de adaptarse. La
determinación del tamaño del ecosistema es importante y se puede considerar
desde la calle en la que vive o el continente en que se ubica. Se señalan dos
aspectos importantes del ecosistema: el ambiente (características físicas del
entorno) y el grupo social (porque se quiere poner de manifiesto la
importancia de los grupos en los que está inmerso el individuo, familia,
escuela, barrio, ciudad, etc.). El término elegido, ecosistema, trata de englobar
las características relevantes que podemos encontrar en el medio estimular.
2.1.2 Organismo
2.1.3 Salud
La Salud resulta del grado de adaptación a corto, medio y largo plazo del
comportamiento de un individuo en un ecosistema.
Así pues, el modelo bio-psico-social surge porque no es posible explicar todos los
comportamientos del individuo desde un modelo centrado en el organismo. Este
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hecho, que es perfectamente reconocido en todos los modelos conductuales
anteriores, se obvia en la clínica debido a la consideración de que el sujeto es un
enfermo, un sujeto desadaptado, que necesita ser mejorado o reparado.
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CAPITULO II: ASPECTOS TEORICO-CONCEPTUALES Y
METODOLOGICOS DE LA PSICOLOGIA DE LA SALUD
1. Definición
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IV. Evaluación y mejora del sistema sanitario.
2. Objeto de Estudio
3. Características
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e) Elaboración de adecuadas estrategias para la evaluación, tratamiento y
rehabilitación de la enfermedad (prevención secundaria), tanto a nivel
individual como comunitario
f) Formación y potenciación de otros profesionales de la salud, mejorando sus
relaciones con los pacientes, preparándolos para exámenes médicos,
intervenciones sanitarias u hospitalización, aumentando el cumplimiento y
seguimiento por los mismos de los tratamientos y prescripciones,
incrementando la eficiencia de la gestión sanitaria y de las instituciones en
salud; todo ello confiriendo dos características primordiales al campo: 1) la
simbiosis entre la investigación y la aplicación clínica, en cualquier fase del
proceso salud-enfermedad, y, 2) la vocación o tendencia a la intervención en
individuos, grupos y comunidades.
Es de gran importancia para una especialidad reciente definir con claridad su objeto
de estudio, a la vez que delimitar su área de actuación a nivel académico, investigador y
profesional, de otras disciplinas, especialidades y campos de estudio con los que puedan
encontrarse solapamientos totales o parciales, así como contradicciones.
a) Medicina comportamental
La medicina comportamental es un área muy cercana a la psicología de la salud. Birk
(1973) es quien introduce el término, el cual nace asociado a los procedimientos de
retroalimentación biológica. Fue definida por su Conferencia Fundacional de Yale
(1977) como el campo interdisciplinario referido al desarrollo e integración de los
conocimientos y técnicas de las ciencias biomédicas y de la conducta relevantes para
la salud y la enfermedad, y la aplicación de esos conocimientos y técnicas a la
prevención, diagnóstico, tratamiento y rehabilitación. El término medicina
comportamental se utiliza, por tanto, para referirse a un campo interdisciplinario de
investigación, educación y práctica, referido a la salud/enfermedad física, que reúne
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elementos provenientes de la ciencia del comportamiento, tales como la psicología y
la sociología, o la antropología, y de la educación sanitaria, pero también de la
epidemiología, fisiología, farmacología, nutrición, neuroanatomía, endocrinología,
inmunología, odontología, medicina interna, enfermería, trabajo social y salud
pública entre otras, para colaborar en el cuidado de la salud y en el tratamiento y
prevención de las enfermedades.
b) Psicología clínica
Cuando se hace mención a la psicología clínica se entiende como el conjunto de
actuaciones sobre sujetos que presentan problemas o trastornos psicológicos. Su
principal característica será, pues, el establecimiento de una relación entre el
psicólogo y su paciente con una dimensión de apoyo y ayuda, a través de los
conocimientos y la actuación psicológica.
Así, los supuestos teóricos que definen el trabajo en la clínica, los modelos
explicativos de los trastornos abordados y las estrategias y objetivos de la
intervención están relacionados con esta existencia de un paciente que demanda
ayuda para afrontar su problema.
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esquizofrenia, la rehabilitación de pacientes crónicos, etc.
Esta intervención clínica genuinamente psicológica se va ampliar
c) Psicología comunitaria
Conceptualmente la psicología comunitaria debe entenderse destinada a la
comprensión, explicación y solución de los problemas desde el punto de vista
supraindividual (social comunitario), enfocando su actuación preferentemente,
aunque no únicamente, en el cambio y la mejora del medio.
d) Psicología de la salud
Aparece como un área más específica que subraya el papel primario de la psicología
como ciencia y como profesión en el campo de la medicina comportamental y que se
definió como "el conjunto de contribuciones científicas, educativas y profesionales
que las diferentes disciplinas psicológicas hacen a la promoción y mantenimiento de
la salud, a la prevención y tratamiento de la especialidad, a la identificación de los
correlatos etiológicos y diagnósticos de la salud, la enfermedad y las disfunciones
relacionadas, a la mejora del sistema sanitario y a la formación de una política
sanitaria"
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PSICOLOGÍA
SALUD MENTAL PSICOLOGÍA
CLÍNICA COMUNITARIA
Tratamiento Prevención
Individual Supraindividual
MEDICINA PSICOLOGÍA DE
CONDUCTUAL LA SALUD
SALUD FÍSICA
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y no transmisibles, manteniendo y promoviendo la salud, por el diagnóstico,
tratamiento precoz y rehabilitación, así como evitando y limitando la invalidez que
aquellos puedan ocasionar.
Educación para la salud: un proceso cuyas dimensiones intelectual, psicológica y
social se relacionan con actividades que incrementan las capacidades de las personas
para tomar decisiones bien informadas que afectan a su bienestar personal, familiar y
comunitario.
De acuerdo con este autor, la conducta autorregulada es la clave tanto para el cambio
conductual como para su mantenimiento. Para que dicha conducta se implemente, la persona
requiere de la adquisición de destrezas, competencias y de una fuerte creencia en sus propias
capacidades para ejercer control sobre éstas. Así desde este marco conceptual, el cambio de
la conducta estaría en función de:
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a) Las expectativas de logro que tiene la persona de ejercer la conducta.
b) Las expectativas de logro sobre su capacidad para ejecutar la conducta en forma
exitosa.
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Se les pregunto a las personas en qué medida creían que eran susceptibles a la TBC y, en
segundo lugar, si creían que podían obtener algún beneficio por participar en los chequeos.
El modelo se basa en la noción que el cambio hacia conducta saludables está guiado
por las creencias del individuo, específicamente por lo que se denomina la "expectativa de
valor", esto es, las personas van a cambiar su conducta si ésta resulta en algo valorado para
ellas y tienen la expectativa de que pueda alcanzarse ese resultado.
Variables adicionales del modelo se refieren si acaso las personas creen que ellos son
susceptibles a enfermarse, si ven como la enfermedad como sería de grave, o estiman que el
comportarse de manera saludable o preventiva va a resultar más beneficioso que el costo
involucrado en adoptar la conducta.
El modelo refiere que las conductas saludables se dan en función de dos tipos de
factores, por un lado, tenemos la percepción de amenazas contra la salud y por el otro lado,
las creencias de los individuos sobre la posibilidad de reducir esas amenazas. Cada uno de
estos factores considera, a su vez, otras variables.
Valores generales para la salud. Se requiere, en primera instancia, que las personas
consideren que poseer una buena “salud” es una característica prioritaria de las
personas.
Percepción de vulnerabilidad. Se refiere a la percepción subjetiva del riesgo de
enfermar. En el caso de ya estar enfermo, correspondería a la aceptación del
diagnóstico y su percepción de mayor vulnerabilidad hacia nuevas enfermedades o
condiciones limitantes derivadas de la enfermedad.
Percepción de la gravedad. Sentimientos acerca de qué tan serio puede ser el
enfermar incluyendo consecuencias médicas, sociales y económicas, entre otras.
Cabe hacer mención que la percepción de vulnerabilidad y la percepción de gravedad,
en su conjunto, pueden etiquetarse como “percepción de amenaza”.
Por otro lado, las características que le dan origen a las creencias sobre la posibilidad
de reducir la amenaza, tiene que ver con:
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Percepción de beneficios. Son las expectativas positivas que tienen las personas para
llevar a cabo conductas de protección.
Percepción de los costos de acción o barreras. Se refiere a la percepción que tienen
las personas sobre lo que implica (costos) el llevar acabo una conducta preventiva y
los beneficios que obtendrán por la emisión de ésta, si los beneficios superan los
costos, entonces el comportamiento saludable estará en condiciones de presentarse.
Creencia en la eficacia de los medios concretos. Se considera eficacia de los medios
concretos a aquellas habilidades que el sujeto cree poseer para poder llevar acabo
determina conducta y lograr su objetivo, considerándose estas habilidades como un
disparador de acción.
Cabe mencionar que también se toman en cuenta otras variables que pueden ser de
origen demográfico que pueden influir en la emisión de conductas de salud por medio de la
percepción de cada uno de los componentes antes planteados.
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5.3. La Teoría de Acción Razonada
Asociada a los planteamientos de los psicólogos Ajzen & Fishbein, si bien no nació
de un interés específico en salud nos ayuda a entender como una persona llega a tomar una
decisión para realizar cierta acción.
Este modelo sugiere que la mejor forma de predecir la conducta es conociendo las
intenciones de una persona. Una intención representa un compromiso de la persona para
actuar de cierta manera y es un fuerte predictor de la conducta manifiesta, provisto que se de
en ciertas condiciones; entre estas, que el tiempo transcurrido entre la declaración de
intención y la ejecución de la conducta no sea muy prolongada y la especificidad de la acción
requerida para materializar la intención de cambio. Las intenciones son influenciadas por las
actitudes, normas subjetivas y las percepciones provenientes de las presiones sociales, por
ello no se considera como un modelo que por sí solo puede explicar conductas preventivas.
a) Actitud hacia la conducta: Son las creencias que tiene la persona en torno a los
efectos que tendrá la acción y de la evaluación que realiza acerca de sus probables
consecuencias.
b) Norma subjetiva: Es la percepción que la persona tiene acerca de lo que los otros
significativos piensan acerca de si uno debería o no realizar una conducta de interés
y de su motivación para cumplir con dichas creencias. Se encuentra basada en los
referentes normativos que pueden sustentar el comportamiento (padres, amigos, etc)
y junto con las actitudes hacia la conducta influencian las intenciones conductuales
(Albarracín et al., 2000).
c) Creencias sobre las consecuencias de la Conducta y la posterior evaluación de las
consecuencias.
d) Creencias normativas: Son los supuestos que la persona tiene acerca de lo que los
demás esperan de ella. En otras palabras, refiere a la motivación para acomodarse.
e) La intención conductual: Es el elemento "gatillante" de la conducta (Latorre y
Beneit, 1994).
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Figura 4. Esquema del modelo de acción razonada.
Este modelo fue modificado en dos puntos relevantes. Por una parte, plantean que la conducta
previa afecta tanto a las actuales intenciones conductuales como a la conducta futura y, por
otra parte, que las actitudes pueden influir directamente en la conducta además de influirla
indirectamente por medio de las intenciones conductuales. El aumento de la capacidad
explicativa se extendió gracias a la inclusión de estos factores, situación que fue demostrada
en algunos trabajos sobre ingestión de alcohol y drogas y que posteriormente han sido
aplicados a diversas áreas de la investigación en salud (Páez, Ubillos y Pizarro, 1994).
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que reduzcan el riesgo, aumentando de paso la percepción de autoeficacia para iniciar y
mantener los cambios comportamentales deseados.
Asimismo, se intenta crear una red de apoyo social que refuerce las conductas preventivas o
de bajo riesgo. Para lograr el cambio se usan técnicas tanto de la psicología social, como
cognitivas-conductuales.
Los componentes del modelo según Catania, Kegeles y Coates (1990) son los siguientes:
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2) Obtener remedios. Se refiere a varios estilos de ayuda que uno puede adoptar, por
ejemplo, emplear la auto-ayuda, obtener ayuda de otros o resignarse al problema.
3) Establecer soluciones. Se han hecho pequeñas investigaciones y se han asociado
a este componente variables, como el soporte social, el cambio en la pareja y
buenas habilidades de comunicación.
El problema que se ha encontrado con el Modelo de Reducción es que postula pocas ideas
sobre como se da realmente el cambio de conducta. También se le critica que toma elementos
de distintos modelos para explicar cada etapa de cambio, intentando articular las variables
para explicar cada fase, al igual que considera factores específicos de otros modelos para
describir los logros en un sola etapa y no de la conducta en general (Fisher y Fisher, 2000)
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están tratando de cambiar por si solos, sin ayuda profesional, nos enseña que las personas
progresen de manera de una manera gradual, continúa y a través de un proceso dinámico de
5 etapas a medida que tratan de reducir o eliminar conductas riesgosas. El modelo nos sugiere
que hay que diseñar estrategias de cambio que estén de acuerdo a las características de los
sujetos a los cuales están dirigidas.
Las etapas o estadios por las que un sujeto pasa antes de cambiar sus comportamientos son:
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6. Salida o Terminación: Los sujetos aquí "salen" del proceso de etapas
consolidándose el cambio.
Es necesario recalcar que este modelo no se plantea en forma lineal si no más bien
circular donde los sujetos pasan de una etapa a otra y vuelven a pasar por las diferentes etapas
antes de realizar el cambio definitivo.
Las primeras fases del análisis incluyen tanto el nivel personal como el nivel
interpersonal. Hay un tercer nivel donde se considera el ambiente social más inmediato. Un
cuarto nivel considera los aspectos institucionales, sociales, culturales, políticos y
económicos, como clases de factores que afectan la conducta.
Finalmente hay un nivel que implica la evaluación del impacto de las intervenciones,
esta fase de evaluación del programa es importante pero generalmente se hace de manera
poco sistemática, si es que se hace a pesar que se centra en metas específicas, este modelo es
complejo y se considera como un modelo de planeación.
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El modelo particular de prevención hace énfasis en los aspectos temporales de la
interacción, en donde la historia interactiva del individuo constituye un elemento psicológico
que influye inicialmente en su comportamiento de riesgo o prevención. Este modelo consta
de 3 fases:
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dimensiones distintas; la concepción biomédica y la sociocultural. De acuerdo con este
modelo, la salud biológica o la enfermedad será el resultado de la forma en que el
comportamiento media los efectos del ambiente sobre el organismo.
Por otro lado, la segunda categoría se refiere a los resultados, es decir, los efectos
obtenidos de la interacción de los tres componentes de la categoría procesos, dichos
resultados se dan a un doble nivel, por un lado afectan el grado de vulnerabilidad biológica
del organismo y por el otro, influyen en la disponibilidad y emisión de conductas
instrumentales. Los elementos que componen esta categoría son las conductas instrumentales
preventivas o de riesgo, los factores biológicos relacionados con la vulnerabilidad biológica
presente y la aparición o no de la patología biológica o bien de conductas asociadas a la
misma.
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Figura 7. Representación esquemática del Modelo Psicológico de la Salud Biológica
propuesto por Ribes
Las resultantes que propone el modelo, pueden ser tanto del orden psicológico (conductas
instrumentales de riesgo), como del orden biológico (la vulnerabilidad biológica y los estados
patológicos que constituyen las características definitorias de la enfermedad), y el resultado
de la interacción de estas dos resultantes es la condición patológica, que desde el punto de
vista psicológico, es consecuencia de una baja vulnerabilidad y la emisión de conductas
instrumentales de riesgo.
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características de este tipo de conductas indirectas está en que no producen efectos
inmediatos y específicos.
Conductas instrumentales preventivas las cuales hacen referencia a prácticas
preventivas en situaciones donde el agente patógeno puede estar, al igual que en el
caso de las conductas de riesgo, en contacto directo o indirecto. Las conductas
instrumentales preventivas donde el agente patógeno está en contacto directo se
refieren a conductas que involucran el contacto directo con el agente dañino pero en
este caso, a diferencia de las conductas productoras de patología directa, se toman las
debidas precauciones (las cuales no son garantía para evitar la adquisición de un
agente patógeno), por ejemplo, los trabajadores del sector salud quienes, con
precauciones tales como el uso de guantes de látex, se encargan de obtener las
muestras de sangre para hacerles la prueba del VIH/SIDA; o bien, el tener relaciones
sexuales con preservativo, lo cual no exime de poder ser contagiado del VIH.
Bandura (1994) piensa que una buena intervención que tenga por objetivo el cambio
de comportamiento, debe desde la perspectiva del modelo de Autoeficacia, considerar cuatro
variables (ver Figura 8), las cuales están dirigidas a alterar cada uno de los tres componentes
determinantes de acción propuesto por la teoría Cognitivo-Social.
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Figura 8. Representación del Modelo de Autoeficacia
Los componentes del modelo de autoeficacia que han sido representados en la Figura
8, se describen a continuación y siguen un patrón de acción y metodología de intervención:
Pese a lo integro que parece estar este modelo, no se salva de caer en errores como el
creer que con una alta percepción de riesgo, las personas tomarán acciones para prevenir
enfermedades, es así, como nos encontramos con estudios que buscaban reforzar la
autoeficacia por medio de la percepción de riesgo, bajo la hipótesis de que si una persona
podía percibir el riesgo en el que se encontraba, esta podría desplegar las acciones de
autoprotección necesarias, fortaleciendo así la autoeficacia (Bell, Molitor & Flynn, 1999).
Concebir al ser humano como un individuo capaz de cambiar y por ende responsable
de su conducta y los cuidados de la salud.
Destacar la influencia de factores directos e indirectos en la conducta de la salud; la
amenaza percibida o susceptibilidad, actitudes hacia la conducta, presión social y
autoeficacia son factores de impacto directo sobre el comportamiento en salud,
mientras características sociodemográficas, información sobre la salud, creencias son
elementos de influencia indirecta en las conductas de salud.
Contribuir a la investigación y predicción de las conductas de salud. No obstante,
ninguna de estas logra por si sola abordar y comprender de una forma íntegra los
diversos problemas y aristas que presenta el campo de la conducta de la salud.
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La mayoría de sus modelos no le permiten considerar el contexto cultural y social de
algunas conductas saludables.
Los modelos de psicología de la salud generalmente no han tomado en cuenta los
diferentes estadios de desarrollo del individuo.
No hay que olvidar que la salud por su naturaleza misma es un constructo
multidimensional. Tienen implicaciones multidisciplinarias.
6. Ámbitos de aplicación
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relación entre los colectivos implicados, además de la formulación de una
política de salud.
7. Niveles de Intervención
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Aumento de salud y bienestar de las personas.
Prevención o modificación de las enfermedades
Mejor funcionamiento de casos con trastornos
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empezar el gran cambio, y empiece con cambios menores y graduales;
introduzca el consumo de pollo uno día a la semana, a la siguiente semana
agregue pescado, la siguiente, pollo y pescado, además de carne, luego
ensaladas, y posteriormente frutas. De forma análoga, vaya descontinuando la
alimentación “chatarra”: hamburguesas, papas fritas, refresco de cola,
confites, etc.
d) Dormir bien durante 7 a 8 horas: evitando los distractores y factores
perturbadores del sueño, mantener buenos hábitos antes de dormir, como
comer alimentos ligeros y relajarse antes del sueño. En lugar de ver la
televisión, puede leer un libro o una revista de su interés, escuchar música no
platicar con su pareja. Si puede quitar el aparato de TV, radio PC de su
recámara, mejor. Mantenga su habitación limpia, ordenada y bien ventilada.
e) Para sentirnos bien, hay que pensar en recuerdos agradables durante cinco de
minutos, primero una vez a la semana, y luego vamos agregando un ensayo
más por semana, hasta convertirlo en una práctica habitual. Igualmente, para
reír podemos ayudarnos recordando anécdotas de nuestra vida, leyendo
historietas, consultando páginas de buen humor en el Internet, etc.
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en la figura 10 son, proporcionalmente, muy superiores a la importancia que tiene en la
determinación de la salud.
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En estas sociedades, la distribución de los fondos públicos en salud es escasa, y la
situación se aproxima a lo representado en la última figura. Con base en las 10 primeras
causas de muerte, el Center for Disease Control of Atlanta concluyó que si se eliminan las
del primer año de vida (edad en la que los factores biológicos son muy importantes como
determinantes de la mortalidad en países desarrollados), la proporción de mortalidad
determinada por el estilo de vida se acercaría a 50%.
La psicología del presente se orienta a mejorar la calidad de vida de las personas, a través de
programas preventivos que favorezcan el autocontrol y la autorregulación física y psicológica
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así como a planificar acciones que intentan modificar la probabilidad de ocurrencia de
procesos mórbidos.
La forma en que las emociones y las actitudes se relacionan con los procesos de salud y de
enfermedad; qué factores conductuales de riesgo pueden identificarse para ciertas
enfermedades; a través de qué acciones cognitivas y de comportamiento pueden afrontarse
eficazmente situaciones estresantes de la vida cotidiana; cómo se puede convivir con una
enfermedad crónica o con un enfermo crónico; cómo aprender a adaptarse a las exigencias
inherentes de cada etapa de la vida; cómo afrontar el envejecimiento biológico, etc., son
temas propios de la psicología de la salud.
Se coincide con Becoña, Vázquez y Oblitas (2000) que: “la psicología de la salud es el campo
de mayor futuro de la psicología para las próximas décadas y, por tanto, donde hay que
esperar que se produzca el mayor desarrollo, crecimiento y expansión de todas las ramas de
la psicología, tanto a nivel teórico como formativo, investigador y, aún más importante,
profesional”.
De acuerdo con los mencionados autores, a continuación se presentan los lineamientos que
caracterizarían el desarrollo y las aplicaciones de la psicología de la salud en el futuro
inmediato:
1) Incorporación del modelo conductual por parte de otros profesionales de la salud, con
previa formación biológica para comprender, explicar y cambiar los comportamientos
desadaptativos relacionados con la salud. Se considera que este modelo
comportamental es de referencia obligada en toda acción preventiva primaria. Se
prevé que las intervenciones comportamentales van a multiplicarse en el campo del
cuidado de la salud física.
2) Gran desarrollo de programas preventivos en enfermedades causadas por hábitos
inadecuados. La prevención primaria será el procedimiento de elección para las tres
“c”: corazón, cáncer, carretera, responsables de la mayoría de las muertes.
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3) Necesidad de diferenciar el concepto de psicología de la salud de otros relacionados
estrechamente con ésta, como el de medicina comportamental.
4) Delimitación en el campo práctico del modelo biopsicosocial. La asunción de una
perspectiva interdisciplinaria, así como la contribución de los componentes
biológicos, psicológicos, conductuales y socioambientales. El psicólogo se centra en
los factores subjetivos y de comportamiento pero integra, comprensivamente, el resto
de los componentes.
5) Construcción de modelos explicativos de los distintos problemas en los que interviene
la psicología de la salud desde una perspectiva interdisciplinaria (integrando
conocimientos biológicos, psicológicos, conductuales y sociales) considerando el
contexto cultural y sanitario en el cual se da la enfermedad.
6) Aplicación de procedimientos eficaces, de bajo costo. La aplicación de técnicas de
intervención con una adecuada relación costo-eficacia se hace imprescindible para
evitar los altos costos sanitarios sin mayores resultados en el mejoramiento de la
calidad de vida de los individuos. Es importante que se demuestre a través de estudios
controlados la eficacia de ciertos procedimientos para que los dirigentes políticos, los
estamentos administrativos y demás profesionales apoyen acciones programadas de
psicología de la salud.
7) Mejoramiento de las técnicas disponibles, evaluación adecuada de las existentes y
desarrollo de nuevos procedimientos de intervención. A medida que surjan nuevas
necesidades se hará necesario crear nuevas técnicas de intervención y elaborar
procedimientos científicos para evaluarlas. El desarrollo de las técnicas de
modificación de conducta ha permitido que éstas se apliquen eficazmente a
alteraciones que antes eran de exclusivo campo de la medicina. Así, en la actualidad
se aplican técnicas de comportamiento a pacientes hipertensos, asmáticos, diabéticos,
con SIDA, cáncer, etc. Aunque todavía se está en una etapa exploratoria, en lo que
respecta a la selección de las técnicas más eficaces para cada tipo de trastorno, ya que
las dificultades metodológicas son múltiples (problemas de muestreo, seguimiento de
los sujetos, adherencia a las instrucciones, tareas, etc.) (Kazdin, 1994).
8) Desarrollo de la psiconeuroinmunología. A partir de los trabajos pioneros de Ader y
Cohen (1982) se pone en evidencia que el sistema inmunológico es susceptible de
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condicionamiento clásico, y que por aprendizaje asociativo dicho sistema puede ser
reforzado o inhibido, tanto en animales como en seres humanos (Sovalson, Ghanta &
Hiramoto, 1988). La interacción estrecha entre los componentes psicológicos, el
sistema nervioso y el sistema inmune tiene importantes derivaciones teóricas y
prácticas (Freixa, 1991).
9) Utilización de medios de comunicación masiva. A través de mensajes sencillos se
pueden difundir por radio y televisión estrategias de autoayuda para un gran número
de individuos. Especialmente, a través de la TV se pueden presentar modelos sociales
atractivos que induzcan al cambio de actitudes y comportamientos no saludables. Se
han aplicado con éxito programas de tratamiento para fumadores (García y Becoña,
1994).
10) El desarrollo de estrategias preventivas para evitar recaídas después de alcanzar
ciertos logros en la modificación de comportamientos. Particularmente, en los
comportamientos adictivos, la prevención de recaídas y el mantenimiento de las
modificaciones adaptativas logradas cobra especial importancia. Ejemplo: el ex
fumador que tiene que evitar ambientes donde inevitablemente estará expuesto a
estímulos inductores del hábito de consumir tabaco. En el caso de alteraciones
crónicas, como la hipertensión, en las que el individuo tiene que mantener un hábito
regular de realizar ejercicio físico semanalmente, controlar sus reacciones
emocionales explosivas, su alimentación, etcétera.
11) Utilización saludable del tiempo libre. La práctica de actividades que potencien
aspectos saludables, tanto físicos como psicológicos, dirigidas a realizar deportes,
caminatas, juegos, fomentar la comunicación con personas cercanas, contacto con la
naturaleza, etc., y que compensen actividades rutinarias del trabajo diario.
12) Contribuir a crear conciencia en la población acerca de la importancia de nuestros
comportamientos para determinar procesos saludables o de enfermedad.
13) Promover que agentes de gobierno, políticos, personal sanitario, docentes,
periodistas, representantes de agrupaciones no gubernamentales, etc., actúen como
modelos de conductas saludables.
14) Incremento de la asistencia a personas de edad avanzada y con SIDA. Al prolongarse
la expectativa de vida se requerirá mayor cantidad de profesionales capacitados para
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orientar a personas mayores de edad, realización de programas para organizar el
tiempo libre de éstas, etcétera. Los hábitos, las conductas, la frecuencia de exposición
a determinadas actividades de riesgo y la situación educacional y de medidas
higiénicas, determinan las formas de presentación y de propagación de la epidemia
(Ruiz Ortega, 2000). Es fundamental identificar las formas de contagio más
frecuentes de una determinada comunidad para poder implementar actividades
preventivas apropiadas.
15) El papel de la psicología de la salud será cada vez más importante en la planificación
de acciones preventivas de salud, programas comunitarios, etcétera.
16) Los conocimientos de la psicología de la salud deberán integrarse a otras áreas de
conocimiento, tales como sociología de la medicina, medicina preventiva, salud
pública, Antropología de la medicina, etcétera. Los médicos y los profesionales de la
salud tendrán que adquirir conocimientos conductuales básicos.
17) Incremento de la investigación y las publicaciones en el campo de la psicología de la
salud. En el mundo hispanoparlante, los trabajos en este campo aplicado de la
psicología se han multiplicado en los últimos años.
18) Considerar que todo cambio a introducir en el campo de la salud debe tener en cuenta
los valores sociales y significados del grupo social que afecte. Es decir, reconocer que
la identificación de necesidades implica juicios de valor. Las necesidades que
identifica el profesional de la salud pueden ser diferentes a las experimentadas o
percibidas por los individuos. Es importante, por ejemplo, identificar las creencias de
los individuos cuando se quieren modificar comportamientos de riesgo.
19) Surgimiento de nuevos problemas éticos. Estos problemas exigen nuevas soluciones
con base en el contexto sociocultural, las pautas y valores de las personas implicadas.
20) La psicología de la salud ofrece la posibilidad de mejorar el estilo de vida de las
personas así como la calidad de la atención hospitalaria y de los servicios públicos,
reduciendo los costos de la salud (Moscoso y Oblitas, 1994).
21) Para concluir, se puede afirmar que este campo de la psicología aplicada es el que se
manifiesta, en la actualidad, como el más promisorio y urgente, en cuanto a la
necesidad de responder a las demandas sociales del momento y del futuro próximo.
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CAPITULO III: PSICOLOGIA POSITIVA
La psicología positiva estudia las bases del bienestar psicológico y de la felicidad así como
las fortalezas humanas. Tradicionalmente la ciencia psicológica ha dedicado mucho esfuerzo
a estudiar los aspectos negativos y patológicos del ser humano, dejando de lado a menudo el
estudio de aspectos más positivos como, por ejemplo, la sabiduría, la felicidad, la resiliencia,
etc. El impulso definitivo para la creación de la psicología positiva fue dado por Martin
Seligman de la Universidad de Pennsylvania.
A finales de los años 1990 este conocido investigador, tras destacar la necesidad de investigar
de forma decidida los aspectos saludables del ser humano, propuso la creación de la
psicología positiva como corriente específica dentro de la psicología. La psicología positiva
estudia diversos aspectos del ser humano: emociones positivas como la felicidad, la alegría
o el amor, y fortalezas como el optimismo, la creatividad, la gratitud, la sabiduría, o la
resiliencia.
Seligman (2003), menciona en su libro felicidad auténtica que la felicidad es una resultante
de un conjunto de emociones positivas, tales como éxtasis y la comodidad, y de actividades
positivas, como la concentración y el cumplimiento de nuestras tareas.
Este autor, presenta tres categorías de emociones positivas relacionadas con el pasado,
presente y futuro.
a) Las emociones positivas sobre el presente: Se dividen en dos categorías que sean
perceptiblemente diferentes:
Los placeres: los corporales y más altos son “placeres del momento” e
implican generalmente un cierto estímulo externo.
Satisfacciones: Las satisfacciones implica la consecución del objetivo por el
cual hemos trabajado, el flujo, la eliminación de la timidez, y el saber
administrar las emociones negativas para beneficio del objetivo (defensa).
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Pero cuando una satisfacción viene a las emociones positivas de un final
entonces nos sentiremos protegidos.
Las satisfacciones pueden ser obtenidas o ser aumentadas desarrollando
fuerzas y virtudes del carácter. La autenticidad es la derivación de la
satisfacción y de las emociones positivas de administrar las fuerzas de las que
la personalidad dispone. La buena vida se nutre de la correcta administración
de las fuerzas de que dispone la personalidad para obtener el equilibrio
interior, por ejemplo, sintiendo que la labor de uno en el trabajo aporta algo
positivo y que gracias a ese esfuerzo el colectivo se beneficia a cierto grado.
Si además tenemos actividades creativas, estaremos aportando factores
favorables para que la felicidad se convierta en un estado profundo de nuestra
manera de vivir.
Además, las siguientes conductas positivas ayudan para el propósito de lograr la felicidad,
Seligman (2003):
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2. Fortalezas emocionales que implican la consecución de metas ante situaciones de
dificultad, externa o interna.
Valentía: No dejarse intimidar ante la amenaza, el cambio, la dificultad o el
dolor. Ser capaz de defender una postura que uno cree correcta aunque exista
una fuerte oposición por parte de los demás, actuar según las propias
convicciones aunque eso suponga ser criticado. Incluye la fuerza física pero
no se limita a eso.
Perseverancia y diligencia: Terminar lo que uno empieza. Persistir en una
actividad aunque existan obstáculos. Obtener satisfacción por las tareas
emprendidas y que consiguen finalizarse con éxito.
Integridad, honestidad, autenticidad: Ir siempre con la verdad por delante, no
ser pretencioso y asumir la responsabilidad de los propios sentimientos y
acciones emprendidas.
3. Fortalezas interpersonales que implican cuidar y ofrecer amistad y cariño a los
demás.
Amor, apego, capacidad de amar y ser amado: Tener importantes y valiosas
relaciones con otras personas, en particular con aquellas en las que el afecto
y el cuidado son mutuos. Sentirse cerca y apegado a otras personas.
Simpatía, amabilidad, generosidad: Hacer favores y buenas acciones para los
demás, ayudar y cuidar a otras personas.
Inteligencia emocional, personal y social: Ser consciente de las emociones y
sentimientos tanto de uno mismo como de los demás, saber como comportarse
en las diferentes situaciones sociales, saber que cosas son importante para
otras personas, tener empatía
4. Fortalezas cívicas que conllevan una vida en comunidad saludable.
Ciudadanía, civismo, lealtad, trabajo en equipo: Trabajar bien dentro de un
equipo o grupo de personas, ser fiel al grupo y sentirse parte de él.
Sentido de la justicia, equidad: Tratar a todas las personas como iguales en
consonancia con las nociones de equidad y justicia. No dejar que los
sentimientos personales influyan en decisiones sobre los otros, dando a todo
el mundo las mismas oportunidades.
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5. Fortalezas que nos protegen contra los excesos.
Capacidad de perdonar, misericordia: Capacidad de perdonar a aquellas
personas que han actuado mal, dándoles una segunda oportunidad, no siendo
vengativo ni rencoroso.
Modestia, humildad: Dejar que sean los demás los que hablen de uno mismo,
no buscar ser el centro de atención y no creerse más especial que los demás.
Prudencia, discreción, cautela: Ser cauteloso a la hora de tomar decisiones,
no asumiendo riesgos innecesarios ni diciendo o haciendo nada de lo que
después uno se pueda arrepentir.
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