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FORO DE EDUCACIÓN

Montevideo, 7 y 8 de octubre de 2005.


El sujeto pedagógico desde la perspectiva
de A. Puiggrós y P. Freire.

El tema que vertebra estas palabras es el concepto de sujeto pedagógico, a partir


de la lectura de textos de Adriana Puiggrós y de Paulo Freire. Si bien, el término
“sujeto pedagógico” se encuentra en la bibliografía de Puiggrós, parece pertinente
transponerlo a la obra de Freire, dados múltiples puntos de contacto. Se aborda el
tema, en el entendido de la relevancia que el mismo tiene a la hora de pensar el
escenario educativo actual, muchas veces analizado desde fuera de sus propios
límites. Se encuentra en este planteo una clave para recomponer un discurso desde
dentro del campo educativo, reasignándole el valor a la educación en sí misma.

En primer lugar se intentará enunciar los postulados sobre educación en la


obra de uno y otro autor, cuestión que definirá las posibilidades o las imposibilidades
que cada uno hace de la construcción de un sujeto pedagógico determinado. Se
tomará de Puiggrós el concepto de sujeto pedagógico desde el discurso de la
modernidad, y, como alternativa, la educación dialógica mencionada por Freire. En
cada una de estas posturas “el sujeto pedagógico que constituyen será decisivo para
los resultados del proceso educacional.” (Puiggrós, A., 1990:30)

Más adelante se abordará el sujeto pedagógico como concepto relacional,


destacándose los elementos que lo constituyen y los diferentes modos en que se
vinculan. Este elemento determina su particular conformación.
Desde el discurso de la pedagogía moderna, esos elementos ocupan lugares
predeterminados y predeterminada es también su manera de vincularse. Desde su
planteo, Freire proponen algunas claves para encarnar los lugares de educador y
educando, y la posibilidad de la construcción de un vínculo con algunas
características claras pero no inflexibles.

Finalmente, se analizará cada uno de los componentes del sujeto pedagógico,


centrándonos en lo que los discursos pedagógicos trabajados le asignan. En este
apartado intentaremos desmenuzar los diferentes elementos que constituyen el
sujeto pedagógico y las diferentes formas en que éstos entran en relación.

1. EL SUJETO PEDAGÓGICO COMO CONCEPTO RELACIONAL

Se propone aquí el concepto de sujeto pedagógico como relacional, dado lo


determinante que resulta la relación (conexión, correspondencia) entre los
elementos que los constituyen. La particular forma de vinculación entre educador y
educando, determina el sujeto pedagógico en cuestión. Se plantea una
interdependencia entre los sujetos que se encuentran en las situaciones educativas,
“quien forma se forma y re-forma al formar y quien es formado se forma y forma al
ser formado” (Frerire, P., 1997:25).

“Esta relación entre educador y educando, siempre mediada por el curriculum


(consciente e inconsciente, manifiesto u oculto, más planeado o más espontáneo, en
germen, fragmentado o desarrollado), será denominada “sujeto pedagógico”
(Puiggrós, A., 1990:32). Queda de manifiesto aquí que el sujeto pedagógico es esa
particular forma de relación entre educador y educando, la cual posee como
elemento mediador una serie de contenidos, un recorte particular de la cultura.

2. INSTRUCCIÓN PÚBLICA VERSUS EDUCACIÓN DIALÓGICA

“La educación como práctica productora de sujetos a partir de otros


sujetos, es una mediación. Se realiza construyendo una sujeto mediador que
hemos llamado sujeto pedagógico. Con él nos referimos a la relación entre
educador y educando, al producto de la vinculación entre los complejos sujetos
sociales que ingresan a las situaciones educativas (...)”. Toda pedagogía
construye en el discurso a sus sujetos, sus formas particulares de vincularse en
las situaciones educativas y los elementos que mediarán esta relación. Cada
discurso carga a los individuos que transitan por los lugares de educador y
educando con características que los definen como tal. Pone en juego una
determinada forma de entender el conocimiento y su distribución y determina los
fines que esa práctica (la educativa) debe alcanzar.

Cabe preguntarse aquí donde se pone el acento uno y otro discurso


pedagógico, respecto de los fines de la educación. Veremos entonces los
planteos de la pedagogía moderna y de la educación dialógica propuesta por
Freire.

“En la pedagogía moderna, la instrucción pública domina sobre otras


formas del vínculo pedagógico, (...).” (Piuggrós, A., 1994). El mismo se constituye
en torno a la definición de educación como transmisión de la cultura de las
generaciones adultas a las generaciones jóvenes, ubicando a unos como los
portavoces y a los otros como meros receptores, con el fin de la formación de
ciudadanos que coadyuvaran a la creación de una sociedad homogénea.
Educadores y educandos se relacionan a partir de la comprensión de sus
diferencias como elemento que los hace antagónicos, opuestos.

Por su lado, Freire encuentra el valor de la educación, no en un fin


externo, sino en el entender la educación como elemento esencial para el devenir
humano. Como actividad propia de la naturaleza humana, actividad puramente
formadora, que hace que la “vida” se transforme en “existencia” y el “soporte” en
“mundo”. Actividad que nace de la comprensión (y no de la adaptación) del
hombre de su entorno, su capacidad de comunicarlo y de la capacidad de
intervenir en él. Hay una clara oposición entre éste planteo y el de la pedagogía
moderna, que se expresa cuando Freire plantea que enseñar no es transferir
conocimiento. La educación dialógica de Freire se basa en la capacidad de los
hombres de educarse mutuamente mediante el diálogo; pone el acento en la
necesaria presencia de dos, y no en la supremacía de uno sobre el otro. Enseñar
implica la presencia de algo a ser enseñado y de alguien a quien enseñarlo. Pero
ese enseñar no es mecánico, no se traduce en el depósito del conocimiento en el
otro, sino que enseñar, como posibilidad a partir de la posibilidad de aprender,
“implica la presencia de sujetos que piensan mediados por el objeto u objetos en
que incide el propio pensar de los sujetos.” (Frerire, P., 1997:38). La educación
tiene como fin la transición de la curiosidad ingenua a la curiosidad

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epistemológica, pues se concibe a quienes están implicados en una situación
educativa como constructores y creadores del conocimiento.

3. EDUCADOR, EDUCANDO, SABERES Y VÌNCULO PEDAGÓGICO

En este apartado intentaremos analizar cada uno de los elementos


constitutivos del sujeto pedagógico, y como cada uno de ellos va tomando forma en
la propuesta de la pedagogía moderna, y en la alternativa que entiende como
necesaria Puiggrós y que incluye el planteo de Freire.

Desde el planteo de educación moderna el sujeto pedagógico se identificaba


con la instrucción pública, presentándose “como la única mediación imaginable entre
la sociedad y los sistemas reguladores del pensamiento y la conducta de las nuevas
generaciones” (Puiggrós, A., 1994:60). Educador y educando se definen como
lugares predeterminados, más allá de las particularidades de los individuos que
ocupen circunstancialmente dichas posiciones. Se proyectan los sujetos sociales y
políticos que conforman el sujeto pedagógico hacia los lugares de educador y
educando, generando así múltiples desajustes.

Por su parte, Puiggrós rescata el hecho de que las posiciones de educador y


educando no son inmutables y que para su comprensión debe ser argumentada su
naturaleza política, histórica y discursivamente construida. Menciona en este
sentido a Freire quien concibe “al educador y al educando como producto de
sobredeterminaciones que se elaboran en el campo de múltiples luchas (técnico-
profesionales, disciplinarias, jurídico-políticas, económicas, ideológicas) por la
hegemonía” (Puiggrós, A., 1995:102).

Detengámonos por un instante en la figura del educador. El educador


moderno es el portador del saber, quien tiene como cometido instruir, disciplinar al
educando. Es quien detenta la autoridad por ser el poseedor de la verdad.
Freire por su parte propone que el rol del docente se construye conjuntamente
con el del educando, en el intercambio, en el diálogo. “A esta altura creo poder
afirmar que toda práctica educativa demanda la existencia de sujetos, uno que, al
enseñar, aprende, otro que, al aprender, enseña, de allí su cuño gnoseológico; la
existencia de objetos, contenidos para ser enseñados y aprendidos, incluye el uso
de métodos, de técnicas, de materiales; implica a causa de su carácter directivo,
objetivos, sueños, utopías, ideales. De allí su politicidad, cualidad que tiene la
práctica educativa de ser política, de no poder ser neutral.” (Freire, P., 1997:68). Se
lee aquí, que el lugar del educando difiere bastante de la tabula rasa de la educación
moderna. Freire hace especial hincapié en el respeto hacia los saberes del
educando, no para redundar en ellos, sino para tomarlos como punto de partida para
trascender de la curiosidad ingenua hacia la curiosidad epistemológica. “El alumno
adquiere su identidad en medio de una madeja de discursos educativos que le
enseñan a ser educando de maneras diversas” (Puiggós, A., 1995:103).
Uno de los grandes desajustes que presenta el sujeto pedagógico moderno,
es el de no haber incorporado la multiplicidad de lugares donde los educandos se
construyen, el trasladar en forma casi mecánica un ideal de educando que no
corresponde a los individuos que se educan.

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Otro de los componentes del sujeto pedagógico lo constituyen los saberes a
ser transmitidos, los contenidos que median la relación. Respecto de este punto
también podemos establecer diferencias. En primer término, en la pedagogía
moderna el saber es posesión del educador, que debe ser transmitido al educando,
quien debe incorporarlo. El recorte cultural (dada la imposibilidad de transmitir la
totalidad de la cultura) se presenta como la totalidad de la misma. En este sentido, el
educador ejerce la violencia al ocultar los límites de su recorte, lo que imposibilita al
educando a realizar su propia selección, a configurar su propia manera de entender
el mundo. No se alienta a los educandos a ser productores de conocimiento, sino a
ser meros receptores.
En la propuesta de Freire, el saber es algo a ser descubierto, construido en
los procesos dialógico de enseñanza y de aprendizaje. Los objetos no deben ser
descriptos y memorizados, sino aprehendidos, comprendida su sustantividad. A
partir del reconocimiento por parte del educador de su incompletud, se ubica desde
el lugar de quien produce el saber junto con otros. Si entendemos los procesos de
enseñanza y aprendizaje como procesos de significación, se hace palpable el
carácter productivo y no reproductivo del mismo. Entender la educación solamente
como transmisión de contenidos es, para Freire una visión muy reduccionista. Creer
que lo que los alumnos reciben es solamente aquello que el educador
intencionalmente transmite, es un tanto ingenuo. Desde la definición de curriculum
de Puiggrós, se descubre la miopía del planteo. “Empleamos el término currículum
para hablar del conjunto de enseñanzas y aprendizajes que se realizan en el espacio
de la institución, previstos o no por los programas, conscientes e inconscientes;
dentro y fuera del aula. El currículum abarca todo lo que ocurre en los pasillos y en
las veredas de las calles laterales de la escuela donde se agrupan los adolescentes,
en los susurros y en las discusiones públicas.” (Puiggrós, A., 1995:23).

Finalmente cabe analizar el vínculo pedagógico. Podríamos definir el vínculo


pedagógico como la designación de posiciones relativas entre educador, educando y
saberes. La manera en que se conciben y articulan las diferencias, pauta la cualidad
del vínculo pedagógico.
Puiggrós plantea, tomando como escena fundante la Conquista de América,
en la que la diferencia fue construida como desigualdad opresiva, sin posibilidad de
articulación. La posibilidad de convivencia de las diferencias se planteó en términos
de anulación. El vínculo se reduce así a la eliminación del diferente. Así se plantea
en la educación moderna, en que el educador se impone al educando, quedando
este sometido.
Desde Puiggrós y Freire se propone una educación más democrática que
habilite el uso creativo de las diferencias, que ponga en relación a los sujetos en una
situación de diálogo en el que ambos alcanzan a realizar la “vocación ontológica de
ser más”.

4. CONCLUSIONES

Las páginas que preceden intentar mostrar parte de la complejidad del


concepto de sujeto pedagógico, y su imperioso análisis para quienes buceamos
en el interior de la educación.

La educación dialógica enunciada por Freire, constituye una vía para


pensar la vinculación de los elementos que constituyen el sujeto pedagógico

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desde el lugar del docente, cargándolo de la necesidad de un compromiso con la
“politicidad” de la práctica. Este planteo coincide con lo expuesto por Puiggrós, la
necesidad de buscar, de crear o re-crear espacios educativos más democráticos,
socialmente más justos, en los cuales haya lugar para la multiplicidad de sujetos
sociales y políticos que entran en relación en situaciones educativas.

5. BIBLIOGRAFÍA

 Freire, Paulo; “Pedagogía de la autonomía”, Ed. Siglo XXI, México, 1997.

 Puiggrós, A.; “Sujetos, disciplina y curriculum en los orígenes del sistema


educativo argentino”, Ed. Galerna, Buenos Aires, 1990.

 Puiggrós, A., “Imaginación y crisis en la educación latinoamericana”, Rei


Argentina, IDEAS, Aique Grupo Editor, Buenos Aires, 1994.

 Puiggrós, A.; “Volver a educar”, Ed. Ariel, Buenos Aires, 1995.

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