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“¿Luego por la fe
invalidamos la ley? En
ninguna manera, sino que
confirmamos la ley”
(Romanos 3:31)
GRACIA O DEUDA
El problema que Pablo trata aquí es más que solo teología. Llega al corazón de la
salvación y de nuestra relación con Dios.
Romanos 4:1-6: “¿Qué, pues, diremos que halló Abraham, nuestro padre según la
carne? 2 Porque si Abraham fue justificado por las obras, tiene de qué gloriarse,
pero no para con Dios. 3 Porque ¿qué dice la Escritura? Creyó Abraham a Dios, y le
fue contado por justicia. 4 Pero al que obra, no se le cuenta el salario como gracia,
sino como deuda; 5 mas al que no obra, sino cree en aquel que justifica al impío, su
fe le es contada por justicia. 6 Como también David habla de la bienaventuranza del
hombre a quien Dios atribuye justicia sin obras”.
¿Qué, pues, diremos que halló Abraham… se liga con
• la realidad de la culpabilidad humana (1:18-32);
• el justo juicio de Dios (2:1-16);
• la relación de los judíos a la ley (2:17 – 3-8);
• el hecho de que nadie es justo (3:9-20);
• y el hecho de que justicia solo es posible a través de fe (3:21-31).
Lo que Pablo dice en Romanos acerca del pecado y la gracia se contrapone a la
creencia tradicional judía de Abrahán, en parte por Génesis 26:4-5, donde Dios le
prometió a Isaac una bendición: “Por cuanto oyó Abraham mi voz, y guardó mi
precepto, mis mandamientos, mis estatutos y mis leyes.”
Si uno cree que debe ganar la aceptación, y alcanzar cierta norma de santidad
antes de ser justificado y perdonado, entonces sería natural mirar hacia su
interior, y considerarse a uno mismo y sus acciones. (Gálatas 3:10-12)
Romanos 4:1 al 8. nos muestra que, la salvación
era por fe y no por las obras de la ley
Génesis 15:6
En el Antiguo Testamento,
Abraham fue contado como
justo porque “creyó a Dios”.
O sea, el Antiguo Testamento
mismo enseña la justificación
por la fe. Por ello, decir que la
fe “anula” (en griego katargéo,
“vuelve inútil”, “invalida”)
la ley es falso: la salvación por
la fe es una parte integral del
Antiguo Testamento.
(Gálatas 3:6-8)
En todo el Antiguo Testamento se enseña la gracia. Por
ejemplo, el ritual del Santuario era una representación de
cómo se salvaban los pecadores, no por sus propias
obras, sino por la muerte de un sustituto en lugar de
En Romanos 4:6 al 8. Pablo explica el
tema de la justificación por fe.
El dice que la salvación por fe no era solo para los
judíos, sino también para los gentiles (Rom. 4:9-12).
En realidad, Abraham no era judío; vino de
antepasados paganos (Jos. 24:2).
La distinción gentiles-judíos no existía en ese
tiempo. Cuando Abraham fue justificado (Gén. 15:6)
no era circuncidado. Así, Abraham llegó a ser el
padre de los incircuncisos y de los circuncisos, así
como un gran ejemplo que Pablo usó para enfatizar
la universalidad de la salvación.
La muerte de Cristo fue para todos, sin tomar en
cuenta su raza o nacionalidad (Heb. 2:9).
PABLO SANTIAGO
Por lo tanto, si los judíos deseaban ser salvos, tendrían que abandonar la
confianza en sus obras para ser salvos y aceptar la promesa hecha a Abraham,
cumplida ahora con la venida del Mesías. Es lo mismo para todos los que
piensan que sus “buenas” obras son todo lo que hace falta para ser justos ante
Dios, ya sean judíos o gentiles.
Pablo explica la relación entre la ley y la fe. (Gal.3:21-23).