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7 MENSAJES

DE IMPACTO
Por su gran misericordia ha predicado su palabra por
más de 45 años, sus mensajes sin numerosos y los temas
diversos: De su gran artesanal hemos complicado sólo
algunos, los que te presentamos en este primer libro.
Lo hemos hecho a manera de un sencillo homenaje a
este gran hombre de Dion. Queremos que su legado
evangelístico perdure, que la Palabra de Dios, a través
de los mensajes del Hno. Yiye, siga cumpliendo su
propósito de alcanzar las almas para salvación y ministre
a la iglesia el tiempo final que estamos viviendo.
El Hmn. Yiye, como predicador de la Palabra de Dios, se
impuso sobre tradiciones y dogmas de hombre, sin
temor, porque entendía que era Dios quien le había
llamado y a su voz obedecía; abrió camino para muchos
que se levantan y se levantaron con llamado a
evangelistas. Él “siempre esta en la brecha”, siempre esta
preparado para defender sus intereses, que no son
otros, que la verdad de la palabra en su integridad.
Confiamos en que este “manojo” de mensajes sea de
buen alimento a cuantos los lean y que sus vidas queden
marcadas como nunca, por la verdad de la Palabra de
Dios.
Índice

INTRODUCCIÓN............................................................ 5
PROLOGO ....................................................................... 7
Capítulo 1 ..................................................................... 10
Capítulo 2 ..................................................................... 24
Capítulo 3 ..................................................................... 32
Capítulo 4 ..................................................................... 39
Capítulo 5 ..................................................................... 46
Capítulo 6 ..................................................................... 51
Capítulo 7 ..................................................................... 58
CONCLUSION .............................................................. 71
“Este mismo Jesús,
que ha sido tomado
de vosotros al cielo,
así vendrá como le
habéis visto ir al
cielo”.
INTRODUCCIÓN

Predicar el Evangelio es una de las responsabilidades más


grandes de cualquier creyente. El mensaje se presenta como
de parte de Dios por lo que tiene que tener Su respaldo y
unción, porque es Su Palabra la que exponemos. El propósito
es que la gente escuche el Evangelio de salvación y sanidad
y se conviertan al Señor.
El primer mensaje que predico el Hno. Yiye fue su testimonio.
A cada iglesia que le invitaban, predicaba el mismo mensaje.
Sabía que esto era plan de Dios. Pero un día le invito un
pastor a predicar siete días de campana. Dice el, que quedo
como muerto cuando oy6 siete días, pero con temor y
temblor acepto el compromiso. Luego le dijo al Señor:
“Señor, el primer día doy mi testimonio y después, ¿qué
hago?" La primera noche dio su testimonio y mucha gente se
convirtió a Cristo. Al final de la campana tenía siete mensajes.
Dios le había llamado a predicar Su Palabra y le había
honrado.
Previo a esto, Dios le dio una experiencia donde le había el
llamado a predicar. El Hno. Yiye se encontraba en el salón de
clases (recordamos que fue profesor de química y biología),
cuando de momento cuenta él, que perdió la concentración
de la clase que dictaba y entre en su mente un mensaje de la
Palabra. Desde su mente predicaba un mensaje que nunca
había leído, pero era tan claro, que entendía todo y lo
predicaba con una unión poderosa. Dios estaba en esta
experiencia, sabía que era el llamado de Dios a predicar Su
Palabra. Sentía el corazón palpitar aceleradamente y lágrimas
corrían per sus mejillas. La experiencia se repitió y Dios le
confirmó el llamado. Fue entonces cuando comenzó
predicando no sólo su testimonio, sino poderosos mensajes
con tal unción que en una sola cruzada se podían salvar miles
de almas; siendo respaldado el mensaje, con grandes
milagros y sanidades. En todo milagro y campañas, Yiye se
encargaba de dar siempre toda la gloria a Dios con su ya
conocido estribillo: "¿Quién fueeeee? Cristo".
El tiempo fue pasando y el Señor le siguió dando mensajes.
Temas que fueron de gran impacto a muchas vidas fueron:
La Salvación, El Rapto, Sanidad Divina, Señales del Tiempo
del Fin, Como en los días de Noe, La mujer cananea, Así dice
el Señor y tantos otros.
Han sido años de ayunos, oración y estudio de la Palabra y
son más de cien sus mensajes y estudios bíblicos. Pero en
estos últimos años ha concentrado su mensaje a temas más
bien finales como. 'Los dos días de Dios'. Mensaje que recalca
los tiempos finales que vivimos y el corto tiempo resta para
el levantamiento de la iglesia. La unción para ganar almas y
para sanar enfermos sigue fluyendo en el, y es que sigue tan
consagrado a Dios como al comienzo de su ministerio.
Como un reconocimiento en vida a este gran hombre do
Dios, hemos compilado parte de sus mensajes y los hemos
editado en un libro (algunos mensajes selectos serán
publicados en tres tomos de siete mensajes cada uno). Bajo
el título 'Mensajes de Impacto', estamos publicando los
mensajes que han sido más predicados y que más han
impactado las vidas durante el ministerio del Evangelista Yiye
Ávila.
Creo que es una bendición y un privilegio contar en nuestra
biblioteca personal con una copia de este libro.

PROLOGO
Es interesante siempre buscar al hombre detrás del libro.
¿Quién es? ¿Qué puedo aprender de él? Un libro es el refleto
de su autor. Dice mucho de su vida y su consagración a Dios
Este libro no es una excepción.
El autor de la presente obra, nuestro amado hermano Yiye
Ávila, se ha distinguido a través de los años por mantener un
ministerio de excelencia, integridad y santidad. Este logro no
ha sido fácil. Hay que pagar un precio, pues el fundamento
del mensaje de la Palabra no se puede cambiar, la
verticalidad es necesaria; rasgos que también le distinguen.
Por años he conocido a este hombre de Dios, pues he
compartido con él desde sus inicios como evangelista.
Conozco su mensaje y su visión, Además, yo conozco como
el amigo que ha sabido orar conmigo en los momentos
difíciles.
La visión de este gran servo de Dios ha trascendido su tierra
natal, Puerto Rico. Esta visión le ha permitido que durante los
pesados cuarenta y cinco años halla predicando el mensaje
de salvación en la mayoría de las naciones hispanoparlantes.
Esa misma visión le continúa motivando a alcanzar a todos
los hispanos del mundo utilizando el poderoso medio de la
comunicación masiva.
Siervo humilde, cuyo testimonio ha exaltado el Nombre de
su Señor y Salvador Jesucristo y ha promovido el respeto y
aprecio hacia la comunidad evangélica pentecostal en toda
la américa hispana. Por esta razón, ha sido reconocido como
genuino siervo de Dios tanto por los lideres evangélicos
como por muchos gobiernos; entre otros, el gobierno de
Israel, de Puerto Rico, de Chile y de Nicaragua.
Desde sus comienzos, Dios le llama a predicar el mensaje
profético con énfasis en el Arrebatamiento de la Iglesia. Tiene
por experiencia, que sin importar cual fuera él tome de su
mensaje, siempre el Espíritu Santo le llevaba a hablar del
Rapto de la Iglesia. Este es el deseo ardiente del hermano
Yiye, levantarse en el Rapto en aquel día glorioso, donde la
Iglesia desaparecerá de la faz de este mundo para
encontrarse cara a cara con el Señor Jesús. Ese anhelo de irse
en el Rapto as un deseo que imparte a todos los que
escuchan el mensaje que transforma. Su gran deseo es que
estas personas escuchen el sonido de la trompeta, que sus
cuerpos sean transformados en un abrir y cerrar de ojos y se
encuentren así con Jesús en las nubes. "Este mismo Jesús,
qua ha sido tornado de vosotros al cielo, así vendrá como le
habéis visto ir al cielo” (Nachos 1:11). Para esto, as necesario
vivir a Ia allure del Evangelio, on necesario velar y orar en
todo tiempo de manera que puedan ser tenidos como
dignos de escapar (Lucas 21:36); escapar de los días finales y
terribles de la gran tribulación. Precisamente uno de sus
mensajes predicados y que le identifica es: ¡Cristo, viene,
Cristo viene; arrepentíos porque el fin se acerca...!
El Evangelista Yiye Ávila es un hombre de fe probada, de
santidad y entrega total a Dios. Su visión por las almas, por
llevarles el mensaje de salvación lo ha marcado como un
hombre de amor y compasión. Este hombre sencillo
comparte con nosotros a través de sus mensajes solo parte
de lo que Dios le ha dado. Confiamos en que esta serie de
libros conteniendo algunos de sus mensajes, que hemos
titulado "Mensajes de Impacto", le sea de bendición.
Concluyo comparando al hermano Yiye con uno de mis
personajes bíblicos favoritos, Caleb. Este varón a los 85 años
de edad, y después de más de 50 años de total fidelidad a
Dios, le dijo a Josu que tenía tanta fuerza, inspiración y visión
como el día en que comenzó su ministerio.
La Ultima petición de Caleb a Josué, quien es un tipo del
Señor Jesucristo, fue que le permitiera pelear contra los
enemigos de Dios y poseer uno de los montes más altos y
más difíciles de conquistar en la Tierra Santa. Ese monte se
llamó Hebrón, allí habitaban los gigantes y mejores guerreros
de la tierra que Israel tenía que conquistar. La petición de
Josué fue: Dame, pues shore este manta..." (Josué 14:12).
Damos gracias y gloria a Dios porque Él ha sostenido y ha
mantenido al hermano Yiye con la diestra de Su justicia,
durante todos estos años de labor fiel. Y le concederá
conquistar aquellos montes que está aún por delante. A
medida que lees este libro, "Sonríe que Cristo te ama". iSea
Dios bendito para siempre!

Poe: Dr. José Antonio Reyes, Sr.


Director Ejecutivo de Compartimentico el Pan de Vida
Miembro de la Junta de Directores de la Netional Religious
Broadcaster y de COICOM
Capítulo 1
El sacrifico de la Cruz

Multitud de personas saben que Jesucristo murió, por toda


la humanidad y fue enviado por el Padre, para salvarnos y
librarnos de la condenación eterna. Durante el tiempo
conocido como Semana Santa, muchos visitan diferentes
iglesias, esperando escuchar como mensaje clave, Las Siete
Palabras, para recordar Su muerte, pero su interés en El no
pasa de una simple solemnidad de época. Nada quieren
saber de un compromiso con El. Otros, muy sinceros,
ciertamente no conocen los detalles de Su vida y lo que
realmente Jesús compró en la cruz del Calvario para ellos y
para todos los que se disponen a creer en El, vivir para EI y
cumplir Su Palabra. Los comprometidos con el Señor se
llevan la mejor parte.
La primera palabra, palabra del perdón, "Padre, perdónalos,
porque no saben no que hacen" (Lucas 23:34); pronunciada
por Jesús en su agonía en la cruz, es el cumplimiento de Juan
3:16. La manifestación de un amor genuino que se entregó
sin condiciones, "...para que todo aquel que en El cree, no Se
pierda, más tenga vida eterna" (Juan 3:16).

SALVACIÓN DEL ALMA


Lo más importante que el Señor hizo en la cruz, ciertamente
fue comprar para nosotros la salvación del alma. Aun estando
en sufrimiento tan agónico en la cruz, Su misericordia y amor
se extendieron para alcanzar a un reo de muerte, un hombre
que enfrentaba dos muertes: la física y la espiritual eterna.
Ante la petición de este pecador de: “Acuérdate de mi
cuando vengas en tu reino" (Lucas 23:42), este hombre
recibió la Palabra de salvación que mejor conocemos como
la segunda palabra: "De cierto digo que hoy estarás conmigo
en el páralo" (Lucas 23:43).
Es de tal magnitud Su obra, que Cristo dijo: "Porque ¿qué
aprovechara al hombre si ganare todo el mundo, y perdiere
su alma?" (Marcos 8:36). Si disfruta de riquezas materiales,
tiene fama internacional, es de los más inteligentes, o es un
profesional de gran renombre; pero no tiene a Cristo, en su
vida espiritual este fracasado. Nada puede sustituir el
sacrificio de Cristo para la salvación del alma (Eclesiastés
12:8). Lo Único eterno, lo único decisivo, lo compró Jesús
para nosotros y para toda la humanidad, en la cruz del
Calvario. “…se presentó una vez pare siempre por el sacrificio
de sí mismo para quitar de en medio el pecado" (Hebreos
9:26).
Solo Jesucristo puede darte salvación eterna, no pongas tu
mirada en nadie más, ni en religiones, ni en criaturas, ni en
religiosos. El profeta Isaías, en el capítulo 53:6, dice: "Todos
nosotros nos descarnamos como ovejas, cada cual se aparta
por su camino; más Jehová cargo, en Él el pecado de todos
nosotros”. Dios cargo en Cristo el pecado de todos nosotros
y todos los que existen sobre la ancha faz de la tierra. Cuando
dice: "en", implica por dentro, no fue que el pecado se quedó
sobre El, sino que Él lo sufrió. “…habiendo efectuado la
purificación de nuestros pecados por media de sí mismo, se
sentó a la diestra de la Majestad en las alturas..." (Hebreos
1:3).Por eso, dice la Biblia, que Él se hizo pecado por culpa
nuestra. "Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo
pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios
en El" (2 Corintios 5:21). El nunca peco, sin embargo, tuvo
que soportar el terrible martirio cargando sobre sí mismo
pecados, tales como: adulterio, fornicación, robo, crímenes,
idolatría, hechicería, brujería, etc. Todo el pecado aquí abajo
vino sobre Jesús, para que todo el que le acepte como único
Salvador y Señor de su vida sea salvo y pase de muerte a vida,
"Porque no tenemos un sumo sacerdote que no puede
compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue
tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado "
(Hebreos 4:15).
"Porque será propicio a sus Injusticias, y nunca más me
acordare de sus pecados y de sus iniquidades" (Hebreos 8:12,
9:26).
La quinta palabra, palabra de la necesidad, deja ver uno de
los momentos de más agonía del Señor en la cruz, cuando
expreso, "... Tengo sed" (Juan 19:28). No sólo llevaba horas
en la cruz, sino que había pasado un largo proceso de injusto
juicio y torture, donde Su cuerpo habito sido hecho llaga y
expuesto al sol candente, por lo que, junto al valor, Su
cuerpo, lacerado por los golpes sufría fiebre, lo que le
producía una sed intolerable.

PERDON DE PECADOS
En 1 Pedro 2:24, el apóstol dice: "quien llevó El mismo
nuestros pecados en Su cuerpo sobre el madero, pare que
nosotros, estando muertos a los pecados, vivamos a la
justicia; y por cuya herida fuisteis sanados”. En una de las
frases pronunciadas por el Maestro en la cruz, mejor
conocida por cuarta palabra, palabra del desamparo, Jesús
deja escapar Su verdadero sufrimiento humano. Llevaba
cerca de seis horas crucificado en la cima del Calvario,
cuando: “clamó a gran voz, diciendo: Elí, Elí; ¿lama sabactani?
Esto es: Dios mío, Dios mío, ¿Por qué me has desamparado?"
(Mateo 27:46). Jesús era todo Dios, pero también era todo
hombre (Filipenses 2:5-8). Su encarnación, su humanidad fue
real. "Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros
(y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno
de gracia y de verdad" (Juan 1:14).
Cuando el pecado viene sobre el hombre es corno una pared
entre Dios y el. La Biblia dice que Dios no oye al pecador
porque este esté muerto en su pecado. "Y sabemos que Dios
no oye a los pecadores; pero si alguno es temeroso de Dios,
y hace su voluntad, a ése oye" (Juan 9:31). Quiere decir que
no hay comunión entre el pecador y el Dios de la gloria.
Puede tener religión y le pueden suministrar los sacramentos,
pero nada de eso quite el pecado. El pecado fue quitado,
Únicamente, por Jesucristo y por eso, solo en El hay salvación.
"...la sangre de Jesucristo Su Hijo nos limpia de todo pecado"
(1 Juan 1:7). Aunque usted este hundido y Perdido en su
pecado, si viene a Cristo queda redimido porque Él (Hechos
4:12) por Su muerte expiatoria nos hizo a nosotros justicia de
Dios por la fe en Su nombre. Así que, como por la
transgresión de uno vino la condenación a todos los
hombres, de la misma manera por la justicia de uno (Jesús)
vino a lodos los hombres la justificación de vida” (Romanos
5:18).
Aunque en Su cuerpo llevó nuestros pecados, había algo más
que debía hacer. Porque dice la Palabra que: “…si
derramamiento de sangre no se hace remisión" (Hebreos
9:22) (remitir= perdonar la pena u obligación). Para que el
pecado sea quitado se tiene que derramar sangre. La Biblia
dice en Efesios 1:7, “... en quien tenemos redención por su
sangre, el perdón de pecados según las riquezas de su
gracia': Quiere decir que Dios lo ve limpio a través de Jesús.
Cuando uno acepta a Cristo como Salvador y lo recibe con
pleno arrepentimiento, Dios nos ve coma santos. porque
quedamos cubiertos por Su Sangre. Dios no ve nuestros
pecados ni nuestras maldades; ve la Sangre, como ve a Jesús
el primogénito de entre los muertos. “...y el soberano de los
reyes de la tierra. Al que nos amó, y nos lavó de nuestros
pecados con Su sangre". "…porque Tú fuiste inmolado, y con
Tu sangre nos has redimido..." (Apocalipsis 1:5, 5:9). Este
sacrificio fue hecho una sola vez; fue culminado en la cruz del
Calvario y no tiene que hacerse de nuevo. “... Cristo, habiendo
ofrecido una vez para siempre un solo sacrificio, por los
pecados, se ha sentado a la diestra de Dios" (Hebreos 10:12).
Él lo hizo todo, llevo el pecado en su cuerpo, fue hecho
maldición por culpa nuestra y derramó la sangre que limpió
el pecado. Su sexta palabra, “... Consumado es" (Juan 19:30)
señala que Su obra fue hecha completa. Consumar, significa,
llevar a cabo una cosa totalmente. Todo se cumplió y lo que
con nuestros ojos carnales no podamos ver o apreciar, en Él
ya fue hecho, créelo, por fe. "Por tanto, es por fe, para que
sea por grade... Dios ...llama las cosas que no son, come si
fuesen" (Romanos 4:16). "Porque por gracia sois salvos por
medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios"
(Efesios 2:8).
“…la paga del pecado es muerte, más la dadiva de Dios es
vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro" (Romanos 6:23)
No hay nada más grande que la vida eterna que Cristo pago
con precio de Sangre, por ti y por mí. "Porque habéis sido
comprados por, precio glorificado, pues, a Dios, en vuestro
cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios. Por
precio fuisteis comprado, no os hagáis esclavos de los
hombres" (1 Corintios 6:20: 7:23).
Es la Ultima oportunidad que Dios está dando a la para
humanidad que se arrepienta. Para que vengan a Jesús y se
salven. Porque solo Jesucristo salva. "Y en ningún otro hay
salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a
los hombres, en que podamos ser salvos" (Hechos 4:12).

SALUD DEL CUERPO


El Señor compro multitud de beneficios en la cruz, que son
bendición gigante para nosotros. En la cruz El compró salud
para nuestros cuerpos. "Cristo padeció por nosotros... quien
lleve, El mismo nuestros pecados en su cuerpo sabre el
madero, para que nosotros, estando muertos a los pecados,
vivamos a la justicia,' y por cuya herida fuisteis sanados" (1
Pedro 2:21, 24). En el principio, cuando Dios creo a Adán y a
Eva no había enfermedad ni muerte. Pero, iré cuanto pecaron
vino la enfermedad, que en estos últimos días se mueve con
más agresividad que nunca antes sobre la faz de la tierra. En
Mateo 8:17, dice que: mismo tomó nuestras enfermedades, y
llevó nuestras dolencias" El mismo cuerpo que lleva el
pecado, llevó la enfermedad (1 Corintios 6:20).
La Biblia dice en Isaías 53:4-5: “Ciertamente llevó El nuestra
enfermedades, y sufrió nuestros dolores... Mas El herido fue
por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el
castigo de nuestra paz, fue sobre él, y por Su llaga fuimos
nosotros curados”. Pagó, un precio de sufrimiento por
nuestra enfermedades y dolencias. El sintió todos los
síntomas de la enfermedad.
Tenemos que ver, por la fe, a Jesús con Su espalda hecha
llaga y creer que hay salud y sanidad en El.
En el Salmo 103:2-3, dice: "Bendice, alma mía, a Jehová y no
olvides ninguno de sus beneficios. El es quien perdona todas
tus iniquidades, el que sana todas tus dolencias”. No importa
la enfermedad que sea, Jesucristo la llevo en Su cuerpo sobre
el madero del Calvario. Fíjese, que dice: "...no olvides ninguno
de sus beneficios". Quiere decir que Dios demanda que Dios
demanda que tú te acuerdes de esas dos grandes
bendiciones, la libertad espiritual y la libertad física. Es asunto
de venir al Señor, de creer en El, de acercarse a Él y decidirse
a vivir pare El.
El mismo Señor dijo: "De cierto, de cierto os digo: El que en
mi cree, las obras que yo hago, el las hará también; y aún
mayores hare, porque yo voy al Padre” (Juan 14:12). Esto es
evidencia solida de que en estos últimos días Dios hada
milagros mayores, porque es cumplimiento de que Sus obras
serian mayores, a través de Sus siervos.
ACCESO AL TRONO DE LA GRACIA
Ahora, además de la salvación del alma y la sanidad del
cuerpo, que son dos beneficios gigantes, que compro Jesús
en la cruz; hay otros beneficios que compro. Uno de ellos es
la bendición profunda que tenemos nosotros por la fe en
Jesucristo, y es que tenemos entrada libre en el santuario del
dale, Nosotros, Sus pequeñitos hemos sido, lavados en la
Sangre de Jesucristo, llenos del Espíritu Santo y tenemos libre
entrada con nuestras oraciones, al mismísimo trono de la
Gracia. En el Antiguo Testamento no era así, allí nadie tenía
bendición. Cuando el pecador se arrepentía venia un
sacerdote, mataba un animal que el pecador traía y
derramaba la sangre sobre el altar y esa sangre obraba
expiación sobre la persona. Cubría el pecado (no lo quitaba)
y así podía tener comunión con Dios. Dice además la Biblia,
que aparte de esto, más hacia adentro, en el tabernáculo
había un lugar santísimo, y un enorme veto que dividía el
lugar santísimo del lugar santo. El sacerdote podía pasar ese
veto una sola vez al año y derramaba sangre sobre el altar a
favor del pueblo completo.
La Biblia dice, en Mateo 27:50-51: "Mas Jesús, habiendo otra
vez clamando a gran voz, entregó el espíritu. Y he aquí, el
velo del templo se rasgó en dos, de arriba abajo; y la tierra
tembló, y las rocas se partieron”, ¿Por qué se rasgó el veto en
dos? Porque ya no era necesario que el sacerdote derramara
sangre de ningún animal, por cuanto; Cristo ya había
derramado Su propia Sangre en la cruz, no solo pare el
pueblo judío, sino para toda la humanidad. Por sacrificio todo
creyente en Cristo tiene acceso libre al trono de Dios a través
de Cristo.
En Hebreos 4:14-16, dice: "Por lento, teniendo un gran sumo
sacerdote que traspaso los cielos, Jesús el Hijo de Dios,
retengamos nuestra profesión. Porque no tenemos un sumo
sacerdote que no puede compadecerse de nuestras
debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra
semejanza, pero sin pecado. Acerquémonos, pues,
confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar la
misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro". No
estamos hablando de cualquier sacerdote, sino de un Sumo
Sacerdote, y ese es, Jesús. "...Jesús es hecho fiador de un
mejor pacto. Y los otros sacerdotes llegaron a ser muchos,
debido a que por la muerte no podían continuar; más este,
por cuanto permanece para siempre, llene un sacerdocio
inmutable..." (Hebreos 7.22-24). Ahora, El este a la diestra del
Padre, donde intercede por nosotros: “Por lo cual puede
también salvar perpetuamente a los que por él se acercan a
Dios, viviendo siempre para interceder por ellos” (v.25).
No importa en el momento en que ores. El está presto para
interceder ante el Padre. "Porque hay un solo Dios, y un solo
mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre" (1
Timoteo 2:5).
Usted puede hablar con el Dios del Cielo en todo lugar y en
la posición que sea. Eres Su hijo y desea que le digas cuanto
le auras. Tenemos esa bendición porque la compro Jesús en
la cruz. Ahora, después de haberse con-vertido a Jesucristo,
somos sacerdotes de Cristo aquí en la tierra. "...nos lavó de
nuestros pecados con su sangre, y nos hizo reyes y
sacerdotes pare Dios, su Padre..." (Apocalipsis 1:5-6). Este es
un sacerdocio de santidad, de amor, y hay que estar llenos
del Espíritu Santo pare estar llenos de Jesucristo.
Todos estamos llamados a orar, a interceder ante la presencia
de Dios en el Nombre Soberano de Jesús. "Y de igual manera
el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; pees que hemos
de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu
mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles”
(Romanos 8:26).

AUTORIDAD SOBRE EL DIABLO


Dice la Palabra que tenemos autoridad total sobre el diablo,
enemigo de las almas. “He aquí os doy potestad de hollar
serpientes y escorpiones, y sobre toda fuerza del enemigo, y
nada os dañara" (Lucas 10:19). Todo el poder de Cristo esta
sobre los creyentes de este Evangélico. "Y estas señales
seguirán a los que creen: En mi nombre echaran fuera
demonios… (Maros 16:17) Jesús en la cruz venció a Satanás.
El señor vino a ejecutar juicio y a probar la culpabilidad del
diablo. En la cruz le quite, todas las propiedades que Adán le
vendió, le entrego at caer de la gracia de Dios. Cristo vino a
recuperar eso. Para lograrlo tenía que morir sin pecado, en
un cuerpo humano, como hombre (Hebreos 4:15). Por eso el
diablo lo ataco y lo tentó en todo, pero nunca lo pudo hacer
pecar. Compartiendo Jesús últimas palabras con los
discípulos, antes de ir a la cruz les dijo: "Ahora es el juicio de
este mundo; ahora el príncipe de este mundo ha sido echado
fuera" (Juan 12:31). “…el príncipe de este mundo ha sido ya
juzgado” (Juan 16:11). Les hablaba de la derrota de Satanás.
“No hablare ya mucho con vosotros; porque viene el príncipe
de este mundo, y el nada tiene en mi" (Juan 14:30).
Debemos anhelar ser como El y creerlo y hablarlo con nuestra
boca; que tenemos autoridad contra el pecado, que en El
tenemos la fuerza para rechazar las tentaciones. “…sabe el
Señor librar de tentación a los piadosos..." (1Pedro 2:9).
"Pues en cuanto El mismo padeció siendo tentado poderoso
para socorrer a los que son tentados" (Hebreos 2:18). En Su
muerte en el madero, El llevo nuestros pecados, para que
nosotros muertos al pecado, vivamos para la justicia. “…Así
también vosotros consideraos muertos al pecado, Pero vivos
para Dios en Cristo Jesús, Señor nuestro" (Romanos 6:11).
Quiere decir que la muerte en la cruz nos redimió, pero fue
un juicio contra el mundo y contra el diablo; y la culpabilidad
contra el mundo y del diablo fue probada. Nadie podrá
justificarse. Nadie podrá dar una excusa, todos serán
culpables de su pecado. “...Porque no hay diferencia, por
cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de
Dios... (Romanos 3:22-23). Lo que tiene que hacer es aceptar
a Jesucristo como Salvador, "siendo justificados
gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en
Cristo Jesús" (Romanos 3:24), porque, aunque éramos
culpables, por la fe en Jesucristo somos redimidos".
“Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por
medio de nuestro Señor Jesucristo" (Romanos 5:1).

AUTORIDAD SOBRE LA MUERTE


Si tenemos autoridad sobre el diablo, tenemos que tener
autoridad sobre la muerte, porque el que tiene el imperio de
la muerte es el diablo. "Así que, por cuanto las hijas
participaron de carne y sangre, Él también participó de lo
mismo, para destruir por medio de la muerte al que tenía el
imperio de la muerte, esto es, al diablo" (Hebreos 2:14). La
muerte es un agente de Satanás. Eso es lo que la gente no
visualiza, y vemos cómo mucha gente corre desesperada
hacia la vanidad, desesperados por el estudio y el trabajo,
pero perdidos en sus pecados. Cuando una persona, un
pecador muere sin Cristo, tristemente se perdió para
siempre, ya no hay más oportunidad de salvación. Esto
literalmente lo enseña la Biblia (Lucas 16:19-31). Pero
entienda el que lee, que éste es un día de victoria si acepta a
Cristo como Salvador. Habrá una sonrisa en nuestros labios,
porque entendemos que, si la muerte nos toca, es ganancia,
pues veremos el rostro de Jesús. ¡Cristo vive! Hay que estar
viviendo firmes en el Señor. Si ya aceptó a Cristo, ya es salvo,
pero debe mantener esa salvación. Pelee para mantenerla,
porque esta preciosa bendición se puede perder. "... ¿cómo
escaparemos nosotras, si descuidamos una salvación tan
grande?" (Hebreos2:3). “... ocupaos en vuestra salvación con
temor y temblor..." (Filipenses 2:12).
Jesucristo dijo en Juan 11:26, “Y todo aquel que vive y cree
mí, no morirá eternamente". Hay que vivir esa palabra.
Muchos creyentes no viven la Palabra.
No hay muerte para el creyente. Romanos 8:1-2, dice:
“Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están
en Cristo Jesús... Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo
Jesús me ha librado de he ley del pecado y de la muerte”.
Nos ha librado de la muerte. Los cristianos no tenemos que
temer la muerte porque en la cruz Cristo nos libró, del diablo,
de la muerte y nos dio vida eterna. “...yo he venido para que
tengan vida, y para que la tengan en abundancia" (Juan
10.10). Nos libró de juicio. En la muerte de Jesús, Dios nos
dio autoridad sobre el diablo, la muerte y nos libró de juicio.
El creyente que está firme, está gozoso siempre. Sabe por
dónde está caminando. Sus ojos espirituales están bien
atentos, pues sabe en quién ha creído. No hay juicio final para
los creyentes en Cristo Jesús.
En el libro de Apocalipsis, capítulo 20 y los versos del 11 en
adelante, habla del juicio ante el Trono Blanco. Este es para
juzgar a todos los que cometieron pecado y los van a sacar del
infierno para probarle la culpabilidad, según están en los
libros escritos. Pero, a nosotros si nos llevan a Juicio Final,
¿de qué nos van a juzgar? Cuando abran los libros no van a
encontrar nada. Todo lo limpió la Sangre de Jesucristo, en el
momento en que nos arrepentimos y recibimos a Cristo como
Salvador de nuestras vidas. Si dice que usted robó o mintió,
encontrarán que lo limpió la Sangre de Cristo. Dice la
Palabra: "Y de la manera que está establecido para los
hombres que mueran una sola vez y después de esto el
juicio" (Hebreos 9:27).

SEAMOS LLENOS DEL ESPÍRITU SANTO


Dice la Biblia, que, en Su muerte en la cruz, Jesucristo
compró para nosotros una bendición maravillosa,
sobrenatural, que muchos ya la han recibido. Es con Su
muerte en la cruz que hizo posible que todos Sus creyentes
puedan ser llenos del Espíritu Santo. El pueblo de Israel no
tenía esa bendición en el Antiguo Testamento. Para ese
tiempo sólo había unción del Espíritu Santo para reyes,
sacerdotes y profetas, como lo fueron David, Samuel y otros.
De modo, que el pueblo sólo oía voz de Dios a través de los
sacerdotes y profetas.
Pero, ahora todos los creyentes debemos ser llenos del
Espíritu Santo. Empezó en Jerusalén, en el "Día de
Pentecostés", cuando todos comenzaron a hablar en lenguas
(Hechos 2:1-4). Ahora, no importa lo pequeño o grande que
lea, cebé ser lleno del Espíritu Santo. Dice, además, la
Palabra en Marcos 16:16: "El que creyere y fuere bautizado.
será salvo, más el que no creyere, será condenado" El
Evangelio de Juan 7:38-39, dice: "El que cree en mí; como
dice la Escritura, de su interior correrán ríos de agua viva.
Esto dio del Espíritu que habían de recibir los que creyesen
en él...". Estos son como caricias, dándonos testimonio de
que somos herederos del cielo.
En el bautismo del Espíritu Santo hay dos inmersiones,
"Bautismo" quiere decir inmersión. Primero, se sumerge el
Espíritu Santo en usted, en segundo lugar, cuando entra
dentro de usted, usted se sumerge en Él. Porque la Biblia
dice, que estamos escondidos en Cristo.
Tenemos que andar conforme al Espíritu, movernos con Sus
fuerzas y buscar siempre Su dirección, sino fracasaremos. No
podemos movernos según se nos antoje. Si alguien debe estar
bien lleno del Espíritu Santo son los que predicamos la
Palabra de Dios y tenemos un ministerio. Somos los más
atacados por Satanás. Tenemos que mantener esa llanura,
aunque haya mucho trabajo y responsabilidades de todo tipo
que hacer. Hay que mantener esa llanura, sino fracasaremos.
Muchos evangelistas y pudrían caer en cualquier clase de
pecado si no esa llanura del Espíritu Santo. Así que,
...consagrare, ayune con frecuencia, ore y lea la Palabra,
porque el ministerio del Nuevo Testamento es un ministerio
espiritual. “... El que en mí cree, las obras que yo hago, él las
hará también; y aún mayores hará, porque yo voy al
Padre," (Juan 14:12). El Señor, a cada uno de Sus hijos, que
son sinceros y tienen sed de Él, los llena de Su Espíritu Santo.
Y todo el que hoy reciba a Cristo, todo el que lo acepte de
corazón, Él no va a fallar en llenarle del Espíritu Santo para
que usted sea más que vencedor (Hechos 1:8).
“Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que, están
en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino
conforme al Espíritu" (Romanos 8:1). En la tercera palabra
del Señor, palabra del deber, Jesús le delega a Juan la
responsabilidad de su madre, cuando les dice a ambos:
“…Mujer, he ahí a tu hij0. Después dio al discípulo: He ahí tu
madre..." (Juan 19:26-27).
La séptima y última palabra del Señor, palabra de expiación
cerró su ministerio terrenal como Dios encarnado, “Entonces
Jesús, clamando a gran voz, dijo: Padre, en tus manos
encomiendo mi espíritu. Y habiendo dicho esto, expiró”
(Lucas 23:46).

Capítulo 2
LA SALVACIÓN
Tres aspectos de la salvación
LA JUSTIFICACIÓN

¿Qué es? Implica la absolución divina. Este acto de aceptar al


pecador es un don gratuito de Dios, disponible únicamente
por la fe en Cristo Jesús (Romanos 1:17, 3:21-22). Es un
cambio de posición de parte del pecador; antes condenado,
ahora absuelto. Dios lo perdonó, quitó la condenación y lo
declara hombre justo. Es justo a Su vista, y todo por la fe en
la obra de Cristo en la cruz (Efesios 1:7; Romanos 3:24).
La justificación es necesaria per la condenación del hombre.
Toda la creación está en pecado (Romanos 1:19-20, 2:14-15).
Para salvarse, el hombre tiene que ser justificado, ósea,
declarado recto. Implica vivir en armonía con la ley de Dios.
La justificación por la fe era el método original de Dios de
salvar al hombre.
La ley fue añadida para disciplinar a los israelitas y hacerles
sentir la necesidad de la redención (Gálatas 3: 10-26). Con
Cristo termina la dispensación de la ley. Él viene indicando
el camino (Juan14,6,6:28-29). Él es el único camino. Cristo
es el fin de la ley para justicia de todo aquel que cree.
(Romanos 10:4).
La justificación viene por la gracia de Dios. Es un favor, o
disposición bondadosa de Dios. Un trato misericordioso e
inmerecido. La bondad fue tan grande que Dios mismo, por
medio de Cristo expió, pagando la pena por el pecado. El
pecador es perdonado porque existe redención i.ar mocho de
la Sangre de Cristo (Efesios 1:7; Romanos 3:24) a expiación
justifica a los impíos, al mismo tiempo satisface la ley santa e
inmutable de Dios. Bajo la gracia todo está hecho y pagado
por Él; el pecador es justificado y viene a ser un hijo que
puede disfrutar de la herencia.
Sólo la justicia de Cristo hace posible la justificación. La
muerte de Cristo fue un acto perfecto de justicia, porque
satisfizo la ley de Dios, que demanda muerte por el pecado
(Romanos 6:23). Fue también un acto perfecto de
obediencia. Su justicia, Su obra es imputada a nosotros por
la fe. Si creemos que Él vistió nuestras ropas del pecado,
nosotros podremos llevar el manto de Su justicia. Al creer en
Su obra quedamos vestidos de Cristo, esto es, como
justificados. Al innatos a Él por la fe, Su muerte se convierte
en la nuestra, Su justicia, nuestra justicia; Su obediencia,
nuestra di, honda. Él nos substituyó y Sus méritos se nos
atribuyen. La justificación por la fe es el acto inicial de la vida
cristiana y cuando la fe es viva y vivimos para Él, se opera un
cambio interno y espiritual, la regeneración. La fe nos une al
Cristo vivo y esa unión al Dador de la Vida, da como resultado
un cambio de corazón (2 Corintios 5:17). Una fe viva
producirá in, vivir justo (Gálatas 5:6; Apocalipsis 19:8; 1 Juan
3:3).
Sólo por la fe tomamos la salvación que Dios ofrece
(Romanos 3:22, 4:11. 9:30; Hebreos 11:7; Filipenses 3:9). La
fe conduce el alma a descansar en Cristo como Salvador. Por
la fe somos justificados y regenerados. Esta fe es despertada
en el hombre por el Espíritu Santo, generalmente en relación
con la Palabra (Efesios 2:8-9; Gálatas 3:27, 5:24). Por esa fe
creemos que Cristo vive en nuestros corazones (Efesios 3:17).
Una fe viva producirá obras (Santiago 2:26). Las obras son el
resultado de la fe.

LA REGENERACIÓN
Es un acto divino que imparte al creyente una vida nueva y
más elevada en unión con Cristo. Implica un nacimiento. El
creyente es engendrado por Dios (1 Juan 5:1). Es nacido del
Espíritu (Juan 3:8). Este acto de Gracia creativa hace del
creyente un Hijo de Dios (Juan 1:12). Obra una limpieza. El
alma fue lavada de las inmundicias de la vieja vida y es
transformada para vivir una vida nueva en Dios. Esta
experiencia es representada por el bautismo en aguas
(Hechos 22:16). Esta vida nueva es impartida por Dios por la
fe en Cristo y por la operación del Espíritu Santo (Tito 3:5;
Colosenses 3:10; Romanos 12:2; Efesios 4:23; Sal. 51:10).
Esto trae un cambio radical en la naturaleza del individuo,
carácter, deseo y propósito (2 Corintios 5:17). Realmente
ocurre una resurrección. Dios resucita el alma muerta en el
pecado y la hace consciente de las realidades del mundo
espiritual (Romanos 6:4; Colosenses 2:12; Efesios 2:5). Este
acto de resurrección de la muerte espiritual es simbolizado
en el bautismo con agua. Dios comunica nueva vida al alma
del hombre.
La regeneración es una necesidad. Todo pecador tiene que
comprender que necesita limpieza y transformación (Juan
3:3). Sin cambio espiritual nadie puede pertenecer al Cuerpo
de Cristo, que es la Iglesia. La obtenemos por el
arrepentimiento y la fe viva en la muerte expiatoria de Cristo.
Al venir arrepentidos y comenzar a vivir para Cristo, el
Espíritu Santo obra regeneración y somos adoptados como
hijos de Dios.
La regeneración nos coloca en la posición de hijos de Dios.
Esto se conoce por adopción, o sea, comunicar el privilegio
correspondiente a la dignidad del Hijo, a uno que no es
miembro de la familia (Juan 1:12; 1 Juan 3:7; Romanos 8:15).
Nos une con Dios y con Cristo por medio del Espíritu Santo.
Esto incluye habitación divina, o sea, que Él vive dentro de
nosotros (2 Corintios 6:16; Gálatas 2:20; 1 Juan 3:24). El
deber del creyente es mantener su vida espiritual. Esto
incluye abundante oración, ayuno y estudio de la Palabra. El
verdaderamente regenera demostrará por su aversión al
pecado (1 Juan 2:29), su amor fraternal (1 Juan 4:7) y la
victoria sobre el mundo (1 Juan 5:4). El nacido de Dios puede
tropezar, pero no puede vivir habitualmente en pecado (1
Juan 3:9,2:1).

LA SANTIFICACIÓN
Es separación de todo lo terrenal y mundanal. Implica
dedicación al servicio de Dios por medio de Cristo. Israel era
una nación santa porque fue dedicada al servicio de Jehová.
Tiene que haber purificación. Debe ser limpio. Cuando Dios
separa para Su servicio hace algo, lo cual santifica a la
persona y objeto. Los objetos eran consagrados al ser ungidos
con aceite (Éxodo 40:9-11). La nación israelita fue santificada
mediante la sangre del sacrificio del pacto (Éxodo 24:8;
Hebreos10:9). Los sacerdotes eran santificados por Moisés.
Los lavaba en agua, los ungía con aceite y los rociaba con
sangre (Levítico 8). Todo esto simbolizaba el sacrificio de
Cristo que traería la verdadera santificación (Hebreos 13:12).
Dios santifica a los creyentes para el sacerdocio por medio
del Hijo, por la Palabra, por la Sangre y por el Espíritu Santo
(1 Tesalonicenses 5:23; 1 Pedro 2:5; 1 Corintios 1:2, 30;
Hebreos 10:29). Dios demanda que vivamos santa y justa-
mente delante de Él. Esto lo conseguimos por la
consagración (Hebreos10:10, 12:14; 1 Corintios 6:11; 2
Corintios 7:1).
La santificación incluye servicio a Dios. Nuestra vida debe ser
un sacerdocio santo para obtener servicios espirituales
agradables a Dios por Jesucristo (1 Pedro 2:9). Debemos
ofrecer sacrificios de alabanzas (Hebreos 13:15) y dedicarnos
nosotros mismos como sacrificio vivo en el altar de Dios
(Romanos 12:1). Relativa a posición, la santificación es
instantánea (1 Corintios 1:2, 6:11). Pablo llamó a todos los
creyentes, santos; sin embargo, aún algunos eran carnales y
cometían pecados (1 Corintios 3:1; 5:1). Eran santos y
santificados en Cristo, pero algunos no lo eran en su vida
diaria. Se les dio la posición de santos simultáneamente a la
justificación, pero no estaban honrando a Dios conforme a la
posición que Él había conferido en Cristo. No caminaban
dignos al llamado (Hebreos 12:14).
La santificación es también práctica y progresiva. La
separación inicial es el comienzo de una vida progresiva de
santificación. Esta separación debe seguirse diariamente, y el
creyente debe procurar ser cada día más semejante a Cristo.
Así progresamos en la santificación (Hebreos 10:14, 12:14).
Debemos perfeccionar la consagración para limpiarnos de
toda inmundicia (2 Corintios 7:1). Los corintios eran santos
por posición. Esa era la posición que le había dado Dios al
justificarlos, por la fe en Cristo (2 Corintios 1:2).
Algunos eran carnales. No se habían elevado a la altura de la
posición que Dios les había dado. Pablo les exhorta a
limpiarse de toda inmundicia y perfeccionar su
consagración.
Medios puestos por Dios para la santificación:
1- La Sangre de Cristo proporciona una santificación
absoluta, y en lo que a posición respecta, es la obra
consumada que proporciona al pecador una posición
perfecta en relación a Dios. Por la fe en el sacrificio de
Cristo, Su Sangre nos limpia de todo pecado (1 Juan
1:7).
2- El Espíritu Santo obra la santificación interna y efectúa
la transformación de la naturaleza del creyente
(Romanos 15:16; Hechos 10:47, 12: 5-8).
3- La Palabra nos muestra qué hacer, y es potencia de Dios
para salud. Nos limpia y nos santifica (Juan 15:3; 17:17,
Romanos 1:16).

¿CUÁL ES EL MÉTODO VERDADERO DE LA


SANTIFICACIÓN?
1- Fe en la expiación
La persona justificada está unida con Cristo en la vida y en
la muerte (Mateo 6:24). Por su fe en Cristo, el salvado se
dice que está muerto al pecado y su transformación se
califica como una resurrección. El agua del bautismo
simboliza esto. La inmersión del convertido es un
testimonio de que en virtud de su unión con Cristo
crucificado; ha muerto para el pecado. Se muere, se
entierra, pero al levantarse del agua da un testimonio de
su contacto con el Cristo crucificado. Esto significa que
pasó con Cristo, resucitó de entre los muertos, así el
creyente se levanta pera nueva vida en Cristo.
2- La obra del Espíritu Santo
Hay tres tipos de muerte en las cuales el creyente 1 debe
tomar parte:
A- La muerte en el pecado
Ésta es la condenación (Efesios 2:1; Colosenses 2:13). El
pecado ha llevado al alma a esa condición cuya pena es la
muerte espiritual, o separación de Dios.
B- La muerte por el pecado
Es nuestra justificación. Cristo sufrió sobre la cruz la
sentencia de una ley violada, y lo hizo por nosotros.
Nosotros somos considerados como personas que hemos
sufrido la muerte con Él. Lo que Cristo hizo para nosotros,
es considerado como hecho por nosotros (2 Corintios 5:14;
Gálatas 2:20). Si por fe nos unimos a Cristo, se nos
considera legalmente libres de la pena de muerte por el
pecado.
C- Muerte al pecado
Esa es nuestra santificación (Romanos 6:11). Si lo creemos
en el corazón y lo confesamos con plena confianza, será
hecho una realidad en nosotros. Esa es la obra del Espíritu
Santo que desaloja las imperfecciones y los hábitos de la
antigua vida.

COMPLETA SANTIFICACIÓN
Debemos luchar por alcanzar la perfección. La esencia de la
perfección en el Antiguo Testamento, es el sincero deseo y la
determinación de hacer la voluntad de Dios. David tenía
debilidades y flaquezas, pero el propósito supremo de su vida
era obedecer la voluntad de Dios. La Biblia dice que era un
varón conforme al corazón de Dios.
Como don de la gracia, Dios nos pone en posición perfecta
por la fe en Cristo. Como obra de la gracia también podemos
alcanzar la santificación completa si buscamos a Dios de todo
corazón. Esto viene mediante la oración y el ayuno y
prestando suma atención a las ordenanzas de Dios (la
Palabra). Lo que Cristo ha hecho para nosotros debe ser
convertido en realidad en nosotros. El creyente está llamado
a procurar con ahínco la perfección (Filipenses 3:12; Hebreos
6:1; Mateo 5:48).
Siempre habrá tentaciones, por eso debemos vigilar siempre
(Lucas 21:36; Gálatas 6:1; 1 Corintios 10:12). La carne es
débil, pero en Cristo podemos resistir toda tentación (Lucas
22:44-46; Santiago 4:7; Efesios 6:13). Debemos glorificar
siempre a Dios. Dios vive en la alabanza. Es necesario ser
llenos del Espíritu y caminar en comunión no interrumpida
con Dios y disponer siempre de la limpieza constante de la
Sangre, y así ser intachables ante Dios.
Si con toda sinceridad deseamos hacer Su voluntad, Dios no
fallará en darnos el triunfo. Si nos mantenemos en contacto
profundo con Dios perseveraremos hasta el fin porque Él nos
dará Su fortaleza. Ya no hay condenación pera los que están
en Cristo Jesús, los que andan no conforme a la carne, sino
conforme al Espíritu (Romanos 8:1).
La salvación es un don gratuito de Dios para la humanidad,
pero usted necesita unos requisitos para
1- Arrepentimiento
El pecador viene a Cristo con un dolor verdadero por el
pecado y acompañado por una resolución sincera de
apartarse de él, y moverse hacia Dios (2 Corintios 7:10).
Como resultado de este esfuerzo y ayudado por el Espíritu
Santo, producirá frutos dignos de arrepentimiento (Mateo
3:8). El Espíritu Santo ayuda al arrepentimiento
aplicándole la Palabra en la conciencia e influyendo en el
corazón, y fortaleciendo la voluntad de apartarse del
pecado.
2- Fe
Esto implica creencia y confianza. Una confianza que nos
une a Cristo el Salvador. La creencia fundada en la Palabra
de Dios, y la confianza en Él constituyen una fe salvadora.
El Espíritu Santo ayuda en la producción de esa fe. Es fe
absoluta de que Dios por amor a Su Hijo, está dispuesto a
perdonarnos por la obra de Cristo en la cruz, (Romanos
10:17; Hebreos 11:1).
3- La Palabra
La persona se aparta del pecado y se refugia en Dios. El
Espíritu obrará en él un cambio (2 Corintios 5:17). Le dará
un corazón nuevo y diríamos que es una persona
convertida. La conversión se produce por la cooperación
de las actividades divinas y humanas (Filipenses 2:12-13).
El hombre comienza a orar, ayunar, leer la Palabra y
vivirla. Da testimonio de Cristo a otros. Se afirma en una
Iglesia del Evangelio completo para adorar a Dios con los
hermanos, y el Espíritu Santo le irá dando plena
conversión (Joel 2:12). Ya no vive para sí mismo, sino que
se ha apartado del pecado y vive para Dios.

Capítulo 3
La Total Redención

El Evangelio del Reino nos anuncia que el Reino de Dios está


a punto de establecerse en esta tierra. Cristo viene muy
pronto a establecer un reino de paz y de justicia en este
mundo. Esto implica que la plenitud de la obra redentora se
estará manifestando sobre toda la creación. ¡Gloria a Dios!
Cuando Cristo predicó dijo: "...El reino de los cielos se ha
acercado..." (Mateo 10:7). En esos días no se iba a manifestar
visible en la tierra, pero sí, estaba disponible para todos los
creyentes de Cristo, y con toda la bendición de la obra
redentora. La Biblia dice: “en quien tenemos redención por
Su Sangre, el perdón de pecados..." (Efesios 1:7). Los que nos
hemos convertido a Cristo con toda plenitud, el reino de los
cielos ya está establecido en nuestros corazones y tenemos,
por supuesto, derecho a todo el beneficio de redención. Esto
incluye salud, sanidad, autoridad total con-Ira la muerte y
autoridad total de Dios contra toda maldición. ¡Aleluya! Por
la redención, Cristo restauró todo lo que se perdió por el
pecado de Adán. Quiere decir que podemos reclamar todo lo
que el hombre tenía en su estado original. Esto incluye un
cuerpo físico y un gran intelecto, salud y vida como la que
tenía Adán antes del pecado. Las personas de fe son las que
se apropian de todas las bendiciones del reino de Dios. Si hay
fe nos apropiamos, de todo lo que Adán tenía antes del
pecado.
El ayuno es decisivo en esto. Muchos oran, a veces por años
sin grandes resultados, y en cuanto ayunan siete diez o
veintiún días sin entregar bajo la guianza de Dios, orando
eficazmente, encuentran que Dios les contesta y les resuelve
los problemas en forma gloriosa; y crecen en forma espiritual
como nunca antes. La Biblia confirma esto muy claramente.
Joel 2:12, dice: “... convertíos a mí de todo vuestro corazón,
con ayuno y lloro y lamento”. Note que es ayunando y
orando con lágrimas y gemidos. Es rasgando nuestros
corazones delante de Dios.
Es necesario este tipo de batalla, ya que es grande lo que la
redención compró para nosotros y el diablo va a hacer cuanto
esté a su alcance para robarle, aunque sea parte de ello. La
redención nos dio de nuevo todo lo que el hombre tenía antes
del pecado. El pecado fue el que trajo la enfermedad y la
muerte y todas las maldiciones relacionadas. Costo nos
redimió y toda maldición fue crucificada. Él fue hecho
maldición por causa nuestra. El pecado, la enfermedad y la
muerte fueron vencidos, y todo lo que sea maldición fue
quitado por la obra redentora de Jesús en el Calvario.
¡Aleluya! Esto es increíble para monos. Pero la redención nos
dio autoridad sobre la atoada. Esto lo enseña la Biblia. En los
días de Adán. después del pecado, a pesar de estar bajo la
muerte vivían cientos de años. Luego, Dios acortó los años
porque el pecado se acrecentó sobre la tierra. y el hombre
sólo andaba conforme a su carne Esto te muestra que Dios le
puede dar a este cuerpo físico los años de vida que Él quiera
Nosotros fuimos redimidos de la maldición del Pecado y por
consiguiente de la maldición de la muerte Tenemos derecho
a más de lo que tuvo Adán y los antediluvianos, ya que ellos
estaban aún bajo maldición. Nosotros estamos bajo la Sangré
Redentora de Cristo. Si estamos bajo la redención no estamos
bajo la muerte. El mensaje del Evangelio del Reino es
mensaje de vida y poder Sólo por la fe lo podemos poseer. Por
la Palabra lo recibimos Su Palabra es vida y medicina para
todo nuestro cuerpo (Proverbios 4:20-22) Enoc lo recibió por
la fe, y lo está viviendo aún. Elías también lo recibió y aún
vive a pesar de que la redención en esos días aún no había
sido obrada. Antes del pecado, Adán en su cuerpo físico,
como el de Enoc y el de Elías. no se suponía que muriera. La
vida de Dios estaba en él para sustentarle. Su pecado fue lo
que trajo la muerte. Ahora habiendo sido redimido por
Cristo, estamos en la misma situación en que estaba Adán
antes del pecado.
La vida de Cristo puede sostenernos. La Biblia dice: "En Él
estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres" (Juan
1:4). Nos podemos mantener vivos y en salud por la fe en lo
que Cristo ya compro con Su Sangre. Por Su Sangre ya no
estamos bajo el pecado que es el que causa la muerte.
Esto suena increíble, pero es lo que enseña la Palabra. Para
apropiarnos de ese maravilloso beneficio de la redención hay
que vivir la Palabra. Ore, ayune y reclame. Medite en la
Palabra sin cesar. Ese es el pan de vida. Reclamar en ayuno y
oración que tu vida se restaure totalmente al estado original
antes del pecado. Conforme a la redención que ya Cristo obró
en la cruz, tienes derecho hacerlo. ¡Gloria a Dios! Reclámalo
en ayuno y oración y con la Palabra que le da la autoridad.
Cristo dijo: "Yo he venido para que en mi tengan vida, y
para que la tengan en abundancia"(Juan 10:10). Es
abundancia en todo sentido. Abundancia de días; perfecta
salud, vigor y santidad; gozo y paz que sobrepuje todo
entendimiento. Esto es para las nuevas criaturas en Cristo.
Es para los hijos de Dios. Es victoria total. Es total redención
para el hombre. Es la vida de Cristo en los creyentes.
Cristo dijo: "Y será predicando este evangelio del reino en
todo el mundo, para testimonio a todas las naciones: y
entonces vendrá el fin" (Mateo 24:14). Es autoridad total del
creyente contra toda maldición, incluyendo todo tipo de
enfermedad, todo tipo de demonio y la muerte. Para que se
cumpla esto en nosotros tenemos que vivir la Palabra de Dios
(Joel 2:12) y conseguir que se restauré planamente nuestra
relación con Dios como fue con Adán antes del pecado. Así
podremos hacer la obra de los últimos días sin que nada ni
nadie nos lo pueda impedir.
Antes no se nos ocurría orar por la dentadura ni por los
sobrepesos, o los pies planos. Pero, estando bajo la
redención, apenas tuvimos convicción de que Cristo llevó
toda maldición en la cruz, comenzamos a orar por ello, Dios
no falló en sanarlos. Así mismo no se nos ha ocurrido orar
liara que nos libre de la muerte y nos mantenga vivos hasta
el Rapto. Tenemos derecho a ello, pues la muerte es otra
maldición que vino por el pecado y de la cual Cristo ya nos
redimió.
El Evangelio del Reino, es Evangelio de redención total para
el hombre. Es necesario predicar el Evangelio completo a
esta última generación; la buena nueva de que somos libres
de toda maldición por la fe en la redención que es en Cristo.
Hay que predicarle a la humanidad que toda maldición fue
crucificada, y podemos recobrar original de antes del pecado.
Libres de enfermedad, muerte, pecado, efectos de la vejez y
de toda otra maldición, y movernos con toda la autoridad de
Dios (Mateo 10:7-8). Esto parece un sueño, pero Cristo dijo'
permanecéis mis palabras permanecen en vosotros, pedid
todo lo que queréis, y os será hecho"(Juan15:7). Todo lo que
está conforme a SU Palabra, por la fe lo podemos obtener.
Cristo nos redimió y nos dio victoria total como la tenía Adán
en su cuerpo físico antes del pecado. Sólo por la fe lo
podemos arrebatar para volar en el Rapto que viene, y antes
del Rapto, guiar a miles que están en tinieblas, a la verdad
gloriosa de Cristo Jesús y Su redención total para el hombre.
Hay que predicar la fe de la redención total de Cristo para el
hombre. Esto quitará la cubierta de incredulidad que hay
sobre la iglesia. Esta predicación provocará un gran cambio.
Hay que predicar vida en vez de muerte. Hay que convocar al
pueblo a ayudar y a orar por un avivamiento final del poder
resucitador de Cristo. Es tiempo de predicar el Evangelio del
Reino. La fe viene por el oír la Palabra. Los muertos no
podrán ser resucitados hasta que primero no tengamos total
autoridad y dominio sobre la muerte, y todos los agentes que
causan la muerte. Nuestra fe tiene que ejercitarse por el oír
la Palabra de Dios, y desarrollarse por el ayuno y la oración,
para poder provocar a Dios a obrar la plenitud de lo que la
redención compró para nosotros. Todo es posible por la fe.
Cristo recuperó para nosotros todo lo que Adán perdió.
Recuperó para nosotros la vida que Adán perdió por el
pecado. Por la fe en Su redención podemos vencer la muerte.
Cristo dijo: "Y todo aquel que vive y cree en mí; no morirá
eterna-mente"(Juan 11:26). En Cristo esta la vida. El que
cree en el Hijo tiene vida eterna, y pasó de muerto a vida
(Juan 5:24). Esto hay que reclamarlo y apropiárselo por la fe.
La muerte tiene que ver con el diablo, y Cristo le llamó
asesino y mentiroso. La muerte fue vencida por Cristo,
recuperando así lo que Adán tenía antes del pecado. ¡Gloria
a Dios!
Si no toleramos el pecado en nuestro cuerpo tampoco
debemos tolerar las maldiciones que vinieron por el pecado:
la enfermedad y la muerte. Si lo creemos de todo corazón, y
lo reclamamos, y peleamos por ello con armas de justicia, lo
tenemos. De otra forma el diablo nos pone lo que ya Cristo
crucificó en la cruz. Él fue hecho maldición, y llevó la
enfermedad, y por Su muerte en la cruz quitó la muerte, y
sacó a la luz la vida (Mateo 8:17). Él murió en nuestro lugar
para que vivamos (Hebreos 2:9). Él destruyó por la muerte,
al que tenía el imperio de la muerte, esto es, al diablo
(Hebreos 2:14). Cristo venció la muerte y nos dio la autoridad
contra ella y contra todo poder del enemigo. Él vino a
destruir las obras del diablo (1 Juan 3:8). Eso incluye la
muerte, la enfermedad y otras circunstancias negativas
provocadas por el pecado, como son la tristeza, anomalías
físicas, la vejez, la debilidad, los malos hábitos y otros. El Hijo
de Dios nos hizo verdaderamente libres (Juan 8:36). Pero
tenemos que pelear la buena batalla de la fe, utilizando las
armas no carnales, poderosas en Dios para derribar todas
esas fortalezas que et diablo aún mantiene en pie a pesar de
estar derrotado (2 Corintios 10:4). La muerte es la paga del
pecado. Es una maldición y el diablo la ópera en los
pecadores, y en los creyentes que no tienen fe para
apropiarse de lo que Cristo conquistó para nosotros en Su
muerte. No olvide, que por la redención es igual a los días de
Adán antes del pecado. ¡Aleluya!
En Romanos 8:19-22, dice que toda la creación gime espera
de la manifestación de los hijos de Dios. Fíjate que no es que
gimen para que Cristo venga, sino para que se manifieste en
los hijos de Dios lo que ya Cristo compró en la cruz riel
Calvario. Esto le muestra que es de la Iglesia del Señor que
depende la obra para los oprimidos. Cristo compró redención
total para el hombre. Espíritu, alma y cuerpo fueron
liberados. Debemos estar conscientes de la herencia de la
total redención de Cristo. Hay que apropiársela por medio de
la fe. La enseñanza de la Palabra de Dios sobre este tema, trae
la fe para que podarnos recibir el beneficio total de la
redención. Cristo pagó el precio total de la redención para el
hombre. Todas las maldiciones fueron quitadas, incluyendo
la muerte.
Para recibir la plenitud de la vida de Cristo que está
disponible para nosotros por la redención, es necesario
recibir el bautismo de fuego. Ese fuego consumidor combate
la enfermedad, el pecado, la tristeza, el envejecimiento y aun
la muerte misma. Ese fuego es sustancia de Dios, por lo tanto,
es sustancia de vida y está disponible para todos los creyentes
del Evangelio por la obra redentora de Cristo, que nos trae al
estado original de vida de Adán antes del pecado. Esto hay
que reclamarlo. Pida a Dios que le llene del Espíritu Santo y
del fuego de vida de Dios, que, al entrar, sana y repone las
partes afectadas de nuestro cuerpo físico. ¡Gloria a Dios!
Estarnos a punto de terminar la dispensación de la Gracia.
Por lo tanto, es necesario que tengamos el bautismo de fuego
para mantenernos en salud, vigorosos para llevar a cabo la
obra gigante del último tiempo. Pídalo recíbalo El llamado es
claro y decisivo. Jesús dijo: predicad, diciendo: El reino de
los cielos se ha acercado. Sanad enfermos, limpiad leprosos,
resucitad muertos, echad fuera demonios, * de gracia
recibisteis, dad de gracia" (Mateo 10: 7-8). Es la comisión de
este tiempo. El Evangelio de levantar los muertos tiene que
predicarse para que luego Pueda manifestarse. La fe viene
por el oír. Según entremos en la esfera de mayor fe, por el
ayuno, la oración y la Palabra, vamos a sentir la carga de
levantar los muertos como Cristo ordenó. Es parte del que
predicarse y vivirse en este tiempo final e instrumento
poderoso para ganar almas y que hasta los ateos crean.
El bautismo de fuego es una experiencia con el fuego de Dios
que se puede sentir y poseer. Este fuego consume todo lo que
es tinieblas y maldición. Al recibirlo se puede testificar, pues
es una experiencia sobrenatural. En las campañas muchos
testifican cómo un calor fluyó por el vientre y el sobrepeso
desapareció y la cintura quedó flexible. En este tiempo final,
los siervos de Dios tienen que levantarse y llevar el mensaje
completo de la redención y del Evangelio del Reino y levantar
los muertos y ministrar el bautismo de fuego, para que
millares estén preparados para el Rapto y se salven de la
condenación. Por eso tiene el pueblo que lanzarse al ayuno y
la oración rompiendo toda la oposición del diablo y
provocando el avivamiento que necesitamos.

Capítulo 4
El nuevo Pacto
Acceso a Dios, el Único Camino

Muchos no han entendido las bendiciones que Cristo compró


para toda la humanidad a través de Su sacrificio en la cruz
del Calvario. Allí, Cristo fue sometido al más cruel suplicio.
Sobre el madero derramó Su preciosa Sangre con la cual selló
para siempre el Nuevo Pacto, que nos otorga la eterna
redención. Un mejor y más excelente pacto que el antiguo, ya
que estaba establecido sobre mejores promesas. Un pacto
incondicional, del cual Jesús fue hecho fiador. Éste fue
concedido no por nuestros méritos, pues no teníamos
ninguno, sino por pura gracia. Un pacto que va mucho más
allá del pueblo de Israel, para incluir a todas las naciones
gentiles. En este pacto podemos permanecer, porque no está
escrito en tablas de piedra, sino en nuestros corazones y
mentes (Hebreos 8:10). Es importante entender los
beneficios que Cristo obtuvo para cada uno de nosotros, a
través del Nuevo Pacto.

¿Qué beneficios compró Cristo en la cruz para


ofrecerlo a la humanidad?
Lo primero y más importante que Cristo compró para
nosotros fue la vida eterna. Nos rescató de nuestra vana
manera de vivir, no con cosas corruptibles, como el oro o la
plata, sino con su Sangre preciosa, como de un cordero sin
mancha y sin contaminación. Murió para darnos vida. En
Cristo está la vida del hombre. Esta gloriosa verdad nos
indica que debemos vivir para Él, y apartarnos del pecado, la
maldad y la hipocresía. La salvación del alma es el beneficio
más glorioso del Nuevo Pacto. En los sacrificios ofrecidos
bajo el Antiguo Pacto, Dios aceptaba la fe y la obediencia que
el pueblo ofrecía. "Pero estando ya presente Cristo, sumo
sacerdote de los bienes venideros, por el más amplio y más
perfecto tabernáculo, no hecho de manos, es decir; no de
esta creación, y no por sangre de machos cabríos ni de
becerros, sino por Su propia Sangre, entró una vez para
siempre en el Lugar Santísimo, habiendo obtenido eterna
redención" (Hebreos 9:11-12).
Lamentablemente, todavía hay personas que no sienten el
gozo y la paz que trae la salvación del alma. Cristo le ama. ¡Él
dio Su vida por usted! Recíbale ahora mismo como único y
exclusivo Salvador de su alma, para cuando suene la
trompeta y la Iglesia sea levantada al cielo, usted sea contado
en el grupo de los redimidos. Cristo dijo: “¿Que aprovechará
al hombre, si ganare todo el mundo, y perdiere su alma?”
(Mateo 16:26). Usted podrá tenerlo todo aquí en la tierra:
fama, dinero, posesiones, inteligencia, y ¡cuántas 4mast,
pero si no tiene a Cristo, está perdido. Aunque tenga muchos
logros materiales, si pierde su alma, lo ha perdido todo. Por
eso, lo más grande de ese Nuevo Pacto, con-quistado por
Cristo en la cruz, fue la promesa de la salvación eterna. En
Isaías 53:6, dice: "Todos nosotros nos descarnemos como
ovejas, cada cual se apartó por su camino; mas Jehová
cargó en él el pecado de todos nosotros”. Cristo cargó con el
pecado de toda la humanidad. Dios nos dio Su Único hijo,"
depositando sobre El nuestro pecado y pagando el precio que
deberíamos pagar nosotros. Su propio Hijo, se hizo
maldición en la cruz del Calvario, al derramar Su Sangre y
llevar el pecado de todos nosotros. Esa preciosa Sangre nos
limpia de todo pecado (1 Juan 1:7).
La Biblia establece que Jesús como mediador de un Nuevo
Pacto, también compró la salud para nuestros cuerpos
(Mateo 8:17). El cuerpo que llevó el pecado, también llevó la
enfermedad. Así, que según confiamos en Él como nuestro
Salvador, vayamos confiadamente a Él como nuestro
Sanador. Isaías 53:5, dice que por Su llaga fuimos nosotros
curados. Nadie tiene por qué seguir siendo esclavo del
pecado, ya Cristo pagó el precio por nuestra libertad. Esto
significa una total redención. No importa cómo se llame tu
dolencia: cáncer, artritis, diabetes, SIDA, etc.; sobre el
madero de la cruz, Él llevó tu enfermedad. La Biblia dice que
no olvides ninguno de Sus beneficios. Acuérdate de esas dos
grandes bendiciones; salvación del alma y salud del cuerpo.
Es una gloriosa realidad que Cristo Sana y para El no hay
nada imposible. Recíbele como tu Salvador personal y
también como tu Sanador.
Además de la salvación del alma y la sanidad del cuerpo, a
través del Nuevo Pacto tenemos libre acceso al trono de Dios
en el cielo. Hermano, ese privilegio también lo compró Cristo
para nosotros en la cruz del Calvario. Bajo el Nuevo Pacto
contamos con un Sumo Sacerdote que puede compadecerse
de nuestras flaquezas y debilidades, por lo que podemos
acercarnos a Él confiadamente para alcanzar misericordia y
hallar gracia para el oportuno socorro (Hebreos 4:14-16). En
el Antiguo Pacto no era así. La Biblia dice que, para llegar al
trono de Dios, tenían que hacerlo a través del sumo sacerdote
terrenal. Estos sacerdotes eran los únicos que podían llevar a
cabo los sacrificios, para que Dios perdonara el pecado del
pueblo. El pecador no tenía derecho de presentarse por sí
mismo ante Dios, para pedirle perdón y expresarle su
arrepentimiento. Tenían que hacerlo a través de otro hombre
(el sumo sacerdote) quien era el único que podía atravesar el
velo que separaba el Lugar Santo (donde sólo los sacerdotes
podían entrar) del Lugar Santísimo (donde sólo el sumo
sacerdote, entraba para ofrecer sacrificio por sí mismo y por
los pecadores del pueblo, una vez al año). Pero, cuando murió
Cristo, ese velo se rasgó en dos, de arriba abajo (Mateo
27:51), implicando que ahora es a través de Cristo que
podemos llegar al trono de Dios. Cristo hizo posible eso, nos
redimió, comprándonos, limpiándonos y salvándonos con Su
Sangre preciosa. Ya no hay que matar animales, porque Dios
mismo sacrificio su propio Cordero en la cruz a favor de
nosotros. Ahora tenemos un grano Sacerdote, Cristo Jesús
quien ascendió a los cielos y está a la diestra del Padre
intercediendo por nosotros día y noche. A través de Él,
alcanzamos misericordia ante Dios. Esto quiere decir que
todos los creyentes tenemos a Cristo como abogado ante el
Padre. Es únicamente a través de El que tenemos acceso a
Dios. Él es el único camino para ir al Padre. Sólo Cristo salva
(Juan 14:6). Por la fe en Él podemos hablar con Dios
personalmente todos los días.

¿Qué otro beneficio obtenemos por el Nuevo Pacto?


Con Su muerte en la cruz, Jesucristo nos dio poder y
autoridad sobre nuestro adversario, el diablo. La Biblia dice
que Satanás viene a robar, a matar y a destruir (Juan 10:10).
Hoy día, vemos muchas personas agobiadas por diferentes
enfermedades; otros están sumidos en los vicios de las
drogas y el alcohol. Están oprimidos, destruidos. Esa es obra
del diablo, pero bajo el Nuevo Pacto, Cristo nos dio poder y
autoridad contra todo poder de Satanás. Una vez estamos en
Cristo, dejamos de ser esclavos, somos libres por la fe en Él.
¡Aleluya! Allí en la cruz, Cristo venció y avergonzó a Satanás.
Cristo probó en forma humana que se podía vivir en la tierra
sin pecar. Si vivimos en comunión y obediencia a Dios,
también seremos vencedores sobre el pecado. En la cruz,
Satanás fue juzgado, Cristo derroto y despojó al diablo de
todo lo que le había robado a Adán cuando lo hizo pecar. Por
en Cristo tenemos autoridad total contra un diablo derrotado
en el Calvario. Pedro, Juan, Pablo y Esteban tuvieron
autoridad sobre el diablo, porque se convirtieron a Cristo y
Él les dio la autoridad. Si usted se convierte a Cristo, también
recibirá autoridad para echar fuera a Satanás.
Muchas vidas son cortadas antes de tiempo por el poder del
maligno, por no tener protección. Usted necesita la autoridad
de Cristo para hacerle frente a Satanás. La Palabra dice que
los creyentes hollarán serpientes y escorpiones y tendrán
poder sobre toda fuerza del enemigo y nada los dañar (Lucas
10:19). Si usted todavía no tiene "ese poder, no espere más,
venga a Cristo hoy, para que también tenga autoridad y poder
contra el diablo, En Cristo hay victoria para toda la
humanidad. Lo importante es tener a Cristo, si no, estamos
en peligro, porque la Biblia dice, que el diablo anda como
león rugiente buscando a quien devorar mano, hay que estar
refugiado en Cristo y vestido con ida la Armadura de Dios,
para poder estar firmes contra las asechanzas del diablo
(Efesios 6:11).
Como resultado de Su sacrificio en la cruz, Cristo nos dio
autoridad sobre la muerte. La Biblia dice, que ya no hay
condenación para los que están en Cristo Jesús, porque la ley
del Espirito de Vida que está en Cristo, nos ha librado de la
ley del pecado y de la muerte (Romanos 8:1-2). La victoria de
Cristo en la cruz, despojó al diablo de toda potestad sobre los
creyentes. Ya no tenemos por qué temerle a la muerte. La
muerte entró por un hombre: Adán, pero también por otro
hombre: Cristo, la resurrección de los muertos. "En Adán
todos mueren, pero en Cristo todos serán vivificados" (1
Corintios 15:21-22). Cuando Adán y Eva pecaron, la muerte
tuvo potestad sobre ellos, pero con Su muerte en la cruz,
Cristo nos redimió. Los lavados por Su Sangre y llenos del
Espíritu Santo, tenemos ya por la fe en Cristo, victoria sobre
la muerte. La muerte natural o física no impedirá que
vivamos con Cristo por la eternidad. El apóstol Pablo dijo:
"Para mí el vivir es Cristo, y el morir es ganancia" (Filipenses
1:21). En Juan 11:26, Cristo dijo: "Todo aquel que vive y cree
en mí; no morirá eternamente': Amigo, la vida que Cristo
compró con Su Sangre en la cruz, hoy está disponible para ti
también. Aprovecha ahora mismo esta oportunidad. Escapa
por tu vida. Cristo te ama. La Biblia dice: "¿Dónde está, oh
muerte, tu aguijón? ¿Dónde, oh sepulcro, tu victoria? ya que
el aguijón de la muerte es el pecado, y el poder del pecado,
la ley. Mas gracias sean dadas a Dios, que nos da la victoria
por medio de Jesucristo" (1 Corintios 15:55-57).
Hay una ley de vida en Cristo y una de muerte en el pecado.
Todo el que está en pecado, está bajo la ley de muerte, pero
todo el que está en Cristo, está bajo la ley de vida. Él lo dijo:
"He venido para que en mi tengáis vida y la tengáis en
abundancia" (Juan 10:10). Ni la muerte ni el diablo lo
pueden dañar, porque es propiedad de Cristo. Por lo tanto,
goza de vida abundante, tan abundante que va a ser eterna.
Como resultado de Su muerte en la cruz, Cristo hizo posible
que todos los creyentes puedan ser llenos del Espíritu Santo.
Bajo el Antiguo Testamento el pueblo no tenía esta
bendición. Sólo había unción del Espíritu Santo para reyes'
sacerdotes y profetas. El pueblo sólo oía voz de Dios a través
de los sacerdotes y profetas. Cuando Cristo murió, compró la
bendición de que Sus hijos sean llenos del Espíritu Santo. Él
dijo: " Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para
que esté con vosotros para siempre" (Juan 14:16). Y en
Hechos 1:8, dice: “Pero recibiréis poder, cuando haya
venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y entonces me seréis
testigos..." Cuando el Espíritu Santo entra a nuestro ser
recibimos autoridad y poder de Dios contra el enemigo.
Recibimos la mente de Cristo y todo lo necesario para vivir
como Él vivió. Nosotros tenemos un tabernáculo que es este
cuerpo. Si somos de Cristo, dentro de este tabernáculo mora
el Espíritu Santo, quien nos da dirección y bendiciones. La
Biblia dice que el Espíritu Santo correría por nuestro ser
como ríos de agua viva, dándonos testimonio de que somos
herederos del cielo. El Señor dijo que el mundo no podía
conocer al Espíritu Santo. Por lo tanto, para recibirlo hay que
convertirse de todo corazón. Hay que apartarse de las obras
depravadas de este mundo, para ser ciudadano del cielo.
Estamos en este mundo físicamente, pero espiritualmente
estamos sentados en lugares celestiales con el Señor.
Otro beneficio que nos otorga el Nuevo Pacto y que Cristo
compró con Su sacrificio en la cruz, es que jamás iremos al
juicio final, juicio de condenación. En Apocalipsis 20:11-15
dice, que todos los que murieron en pecado serán Levantados
y enfrentarán a Dios delante de Su trono blanco. Ahí les será
probada su culpabilidad y los enviarán a la eterna
condenación en el lago que arde con fuego y azufre. Pero,
para los que estén en Cristo, la Biblia dice: "De cierto, de
cierto os digo: El que oye mi palabra, y cree al que me envió,
tiene vida eterna; y no vendrá a condenación, mas ha pasado
de muerte a vida (Juan 5:24).
Querido amigo, considera una vez más, todos los privilegios
y bendiciones que te son garantizados bajo el Nuevo Pacto, y
que Cristo conquistó para ti, con Su sacrificio en la cruz del
Calvario:
1- Salvación del alma
2- Salud del cuerpo
3- Acceso al trono de los cielos a través de Jesús
4- Poder y autoridad contra la obra del diablo
5- Autoridad contra la muerte
6- Recibir la llenura del Espíritu Santo
7- Jamás ir a juicio de condenación

Capítulo 5
DESPUÉS DE LA MUERTE, ¿QUÉ?

DESPUÉS DE LA MUERTE, ¿QUÉ?


Hay un tema que es de gran interés para la mayor parte de la
humanidad. Es el tema de la muerte. ¿Dónde están los
muertos? Ese tema le interesa a casi todo el mundo, porque
la muerte es una experiencia que puede tocar a cualquiera en
cualquier momento. Usted no sabe si va a amanecer vivo
mañana. Por eso, toda persona debe conocer en forma
profunda y detallada sobre este tema.
Hay diferentes teorías en relación con la muerte. Una es que
los espíritus de los muertos se quedan vagando y se les
presentan a los vivientes. Jesucristo y los apóstoles nunca
predicaron eso. La Biblia tampoco lo enseña. Pero, al diablo
le conviene que usted lo crea, porque así cualquier persona
que muera en su familia y aparentemente se le aparezca,
usted podría creer que realmente es su familiar. Por cieno
que usted caería en pecado de hechicería. La Biblia dice que
los que invocan los espíritus de los muertos no les nace la luz
del día (Isaías 8:19-20).
Otros, creen que los espíritus quedan aniquilados, que ya
para ellos nada existe. Jesucristo ni los apóstoles predicaron
eso. La Biblia tampoco lo enseña. Si usted cree esa teoría y de
pronto le aparece un problema serio, al cual de momento no
le ve solución, puede caer en una trampa del diablo y atentar
contra su vida, diciendo: "Me quito la vida porque aquí
termina todo y así se acaba el problema". Pero no es así, si
usted se suicida, se envía usted mismo a la eterna
condenación. La Biblia dice, que el que destruye a este
cuerpo, Dios lo destruye a él (1 Corintios 3:17). Además, dice,
que los homicidas no entran en el reino de los Cielos
(Apocalipsis 22:15).
Hay otros que creen que los que mueren van a un lugar
especial donde se purifican por algún tiempo y después pasan
al Reino de los Cielos. Eso no está en la Biblia. Cristo jamás
predicó eso. Pero al diablo le conviene que usted crea eso,
porque en vida mucha gente quiere conquistar la salvación,
pagando dinero a la religión para que después de muertos los
saquen de ese lugar (el purgatorio).
Otra enseñanza errónea es la reencarnación. A la luz de la
Palabra, en Hebreos 9:27, queda totalmente anulada. 'Y de la
manera que está establecido para los hombres que mueran
una sola vez, y después de esto el juicio'. La resurrección del
Señor Jesucristo es otro golpe de muerte para esta doctrina
llegada de la India. "...No temáis vosotras, porque yo sé que
buscáis a Jesús, el que fue crucificado. Ah, está aquí, pues ha
resucitado, como dijo: Venid, ved el lugar donde fue puesto
el Señor" (Mateo 28:5-6).
Es vital que el ser humano conozca lo que enseña la Biblia
sobre esto. Dice, que el que muere en pecado, muere en
condenación. La única oportunidad de salvación, es mientras
estamos vivos. Por eso, Dios nos dejó Su Palabra con el Plan
de Salvación, muy sencillo de entender, para que en vida lo
recibamos, lo aceptemos y seamos salvos por la Sangre que
se derramó en la cruz del Calvario.
¿Qué más enseña la Biblia sobre la muerte? Cristo enseñó de
forma clara y precisa, en Marcos 16:15-16: "Id por el mundo
y predicad el evangelio a toda criatura. El que creyere y
fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, seré
condenado". Cristo trazó dos caminos para los que mueren:
mueren salvos o mueren condenados. Mientras usted tenga
vida va a conquistar una de estas dos cosas: salvación o
condenación. Toda persona que creyere en el Evangelio y
viva para Cristo, será salva.
Pero todo el que muere en pecado, es condenado. La Biblia
dice, que la paga del pecado es muerte (Romanos 6:23). Toda
alma que pecare, morirá. Implica, que morirá en conde-
nación eterna. El Señor habló sobre esto en Mateo 7:13-14,
cuando dijo, "Entrad por la puerta estrecha, porque ancha
es la puerta, y espacioso el camino que lleva a la perdición,
y muchos son los que entran por ella; porque estrecha es la
puerta; y angosto el camino que lleva a la vida, y pocos son
los que la hallan”. El Señor establece aquí que muchos
mueren condenados, porque no entran por la puerta
estrecha, sino que van por la puerta ancha, por el camino
espacioso que lleva a condenación. ¿Cuál es esa puerta
estrecha? Es la que conduce a la salvación. Cristo dijo, en
Juan 10:9: "Yo soy la puerta, el que por mí entrare será
salvo”. El reto de cada persona es entrar por Jesucristo, es la
única puerta al reino de los Cielos. Si entra por esa puerta se
salvará, porque no hay condenación para los que están en
Cristo Jesús (Romanos 8:1). En Juan 14:6, Jesús dijo: "Yo soy
el camino, y la verdad, y la vida, nadie viene al Padre sino por
mí". Cristo es la Puerta y es el Camino. Cuando usted acepta
a Cristo de corazón, entra por la puerta estrecha que lleva a
la salvación. Si en ese preciso instante muere, se va derecho
al cielo. Usted tiene que caminar con Jesús y vivir en Su
Palabra para mantener la salvación.
¿Qué implica morir salvo? En Filipenses 1:21, el apóstol
Pablo, dice: “Para mí el vivir es Cristo, y el morir es
ganancia”. Esto implica que en la muerte hay ganancia. Pero,
¿quiénes tienen esa ganancia en la muerte? Los que viven
para Cristo y anhelan servir al Señor; los que tienen a Cristo
primero que nada en sus vidas. ¿Cuál es esa ganancia? En
Filipenses 1:23, Pablo dijo: teniendo deseo de partir y estar
con Cristo, lo cual es muchísimo mejor" Mire la ganancia que
tiene el que es salvo en la muerte; se va inmediatamente a la
presencia de Cristo, donde va a ver al Señor tal como es y a
tener una comunión profunda con Él. Se mueve de esta tierra
a vivir con Jesús en el cielo. Hay ganancia en la muerte para
los de Cristo Jesús, Nos vamos a vivir en Su Presencia.
¿Dónde más se habla sobre ese tema en la Biblia? En 2
Corintios 5:6, dice que, si vivimos en el cuerpo, vivimos
ausentes del Señor. Esto de afuera es la casa donde usted
vive. Usted tiene un cuerpo el cual yo veo, pero no lo veo a
usted, porque usted es un espíritu que está dentro del cuerpo.
Usted, espíritu y alma viven dentro del cuerpo. Mientras
vivimos en este cuerpo estamos ausentes del Señor. Esto es,
de la figura visible de Jesús, quien está a la diestra del Padre,
intercediendo por todos aquellos que a través de Él buscan a
Dios. Los que todavía vivimos dentro de este cuerpo, estamos
lejos de la presencia visible de Jesucristo. Pablo, añadió:
“Más quisiéramos estar ausentes del cuerpo, y presentes al
Señor" Esto implica morir físicamente y establece una vez
más, la doctrina de que los que mueren en Cristo se van a
vivir con el Señor. Es importante confesar que somos de
Cristo. Con la boca se habla para salvación. Sólo los que son
de Cristo tienen salvado para salvación.
En la muerte nos salimos del cuerpo. ¿Dónde en la Biblia nos,
muestra eso? En Lucas 8:49-55 dice, que la hija de Jairo
murió, pero cuando Jesús le dio la orden de despertar y
levantarse, su espíritu volvió e inmediatamente despertar y
comió. La enseñanza clara, la niña estaba muerta. Su espíritu
había salido del cuerpo, pero cuando el señor dio la orden, el
espíritu volvió y entró en el cuerpo e inmediatamente
resucitó su cuerpo físico. Esta Escritura confirma una vez
más que en la muerte, el espíritu se sale del cuerpo. ¿Dónde
más la Biblia enseña eso? En Santiago 2:26, dice: "Porque
como el cuerpo sin el espíritu está muerto, así también la le
sin obras está muerta". Así que no todos estamos vivos. El
que está vivo tiene la vida de Jesús, tiene salvación. El que
está en pecado sólo existe (respira, oye y ve, pero no está vivo
en su interior). La vida está en Jesús. Él lo dijo: "Yo soy el
camino, y la verdad, y la vida..." (Juan 14:6). Juan 1:4, dice:
"En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres".
En 2 Corintios 12:2-4, el apóstol Pablo dice, que tuvo una
experiencia sobrenatural en la cual fue arrebatado hasta el
tercer cielo. Fue llevado al paraíso, donde oyó palabras que
no le son dadas al hombre expresar. Pablo dio testimonio de
que hay un paraíso de Dios, mucho más allá de las estrellas.
Lugar maravilloso de descanso para los salvados. Lugar
donde habitan millares de salvados, llenos de gozo y de paz,
asegurados para vida eterna. En ese lugar, esperan la primera
resurrección, cuando recibirán cuerpos de gloria y luego
establecerán con Jesús el reino en la tierra.
Un pastor con una 'gran iglesia en los Estados Unidos,
contaba que su esposa estaba gravemente enferma en el
hospital. Mientras ministraba en su iglesia, le llegó la noticia
que ésta estaba a punto de morir. Partió hacia el hospital y al
llegar, el médico le dijo que su esposa ya había fallecido.
Entró a la habitación y se arrodilló frente al cadáver y dijo:
"Señor permite que, aunque sea una vez más ella vuelva a
hablarme". De pronto, su esposa abrió los ojos, le miró y le
dijo: '¿Por qué me llamaste? Ya estaba llegando a mi hogar.
Los ángeles me llevaban. Estaba tan cerca del paraíso y veía
todo. Tú has predicado muchas veces sobre el paraíso, pero
no tienes idea de la belleza que hay allá. Estaba tan cerca que
oía los pajaritos cantar y veía las flores y a millares de figuras
vestidas de blanco, moviéndose en paz'. Añadió, 'Pero vuelvo
nuevamente para allá, los ángeles están aquí y me esperan.
Pero antes de partir, prométeme que mientras vivas en la
tierra, predicarás este santo Evangelio". Ella había visto las
maravillas del paraíso3as glorias del tercer cielo y sabía que
iba para allá por la fe en este Evangelio. ¡Sólo Jesucristo
Salva! Cree en el Evangelio de Jesucristo y serás salvó. No
hay condenación para los que están en Cristo Jesús. Escapa
por tu vida. Si estás en pecado, tienes una sentencia de
muerte sobre ti. Pero si aceptas a Cristo, ésta es quitada,
porque la Sangre de Cristo lo limpia de todo pecado y pasa de
muerte a vida. Cristo es la resurrección y la vida. El Evangelio
es poder de Dios para salvación (Romanos 1:16). Conviértete
a Jesucristo y vive por Su Palabra y pronto nos veremos en el
Cielo. “…el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá” (Juan
11:25).

Capítulo 6
Las Diez Vírgenes
Las Diez Vírgenes
En Mateo 25:1, Jesús dijo: "Entonces el reino de los e cielos
será semejante a diez vírgenes que, tomando sus lámparas,
salieron a recibir al esposo". Esta parábola enseña que el
creyente debe estar alerta, como las vírgenes sabias y
prudentes y no descuidado como las vírgenes fatuas e
insensatas. La parábola habla de un tiempo que será aquel
cuando Jesucristo venga a levantar al pueblo que esté
preparado para el rapto.
Las diez vírgenes son creyentes con oportunidad de entrar en
el reino de los Cielos. En 2 Corintios 11:2, dice: Porque os
celo con celo de Dios; pues as he desposado con un solo
esposo, para pn9sentaras como una virgen a Cristo". El
creyente virgen tiene dos cualidades: está desposado con un
solo esposo y no está contaminando las impurezas de este
mundo.
El cristianismo no es ni una religión ni una tradición, es una
íntima relación con Cristo; es un primer amor con Cristo.
Somos la novia de Jesús. En lo espiritual no hay. diferencia
entre el varón y le mujer. Todos los que hemos aceptado a
Cristo como único y suficiente Salvador, somas Su novia. La
persona que se convierte a Jesús se aparta de las cosas del
mundo. Todo lo que el mundo ofrece es pasajero, su gozo es
momentáneo. Su paz es aparente, porque la persona que no
tiene a Cristo vive angustiada y turbada. Por el contrario,
Cristo ofrece paz verdadera. En Filipenses 4:7, dice: "Y la paz
de Días, que sobrepasa todo entendimiento, guardará
vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo
Jesús” Nuestra paz y nuestro gozo no dependen de las
circunstancias que nos rodean, porque Cristo se hace cargo
de cada situación.
La Iglesia es la novia de Jesús, por lo que debe ser presentada
como una virgen pura para Cristo. La Biblia dice que el
príncipe de este mundo es el diablo, de manera que los
creyentes fieles deben estar apartados del mundo, para poder
entrar al reino de los Cielos. El creyente verdadero no se
contamina con el mundo, vive fiara Cristo y le adora sólo a
Él. Santiago 4:4, dice: ¡Oh almas adúlteras ¿No sabéis que la
amistad del mundo es enemistad contra Dios? Cualquiera,
pues, que quiera ser amigo del mundo, se constituye enemigo
de Dios". No somos del mundo (Juan17:14). El apóstol Juan
dijo: "No améis al mundo, ni las cosas que están en el
mundo. Si alguno ama al mundo el amor del Padre no esté
en el (1 Juan 2:15). El creyente que desee irse en el Rapto
debe consagrar su vida a Cristo, ya que Él viene a buscar un
pueblo sin mancha y sin arruga. Cuando estamos
enamorados de Jesús no tenemos tiempo para las cosas del
mundo, ya que el mismo no nos alcanza para trabajar en lo
que deseamos hacer para el Señor, y para que los perdidos
sean alcanzados para Él.
La Biblia dice, que el reino de los Cielos será semejante a diez
vírgenes que tomaron sus lámparas y salieron a recibir al
esposo; La lámpara es tipo de la Palabra. El Salmo 119:105,
dice: "Lámpara es a mis pies tu palabra, Y lumbrera a mi
camino': La Palabra es la Verdad. Tenemos que andar en ella,
conocerla, estudiarla y meditarla para que nuestra fe crezca
y se fortalezca. Romanos 10:17, dice: “Así que la le es por el
oír, y el oír, por la Palabra de Dios" El creyente es luz del
mundo, y como tal debe conocer la Palabra, para no ser
engañado por las falsas doctrinas. Todo creyente es un
testigo de Jesús. El propósito de aprender la Palabra y
llenarse del Espíritu Santo es dar buen fruto y ganar almas
para Cristo. Mateo 3:10, dice: “Todo árbol que no da buen
fruto es cortado y echado en el fuego" 'Bienaventurado
aquel siervo al cual, cuando el señor venga, le halle
haciendo así” (Mateo 24:46). Testifique del Señor, los
creyentes son la luz del mundo. Jesús dijo: "Vosotros sois la
luz del mundo" (Mateo 5:14). Ningún creyente debe permitir
que el enemigo de las almas le impida hablar de Cristo.
La Biblia dice que el día y la hora del arrebatamiento de la
iglesia nadie lo sabe, ni aun los ángeles del cielo, pero
también dice: “Mas vosotras, hermanas, no está» en
tinieblas, para que aquel día os sorprenda como ladrón.
Porque todos vosotros sois hijos de luz e hijos del día; no
somos de la noche ni de las tinieblas" (1 Tesalonicenses 5:4-
5). Para que ese día no nos sorprenda y nos quedemos en la
tierra, tenemos que estar firmes en Su Palabra. Jesús dijo:
"Por cuanto has guardado la palabra de mi paciencia, yo
también te guardare de la hora de la prueba que ha de venir
sobre el mundo entero para probar los que moran sobre la
tierra" (Apocalipsis 3:10). Los que viven en el primer amor
con Cristo, procuran todo el tiempo agradar a Dios en lo que
hacen. Esas son vírgenes prudentes que volarán en el rapto y
serán compañeros de Cristo por la eternidad.

¿Quiénes se irán?
Se irán aquellos creyentes llenos del Espíritu Santo, cuya
única regla de fe y de conducta es la Palabra Dios. En Mateo
25:3, dice: "Las insensatas, tornando sus lámparas, no
tomaron consigo aceite”. El aceite es tipo del Espíritu Santo.
Esto muestra que las prudentes estaban llenas del Espíritu.
Esto es decisivo para los que quieran irse con Cristo en el
arrebatamiento de la Iglesia. Las insensatas tomaron sus
lámparas encendidas. Todas, en alguna ocasión habían
recibido el Espíritu Santo. El que recibe el Espíritu Santo
tiene que orar, ayunar y meditar en la Palabra para
mantenerse lleno del Espíritu.
"Mas las prudentes tomaron aceite en sus vastas,
juntamente con sus lámparas”. Quiere decir que las
prudentes estaban despiertas y velando; estaban alertas,
saturadas del poder de Dios, esperando la venida del Señor.
Cuando el creyente camina lleno del Espíritu, como las
vírgenes prudentes, puede decir como Pablo: 41ra no vivo yo,
más vive Cristo en mi (Gálatas 2:20) El aceite es tipo del
Espíritu Santo, y cuando tenemos aceite en nuestras
lámparas y en nuestras vasijas, estamos llenos, saturados del
poder de Dios. En el bautismo del Espíritu Santo, Dios nos
llena. Hay que mantener esa Llenura.
Tenemos que llenarnos del poder de Dios para ser
instrumentos de honra y de bendición, para la gloria de Dios.
I a doctrina apostólica es clara, "Sed llenos del Espíritu”
(Efesios 5:18). La Biblia dice: "Ya todas so nos dio a beber de
un mismo Espirito" (1 Corintios12,13). En la iglesia
apostólica tan pronto como las personas se convertían,
oraban por ellas para que recibieran el bautismo en el
Espíritu Santo.

La Clave de la Victoria
Probablemente las vírgenes insensatas se descuidaron en la
oración. La oración es la clave de la victoria. Todo creyente
que desee irse en el rapto, debe tener una "vida de oración
programada y organizada. Jesús dijo: “Velad, después, en
todo tiempo orando que seáis tenidos por dignos de escapar
de todas estas cosas que vendrán, y de estar en pie delante
del Hijo del Hombre" (Lucas 21:36). Tenemos que sacar
tiempo para orar, no importa cuán ocupados estemos. En
cada periodo de oración, debemos orar en el Espíritu. Esto
implica orar en lenguas con gemidos y lágrimas, pues eso te
edifica y hace que, día a día, recibas unción 1101fresca del
Espíritu y mantengas Su llenura. Así estarás reparado para
volar en el rapto.
La Biblia dice que siendo aún de noche, Jesús subía monte a
orar. Él dijo: “Velad y orad, para que no entréis en
tentación" (Marcos 14:38). Para resistir al diablo y sus
tentaciones necesitamos tener una vida profunda de oración
y sometimiento a Dios. "Orando en todo tiempo con toda
oración y suplica en el Espíritu, y velando en ello con toda
perseverancia". (Efesios 6:18). "Pues qué hemos de pedir
como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo
intercede por nosotros con gemidos indecibles"(Romanos
8:26). Este tipo de oración era típico de la Iglesia Apostólica.
Hoy es igual, Cristo no ha cambiado (Hebreos 13:8).
"Quiénes oirán el clamor?
Mateo 25:6, dice: "Y a la medianoche se oyó un clamor:
¡Aquí viene el esposo, salid a recibirle!" Las vírgenes se
levantaron y arreglaron sus lámparas. La lámpara es tipo de
la Palabra. Las diez oyeron el clamor. Sólo los verdaderos
creyentes oirán el sonar de la trompeta. Los incrédulos se
preguntarán ¿dónde estarán los evangélicos?, Ese pueblo
lavado con la Sangre de Cristo, estará más allá de las
estrellas, junto al Señor. Es el rapto de la Iglesia. Entonces
las diez vírgenes se levantaron y prepararon sus lámparas. "Y
las insensatas dijeron a las prudentes Dadnos de vuestro
aceite; porque nuestras lámparas se apagan" (Mateo 25:8).
Tenían las lámparas encendidas, pero en el momento
decisivo éstas parpadeaban. Parecía que se iban a apagar. Les
faltaba aceite. No estaban llenas del Espíritu. Hay que
mantener esa llanura hasta que nos llamen del cielo. El verso
9, dice: "Mas las prudentes respondieron diciendo: Para que
no nos falte a nosotras y a vosotras, id más bien a los que
venden, y comprad para vosotras mismas”. Ese aceite, tipo
del Espíritu Santo, no se vende en ningún lugar. Jesús, el
Hijo de Dios, lo da gratuito. Él vino a bautizar con Espíritu
Santo y fuego. No había tiempo de ministrarles, ni de orar
por ellas. Al clamor de la medianoche, los que estén
preparados se irán y el resto se quedará en la tierra. No es
momento de comenzar a prepararse, sino de estar listos para
entrar al Reino de los Cielos. Dice la Biblia: "Pero mientras
ellas iban a comprar, vino el esposo, y las que estaban
preparadas entraron con él a las bodas; bodas; y se cerró
la puerta" (Mateo 25:10). Cuando Dios cierra, nadie puede
abrir. Hermanos, tenemos que asegurarnos de estar
preparados, antes de que se cierre la puerta.
"Después vinieron también las otras vírgenes, diciendo:
“¡Señor, ¡Señor, ábrenos! “Mas él respondiendo, dijo: De
cierto os digo, que no os conozco" (Mateo 25:11-12). Cuando
suene la trompeta y el rapto ocurra, tendrá lugar la última
semana que habló el profeta Daniel. Esta es la semana de la
gran tribulación. Aparecerá el Anticristo, y todos los que se
queden lo verán. No se quede en la tierra. El Señor prometió
levantar un pueblo puro, limpio, santo, lleno del Espíritu
Santo. Estamos esperando ese momento. No somos
Ciudadanos de la tierra; somos ciudadanos del Reino de los
Cielos. Tenemos paz, gozo y amor por el prójimo; amor por
los que sufren y los que están perdidos. Debemos predicar las
buenas nuevas de salvación a todo aquel que no ha aceptado
a Cristo como su Salvador; sin avergonzarnos de lo que
hemos recibido. El Señor dijo que, si nos avergonzamos de Él
delante de los hombres, Él se avergonzará de nosotros
delante del Padre y de Sus ángeles.
Al oírse el clamor, las diez vírgenes sintieron que ocurría el
Rapto y las diez se pusieron en pie para irse, pero las fatuas
notaron que les faltaba aceite. Ningún creyente indiferente
sentirá el clamor de la medianoche. Sólo los verdaderos
creyentes, que tienen el Espíritu Santo, captarán el llamado
y se pondrán en pie. Las cinco que les faltaba aceite se
quedaron. El Señor dice en Lucas 17:34-36: “Os digo que en
aquella noche estarán dos en una cama; el uno será tomado,
y otro será dejado. Dos mujeres estarán moliendo juntas; la
una será tomada, y la otra dejada. Dos estarán en el campo;
el uno será tomado, y el otro dejado'. Son dos creyentes. Uno
lleno del Espíritu Santo y se fue, el otro estaba falto de aceite
y quedó. Amado hermano, mantente lleno del Espíritu Santo
y escaparás de los juicios venideros. Los que viven una vida
indiferente no oirán el llamado. Será trágico para algunos.
Busque a Dios ahora de todo corazón. Cristo viene ya.
Las vírgenes fatuas al ver que les faltaba aceite y nadie las
podía ayudar, fueron a comprarlo. Pero en ese lapso de
tiempo vino el Señor, y se quedaron; ya era demasiado tarde.
Cuando volvieron, el Señor les dijo: "De cierto os digo que no
os conozco” Ya la puerta se había cerrado. La Gran
Tribulación las esperaba (Mateo 24:21). Para irse en el rapto
hay que ser virgen prudente; un creyente apartado del
mundo y lleno del Espíritu Santo. Hay que, sacar tiempo para
orar, leer la Biblia, dar testimonio de Cristo a la humanidad,
que espera recibir una palabra de aliento y esperanza para
sus vidas.
¿Qué le sucederá a los que se queden en la Gran Tribulación?
La Biblia dice que vendrá una terrible persecución sobre los
cristianos que se quedaron. En Daniel 8:23-24, dice: "Se
levantará un rey altivo de rostro y entendido en enigmas. Y
su poder se fortalecerá, mas no con fuerza propia; y
causará grandes ruinas, y prosperará, y hará
arbitrariamente, y destruirá a los fuertes y al pueblo de los
santos” En Apocalipsis 13:1-7, dice que este hombre es una
bestia terrible con todo el poder del diablo, y que toda la
tierra será engañada por él. Ejercerá su poder por 42 meses.
Hará guerra contra los santos y los vencerá. Ese hombre es
Anticristo, personaje terrible que vendrá después del rapto.
Los que se queden, como las vírgenes insensatas, se
enfrentarán a él.
Amado hermano, aliméntese de la Palabra y crezca
espiritualmente. “Sé fiel hasta la muerte, y yo te daré la
corona de la vida” (Apocalipsis 2:10).

Capítulo 7
El Rapto de la Iglesia

El Rapto de la Iglesia
Pronto aparecerá en la primera plana de los periódicos una
noticia que va a estremecer a toda la humanidad. Los
periódicos saldrán con grandes titulares que dirán: "Miles
Desaparecen". ¿Qué habrá pasado? El Rapto de la Iglesia
habrá ocurrido. Dios habrá levantado a Su pueblo hacia el
cielo.
La Biblia nos muestra que Dios está a punto de hacer la
limpieza más grande que jamás ha hecho en la tierra. En
todas las épocas, Dios ha tenido que hacer grandes limpiezas,
pero ahora va a hacer la mayor de todas.
En Mateo 3:12, dice: “Su aventador está en su mano, y
limpiará su era; y recogerá su trigo en el granero, y
quemará la paja en fuego que nuca se apagará”. La limpieza
tiene dos fases: primero, recoge Su trigo, y luego, quema la
paja. Observe que la Biblia clasifica a la humanidad en dos
grupos: unos son tri90 de Dios, y otros son paja de la tierra.
Si usted está firme en Cristo, lleno del Espíritu Santo.
obedeciendo la Palabra de Dios y dando testimonio de Cristo
a la humanidad, usted es trigo de Dios y será partícipe de la
primera fase de esta limpieza. Antes de que el juicio terrible
de muerte y tragedia ocurra, el Pueblo del Señor será
recogido. Su trigo será recogido en el granero. Después que
Él recoja Su trigo, la paja será quemada. Millares de
pecadores perecerán, y enfrentarán la eterna condenación.
¿Dónde habla la Biblia de esta limpieza? En Lucas 21:34-35
dice: “Mirad también por vosotros mismos, que dice:
vuestros corazones no se carguen de glotonería y
embriaguez y de los afanes de esta vida, y venga de repente
sobre vosotros aquel día. Porque como un lazo vendrá sobre
todos los que habitan sobre la faz de toda la tierra”. Observe
que el Señor habla de un día terrible que viene. Dice que será
como un lazo. Cuando un lazo cae sobre un animal, lo atrapa.
Ese día vendrá sobre toda la tierra. Es juicio terrible,
mediante el cual millares perecerán.
Mas Jesús dijo: "Velad pues, en todo tiempo mando que seáis
tenidos por dignos de escapar de todas estas cosas que
vendían, y de estar en pie delante del Hijo del Hombre:
(Lucas 21:36). Si quieres escapar de lo que ha de acontecer,
vela, para que puedas estar en pie delante del Hijo del
Hombre: El Señor dijo que hay un pueblo que va a escapar.
Según la Biblia, los que estén orando y velando escaparán.
Antes de que ese día venga como un lazo sobre la humanidad,
el pueblo que esté firme en el Señor, que es trigo de. Dios,
escapará. ¿Cómo escapará? El trigo recogido en el granero.
Los que estén orando y velando podrán estar en pie delante
del Hiló del El que conoce la Biblia sabe que el Hijo del
Hombre está a la diestra del Padre.
Nosotros no somos de aquí, somos de arriba. ¿Qué, pues,
hacemos aquí? Estamos aquí por un tiempo. Somos
propiedad de Dios. Estamos aquí para dar testimonio de
Cristo a la humanidad perdida, y para alumbrar en medio de
las tinieblas del pecado. La Biblia dice que "somos la luz del
mundo". En una ocasión, Jesús dijo: "Yo soy la luz del
mundo” (Juan 8:12). Luego señalo a Sus discípulos, y les dijo:
"Ustedes son la luz del mundo" (Mateo 5:14). Si hemos
nacido de nuevo, ya no vivimos nosotros; Cristo vive en
nosotros, y alumbra a través de nosotros.
En Apocalipsis 3:10, dice: "Por cuanto has guardado la
palabra de mi paciencia, yo también to guardare de la Nora
de la prueba que ha venir sobre el mundo entero, para probar
a las que moran sobré la tierra': Viene una prueba terrible
sobre toda la humanidad. Día como un lazo, para millares en
la tierra. Fuego que quemara la paja. Pero Jesús dijo: "Los
que guarden la palabra de mi paciencia, yo los librare". Él
tiene un lugar donde escondernos. Ese lugar está en el reino
de los cielos.
Aquellos que estén despiertos, esto es, velando y orando,
escaparan. Despiertos espiritualmente, y muy alertas.
Multitud de evangélicos están durmiendo el sueño trágico de
la indiferencia, la pereza espiritual, la tibieza y la
mundanalidad. Algunos no han entendido que están aquí,
pero no son de aquí. insisten en ser de aquí. Tenemos que
unirnos a Cristo, escondernos en El; porque no somos de
aquí, somos de Cristo. Él dijo: reino no es de este mundo"
(Juan 18:36). Somos ciudadanos del Reino Celestial
(Filipenses 3:20). Los que estén velando y orando,
escaparan.
El trigo maduro as de un alto valor nutritivo, y muy especial
para la humanidad. Ese es el trigo del Señor: gente madura
espiritualmente, qua as de gran bendición para la
humanidad.
En Juan 14:2-3, dice: "En la case de ml Padre muchas
moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy,
pues, a preparar lugar para vosotros. Y si me lucre y os
preparare lugar, vendré otra vez, y os tomare a mí mismo,
para que donde yo estoy, vosotros también estéis". El reino
del Señor no es humo, allí hay las más bellas casas quo usted
pueda imaginar. ¿Si los millonarios tienen palacios tan
bellos, serán las casas del Arquitecto del Universo, que es
Dios? Son para Su pueblo, para Sus hijos, para la novia de
Jesucristo, creyentes del Evangélico.
Todo está cumplido. La trompeta está a punto de sonar.
Pronto volamos hacia nuestras mansiones, en el Reino
Celestial. El que esté limpio, límpiese más, el que es santo,
santifíquese mas todavía, apártese de las cosas del mundo;
venga a Jesucristo; afírmese en El. Pronto veremos las glorias
del cielo.
Jesús lo profetizo, "...vendré otra vez, y os tomare a mí
mismo...". Viene a buscar a Su pueblo. ¿Cuando? Antes que
el fuego arda y queme la paja, Su trigo será recogido en el
granero. Los juicios de Dios están a punto de caer. La tierra
se ha corrompido totalmente. Todo es depravación, violencia
y maldad. La justicia de Dios demanda juicio. Antes, el
pueblo del Señor desaparecerá. ¿Si los juicios están a punto
de caer, 6cuanto mas la trompeta está a punto de soñar? Al
sonar de la trompeta, el pueblo de Dios se levantará, y volará
a la mansión eterna. Esas mansiones ya están preparadas.
Hace algún tiempo, dormía, y creí ser despertado, y escuche
votes que me hablaban. Provenían de todos lados de la tierra,
de los árboles, de todos lados. Decían: “Jesucristo está a
punto de levantar a los primeros" Sentí que me levantaron y
me Llevaron a una colina muy alta. Desde ahí, y vi una ciudad
maravillosa, y dije: "Que ciudad tan hermosa" Oí una voz
detrás de mí, que dijo: "Esa es parte de la ciudad donde
pronto vendrán a morar los primeros". Ya está preparada.
Jesucristo dijo que unos serian tornados y otros dejados.
Hablaba de Su pueblo. Linos se irán y otros se quedarán.
Algunos están llenos del Espíritu Santo; y otros están a
medias. Unos están limpios y santos; otros son mundanos o
tibios. Unos testifican de Cristo; otros no testifican. Esas
primicias de la cosecha son las que están punto de volar.
En Apocalipsis 16:13-14, dice: "Y vi salir de la boca del
dragón, y de la boca de la bestia, y de la boca del falso
profeta, tres espíritus inmundos a manera de ranas; pues
son espíritus de demonios, qua hacen señales, y van a los
reyes de la tierra en todo el mundo, para reunirlos a la
batalla de aquel gran día del Dios Todopoderoso". Observe
que habrá una guerra mundial. Todos los reyes de la tierra
participaran en esa guerra. Lo que los induce a esa batalla
son espíritus malignos, expertos en engaños, señales y
prodigios. El que ha provocado todas las guerras, va a
provocar la Batalla de Armagedón. Juan vio cuando de la
boca del dragón (el diablo, según la Biblia), de la boca de la
bestia (el anticristo, según la Biblia) y de la boca del falso
profeta salían estos espíritus. El falso profeta inducirá a la
gente a adorar al Anticristo. Este hará que se haga una
imagen del Anticristo; una imagen que habla. Si ahora, la
gente adora las imágenes, ¿Cómo será cuando le presenten
una imagen que habla? Millares caerán en ese lazo. El
dragón, que es el diablo; la bestia, que es el Anticristo; y el
falso profeta provocaran la Batalla del Armagedón.
Demonios que salen de ellos prepararan a los reyes para esa
gran batalla.
En Apocalipsis 16:15, dice: “He aquí: yo vengo como ladrón.
Bienaventurado el que vela, y guarda sus ropas, para que no
ande desnudo, y vean su vergüenza". guerra esté a punto de
estallar, el Señor vendrá como ladrón en la noche. que vienen
los ladrones? A llevarse algo. Viene el Señor a llevarse algo
que es propiedad privada de Él. La propiedad ajena no la va
a tocar. Si fuera un ladrón se llevaría cualquier cosa, pero es
Jesús, solamente se llevará Su propiedad. La propiedad del
otro, la va a dejar. "Viene como ladrón en la noche"
(Apocalipsis 3:3).
Si usted se ha convertido a Cristo, aproveche esta
oportunidad, para que sea de los que escaparan; porque EI
dijo que hay un pueblo que escapara. Usted puede ser parte
de ese pueblo, el Pueblo de Jesucristo. Un pueblo lavado con
Su Sangre, un pueblo que siente el Espíritu Santo. Si se
queda, es porque quiere. EI dijo: "Yo los librare de la hora
de la prueba que viene sobre toda la humanidad"
(Apocalipsis 3:10).
Todas las señales para el retorno de Jesucristo están
cumplidas. La Biblia dice que: "el día y la hora nadie sabe,
ni aun los ángeles de los sino so mi Padre" (Mateo 24:36).
Pero también dice: “Mas vosotros, hermanos, no estáis en
tinieblas, pare que aquel día os sorprenda como ladrón.
Porque todos vosotros sois hijos de luz e hijos del día; no
somas de la noche ni de las tinieblas" (1 Tesalonicenses 5:4-
5). Quiere decir, que el pueblo de Dios estaría advertido; no
sabemos el día y la hora, pero sabemos que todos los seriales
están cumplidos. Jesús dijo: "Así también vosotros, cuando
veáis todas estas cosas, conoced que está cerca, a las
puertas. De cierto os digo, que no pasara esta generación
hasta que todo esto acontezca" (Mateo 24: 33-34).
La generación que viere las señales cumplidas, esa vera el
arrebatamiento del pueblo de Dios. Los quo estamos
viviendo en esta tierra, hemos visto todas las señales
cumplidas. Todo está cumplido; todo se ha visto; quiere
decir, que somos. la última generación. Somos, la generación
que oirá el sonido de la trompeta, la generación de la cual se
dirá en los periódicos “Miles desaparecerán" que están
preparados, se irán. Somos la última generación.
Conozco a una hermana, esposa de un pastor, a quien Dios
sacó de su cuerpo, y llevo al infierno y luego al cielo. Durante
su experiencia el Señor le mostro un enorme salón lleno de
coronas, y le dijo: Esta son las coronas que tango pare Mi
pueblo, que viene para acá”. Pasados tres añas, fui a una
campaña en New York, y el esposo de ella, que es pastor en
ese territorio, me dijo: "Mi esposa fue llevada al cielo, por el
Señor, nuevamente, y el Señor le dio un mensaje para usted".
Al die siguiente hable con ella, y me conto su experiencia. Vio
todo lo que había visto anteriormente, pero cuando pasaron
por el salón donde estaban las coronas, no había ninguna
corona en el salón. Le pregunto al Señor: "Y las coronas,
¿Dónde están? Él no le contesto nada, y siguieron
caminando. Cuando llegaron al salón donde estaban las
túnicas blancas, no había ni una túnica blanca en el salón.
Ella le pregunto: "¿dónde están las túnicas blancas, Señor?"
Él le dijo: "Te voy a mostrar el salón de la boda". En ese salón,
frente a cada mesa, había una enorme hilera de sillas, una at
lado de la otra, y encima de la mesa, un mantel blanco, y
sobre las mesas había platos, cucharillas, tenedores y
cuchillos de oro. Son para la novia de Jesús.
La hermana me dijo: "Me quede atónita, cuando observe que
sobre cada silla había una túnica blanca, y sobre la túnica,
una corona". Y at Señor le dijo: "Para eso to traje, para que
veas que todo esté listo. Hemos traído las túnicas las coronas,
porque ml Padre no puede esperar corrupción y la violencia
as tan grande, que su justicia demanda juicio, y Él no puede
esperar más". Me dijo. “Dile a mi siervo Yiye que predique
este mensaje en la tierra. Que no diga at pueblo que Cristo
viene pronto, que le dio quo Cristo viene ya; que todo está
cumplido". El tiempo se acabó, es tiempo de arrepentirse,
tiempo de que el pueblo se llene del Espíritu Santo, se
santifique y testifique a la humanidad. La humanidad recibe
su Última gran oportunidad. Estamos en el tiempo postrero
y decisivo para toda la humanidad. Todas las señales del
retorno de Jesucristo están cumplidas. Es tiempo dramático,
trágico para millares, pero glorioso y maravilloso pare
aquellos que están firmes en Cristo Jesús. Si usted este firme,
afírmese más. Nos movemos en los últimos tramos de esta
gran carrera por vida o por muerte, y en días muy cercanos
soñarás la trompeta y volaremos con el Señor para el cielo.
Ya no habrá más sufrimientos ni más sinsabores, estaremos
de fiesta con Jesús por los siglos de los siglos. Al que le gusten
las fiestas, conviértase a Jesucristo, que la fiesta más grande
viene pronto en el cielo y nos gozaremos pare siempre con El.
De ese movimiento glorioso que se acerca, cuando el Señor
va a levantar a Su pueblo para librarnos de los juicios que
vienen, el apóstol Pablo dice bien claro que cuando suene la
trompeta, en un abrir y cerrar de ojos, seremos levantados y
transformados (1 Corintios 15:51-52). En otras palabras, no
es con este cuerpo que vamos a entrar, es con un cuerpo
nuevo, un cuerpo maravilloso que el Señor le va a dar a Sus
creyentes, a Sus hijos, que están firmes en el Evangelio. Cada
hermano entienda que no podemos hacernos de ilusiones, es
cuestión de responsabilidad y compromiso con El; hay que
estar firmes en Cristo.
Creyentes mundanos, tibios o hipócritas, no se levantarán.
Aquellos que anden llenos del Espíritu Santo, que den fruto,
y sean fieles testigos de Jesucristo, van a volar con el Señor
para el cielo. Sométase a la Palabra de Dios si no quiere
quedarse, pues Dios quiere que usted vuele con Él.
La Biblia nos habla de ese cuerpo nuevo que nos va a dar. En
Juan 3:2, dice: “...sabemos que cuando él se manifieste,
seremos semejantes a él, porque le veremos tal como él es”.
Esto es grande. Piense usted en Jesucristo, el Hijo de Dios,
con at cuerpo que tiene ahora que as un cuerpo inmortal, un
cuerpo de gloria. Todo al poder de Dios este en ese cuerpo y
cuando Él se manifieste, cuando descienda a levantar a Su
pueblo, seremos semejantes a Él.
¿Quiénes sarán semejantes a Él? "...Si vosotros
permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis
discípulos..." (Juan 8:31). No es cuestión de .61 as el nombre
de mi denominación, sino de permanecer en la Palabra,
vivirla, caminar a la luz del Evangelio, ser un discípulo de
Jesucristo. Asegúrese de que ama más a Cristo y a Su Palabra,
que a su denominaci6n. La denominación as puesta por Dios,
pero no importa a cuál pertenezca tenemos que andar a la luz
del Evangelio, seguros de que estamos obedeciendo y
guardando la Palabra porque si no, no hay vida. La vida este
en la Palabra bendita del Señor, y aquellos que están firmes,
realmente agarrados de Dios, sarán semejantes a Él en el die
que se acerca. No hay una señal que no se haya cumplido.
Seremos como el que esté preparado pare un viaje que
anhela, con el equipaje preparado. Asegurarse de que esté
preparado, porque de repente y come ladrón en la noche,
Jesucristo descenderá y arrebatará a Su pueblo.
¿Cómo será ese cuerpo? Sera Igual al de Jesús. ¿Cómo será
entonces? Si observamos las actividades de Cristo después de
la resurrección, sabremos cómo será. El que tenemos ahora
no as muy eficaz que digamos, pero el nuevo será
maravilloso.
Según Hechos 1:9, ese cuerpo no se sujeta a la ley de
gravedad. Los discípulos estaban con el Señor cuando Él se
despidida de ellos. Les dio las Últimas instrucciones, y de
pronto, ante los ojos asombrados de Pedro, Juan y Santiago,
los pies del Señor se levantaron de la tierra y comenzó a
elevarse. Sonará la trompeta y cuando suene, nuestros pies
se levantarán de la tierra, y nos elevaremos y notaremos quo
ya no es este cuerpo, as at cuerpo nuevo, un cuerpo
glorificado.
La Biblia dice, en Juan 20:31, Pero estas (señales) se han
escrito para que creáis que Jesús as el Cristo, el Hijo de Dos,
y pare que, creyendo, tengáis vida en su nombre". Esas
maravillas están en la Biblia para que usted se acerque cada
día más a Jesucristo, tenga un incentivo especial y adicional
para congregarse, sabiendo que lo que EI ofrece es tan
grande que sobrepasa todo entendimiento. Jesucristo ofrece,
que cuando Él se manifieste, seremos semejantes a Él.
Observe que Jesús fue at primero en resucitar de entre los
muertos para no volver a morir. En el sepulcro sepultaron un
cuerpo natural que naci6 del vientre de la virgen María. Mas
at tercer día resucit6, fue levantado de entre los muertos.
Dios le glorifico y ahora Su cuerpo no as at que nada del
vientre de María, sino uno nacido de Dios. Un cuerpo que se
elevó en una nube y subió hacia lo alto (Hechos 1:9).
¿Qué más dice la Biblia sobre ese cuerpo? Dice que tendrá la
misma apariencia que tenía antes. Nos conoceremos unos a
otros. En Juan 20:19, dice que at primer día de resurrección,
los discípulos estaban encerrados, temerosos de que los
mataran. De pronto, Jesús apareció en medio de ellos, y les
dijo: “Paz a vosotros”. Los discípulos lo vieron, lo tocaron y
hablaron con El. Luego desapareció. Llego Tomes, y altos le
dijeron que at Maestro estaba vivo y que había estado con
altos. Pero él les dijo: "Si no viere en sus manos la señal de
los clavos, y metiere mi dedo en el lugar de los clavos y
metiere mi mano en su costado, n0 creeré" (Juan 20:25).
Transcurrieron ocho días, y el señor volvió a aparecerse a los
discípulos, y con ellos estaba Tomas. apareció, los saludo, y
Llamando a Tomas, le dijo: “Pon aquí tu dedo, y mira mis
manos, y acerca mano, y métela en mi costado; y no seas
incrédulo, sino creyente" (Juan 20:27). Tomas respondió, y
dijo: ¡Señor mío y Dios mío!”. (Juan 20:28). Reconoció que
era el mismo Jesús que había caminado caminado con él
durante tres años y medio, aunque de Jesús era un cuerpo de
gloria, un cuerpo de resurrección creado exclusivamente por
Dios. Era el Unigénito del Padre. "Jesús le dijo: Porque me
has visto, Tomás, creíste; bienaventurados los que no vieron
y creyeron" (Juan 20:29)
Esa es la fe de Dios. No una fe raquítica de la carne como la
de Tomás. La Biblia dice que Dios llama las cosa; que no son,
que no existen, como si fueran. Pablo dijo: 'porque por fe
andamos, no por vista"(2 Corintios 5:7). Tomes lo reconoció.
El cuerpo de gloria as un cuerpo que se puede palpar. En
Lucas 24:37 en adelante, dice: "Entonces, espantados y
atemorizados, pensaban que veían espíritu. Pero Él les dijo:
¿Por qué estáis turbados, y vienen a vuestro corazón estos
pensamientos? Wad mis manos y mis pies, que yo mismo
soy; palpad, y ved; Porque un espíritu no tiene carne ni
huesos, como veis que yo tango".
En una ocasión estaba encerrado en ayuno y oraci6n en mi
hogar. Llevaba varios días clamando, y un día, mientras
oraba de madrugada, of un ruido cerca. Al abrir los ojos vi a
una persona parada frente a mí. Observé que era alta y estaba
vestida de blanco. Su cabello era largo y caía sobre los
hombros. Supe que era el Señor. Me quede tenso. No me
atrevía hablar. Deje de orar y me quede quieto. Él se movió,
so detuvo al lado derecho de mi persona, extendió su brazo
izquierdo y lo puso en mi espalda. Comenzó a hablarme, y me
dijo: "Yiye, Sonríe". Traté de sonreír, pero no pude. Estaba
tan tenso que no podía moverme. De pronto sentí una
curiosidad muy grande, y fui moviendo mi mano derecha
hasta que toqué su muñeca. Sentí la mano de un hombre. Su
brazo era sólido, de carne y hueso. Retire mi mano poco a
poco. El Señor desapareció. Dije: "Verdaderamente el cuerpo
de gloria es un cuerpo físico. Es un cuerpo de carne y hueso".
Según la Biblia, ese cuerpo puede atravesar paredes. Cuando
Jesús se le apareció a Sus discípulos por primera vez, estos
estaban atemorizados, se habían encerrado en un lugar. Las
puertas estaban cerradas, y de pronto, Jesús se les apareció,
atravesó la pared.
Piense en el cuerpo que tenemos ahora y en el que vamos a
tener. El que tenemos se enferma; el que vamos a tener no
sentirá ninguna dolencia ni se enfermará jamás. Seré un
cuerpo igual al de Cristo. “…pero sabemos que cuando él se
manifieste, seremos semejantes a él, porque le veremos tal
como él es" (1 Juan 3:2).
Además, dice: "Si vosotros permaneciereis en mi palabra,
seréis verdaderamente mis discípulos" (Juan 8:31). Tiene
que permanecer en Su Palabra y vivir a la luz de este
Evangélico. Este es el momento de victoria. Comience a
caminar con Jesús, y viva para El. Saque tiempo pare leer la
Biblia. Léala diariamente. Viva por ella, y testifique a otros.
Entienda que no hay tiempo de ver novelas o programas
mundanos, ni de leer libros depravados y mundanos.
Estamos esperando algo celestial, algo eterno. Hay que
aprovechar el tiempo, pues as época final y difícil. Redimid el
tiempo; los días son malos. Los sabios y prudentes
aprovechan bien el tiempo, para en ese die que viene no ser
de los que se queden, sino de los que vuelen al cielo con su
cuerpo igual al de Cristo.
Cuando el Señor establezca Su reino, nosotros, los creyentes,
lo vencedores, que hemos guardado Su Palabra hasta el fin,
tendremos autoridad sobre las naciones. Seremos los
gobernantes de las naciones. “Porque el Hijo del Hombre
vendrá en la gloria de Su Padre con sus ángeles, y entonces
pagará a cada uno conforme a sus obras” (Mateo 16:27).
Conforme a su obra, será su galardón. "... por cuanto en el
poco has sido fiel, tendrás autoridad sobre diez ciudades"
(Lucas 19:17). Uno estará sobre tina ciudad, otro estará sobre
dos, cada uno conforme a su obra. Gobernaremos a los
sobrevivientes de los juicios, que tendrán un cuerpo natural
como el que tenemos ahora. Seremos gobernantes, con un
cuerpo igual al de Cristo.
En la época actual la gente se esconde de la ley, pero en esa
época los gobernantes serán visibles o invisibles, como los
Ángeles del cielo. Así seremos en el día que viene. Y esas
cosas maravillosas; secretes que no salen en los periódicos,
ni en las revistas de la tierra, están en la Palabra de Dios, para
que creamos que Jesús es el Hijo de Dios, y creyendo en El,
tengamos vida en Su Nombre.
Según la Biblia, ese cuerpo no tiene necesidad de comer, pero
puede hacerlo. En Lucas 24:41-43, dice: ¿Tenéis aquí algo
que comer? Entonces to dieron parte de un pez asado, y un
panal de miel Y él lo tomo, y comió delante de ellos". En otra
ocasión, Cristo mismo preparo lo que iban a comer “Al
descender a tierra, vieron brasas puestas, y un pez encima
de ellas, y pan. Jesús les dijo Traed de los peces que acabáis
de pescar" (Juan 21:9-10). Esa fue la tercera vez que se le
presento a los discípulos. Cuando El descienda a levantar a
Su pueblo, seremos semejantes a Él. Nada nos podrá dejar.
No habrá preocupaciones, ni dolor, ni enfermedad, ni el
enemigo podrá dañarnos, ni tocarnos. ¡Cristo Viene!
Acéptalo y sálvate antes de que sea tarde. Comienza a vivir
para Él.
CONCLUSION
Cada mensaje fue dado at Hno. Yiye por el Espíritu Santo
después de buscarle en oraci6n y ayuno. Cada uno encierra
una información vital para la vida de cada persona que lee.
Comenzando con el tema de la Salvación del alma, descubre
el pecado y lo señala como una pared entre Dios y al hombre
que solo a través de Jesús se rompe y el pecador es libertado.
Es a través del sacrificio de Jesús, que el pecador obtiene
como un don completo: la sanidad divina, acceso por la
oración el trono de la gracia, autoridad sobre el diablo y la
muerte.
Como resultado de Su muerte en la cruz, Cristo hizo posible
que todos los creyentes puedan ser llenos del Espíritu Santo.
Bajo el Antiguo Testamento el pueblo no tenía esta
bendición. Pero cuando Cristo muri6, compro la bendici6n
de que Sus hijos sean llenos de Su Espíritu.
En resumen, es a través del sacrificio de Jesús que recibimos
la total redención. Los temas proféticos marcaron también su
ministerio. Mensajes como Las Diez Vírgenes, El Rapto de la
Iglesia y otros, fueron temas predicados con gran unción y
revelación de Dios. Así, cuando ahora leemos cada mensaje
(que antes solo habíamos escuchado), es como si cada
mensaje tuviera una personalidad propia, que at mismo
tiempo describe al hombre detrás del mensaje y que nos dice
que es el Hno. Yiye quien predica. Confiamos en que este
legado del Hno. Yiye sea de gran bendición a inspiración a las
futuras generaciones.

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