Le corresponde la dilatación del cuello del útero y descenso de
la cabeza del feto por el canal del parto. LA FASE DE DESCENSO PROPIAMENTE, SE PRODUCE DESPUÈS DE LA FASE ACTIVA , CUANDO SE ALCANZA EL 80% DE DILATACIÒN. LA FASE DE TRANSICIÓN. La fase de transición no se reconoce como tal en las guías de práctica clínica. Algunos autores como Michel Odent identifican esta fase como la que precede a la fase de expulsivo, a partir de los 7-8 cm y hasta los 10cm (Odent n.d). En esa dilatación, el cérvix disminuye su resistencia, las contracciones se hacen más intensas, frecuentes y duraderas y aumenta la sensación de dolor. También en esta fase suele producirse la ruptura de la bolsa amniótica (si no se ha roto anteriormente) que intensifica aún más las contracciones y las sensaciones percibidas por la mujer. En estos momentos la mujer suele manifestar sentimientos de incertidumbre, temor, desesperación o miedo que conllevan un aumento de la adrenalina y la noradrenalina. Ambos neurotransmisores estimulan los músculos para el esfuerzo final que supone el expulsivo.
El objetivo de esta fase es pasar de un cierto estado de pasividad muscular
provocado por las endorfinas, en el que puede haber pocas o ninguna contracción, a la fase de expulsivo en la que necesitará la activación del cuerpo y mucha energía muscular En esta fase, la cabecita de la criatura suele ejercer presión sobre la parte superior del recto, el sacro y la pared vaginal. Esta presión puede provocar el reflejo de pujo antes de llegar a la dilatación completa. El pujo espontáneo en esta fase facilita la rotación de la criatura y aumenta la presión de la cabeza sobre el cérvix