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Este documento presenta información sobre varios autores y conceptos clave en el psicoanálisis lacaniano. Entre ellos se encuentran Jacques Lacan, su teoría del estadio del espejo, la distinción de los registros real, simbólico e imaginario, el concepto de Nombre del Padre y su función en la metáfora paterna, y el objeto "a" y su relación con el fantasma.
Este documento presenta información sobre varios autores y conceptos clave en el psicoanálisis lacaniano. Entre ellos se encuentran Jacques Lacan, su teoría del estadio del espejo, la distinción de los registros real, simbólico e imaginario, el concepto de Nombre del Padre y su función en la metáfora paterna, y el objeto "a" y su relación con el fantasma.
Este documento presenta información sobre varios autores y conceptos clave en el psicoanálisis lacaniano. Entre ellos se encuentran Jacques Lacan, su teoría del estadio del espejo, la distinción de los registros real, simbólico e imaginario, el concepto de Nombre del Padre y su función en la metáfora paterna, y el objeto "a" y su relación con el fantasma.
Fue un médico psiquiatra y psicoanalista francés
conocido por los aportes teóricos que hizo al psicoanálisis. Sus aportes han sido definidos, principalmente por él mismo, como un «retorno a Freud». Acusó a muchos de los psicoanalistas coetáneos por haber distorsionado y parcializado la teoría de Freud. Incorporó además a nivel teórico nociones de origen lingüístico, filosófico y topológico que lo llevaron a redefinir muchos de los principales términos del léxico psicoanalítico. Lingüista suizo, cuyas ideas sirvieron para el inicio y posterior desarrollo del estudio de la lingüística moderna en el siglo XX. Padre de la "lingüística estructural" del siglo XX. SIGNO LINGUISTICO: entidad psíquica de dos caras (…) combinación del concepto y la imagen acústica. El concepto como el SIGNIFICADO y la imagen acústica como el SIGNIFICANTE. El inconsciente esta compuesto de Significantes Lacan insiste en la primacía del Ste, es a partir de el que se engendra la significación. Engrosa la barra, que ya no implica vinculación, sino resistencia. Ya no hay correspondencia, por lo que suprime la elipsis y la doble flecha. No hay una relación fija entre Sdo y Ste. Introduce de esta manera el registro de lo Simbólico, que marca el comienzo de su enseñanza. Los Stes engendran significación por la vinculación de los mismos. De aquí la noción de «cadena de Stes». Los Stes se organizan en cadena y el efecto de significación es retroactivo. El S1 toma su sentido a partir del S2. La cura analítica, en este momento, opera porque permite dar significación retroactiva a lo que permaneció opaco para el sujeto en su experiencia. Significante: «Un ste (S1) es lo que representa a un sujeto ($) para otro ste (S2)». El par ordenado produce la división del sujeto ($) y en esta operación esta lo que se pierde, nunca es posible decirlo todo, siempre queda un resto imposible de decir, el objeto «a». Nacido en Moscú, de origen judío, e interesado de muy joven por la poesía, Jakobson inició en esa capital estudios de lenguas orientales. En 1914, con sólo 18 años, impulsó la creación del Círculo Lingüístico de Moscú, cuya primera reunión se celebró al año siguiente. Su obra toca simultáneamente las disciplinas de la antropología, la patología del lenguaje, la estilística y la teoría de la información. Para este autor, metáfora y metonimia son las directrices de todo discurso. La primera hace referencia a la sustitución de un ste por otro, actúa por semejanza generando una nueva significación. La segunda actúa por contigüidad, es decir, las relaciones de alienación y articulación sintáctica. Lacan encuentra en metáfora y metonimia los correlatos de la condensación y desplazamiento freudianos (mec. primarios del Icc). En el seminario 3, ubica a la metáfora como equivalente a la operación que realiza el síntoma. La metonimia genera un efecto de sentido retenido, aquello que no se atrapa, es el deseo que siempre se desliza. Fue un profesor de lingüística francés en el Colegio de Francia. Estudió en la Sorbona con Antoine Meillet, antiguo discípulo de Ferdinand de Saussure, y sus primeras obras son una continuación de las investigaciones de aquél sobre las lenguas indoeuropeas. Lacan toma su concepto de enunciación. Trabaja en como el locutor se apropia de la lengua, introduce la subjetividad entendida como «la capacidad del locutor de plantearse como sujeto». «El sujeto se constituye como tal en tanto habla un lenguaje que lo preexiste». Lacan toma este desarrollo sosteniendo que el discurso viene del Otro, en el transcurso del trabajo analítico se cuestiona la posición del que habla con respecto a sus propios dichos, a partir de los dichos, localizar el decir de los sujetos. «Función y campo de la palabra y del lenguaje en psicoanálisis» (1953). Texto inaugural de su enseñanza. Año en que presenta su dimisión a la Sociedad Psicoanalítica de Paris. Se une con Lagache para fundar la Sociedad Francesa de Psicoanálisis. También señala el comienzo de sus seminarios públicos. Realiza la distinción de los registros real, simbólico e imaginario. Son sistemas heterogéneos pero que a su vez no pueden ser definidos uno sin relación a los otros dos. En los distintos momentos de su enseñanza, cada uno tendrá un rol preponderante hasta llegar al ultimo periodo de la misma en donde se plantea una equivalencia. En 1936, en el Congreso Internacional de Marienbad, Lacan realiza su primera intervención de Psicoanálisis de la mano de la Teoría del Estadio del Espejo. Pretende demostrar la construcción del yo, la constitución no unificada del yo, para esto se vale del interés del niño por la imagen reflejada en el espejo. Hay una discordancia entre la imagen de unidad que devuelve el espejo y la sensación de fragmentación del niño. La imagen es suya, pero al mismo tiempo es la de otro. Relación de déficit con respecto a ella. Identificarse a la imagen de otro es constitutiva, «alienación imaginaria», el ser humano esta marcado por identificaciones ideales. Antes solo es posible hablar de cuerpo formado. Lo imaginario remite a la formación del yo, al momento estructurarte de la imagen. El yo es un desorden de identificaciones imaginarias que aparecen en el curso del trabajo analítico. Las relaciones imaginarias se caracterizan por ser duales, marcadas por la rivalidad. En «Función y campo…» Lacan distingue al «yo moi» en su dimensión imaginaria y el sujeto ($) como termino simbólico, en tanto esta atravesado, barrado por le lenguaje introduciendo la falta, la perdida que se produce ante el encuentro con el lenguaje que lo preexiste. Función pacificadora ante lo mortífero de lo imaginario, ya que las identificaciones por la palabra permiten superar la rivalidad imaginaria. Si lo imaginario esta constituido por relaciones duales, la terceridad es lo que caracteriza a lo simbólico. La noción de «función simbólica» es tomada de Levi-Strauss, representante del estructuralismo. Quien plantea que la sociedad esta fundada sobre ciertas estructuras que regulan las relaciones y atraviesan a todos los sujetos. Lo simbólico se constituye además por opuestos, recordemos el concepto «diacrítico» de Saussure (los elementos adquieren valor unos respecto a otros). El síntoma en este momento es producto de un defecto en la simbolización, algo que no paso a la palabra. En el curso de la cura, el sujeto es llevado restablecer la continuidad en su historia que el síntoma interrumpe, dando significación retroactiva. Franquear la barra que separa S/s. Hacer surgir un nuevo sentido que emerja y genere ese plus de significación que se restituye en la cadena de stes, interrumpida por el síntoma. El síntoma es lo que lleva a un sujeto a la consulta. Bajo la queja esta siempre el ideal. La entrada en análisis es el encuentro con el eje simbólico que implica la caída de lo imaginario que se mantiene mientras se sostenga el discurso desde la queja (palabra vacía) generada por esta distancia con el ideal. El registro simbólico implica la inclusión de la terceridad. Es lo que lacan introduce bajo el concepto de Otro (A). Es una función de referencia que sanciona el mensaje. Remite a la estructura del lenguaje que preexiste al sujeto y es la función dadora de stes que lo constituirán como tal. El sujeto es hablado y significado por el Otro. La operación de querer decir algo es siempre fallida porque el código del Otro desvía siempre el mensaje. Diferencia entre el Otro del lenguaje y de la demanda (A) del Otro del deseo (A/). La barra indica una falla, algo que le falta y que hará surgir en el sujeto una serie de interrogantes, que encontraran respuestas en la Metáfora Paterna y el Fantasma respectivamente. Para la emergencia del deseo del Otro es necesaria la ausencia del Otro materno. La relacion dual con la madre imposibilita la pregunta del niño por el deseo, para que la misma surja es necesario un tercer termino: el operador Nombre del Padre. El NP tiene una funcion separadora de la diada madre-niño. Para que se inscriba es necesario que la madre de lugar a su deseo, Deseo de la Madre. El DM es el lugar simbolizado en primer termino por la operación de la ausencia. Es una madre que no siempre esta para el niño. El ste NP sustituye al DM metaforizándolo a los fines de hacer surgir en el sujeto una significación, la «significación fálica». Respuesta ante la pregunta sobre el deseo del Otro. El falo, en este momento, como el ste del deseo. Seminario 5: El padre interviene de diversas maneras en los distintos momentos del complejo de Edipo. De entrada prohíbe a la madre, el padre esta vinculado a la ley primordial de la interdicción del incesto. Es un padre también atravesado por la Ley, no es completo. La Ley ingresa por su falla, si presenta rigidez no habrá lugar para la metáfora (psicosis). El ste NP es el que permite el abrochamiento entre S/s. No hay correspondencia fija entre estos términos, para que no suceda y no haya un deslizamiento metonímico al infinito del sdo es necesario un punto de basta. Lacan lo denomina «capitón», que se obtiene mediante la operación del NP, referencia que evita la deriva de sentido, modo particular de lazo entre lo simbólico e imaginario. El fantasma son los diferentes modos que el sujeto cifra para relacionarse con el deseo del Otro. El aspecto fundamental del fantasma no es la relación del sujeto con el ste sino con un objeto, el objeto «a». Es la interpretación del sujeto de su lugar en el Otro. Forma de hacer con la incompletud del Otro, creencia de que es posible cubrir lo que le falta al Otro. Implica una dimensión clínica muy diferente a la que plantea el síntoma. Del síntoma se habla, el fantasma permanece oculto y no se ofrece a la interpretación. «El fantasma se presenta como no tocado por el ste». Se trata de que el ste que el analista da en la interpretación permita una modificación del síntoma. Obtener la revelación del fantasma. Lacan ubica el fin de análisis del lado de la dimensión del fantasma e implica cierta modificación de la posición subjetiva en el fantasma. Esta noción ha sido profundamente trabajada y transformada a lo largo de la obra de Lacan. En una primera conceptualización es lo que queda por fuera del algoritmo S/s, es decir, aquello imposible de integrar al registro de lo simbólico. Es lo imposible de decir. Se presenta en la experiencia psicoanalítica como datos que no fueron elegidos, seleccionados, sino que por estar inscriptos en el discurso, engendran , entregan «significados». Si el registro simbólico se constituye por opuestos, lo real es lo indiferenciado. En este momento, la estructura clínica depende de lo que se produzca en el campo del Otro.
Clínica discontinuista, no hay coexistencia de
estructuras ni el paso de una a otra. La ausencia o presencia del operador NP es lo que determina la estructura. El grafo del deseo es un instrumento que Lacan usa para explicar la neurosis. Relaciona la estructura del lenguaje con la estructura clínica.
El primer nivel es el de la estructura del lenguaje
que preexiste al sujeto. Se encuentra el Otro de la demanda, sin tachadura, no opero la falla. Si no se da ese paso, la estructura clínica es la psicosis. No hay lugar para una pregunta por el deseo del Otro, no esta presente el operador NP.
«El psicótico esta dentro del lenguaje, pero fuera del
discurso».
El Otro es absoluto, sin falla no se producen las
formaciones del Icc puesto que la simbolización no ha operado. Se produce un retorno desde afuera de ese Otro.
La interpretación deja de ser un instrumento valido.
• En el segundo nivel del grafo se encuentra A/. Nos encontramos con las Neurosis • La demanda del sujeto no es mas que la demanda del Otro que impide su acceso al deseo. • En el transcurso del análisis se trata de lograr que el sujeto se separe de la demanda y tenga acceso al deseo. Escuchar al sujeto mas allá de lo que dice. • En la discordancia entre deseo y demanda encontramos una dialéctica con carac. particulares. Seminario 10: Se comienza a plantear un giro epistémico, clínico y político. Lacan formaliza la función del objeto «a» causa de dese, como la consecuencia de la incidencia del ste sobre el cuerpo. La dirección de la cura se traslada desde lo simbólico a la topología del cuerpo. La cuestión del deseo no puede ser trabajada sin relación a la causa, localizada a partir del corte ste en el cuerpo.
Seminario 11: liga el concepto del Icc a la
repetición, ubicándolo en la vía del acto. Se aleja del axioma «el Icc estructurado como un lenguaje».
Los seminarios 16, 17 y 18 forman un periodo
bisagra. Lacan plantea los cuatro discursos. El concepto de discurso hace referencia al lazo social, es la forma de tratamiento de lo real.
El encuentro con el A/ da surgimiento a lo Real, el
discurso es una modalidad de respuesta a la falta del Otro (S(A/)).
Estos desarrollos abren la vía a la ultima
enseñanza, a partir del Seminario 20. La atención se centra en la respuesta única y singular de cada sujeto ante su encuentro con lo real. La intervención del analista ya no es por la vía del desciframiento sino del enigma. El enigma manifiesta la ruptura entre ste y sdo, en la interpretación por esta vía el analista no lo resuelve sino que apela al sujeto para que lo complete. Intervención contra el sentido común que genera un cortocircuito en el par ordenado. Al final del análisis los S1 que ordenaron la vida del sujeto caen, se vacían de sentido. Lacan plantea «tres modos de argumentar la función de castración (S(A/)) derivada de la función del padre: un modo es la represión en la neurosis, otro el de la forclusion en la psicosis y otro el del desmentido de la castración en la perversión. En su ultima enseñanza, luego de su encuentro con la literatura Joyceana, el NP pasa a ser un instrumento mas. Para mantener unidos los tres registros hay distintos e infinitos tipos de anudamientos singulares: «sinthome»
Clínica continuista
La orientación de la dirección de la cura es la
orientación por lo real, la forma en que cada sujeto ha encontrado para tramitar su encuentro con el lenguaje, el cuerpo y lo real. «La formación del analista ha de ser motorizada por el «deseo del analista». Y como hemos visto, el deseo se sostiene en una falta, porque nunca puede decirse todo. Tolerar la falta de saber es el pilar de la formación del analista, el motor que pone en marcha la búsqueda y solo es posible alojando la pasión de la ignorancia». Ser analista implica haber hecho la experiencia del propio inconsciente, para poder borrarse como sujeto, en su manera de acoger una demanda de análisis y ponerla al trabajo. Sin ese recorrido previo lo único que puede producirse es cierta imaginarización entre dos sujetos. El saber que alguien puede demandar sobre su
particularidad de sujeto no está en ningún otro, ni en
ningún texto, es él mismo quien deberá producir el
escrito de su singularidad. Y entre tanto, se requiere
que otro lo encarne, con su presencia real, empujando
al trabajo analizante, con su dirección de la cura,
absolutamente particular a cada uno de los encuentros
sucesivos que conforman un análisis.
Se pide un análisis porque se sufre, algo no va como uno cree que debiera. Algo ha devenido imposible de soportar y el sujeto busca solución. Ese imposible tiene un nombre, lo real, real que el sujeto experimenta como síntoma y como angustia. Un malestar sólo puede ser considerado síntoma analítico cuando la demanda de ser liberado de él muta a una apuesta de saber. Cuando el sujeto empieza a creer que en ese sufrimiento que parecía sin sentido y sin beneficio alguno hay una significación y una satisfacción que le son íntimas. Y quiere saber más, aunque a veces se resista. Es la rectificación subjetiva. Algunos escaparan de eso, no alcanzarán a dar el paso. Esta es la importancia de las entrevistas preliminares. El analista sólo podrá funcionar como tal para un sujeto cuando la transferencia esté en marcha. Es ella la que le da su lugar, y sin embargo, siempre hay que poner a cuenta del analista haberla producido, por su acto. El futuro analizante llega a las entrevistas preliminares atribuyéndole al analista, no un saber general, sino uno que le concierne especialmente, un “sabe de mí algo que yo no sé”. Por ese motivo ya hay algo del amor del transferencia. Y por ese amor se empeñara en producir, para el analista, un texto del que espera sepa leer lo que dice. Otras veces, el analista deberá causar ese efecto en las mismas entrevistas, para que la mayor o menor confianza en el saber “profesional” que originó los encuentros, se transforme en la suposición de un saber singular y único. Articulado a dos conceptos fundamentales: el sujeto supuesto saber y el goce.
¿Quién es el sujeto supuesto saber en una cura analítica?
Para el analizante será el analista. Consentirá a la asociación libre, confiando que éste sorprenderá en su blabla el momento que merecerá un acto. Para el analista, el sujeto supuesto saber es el inconsciente del analizante, el enjambre de significantes que no cesan de articularse entre sí produciendo sentidos de los que el analizante, fundamentalmente, goza.
Al privar al analizante de la mirada sobre el
analista, anula cualquier sostén imaginario de su discurso. El analista no responde a la demanda, el sujeto es conminado a hablar y pudiendo decir cualquier cosa, acaba rondando siempre las mismas. El fantasma es el libreto con el que cada uno atisba y metaboliza lo real que le sale al paso, está siempre en el mismo lugar en los diferentes síntomas del sujeto y es, también, lo que orienta su deseo. El trabajo analítico implica construir y después atravesar ese axioma de la vida subjetiva a partir del cual “ningún encuentro fortuito es casual” La cuestión “¿Quién soy yo para sufrir de este modo?” será fructífera en respuestas imaginarias: que es yo y que no lo es, donde uno se reconoce y donde se vive y vivió extraño a sí mismo, las escenas en las que se ve ser y hacer en su relación con la multiplicidad de pequeños otros. De ahí, los prestigios del yo vacilarán, desvelando más pura la falta en ser que camuflan. La cuestión “¿Por qué soy así?” hará proliferar las respuestas simbólicas, cuando de los múltiples pequeños otros, se despeje la instancia del gran Otro y los encuentros con su palabra, que han dejado huella en el sujeto. Callar ¿Por qué ese acto mudo? Lacan decía: “el analista sin duda dirige la cura, pero no debe dirigir al paciente”, así el silencio del analista -silencio activo- genera el vacío que permitirá al analizante emplazar ahí, en la sesión, su discurso propio, sin orientación de otro, sin influencias. Acompañando su callar, el analista introduce sobre la cadena asociativa acentos y subrayados allí donde el analizante no ponía: tira del hilo, impulsa la producción Ésta prosigue, sin saber cual es su puerto de llegada. Es entonces que puntuación y escansión se conjugan. El corte de sesión logrará a veces interrumpir el discurso analizante dejándolo en suspenso sobre un significante, aislándolo de cualquier otro, impidiendo que la asociación con algunos de sus pares cierre el sentido, lo fije, cerniendo así más bien el sinsentido que estaba en el origen. “El analista tiene cosas para decir a su analizante”, afirma Lacan. ¿Cómo se orienta ese decir? Se orienta con la definición misma del síntoma que nos dio Lacan: “El síntoma es la manera que cada uno tiene de gozar de su inconsciente en tanto éste le determina” Sentido y goce forman la amalgama de la que el síntoma está hecho, y es a esa alianza invisible que apunta la interpretación.
En ningún caso, la interpretación es una explicación
para el yo del analizante, nunca alimenta el sentido.
¿Cómo opera entonces? “La interpretación opera
únicamente por el equívoco, dice Lacan, es preciso que haya algo en el significante que resuene” Hay significantes, frases, escenas, situaciones, vivencias que el inconsciente interpreta dando un sentido que condiciona el hacer en la vida. Hay muchas así que se acumulan para darle su ser al parlêtre.
Localizar una permite abordar otra anterior de su
existencia de sujeto, después otra aún más anterior. Finalmente, alguna se impone no como creencia sino como certeza. Todo lo que vino después en la vida, el ser que cada uno se dedica a encarnar, no es producto de la imposición de ningún Otro, sino que se fundó en un encuentro contingente con el lenguaje. Por esta razón, como nos recordaba Miller: “toda autobiografía es una autoficción”. Hay que pasar por el desciframiento de esa ficción verídica para desenmascarar el goce que se satisfacía sin cesar, la singularidad del goce opaco de cada uno. Psicoanalista lacaniano francés, fundador de la Asociación Mundial de Psicoanálisis.
Inició sus estudios junto a Jean-Paul Sartre, a quien
conoció a los 16 años. Luego ingresó a la Escuela Normal Superior de París donde, en 1964, conoció a Jacques Lacan.
Impulsado por Althusser a estudiar la obra completa de
Lacan, entabló luego una relación estrecha con el psicoanalista y contrajo matrimonio con su hija Judith. Hace la división en tres niveles de la practica (1- avaluacion clínica, 2- localización subjetiva y 3- introducción al Icc) , sin haber una separación completa de cada uno de ellos, pues en realidad se superponen.
Como hay vinculo entre los mismos, llamaremos al
vinculo entre 1 y 2 «subjetivación», y entre 2 y 3 «rectificación». Abarca un diagnóstico preliminar de la estructura clínica del sujeto que demanda un análisis, es decir, si se trata de un neurótico, un perverso o un psicótico o prepsicótico. La posición que el paciente asume en su relación con su queja y sus síntomas. No es sólo una avaluación de la posición del sujeto, sino también un acto ético del analista, en el que hay una reformulación de la demanda del paciente, un cuestionamiento de su deseo y una rectificación subjetiva. Cómo el analista contribuye en el aprendizaje, por parte del paciente, del bien-decir, es decir, de cómo aproxima al paciente a decir lo que desea. El acto analítico consiste en “implicar al sujeto en aquello de lo que se queja, implicarlo en las cosas de las cuales se queja” (Miller, 1997, p. 70).