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Dos mujeres: límites a la sexualidad


femenina en Buenos Aires Colonial
Susan Migden Socolow

1 Esta es la historia de dos mujeres, dos mujeres transgre-soras que vivieron al mismo
tiempo y en el mismo lugar. Ambas eran miembros de la elite local. Ambas desafiaron las
convenciones sociales: la primera era la amante de un virrey y la segunda se oponía a
contraer matrimonio con el candidato de sus padres y más tarde se casó por segunda vez
con un hombre más joven que ella. Aunque sus destinos fueron muy distintos, ambas
vivieron hasta ser relativamente viejas: una terminó su vida ocupando un puesto en el
centro literario de la sociedad de Buenos Aires; la otra fue considerada una paria social y
exiliada a una quinta hasta su muerte. Hoy me gustaría contarles sus historias y
considerar cómo las vidas de estas dos mujeres nos ayudan a entender los límites de la
rebelión social a principios del siglo XIX en Buenos Aires.
2 Marie Anne Perichon de Vandeuil nació en 1775 en la isla francesa de Bourbon, situada en
el océano Indico, 1000 millas al este de Madagascar. Marie Anne era de descendencia
burguesa; su abuelo paterno había sido miembro del consejo de la ciudad de París y su
padre era comerciante y terrateniente en la isla, a la vez que un realista feroz. Huyendo
de las consecuencias de la revolución francesa, los Perichon se refugiaron primero en las
Canarias (1793) y cuatro años más tarde en el Río de la Plata. Lejos de ser pobre, la familia
de Perichon llegó a la Argentina con un capital líquido de 26 esclavos más mercancías
comerciales.
3 Después de una estancia breve en Buenos Aires, la familia se mudó a Corrientes donde el
padre procuró instalar una plantación de tabaco. En 1803 la familia volvió a instalarse en
Buenos Aires. Antes de 1807, figuraban entre la gente próspera de la ciudad siendo dueños
de su propio hogar en el centro de la ciudad y de una chacra cinco leguas afuera1.
4 La familia Perichon estaba formada por Marie Anne (ahora María Ana), sus padres, tres
hermanos, y sus dos hijos jóvenes, Tomás y Adolfo2. El que faltaba era el marido de Ana,
Thomas Edward O'Gorman, un irlandés que vino a la isla de Bourbon sin duda para
mejorar su situación. Se casó con Marie Anne en 1792. La unión de Marie Anne con

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O'Gorman ayuda a explicar porqué su familia llegó al Río de la Plata; el tío de Thomas era
el doctor Miguel O'Gorman, protomédico del nuevo virreinato3. La invitación de
O'Gorman hacia la familia de Perichon para inmigrar a Buenos Aires fue bien recibida,
tanto por la crisis en el mundo francés cuanto por la situación de O' Gorman mayor. El
protomédico no sólo era conocido, respetado y relativamente próspero, sino que era
también un soltero sin hijos. En vez de acompañar a su familia a Buenos Aires, el sobrino
de O'Gorman y marido de Ana, Thomas, se trasladó a Lima donde se instaló como
comerciante. Finalmente llegó a Buenos Aires en 1804, siete años después que la familia
de Perichon4. Antes de venir a Buenos Aires, Thomas había recibido una licencia real que
le permitió “permanecer en la colonia por seis meses para arreglar algunos asuntos
familiares”5. El joven O'Gorman no solamente permaneció más tiempo que lo estipulado,
sino que una vez en Buenos Aires, se incorporó al comercio y fue públicamente
denunciado de estar implicado en contrabando6.
5 La separación muy larga de la pareja O'Gorman nos sugiere que Ana y Thomas no
compartieran una gran felicidad matrimonial. Al año siguiente del que la pareja se reunió
(1805), la vida de Ana se transformó cuando empezó una relación amorosa con Santiago
de Liniers, un francés como ella. Liniers nació en Niort, Poitou, Deux Sévres en 1753 7 y le
llevaba 22 años a Ana. En 1775, a la edad de 22, Jacques (Santiago era su nombre en
castellano), hijo menor de la nobleza local, salió para Cádiz en un intento de entrar a la
marina española. Una carrera sin mayor distinción lo trajo con su familia a Montevideo
antes de 1788, donde sirvió como el segundo en el comando de la fragata española Santa
Sabina, parte de la flota que pertenecía al apostadero del Río de la Plata. A poco menos de
dos años después de su llegada a Montevideo, su primera esposa, Juana Ursula de
Membielle, murió a la edad de 30 años.
6 Liniers volvió a casarse en 1790, once meses después de la muerte de su primera esposa.
También recibió licencia temporal de la marina, y se instaló en Buenos Aires. Allí se juntó
con su hermano mayor, Enrique Luis, el conde de Liniers, que había llegado
recientemente al Río de la Plata escapándose de la Francia revolucionaria. Los hermanos
Liniers procuraron instalar una fábrica de gelatinas y pastillas en Buenos Aires, pero
tuvieron que enfrentar la oposición creciente del cabildo; consecuentemente la fábrica
nunca fue establecida. Sin embargo otros de sus negocios prosperaron, especialmente el
comercio de esclavos8. A pesar de la unión de Santiago con Martina de Sarra-tea, hija de
un comerciante bonarense importante, él y su hermano siempre fueron mal vistos por los
comerciantes de Buenos Aires, tal vez porque estaban celosos de la influencia que los
hermanos Liniers, unos extranjeros privilegiados, tenían en la corte española.
7 Antes de 1796, Liniers volvió al servicio militar y fue nombrado gobernador del distrito de
Misiones. Quedó viudo por segunda vez en abril de 1805 cuando su esposa falleció
mientras la familia Liniers estaba en camino al norte de Buenos Aires. Unas semanas
después de su llegada a Buenos Aires, Liniers, viudo con ocho hijos, fue nombrado por el
gobernador encargado para organizar la defensa naval contra la amenaza de un ataque
británico. Aunque la invasión inglesa de Buenos Aires no ocurrió hasta junio de 1806, su
nuevo cargo le trajo poder y prestigio. Cuando el virrey y el gobierno huyeron a Córdoba,
Liniers emergió como uno de los líderes militares más importantes; fue él quien organizó
la reconquista de la ciudad en agosto del mismo año. Cuando los ingleses volvieron en
junio de 1807 e invadieron la ciudad otra vez, Liniers nuevamente la defendió. Para fines
del año 1807, Santiago de Liniers fue nombrado virrey interino del Río de la Plata.

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8 No sabemos como O'Gorman y Liniers se conocieron, pero parecían haber comenzado una
amistad poco después de la vuelta de Liniers a Buenos Aires. La casa de la familia de Ana
estaba cerca a la de Liniers, y sin duda alguna Liniers ya era un conocido de su padre, un
compatriota francés.
9 Sola, deseando la compañía de un compatriota, aburrida con su marido irlandés, atraída
por el hombre militar exitoso, por esta y cualquier otra razón, Ana entró en una relación
amorosa con Liniers unos meses después de su primer encuentro en 1805. Ella tenía 30
años; él tenía 52. Aunque eran discretos al principio, con el tiempo y con la prominencia
creciente de Liniers, su relación llegó a ser cada vez más pública.
10 Probablemente Thomas O'Gorman no estaba en Buenos Aires cuando su esposa comenzó
su relación íntima con Liniers. Tal vez la relación figuraba como uno de los “asuntos
familiares” que le trajo a Buenos Aires. Sabemos que en 1805 se trasladó a Inglaterra y
Portugal a bordo de una nave llevando frutos del país a los mercados europeos. Pero
cuando volvió a Buenos Aires, el marido de Ana parecía haber aceptado su nueva posición
de marido traicionado y continuó su amistad con Liniers. A pesar del rumor de que él
estaba cerca de Beresford (general británico que condujo la primera invasión británica) y
a pesar del miedo general a los angloparlantes, O'Gorman se benefició de sus lazos de
amistad con Liniers.
11 En 1806, el marido de Ana recibió la autorización real para enviar mercancías en cuatro
naves neutrales a Valparaíso, Arica o Callao así como también gozó de contratos reales
para vender 6.000 quintales de mercurio, papel sellado y las bulas de la Santa Cruzada. Las
sospechas sobre él aumentaron durante la segunda invasión inglesa, y en 1807 finalmente
huyó a Brasil donde se refugió permanente. El hermano de Ana, Juan Bautista, también
sacó provecho de la posición de su hermana. A fines de 1806 era promovido a capitán de la
tercera escuadrilla de Húsares voluntarios9.
12 La segunda invasión inglesa en 1807 termina con una victoria gloriosa para los porteños,
que lograron bajo el mando de Liniers, derrocar al león británico. Este resultado (como
acabo de mencionar) se dio en ausencia permanente de O'Gorman. En el mismo momento
en que el marido de Ana se iba, su amante, Liniers, era promovido a virrey interino del
Río de la Plata. Así que a mediados de 1807, Ana era una mujer abandonada por su marido
y amante del nuevo virrey. Desdichadamente para Ana y Liniers, los acontecimientos en
Europa pronto los envolvieron en una política cada vez más peligrosa. El mismo año
Napoleon Bonaparte invade Portugal y entonces ataca a su aliado España, creando una
crisis de legitimidad en el mundo español. Las noticias de la invasión de España en febrero
de 1808 llegaron al Río de la Plata un mes despúes. Carlota, hermana del destituido rey de
España, llegó a Río de Janeiro el mismo año y se convirtió inmediatamente en un polo de
atracción para varios intereses que intentaron realizarse a partir de la nueva situación
política tanto en la península ibérica como en las colonias americanas de España. Las
intrigas políticas en Europa y Brasil reverberaron en el Río de la Plata donde "el virrey
francés," Li-niers, fue acusado de ser agente de Bonaparte.
13 Antes de setiembre de 1808, el cabildo, liderado por el enemigo encarnizado de Liniers, el
comerciante Martín de Alzaga, se dirigió a la junta de Sevilla para acusar a Liniers de
corrupción. Pero más que a Liniers, el cabildo se opuso a Ana Perichon de O'Gorman,
pintándola como una mujer inmoral que ejercía una influencia indebida en el virrey. La
llamaron irrespetuosamente “La Perichona”10 y se quejaron que la “prostitución se había
convertido en tan escándalo público que es insoportable”. Un mes después, Ana fue
denunciada otra vez como una mujer disoluta, cuando el cabildo se quejó de la vida

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licenciosa de Liniers con una francesa, Madama O'Gorman, "muger de un irlandés don
Tomás O'Gorman (que) ha producido todo el desorden..." Además Madama O'Gorman,
según el cabildo “no sale... de casa sin escolta... tiene guardia en su casa de noche y día,
(y)... emplea las tropas del servicio en los trabajos de su hacienda al igual que a los
peones”11. Peor, “La Perichona” usaba “cavalladas y atalajes del tren volante costeados a
expensas del Real Erario”, y el colmo de todo era que: “esta mujer es la arbitra de todo el
gobierno consiguiendo por su influencia las mayores injusticias”. Además, el cabildo
comentaba en otro informe enviado a España, sobre “esa mujer conquien el virrey
mantiene una amistad que es él escandalo del pueblo” y agregaba que “ella se mantiene
dentro de la ciudad sin urgente necesidad, y con el sólo destino de ocuparse en sus
reiterados paseos y carabanas a aquella casa de recreo donde pasa los días el virrey”. “Esa
muger en fin, es despreciable y criminal por todas sus circunstancias,” concluyeron, “es la
arbitra del gobierno, y aun de nuestro destino”12.
14 El mismo mes de setiembre, el cabildo de Montevideo, en rebelión abierta contra Liniers,
protestó en contra de su relación con “una francesa casada”. Quizás porque ambos
cabildos temieron las repercusiones de un ataque directo contra el virrey, eligieron a su
amante, como el blanco de su ataque. “La Perichona” fue acusada de proteger a una
cuadrilla de franceses corruptos que tenían posiciones de importancia dentro del círculo
íntimo de virrey. En este grupo estaban incluidos dos hermanos de ella, Eugenio, el
edecán del virrey, y Luis, el ayudante general de campo.
15 La aversión hacia Liniers y su amante alcanzó su auge cuando en diciembre de 1808, el
virrey casó a su hija, María del Carmen Liniers Sarratea, con Juan Bautista Perichon de
Van-deuil, otro hermano de su amante. Otra vez el cabildo de Buenos Aires no perdió la
ocasión de quejarse. Cuatro días después de la boda enviaron una carta a España en donde
acusaban a Liniers de desobedecer las órdenes del rey13. En los ojos de la buena burguesía
de Buenos Aires, Liniers estaba tan ciego de pasión por la Perichona que llegó al extremo
de sacrificar a su hija permitiendo que ella contrajera nupcias con un “parvenu francés
notoriamente sospechado”. Peor aún, para los miembros del cabildo la novia pertenecía,
vía su difunta madre, a la familia
16 Sarreatea, una de las dinastías mercantiles principales de la ciudad. Liniers no solamente
ensuciaba su reputación, sino que además corrompía la pureza de sangre de una familia
porteña honorable.
17 En julio de 1809, los enemigos de Liniers logran terminar con su carrera y un nuevo
virrey, Cisneros, es enviado a Buenos Aires. Después del nombramiento de su sucesor, Ana
es persuadida por Liniers de buscar refugio en Río de Janeiro. Éste ha decidido que es la
única manera de protegerla contra el clamor de venganza cada vez mayor hacia ella.
Desdichadamente, una vez en Brasil, el comportamiento de Ana encolerizó a la Infanta
Carlota Joaquina, e hizo que su estancia en la corte fuera insostenible. Se rumoreaba que
había comenzado un lazo romántico con el señor Strangford, así como que la Perichona
también había permitido que su hogar se convirtiera en un lugar de reunión para los
exiliados opositores al gobierno español en Buenos Aires14.
18 Liniers cedió el mando a Cisneros, y se retiró a su rancho en Alta Gracia, Córdoba, a pesar
de que el nuevo virrey trataba de convencerlo que sería mejor volver a España15. Ana
procuró unirse con su amante en diciembre de 1809, pero el virrey impidió su llegada a
Buenos Aires. Aunque Liniers parecía haber renunciado a la vida política, unos meses
después, cuando el cabildo abierto de 1810 derrocó al gobierno español, Liniers comenzó
una contra revolución realista. El 26 de agosto de 1810, Liniers fue capturado por las

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tropas de Buenos Aires cerca de Chañar y fusilado. Así Liniers entra en la historia como
una de las primeras víctimas de la revolución de Mayo.
19 Después de recibir la noticia de la muerte de su amante, Ana abandona Río de Janeiro.
Llega a Buenos Aires en setiembre de 1810, pero solamente recibe permiso del gobierno
para desembarcar dos meses más tarde, y es forzada a aceptar algunas condiciones fijadas
por el gobernador revolucionario Corne-lio Saavedra y su primera junta. Ana promete
retirarse a su casa en el campo, mantener conducta virtuosa, y no recibir ninguna visita
excepto las permitidas por las autoridades. Ella pasaría el resto de su vida exiliada en su
quinta fuera de la ciudad.
20 Casi completamente olvidada, Ana muere allí en diciembre de 1847. Y como su exilio
interno reflejó un deseo universal de olvidar su conducta escandalosa, su muerte fue
utilizada para borrar su notoriedad. En el libro de difuntos de la parroquia figura como
"de edad de 72 años y viuda de Tomas O'Gorman". Paradójicamente, en el mismo mes que
Madama O'Gorman murió, su nieta, Camila O'Gorman, se vio envuelta en un enorme
escándalo cuando se fuga con su amante, el sacerdote Ladislao Gutiérrez. Los dos fueron
capturados y ejecutados en agosto de 1848.
21 María Josefa Petrona Sánchez, la segunda mujer que desafiara las convenciones sociales,
era once años más joven que “La Perichona”. Nacida en 1786 en Buenos Aires, María (o
Mariquita) era hija única de Cecilio Sánchez de Velazco, comerciante porteño, y su esposa,
Magdalena Trillo16. Por parte de la familia de su madre Mariquita era pariente con los Cár
denas y otras familias de mediana importancia local. Entre los compadres de sus padres
figura por ejemplo: Eugenio Lerdo de Tejada, comerciante de importancia.
22 Cuando Mariquita alcanzó los 16 años, sus padres decidieron que se debía casar con Diego
del Arco, un pariente (probablemente sobrino) del primer marido de su madre. En vez de
aceptar este arreglo, como lo hubieran hecho la mayoría de las muchachas de su edad y
clase social, ella se resistió. Años más tarde ella describirá los arreglos matrimoniales
coloniales contra los cuales se había rebelado:
23 “Venía un paisano a buscar la vida... El dinero no ganaba réditos, lo guardaban; así,
pronto lo protegían. Este era un novio para alguna de las hijas. El padre arreglaba todo a
su voluntad. Se lo decía a su mujer y a la novia tres o cuatro días antes de hacer el
casamiento; esto era muy general. Hablar de corazón a estas gentes, era farsa del diablo;
el casamiento era un sacramento y cosas mundanas no tenían que ver en esto, ¡Ah,
jóvenes del día! Si pudieras saber los tormentos de aquella juventud, ¡Cómo sabrías
apreciar la dicha que gozáis! Las pobres hijas no se habrían atrevido a hacer la menor
observación, era preciso obedecer. Los padres creían que ellos sabían mejor lo que
convenía a sus hijas y era perder tiempo hacerles varias su opinión. Se casaba una niña
hermosa, con un hombre que ni era lindo, ni elegante, ni fino y además que podía ser su
padre, pero, era hombre de juicio, era lo preciso. La niña iba a su casa, salía a misa, a ver a
sus conocidas cada dos o tres meses, debía atender su casa, coser todo el día. En estos
tiempos no era preciso divertirse, muy pocos casamientos se hacían por inclinación y
éstos eran a disgusto de los padres.
24 ...¡Amor! Palabra escandalosa en una joven, el amor se perseguía, el amor era mirado
como depravación”17.
25 En vez de aceptar el candidato de sus padres, la joven Mariquita quería casarse con
Martín Jacobo Thompson. Aunque Martín era su primo segundo y siete años mayor, sus
padres se opusieron a Martín probablemente porque la primera esposa del padre,

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Francisca Aldao Rendón, había estado involucrada en un escándalo sexual 18. Mariquita
luchó tres años para superar las objeciones de sus padres al matrimonio, y se mantuvo
siempre firme19. Thompson, que había sido enviado a España al principio del escándalo,
volvió a Buenos Aires para ayudarla a convencer a sus padres solamente cuando ella se lo
pidió.
26 Para escapar al control de sus padres, Mariquita solicitó mudarse de la casa de su padre e
internarse en la casa de ejercicios espirituales. En febrero de 1804 su padre muere, pero
Mariquita sigue adelante en sus planes matrimoniales20. Ella y Martín comenzaron un
disenso judicial para forzar que su madre aceptara su unión. Mientras que los rumores
volaban, Mariquita y Martín defendieron su derecho a casarse, convenciendo al virrey
Sobremonte de la justicia del disenso21. El 29 de junio de 1805, se casan y unos meses más
tarde Thompson es nombrado capitán del puerto de Buenos Aires22.
27 En los años que siguieron a su unión, Mariquita y Martín se convirtieron en el centro de
una vida social e intelectual activa. La joven esposa, a pesar de sus embarazos casi
continuos (durante los diez años que ella y Martín vivieron juntos, ella dio luz a cuatro
hijas y un hijo), comenzó un salón literario en su hogar. Antes y después de la revolución,
los políticos, los hombres militares, los poetas y los interesados en el pensamiento
científico (Alvear, López, Monteagudo, Juan Cruz Varela, Blas Parera, Pellegrini, es decir
los pensadores más importantes del día) visitaron su salón.
28 En 1815 el gobierno revolucionario de Buenos Aires envió a Martín Thompson a los
Estados Unidos en misión oficial para comprar armas para el gobierno porteño. Durante
su estadía en Nueva York, Thompson llegó a estar implicado con unos aventureros
polacos y con la expedición desdichada de MacGregor por liberar la Florida del control
español. Perturbado profundamente por reveses económicos y profesionales, Thompson
se volvió loco y fue internado en el manicomio de la ciudad de New York en 1817.
Mariquita arregló su regreso a Buenos Aires, pero como resultado de su rechazo total a
ingerir la comida o de la avaricia del capitán de la nave, Martín Thompson murió de
hambre y sus restos fueron arrojados al mar en octubre de 1819.
29 Mientras esperaba la vuelta de su marido, Mariquita comenzó una amistad cercana con
Jean-Baptiste Washington de Mendeville, un joven francés que había llegado a Buenos
Aires unos meses antes, él encontró empleo como profesor de piano de los niños
Thompson. Ahora viuda y con cinco niños jóvenes, Mariquita perdió poco tiempo antes de
casarse con Jean-Baptiste. En vez de esperar nueve meses después de la muerte de su
marido (el tiempo mínimo socialmente sancionado), Mariquita contrajo matrimonio con
Mendeville en abril de 1820, seis meses después de la muerte de Thompson. En el
momento de casarse Mendeville tenía 27 años; la novia, que había cumplido 34, dijo que
tenía 30. El primer niño de la pareja nació siete meses después. Ahora como hombre
casado, Mendeville empezó un negocio de importación de mercancías francesas con uno
de sus paisanos, Edouard Loreilhe. Probablemente debido a las conexiones y la influencia
de su esposa, también lo nombraron cónsul francés en Buenos Aires.
30 Aunque el matrimonio Sánchez-Mendeville tuvo dos hijos más, la unión no era buena. La
pareja se distanciaba en parte por problemas económicos, en parte por las ausencias de
Mendeville causadas por sus tareas consulares. A pesar de esto en 1826 la hija mayor de
Mariquita, Clementina Thompson de 19 años de edad, se casó con Edouard Loreilhe, socio
de su padrastro. Enseguida los novios fueron a vivir a Europa.
31 La unión de Mariquita con Mendeville continuó desintegrándose, la pareja dejó de
permanecer junta después de quince años de matrimonio. Pero a pesar de su vida

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personal problemática, Mariquita continuó logrando grandes éxitos. Obtiene la dirección


de la Sociedad de Beneficencia, y cuando ella se convierte en el opositor principal de su
pariente, Juan Manuel de Rosas, su hogar emerge otra vez como el salón para las figuras
intelectuales y artísticas más atrevidas de la época, y en un centro de actividad anti-
Rosista. Mariquita es forzada a buscar exilio temporal en Uruguay. Al momento de su
muerte, en 1868, es alabada como la gran dama de la patria: vital, inteligente, perspicaz y
luchadora. En las palabras de un escritor argentino del siglo XX “...Mariquita Sánchez de
Thompson y Mendeville estaba en el mismo centro de su época”.
32 No tenemos ninguna prueba firme que “La Perichona” y Mariquita se conocían aunque
sus vidas se entrecruzaban. Liniers era un buen amigo de la familia de Thompson, y no
hay duda que Mariquita y su marido conocían al amante de “La Perichona”. Martín
Thompson fue nombrado a su posición en la marina por Liniers y sirvió bajo su mandado.
Las dos parejas también tenían varios amigos comunes. Viviendo en el mundo cerrado de
la elite de Buenos Aires, en una ciudad que a lo sumo tenía no más de 40.000 habitantes, es
altamente probable que tuvieran varios contactos sociales.
33 Si ellos se conocían o no, hay semejanzas llamativas en sus historias. Ambas fueron
mujeres que desafiaron las normas sociales que gobernaban la conducta de las mujeres de
la elite. Quebraron un código que requería la obediencia de una hija a sus padres, así como
la virginidad femenina antes del matrimonio y la castidad después. No eran las únicas
mujeres que rompían las normas pero sí eran probablemente las más visibles 23. Tanto "La
Perichona" como la Mariquita siguieron sus emociones y rechazaron ser circunscriptas
por convenciones sociales. Ambas mujeres vivían en un mundo lleno de extranjeros, más
de lo normal en su sociedad, y ambas mujeres estuvieron implicadas con hombres
“exóticos”. El francés Liniers en el caso de “La Perichona”, Martín Thompson, hijo de un
inglés, y el francés Mendeville en el caso de Mariquita. A pesar de que ninguna de estas
mujeres lograron ser "independientes" (en el sentido de hoy en día), las dos eran rebeldes
según las pautas de la sociedad de principios del siglo XIX.
34 Pero había diferencias importantes en las historias de ambas. El crimen de “La Perichona”
era el pecado del adulterio hecho aún peor por haber mostrado su lazo con Liniers tan
públicamente. En una sociedad donde la legitimidad era un atributo importante no podía
haber ninguna duda en cuanto a la conducta sexual de una mujer casada. “La Perichona”
no es solamente un adúltera, sino que hace alarde de ello, entretiene al virrey en su casa
de campo y permite que los soldados los vean juntos. Mariquita, por otra parte, se atreve
a desafiar a sus padres. Aunque ella no era la única joven que se oponía al candidato de
sus progenitores, la ferocidad de su oposición estremece. Defendiendo un lazo poco
aceptado entre el amor y el matrimonio, ella muestra una determinación extraordinaria.
En el caso de Mariquita, su conducta presentó un desafío serio a las normas sociales,
aunque menos peligroso al orden social que el adulterio. Era su segundo desafío el que se
acercó al pecado peligroso de “La Perichona”; probablemente Mariquita comenzó su lazo
con el joven francés, Mendeville, antes de la muerte de su marido. No obstante ella no
sufrió ninguna censura social ni rechazo moral, sugiriendo que debemos mirar más lejos
que el pecado en sí mismo para entender los diversos destinos de estas dos mujeres.
35 Quizás tan importante como el pecado era su posición social y sus respectivas redes de
parentesco. Aunque ambas mujeres pertenecieron a la elite local, “La Perichona” era una
forastera y sus lazos sociales la atan más que nada a otros forasteros. Uno tiene la
impresión de que siendo extranjera, “La Perichona” nunca comprendió los códigos de
comportamiento femenino del mundo hispano. Ni ella, ni su familia, ni su marido, ni su

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amante, habían nacido dentro del imperio español. Su conexión principal con la sociedad
porteña, el tío de su marido, el protomédico O'Gorman, no se había podido casar y
establecer lazos con la elite local. Además, su amante Liniers, era un forastero a quien le
tenía aversión un grupo de gran alcance: los comerciantes porteños principales. Sobre
todo “La Perichona” y su amante eran franceses en una sociedad de una profunda
ambivalencia hacia el extranjero en general y el francés en particular24.
36 Desde 1795, los habitantes de Buenos Aires sospechaban de los franceses en cada supuesto
complot contra España y la invasión napoleónica de España en 1808 reforzó esta visión del
francés como objeto de gran desconfianza. La misma carta del cabildo que echa la culpa a
la Perichona por todo el desorden en Buenos Aires, enumeraba franceses que eran los
protegidos del virrey Liniers y concluye que “parece no ser otro el objeto del virrey sino
que sean franceses los que manden nuestras tropas”25.
37 Por su parte, Mariquita Sánchez formaba parte de la sociedad colonial. Era pariente de
familias prominentes, ricas, y/o “viejas” de Buenos Aires. Además, ella no solamente
entendía esa sociedad, sino que sabía de antemano como presentarse. Ella utilizó
hábilmente el amor, el sentimiento religioso y la defensa de su honor en su pleito para
casarse con Thompson. En sus palabras había decidido “casarme con mi primo, porque mi
amor, mi salvación y mi reputación lo demanda y así lo deseo...” Ella y su familia se
identificaron siempre con la iglesia católica. Su padre era administrador de la casa de
niños expósitos (1801), síndico perpetuo de la iglesia de San Pedro Telmo, y también un
gran amigo de Manuel de Azamor y Ramírez, obispo de Buenos Aires entre 1788-96.
Mariquita estaba también muy cerca de la iglesia. Su amigo y consejero espiritual era el
fray Cayetano Rodríguez que como el obispo Azamor, era un defensor del amor romántico
en el matrimonio. En su vejez ella defendería su casamiento con Mendeville diciendo que
ella estaba solamente siguiendo el consejo del religioso.
38 Mariquita y “La Perichona”, dos mujeres, dos rebeldes. Pero dos destinos muy distintos,
porque una entendía y utilizó las normas sociales para lograr lo que quería, mientras que
la otra se atrevió a pisotearlas y fue castigada duramente por sus transgresiones.

NOTAS
1. Don Estevan Perizon (sic) fue registrado en un censo de extranjeros residentes en Buenos Aires
in 1807. Documentos para la Historia Argentina, vol. XII, Padrones de las ciudades y campañas de Buenos
Aires y Montevideo (1778-1810) Buenos Aires: Compañía Sud-Americana de Billetes de Banco, 1919
[en adelante DHA, Padrones], p. 217.
2. Tomás O'Gorman se casó eventualmente con Concepción Riglos y Lezica. Adolfo O'Gorman, es
identificado como un nativo de la isla de Mauricio, Reino de Francia, siendo el hijo legítimo de
Don Tomás O'Gorman y Doña Ana Perison, casado con Doña Joaquina Ximenez Pinto en Buenos
Aires en enero de 1818. Carlos Jaureguí Rueda. Matrimonios de la Catedral de Buenos Aires, 1747-1825.
Buenos Aires: Fuentes Históricas y Genealógicas Argentinas, 1985, p. 419.
3. Miguel O'Gorman había venido a Buenos Aires como doctor de la expedición militar de
Cevallos en 1776, y permaneció en la colonia.

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4. En marzo de 1805 “Eduardo Ogorman”, nativo de Lima y mercader, fue registrado como
residente del cuartel 3 de la ciudad. DHA, Padrones, p. 199.
5. Paul Groussac. Santiago de Liniers: Conde de Buenos Aires, 1753-1810. Buenos Aires: Arnoldo Moen y
Hermano, 1907, p. 295.
6. Sergio R. Villalobos. El comercio y la crisis colonial. Santiago de Chile: Editorial Universitaria,
1968, p. 121.
7. Para una buena biografía de Liniers consúltese Bernardo Lozier Almazán. Liniers y su tiempo.
Buenos Aires: Emecé Editores, 1989.
8. Al conde de Liniers le fue concedida una Real Orden (el 20 de marzo 91) por medio de la cual se
le permitía importar 2000 esclavos del África; él auspició por lo menos dos naves que
transportaron esclavos bajo banderas inglesas en 1794 y 1796.
9. DHA, Padrones, 327; 330.
10. Esta era probablemente una referencia indirecta a la famosa Perricholi, amante del ya mayor
virrey del Perú Manuel de Amat.
11. “Oficio del cabildo de la ciudad de Buenos Aires a la junta central”, 15 octubre 1808, Mayo
documental, VI, 325-326.
12. “Memoria original del cabildo de Buenos Aires”, 15 de octubre de 1808, Mayo documental, VI,
327-336.
13. Para las quejas del Cabildo veáse “Oficio del ayuntamiento de Buenos Aires... vista la
improcedente conducta del virrey Liniers al permitir el casamiento de su hija sin permiso real”,
31 diciembre 1808, Mayo documental, V, 119. Para la defensa de Liniers véase “Copia de oficio del
virrey Santiago Liniers... en que participa el casamiento de su hija mayor con Juan Perichon y los
motivos que tuvo para permitirlo”, enero de 1809, Mayo documental, VII, 87-89.
14. “Volvió aquí Mme. Perichon con sus dos hermanos... En su casa se han juntado por supuesto
los españoles descontentos de ese gobierno y prófugos de ese pais...” Víctor Gálvez, Memorias
secretas, doc. 23.
15. Antes de abandonar Buenos Aires, Liniers fue incluido en agosto de 1807 en el censo de los
extranjeros residentes en la ciudad, al igual de su yerno Juan Pericho. Ambos vivían en la casa de
Liniers ubicada en el distrito central (segundo cuartel) de la ciudad. DHA, Padrones, 274. Juan
Pericón también acompañó a Liniers a Córdoba.
16. Cecilio Sánchez de Velazco era natural de Granada. Su esposa Magdalena Trillo era nacida en
Buenos Aires. Ellos fueron casados en privado por el Obispo de Buenos Aires el 22 de marzo de
1771, sirviendo como padrinos de la ceremonia el mercader Eugenio Lerdo de Tejada y su esposa.
(Iglesia de la Merced, Buenos Aires [en adelante La Merced] Libro de Matrimonios 5, folio 301). Su
primer hijo, un niño llamado José Pedro María, nació el 5 de febrero de 1784, pero falleció antes
de llegar a la adultez (La Merced, Libro de Bautismos 15, folios 294v-295). María Josefa Petrona de
Todos los Santos nació el 1 de noviembre de 1786 (La Merced, Libro de Bautismos 16, folio 117v.).
Su madre tenía 41 años al dar a luz. Para la más reciente biografía sobre Mariquita consúltese
María Sáenz Quesada. Mariquita Sánchez: Vida política y sentimental. Buenos Aires: Editorial
Sudamericana, 1995.
17. María (Mariquita) Sánchez de Thompson. Recuerdos del Buenos Aires virreynal. Buenos Aires,
1953, pp. 59-60.
18. Thompson era el hijo de Guillermo Thompson, un mercader nacido en Londres quien había
llegado a Buenos Aires a mediados del siglo XVIII. En 1752, Guillermo se casó con Francisca Aldao
Rendón (para mayores detalles remítase a la nota 23). Su segunda esposa, y madre de Martín, fue
Tiburcia López Escribano y Cárdenas, ahijada de Manuel del Arco, esposo de Magdalena Trillo.
Luego de la muerte de Guillermo Thompson, ocurrida en 1787, su viuda tomó los hábitos.
Conocida como Sor María Manuela de Jesús, ella murió en el convento Capuchino de Buenos Aires
en 1815. Martín Jacobo, quien contaba con diez años a la muerte de su padre, fue puesto bajo el
tutelaje de Martín José de Altolaguirre, ministro retirado de la Real Hacienda.

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19. A pesar de que Thompson era un pariente, los padres de Mariquita se opusieron a la unión
argumentando que él pertenecía a un grupo social más bajo que el de ellos. También señalaron
que su hija era una “joven incauta e inexperta”.
20. Cecilio Sánchez fue enterrado el 10 de febrero de 1804 (La Merced, Libro de Difuntos 2, folio
18).
21. El disenso de Thompson-Sánchez de Velazco comenzó el 7 de Julio de 1804, el veredicto del
virrey fue pronunciado el 20 de julio. Véase Archivo General de la Nación Argentina, IX-24-4-4.
22. No queda claro si Thompson recibió el nombramiento antes o después de la invasión inglesa.
Algunos historiadores creen que Thompson fue asigando al puesto por el virrey Liniers. Sáenz
Quesada, Mariquita, 44.
23. La primera esposa de Guillermo Thompson es otro ejemplo de la mujer que no cumple con las
convenciones sociales. Tres años antes de casarse con Thompson, Francisca Aldao Rendón fue
descubierta de haber tenido relaciones sexuales con Carlos Ortiz de Rosas, un joven oficial
militar. Cuando sus padres trataron de forzar a la pareja a casarse, Ortiz de Rosas se resistió
argumentando que no le había dado promesa de matrimonio antes de hacer el amor. Aunque
Ortiz de Rosas murió poco después, Francisca fue condenada a vivir el resto de su vida en la
reclusión del deshonor. Pero fue rescatada por el recién llegado Thompson, quien aceptó casarse
con ella a pesar de su pasado. Ella aportó al matrimonio una jugosa dote e importantes
conexiones a nivel de la sociedad local.
24. Sospechas del francés comenzaron en 1795 cuando varios franceses fueron cercados por su
participación en una conspiración para fomentar una rebelión esclava. Un continuo temor hacia
los forasteros se puso en evidencia con la orden real de 1804 que mandaba que todos los
extranjeros fueran expelidos de Buenos Aires. No se tomó dicha acción, pero el Cabildo llevó a
cabo una lista de los extranjeros, el censo se repitió en 1807 y 1809.
25. “Oficio del cabildo de la ciudad de Buenos Aires a la junta central”, 15 octubre 1808, ayo
documental, VI, 325-326.

AUTOR
SUSAN MIGDEN SOCOLOW
Universidad de Emory

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