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01 - Módulo 2. Manual Del Alumnado. Mediación Civil, Mercantil y Familiar
01 - Módulo 2. Manual Del Alumnado. Mediación Civil, Mercantil y Familiar
01 - Módulo 2. Manual Del Alumnado. Mediación Civil, Mercantil y Familiar
MATERIAL DEL
ALUMNADO
Curso Superior de
Mediación Civil,
Mercantil y Familiar
Curso Superior de Mediación Civil, Mercantil y Familiar
MÓDULO 2
LA MEDIACIÓN FAMILIAR
Curso Superior de Mediación Civil, Mercantil y Familiar
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ÍNDICE
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4.3. Relaciones familiares ............................................................ 68
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Introducción al Módulo 2: La Mediación Familiar
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Según Moore (1995), la persona mediadora desempeña el rol de facilitadora de la
comunicación entre ambas partes, y no es árbitro ni juez, ya que no es ella quien
resuelve el conflicto, sino que lo hacen las partes involucradas en el mismo. Para Grover,
Grosch y Olczak (1996), cuando la comunicación entre las partes se vuelve tensa o
inexistente, aumenta la magnitud del conflicto. Por esto, la persona mediadora busca
mejorar la capacidad de las partes involucradas en el conflicto para comunicarse,
explorando las actitudes y posiciones mutuas.
Siguiendo la línea de este autor, la mediación es flexible puesto que el proceso no sigue
un orden predeterminado y no está sometido a las reglas legales. Además, es un proceso
voluntario porque las personas comienzan dicho proceso al mismo tiempo y por
decisión propia, estableciendo cuál es la información que transmiten y cuál ocultan,
decidiendo si llegan o no a un acuerdo, y retirándose cuando así lo estiman oportuno.
"La mediación debe ser utilizada para promover la comunicación, para ayudar a las
personas a resolver conflictos y buscar soluciones aceptables para todas las partes del
proceso."
Las partes mediadas definen la mayoría de los procesos de mediación con términos con
connotaciones negativas: pelea, guerra, violencia, insulto, disputa, hostilidad, odio, etc.
Sin embargo, con el tiempo y el trabajo de la mediación, este concepto del conflicto se
va transformando y va arrojando nuevas connotaciones de carácter positivo:
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oportunidad, crecimiento, enriquecimiento, aprendizaje, entendimiento,
fortalecimiento de la relación, satisfacción de las partes, etc.
Por otra parte, la mediación es una negociación cooperativa, ya que siembra una
solución en la que todas las partes implicadas ganan u obtienen un beneficio. Por ello,
se la considera una vía no adversarial, puesto que evita la postura antagónica de
ganador/a - perdedor/a.
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1.2. La legislación en Mediación Familiar: Normativa europea,
estatal y autonómica
Esta ley define la mediación de la siguiente forma: “Se entiende por mediación aquel
medio de solución de controversias, cualquiera que sea su denominación, en que dos o
más partes intentan voluntariamente alcanzar por sí mismas un acuerdo con la
intervención de un mediador”.
Esta brecha abierta a la privatización tuvo otro refuerzo con la promulgación de la Ley
de Enjuiciamiento Civil 1/2000, de 7 de enero, la cual, confirmando el principio de
autonomía de la voluntad de las partes en materia de derecho de familia, impulsa la
conveniencia de los mutuos acuerdos, facilitando la conversión de los procesos
contenciosos en consensuados.
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Por último, el mayor fortalecimiento de la autonomía de la voluntad en el ámbito del
derecho de familia vendrá con la Ley 15/2005, de 8 de julio, por la que se modifican el
Código Civil y la Ley de Enjuiciamiento Civil en materia de separación y divorcio, que
parte de la libertad como valor superior de nuestro ordenamiento jurídico, proclamando
que el mismo ha de tener su adecuado reflejo en el matrimonio, apostando claramente
por fortalecer la autonomía de la voluntad de los cónyuges que será determinante, tanto
en la continuación del vínculo matrimonial, como en su extinción. La custodia
compartida también es un concepto novedoso que incorpora esta regulación.
"El Derecho Civil, como derecho privado por excelencia, tiene como eje a la persona y
su autonomía en sus diferentes manifestaciones. Este aspecto concuerda con la esencia
de la mediación y demás procesos de gestión de conflictos en los las personas son las
protagonistas directas de su proceso y responsables de sus acuerdos".
Sin embargo, la normativa española brinda una diversidad de leyes, que, sin hacer una
referencia expresa a la mediación, regulan una serie de relaciones que en situaciones de
conflicto pueden ser abordadas mediante procesos de mediación.
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Enjuiciamiento Civil en materia de relaciones familiares de los nietos con los abuelos.
• Ley 13/2005, de 1 de julio, por la que se modifica el Código Civil en materia de derecho
a contraer matrimonio.
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Confidencialidad: Toda la información intervenida en el proceso de mediación será
tratada con total confidencialidad, no pudiendo ser utilizada sin la autorización de quien
la ha proporcionado, ni en espacios ajenos al procedimiento. No se entregará
información a las partes que no haya sido recogida en el acuerdo al que se llegue al final
del proceso. El/la profesional de la mediación, en este caso, se verá asistido/a por el
secreto profesional.
Son las partes implicadas las que deben encontrar la mejor salida al conflicto y
establecer los acuerdos que se desprendan de la negociación.
Autonomía: Son las partes en conflicto las responsables de encontrar una salida
adecuada y acorde con sus intereses individuales, consiguiendo un acuerdo fruto de su
creatividad y sin imposición alguna. Al ultimar el proceso confeccionarán un
documento en el que se recogerán los acuerdos tomados de forma libre e informada.
La función de la persona mediadora es actuar como eje direccional, informando,
orientando y asesorando.
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Flexibilidad: El proceso de mediación se realiza acorde a cada procedimiento, así como
adaptado a cada persona y a cada realidad. No hay dos procesos iguales. La persona
mediadora debe tener una actitud flexible que se adapte a cada caso concreto.
El proceso de mediación posee una gran diversidad de ventajas, las cuales fortalecen la
idea de su uso como método aconsejado de resolución de conflictos:
• Control sobre el resultado: Son las partes interesadas las que deciden llegar a un
acuerdo y no se deja la resolución del conflicto en manos de una tercera persona ajena
al mismo.
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• Negociación pacífica: El hecho de que no se alcance un acuerdo, no implica la pérdida
de derechos individuales y las partes interesadas podrán buscar la utilización de otros
métodos que les ayuden a resolver el conflicto.
• Protagonismo de las partes: La mediación facilita las bases para que las partes se
sientan protagonistas, tanto del proceso como de los resultados, y se produzca un mayor
nivel de participación en la toma de decisiones. Dicha participación consiste, al mismo
tiempo, en que las partes vayan aprendiendo a relacionarse entre sí y a resolver sus
disputas en el futuro.
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"El diálogo que ocurre en el proceso de mediación favorece que las partes se entiendan
mejor, se sientan escuchadas y que confíen en la misma como una de las formas de
gestionar sus conflictos, incluso en los casos en los que no se logra un acuerdo".
• Mediación privada: Se desarrolla por personas mediadoras que ejercen sus funciones
como profesionales libres a cambio de una remuneración pactada de antemano.
Según las materias a tratar, nos encontramos con los siguientes tipos de mediación:
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deberes que proviene de una relación entre particulares para resolver problemas
relacionados con arrendamientos, reclamaciones de cantidad entre particulares,
contratos, responsabilidad civil extracontractual, consumo, sanitaria, etc.
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concedido para la convivencia cotidiana. Es en este momento cuando pueden surgir los
conflictos en la comunidad y, por lo tanto, se hace necesaria la mediación.
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El concepto de familia ha ido cambiando a medida que la sociedad ha ido
evolucionando, siempre con el objeto de adaptarse a las nuevas situaciones y realidades
sociales. Se puede considerar un sistema en constante transformación, lo que significa
que es capaz de adaptarse a las exigencias del medio y del desarrollo individual de sus
integrantes, asegurando la continuidad y el crecimiento psicosocial de los/as mismos/as
(Lila et al., 2000).
• Mesosistema: Los sistemas con los que la familia interactúa mediante la socialización.
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Por el contrario, los aspectos más internos en el sistema son más primigenios y, por lo
tanto, protegidos de las influencias externas, resultando más estables (Andolfi, 1993).
En consecuencia, existe la tendencia entre los elementos internos a valorar sus normas
y creencias como las correctas. Esto explica la facilidad con la que los/as hijos/as se
adaptan a las nuevas demandas sociales, mientras que sus progenitores/as presentan
una gran dificultad para responder a las mismas.
"Los cambios, por su amplitud y rapidez, son generadores de desorientación y estrés para
los que las familias no siempre tienen la posibilidad de dar respuesta. Estas se ven a
menudo atrapadas en una escalada de conflictos y crisis".
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• Cambios en la estructura y dinámica familiar: Los planteamientos actuales de género
entienden que la mujer se encuentra en una situación de desigualdad social y se
plantean lograr que esta tenga un papel menos tradicional en la sociedad,
especialmente en cuanto al cuidado y atención a los miembros y a la familia extensa.
• Privatización de las relaciones afectivas: A partir de los años 60 del presente siglo,
asistimos nuevamente en los países industrializados a un proceso creciente de
privatización de la vida cotidiana de la ciudadanía. Esta privatización ha supuesto el
cuestionamiento de la validez de las normas sociales, las cuales antaño sujetaban la vida
privada a un estrecho control social, a favor de una mayor disponibilidad sobre el curso
de los comportamientos.
Estas nuevas corrientes marcan un campo social de tolerancia hacia formas distintas de
organización de la vida cotidiana y privada de las personas. Estos cambios han generado
una concepción de la familia más igualitaria, en el sentido de que el ajuste emocional y
la empatía pasan a constituir no sólo el fundamento de la constitución de la pareja, sino
el propio fundamento de la unión.
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interacciones entre los miembros de la familia. Podemos hablar también de
desagregación de la familia: invalidación del sentimiento general de vivir juntos (López,
2008). Es posible que estas transformaciones incrementen los conflictos
intergeneracionales y generen un espacio de intervención para el cual la mediación se
torna una técnica positiva de resolución de conflictos.
Hablamos de:
• Familia extensa: Integrada por miembros de más de dos generaciones, donde los/as
abuelos/as, los/as tíos/as y otros parientes comparten la vivienda y participan en el
funcionamiento familiar. Es la ampliación de las relaciones de consanguinidad y de
alianza desde el núcleo a los colaterales por consanguinidad y afinidad, parientes
consanguíneos ascendentes, descendientes y/o colaterales repartidos entre tres y hasta
cuatro generaciones.
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• Familia homoparental: Se basa en una relación estable de hecho o matrimonial entre
dos personas del mismo sexo, que tienen hijos/as por intercambios de uno o ambos
miembros de la pareja, por adopción y/o procreación asistida. A diferencia de las demás
configuraciones familiares, sus relaciones no son de reproducción, pero no excluye su
capacidad o disponibilidad para ejercer la parentalidad.
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• Familia mixta simple: Se trata de una familia nuclear que ha sido alejada de su hábitat
por situaciones de desplazamiento forzado y que se encuentran en un proceso de duelo
durante el cual se une a otra tipología familiar. Se constituye con la unión obligada de
dos familias para la supervivencia de ambas. Su comunicación es esporádica o temporal,
aunque continua gracias a las tecnologías de la comunicación y la información.
• Familia mixta compleja: Se trata de una familia nuclear que ha sido alejada de su
hábitat por situaciones de desplazamiento forzado y que durante su proceso de duelo
se une a otras tipologías familiares más complejas. Se estructuran con la unión obligada
para la sobrevivencia, de más de dos familias, que tienen estructura, funcionamiento y
ciclos vitales diferentes.
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En este proceso de modernización y transformación de la familia, surgen nuevos
conflictos con características en cada uno de los distintos modelos familiares. Más
adelante profundizaremos los tipos de conflicto y las claves de cada uno, los cuales
pueden resultar de utilidad para los/as profesionales mediadores, planteando nuevas
perspectivas para la intervención.
Cheal (1991) sostiene que la vida familiar atraviesa un ciclo de nacimiento, crecimiento
y declive. Cada fase tiene para el grupo una serie de tareas, que se dan, bien sea por el
desarrollo natural de cada individuo/a o por la demanda del contexto sociocultural, las
cuales son metabolizadas por la familia y permiten la transición de una fase a otra
(Maganto, et. Al, 2004).
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Carter y McGoldrick (1980), y Vargas (2013) se presentan a continuación cuatro etapas
del Ciclo Vital Familiar (CVF):
• Etapa de formación: Autores como Carter y McGoldrick (1999) consideran que esta
primera etapa de formación de la familia corresponde a la de persona adulta joven
independiente, en la cual se ha tenido la posibilidad de formar objetivos personales,
antes de poder convivir con otra persona de un modo estable.
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dificultades de la etapa previa asociadas a la crianza de los/as menores y, por lo tanto,
se inicia un proceso de observación de su crecimiento y desarrollo, lo que permite que
la relación matrimonial se profundice y amplíe, al mismo tiempo que las relaciones con
la familia extensa y con el círculo de amigos (Jara, 2011).
Esta etapa está constituida por cuatro fases: por un lado, comienza el reto de la escuela,
que representa para los padres y madres la primera experiencia de abandono del hogar
por parte de los hijos e hijas, y mide la capacidad de la familia de tolerar ese
distanciamiento inicial. Al respecto, Rodhes (1977) afirma que el mayor desafío para los
padres y madres es apoyar y fortalecer el proceso de individuación de sus hijos/as, y que
no lo limiten.
La segunda fase se inicia con el desarrollo de los/as hijos/as hasta la adolescencia, lo que
implica para los progenitores la aceptación y apoyo frente a este otro nuevo proceso de
separación-individuación de sus hijos/as. En ocasiones, este proceso se dificulta dado
que ambos se encuentran en crisis diferentes, la de la adolescencia y la de la edad media.
Rodhes y Wilson (1981) señalan que la principal tarea de la familia en esta etapa es
establecer una nueva relación y desarrollar la habilidad de flexibilizar los límites lo
suficiente para que los/as adolescentes puedan tener la libertad que necesitan, sin dejar
por ello de ejercer su rol educador.
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acercamiento y renegociación y el establecimiento de una nueva relación entre
progenitores/as e hijos/as.
• Etapa de disolución: Esta etapa se caracterizan por el cuidado; los/as hijos se van
ocupando de sus padres o madres ancianos/as, quienes tienen cada vez menos
habilidades para valerse por sí mismos/as. Esta situación demanda una alta
responsabilidad económica y representa un elevado impacto emocional. La muerte en
esta etapa es inevitable, y con el paso del tiempo uno de los cónyuges muere, lo que
implica una reacomodación familiar. Es una fase de afrontamientos y toma de
decisiones, pues no siempre el cuidado media las relaciones.
Conflictos - Readaptaciones.
procedentes de una - Necesidad de definir las nuevas figuras familiares.
segunda unión - Dificultades para negociar la nueva dinámica
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familiar.
- Conflicto de lealtades.
- Conflictos entre los/as hijos/as de la anterior y
nueva unión.
- Conflictos emocionales.
Conflictos derivados - Dificultad para desempeñar los roles.
de las familias - Conciliación de la vida familiar, laboral y
monoparentales personal.
- Criterio educativo único.
Conflictos en las
uniones del mismo
sexo
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Sin embargo, debemos recordar un aspecto clave; los principios rectores de la familia,
para fundamentar el abordaje de la mediación:
• Las personas mediadoras necesitan conocer los marcos culturales, sociales, jurídicos
y su interrelación.
• Los niños y las niñas son personas, no posesiones, con derechos propios, que
necesitan formación y apoyo.
• Los niños, las niñas y adolescentes necesitan entender los cambios que se producen
en sus vidas.
• Mediación Intrajudicial: Se lleva a cabo por medio del/a Juez/a una vez iniciado el
proceso judicial entre las partes implicadas con el objetivo de que estas intenten el
procedimiento de Mediación. Se lleva a cabo en los servicios que los juzgados prestan
por medios de convenios con diversas instituciones.
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que el/la abogado/a a un/a mediador/a. Por otro lado, existe la posibilidad de que el/la
abogado/a aconseje esta mediación a su cliente antes del inicio del proceso u durante
el mismo. Si es este último caso, sería acogiendo la invitación que el/la Juez/a hace e n
sus escritos de admisión a trámite bajo la cobertura legal en el procedimiento ordinario
o en el acto de la vista en el Juicio verbal.
En el proceso de Mediación, cuando se hace la invitación por una de las partes o por
el/la Juez/a, significa que invitan a la otra parte a una sesión informativa. Esta se
entiende como una reunión donde, en primer lugar, el/la Mediador/a se presenta a las
partes, explica el procedimiento de mediación, las reglas que rigen el mismo y qué
pueden obtener en el procedimiento, así como los costes del mismo.
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La elección de un/a mediador/a especializado dará mayor eficacia a la mediación,
permitiendo la resolución del conflicto en tiempos menores al poder comprender mejor
a las partes con un importante ahorro de costes.
Algunas de las dificultades con las que nos podemos encontrar como mediadores/as son
las diferencias en cuanto a la diversidad de aperturas de las partes frente al proceso de
mediación y el tipo de comportamiento en relación a la sinceridad, a la ética y a la
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honestidad, así como las desigualdades a la hora de expresarse, autoidentificarse o
entender la información que aportamos para la comprensión del proceso.
A modo de ejemplo, algunas preguntas que se pueden hacer para evaluar la adecuación
de las partes al proceso de mediación serían las siguientes:
• ¿Está cada parte dispuesta a alcanzar un resultado que también le resulte aceptable
y/o beneficioso a la otra parte?
• ¿Cada una de las personas participantes en el proceso está por voluntad propia o se
encuentra bajo la presión de la otra parte, o incluso de un tercero?
• ¿Tiene cada una de las partes la capacidad de identificar su propia idea de lo que es
importante para él/ella como base a la hora de tomar decisiones?
• ¿Es cada una de las partes capaz de expresar y afirmar sus ideas?
• ¿Alguna de las partes no está dispuesta a buscar apoyo externo o es incapaz de usarlo
con eficacia cuando sea necesario?
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Es vital aclarar que en la decisión de iniciar o no el proceso de mediación después de
llevar a cabo esta evaluación, se debe contar con el acuerdo de las partes y también de
la persona mediadora. Hay que trabajar bajo la seguridad de que se cumplan las
condiciones para llevar a cabo la mediación.
Para iniciar el proceso de mediación es necesario contar con un contrato en el que todas
las partes implicadas establecen los objetivos y las reglas que van a desarrollar. Este
contrato, que se instituye en la etapa inicial de la mediación, está compuesto por
cláusulas en las que se definen las circunstancias que van a marcar el trabajo que se va
a llevar a cabo y de qué manera se ejecutará. Las cláusulas suelen estar relacionadas con
los siguientes temas relevantes:
• Rol del mediador/a: Consiste en fijar el tono, facilitar una comunicación productiva,
definir temas de conflicto, ayudar a las partes en la clarificación y expresión de sus
necesidades, entender a cada parte y ayudarlas a entenderse mutuamente, trabajar con
ellas para idear opciones, señalar consecuencias de las decisiones tomadas, ayudarlas a
formular claramente sus necesidades, asistirlas en la búsqueda de bases comunes
coherentes con sus principios y redactar el borrador del acuerdo.
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mantener la confidencialidad de lo dicho en el proceso, comprometiéndose a no citar a
la persona mediadora como testigo/a si hubiese un juicio posterior.
• Riesgo del proceso: El/la mediador/a describe los riesgos de la mediación entre los
que se incluyen el de llegar a un acuerdo por el hecho mismo de acordar, en lugar de
buscar un resultado que defienda lo que cada parte considera justo.
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Para continuar profundizando en el proceso de mediación, después de conocer las
motivaciones, evaluar la adecuación de las partes y de establecer las cláusulas del
contrato, es importante que el mediador o la mediadora haga un análisis de cómo va a
llevar a cabo el proceso de mediación y tomar algunas decisiones sobre los siguientes
aspectos:
La persona mediadora debe definir una hoja de ruta teniendo en cuenta los siguientes
puntos:
• Duración de la sesión.
• Lugar de la sesión.
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• Reserva del lugar que ocupará cada integrante.
• Regla del protocolo, orden para hablar, formalidad de la discusión, tomar actas,
estado de los resultados.
Para la mediación es necesario que el proceso se vea impulsado por la propia voluntad
de las partes de solucionar su conflicto, con la ayuda de un tercero/a neutral: la persona
mediadora. Y no solo se necesita voluntad para iniciar un procedimiento de mediación,
sino también para mantenerse en el proceso y para lograr ultimar el acuerdo.
"La voluntariedad como principio de la mediación es lo que hace que se devuelva a las
partes la libertad."
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2.3. Fases de la mediación
Las etapas de la mediación también se pueden clasificar atendiendo a las fases del
proceso (Rozemblum de Horowitz, 2014):
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las privadas o caucus gozan de total confidencialidad, pudiendo ser solicitadas esta
última por las partes. En este momento también es necesario explicar los componentes
formales del proceso: horario, honorarios, modo de pago, lugar, extensión, duración de
las sesiones, asiduidad, quiénes deben participar, quiénes pueden participar y en qué
circunstancias se puede levantar la mediación sin llegar a un acuerdo.
• Trabajo con caucus: En esta fase del proceso, la persona mediadora puede pasar a las
sesiones individuales para permitir que cada parte se exprese libremente. El caucus
comienza cuando el/la mediador/a se interesa en tratar de entender a cada parte,
especialmente sobre los puntos de los que no desea hablar delante de la otra persona.
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parte que exprese su oferta.
• Acuerdo mediado: A través del proceso de mediación, las partes llegarán a un punto
en el cual parecen tener un acuerdo en un gran número de cuestiones. El final del
proceso debe ser flexible.
"El acuerdo debe reflejar aquello que las partes han acordado y la persona mediadora
debe cuidar que sea legítimo y que respete los derechos humanos, así como las
necesidades básicas de las partes."
Satisfacción del
Las partes participaron sin presiones.
procedimiento
Finalmente, tras comparar diversas clasificaciones en cuanto a las fases del proceso de
mediación, se pueden sintetizar en cuatro etapas importantes:
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• Fase de explicación y situación: Podemos decir que esta fase se corresponde con las
de explicación del proceso, ventilación de emociones y búsqueda de información. Se
trata de situar el conflicto y conocer las interpretaciones que de él hace cada una de las
partes.
Regresando a la Ley de Mediación, esta nos dice que el acuerdo de mediación puede
versar sobre una parte o sobre la totalidad de las materias sometidas a la mediación.
Debe aparecer reflejado en él la identidad y el domicilio de las partes, el lugar y fecha
en que se suscribe, las obligaciones que cada parte asume y que se ha seguido un
procedimiento de mediación ajustado a las previsiones de esta Ley, con indicación de la
persona o personas mediadoras que han intervenido y, en su caso, de la institución de
mediación en la cual se ha desarrollado el procedimiento.
Dice también que el acuerdo de mediación deberá firmarse por las partes o sus
representantes y que se entregará un ejemplar a cada persona interesada en el proceso,
reservándose otro el/la mediador/a para su conservación.
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El mediador o la mediadora informará a las partes del carácter vinculante del acuerdo
alcanzado, por lo que pueden instar su elevación a escritura pública al objeto de
configurar su acuerdo como un título ejecutivo.
"En la fase de creación del acuerdo, no sólo es importante el propio acuerdo alcanzado,
sino la obligatoriedad de su cumplimiento, puesto que se le otorga el carácter
vinculante."
Una vez construido el acuerdo, el mediador/a debe dejar constancia escrita en el acta
de mediación de los compromisos asumidos por las partes implicadas y de los plazos
de ejecución de los mismos.
Los acuerdos a los que se accedan de forma consensuada deberán cumplir una serie de
criterios:
• Claridad
• Equidad
• Simplicidad
• Equilibrio
• Realismo
• Concreción
• Observable
• Evaluable
Por consiguiente, la persona mediadora redactará el acta con las propias palabras
formuladas por las personas implicadas e incluyendo los posibles acuerdos a los que
lleguen al finalizar el proceso, leyendo a cada una de ellas su transcripción y pudiendo
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realizar las siguientes preguntas, con el objetivo de especificar los acuerdos de la manera
más clara posible:
• "¿Cómo podemos redactar mejor lo que dicen para que quede más claro?"
Finalmente, será a través del contrato de acuerdos y del acta de finalización que se dará
por finalizado el proceso de mediación, la formalización de los acuerdos y los
compromisos de cumplimiento. Esta parte se llama Formalización del Título Ejecutivo y
la Ley de Mediación lo define de la siguiente manera:
• Para llevar a cabo la elevación a escritura pública del acuerdo de mediación el notario
verificará el cumplimiento de los requisitos exigidos en esta Ley y que su contenido no
es contrario a Derecho.
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• Cuando el acuerdo de mediación haya de ejecutarse en otro Estado, además de la
elevación a escritura pública, será necesario el cumplimiento de los requisitos que
puedan exigir los convenios internacionales en que España sea parte y las normas de la
Unión Europea.
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• Firma del acta, ya que una vez redactado el acta y que las partes se hayan manifestado
de acuerdo con los puntos reflejados en la misma, se procederá a la firma del
documento, tanto por parte de las personas mediadas como del mediador o mediadora.
Cada mediado/a se llevará un documento original de acta firmado por todas las artes,
quedando un original en el expediente de la persona mediadora, responsable de su
custodia.
• Firma del documento del acuerdo, ya que una vez elaborado el documento en el que
se recogen los acuerdos alcanzados, se procederá a la firma por parte de las personas
mediadas y la persona mediadora.
• Preguntar a las partes cómo se sienten tras la finalización de este encuentro. De esta
forma se podrá comprobar cuál es la visión propia que tienen los mediados sobre el
proceso finalizado y cuál es el nivel emocional con que se cierra el procedimiento.
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"Validar positivamente la actuación que han tenido las personas mediadas durante el
encuentro y hacia los resultados alcanzados, nos parece una manera óptima de
culminar el encuentro de mediación."
2. Las actividades que la persona mediadora piensa que completan su papel y que
pueden verse influidas por: Niveles de compromiso hacia las propias ideas y valores,
compromisos implícitos provocados por los grupos de pertenencia y la expectativa de la
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propia imagen durante el proceso.
• La urgencia por la resolución del problema que ocasiona el conflicto entre las partes
implicadas, olvidando la relación entre las mismas y que éstas deben ser las que
protagonicen la verdadera resolución del problema si es que así lo desean.
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• El despliegue de una conducta de proposiciones activas para la resolución de los
problemas, desarrollando un papel protagonista en la búsqueda de soluciones,
asaltando de esta manera el rol que deben desarrollar las propias partes en conflicto.
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• Agente de la realidad: Creando el marco real dentro del cual puede analizar las
posibles soluciones, los beneficios y perjuicios de las propuestas y de los resultados del
proceso.
• Líder: de manera que sea capaz de dinamizar y dirigir la mediación desde su posición
de conocedor del proceso y de la metodología.
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propias instituciones. No obstante, estas no llevan a cabo directamente las sesiones de
mediación (legalmente se excluye de manera expresa) y su papel consiste más bien en
facilitar al público el acceso a los/as mediadores/as adscritos a la institución en
cuestión.
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y ciñéndose a objetivos, constatables y sin vulnerar en ningún caso los principios de la
mediación.
Cada día son más abogados/as los que apoyan la mediación, conscientes de la
importancia de poder resolver los conflictos en menor tiempo, teniendo esto un ahorro
de costes considerable para nuestros clientes.
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3.4. Deontología profesional
Pilar Munuera (2014) manifiesta que la existencia de los códigos de ética está justificada
por la necesidad de:
• Hacer pública y expresar las normas y principios a los que debe ajustarse la conducta
moral de sus miembros.
• Favorecer la unidad profesional, pues el código de ética sirve para unir a las personas
trabajadoras de una profesión, para darles un mayor sentimiento de confianza mutua,
estima y respeto a la vez que demuestra al público los ideales comunes de la profesión.
• Proteger a las personas usuarias, las cuales se verán favorecidas al poder tomar
conocimiento de los derechos que le asisten y poder sentirse legítimamente protegidas
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para reclamar en los casos en que tales derechos no sean respetados.
Ámbito de aplicación:
• Artículo 1.- El presente código deontológico (...) tiene como objeto enunciar las reglas
y disposiciones que en la práctica de la mediación deben aplicar todos sus asociados/as,
tanto si ejercen a título liberal, como en el marco de un organismo público o privado.
• Artículo 4.- Sin perjuicio de los deberes establecidos en este Código, el/la mediador/a
estará obligado también al más estricto cumplimiento de todas aquellas normas
relativas a la profesión.
La persona mediadora:
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formación adecuada y/o específica que actualizarán de manera continua.
• Artículo 8.- El/la mediador/a deberá reconocer los límites de su competencia y las
limitaciones de sus técnicas.
• Artículo 9.- Los/as mediadores/as podrán hacer publicidad de sus servicios, siempre
que lo hagan de manera profesional, honesta y digna.
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Principios generales:
Imparcialidad y equidad:
Neutralidad:
• Artículo 14.- El/la mediador/a actuará de forma neutral, respetando los puntos de
vista de los/as participantes y el resultado del proceso de mediación, sin imponer
criterios propios en su toma de decisiones, aunque puede colaborar activamente con
los mediados en la búsqueda y formulación de soluciones.
Independencia:
Conflictos de interés:
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conflicto de interés con las partes y en las siguientes circunstancias: cuando exista
cualquier tipo de relación personal o profesional con alguna de las partes, cuando del
proceso de mediación surja cualquier tipo de interés financiero o de otro tipo y cuando
el/la mediador/a haya actuado para alguna de las partes en otro ámbito profesional, y
esta actuación pudiera afectar al proceso de mediación. Esta obligación subsistirá a lo
largo de todo el proceso de mediación.
Confidencialidad:
• Artículo 21.- El/la mediador/a debe informar a las partes de la necesidad (...) de que
el contenido de la mediación no será referido en ningún procedimiento legal. Asimismo,
deberá informar a las partes de que no podrán requerir al mediador/a para aportar dicha
información como perito o testigo.
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confidencialidad en los casos siguientes: cuando la información,, previa autorización de
las partes, no sea personalizada y se utilice con fines estadísticos; cuando conlleve una
amenaza para la vida o la integridad física o psíquica de una persona; en aquellos casos
en los que la Ley contemple la obligación de comunicar determinadas situaciones, como
en los casos de conocimiento de delito que afecte a las personas en su vida, integridad
o salud, los casos en que haya noticias de maltrato, violencia o amenazas físicas o
psíquicas de alguno de los participantes, y en los casos en que se detecte una situación
de riesgo o desamparo para menores o personas dependientes.
• Artículo 24.- La grabación de las sesiones de mediación, por parte del mediador,
deberá contar con la autorización previa y explícita expresa, de las personas en cuestión
y sólo podrá realizarse con fines de formación, investigación y/o divulgación científica.
• Artículo 26.- El/la mediador/a deberá informar a las partes sobre el número de
sesiones que, en principio, se estimarán necesarias para la mediación de dicho caso
concreto, así como la duración de cada sesión, pudiéndose modificar dichos aspectos en
función de la evolución y las características del caso.
Honorarios:
• Artículo 27.- El/la mediador/a deberá siempre facilitar a las partes, si no les hubiera
sido comunicado previamente, una información detallada sobre los honorarios que
tiene intención de aplicar. Convendrá con ellos el coste eventual de las sesiones y las
modalidades de pago. No se deberá aceptar una mediación sin que las partes en
cuestión hayan prestado su consentimiento sobre los principios sobre los que se base
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dicha remuneración.
• Artículo 28.- En ningún caso los honorarios deberán ligarse con los resultados del
proceso de mediación.
• Artículo 29.- El/la mediador/a deberá asegurarse de que las partes comprendan las
características del procedimiento de mediación, el papel del mediador/a y su forma de
mediar, así como la función de las partes y su responsabilidad a lo largo del proceso de
mediación. En particular deben ser informados/as de los principios generales de la
mediación, del grado de divulgación que les será requerido (particularmente en casos
relacionados con sus propiedades y economía) y de la naturaleza y límites de los
principios de confidencialidad.
• Artículo 30.- En el caso de realizar sesiones individuales con las partes, el/la
mediador/a deberá aclarar previamente los límites de la confidencialidad en relación
con las informaciones que pudieran divulgarse en dichas sesiones individuales.
Interrupción de la mediación:
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puede alcanzar la finalidad perseguida, cuando se detecte que el conflicto debe ser
abordado desde otra forma de intervención, si la persona mediadora estima que el
acuerdo al que se va a llegar es de imposible cumplimiento, cuando el/la profesional
considerar que ya no se encuentra en condiciones de asegurar la imparcialidad o aprecie
en las partes falta de capacidad para decidir y/o asumir los compromisos.
• Artículo 33.- En tales circunstancias, el/la mediador/a estudiará con las partes la
posibilidad de modificar o solucionar los impedimentos. Si esto no se lograse, podrá
proponerles retomar o continuar el proceso con otro Mediador/a o bien sugerir a los
participantes que obtengan otro tipo de servicio profesional adecuado a las
circunstancias.
Consecuencias de acuerdos:
• Artículo 35.- Los acuerdos deberán reflejar los puntos sobre los que los mediados han
logrado alcanzar un consenso común a través del procedimiento de Mediación.
• Artículo 36.- El/la mediador/a, dentro de los límites de sus competencias, y a petición
de las partes, deberá informarles sobre cómo se podrá formalizar el acuerdo y los
trámites para que dicho acuerdo pueda ejecutarse. En ningún caso el/la mediador/a
podrá darle forma jurídica al acuerdo.
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El Derecho subjetivo de la patria potestad debe comprenderse tanto desde la posición
de los/as progenitores/as, que debe ser ejercida en igualdad de condiciones, como
desde el ámbito de los/as hijos/as, en tanto que son estos quienes posibilitan que se
haga efectiva dicha figura jurídica.
Por todo ello, se afirma que cuando los/as cónyuges no se encuentran sumergidos en
una situación de crisis familiar, tanto la titularidad como el ejercicio de la patria potestad
corresponden a ambos/as progenitores/as.
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La Ley 15/2005, de 8 de julio, establece que, en primer lugar, son los padres o madres
mediante el convenio regulador quienes pueden acordar la modalidad de ejercicio de
patria potestad a regir en una situación de separación o de divorcio. Este convenio
regulador tiene que ser aprobado por el Juez o la Jueza, salvo si es perjudicial para el/la
menor. Esta medida es la más adecuada en función precautelar de la protección del
menor o la menor, teniendo en cuenta que la Autoridad Judicial actúa como
representante del Estado. Por este motivo resulta inadmisible que se homologue un
acuerdo que contenga intereses lesivos contra los/as hijos/as.
Por otra parte, los diversos sistemas que se pueden adoptar con relación al ejercicio de
la patria potestad en situaciones de crisis matrimoniales o de uniones de hecho son los
siguientes:
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• Distribución parcial del ejercicio de la potestad a uno/a de los progenitores.
Asimismo, la ley nos brinda dos alternativas para mantener el ejercicio compartido de
la patria potestad en situaciones de crisis matrimoniales: por una parte, se faculta a los
padres y madres para optar por este régimen, o en su defecto, será la Autoridad Judicial
en caso de desacuerdo quien facultativamente “podrá” decidir en sentencia el
establecimiento de esta modalidad de ejercicio.
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En cuanto a las funciones del ejercicio de la patria potestad compartida, las decisiones
cotidianas tienen que ser realizadas por el/la progenitor/a que convive con el/la menor.
En cambio, los actos de mayor trascendencia como puede ser la elección de colegio,
orientación profesional, religiosa, salud o administración de bienes, requerirán siempre
decisiones conjuntas o consentidas.
"Se entiende que, si los padres o las madres se encuentran en perfectas condiciones
para ejercer la patria potestad, no es aconsejable ceder voluntariamente esta facultad,
pues se quedarían con una titularidad vacía de contenido".
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No obstante, hay quien sostiene que en la práctica es complicado mantener el ejercicio
compartido.
Por esta parte, la Ley contempla la posibilidad de otorgar la totalidad del ejercicio de la
patria potestad a uno/a de los/as progenitores/as. Apoya este criterio Freijanes Benito
afirmando que “resulta imposible el ejercicio conjunto de la patria potestad y por este
motivo hay que arbitrar sistemas de titularidad compartida con ejercicio exclusivo por
uno de los progenitores”.
Por otra parte, cuando la madre o el padre no solicite, muestre desinterés o no quiera
ejercer la patria potestad, surge el siguiente interrogante: ¿Es conveniente que la
Autoridad Judicial prescinda del ejercicio compartido? Esta alternativa está permitida y
en ese sentido se presupone que un/a progenitor/a coaccionado difícilmente cumplirá
esta labor de forma responsable. Se entiende pues que los/as progenitores/as, pueden
optar por este sistema en interés del menor o la menor, por diferentes razones como
pueden ser por motivos laborales, o por el lugar de residencia de uno/a de ellos/as.
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del menor o la menor, puesto que ambas forman parte de los derechos y deberes que
se encuentran comprendidos en la patria potestad. En ese marco, conviene señalar que
la formación de los/as progenitores/as debe adecuarse al interés de sus hijos/as
menores y no como criterio discriminador en la relación de estos.
Asimismo, la distribución de funciones dará lugar a que el contacto del/la menor con
ambos progenitores se mantenga, incidiendo de forma positiva en su formación, al tener
como referencia en su círculo más próximo la influencia y guía, tanto de la figura paterna
como de la figura materna.
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En ese marco, hay que señalar que, si bien la solución planteada es la más adecuada,
difícilmente los/as progenitores/as accederían de común acuerdo a dividir sus funciones
en cuestiones personales y patrimoniales, puesto que quién otorga una pensión
alimenticia juzgará tener el derecho de conocer y decidir acerca de cuestiones
inherentes a la situación personal de sus hijos o hijas en caso de separación o divorcio
judicial.
En este caso, es primordial que exista entre ambos progenitores si no buena relación,
por lo menos tolerancia e implicación en la formación y desarrollo de sus
descendientes, así se facilitaría la resolución de problemas derivados de los efectos de
la separación o divorcio. Caso contrario, ante la imposibilidad de los progenitores de
acordar vía convenio regulador o durante el desarrollo del proceso, una salida
consensuada sobre la situación de los/as hijos/as con referencia al ejercicio de la patria
potestad, es el Juez o la Jueza la Autoridad encargada de realizar una distribución de
funciones inherentes al contenido de la autoridad parental, precautelando ante todo la
satisfacción del interés de los/as hijos/as menores.
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panorama es poco alentador. En otras ocasiones, existen malas relaciones entre
alguno/a o ambos progenitores/as con los/as familiares o allegados/as que desean
mantener viva esa relación.
Desde un punto de vista jurídico, el interés del menor o la menor debe prevalecer
frente a cualquier derecho, interés o expectativa de otras personas.
Desde el área del trabajo social se establecen los siguientes principios que lo
desarrollan:
• Los/as jueces y juezas adoptarán de oficio todas las medidas necesarias para la
protección de dicho interés, considerando siempre las circunstancias personales en
cada caso, pudiendo incluso sustituir la voluntad de las partes.
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• El interés del menor permite acceder en casación al Tabajador/a Social, si no se ha
observado correctamente dicho interés.
4.4. El patrimonio
Una de las decisiones más importantes que puede tomar una persona a lo largo de su
vida es la de cómo y a quién repartir los bienes tras su fallecimiento, siendo el
testamento el medio idóneo para ello. Y en ocasiones, desgraciadamente, es una de las
fuentes recurrentes de conflicto dentro del seno de muchas familias. Dentro de esta
opción, la más recomendable es, sin duda, el Testamento Abierto ante Notario por la
seguridad que conlleva.
Las normas fundamentales en esta materia serán el art. 657 CC: “Los derechos a la
sucesión de una persona se transmiten desde el momento de su muerte” y el art. 658
CC que dice “La sucesión se defiere por la voluntad de la persona manifestada en
testamento y, a falta de este, por disposición de la Ley. La primera se llama
testamentaria, y la segunda legítima. Podrá también deferirse en una parte por voluntad
de la persona, y en otra por disposición de la Ley”.
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manifestase su voluntad.
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El reparto de los bienes es libre por parte del/la testador/a, a excepción de la porción
de bienes que la Ley obliga a dejar a determinados parientes (legitimarios). De ahí que
haya que diferenciar entre tres posibles partes: