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PROPUESTA BASADA EN TOMÁS DE AQUINO PARA ESTUDIAR PARA LA

PRUEBA FINAL DE HISTORIA DE LA FILOSOFÍA DEL CURSO 21-22 Y PARA EL


EXAMEN DE SELECTIVIDAD
NOTA ACLARATORIA: a continuación, tenéis los apuntes que habría que estudiar como
mínimo para hacer la Prueba final de Historia de la Filosofía del curso 21-22 y si optáis por
presentaros a Historia de la Filosofía en la PEvAU, con la intención de elegir el texto que
caiga de Tomás de Aquino. Estos apuntes están ordenados de acuerdo con las preguntas que
integran el examen de selectividad. En la cuarta pregunta habría que relacionar la filosofía
de Tomás de Aquino con otra filosofía moderna o contemporánea, os recomiendo
relacionarla con la filosofía de Marx. En la pregunta quinta habría que completar una frase
de entre las cuatro propuestas, pero que no sea la frase de Tomás de Aquino, es decir, habría
que completar la frase que salga de Platón, de Descartes o de Kant. Hemos practicado
completas de todos los autores a lo largo del curso. Se trata de preparar como mínimo los
de un autor, distinto de Tomás de Aquino, y para ello lo mejor es además de practicar sus
completas estudiar la teoría de dicho autor, porque los completas, aunque pueden ser
parecidos a los que hemos trabajado, siempre son nuevos.
De acuerdo con las condiciones que he expuesto, esta es una propuesta para,
estudiando lo mínimo, poder hacer el examen completo. Por supuesto, os podéis estudiar los
cuatro autores o hacer otra combinación de autores para elegir el texto de otro de ellos en
el examen, pero eso ya depende de vuestra decisión. Basta con estudiar lo que viene a
continuación para tener garantías de hacer un buen examen, pero, claro, hay que estudiarlo
y saberlo al ir a hacer el examen.

PREGUNTA 1. Describa el contexto filosófico-cultural que influye en el autor del texto.


La Edad Media está constituida por dos etapas: la Alta Edad Media, que da comienzo en
el siglo V, tras la caída del Imperio Romano de Occidente, y se prolonga hasta el siglo XI, y la
Baja Edad Media, la cual empieza en el siglo XII, prolongándose hasta el siglo XV.
La vida de Tomás de Aquino transcurre durante el siglo XIII, por tanto, en la Baja Edad
Media. Nació en 1224 en el seno de una familia noble (su padre era conde de Aquino), en el
castillo de Roccasecca, no lejos de Nápoles. Enseguida empezó una vida de estudio y oración en
internado. A los 14 años entra en la Universidad de Nápoles. A los 19 años se siente atraído por
la vida de los dominicos e ingresa en esta orden, contra la oposición de su familia, que deseaba
para él una carrera más poderosa. Ante la oposición familiar, el general de los dominicos resuelve
llevarse a Tomás a Bolonia, pero Tomás fue raptado por sus hermanos durante el viaje. Permanece
retenido por su familia en Aquino durante un año. Parece ser que lo sometieron a diversas pruebas
para debilitar su vocación. Llegaron a probar de tentarlo introduciendo una joven en su habitación.
Se dice que Tomás cogió una tea para espantar a la muchacha y defender su castidad. Como era
tan resuelto, lo dejaron por imposible y pudo seguir su camino. Y lo hace hacia París, donde
conoce a Alberto Magno, que profesaba la filosofía aristotélica. Alberto se convierte en el mentor
de Tomás. En el 1256 es nombrado Magister de la Universidad de París, donde enseña teología.
En el 1259 vuelve a Italia como profesor ligado a la corte papal. Muere durante un viaje al concilio
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de Lyon, al que le había convocado el papa Gregorio X. Meses antes de su muerte, en 1274, había
experimentado una experiencia mística, a raíz de la cual suspendió su producción literaria, que
llevaba un ritmo asombroso.
Santo Tomás es un hombre de su tiempo en el pleno sentido de la palabra. Su personalidad
y su pensamiento están configurados por el marco histórico que le tocó vivir en pleno siglo XIII.
Es protagonista de los acontecimientos intelectuales y universitarios de su tiempo. Asume las
corrientes tradicionales del pensamiento cristiano, pero su espíritu innovador incorpora las nuevas
corrientes de la filosofía de Aristóteles y de los árabes. Se enfrentó con valentía a todos los retos
que se le presentaron en una sociedad abierta a nuevas instituciones y fuentes de pensamiento.
Por ello, a pesar de su talante sereno y tranquilo, la vida personal e intelectual de Santo Tomás
estuvo marcada por ciertos conflictos.
Tuvo el valor de enfrentarse a un pensamiento y una cultura teocéntricos en los que la
existencia de Dios se mantenía como una evidencia más real que el mundo material y sensible,
según se afirmaba en la tradición agustiniana. Nadie ponía en duda la existencia de Dios en esa
época.
En la universidad le tocó vivir momentos turbulentos: disputas doctrinales y personales
entre estamentos religiosos y profesores; y también conflictos entre estudiantes y autoridades
civiles y eclesiásticas. Ejerciendo como mediador en algunos de dichos conflictos.
La adopción de la filosofía aristotélica le llevó a enfrentarse con muchos compañeros
docentes. A algunos, anclados en las doctrinas más tradicionales, las tesis de Santo Tomás les
parecían peligrosamente innovadoras y que atentaban contra la fe.
Desde la perspectiva social y filosófica, Tomás de Aquino tuvo la sensibilidad de captar
el proceso de incipiente secularización del pensamiento y las costumbres, e interpretarlos desde
la fe cristiana y las ideas del aristotelismo.
El siglo XIII se caracteriza por la estabilidad política y por el crecimiento de las ciudades
en número e importancia, representando la modernidad frente al mundo rural señorial. Se produjo
un considerable aumento del comercio, convirtiéndose éste, además, en un elemento de
integración de Europa y en un factor de indudable progreso económico, gracias, en parte, al
incremento de la producción artesanal, por parte de los gremios. No obstante, el sistema
económico seguía basado en la agricultura y la ganadería.
La Iglesia siguió desempeñando un papel fundamental, tanto social como política y
culturalmente, y fue en este siglo cuando se produjo un esplendor del pensamiento, el cual se
debió a dos factores sobre todo: la aparición de las universidades y el contacto con las culturas
árabe y judía. Es un periodo dominado por la cristiandad, donde se crean las órdenes religiosas
mendicantes: franciscanos y dominicos, las cuales a diferencia de las órdenes monacales,
combaten a herejes, musulmanes y judíos.

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El origen de las universidades se encuentra en las antiguas escuelas monacales, palatinas
y catedralicias, algunas de las cuales habían alcanzado gran prestigio por los maestros que en ellas
enseñaban, atrayendo a un gran número de alumnos. Algunas de las más importantes fueron: la
de Bolonia (Derecho), la de Palermo (Medicina) y las de Oxford y París (Teología). Destacó
entre todas ellas esta última, a la que favorecieron tanto los reyes de Francia, que buscaban en su
éxito un motivo de prestigio político, como la Iglesia, que vio en ella un medio poderoso para
extender su doctrina por todo el mundo. Otros centros, aunque menores que los anteriores,
ejercieron una gran influencia en el saber de la época: Orleáns, Montpellier, Aviñón, Padua,
Roma, Nápoles, Siena, Colonia, Palencia, Salamanca, Valladolid, Coimbra, etc.
Cada universidad solía dividirse en cuatro facultades: la de Artes, en la que se estudiaban
el trivium (gramática, retórica, dialéctica) y el cuadrivium (aritmética, geometría, música y
astronomía) durante seis cursos, desde los catorce hasta los veinte años, que otorgaban el título
de magíster artium y permitía el acceso a cualquiera de las otras tres facultades: Decretales
(Derecho), en las que se estudiaban Derecho civil o canónico, la de Physica (Medicina), ambas
organizadas en cinco o seis cursos, y la de Teología, sin duda la más prestigiosa, la más exigente,
la de estudios más avanzados, organizada en doce cursos y en la que no se podía obtener el acceso
a la licentia docendi antes de los treinta y cinco años.
Que las universidades dependieran directamente del papado, a la vez que le confería
autonomía política y jurídica, las sometía intelectualmente a las creencias e intereses de la Iglesia.
En los estatutos fundacionales de las universidades figuraban detalladamente qué debía
ser estudiado y qué no; qué libros y autores eran adecuados y cuáles debían ser prohibidos.
Estas prohibiciones dieron origen a enfrentamientos entre los que defendían las tesis
aristotélicas y los que se mantenían fieles a las agustinianas. Entre aquellos que anteponían la
razón a la fe y los que mantenían lo contrario, y, en suma, entre los que consideraban la filosofía
como una herramienta humana de progreso y de conocimiento verdadero, y quienes la entendían
como ancilla theologiae (servidora de la Teología).
En esta época se desarrolla el método escolástico, basado en el comentario riguroso,
ordenado y estrictamente lógico de los textos. Y cuyo esquema estaba integrado por: quaestio,
proposición problemática extraída del texto comentado; utrum, proposición de la tesis contraria a
la que se quería defender; videtur quod, razones a favor; sed contra, razones en contra (a favor de
la propia tesis), respondeo dicendum quod, respuesta a la contradicción y a las objeciones
iniciales.
El otro factor importantísimo del esplendor de esta época es el contacto con las
culturas árabe y judía, el cual se realizó sobre todo a través de tres caminos: la escuela de
Traductores de Toledo, las cruzadas y las cortes de los príncipes cristianos, especialmente el

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Reino de Sicilia, en las que vivían numerosos árabes y judíos, especialmente médicos. Y que
provocó, en parte, el apogeo de la Filosofía cristiana escolástica en el siglo XIII.
Desde el punto de vista artístico, el desarrollo de las ciudades supuso un impulso
importante para la arquitectura. Frente a la solidez y el simbolismo místico del románico de siglos
anteriores apareció el gótico, más realista y con edificios que adquirieron una gran
monumentalidad y, gracias a la bóveda de crucería, fueron más altos, más amplios y mejor
iluminados. Surgen así, numerosas catedrales, como la de Notre Dame de París, Chartres y la de
Reims en Francia, o la de León y Burgos en España, pero también edificios públicos como
ayuntamientos, lonjas, palacios y universidades. La escultura surgió vinculada a los edificios
religiosos como elemento decorativo. En la pintura gótica, eminentemente mural y religiosa,
destacan los italianos Cimabue y Giotto.
El final de la Baja Edad Media, constituido por el siglo XIV, se caracteriza por el
surgimiento de los Estados modernos, autónomos e independientes, sobre la base del sentimiento
de aprecio por la propia nación que había ido generando la vida del hombre en las ciudades, unido
a intereses económicos y de poder de ciertos grupos sociales, la incipiente clase comercial. Los
estados modernos surgirán de la lucha exterior que príncipes y reyes mantienen contra el papado
y el emperador y de la lucha interior que los reyes mantienen contra los estamentos: nobleza, clero
y representantes de las ciudades en cada territorio. Pero la lucha entre emperadores y pontífices,
que se había iniciado en el siglo XI con la querella de las investiduras, también resquebrajará su
respectivo poder. En algunos reinos, como España o Francia, el poder del monarca se reafirma,
alumbrando Estados absolutos, en otros, como Inglaterra, Hungría u Holanda, surgen estados
parlamentarios, en los que el poder es compartido por el monarca y el parlamento. En todo caso,
la aparición del Estado moderno fue posible gracias a la creación de un ejército mercenario
nacional, un sistema burocrático de recogida de impuestos, la unificación de las leyes feudales y
la integración de los mercados de las ciudades en una economía política nacional (mercantilismo).
En el siglo XIV la idea de cristiandad, tan apreciada en siglos anteriores, entró en crisis;
surgieron conflictos entre el poder civil y el poder religioso, y muchos príncipes cristianos y
emperadores se enfrentaron con el papa y defendieron con total rotundidad la autonomía del poder
temporal, e incluso, la primacía del poder civil sobre el espiritual.
No sólo el equilibrio entre la espada y la cruz se rompió en este siglo, sino también el
existente anteriormente entre razón y fe. Ensamblar filosofía y revelación como elementos de un
único sistema, como habían pretendido los pensadores del siglo XIII, se consideró una empresa
condenada al fracaso. En este sentido, el siglo XIV fue un siglo de crisis, porque criticó las
posiciones de los maestros del siglo XIII, juzgando que su intento era inviable.

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Esta ruptura del equilibrio se manifestó también en el arte gótico, que perdió la sobriedad
racional que le había caracterizado hasta ese momento y se dejó llevar por la exuberancia
ornamental.
Respecto al contexto filosófico, hasta el siglo XIII, la filosofía cristiana medieval,
dominada por la corriente derivada de Agustín de Hipona, el agustinismo platónico, había
olvidado la filosofía de Aristóteles, sin embargo, las teorías de este filósofo habían sido
conservadas por los árabes. Éstos habían entrado en contacto con la filosofía griega a través de
Alejandría y Siria, en siglos anteriores. De todos los pensadores árabes que comentaron e
interpretaron la filosofía de Aristóteles, destacan Avicena (siglos X-XI), quien construyó una
filosofía aristotélica platonizada, y Averroes (siglo XII), quien se mantuvo fiel al aristotelismo.
También destacaron en esta labor de comentaristas de la obra aristotélica pensadores judíos como
Avicebrón (siglo XI) y Maimónides (siglo XII). En el mismo siglo XII, el pensamiento árabe y
judío entra en contacto con el cristiano de Occidente. Se traducen al latín las obras de los
pensadores árabes, permitiendo la recuperación del aristotelismo por Occidente.
La influencia será tan destacada que surgirá en la Universidad de París, a principios del
siglo XIII, una corriente que opone dentro de la escolástica el pensamiento averroísta de
Aristóteles al platonismo agustiniano, se trata del llamado Averroísmo latino, representado por
Sigerio de Brabante fundamentalmente. Esta corriente mantiene que el mundo es eterno y movido
por Dios, a quien identifica con el motor inmóvil aristotélico; la negación de la inmortalidad del
alma personal; que Dios no conoce otra cosa que a sí mismo y la teoría de la doble verdad,
teológica (basada en la fe) y filosófica (basada en la razón), formas de conocimiento
independientes e incompatibles entre sí.
La “avalancha” aristotélico-árabe coincide con la constitución de la Universidad de París.
En los primeros estatutos de ésta, del año 1215, se prohíbe, contra el averroísmo latino, la
enseñanza de la obra de Aristóteles, considerada peligrosa para la fe, excepto los tratados de
lógica, que ya eran conocidos en Occidente desde tiempo atrás por las traducciones de Boecio
(siglo VI) y Porfirio (siglo III). Las doctrinas físicas de Aristóteles, cuya temática para una mente
medieval pertenece a la teología, chocaban con las doctrinas cristianas (las Sagradas Escrituras
no tratan de Lógica ni de Dialéctica, pero sí de la constitución del mundo). Poco después de la
primera prohibición, otra prohibición papal (Gregorio IX en el 1231) establecía también la
exclusión de la Metafísica y de la Física de Aristóteles, pero a la vez autorizaba que los teólogos
se ocupasen de ellas, para examinarlas y depurarlas. Estaba prohibido enseñar el error, pero no
combatirlo. La condena del averroísmo no hizo que el aristotelismo se detuviera, las doctrinas
aristotélicas se seguían difundiendo y se hacía preciso adaptarlas. Los aspectos averroístas del
mismo fueron eliminados y se llegó a una síntesis aristotélico-escolástica por parte de los teólogos
más ilustres de la Universidad, entre ellos Alberto Magno y Tomás de Aquino, quienes, dedicados

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a la tarea de interpretar la doctrina aristotélica, la asimilaron en buena parte. Finalmente, se llegó
en el año 1366 a que la autoridad pontificia impusiera en algunas facultades la obligación de
estudiar aquellos tratados de Aristóteles que unos años antes habían sido prohibidos.
En el siglo XIII, se da una respuesta hacia el averroísmo latino por parte de los
franciscanos, quienes se mantienen fieles al agustinismo platónico, es el caso de Guillermo de
Auvernia, Alejandro de Hales y San Buenaventura. Por otra parte, en la Escuela de Oxford, los
franciscanos Roberto Groseteste y Rogerio Bacon, aunque en el marco del platonismo, comienzan
a realizar investigaciones sobre la naturaleza, que en el Renacimiento serán modelo para los
científicos.
No obstante, la influencia del averroísmo latino sobre los domínicos Alberto Magno y
Tomás de Aquino fue decisiva en el “giro” que este autor dará a la Escolástica, al abandonar las
ideas platónicas en favor de las aristotélicas, gracias a la adaptación que el propio Aquinate hace
de la filosofía de Aristóteles como base filosófica del cristianismo. Pero también influyen sobre
Tomás de Aquino ideas propias de los intérpretes árabes de Aristóteles:
a) La distinción entre esencia y existencia, distinción que será clave en el pensamiento de
Santo Tomás y que no se encuentra en Aristóteles. (Servirá a la filosofía cristiana para subrayar
la diferencia entre el ser de Dios y el ser de las criaturas). Esta distinción aparece por primera vez
en Alfarabí (persa del siglo IX). Según Alfarabí, todo lo que existe es o posible o necesario. En
el ser necesario esencia y existencia coinciden; en el ser posible o contingente se distinguen. Lo
posible debe recibir la existencia de algo distinto de él.
b) El necesitarismo. La mayoría de estos filósofos árabes sostenía la tesis de que el mundo
existe necesariamente, no por sí mismo (pues su ser es meramente posible) sino por depender de
Dios, que lo crea necesariamente. Dios no es libre de crear o no crear: crea por necesidad de su
esencia y desde toda la eternidad (con lo que se excluye la creación en el tiempo).
c) La cuestión del entendimiento agente: Aristóteles había distinguido dos tipos de
entendimiento: posible y agente, dejando sin aclarar su naturaleza, en especial el asunto de la
inmortalidad del ama. Alkindi (siglo IX) sigue la interpretación aristotélica de Alejandro de
Afrodisia (siglo III) al identificar el entendimiento agente con Dios. En Averroes el entendimiento
agente es uno y común a todos los hombres (por lo que Averroes niega la inmortalidad del alma).
En el siglo XIV, las críticas internas a la Escolástica tomista por parte de los franciscanos
Duns Escoto y Guillermo de Ockham alumbrarán el paso a una nueva época, el Renacimiento,
dominada por una filosofía, que ya no estará rendida a la teología cristiana, sino que se muestra
como independiente de ésta. Históricamente, asistimos en el siglo XIV a la separación de política
y religión cristiana, filosóficamente, tiene lugar en el seno de la propia Escolástica, la aparición
de una nueva corriente, el criticismo. Los principales criticistas son Duns Escoto y Guillermo de
Ockham, ambos atacarán al tomismo hasta el punto de eliminar el predominio de la Escolástica

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en la Historia de la filosofía. Escoto, influido por el agustinismo y el aristotelismo, agudizará la
separación entre los ámbitos de la fe y de la razón, y propondrá la primacía de la voluntad libre
sobre el entendimiento. Ockham, radicalizará la crítica mediante el establecimiento de una
separación definitiva entre religión y filosofía, defenderá el nominalismo, éste mantiene que la
esencia es individual y no universal, así, los conceptos universales son meros nombres que
agrupan individuos, los únicos que existen en la realidad; proponiendo también el principio de
economía o “navaja de Ockham”, método consistente en no multiplicar innecesariamente los
conceptos del lenguaje filosófico mediante el que se explica la realidad, defecto que la Escolástica
había mostrado durante todo su desarrollo histórico.

PREGUNTA 2. Identifique y explique del contenido del texto.

NOTA ACLARATORIA: en esta pregunta no hay que poner todo lo que he incluido, sino
siempre la introducción (que aparece en negro aquí) y el comentario (que aparece aquí en
negro también) según el texto que entre en el examen (textos que aparecen en azul aquí).

TOMÁS DE AQUINO: Suma teológica I-II, cuestión 94, artículo 2 (Madrid: BAC, 1989, pp.
731-733).

El fragmento seleccionado para su comentario corresponde al artículo 2, de la cuestión


94, incluida en el primer tratado de la Summa Theologiae (Suma de Teología). Esta obra está
dividida en tres tratados o libros y un suplemento al tercero. Cada uno de los tratados se divide
en cuestiones y cada una de ellas en artículos. Las cuestiones (612 en total) son el hilo
argumentativo de los tratados. En cada una de ellas se supone la anterior y se va realizando el
análisis riguroso de las diferentes tesis implicadas en la cuestión.
Las obras de Tomás de Aquino son muy numerosas y suelen clasificarse en tres grupos:
- Comentarios a otros autores, eclesiásticos o filósofos, en especial a numerosas obras de
Aristóteles.
- Obras mayores, entre las que destacan las Sumas, obras de sistematización y síntesis.
Las dos grandes Sumas son la Summa contra Gentiles y la Summa Theologiae.
- Obras menores u opúsculos, en los que aborda minuciosamente cuestiones diversas.
La Summa Theologiae y la Summa contra Gentiles son las obras más importantes de
Tomás de Aquino. Las Summas eran compendios de escritos sobre algún asunto. Después se
aplicó el término a tratados más sistemáticos, escritos por un único autor. Este es el caso de la de
Aquino. A pesar de la gran extensión de la obra que aquí comentamos, es sencilla de seguir y
entender. Aquino expone en ella, sistemáticamente, la teología cristiana con gran rigor y
precisión. La teología cristiana se divide en teología natural, que es la ciencia que intenta llegar
al conocimiento de Dios solamente a partir de la razón, y la teología sobrenatural o revelada, que
se basa en la fe para tratar las verdades reveladas en la Biblia. La obra trata ambas, pero el pasaje
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que comentamos está relacionado con la Teología natural o filosófica. La Suma de teología
terminó por superar al libro de texto sobre teología que la Escolástica venía utilizando en las
universidades: Las sentencias de Pedro Lombardo, convirtiéndose en el manual de teología de
los estudiantes universitarios.
La cuestión 94 trata el problema ético del criterio de la moralidad: la ley natural. En
concreto, el pasaje seleccionado, el artículo segundo, de entre los seis que componen dicha
cuestión, se centra en aclarar cuáles son los preceptos de la ley natural. La estructura del artículo
2 es la siguiente: El título del artículo recoge la pregunta sobre si la ley natural comprende o
contiene muchos o un único precepto; 1) A continuación se recogen las objeciones o argumentos
contrarios a la tesis de Tomás de Aquino; 2) Acto seguido, expone su tesis mediante un único
argumento; 3) Desarrolla su tesis en el cuerpo del artículo, expresando su solución: aunque los
preceptos son varios, todos ellos se someten a un único primer precepto; 4) Finalmente, establece
las respuestas a los argumentos en contra de su tesis anteriormente expuestos, derivadas de su
solución. Todos los artículos de la Suma tienen de hecho la misma estructura: pregunta,
objeciones, argumento o tesis, solución y respuesta a las objeciones.
Así, las ideas expuestas en este texto son…

La ley natural, ¿comprende muchos preceptos o uno so lamente?


Objeciones por las que parece que la ley natural no comprende muchos preceptos, sino
solamente uno.
1. Como ya vimos, la ley pertenece al género del precepto. Luego si hubiera muchos
preceptos en la ley natural se seguiría que también serían muchas las leyes naturales.
2. La ley natural es algo consiguiente a la naturaleza humana. Mas la naturaleza humana,
aunque es una considerada como un todo, es múltiple en sus partes. Por eso, la ley natural,
o bien consta de un solo precepto por la unidad de la naturaleza humana como un todo,
o bien consta de muchos por la multiplicidad de la naturaleza humana en sus partes. Pero
en este caso también las inclinaciones de la parte concupiscible deberían pertenecer a la
ley natural.
3. La ley, como ya vimos es cosa de la razón. Pero la razón en el hombre es una sola.
Luego la ley natural sólo tiene un precepto.
En cambio, consta que los preceptos de la ley natural son en el orden práctico lo que son
los primeros principios en el orden de la demostración. Pero estos primeros principios son
muchos. Luego también son múltiples los preceptos de la ley natural.

Una vez establecida la cuestión en el título del artículo, Tomás de Aquino pasa a exponer las
tres objeciones usuales a su tesis de que la ley natural contiene muchos preceptos. Las
mencionadas objeciones eran realizadas por aquellos que mantenían que la ley natural
solamente podría contener un precepto, porque de lo contrario sería contradictoria en sí misma.
La primera objeción se basa en un argumento que toma como premisa la idea de que existen
una multiplicidad de preceptos, lo cual supone como conclusión una multiplicidad de leyes
naturales. En consecuencia, si afirmamos una única ley natural ésta debe poseer un único
precepto.
La segunda objeción se basa en la consideración de que la ley natural corresponde a la
naturaleza humana. Partiendo de ésta, podemos considerarla como única, sin partes, y, por
tanto, comprendiendo un único precepto. Pero, podemos considerarla como compuesta por
partes y múltiple, y, en consecuencia, compuesta por muchos preceptos, lo cual es absurdo,

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porque supondría establecer preceptos para todas y cada una de las tendencias y deseos de los
seres humanos, incluso los aprendidos y nocivos para la propia naturaleza humana. De donde
debemos concluir que contiene un único precepto.
La tercera objeción, se basa en la unicidad de la razón humana (como premisa) como fundamento
de la ley natural, para establecer o concluir la existencia de un precepto único.
A continuación, expone el argumento de su tesis: aunque la ley natural es una, los preceptos son
múltiples. Para ello establece una analogía entre el modo de proceder de la razón práctica,
orientada a la elección de los mejores motivos para la acción, y el de la razón especulativa o
teórica, orientada hacia el conocimiento de la verdad. No se trata de dos razones, sino de dos
funciones de la misma razón.
Así como la razón teórica, en el conocimiento, tiene como noción primera la del ente (el ser en
general) y lo relacionado con dicha noción, y de ella se derivan los primeros principios en el orden
de la demostración, como son el principio de no contradicción, de identidad, de exclusión y los
demás primeros principios del conocer, la razón práctica tiene como fin absolutamente primero
el bien. En la noción de bien, como fin genérico de la acción, se fundamenta el primer principio
evidente de la razón práctica: “El bien es lo que todos apetecen”, y en conexión con este primer
principio está el primer precepto de la acción: “El bien ha de hacerse y buscarse; el mal ha de
evitarse”. Pero de este primer precepto se derivan otros preceptos que orientan hacia la
consecución del bien a la razón humana.

Solución. Hay que decir: Como ya dijimos, los principios de la ley natural son en el orden
práctico lo que los primeros principios de la demostración en el orden especulativo, pues
unos y otros son evidentes por sí mismos.
Ahora bien, esta evidencia puede entenderse en dos sentidos: en absoluto y en relación a
nosotros. De manera absoluta es evidente por sí misma cualquier proposición cuyo
predicado pertenece a la esencia del sujeto; pero tal proposición puede no ser evidente
para alguno, porque ignora la definición de su sujeto.
Así, por ejemplo, la enunciación «el hombre es racional» es evidente por naturaleza,
porque el que dice hombre dice racional; sin embargo, no es evidente para quien
desconoce lo que es el hombre.
De aquí que, según expone Boecio en su obra De hebdomadibus, hay axiomas o
proposiciones que son evidentes por sí mismas para todos; y tales son aquellas cuyos
términos son de todos conocidos, como «el todo es mayor que la parte» o «dos cosas iguales
a una tercera son iguales entre sí». Y hay proposiciones que son evidentes por sí mismas
sólo para los sabios, que entienden la significación de sus términos. Por ejemplo, para el
que sabe que el ángel no es corpóreo y entiende lo que esto significa, resulta evidente que
el ángel no está circunscrito a un lugar; mas no así para el indocto, que desconoce el sentido
estricto de estos términos.

Después de exponer las objeciones a su tesis sobre el carácter de la ley natural y argumentar a
favor de la existencia de una única ley natural y multitud de preceptos, el Aquinate pasa a
desarrollar dicho argumento en el cuerpo o solución del artículo. Tomás de Aquino establece
una analogía entre el modo de proceder de la razón práctica, orientada a la elección de los mejores
motivos para la acción, y el de la razón especulativa o teórica, orientada hacia el conocimiento de
la verdad. No se trata de dos razones, sino de dos funciones de la misma razón. Podemos, pues,
hablar de dos órdenes, el de la razón especulativa, que está integrado por los principios lógicos o
del conocer, y el de la razón práctica, que está integrado por preceptos. Ambos tipos de principios
son evidentes por sí mismos.
Entre los principios o proposiciones evidentes por sí mismas, llamados axiomas, Tomás de
Aquino expone que pueden ser evidentes de un modo absoluto, es decir, en sí mismas, cuando su
predicado forma parte de la esencia del sujeto. Se trata de proposiciones analíticas, reducibles a
la identidad A=A. O pueden ser consideradas evidentes en relación con los seres humanos, como
él hace, y éstas, a su vez, pueden serlo de dos tipos: “evidentes por sí para todos”, que

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corresponderían a las anteriores, o “evidentes por sí para algunos”, los sabios, que conocen el
significado de los términos: sujeto y predicado.
Los principios especulativos y prácticos son evidentes para todos y, por tanto. axiomas.

Ahora bien, entre las cosas que son conocidas de todos hay un cierto orden. Porque lo
primero que alcanza nuestra aprehensión es el ente, cuya noción va incluida en todo lo que
el hombre aprehende. Por eso, el primer principio indemostrable es que «no se puede
afirmar y negar a la vez una misma cosa», principio que se funda en las nocio- nes de ente
y no-ente y sobre el cual se asientan todos los demás principios, según se dice en IV
Metaphysica de Aristóteles.
Mas así como el ente es la noción absolutamente primera del conocimiento, así el bien es
lo primero que se alcanza por la aprehensión de la razón práctica, ordenada a la operación;
porque todo agente obra por un fin, y el fin tiene razón de bien. De ahí que el primer
principio de la razón práctica es el que se funda sobre la noción de bien, y se formula así:
«el bien es lo que todos apetecen». En consecuencia, el primer precepto de la ley es éste:
«El bien ha de hacerse y buscarse; el mal ha de evitarse». Y sobre éste se fundan todos los
demás preceptos de la ley natural, de suerte que cuanto se ha de hacer o evitar caerá bajo
los preceptos de esta ley en la medida en que la razón práctica lo capte naturalmente
como bien humano.

De acuerdo con la analogía entre orden especulativo y orden práctico, Tomás de Aquino señala
al ente y al bien como primeros principios de cada uno de esos órdenes. La razón teórica, en el
orden del conocimiento, tiene como noción ontológica primera la del ente (el ser en general) y lo
relacionado con dicha noción, y de ella se deriva el primer principio lógico, que es el de no
contradicción (el ente no puede ser y no-ser bajo el mismo respecto o a la vez), de éste se derivarán
los múltiples primeros principios en el orden de la demostración, como son el principio de
identidad, de exclusión y los demás primeros principios del conocer. El principio de no
contradicción nos permite atribuir como verdadero todo aquello que pertenezca al ente y como
falso lo que no, sin este principio sería imposible establecer que es verdad o falso. La razón
práctica tiene como fin absolutamente primero el bien. En la noción de bien, como fin genérico
de la acción, se fundamenta el primer principio evidente de la razón práctica: “El bien es lo que
todos apetecen”, y en conexión con este primer principio está el primer precepto de la acción: “El
bien ha de hacerse y buscarse; el mal ha de evitarse”. La razón de la afirmación anterior es que
todo individuo que realiza una acción la hace con el propósito de conseguir algo que considera
bueno para él. Es el fin que todos apetecen. Este principio evidente en sí mismo es analógico, no
establece cuáles son los bienes para el hombre. Estos deben analizarse a través de las tendencias
naturales humanas hacia algún fin, y establecer los preceptos para alcanzarlos a partir de este
primer principio. Se trata pues de una ética teleológica, acorde con las ideas de Aristóteles, que
encuentra su fundamento en la naturaleza humana y sus tendencias naturales.
Cualquier otra norma de conducta que la razón práctica descubra en la naturaleza humana, como
una inclinación o una tendencia de la misma, estará fundamentada en ese primer precepto. Y sobre
éste se fundan todos los demás preceptos de la ley natural, que orientan hacia la consecución del
bien a la razón humana.
Ambos órdenes son deductivos, la verdad de los principios derivados se asienta en la evidencia
por sí de los primeros principios o axiomas: el principio de contradicción y la ley natural, la cual
se basa en su carácter analítico.

Por otra parte, como el bien tiene razón de fin, y el mal, de lo contrario, síguese que todo
aquello a lo que el hombre se siente naturalmente inclinado lo aprehende la razón como
bueno y, por ende, como algo que debe ser procurado, mientras que su contrario lo
aprehende como mal y como vitando. De aquí que el orden de los preceptos de la ley natural
sea correlativo al orden de las inclinaciones naturales.

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Y así encontramos, ante todo, en el hombre una inclinación que le es común con todas las
sustancias, consistente en que toda sustancia tiende por naturaleza a conservar su propio
ser. Y de acuerdo con esta inclinación pertenece a la ley natural todo aquello que ayuda a
la conservación de la vida humana e impide su destrucción.
En segundo lugar, encontramos en el hombre una inclinación hacia bienes más
determinados, según la naturaleza que tiene en común con los demás animales. Y a tenor
de esta inclinación se consideran de ley natural las cosas que la naturaleza ha enseñado a
todos los animales, tales como la conjunción de los sexos, la educación de los hijos y otras
cosas semejantes.
En tercer lugar, hay en el hombre una inclinación al bien correspondiente a la naturaleza
racional, que es la suya propia, como es, por ejemplo, la inclinación natural a buscar la
verdad acerca de Dios y a vivir en sociedad. Y, según esto, pertenece a la ley natural todo lo
que atañe a esta inclinación, como evitar la ignorancia, respetar a los conciudadanos y todo
lo demás relacionado con esto.

Aquino ya ha establecido anteriormente el primer principio del orden práctico por analogía con
el ente del orden especulativo: “El bien es lo que todos apetecen”, y el primer precepto de la
acción: “El bien ha de hacerse y buscarse; el mal ha de evitarse”. Se trata de una proposición
evidente por sí misma. Hay que hacer lo que se hace, hacia lo que se tiende y evitar lo que no se
hace o hacia lo que no se tiende. Comienza el texto concediendo al bien carácter de fin, por la
evidencia de la inclinación humana hacia el mismo. A continuación, pasará a analizar los tipos de
bienes (aquellos a los que tiende la naturaleza humana como fines) que corresponden a las
inclinaciones de la naturaleza humana para determinar los preceptos derivados, es decir, las
normas de conducta de acuerdo con las exigencias de su propia naturaleza. Estas normas o
preceptos derivados son las que constituyen la ley natural: mantenerse y conservar su propio ser
(en tanto que el humano es una sustancia); ejercitar y perfeccionar sus sentidos, procrear y cuidar
de los hijos (en tanto que animal); y conocer la verdad y vivir en sociedad (en tanto que ser
racional o humano). Dichos preceptos se deducen de las inclinaciones naturales del hombre como
sustancia natural, como naturaleza animal y como ser racional, respectivamente.
Todos los seres naturales obran o se mueven por un fin, que da sentido a toda su actividad y
existencia. Por tanto, dicho fin tiene para esos seres la razón de bien. El fin de los seres naturales
está en consonancia con su naturaleza, que esencialmente es su forma.
La forma específica del ser humano es el alma racional. Luego, el fin último de la actividad
humana, que da sentido a toda su existencia, constituyendo su bien supremo y felicidad, es la
actividad racional, la vida dedicada al conocimiento como actividad contemplativa. Como
cristiano, para Santo Tomás, el objeto de la actividad contemplativa del hombre y, por tanto, de
su felicidad, no puede ser otro que Dios, es decir, que la contemplación de la esencia divina.

El alma del hombre no tiene sólo la facultad de conocer, sino también la de querer. La
voluntad es un apetito racional que sigue al entendimiento. Éste conoce lo universal, y la voluntad,
por tanto, quiere el bien universal o absoluto que llamamos felicidad suprema. Pero ese bien ha
de buscarlo y realizarlo en lo particular y contingente, donde nada constituye un bien absoluto o
definitivo. Por ello, lo específico de esta facultad es dirigirse y determinarse por el bien, no de
una manera necesaria, sino libre. Aunque a la voluntad se le presenten muchos motivos para
determinarse por un bien concreto, la última razón o motivo nace de ella misma, de su propia
decisión fundada en una razón suficiente, pero no necesaria. Persigue la felicidad en el orden
natural pero su fin último es la felicidad o bien supremo, la contemplación de Dios en la vida
futura.

Respuesta a las objeciones: 1. A la primera hay que decir: Todos estos preceptos de la ley
natural constituyen una ley natural única en cuanto se reducen a un único primer precepto.
2. A la segunda hay que decir: Todas las inclinaciones de cualquiera de las partes de la
naturaleza humana, como la concupiscible y la irascible, en la medida en que se someten al

11
orden de la razón, pertenecen a la ley natural y se reducen a un único primer precepto,
como acabamos de decir. Y así, los preceptos de la ley natural, considerados en sí mismos,
son muchos, pero todos ellos coinciden en la misma raíz.
3. A la tercera hay que decir: Aunque es una en sí misma, la razón ha de poner orden en
todos los asuntos que atañen al hombre. Y en este sentido caen bajo la ley de la razón
todas las cosas que son susceptibles de una ordenación racional.

Después de exponer Tomás de Aquino que la ley natural está compuesta por un único primer
precepto del que se derivan otros preceptos y fundamentar dicha tesis, está en disposición de
contraargumentar las objeciones presentadas al principio del artículo contra su tesis.
A la primera objeción, que apuntaba a la idea de que una multiplicidad de preceptos supone una
multiplicidad de leyes naturales, responde que la multiplicidad de normas no rompe la unidad de
la ley natural, porque todas son aplicaciones de un primer principio, que simplemente lo
desarrollan.
A la segunda objeción, que mantenía la contradicción entre la unidad de la naturaleza humana y
su multiplicidad de tendencias, responde que todas las tendencias humanas, incluso las irascibles
y concupiscibles, mientras que se mantienen bajo el control de la razón cumplen con la ley natural.
Aunque estas tendencias no son inclinaciones naturales sino apetitos aprendidos (deseos) y, en
este sentido, pueden ser nocivas para la propia naturaleza. De ahí la necesidad de control por parte
de la razón. En concreto, los apetitos, genéricamente llamados elícitos, pueden ser concupiscibles,
inclinación hacia un objeto sensible, tras conocerlo, porque lo considera su bien, o a rechazarlo
porque lo considera su mal; los apetitos irascibles, inclinaciones hacia objetos sensibles
conocidos, que se consideran buenos o malos, pero ante los cuales es difícil conseguirlos o
rechazarlos.
Y a la tercera objeción, que se basaba en la unicidad de la razón como fundamento de una ley
única, responde Tomás de Aquino que, aunque la razón es una, son diversos los asuntos a los que
ésta debe atender, y en todos establece su ordenación racional.

PREGUNTA 3. Justifique las ideas texto en relación con la posición filosófica del autor.
Las teorías implicadas en el pasaje de la Summa Theologiae de Tomás de Aquino que
analizamos son su ética y su teoría política.
La ética tomista reproduce en sus líneas fundamentales la ética aristotélica, añadiendo a
ésta lo característico de la visión teológica del cristianismo. Así, la moral de Tomás es, como la
aristotélica, teleológica y eudemonista: todos los seres buscan un fin, que es su bien, y tal fin es
en el hombre la felicidad. Ahora bien, la felicidad perfecta se da según Tomás en la otra vida, en
la contemplación beatífica (la contemplación filosófica o científica era la cumbre para
Aristóteles), es decir, en la directa visión de Dios.
El medio de alcanzar la felicidad es la virtud, el buen hábito que perfecciona la naturaleza
(como en Aristóteles). La virtud consiste en seguir la ley natural (lo que corresponde a cada
criatura por su lugar en el orden de los seres), que es una participación en la ley divina. El orden
natural mismo, en tanto que participación en la ley divina, ha sido establecido por Dios. Para
nosotros, la perfección, la virtud y la excelencia humanas radican en tratar de ser semejantes a
Dios mediante las obras, sin dejar de estar dotados de inclinaciones y deseos. Disponemos de la
potencia de hacer el bien, pero necesitamos transformar en actos esa potencia que Dios nos ha
dado. El hombre posee una facultad moral: la sinderesis (conciencia moral), con la que capta los

12
preceptos de la naturaleza, una facultad comparable al entendimiento que capta los primeros
principios de la ciencia o conocimiento. La ley moral natural no es relativa, sino la misma para
todos los hombres (es universal). Sus preceptos no pueden modificarse y ningún hombre con uso
de razón puede alegar ignorancia sobre sus contenidos, ya que los preceptos de la ley natural son
evidentes por sí mismos. El primer precepto de la ley natural – equivalente al principio de no
contradicción de la razón especulativa – se basa en la noción de Bien como aquello que todos los
seres apetecen: “Ha de hacerse el bien y evitarse el mal”. Las propias tendencias naturales
concretan este bien: “Todo aquello a lo que el hombre se encuentra naturalmente inclinado, la
razón lo considera naturalmente bueno”. El orden de los preceptos de la ley natural sigue el orden
de las inclinaciones naturales: primero, en tanto el hombre es sustancia busca conservar el propio
ser; segundo, en tanto es animal, busca la descendencia; y en tanto el hombre es ser racional busca
vivir en sociedad y conocer la verdad. Además de la ley divina y de la ley natural, existe la ley
positiva, que es la ley que promulgan los Estados. La ley positiva debe inspirarse en la ley natural,
y si va contra ésta, la ley positiva es inmoral. Una ley positiva injusta no es ley, no obliga, y el
hombre debe obedecer la ley natural frente a una ley positiva que la viole. Cuando la ley positiva
va contra la ley natural, aquélla ha perdido su legitimidad. No contribuye a realizar el bien en la
tierra, que es bien común de toda la humanidad. Al plantearse el problema del origen del poder
político, Tomás responde que éste deriva para los gobernantes de Dios, pero no de modo
inmediato, sino más bien a través del consenso popular. Muestra su simpatía por la monarquía
justa, análoga a la soberanía divina. En todo caso, el Estado no debe solo cumplir con la función
coercitiva de reprimir el mal, debe permitir y garantizar el bien. Debe promover la vida buena con
la función moral de facilitar la consecución de la felicidad por parte de los ciudadanos, a través
de su realización y perfeccionamiento, en la medida en que su propio fin es el bien común. Y a
esta tarea debe servir la ley positiva.
Tomás de Aquino establece los principios del comportamiento moral, como hemos visto,
en la Suma de Teología. Pero, en esta obra se intenta aclarar la relación entre razón y fe como
fuentes de conocimiento. Dicha relación era uno de los grandes problemas de la filosofía
medieval. La filosofía cristiana, en la medida en que es filosofía, había de edificarse con la razón,
con el concepto y las argumentaciones racionales, y en la medida en que es cristiana tenía que
contar con las verdades reveladas que se apoyan en la fe. Se comprende que compaginar y
articular fe y razón fuera un problema preliminar para toda filosofía cristiana.
1º Tomás distingue entre razón y fe: la razón natural carece de iluminación divina y sólo
puede conocer “de abajo arriba”, a partir de la experiencia sensible; mientras que la fe conoce de
“arriba abajo”, por la revelación divina. Razón y fe son autónomas: el objeto propio de la razón
no son las realidades inmateriales, como es el caso en San Agustín, sino el ser de las realidades
sensibles.

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2º Tomás niega que haya dos verdades, como los averroístas defendían; hay una sola
verdad. No es posible que si la fe dice A la razón diga NO A; y este caso no es posible porque los
primeros principios sobre los que descansa la actividad de la razón natural están contenidos en la
sabiduría de Dios (y forman parte congruente de la creación), el cual los infunde en la mente
humana (infundidos, pero no por iluminación como en San Agustín). Según Tomás, la razón
puede y debe moverse con toda libertad, sin temor a encontrar, siempre que proceda rectamente,
nada contrario a la fe.
3º Hay verdades teológicas que sobrepasan a la razón natural. Son los artículos de la fe o
misterios (como el misterio de la trinidad). Hay otras verdades teológicas que pueden ser
alcanzadas por la razón natural, como la existencia y la unidad de Dios, que el mundo es creado,
que el alma es inmortal; verdades que algunos filósofos han descubierto con su razón natural.
Ahora bien, Dios ha revelado algunas de las verdades que puede alcanzar la razón natural (son
los preámbulos de la fe), para facilitar su conocimiento a los hombres (de hecho, por la sola razón
natural llegan a descubrirlas pocos hombres y con mezcla de dudas y errores). Por una urgencia
moral, Dios revela los preámbulos de la fe.
De este modo, la teología natural racional es capaz de conocer a Dios, aportando
pruebas de su existencia. Respecto a las pruebas racionales de la existencia de Dios hay que
distinguir entre pruebas a priori y a posteriori. Las pruebas llamadas “a priori” son aquellas que
parten del concepto mismo de Dios, es decir, de la idea que la propia razón tiene de tal ser. Se
llaman “a priori” porque son “anteriores” a cualquier dato de experiencia. La prueba ontológica
de San Anselmo, basada en el ser más perfecto que pueda pensarse, el cual debe existir, es el
modelo de prueba a priori. Tomás de Aquino rechaza las pruebas a priori y el argumento
ontológico, por ello va a utilizar pruebas “a posteriori”.
Antes de desarrollar las pruebas, Tomás justifica la necesidad de la demostración en el
hecho de que la idea de Dios no la posee el entendimiento (no es innata). Aunque es evidente en
sí mismo -dice Tomás- que Dios existe, no es evidente para nosotros, y la idea de que Dios no
existe no es impensable o inconcebible. Tomás distingue entre lo que es “per se notum secundum
se” (lo más conocido por sí mismo) y lo que es “per se notum quoad nos” (lo más conocido para
nosotros), de acuerdo con las proposiciones evidentes en sí mismas o axiomas y las evidentes para
algunos. La proposición “Dios existe” es una proposición evidente de suyo, puesto que la esencia
de Dios es su existencia (el predicado está incluido en el sujeto). Ahora bien, el hombre no tiene
un conocimiento a priori de la naturaleza de Dios, y sólo puede tener conocimiento de la esencia
de Dios tras haber llegado a conocer su existencia. Por esta razón es necesario demostrar la
existencia de Dios y la prueba deberá partir de lo que es primero para nosotros, es decir, de la
experiencia sensible.

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Así, las cinco vías o pruebas de la existencia de Dios de Tomás van a partir de la
consideración de ciertos hechos del mundo sensible (efectos), elevándose hasta el principio de
causalidad, sentando la imposibilidad de un proceso infinito en la serie de las causas, y el término
final de la vía, que es siempre la existencia de la causa primera bajo la forma de un atributo que
niega en ella la formalidad del punto de partida y que responde a la definición nominal de Dios.
Estas son las cinco pruebas o vías:
1) Puesto que todo lo que se mueve se mueve por algo, es preciso pensar en un primer
motor que no depende de otro y que ha de ser, siguiendo a Aristóteles, acto puro, en
el sentido de que se mueve sin ser movido.
2) Dado que todo lo que existe lo hace por alguna causa, tiene que existir una causa
primera, no causada, por la que todo ha llegado a existir y que es causa de todo.
3) En la naturaleza observamos un orden y una jerarquía en el grado de perfección, de
manera que siguiendo esa cadena llegamos a un ser infinitamente perfecto, que es
principio y origen de toda y cualquier perfección.
4) También pensamos que todo lo que existe podría no existir; es decir, es contingente.
Esto nos lleva a pensar en un ser que no sea contingente, sino absolutamente necesario
y causa originaria de lo contingente.
5) Si todos los seres de la naturaleza, por insignificantes que sean, actúan guiados por
una finalidad, es lógico pensar en una inteligencia ordenadora que ha impuesto el
orden y el fin a la totalidad de los seres, especialmente a los racionales.
En definitiva, Dios es la causa primera y fin último de toda existencia y la inteligencia
que ha establecido el orden natural del mundo de acuerdo con la ley eterna. Todas las cosas
creadas tienen una semejanza con su creador, son un vestigio de su causa, aunque existe una
diferencia radical entre el creador y los seres creados: éstos son contingentes, son seres
compuestos de esencia y existencia. La esencia es potencia o capacidad para ser (existir), mientras
que la existencia es acto, actualiza la capacidad de ser o existir de la esencia. En Dios, por el
contrario, no hay composición alguna, y por ello no hay distinción entre esencia y existencia.
En los seres creados el acto de ser se despliega en distintos niveles de perfección según
sean perfectas las esencias que en cada caso actualiza dicho acto de ser. En Dios, sin embargo,
el acto de ser no tiene limitación, porque no tiene potencia (esencia); dicho de otro modo, en
Dios su esencia es su ser, su esencia se identifica con su existencia. Dios es el ser subsistente, el
ser que es por sí mismo.
De todos los seres creados hay uno que, además de tener cierta semejanza con su causa
creadora, es también imagen de su creador: el ser humano. El hombre, que es una unidad
sustancial compuesta de materia y forma, cuerpo y alma, tiene una semejanza específica con Dios,
porque su alma es de naturaleza racional y libre. El entendimiento del hombre tiene como objeto

15
primario las realidades materiales sensibles. El conocimiento de los conceptos e ideas lo adquiere
la razón humana a través de un proceso de abstracción a partir de las realidades sensibles. De este
modo, los seres humanos podemos descubrir dicho orden natural, gracias a nuestra razón, pero el
cumplimiento de sus leyes depende de nuestra voluntad libre. A diferencia de los animales que
son dirigidos y gobernados por sus instintos; es decir, siguen los planes (providencia) de la
sabiduría divina de una forma inconsciente e involuntaria, nuestro entendimiento, elabora
conceptos, juzga y razona, descubriendo los primeros principios lógicos y prácticos, de los que
deriva otros principios de conocimiento y preceptos morales, y nuestra voluntad quiere lo que el
entendimiento le muestra como bueno.

PREGUNTA 4. Relacione el tema o el autor del texto con una posición filosófica de un
período histórico diferente al del autor del texto elegido

Las filosofías de Tomás de Aquino y de Marx son diametralmente opuestas.


a) Desde un punto de vista ontológico, Marx niega la existencia de Dios, a cuya
demostración se dedica Tomás de Aquino para convertirla en el fundamento de toda su
filosofía. Dicha demostración mediante las cinco vías tomistas asienta la idea de que Dios es
la causa primera y el fin último del mundo. Para Marx el mundo es causa sui, es decir, es
causa de sí mismo, reducido a materia y sometido a un proceso de evolución dialéctica, que
genera lo cualitativo a partir de la cuantitativo como una posibilidad intrínseca de la propia
materia. Lo cual contrasta con el orden natural dado al mundo por Dios desde un principio,
en el que podemos distinguir una jerarquía de sustancias materiales y espirituales. Dios, para
Marx como para Feuerbach, no es más que la proyección y enajenación de las cualidades
humanas llevadas al límite y colocadas en un absoluto ficticio, que ambos identificaban con
el Ser Absoluto de Hegel. Al teísmo de Tomás de Aquino, Marx opone el ateísmo del hombre
contemporáneo para el que Dios constituye una idea superflua.
b) Desde la antropología, existen diferencias evidentes también. Mientras que para
Tomás de Aquino, el ser humano es una criatura de Dios, compuesta de alma y cuerpo, que
aspira a la felicidad eterna, consistente en la contemplación de Dios en la otra vida, fin que
se alcanza mediante un comportamiento virtuoso. El carácter contemplativo del hombre en
Tomás de Aquino es claramente opuesto al de praxis o ser humano volcado hacia la acción
que propone Marx. Para Marx, el hombre de carne y hueso, sin alma alguna, aspira a la
emancipación de su estado alienado respecto a la naturaleza. Enajenación creada por las
relaciones de producción económicas que la filosofía marxista desenmascara con la finalidad
de restituir las relaciones originarias del ser humano con la naturaleza y los otros hombres.
Así, la trascendencia supuesta por Tomás de Aquino en el ser humano que vincula a este con
Dios en función de su semejanza operaría como alienación religiosa, la cual es, a su vez, una

16
consecuencia de la alienación económica. Frente a la concepción tomista de la naturaleza
humana sometida a la ley natural creada por Dios, Marx mantiene que la naturaleza humana
es social en su misma raíz, ya que la transformación de la naturaleza mediante el trabajo que
satisface las necesidades humanas y es la fuente de su realización existencial implica las
relaciones de producción económicas y, por tanto, la vinculación de cada ser humano con los
demás. Dicha naturaleza es también histórica, para Marx, puesto que se realiza a través del
tiempo, más allá de la permanencia del orden natural tomista.
c) Desde un punto de vista ético y político. Marx defiende una concepción caracterizada por
una jerarquía de valores que tienen en su cumbre la igualdad de todos los seres humanos, el
comunitarismo de la solidaridad entre los seres humanos y la revolución política como
instrumento de superación de la alienación creada por el orden social capitalista. Por el
contrario, Tomás de Aquino era partidario de una ética espiritualista y religiosa, supeditada
a Dios, la cual veía en la monarquía universal el ejemplo a nivel político del reino divino,
que deviene, a pesar de la consideración de todos los humanos como hijos de Dios, en una
sociedad clasista de creyentes y no creyentes, poder político e Iglesia, pueblo y gobierno.
Esta ética es para Marx una ideología religiosa, todavía presente en su época, que propugna
para aquellos que viven en la miseria social en esta vida la existencia de otra vida en la que
serán felices, como esperanza falsa, alentándoles a la resignación. “La religión es el opio del
pueblo” decía Marx. Es la expresión de la resignación de los oprimidos, de la miseria del
pueblo; un adorno de flores para las cadenas que le esclavizan. El cristianismo es, como el
capitalismo, una ideología burguesa que sirven para justificar el status la clase dominante
frente a la clase obrera, es decir, su situación de dominación social. Las ideologías solamente
desaparecerán cuando se supere la sociedad de clases y se establezca una sin clases, y ello
requiere de la eliminación de la división del trabajo. Concretamente, decía Marx que la
ideología religiosa irá despareciendo paulatinamente en el transcurso histórico presidido por
la lucha de clases: los burgueses disponiendo de otras ideologías secularizadas más eficaces
para la justificación de su status, no las utilizarán; los proletarios, al ir desapareciendo su
ignorancia, prescindirán también de sus creencias religiosas.

PREGUNTA 5. Complete la/s frase/s que recoge/n propuestas básicas de un autor central
de la historia de la filosofía diferente del autor del texto elegido para su comentario
NOTA ACLARATORIA: en esta pregunta aparecerán cuatro completas: uno de Platón, otro de
Tomás de Aquino (que no se puede completar por haber elegido el texto de Tomás de Aquino),
otro de Descartes y otro de Kant. Hay que elegir solamente uno, excepto el de Tomás de
Aquino.

Para completarlo se puede practicar con los ejercicios siguientes, pero lo mejor es conocer a
fondo la filosofía de los autores, al menos de uno, para hacer su completa.

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EJERCICIOS PARA PRACTICAR EL COMPLETA (soluciones al final)

Platón

1. En la República de Platón, el ideal es una sociedad en la que el gobierno de la polis


es encomendado a los …………….……………… En la teoría de la justicia expuesta en
esta obra, los gobernantes encarnan la virtud de la ………………………… y los militares
la virtud del …………………………. En todas las demás y especialmente en la clase
productiva, reside la virtud de la …………………………

2. Para Platón, los verdaderos objetos del conocimiento científico son las
………………………. y se conocen por medio de la ………………………… Por el contrario, los
objetos de la opinión pertenecen al mundo …………………………. y se conocen por
medio de los …………………………

3. En la alegoría de la caverna, el sol del mundo exterior representa a la idea del


…………………………. en el mundo …………………………., mientras que el fuego del mundo
subterráneo es un símbolo del papel que tiene el sol en el
mundo…………..........……….. Según dice Platón, esta alegoría en general es un
símbolo de la ………………………… y de la falta de ella.

4. La dialéctica deriva de la ………………. socrática. El proceso de ……………… y diálogo


que Sócrates utilizaba para …………………… la mente de los hombres, se presenta en
Platón como método que se consuma en el conocimiento superior, la ………………

5. En el estado ideal platónico, las necesidades de la colectividad han de imperar sobre


los …………….. particulares. Los ………………. deben ser los que estén mejor preparados,
los más capaces; esta ………………… no tiene como fundamento la riqueza, ni la herencia;
sino la ……………………….

6. En el mito de la ………………., Platón expone la situación que, en relación a la educación,


se encuentran los seres humanos. Según dicho mito el autor plantea como ciencia
suprema la …………………………………. que tiene por objeto de estudio a las
………………………………… que habitan en el “mundo” …………………………

7. Para Platón, el ser humano puede conocer las ideas mediante el ………………. Y los
objetos materiales mediante ………………. El mundo de las cosas sensibles es una mera
……………….. del de las ideas, que es el lugar natural del ……………….

8. Platón consideraba que todos los regímenes ……………… de su época estaban mal
fundamentados. Y era necesario encontrar los verdaderos ………………. del
conocimiento, para establecer el ……………….. de su ciudad ideal. Solamente así reinará
en ella la ………………….

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9. En la República, Platón establece la existencia de dos tipos de entidades con
características opuestas: las que pertenecen al mundo………….., que son imperfectas y
…………….; y las que residen en el mundo de las ……………, las cuales son …………..e
inmutables.
10. De acuerdo con la teoría platónica, el objeto del verdadero conocimiento son
las…………………, que no pueden aprehenderse por medio de los…….……., sino
únicamente con …….………, ya que las cosas del mundo ……..…… están sujetas a un
devenir continuo.
11. En la República, el ideal es una sociedad en la que el gobierno de la polis sea ostentado
por los ………………..…….En la teoría de la justicia expuesta en esta obra, los gobernantes
encarnan la virtud de la ……..…….………., y los militares la virtud del…….……. ….. En todas
las demás clases y, especialmente en la clase productiva, reside la virtud de la
……….………….
12. En la alegoría de la caverna, el fuego es un símbolo del papel que corresponde en la
realidad al….……..……., mientras que el Sol a su vez es un símbolo del…..…….…… El
mundo exterior en esta comparación hace referencia al mundo…………...……., mientras
que las sombras son una representación de las imágenes que vemos en el
mundo……………….
13. En la teoría política de la República, podrían ser gobernantes tanto los hombres
como……..…..……., pero ambos deberían conocer la idea del ………….…..…, que se alcanza
por medio de la………….……. y no podrían poseer familia ni propiedad ………………......
14. El alma, según la teoría platónica expuesta en la República, tiene tres partes; la
concupiscible, cuya virtud es la………., la parte ……….., cuya virtud es el valor, y,
finalmente, la parte ………., que tiene como virtud principal la……….. .
15. En la ciudad ideal propuesta por Platón en la República, las mujeres recibirían la
misma.………… que los hombres, y, por tanto, podrían compartir con ellos
el………………del estado. La virtud fundamental del filósofo gobernante es la.…………, que
está basada en el conocimiento del …………..
16. Platón, en la República, distingue tres partes en el alma, la …………………, cuya virtud
más propia es la sabiduría, la colérica o irascible, cuya virtud es …………………, y la
concupiscible, cuya virtud es la ……………… Cuando el alma tiene estas tres virtudes,
alcanza la virtud de …………….
17. Platón distingue dos géneros de realidad: por un lado, las cosas sujetas al devenir
constituyen el mundo ……………, y, por otro lado, las ……………, que pertenecen al mundo
inteligible. En la alegoría de la ……………, el Bien está representado por …………….
18. Según Platón, el ser humano es un compuesto de dos elementos: ………………………… y
…………………………. El primero es …………………… y conoce las ideas; el segundo es
……………… y conoce por medio de los sentidos.
19. En la alegoría de la …………………… Platón expone la situación en la que se encuentran
los seres humanos en relación con la educación. El autor plantea como ciencia suprema
la ……………………, que tiene por objeto de estudio la idea del ………………… que preside el
mundo ……………………
20. Según Platón, hay una Idea Suprema que es la ldea del ……………………… Todas las Ideas
pertenecen al mundo ………………………, se conocen mediante la ………………………… y
sirvieron de modelo para la ordenación del mundo …………………………

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SOLUCIONES:

1. Sabios (filósofos)/ sabiduría (prudencia)/ coraje (valor)/ templanza (moderación)


2. Ideas (formas)/ razón (intelección)/ sensible (visible)/ sentidos
3. Bien/ Inteligible (de las ideas)/ Sensible (visible)/ educación
4. Mayeútica/ Inducir (inducción)/ alumbrar (iluminar)/ noesis (inteligencia pura)
5. Intereses/ Gobernantes/ Sociedad (ciudad ideal)/ Justicia
6. Caverna/ Dialéctica/ Ideas/ de las ideas (inteligible)
7. Alma/ los sentidos/ copia/ alma
8. Políticos/ principios (fundamentos)/ gobierno/ la justicia (la armonía)
9. Sensible/ mutables/ ideas o formas/ perfectas.
10. ideas (o formas), sentidos, la razón (o el entendimiento), sensible.
11. filósofos, sabiduría, valor, templanza o moderación.
12. sol, Bien (o idea del bien), inteligible, sensible.
13. las mujeres, Bien, dialéctica, privada.
14. templanza (o moderación), irascible (o colérica), racional (o calculadora), sabiduría.
15. educación, gobierno, sabiduría, bien.
16. racional (o calculadora), el valor (o la valentía), moderación (o templanza), justicia.
17. sensible, ideas (o formas), caverna, el Sol.
18. alma, cuerpo, inmortal, mortal
19. caverna, dialéctica, bien, inteligible.
20. bien, inteligible, razón, sensible.
Descartes

1) Descartes busca el ……………… conocimiento a través de la …………….. metódica, hasta


encontrar una verdad ……………., que fundamente el árbol del …………….

2) Descartes había estudiado la ……………….. de entre las partes de la ………………; de las


……………… el análisis de los ……………. y el ………………. Tres artes o ciencias que debían
contribuir en algo a su propósito.

3) Descartes es consciente de la ruptura que su proyecto iba a provocar respecto de la


tradicional filosofía ……………….. , aún dominante en su ……………… época. Por eso, se
cuida mucho de señalar que su ………………. implica al campo del ……………, pero no al
social y político.

4) Para Descartes la facultad de juzgar lo verdadero respecto de lo ………………., es la


…………………La cual es ………………. Y por esto está presente en todos los seres ………………
y en todos los saberes.

5) Descartes define …………….. como un “conjunto de reglas ciertas y ………………. cuya


rigurosa observancia impide que jamás se suponga verdadero lo ……………… y hacen que
la ………………., sin gasto inútil de esfuerzos, sino aumentando siempre la ciencia llegue
al verdadero conocimiento de todo lo que sea capaz.”

6) Para Descartes, solo lo que es ………….., es decir, lo que aparece a nuestra inteligencia
como …………… y …………………. puede ser considerado como ……………..
20
7) La tercera regla del ………………. cartesiano, denominada de síntesis o ……………….
Consiste en formar cadenas de ………………, pasando de los simple a lo ………….

8) Descartes considera que su método debe extenderse a todas las ………………., ya que es
el que mejor se adapta a la …………….., y permite distinguir lo …………….. de lo falso para
conducirse correctamente en la ……………..

9) Para Descartes la duda metódica consiste en someter a ………………. todos nuestros


conocimientos, es decir, rechazar como absolutamente …………….. todo aquello en que
pudiera imaginar la menor ……………….., para alcanzar una idea cuya verdad sea
…………………...

10) Descartes, mediante la duda ………………., pone en cuestión los conocimientos


adquiridos por los ………………, de los objetos del ……………….. exterior y de las
demostraciones ………………..

11) En Descartes, la prueba ………….. de la existencia de Dios se basa en que un ser …………….
no puede ser la causa de la idea de …………. que reconoce en …………..

12) Para Descartes, si Dios es la causa de mi existencia, y me ha hecho como soy, con la
capacidad de ………………….de tal modo que lo que concibo clara y distintamente lo juzgo
como …………………., tiene que serlo necesariamente, de lo contrario me estaría
engañando. Pero Dios es ……………… y, por lo tanto, no me puede estar engañando, ya
que el ………………… es una imperfección.

13) Para Descartes el …………………….. radica no en el ……………………. sino en el uso incorrecto


de la libertad que nuestra ……………………. posee, es decir, consiste en el hecho de que
la voluntad se excede en los ………………… respecto a lo que el entendimiento le permite.

14) Para Descartes, una vez probada la existencia de …………….., los objetos del ……………..
exterior deben existir, porque de lo contrario Dios me estaría ………………, lo cual es
imposible desde su absoluta ………………..

15) La duda …………………………. es una estrategia con la que Descartes pretende combatir el
………………………… Su objetivo es alcanzar una idea ……………………….... y .………………………

16) Para Descartes existen dos …….. básicas que la razón realiza: la ………, consistente en la
…….. de una idea de la que no cabe dudar por presentársenos ésta de un modo claro y
distinto. Lo cual constituirá el criterio de …….. de cualquier idea; y la deducción,
consistente en derivar las consecuencias necesarias de las ideas innatas.

17) La duda cartesiana no es una duda ………..,ya que no se aplica a los preceptos morales
o religioso. Sin embargo, es una duda ………, porque abarca a todo el saber humano. No
es una duda escéptica, sino constructiva y voluntaria, e ………, porque se plantea de un
modo extremo, incluso ante la ……… de que algo es verdadero.
18) Para Descartes, si encontramos una idea que por su ……… y …….. imposibilite que se
pueda ..,,,,,,,, de ella, estaremos ante un criterio de ………. adecuado.
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19) Descartes defiende un ……… antropológico radical, porque considera que el hombre
está compuesto por dos ……. distintas, el cuerpo y el alma, de manera que aun
sosteniendo el ……. científico de la época, quedará a salvo la …… del alma humana.
20) Para Descartes, toda sustancia está compuesta por un ……… y un conjunto de ………
Además, Descartes defiende una dualismo …….., que identifica a …….. con la res infinita.

21) Según Descartes la ………………………. es la única facultad que puede conducir al hombre
al conocimiento de la verdad. Para ello es preciso que se siga un …………………………. que
consta de cuatro ………………………….. La primera de ellas es la ………………………….

22) Aquello que no necesita de otra cosa para existir, Descartes lo denomina
…………………………. Distingue entre una res ………………………… y una res ………………………...
Pero lo infinito solo puede atribuirse a ………………………

23) Descartes defiende un ………………………..antropológico radical entre ………………………… y


………..………………… porque compartía el determinismo científico de la época, pero
quería salvaguardar la ………………………… humana.

24) El objetivo de la duda cartesiana es encontrar una……………. de la que sea imposible


dudar por pequeña y extravagante que sea la duda. Por eso, fundamenta los motivos
de la duda no solo en las falacias de los……………. y en la confusión del…………con la vigilia
sino en la existencia de un genio……….....

25) En la metafísica cartesiana se establece la existencia de tres…………………….. porque


Descartes considera que en el hombre se dan la res………………. y la res ……………………,
además de la que corresponde a Dios, que es la única en cuya idea está comprendida
la ……………………

26) Para Descartes las ideas claras y distintas no se derivan de los…………………………., ni de


la ……………………., sino que son……………………….y proceden en última instancia de un ser
infinito y perfecto que garantiza la ................. de tales ideas.

27) La duda cartesiana tiene como objetivo la búsqueda de la verdad, por lo que no puede
considerarse ……………………, sino meramente metódica. Sin embargo, tiene un carácter
teorético y no……………...……., porque no afecta a las costumbres de la vida. La regla de
la evidencia, que se obtiene de la superación de la duda, se basa en ideas………………….
y…….…………….

28) Cuando habla de la res……..………, Descartes distingue entre las


cualidades……………………. y las cualidades …………………… Según Descartes, Dios solo
garantiza la existencia de las primeras, a saber, la extensión y el ………………………..

29) Descartes distingue entre tres tipos de ideas, las ideas innatas, las ………………… y las
………………. Las ideas innatas son ……………. y ……………...

30) La metafísica cartesiana distinguió tres …………………, la divina, que es ………………, la


corpórea, caracterizada por la …………, y la …………. , que es inmaterial.

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31) La duda cartesiana era una duda metódica, pero no……………. Los motivos en los que
Descartes fundaba la duda eran las falacias de los ……………, la confusión del sueño con
la ……………y la existencia de un …………….

32) Las reglas del …………………………. cartesiano son cuatro: la primera es la


……………….……….., la segunda es el…………………..…….., la tercera es la …………………….………
y la cuarta es la enumeración.

33) Según Descartes, la …………………………. es la única facultad que puede conducir al


hombre al conocimiento de la verdad. Solo se debe aceptar como verdadero aquellas
ideas que aparecen con absoluta ………………………….. Para ello las ideas deben ser
…………………………. y …………………………. de modo que no quepa ninguna duda

34) Aquello que no necesita de otra cosa para existir, Descartes lo denomina
…………………………. Distingue entre una res ………………………… y una res ………………………...
Pero lo infinito solo puede atribuirse a ………………………

SOLUCIONES

1) Verdadero duda indubitable saber


2) lógica filosofía geómetras álgebra
3) escolástica época reforma saber (conocimiento)
4) falso razón universal humanos
5) método fáciles falso inteligencia
6) evidente claro distinto verdadero (cierto)
7) método composición intuiciones complejo
8) ciencias razón verdadero vida
9) prueba falso duda indubitable
10) metódica sentidos mundo racionales
11) gnoseológica imperfecto perfección Dios
12) juzgar verdadero perfecto engaño
13) error entendimiento voluntad juicios
14) Dios mundo engañando perfección
15) metódica escepticismo clara distinta
16) Operaciones aprehensión intuición certeza
17) Práctica radical (universal) hiperbólica evidencia
18) Claridad distinción dudar certeza
19) Dualismo sustancias determinismo libertad
20) Atributo modos antropológico Dios
21) Razón método reglas evidencia
22) Sustancia cogitans extensa Dios
23) Dualismo res cogitans res extensa libertad
24) Verdad sentidos sueño maligno
25) Substancias extensa cogitans (o pensante) existencia.
26) Sentidos imaginación innatas verdad.
27) Escéptica práctica claras distintas
28) Extensa primarias secundarias movimiento.
29) Facticias adventicias claras distintas
30) Sustancias infinita extensión pensante.
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31) Escéptica sentidos vigilia genio maligno.
32) Método evidencia análisis síntesis
33) Razón evidencia claras distintas
34) Sustancia extensa cogitans Dios

Kant

1. Según Kant el uso ………………………... de la …………………………tiene que ser siempre libre; en


cambio muy a menudo cabe restringir el uso………………………… de la razón, sin que por ello
quede particularmente obstaculizado el progreso de la …………………………., cuyo lema es
atreverse a pensar.

2. Según …………………………el lema de la Ilustración es ………………………... El hombre debe ser


capaz de abandonar su ………………………… para pensar por sí mismo. Además, este autor
distingue entre un uso ………………………… de la razón y un uso privado.

3. Según Kant, un príncipe que considera adecuado no prescribir a los hombres nada en
materia de …………………………, sino que les deja plena ………………………… es un príncipe
…………………………, ya que deja a cada cual servirse de su propia……………………….

4. Según Kant, el oficio del libre pensar repercute poco a poco en el sentir del …………….,
con lo cual se va haciendo cada vez más capaz de libertad ………………… De ahí que un
pueblo solo pueda lentamente alcanzar la …………. Por eso, para tal propósito no sirve la
……………

5. Según Kant, la …………………………. significa el abandono por parte del hombre de una
…………………………. que consiste en la incapacidad, de la que uno mismo es culpable, por
falta de resolución y de valor, para servirse del propio …………………………. sin la guía de
algún otro. …………………………. es, por tanto, el lema de la Ilustración.

6. El lema de la …………… según Kant es “ten valor para servirte de tu propio ……………”. Pero
la pereza y la …………… son las causas merced a las cuales tantos hombres continúan
siendo con gusto menores de edad durante toda su vida; por eso les ha resultado tan
fácil a otros erigirse en ……………suyos.

7. Según Kant la ilustración significa el abandono por parte del hombre de la …………… Para
ejercerla solo se requiere …………… Por lo cual no se puede restringir el uso …………… de la
razón, pero sí el uso …………….

8. Para Kant la minoría de edad significa la incapacidad de servirse de su propio …………… sin
verse guiado por algún otro. La …………… y la …………… son las causas por las que tantos
hombres continúan siendo menores de edad toda su vida. Pero hay más posibilidades de
que el público se ilustre a sí mismo si se le concede …………….

9. Para Kant la …………………………. significa el abandono por parte del hombre de una
minoría de edad cuyo responsable es ………………………….. Esta minoría de edad significa la
incapacidad de servirse de su …………………………. sin verse guiado por algún otro. Uno

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mismo es el …………………………. de dicha minoría de edad cuando su causa no reside en la
falta de entendimiento sino en la falta de resolución y valor.

10. Para Kant, pereza y cobardía son las causas merced a las cuales tantos hombres
continúan siendo con gusto ………………… durante toda su vida. Y por eso, les ha resultado
tan fácil a otros erigirse en……………………. suyos. El uso ………. de su razón tiene que ser
siempre libre y es el único que puede procurar ……….. entre los hombres.

11. Para Kant un príncipe que no considera indigno de sí reconocer como un ……… suyo el no
……… a los hombres nada en cuestiones de religión, sino que les deja plena libertad para
ello, es un príncipe ………. y merece que el mundo y la posteridad se lo agradezcan, por
haber sido el primero en haber ……… al género humano de la minoría de edad.

12. La ética formal kantiana se caracteriza, en primer lugar, por ser a priori, o sea, universal y
……… para todos los sujetos morales. Sólo se basa en la ………., principio de la acción
humana, y no en el fin que persigue dicha acción. En segundo lugar, es ……….., sus normas
o preceptos son ………., es decir, absolutos y extensibles a todas las personas.
13. Antes de Kant, todas las éticas han sido ………. Éstas se definen del modo siguiente por Kant,
es aquella que posee contenido, establece de antemano algo que considera el supremo
………, y plantea unas normas o …….. para alcanzarlo. La ética de Kant, por el contrario, es
……..

14. Kant reconoce que resulta difícil para cualquier individuo zafarse de la …………………………….
que se ha convertido en algo natural. Sin embargo, hay más posibilidades de que un público
alcance la ……………….., con tal de que se le conceda …………………. y solo se restrinja el
uso……………….de la razón.

15. ………………… significa el abandono por parte del hombre de una minoría de edad cuyo
responsable es ……..……….... Pereza y ……………………. son las causas merced a las cuales
tantos hombres continúan siendo con gusto…………………………… durante toda su vida, pese
a que la Naturaleza los haya liberado hace ya tiempo de una conducción ajena.

16. Para Kant un ………………. que considera indigno de sí reconocer como un deber suyo el no
prescribir a los………………….. nada en cuestiones de ……………………., sino que les deja plena
libertad para ello e incluso rehúsa el altivo nombre de tolerancia, es un
príncipe……………………….

17. Según Kant, un príncipe que considera adecuado no prescribir a los hombres nada en
materia de ………………………., sino que les deja plena………………..…….. es un príncipe
………………………. ya que deja a cada cual servirse de su propia…………………..

18. Según Kant, el lema de la Ilustración es ……………………….. El hombre debe ser capaz de
abandonar su……………………………………para .............................por sí mismo. El oficio del
libre pensar repercute poco a poco en el sentir del pueblo con lo cual éste se va haciendo
cada vez más capaz de la libertad ……………...

19. Para Kant la minoría de edad significa la incapacidad de servirse de su propio …………… sin
verse guiado por algún otro. La …………… y la …………… son las causas por las que tantos
hombres continúan siendo menores de edad toda su vida. Pero hay más posibilidades de
que el público se ilustre a sí mismo si se le concede …………….

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20. Para Kant, pereza y cobardía son las causas merced a las cuales tantos hombres continúan
siendo con gusto ………………… durante toda su vida. Y por eso, les ha resultado tan fácil a
otros erigirse en……………………. suyos. El uso ………. de su razón tiene que ser siempre libre
y es el único que puede procurar ……….. entre los hombres.

21. Según Kant, la …………………………. significa el abandono por parte del hombre de una
…………………………. que consiste en la incapacidad, de la que uno mismo es culpable, por
falta de resolución y de valor, para servirse del propio …………………………. sin la guía de algún
otro. …………………………. es, por tanto, el lema de la Ilustración.

22. Según Kant el uso ………………………... de la …………………………tiene que ser siempre libre; en
cambio muy a menudo cabe restringir el uso………………………… de la razón, sin que por ello
quede particularmente obstaculizado el progreso de la …………………………., cuyo lema es
atreverse a pensar.

SOLUCIONES:

1. Público/razón/privado/ ilustración
2. Kant/atrévete a saber (sapere aude)/ minoría de edad/ público
3. Religión/libertad/ilustrado/razón
4. Pueblos/de obrar/ilustración/revolución
5. Ilustración/minoría de edad/entendimiento/Atrévete a pensar (sapere aude)
6. Ilustración/entendimiento/cobardía/tutores (guías)
7. Minoría de edad/ libertad/público/privado
8. Entendimiento/ pereza/cobardía/libertad
9. Ilustración/el mismo/entendimiento/culpable
10. Menores de edad/tutores (guías)/público/ilustración
11. Deber/ prohibir/ilustrado/liberar
12. Necesaria/voluntad/formal (categórica)/imperativos categóricos
13. Materiales (de bienes) (teleológicas)/bien/imperativos hipotéticos/ deontológica
(formal) (procedimental)
14. minoría de edad/ilustración/libertad/privado

15. Ilustración/ él mismo/cobardía/menores de edad

16. príncipe/hombres/ religión/ ilustrado


17. religión/libertad/ilustrado/ razón.
18. Sapere aude (atrévete a saber)/ minoría de edad/pensar/de obrar.
19. entendimiento/ pereza/ cobardía/ libertad.
20. menores de edad/tutores/público/ilustración.
21. Ilustración/ minoría de edad/entendimiento/Sapere aude (Atrévete a saber)
22. público/razón/privado/Ilustración.

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