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ESCUELAS ECONOMICAS

Wamararu Posada

Escuela clásica
A finales del siglo XIII y comienzos del siglo XIX surge la escuela de pensamiento económico
clásico, de la mano de su principal exponente Adam Smith, él desarrollaría la idea de libertad
económica bajo la premisa de “laissez faire” o dejar hacer, pues de acuerdo con Smith el
mercado poseía una cualidad natural, la de regularse a sí mismo, esto gracias a lo que llamó “la
mano invisible” que se encarga de armonizar los intereses egoístas de los individuos y
orientarlos hacia el bien social, además de dinamizar la expansión del mercado desde la
competencia. De acuerdo con esto, la escuela clásica defendería la tesis del libre mercado y
aseguraría que en tanto a este se le permita operar bajo su propio orden natural sin intervención
externa, los resultados serían el progreso y la prosperidad.
Otros exponentes fundamentales para esta escuela fueron: David Ricardo, Jean Baptiste Say y
Thomas Malthus.

Análisis marginalista: surge la escuela neoclásica


La revolución marginalista dio paso a una serie de tensiones con el pensamiento clásico; en
primer lugar, la escuela clásica sustentaba que los precios y el valor relativo de los bienes y
servicios se establece en función de los precios de producción y oferta, por lo tanto la demanda
estaría supeditada a estas (producción y oferta). Por el contrarío, la escuela neoclásica enfatizó
en la importancia de la demanda, asegurando que el valor de los bienes se establece en función
de la utilidad o satisfacción que perciben en él los consumidores, destacando la teoría subjetiva
de valor, la cual sostiene que el valor responde a la subjetividad del sujeto, es decir, que este
depende del deseo, gustos, necesidades y capacidades de los individuos, abandonando así la
teoría clásica del valor objetivo.
En medio de la búsqueda de modelos económicos más rigurosos con enfoque en el
comportamiento económico de los individuos, surgen tres grandes escuelas del pensamiento
marginalista:
La escuela inglesa con Alfred Marshall y William Jevons
La escuela Austriaca de la mano de Carl Menger
La escuela Francesa asociada con Leon Warlas

Socialismo utópico
Desde una fuerte crítica al capitalismo y con miras a la construcción de una sociedad
igualitaria, el socialismo utópico (como fue denominado por Marx) profundizaban en el
estudio de las relaciones de poder y producción; deseos de dejar atrás un modelo
sustentado en la supuesta autorregulación natural de mercado, y velando por la incidencia
de las leyes humanas para lograr una organización económica racional. Insistían en el
rechazo por los ingresos no trabajados derivados de la privatización (renta, beneficios,
interés) y argumentaban que la organización social se lograría sólo a través de las leyes
positivas. Su propuesta, a diferencia de Marx, no comprendía una revolución y
transformación total del sistema económico, por el contrario, pretendía contribuir al
cambio de este complementandolo con enfoques más sociales y humanistas sin necesidad
de enfatizar en la lucha de clases, apelando más a la cooperatividad y el ideal de “sociedad
mutua” basada en el respeto. Sus principales exponentes fueron: Saint Simon, Charles
Fourier, Sismondi y Proudhon

Historicismo Alemán
La escuela histórica alemana se caracterizó por realizar un análisis biológico de la
sociedad marcando su distancia del pensamiento individualista que predominaba en el
pensamiento británico y en el razonamiento clásico, aproximándose así a la realidad desde
una noción orgánica de la sociedad. Según esta noción, la sociedad se entiende como un
cuerpo vivo, complejo y cambiante cuyas relaciones, instituciones, leyes, interacciones e
interdependencias le dotan del dinamismo propio lo que lo acerca al pensamiento
hegeliano.De acuerdo con esto se gesta un sentido del devenir histórico, el cual está
íntimamente ligado con una idea particular de “nación”, que privilegia la consolidación de
un Estado soberano y autónomo que permite el desarrollo espiritual de quienes habitan un
territorio, de acuerdo con su medio histórico, cultural, moral y social, sin verse cohibidos
ni limitados por otras naciones. En este sentido los aspectos históricos y morales eran
elementos fundamentales en la economía política de los historicistas alemanes: primero,
porque cada organización socioeconómica surge de las condiciones del tiempo y del lugar
y segundo, porque consideraban que los valores morales de las personas y no su egoísmo,
eran determinantes para generar el orden y armonía del sistema. Sus principales
exponentes fueron: Wilhelm Roscher, Gustav Schmoller, Karl Knies y Adam Müller.

Marxismo
En septiembre de 1867 Karl Marx publica el más completo análisis de la economía
política capitalista, fruto de su compromiso político y la praxis revolucionaría, que le
motivarían a rastrear la razones de la explotación y consecuente desigualdad,
propias de este modelo caracterizando así el sistema social desde sus formas más
simples: la mercancía, el valor, el trabajo, hasta las más complejas: las relaciones de
producción, la distribución de la riqueza, la plusvalía, etc., para finalmente dar con
un diagnóstico profundo de la estructura del capitalismo con miras a las
transformación radical de este sistema, retomando la dialéctica hegeliana y
rompiendo con la noción clásica del equilibrio natural. Los aportes de Marx, en
compañía de su par académico y revolucionario Friedrich Engels constituyeron un
hito en el pensamiento económico y político tanto en su momento como en la
actualidad, ya que evidencia las condiciones materiales de la explotación, el acceso
desigual a los medios de producción y las consecuentes inequidades que el sistema
capitalista profundiza y reproduce.

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