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LA UNIVERSIDAD COMO ESPACIO CONTRA HEGEMÓNICO

Primeramente, se definirá el término hegemonía, no es más que, una relación de


dominio o supremacía que una entidad ejerce sobre sus semejantes. Así,
una nación, un grupo económico o una entidad política puede dictarle a otras el
camino a seguir y el modo de obrar, pensar o comportarse, en otras palabras, la
hegemonía consiste en el dominio que se ejerce sobre sociedades consideradas
inferiores.

A quienes imponen esta hegemonía se les conoce como hegemón, un término


proveniente de la jerga militar de la Grecia Antigua, y que designaba a quien guía
el ejército. A su vez proviene del verbo griego hegemoneúein, traducible como
“conducir”, “guiar” o “comandar”.

Sin embargo, el uso de este término en asuntos de política internacional no


necesariamente remite al poderío militar, sino también al dominio económico y
cultural, o sea, a las distintas formas en que una nación puede imperar sobre otra
e influir de manera clara y decisiva en su destino, con la intención de ampliar y
sostener dicho dominio internacional.

En este último contexto, la hegemonía significa la capacidad de un Estado de


controlar la política internacional a través de su poder económico, militar y
normativo sin utilizar la fuerza. 

El primero en estudiar el concepto de hegemonía fue el filósofo marxista


italiano Antonio Gramsci, quien a principios del siglo XX quiso entender por qué el
capitalismo se había consolidado en los países occidentales más desarrollados.
Pero la idea en política internacional no se empezó a utilizar hasta los años
setenta, cuando el economista estadounidense Charles P. Kindleberger acuñó
la teoría de la estabilidad hegemónica. A Kindleberger le preocupaba que la
economía global no sobreviviese a la crisis del petróleo de 1973 y concluyó que el
orden económico internacional necesitaba un hegemón para existir.

Según la teoría de la estabilidad hegemónica, el Estado dominante debe crear un


orden económico afín a sus intereses y protegerlo con su poder militar. Este
dominio pacifica las relaciones internacionales, ya que el país que ostenta la
hegemonía fomenta la cooperación entre países y les aporta seguridad. Estados
Unidos lleva haciéndolo desde 1945: al acabar la Segunda Guerra Mundial,
Washington diseñó el sistema financiero global y tejió una red de alianzas militares
por el mundo que le garantizan la primacía del dólar y la superioridad militar. Esto
ha permitido a Estados Unidos imponer su modelo político-económico basado en
el libre mercado y crear el orden liberal internacional actual, aunque el reciente
ascenso de China amenaza con transformarlo.

Desde finales de los años 90, varios países latinoamericanos, entre los que se
encuentra el nuestro, está en la búsqueda de un modelo de sociedad alternativo,
libre de hegemonía, donde impere el verdadero Estado social, de derecho y
justicia; la supremacía de la felicidad social; el favorecimiento de las grandes
mayorías sociales y la contrahegemonía del capitalismo.

En este contexto y en lucha permanente con el modelo capitalista que se busca


superar, tienen lugar transformaciones en todas las dimensiones de la vida, con
diversas dinámicas de avances y retrocesos, de las cuales no ha escapado la
realidad universitaria del país y como parte de ella los procesos y medios de
difusión del conocimiento científico que estas casas de estudios superiores
producen.

En otras palabras, la Universidad como espacio contra hegemónico, toma


expresión en temas, métodos e interrogantes de investigación que desde el
pensamiento crítico (marxismo, descolonialidad, pensamiento crítico
latinoamericano) exponen la diversidad del conocimiento existente, la crisis del
pensamiento eurocéntrico y el modelo de sociedad al cual tributa; se produce
oposición al conocimiento hegemónico y se da visibilidad al conocimiento
alternativo.

Sin embargo, estas expresiones del pensamiento crítico han sido en gran medida
mutiladas y sesgadas por los investigadores y artífices de las corrientes del
pensamiento hegemónico financiados por el capitalismo, a pesar de ello, los
espacios universitarios han avanzado en la producción de conocimiento alternativo
a la corriente principal de la ciencia desde fines de los noventa.

La existencia de repositorios en muchas universidades en los cuales se publican


numerosos productos distintos a los artículos (ponencias en eventos, trabajos de
tesis, ascenso, entre otros) ha permitido cierta visibilidad de pensamiento
contrahegemónico, estrategia que se ha visto restringida por inexistencia de
repositorios de acceso libre en las universidades emergentes, donde se hacen
esfuerzos por superar los paradigmas tradicionales de investigación.

PROCESO SOCIOHISTÓRICO CONTEXTUALIZADO EN LA EDUCACIÓN


SOCIALISTA.

La educación socialista se fundamenta en las teorías marxistas, entendidas como


una interpretación del hombre y el mundo que se opone a las interpretaciones
burguesas tradicionales. Karl Marx y Frederich Engels expusieron en una amplia
obra los principios de esta educación y pusieron los cimientos de la misma, sin
embargo, no fueron los únicos que se ocuparon de ella. Efectivamente, por una
parte, encontramos antecedentes de la educación marxista en figuras de la
importancia de: Platón, en el siglo IV con sus obras La República y las Leyes,
Tomás Moro y Campanella en los siglos XVI y XVII, los autores de la Ilustración en
el siglo XVIII y Owen y Fourier en el siglo XIX, por citar solo los más importantes.

Todos estos filósofos y pensadores, a pesar de la distancia en el tiempo,


comparten la idea común de que la educación puede ser la fuente de todo bien o
de todo mal, según la usemos y la inculquemos. También asocian educación con
trabajo productivo. Contemporáneos o posteriores a Marx y Engels, pero
estrechamente ligados a la educación socialista debemos mencionar a
Makarenko, Gramsci, Sujomlinski, los teóricos de la reproducción social de la
escuela, como Bourdieu y Passeron, Baudelot y Establet y también Althusser. Por
último, debemos mencionar a Suchodolski.

Principios de la educación Marxista

Marx y Engels, para elaborar su teoría, parten de la crítica a la educación


unilateral o capitalista (donde hay escuelas para obreros y escuelas para
burgueses) a la que contraponen la formación omnilateral del hombre en igualdad
de circunstancias. Las concepciones educativas de Marx y Engels utilizan como
instrumento práctico el método marxista, realista y crítico, que parte de lo
concreto, estudia los hechos y sus contradicciones y plantea la transformación de
la realidad. Los hechos deben servir de base a la teoría, pero la teoría debe
plantearse cambiar los hechos. No basta interpretar el mundo, lo más importante
es cambiarlo. Las concepciones educativas de Marx y Engels tienen en cuenta al
hombre de su tiempo que vive en una época en que la gran industria está ya
definitivamente establecida.

En lugar de aplicar unas ideas educativas preconcebidas, ellos extraen las ideas
de la propia estructura económica y del sistema de producción capitalista. Los tres
grandes principios educativos socialistas serán la gratuidad, la laicización y la
educación politécnica. Para Marx y Engels es muy importante el principio de la
omnilateralidad de la polivalencia. Se entiende por polivalencia la preparación para
el desempeño de cualquier trabajo y el desarrollo total de las capacidades de
hombre, pero también la atención de todas sus necesidades.

Los contenidos concretos de la enseñanza marxista abarcarán tres aspectos: la


educación intelectual, la educación física y la instrucción politécnica. La
enseñanza marxista reniega de la Iglesia en tanto en cuanto afirma que esta se
rige por principios burgueses. Por esto se define como laica, mixta y, como ya se
ha dicho, gratuita. La combinación de educación con trabajo productivo constituye
el fundamento de la pedagogía socialista.
Pedagogos del Socialismo

Marx y Engels fueron los teóricos del socialismo y en parte de la educación


socialista, pero el socialismo dio importantes educadores y pedagogos que ya
hemos mencionado. Makarenko (1888-1939) dirigió dos colonias escolares, una
de ellas (Colonia Gorki) dedicada a la formación de niños y jóvenes delincuentes,
y escribió y ofreció numerosas conferencias dedicadas a temas pedagógicos. En
la colonia Gorki se trabajaba mucho el sentimiento de cohesión y unidad que
Makarenko entendía fundamental para conseguir los objetivos pedagógicos, así
como la renuncia de los colonos a los intereses personales. La primera obligación
del alumno era anteponer los intereses de la colonia y del Estado soviético a los
propios. Las comunas debían mantenerse a sí mismas y se insistía en el valor
social del trabajo productivo por servir a la comunidad. Makarenko no está de
acuerdo en relacionar escuela y trabajo.

La disciplina es un objetivo a conseguir desde la familia, planteada como una


necesidad vital para la construcción de la sociedad comunista y el éxito de la
Unión Soviética. Se opone a los postulados de la Escuela Nueva. En su
experiencia rechaza que la educación deba fundamentarse en las necesidades del
niño; las necesidades esenciales son las de la colectividad. Para que el niño tenga
fuerza de voluntad es preciso enseñarle disciplina y renuncia. Su pedagogía está
dirigida a formar futuros ciudadanos comunistas con un sentimiento profundo del
deber y de la responsabilidad para los objetivos soviéticos, espíritu de
colaboración y solidaridad, formación política y capacidad para conocer a los
enemigos del pueblo.

Dos ideas fundamentales que resumen los objetivos educativos de Makarenko son
la confianza en la sociedad soviética y su fe en las posibilidades de la educación
Antonio Gramsci (1891-1937) pensador marxista de origen humilde. Las
dificultades de su vida, le llevaron a definir la pedagogía del esfuerzo y el principio
de la autodisciplina, como elementos pedagógicos fundamentales.
Para Gramsci la crisis educativa era el reflejo de la crisis de la sociedad capitalista,
por lo que plantea una reforma cultural ligada a la transformación socio-política y
económica.

La cultura debe estar fundamentada sobre la igualdad de los hombres. Es


necesario afirmar la propia personalidad, lograr una conciencia crítica y liberarse
de la ignorancia. Dentro de su planteamiento, tienen especial función los
intelectuales que deberán ser dirigentes que se inmiscuyan en la vida práctica
como organizadores. Deben estar junto al pueblo, dirigir, formar un bloque
histórico entre masas e intelectuales, en el que estos últimos elaboran y dan
coherencia a las concepciones y problemas que las masas plantean en su
actividad práctica.

Para elevar el nivel intelectual de los trabajadores será preciso que el Estado cree
otras instituciones como círculos, asociaciones y clubs, coordinados por
asociaciones políticas y sindicales. Desde su concepción pedagógica defiende una
educación intermedia entre el liberalismo y el autoritarismo. Incluye la exigencia
marxista de la polivalencia, de la omnilateralidad y del desarrollo integral y,
asimismo, la que entiende como necesaria disciplina similar a la “disciplina
consciente” de Lenin que imponga hábitos, normas y limitaciones a la libertad
individual. Su principio educativo implica la relación de la escuela con la vida, pero
además debe contener la integración entre trabajo e instrucción, capacidad de
dirigir y de producir, teoría y práctica, pensamiento y acción.

El papel del maestro es fundamental como representante de la conciencia crítica


de la sociedad que sume el papel de mediador entre la sociedad general y la
comunidad educativa. Adquiere el papel de dirigente, de intelectual que deberá ser
formado para ello. Tiene un lugar privilegiado siempre que recicle sus funciones y
desempeñe los nuevos roles que de él espera una sociedad socialista. Es
partidario de una escuela obligatoria única que permita aprender a pensar,
estudiar y dirigir. La escuela tendrá dos fases: una, de carácter humanístico
(trabajo intelectual y manual) y otra en la que se desarrollarán los valores
fundamentales del humanismo, la autodisciplina intelectual y la autonomía.

Gramsci no hablará nunca de la inserción del niño en la fábrica, sino de desarrollar


en los niños la capacidad de trabajo en un proceso escolar coordinado con la
fábrica, pero independiente de ella.

Sujomlinski (1918-1970) se le considera el gran pedagogo del comunismo


soviético del siglo XX junto a Makarenko y padre de la corriente conocida como
personalismo educativo. Trabajó durante 35 años con niños como maestro, y
desde su escuela, orientó gran parte el pensamiento pedagógico soviético desde
una perspectiva personalista frente a la doctrina oficial de lo colectivo y el grupo
frente a lo individual y personal. Se basa en presupuestos característicos de la
Escuela Nueva occidental, como el paidocentrismo y el idealismo, pero a su vez
los combinaba con los principios de la educación socialista.

Su método pedagógico se conoce también como escuela de la alegría, puesto que


ésta junto a la felicidad y la libertad se convierten en la base de su pedagogía.
Basa la enseñanza en la felicidad y alegría infantil porque un niño preocupado o
triste no está en condiciones de aprender, de ahí su obsesión por preparar el
ambiente escolar adecuado.

Sus planteamientos educativos pretenden demostrar que también es posible


educar mediante este sistema a los adolescentes sin que por ello falte el rigor y la
exigencia precisa para que los alumnos adquirieran los conocimientos y
habilidades previstas. En la escuela creaba “campos de tensión” motivadores del
estudio e interés voluntario por los proyectos. La motivación se conseguía a partir
de los intereses del niño y mediante el juego. También se valoraba el factor social
y comunitario, puesto que defiende la necesidad de desarrollar todas las
posibilidades del educando en un ambiente colectivo de trabajo. La idea esencial
de este maestro es la interrelación de todos los factores que intervienen en la
educación. La escuela no tiene como escenario el aula, sino la naturaleza.

El método es el despertar emocional de la razón, el enseñar al niño a pensar, pero


dirigiéndose al sentimiento y sólo a través de éste a la mente. Evitaba las
actividades competitivas que pudieran humillar a los menos capaces y se
mostraba partidario de la gimnasia, la emulación de la belleza y la armonía de los
movimientos.

Sujomlinski, cree en el niño y en su capacidad y procura aleccionar a los maestros


bajo estas mismas directrices, al tiempo que insiste en la necesidad de la
autoinstrucción o autoeducación.

La escuela capitalista al servicio de la reproducción social

Desde la perspectiva marxista, la reproducción de la fuerza del trabajo y la


diversidad de sus cualificaciones es una de las bases del capitalismo. El
capitalismo crea instituciones al margen de la producción, una de las más
importantes es la escuela que enseña las habilidades necesarias a la producción y
forma ideológicamente a los miembros según el puesto que están llamados a
ocupar en las formaciones sociales. La esencia del Estado es el poder de
dominación política y económica de las clases poseedoras sobre las poseídas. La
función es perpetuar la explotación. La función de reproducción del aparato
escolar pone en manos de la burguesía un instrumento de lucha y dominación
sobre las clases trabajadoras.

Se entiende que las acciones pedagógicas impuestas corresponden a los


intereses de las clases dominantes que seleccionan los contenidos que mejor
sirven a sus intereses. Los autores se refieren a la acción pedagógica primaria y al
trabajo pedagógico primario para indicar el aprendizaje que se da en la familia.
Los alumnos que llegan a la escuela después de haber recibido la acción y el
trabajo primario en una familia acomodada están en ventaja. En la práctica, el
trabajo secundario a realizar será mucho mayor cuando el trabajo primario ha sido
escaso y las posibilidades de éxito muchas menos que los que han tenido el
privilegio de recibir las atenciones familiares. Existen dos redes de escolarización,
una llamada a producir “trabajadores intelectuales” la otra a formar “trabajadores
manuales.” A través de la escuela las clases dirigentes perpetúan la situación
social. La única solución es acabar con la escuela capitalista y con todo su
sistema de funciones al servicio de la reproducción.

La Teoría educativa de Suchodolski

Este pedagogo polaco, para la construcción de su teoría educativa, parte de la


crítica a la educación tradicional, ya que entendía que la escuela había nacido en
unas condiciones sociales y culturales totalmente distintas de las actuales y ya no
responden a las exigencias presentes, al no preparar a las generaciones jóvenes
en la responsabilidad y en los valores para la nueva vida social y cultural. Se
imponía educar a individuos valiosos, hombres desarrollados en todos los
aspectos y con una plasticidad intelectual que les permita buscar nuevas
soluciones y seguir el ritmo de los progresos científicos y tecnológicos.

La pedagogía tradicional no contribuye a la participación creadora en la vida social


y cultural, tiende a reproducir las desigualdades y a perpetuar las situaciones de
privilegio. Suchodolski plantea la educación del futuro dentro del socialismo. El
futuro habrá de conformarse bajo el signo del creciente papel de la ciencia y la
técnica en la vida humana, de la mayor responsabilidad de todos en relación con
los problemas sociales comunes, bajo el desarrollo de la instrucción y la cultura de
las masas y de las nuevas victorias en la lucha por la liberación nacional y social
de los pueblos oprimidos. La sociedad dependerá del grado en que sus miembros
sepan realizar su actividad profesional y social al nivel que de ellos exigirán los
progresos de la ciencia, la técnica, la economía y la organización social.
El problema para planificar la educación del futuro está en que no se sabe qué
tareas y qué condiciones se presentarán en el futuro. Según este pedagogo, la
educación socialista puede concebirse por los términos siguientes: sociedad,
cultura y trabajo; esto es, la preparación con miras a la participación activa en la
sociedad, para la realización creadora del trabajo profesional y para la
participación activa en la vida cultural, en los cuales se refleja la tendencia de la
sociedad socialista a realizar la convergencia de los intereses sociales y la
satisfacción de las necesidades crecientes de tipo individual. La pedagogía
socialista debe formar a un nuevo modelo humano, en el que se concilien el
pasado con el futuro, los problemas e intereses individuales con los sociales, las
tareas aisladas con las cooperativas.

Para la educación del futuro se muestra partidario de una perspectiva integradora,


esto es, plantear lo intelectual, lo moral y lo estético de forma integrada. La
práctica se dirige a toda la personalidad del sujeto y le permitirá formarse de una
manera polivalente, multifacética. Gracias a ello, el individuo alcanza su pleno
desarrollo, se vuelve más racional, sensible y activo, siendo capaz de vivir y actual
según las exigencias de la cultura científica y de pensar según los modelos
científicos.

La pedagogía socialista habrá de ser capaz de integrar el estudio y el trabajo. El


trabajo pierde su carácter alienante al convertirse en el reflejo de la necesidad
fundamental humana de la acción creadora. El joven no debe trabajar para
producir, sino en cuanto se forma y desarrolla. Otra dimensión de esta pedagogía,
es la combinación e integración de las enseñanzas de tipo general y las de tipo
profesional. El trabajador debe estar preparado para abandonar su especialidad y
enfrentarse a otro tipo de trabajo. Además, debe integrarse la escuela y la vida, la
actividad pedagógica no puede limitarse a educar a los niños, debe incluir a
jóvenes y adultos. Esta perspectiva de Suchodolski pretende acabar con el
antagonismo individuo-sociedad, porque el desarrollo del hombre y del mundo se
encuentra en estrecha relación, siendo el desarrollo del mundo un producto de las
actividades humanas y siendo las actividades humanas un producto del desarrollo
de ese mundo.

Lo mismo ocurre con la dualidad presente-futuro, el futuro no es lo que los


hombres esperan que sea, sino el producto de lo que se está forjando gracias a
sus actividades presentes, sus logros y sus errores, de esta manera ambos
conceptos están relacionados.

En definitiva, la escuela tiene que estar abierta al mundo, facilitar los contactos
entre los alumnos y el medio social para fomentar valores de participación y
asumir responsabilidades. Se deben seleccionar los contenidos no pudiendo faltar
las ciencias matemáticas y físicas, la química y la biología, las ciencias sociales y
las humanísticas, así como el estudio de la estructura de la ciencia. De forma
integrada aparece la educación moral destinada a integrar al hombre en una
acción concreta, enseñarle a actual adecuadamente y participar en la vida social,
basándose en la comprensión de las consecuencias sociales de su actividad
personal. También este pedagogo tiene muy en cuenta, los aspectos personales
como parte de la educación integral, por lo que sugiere fomentar las facultades
creativas, imaginativas y expresivas de cada ser humano.

La escuela de trabajo de Blonskij

Fue un profesor de Pedagogía formado en las teorías de la Escuela Nueva y la


educación activa que unió a una interpretación radical de las ideas marxistas del
trabajo productivo la educación intelectual. Su escuela de trabajo supone la
organización de la estructura educativa sobre la base de la industria para una
sociedad sin clases. Su escuela única de formación y de trabajo está organizada
en guardería infantil, escuela elemental y escuela de trabajo para adolescentes.
Este método global de enseñanza recibe el nombre de complejos. Si la que educa
es la vida, ella se nos da en su complejidad de relaciones; por lo que el
denominado método de complejos sustituirá al del conocimiento por materias.
Bordieu y Passeron

Su interés se centra en desvelar cómo el sistema de enseñanza reproduce las


relaciones entre las clases de una determinada sociedad. Afirman que la escuela
es extremadamente conservadora y sus condiciones objetivas determinan las
aspiraciones y el grado en que pueden ser satisfechas. La escuela trata de
explicar esta desigualdad del éxito escolar desviando la atención de sus orígenes
sociales y trasladándolo a las dotes naturales de los individuos; y así las clases
privilegiadas llegar a legitimar sus privilegios sociales y negándose a ver que se
trata de una herencia social, se proclaman portadores del único personal.

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