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UNIVERSIDAD ISAE

FACULTAD DERECHO Y CIENCIAS POLÍTICAS

LIC. DERECHO Y CIENCIAS POLÍTICAS

SEMINARIO DE ÉTICA

ENSAYO ANALÍTICO #1

LA ÉTICA, LOS DERECHOS Y LA JUSTICIA

PRESENTADO POR:
MARÍN DUARTE, MATIAS ALEXANDER / 9-749-680

FACILITADOR:

SANCHEZ, ELIZABETH

FECHA DE ENTREGA:

01/01/2024
INTRODUCCIÓN

La historia nos ha mostrado que desde la época de los grandes pensadores se


ha pretendido establecer una conceptualización concreta de ética y moral,
desglosando sus significado, características y diferencias que les independice una
de otra, pero lo que plantea el Julio de Zan en su obra “La ética, los derechos y la
justicia” deja en evidencia que dicha pretensión se ha obstaculizado aún con el
estudio de las diversas teorías.

En el presente ensayo se analizará la obra de Julio de Zan, buscando en


principio distinguir a qué hacen referencias los filósofos de antaño al determinar
que no puede separarse la moral de la ética. De Zan plantea en dicha obra el
estudio profundo de las teorías planteadas por Immanuel Kant y su contraparte
Georg Wilhelm Friedrich Hegel, quien propone en múltiples perspectivas la
contradicción a la teoría kantiana.

La ética, la mora y el derecho guardan relación una vez aplicada las conductas
rigentes, es en esta obra analizada donde comprenderemos de manera sencilla
tanto el correcto actuar de quienes ejerzan el derecho y su imperante adecuación
de conductas basadas en lo moral de cada situación. Una premisa de tal análisis
sería invitar al lector dentro del ensayo a razonar ¿Toda deliberación de modo de
actuar que se hace ejerciendo el Derecho es en base al código de ética que nos
muestra aquella guía necesaria para actuar bien?, al menos para las teorías
analizadas debe serlo, pues, aunque no planteen como tal un manual de
conducta, si nos ayuda a identificar discursos propios que nos realizamos hasta en
lo cotidiano antes de actuar.
CONCEPTO DE ÉTICA Y MORAL

La conceptualización de cada uno de estos términos ha significado una


verdadera complejidad a la hora de establecer una concreta idea (sin llamarla
universal) de lo que es moral y ética. Sus orígenes etimológicos no han
formalizado la distinción certera para definir si estos términos recaen en ser
sinónimos o por su esencia son distintas conceptualizaciones. Una manera de
concebir una idea clara, personal, aunque sean en ocasiones redundantes, es la
aplicación de los términos en distintas focalizaciones para poder entender y
concluir si sus significados son similares o si su aplicación deba ser separadas o
en conjunto, pues según fuentes sociales la finalidad recae en lo mismo.

La moral y la ética han tratado de distinguirse desde lo complejo y nutritivo de la


filosofía, creyendo de cierta manera que se ha podido lograr entender el sentido
de sus significados gracias a las teorías o aportes de filósofos de antaño y/o
contemporáneos. Históricamente tenemos una rivalidad entre Hegel y Kant, donde
el primer pensador no concibe la ideología de Kant, donde este prefiere usar el
término “moral”, pues excluye de cierta manera a la ética, reservando los
principios prácticos a la moral, algo que critica y fundamenta Hegel.

Dotado el enfrentamiento de sustentaciones doctrinales, es difícil no orientarse


por el pensamiento de Hegel, razonando que la moral en una sociedad es la
fuente de actitudes adecuadas y justas para la convivencia, en cambio la ética
sería un concepto más amplio de creencias, actitudes e ideales que configuran un
modo de ser de una persona.

Es indudable pensar en el desarrollo o evolución de la moral y ética en


sociedades actuales, puesto que, aquella base o principios rectores de toda
actuación deliberada era dependiente de una forma prestablecida de pensar qué
era bueno o justo; actualmente se ha dejado atrás esta restricción o limitación de
toma de decisión, pues, como mencioné anteriormente, se heredaba un cúmulo de
valores y actitudes para la formación de un individuo, trayendo ahora la
subjetividad en la toma de decisiones. Se cree que antes las personas se
adaptaban por naturaleza a una esquematización de conductas, dejando a un lado
aquella autonomía sobre la identidad de cada persona.

Está claro que el liberalismo al cual me refiero en el párrafo anterior representa


una amenaza o negatividad para quienes comparten la idea de limitar la
enseñanza de ética y moral, por la cual se puedan emplear variaciones de lo
constituido como ética y moral.

Al tratar de establecer una clara conceptualización de cada término aquí


desarrollado nos damos cuenta de que, antes de pensar en una ética y moral
como términos individuales o en conjunto, tenemos que, una vez más estas bases
de actuaciones sociales cae en un dilema profundo, como el considerar si la
moralidad y ética son públicas o privadas. El autor de la obra estudiada prefiere
considerar -de manera coherente- el por qué puede ser cada una tanto pública
como privada, en cambio yo, llego a una conclusión directa (sin caer en lo vago)
que, aunque claramente se entienda que la moralidad dada al reconocimiento de
lo bueno y justo en una comunidad es de carácter público, no quiere decir que a la
ética no le importe u oriente por lo público, toda vez que la ética está inmersa en la
sociedad, presentes en todas nuestras relaciones sociales, en los valores que nos
rigen y en nuestra forma de pensar. Así que cuando se diga que lo público sea
exclusivo en la moral, estaremos frente a un notable error, pues, al final de este
pensamiento racional ¿No es acaso la ética una forma de vida?

La moral es un código que todos llevamos a la práctica en la vida cotidiana sin


reparar en ello. Se entiende como el conjunto de normas que impone la sociedad,
de manera consciente o no podemos llevarlas a cabo. Es difícil catalogar lo que es
correcto y lo que es incorrecto, pues interfieren las creencias y opiniones
personales. ¿Cómo podemos emitir una opinión, una creencia o un conocimiento
que sea universal? Es imposible. Debemos pensar cómo separar estos términos,
pues no podemos crear una moral que sea válida para todos, posiblemente sea de
la mayoría, pero no de las minorías. Ahora, a contraposición, el significado de la
Ética es dirigido a la buena vida, porque el hombre como ser racional reflexiona e
identifica las obligaciones y responsabilidades que debe ejercer con sus actos; en
cambio el significado de la Moral se dirige a las reglas de la interacción, haciendo
referencia a aquellas costumbres y tradiciones establecidas por un conjunto o una
sociedad.

La moralidad al separarse de la ética llega a una aproximación de “la moral y el


Estado de derecho democrático” cuando se piense que una actuación deliberada
basada en lo intrínseco de cada persona, donde se vea a la moral como una
institución social con sanciones internas, a diferencia de la ética que no tiene
ningún tipo de sanción, o al menos eso hace pensar el autor del libro estudiado,
pues, si pensase igual que él estaría omitiendo la existencia de un Código de Ética
constituido, recordando que este ensayo analítico está orientado a una ética
judicial.

ETICA, MORA Y DERECHO

El hombre siempre se ha hecho preguntas antes de realizar una acción para


considerar la manera correcta de su comportamiento, justo también como impera
en la toma de decisiones judiciales; para ello se han empleado discursos que
buscan la resolución ante la problemática que significa el creer si algo está bien, si
algo es bueno o si algo es justo. Para entender mejor cómo se desarrolla una
respuesta eficiente ante una pregunta previa que se haga el encargado de
establecer una decisión ante una situación.

En primer momento, guiado por Julio de Zan, nos muestra el discurso


pragmático, el cual se orienta a la toma de decisiones en base a los fines y
preferencias personales. Este tipo de discurso plantea que ante situaciones en la
vida una persona elige entre los diversos fines posibles o medios para el logro del
fin, considerando la inversión y esfuerzo que quiere la obtención de dichos fines,
tratándose de la elección racional de los medios con respecto a los fines ya dados.
En este discurso no se plantea la validez de los fines, sino la conexión de los
hechos. Otro tipo de discurso que impera en la toma de decisiones es el “Discurso
Ético”, el cual, a diferencia del pragmático, los fundamentos aportados por el
discurso constituyen por sí mismos las motivaciones para la determinación de
actitudes del sujeto y decisiones existenciales.

Los discursos prácticos morales exigen la ruptura de los presupuestos y valores


desde los que acostumbramos a juzgar nuestro alrededor. Este tipo de discurso es
considerado débil para establecer una sólida decisión, y es que, carecen como tal
de realismo por el cual se sobrepase de las emociones moralistas a ejecutar
directamente una acción; algunos consideran que la mera presencia de lo moral
en un dilema sería suficiente para elegir “lo que es bueno”, pero no es así, pues,
no se expresa una autonomía de voluntad completa, pasando del pensar al actuar.

La perfección de estos discursos antes mencionados configura un presupuesto


por el cual se debe integrar tanto el discurso jurídico como el político, puesto que,
se exige como tal a la toma de decisiones que se ajusten a los principios
universales de la moral pública y derechos humanos, que sean respetuosos de la
ética y que sean pragmáticamente consientes y razonables. En este momento no
dejo de pensar que la constitución del Código de Ética mantuvo este presupuesto
para la toma de decisiones de un juez o aplicador de justicia, en cada una de sus
actuaciones.

Algo que se debe tener en cuenta en la “ética, moral y Derecho” es “el sí


mismo”, que no es más que la relación directa que tiene un individuo con la
herencia que le ha dado la humanidad, fuentes de costumbres y valores para que
este determine su carácter y una vez se mantenga con los principios rectores que
determinan su actuación o toma de decisión, sea leal o fiel a sí mismo ya sea que
aplique tal autonomía a la ética, moral o al Derecho. Una manera semi
contradictoria a lo antes expuesto sería decir (que pienso es lo razonable), antes
de creer que una herencia de ethos debe influir en la toma de decisiones de un
individuo, ha de imperar su autonomía de voluntad.
¿QUÉ ES LA ÉTICA?

Una manera de ver la relación de la ética y la moral sería interpretar aquella


adecuación propuesta por los antropólogos, teniendo a la moral positiva como una
institución social fundamental cuyas normas conllevan a una sanción interna.
Como hemos podido entender en el antes explicado, ya a este punto es inevitable
expresar la ética relacionada con la moral, pues, el mismo autor de la fuente
doctrinal desarrollada despeja su interés de conceptualizar a ambos términos
(aunque ha logrado su cometido, separarlos para luego unificar su significado
delimitado). Siento la necesidad de insertar una definición de la ética, encontrada
en la página web de National Geographic que me llama mucho la atención, ya
que, amplifica el significado y da a entender de qué manera se incorpora la mora
en ella.

“La ética es el estudio del comportamiento humano, ocupándose de las


relaciones personales de cada persona (como las decisiones que se toman
en el día a día) y en un sentido más amplio, de los vínculos colectivos”.
National Geographic, 2022.

¿Acaso el mismo Julio de Zan no conceptualizó y caracterizó a la moral como


aquellas conductas por las que una persona interpretaba a su voluntad el sentido
bueno o no de una acción que llevara a la interacción con otra persona? Pues, en
esta definición investigativa identificamos que la ética no se trata de una
superioridad ante lo moral, sino la aplicación de códigos sobre las conductas
morales en diversas disciplinas.

La moral estará presente junto a un cumulo de sentimientos cada vez que haya
una interacción como lo es la indignación y vergüenza, que son el reflejo del
reconocimiento de un mal actuar, provocando una sanción moral como la que
muchas veces sentimos cuando erramos.
Metaética. Lenguaje Moral

Recordando el campo de estudio de la metaética, es adecuado contemplar que,


el análisis metaética del lenguaje moral nos permite comprobar que los juicios
morales pueden tener la forma de imperativos o enunciados de deber.

Ahora que vemos a la ética en un campo de aplicación más general que


delimitado encontramos problemáticas, que, aunque el autor (De Zan) lo haya
expresado en reiteradas ocasiones, es hasta ahora que encuentro sentido; la
validez relativa o universal de la teoría de la ética se plantea como una diferencia
si tratamos de justificar las teorías a las actuaciones materiales.

La pretensión de validez y de verdad absoluta requieren que una vez sea


ejercidas, se sustente con argumentos que fundamenten del por qué es una
“verdad” o una “buena acción”. Una de las aplicaciones de la ética en la sociedad
(dentro de lo que nos interesa) es el contractualismo, por el cual aquel Código
Moral intangible sale a relucir y establece las normas por la que ambos socios
éticos se someten.

Un concepto de ética universal tiene un intento de separar de una vez todas a


ambos términos y marcar una superioridad del principio de moralidad. En cambio,
el autor De Zan nos muestra que, para él la ética de Kant no pretende decirnos
“qué hacer”, sino, “cómo hacerlo” y “cómo tratar a los demás”. Es una ética formal,
porque tiene en cuenta que hay innumerable diversidad de fines valiosos que los
hombres pueden proponerse en su vida, donde el autor de esta teoría pretende
mostrar que, si bien el contenido y los fines de las acciones humanas no son
moralmente irrelevantes, lo que es formalmente decisivo para la calificación moral
de las acciones y de las personas es la buena voluntad, aquella rectitud que pone
de su parte para obrar bien.
CONCLUSIÓN

En definitiva, pretender independizar totalmente la moral de lo ético es absurdo,


pues, esta claro que, aunque en su aplicación terminológica pueda distinguirse en
usos, la esencia recae en los mismo, es más, hasta se puede acordar una
conclusión general que muchos han expresado a su manera, esta es: “la ética
puede existir sin la moral, pero, la moral no puede existir sin la ética”, esto debido
a que se cree que la ética aparte de ser la base de principios que rigen en un buen
actuar, la moral es parte de su estudio, pues, es de la ética de donde se basa la
moral para establecer códigos de conductas, costumbres, etc.

Una manera rápida de definir estos términos separadamente podría ser como,
la moral es una correcta conducta material, en cambio la ética es concepción
intelectual del actuar. Hay quienes dicen que la moral es una debilidad en la
deliberación de lo pensado y lo actuado, pues, la moral comprende un cúmulo de
sentimientos, emociones que difícilmente logran materializarse de lo planeado
(pensado) a lo ejecutado.

Un claro ejemplo de lo que significa la ética y la moral para el Derecho ha sido


el Código de Ética Judicial, norma que tuvo un modelo central (el Código de Ética
Iberoamericano), dejando para las acciones judiciales una base normativa que
proporciona principios y valores a una estructura judicial para su función positiva.
Toda vez que se vaya a ejecutar una acción judicial se requiere previamente que
el funcionario judicial se cuestione y cree discursos mentales para la correcta
decisión; en lo cotidiano creamos discursos mentales orientados a preguntarnos si
está bien lo que vamos a hacer, ya sea desde lo pragmático, ético o moral. Esta
es una perfecta manera de considerar que se decida bien.

Al final, la ética no escapa de ser subjetiva, pues ¿cómo podríamos validad que
lo decidamos como bien, en realidad sea lo bueno y no lo malo?, esta es una
interrogante que se hizo De Zan y secundo, puesto que, una vez rota aquella
herencia generacional absoluta donde nuestros ancestros nos establecían qué era
lo bueno y qué era lo correcto, el hombre empezó a darle valor a su derecho de
decisión, a accionar en base al principio de autonomía de voluntad, que
representa la decisión unipersonal otorgada a cada individuo susceptible de
derechos.

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