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Corte Suprema de Justicia, Sala de Casación Civil y Agraria, Santafé de Bogotá, D. C.

, diecinueve (19) de
julio de dos mil (2.000).

Magistrado Ponente: NICOLAS BECHARA SIMANCAS

Ref.: Expediente No. 12393

Decide la Corte la impugnación interpuesta contra el fallo proferido por la Sala Civil del Tribunal
Superior del Distrito Judicial de Santafé de Bogotá el 1 de junio de 2000, dentro de la acción de tutela
impetrada por la FUNDACION ABOOD SHAIO contra el JUEZ VEINTISIETE CIVIL DEL CIRCUITO
DE ESTA CIUDAD Y OTRA.

ANTECEDENTES

Con el fin de que se dejen sin efecto las providencias que dieron trámite al proceso ejecutivo,
particularmente las que decretaron las medidas cautelares y las que niegan su cancelación o
levantamiento, y por considerar que se le vulnera el derecho al debido proceso, expone básicamente la
accionante, por medio de apoderado judicial que:

Es demandada en proceso ejecutivo, sin la exhibición de los títulos valores, infringiéndose


manifiestamente lo dispuesto por el artículo 624 del Código de Comercio; se propuso incidente de
nulidad por cuanto lo que correspondía era iniciar un proceso verbal de reposición de títulos, pero fue
negada con el argumento de que aún no hay proceso y que debe es plantearse como excepción previa.

Se tramitó la demanda teniendo como prueba copia simple de facturas cambiarias en las que no constaba
el pago del impuesto de timbre, infringiéndose lo dispuesto en el artículo 540 del Estatuto Tributario; por
tales irregularidades se opuso al decreto de medidas cautelares, lo que le fue negado por el juez, decisión
a la que se le interpusieron los recursos correspondientes.

Se embargaron y retuvieron dineros que pertenecen a Fiduciaria del Occidente y que están afectos a un
patrimonio autónomo constituido entre la fiduciaria y la accionante, mediante contrato que se reseña,
extralimitándose el alcance de los artículos 1227, 1233 y 1238 del Código de Comercio; se solicitó por
parte de la fiduciaria el levantamiento de las medidas sobre dichos dineros, lo que fue negado,
interponiéndose por ello los recursos pertinentes.

A solicitud de la peticionaria de este amparo se fijó caución por la suma de 450 millones de pesos para
levantar las medidas cautelares, recurrida por las partes la providencia, no se repuso y se concedió el
recurso de apelación en el efecto devolutivo; prestada la caución, el juzgado se negó a levantarlas
argumentando que ya se habían surtido algunas de ellas y reajustó la cuantía en la suma de
$4.500’000.000.00, 10 veces más, careciendo de competencia para ello y encontrándose pendiente un
curso un recurso de apelación.

La Fundación, se acogió a la Ley 550 de 1999, e inició la negociación de un acuerdo de reestructuración


que inscribió en el registro mercantil; como consecuencia de ello conforme al artículo 14 de la
mencionada ley, fueron suspendidos los procesos de ejecución en su contra dentro de los cuales se
encuentra el que aquí se debate; los recursos contra las decisiones judiciales “manifiestamente ilegales”
igualmente quedaron en suspenso, “amenazando gravemente la prestación de los servicios de salud que
presta la institución”. El proceso se encuentra suspendido sin que los recursos de segunda instancia se
hayan resuelto, “y sin tener otro medio de defensa judicial para atacar decisiones judiciales que se
consideran arbitrarias, abiertamente ilegales y violatorias del debido proceso”.

RESPUESTA DE LA ACCIONADA

La Juez convocada acepta que en su Juzgado se adelanta el proceso ejecutivo singular donde son
demandantes las sociedades Biomedics S.A. y Compañía de Representaciones Médicas S.A. C.T.P.
Médica S.A. en contra del Hospital Fundación Clínica Shaio; que como título ejecutivo se allegaron 234
facturas al carbón y firmadas en original, las cuales suman $2.231’648.812.00; que en la demanda se
solicitó, antes de librarse el mandamiento de pago, citar al representante legal de la demandada para el
reconocimiento del contenido y firma de las facturas aportadas como título ejecutivo, a lo que se accedió
de conformidad con el artículo 489 del Código de Procedimiento Civil, mediante auto del 10 de
noviembre de 1999; practicada la diligencia, se desconoció el contenido y la firma de las facturas base de
la ejecución; dentro del término establecido en el artículo 275 del Código de Procedimiento Civil, la parte
actora solicitó la verificación de autenticidad de dichos documentos, dándose por ello el trámite incidental
establecido para la tacha de falsedad, sin que hasta el momento se haya resuelto éste.

Con la demanda se solicitaron medidas cautelares, las que fueron decretadas; la parte demandada pidió
aplicación del artículo 519 del Código de Procedimiento Civil a lo que se accedió, ordenándose prestar
caución por la suma de $450’000.000.00, dentro del término de 20 días, auto que recurriera la parte
actora; prestada la caución el Juzgado no la tuvo en cuenta por cuanto la misma fue ordenada para
impedir embargos y no para levantar medidas cautelares, y como ya se habían practicado unas, dispuso
reajustar la caución a la suma de $4.500’000.000.00, para garantizar el pago del crédito y las costas, y así
ordenar el levantamiento de las medidas cautelares, caución esta última que hasta el momento no se ha
prestado.

En lo que hace al impuesto de timbre, advierte la funcionaria que atendiendo la calidad de las partes, ellas
están exentas de dicho pago, además ninguna de las facturas supera el monto indicado por el estatuto
tributario para que queden gravadas por dicho impuesto.
Aclara además que la demandada en el proceso ejecutivo, acá accionante, solicitó la suspensión del
mismo por cuanto la Superintendencia Nacional de Salud la aceptó para la promoción de un acuerdo de
reestructuración, de conformidad con la Ley 550 de 1999, suspensión que decretara el Juzgado en
aplicación de lo dispuesto por el artículo 14 de dicha ley, por lo que en estos momentos el proceso se
encuentra suspendido.

Concluye la convocada en que no puede tener acogida la acción de tutela, toda vez que el trámite del
proceso se encuentra acorde con las normas procesales y sustanciales vigentes que lo rigen, sin que en
manera alguna se haya violado el debido proceso ni el derecho de defensa.

Las sociedades demandantes dentro de dicho proceso ejecutivo, se pronunciaron respecto de esta acción
indicando que no ha existido ninguna violación al debido proceso puesto que los documentos presentados
como base de la ejecución son copias de facturas cambiarias de compraventa para las que se solicitó
reconocimiento previo por parte de la demandada, como lo ordena el artículo 489 del Código de
Procedimiento Civil, documentos que se encuentran exentos del pago del impuesto de timbre, y recogen
obligaciones contraídas antes de la celebración del contrato de fiducia a que se hace mención en la tutela,
por lo tanto, de conformidad con lo dispuesto en el artículo 1238 del Código de Comercio, las
demandantes están legalmente facultadas para perseguir esos bienes; el artículo 684 del Código de
Procedimiento Civil en ninguna parte prohibe el embargo de bienes de las entidades que realizan
actividades de interés social o que tienen a su cargo la prestación de un servicio público como la salud,
como equivocadamente lo cree la peticionaria de este amparo, sin que hasta la fecha en ese proceso, hoy
suspendido, se haya demostrado por parte de la Clínica que los dineros embargados no correspondan a su
renta líquida. Considera por ello que se está frente a una tutela temeraria, por cuanto mediante ella se
pretenden debatir temas que fueron fallados por el Juez que conoce el proceso, quien obró dentro de su
leal saber y entender y con la autonomía de que está embestido.

SENTENCIA DEL TRIBUNAL

Para el fallador de primera instancia debe negarse el amparo acá reclamado, por cuanto de modo
recurrente las partes en los procesos utilizan esta acción, como recurso judicial alternativo y en ocasiones
paralelo, para forzar que compitan dos interpretaciones de la misma jurisdicción, representada por el Juez
Natural y por el Juez Constitucional, como si no fueran uno sólo.

En este caso, afirma el a-quo, se trata de discrepancias de interpretación contra las determinaciones del
Juez, sobre textos legales, sin conexión directa o inminente con derechos fundamentales; un ejemplo de
ello reside en entender qué es original de un documento, “punto en el cual la doctrina de este Tribunal
ha sido errática (sic) y vacilante”, así la parte demandada considera que no es original un ejemplar que es
reproducción pero lleva la firma original de su autor, en tanto algunas secciones del Tribunal, entre ellas,
la de la Sala que despacha la tutela, consideran que lo que imprime carácter de original a un documento es
la circunstancia de llevar la firma, el gesto práctico en original; igual ocurre con el pago del impuesto de
timbre que ha sido considerado como un elemento relativo que no introduce demérito al título, así pues
existiendo varias interpretaciones concurrentes, todas probables, todas vigentes y aplicadas por la
jurisprudencia con igual razonabilidad, resulta absolutamente incompatible con el concepto de vía de
hecho, no siendo mejor la interpretación del Juez Constitucional que la que le dé el Juez Natural, en tanto
no es manifiestamente absurda ni descabellada; igualmente polémico resulta el tema relativo a la
persecución de los bienes fideicomitidos por deudas contraídas con anterioridad a la Constitución.

Los temas relativos a la cuantía de la deuda y la cuantía de la caución y la posibilidad de modificar las
decisiones en el término de la ejecutoria, cuando ambas partes han recurrido, son asuntos cuya
interpretación debe dejarse a la discreta autonomía de las instancias naturales, por lo que no se advierte
violación al debido proceso.

IMPUGNACION

Para el recurrente, no se trata de discrepancias de interpretación sino de desconocimiento flagrante de


normas legales que debían aplicarse al proceso y que no se aplicaron bajo excusa de interpretar, a contra
texto, las disposiciones; un proceso ejecutivo sustentado en un título valor, no puede adelantarse con
copias al carbón; plantea nuevamente los argumentos esgrimidos en la acción de tutela, agregando que en
este caso se tramita el proceso desconociendo sutilmente las normas cambiarias, la propiedad fiduciaria,
la imposibilidad de apreciar documentos que no han pagado el impuesto de timbre, dilatando el
levantamiento de medidas cautelares, con lo que se desconocen las normas del debido proceso y por lo
tanto es procedente la acción de tutela.

CONSIDERACIONES

1.- En torno de la procedencia de la acción de tutela frente a las actuaciones judiciales, por vía
jurisprudencial se le ha reconocido un carácter eminentemente excepcional y subsidiario, de acuerdo al
cual, dicho medio de protección sólo puede abrirse paso cuando se establezcan dos situaciones a saber: 1ª.
existencia de una vía de hecho, y 2ª. ausencia de mecanismos judiciales para atacarla.

Respecto de las hipótesis que pueden configurar una vía de hecho, se ha dicho que ocurre: “... cuando se
presente un defecto sustantivo, es decir, cuando se encuentre basada en una norma claramente
inaplicable al caso concreto; presente un defecto fáctico, esto es, cuando resulta evidente que el apoyo
probatorio en que se basó el Juez para aplicar una determinada norma es absolutamente inadecuado;
presente un defecto orgánico, el cual se produce, cuando el fallador carece por completo de competencia
para resolver el asunto de que se trate, y presente un defecto procedimental, es decir, cuando el juez se
desvía por completo del procedimiento fijado por la ley para dar trámite a determinadas cuestiones. En
suma, una vía de hecho se produce cuando el juzgador, en forma arbitraria y con fundamento en su sola
voluntad, actúa en franca y absoluta desconexión con la voluntad del ordenamiento jurídico. La
intervención del juez de tutela en una sentencia judicial, calificándola como una vía de hecho, sólo puede
producirse en aquellos casos en que el vicio alegado sea constatable a simple vista. Adicionalmente, la
falencia cuyo restablecimiento se persiga por la vía de la acción de tutela debe conllevar, en forma
inmediata, la violación de uno o múltiples derechos fundamentales, lo cual determina que sólo las
decisiones judiciales cuyos efectos trasciendan el campo de los anotados derechos, en detrimento de
éstos, puede ser atacada mediante la acción de tutela”1 (el destacado no es original).

2. Ahora bien, en tanto los reproches por vía de la acción de tutela busquen desconocer las decisiones
tomadas por el funcionario accionado, se ha precisado que existiendo aún dentro del proceso en el que la
vía de hecho puede ocurrir, los medios de defensa adecuados, propios e idóneos para debatir las
reclamaciones que a ese respecto y por medio de esta acción se plantean, se torna improcedente este
mecanismo constitucional, que está instituido precisamente en ausencia de cualquier otro medio de
protección; pero no deben dejarse de lado aquellas situaciones, en las que a pesar de contarse con
mecanismos de defensa, su efectividad está por debajo de la que ofrece para el caso concreto la tutela
misma, caso en el cual ha de prevalecer el mecanismo constitucional, en procura de la protección y
salvaguarda de los derechos fundamentales y en éste específico evento, del debido proceso vulnerado.

3.- Examinado el caso concreto a la luz de los someros conceptos anotados, la Corte considera que en
efecto en este asunto se incurrió en la vía de hecho que denuncia la entidad actora, porque del examen de
las copias en las que consta el contenido mismo de las pretensiones demandadas y trámite que se le
impartió por el Juzgado accionado a la solicitud ejecutiva, sin necesidad de escudriñar su fondo jurídico y
probatorio, se establece que en efecto en el presente proceso ejecutivo se pretirieron claras normas que
habrían de impedir, al menos temporalmente, su adelantamiento, y aún la adopción de medidas que, sin
lugar a dudas por la omisión dicha se decretaron en un acto que resulta ser arbitrario y por ende
atentatorio contra el debido proceso que debe enmarcar las decisiones judiciales.

a.- Basta leer el texto de la demanda y revisar sin mayor profundidad los documentos aportados por la
entidad actora como título ejecutivo, para determinar sin más, que se trata de una serie de documentos que
fueron presentados en copia, y fueron anunciados por la ejecutante como la base de su recaudo ejecutivo.

El asunto no tendría trascendencia alguna si se tratara simplemente de títulos ejecutivos, de aquellos


genéricamente previstos en el artículo 488 del C. de P. Civil. Pero en frente de la condición de TITULOS
VALORES, el asunto sí adquiere el mayor alcance, pues se trata en éste proceso ejecutivo de ejercitar la
acción cambiaria derivada de un título valor (factura cambiaria) y no de un título ejecutivo cualquiera.

Es en éste punto en el que adquiere su mayor intensidad el claro concepto del título valor frente al mero
documento contentivo de una obligación, pues por definición, la acción cambiaria derivada del título
valor, y el ejercicio del derecho consignado en él, “requiere la exhibición del mismo” (Art. 624 C. de
Co.).

1 Cfr. Corte Constitucional sentencia T 162 de 30 de abril de 1998.


La razón es evidente. Los principios de autonomía y literalidad del título valor, comportan que el
documento que lo contiene sea un documento especial y formal, aspectos que implican la seguridad y
certeza del derecho que incorpora y del contenido del crédito que el título expresa, lo cual es el
fundamento de su negociabilidad. Y si la exhibición del título valor es necesaria para legitimar el
ejercicio del derecho literal y autónomo que en ellos se incorpora, esto sugiere la inseparabilidad y la
unión que resulta indisoluble entre el derecho y el documento mismo, esto es, entre el derecho allí
incorporado y el papel que representa ese derecho.

b) Así entonces, no es concebible el ejercicio de una acción cambiaria como la que se intenta, que supone
la exhibición del documento contentivo de la obligación cambiaria, (factura cambiaria de compraventa en
el presente caso), si no se aporta como base del recaudo el original del documento que la contiene.

La razón es una: solo el documento original LEGITIMA A SU TENEDOR para exigir su pago, quien por
lo mismo es obligado a exhibir el título. Esto tiene su explicación en la LEY DE CIRCULACION DEL
TITULO VALOR, es decir en la facultad intrínseca y propia de transmitirse entre muchas personas
mediante el respectivo endoso, transfiriendo igualmente al endosatario el derecho autónomo que
representa el título mismo, pues su eficacia, según lo expresa el artículo 625 del C. de Co., deriva de la
firma puesta en él y de su entrega con la intención de hacerlo negociable conforme a la ley de su
circulación.

c) Esas características propias del título valor, (y la factura cambiaria de compraventa lo es –art. 772 C. de
Co.-), suponen justamente la necesidad de exhibir su original cuando su tenedor pretenda obtener el pago
incorporado en el documento, y más cuando como aquí acontece, dicho título valor pretende asimilarse en
sus efectos a la letra de cambio según se lee al pie del mismo documento, en ejercicio de la facultad
establecida en el artículo 776 del C. de Co., pues no se concibe el ejercicio de una acción cambiaria con
una copia de una letra de cambio. Por la ley de circulación, en manos de qué tenedor se hallará el
original?

d) Ahora bien, si el documento representativo de la literalidad exigida para requerir el pago ha sufrido
extravío, no tratándose de documentos al portador, la ley comercial establece el mecanismo para su
reposición.

e) La falencia de los documentos originales no puede ser suplida, en tratándose del ejercicio de la acción
cambiaria, con la solicitud de reconocimiento de los documentos que en copia fueron aportados, pues a
más de que se desnaturaliza la característica fundamental del título valor y su literalidad, se quedaría sin
explicación el interrogante del destino que ha tomado el original, pues su tenedor seguiría siendo el
legitimado para exigir su pago.
4.- Y es que en verdad, la especial naturaleza del proceso ejecutivo supone la presencia en él, desde la
formulación de la demanda misma, de un título ejecutivo que, por esencia, demuestre al juez del
conocimiento que a favor del ejecutante y a cargo del ejecutado existen obligaciones exigibles
coactivamente, porque, solo ante la presencia de un título tal, esto es, que satisfaga las condiciones
consagradas en el artículo 488 del C. de P. Civil y en las demás normas especiales que regulan la materia,
como las que corresponden a los títulos valores, el juez de la causa puede dar curso a la ejecución misma,
ya sea, cuando todos los requisitos están cumplidos, librando la ejecución u optando, cuando ello no es
así, por el decreto de alguna de las diligencias previas previstas en el artículo 489 ib., que tiene por
finalidad perfeccionar el título ejecutivo, más no crearlo.

De donde, cuando la ley exige del título, como en el caso de los títulos valores, requisitos específicos
(literalidad, incorporación, etc., que confieran legitimación a su tenedor), que no pueden suplirse con el
mero acto de reconocimiento según lo atrás anotado, mal podría el Juez en tales eventos, impulsar la
ejecución demandada, y menos, con todo y que haya dispuesto su reconocimiento previo, decretar
medidas cautelares, pues en tal supuesto, tanto las medidas previas, como las cautelares suponen la
existencia ya advertida de un título valor o de un título con virtualidad de llegar a tener tal calidad, que
aquí no fue aportado y que no podrá llegar a serlo (el aquí aducido), aún con la realización de las
diligencias previas reclamadas.

5.- Corolario que se impone de lo expuesto, es que toda la actuación surtida por el Juez 27 Civil del
Circuito de Santafé de Bogotá en el trámite del proceso ejecutivo a que se hace referencia, tanto en lo que
concierne a la práctica de diligencias previas, como en lo que atañe a las medidas cautelares adoptadas,
constituyen sin lugar a dudas una vía de hecho.

Siendo esta la conclusión de la Corte, se impone al tiempo colegir que para la reparación efectiva de los
derechos fundamentales de la accionante, bastará aquí ordenar al funcionario querellado, adopte las
medidas que en el proceso materialicen el destrabamiento de los bienes afectados cautelarmente en el
ejecutivo, así como las demás que sirvan para hacer efectiva la reparación de los derechos fundamentales
de la ejecutada, en armonía con lo aquí estimado, sin que sea obstáculo para ello la suspensión procesal
decretada en aquel asunto, como quiera que ninguna de las medidas que habrán de adoptarse a
consecuencia de este fallo de tutela, podrá significar impulso o adelantamiento de dicho proceso en las
etapas que lo conformen.

6. De acuerdo con lo discurrido, se revocará la sentencia de primer grado, para en su lugar conceder el
amparo deprecado, sobre la base de que la actuación cumplida en el referenciado proceso ejecutivo
constituye una vía de hecho judicial que conlleva la inexistencia de las decisiones afectadas por el vicio, y
en tal orden de ideas, limitar la orden de la Corte a lo que se dejó insinuado.

DECISION
En mérito de lo expuesto, la Corte Suprema de Justicia en Sala de Casación Civil y Agraria,
administrando justicia en nombre de la República y por autoridad de la Ley, REVOCA el fallo impugnado
proferido por la Sala Civil del Tribunal Superior del Distrito Judicial de Santafé de Bogotá el 1 de junio
de 2000, dentro de la acción de tutela impetrada por la FUNDACION ABOOD SHIAO contra el JUEZ
VEINTISIETE CIVIL DEL CIRCUITO DE ESTA CIUDAD Y OTRA.

En su lugar,

SE DISPONE:

PRIMERO: Conceder el amparo constitucional al derecho del debido proceso reclamado por la
FUNDACION ABOOD SHIAO.
SEGUNDO: Estimar que toda la actuación cumplida en el proceso ejecutivo promovido por las
sociedades BIOMEDICS S.A. y COMPAÑÍA DE REPRESENTACIONES MEDICAS S.A C.T.P.
MEDICAS S.A. contra el HOSPITAL FUNDACION CLINICA SHAIO, es constitutiva de una vía de
hecho judicial, y por consiguiente, se torna inexistente.
TERCERO: Ordénase al Juez 27 Civil del Circuito, en armonía con lo resuelto, que dentro de las
cuarenta y ocho (48) horas siguientes a la notificación que se le haga de éste proveído, adopte las medidas
que en el proceso ejecutivo materialicen el destrabamiento de los bienes afectados cautelarmente, así
como las demás que sirvan para hacer efectiva la reparación de los derechos fundamentales de la
ejecutada.

Notifíquese lo decidido, y remítase este expediente a la Corte Constitucional para su eventual revisión.

CUMPLASE

Silvio Fernando Trejos Bueno, Manuel Ardila Velásquez, Nicolás Bechara Simancas, Jorge Antonio
Castillo Rugeles, Carlos Ignacio Jaramillo Jaramillo, José Fernando Ramírez Gómez, Jorge Santos
Ballesteros.

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