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EL MONACATO.

Seminario Conciliar María Inmaculada

Jhon Michael Castañeda Chaux

SEMINARIO CONCILIAR MARÍA INMACULADA


ETAPA DISCIPULAR
SEGUNDO AÑO
GARZÓN, 2020

Taller: Historia de la Iglesia Antigua


Contenido:
1) ENCUENTRO DEL CRISTIANISMO CON EL JUDAÍSMO: la Iglesia primitiva de frente a
la sinagoga; Las misiones de san Pedro y san Pablo 2) ENCUENTRO DEL CRISTIANISMO
CON EL MUNDO ROMANO: convergencias y divergencias; de la tolerancia a la
persecución; las persecuciones desde el I a la mitad del siglo III; las grandes
persecuciones del siglo III; Constantino y el Cristianismo; el martirio de los primeros
cristianos 3) ENCEUNTRO DEL CRISTIANISMO CON EL HELENISMO: el gnosticismo; las
principales herejías; los primeros cuatro Concilios Ecuménicos; las apologías de los
padres de la Iglesias y de los escritores eclesiásticos; origen y desarrollo del monacato.

El Monacato

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Responda: ¿Quién es el primer santo no mártir, pero sí virtuoso en su vida, proclamado
en la historia de la Iglesia?

Bibliografía: PDF: José U. Patiño,


Historia de la Iglesia Antigua, Vol. I, Siglos I - VII, San Pablo, Bogotá 20154, 169-180.

EL MONACATO.
El monacato es un tema que ha causado mucha curiosidad en el hombre, y más aún en la
humanidad entera, ya que, ha llegado a trascender en la historia de una manera importantísima,
en el sentido que, aún se ven algunos casos de personas que optan por tener o llevar su vida
aparte, es decir, alejados de la sociedad.

Remontando o yendo a la historia, se habla que el monacato como tal, tiene sus inicios hacia el
siglo III d. C., cuando algunos grupos de personas o mejor dicho de cristianos, optan por salir de
la vida cotidiana, es decir, alejarse en algunos casos de sus familias, de sus hijos, de sus amigos, y
seres queridos, y se retiran a las montañas, al desierto y algunos lugares que ellos mismos veían
que eran convenientes para poder llevar su nuevo estilo de vida, y así sacar u obtener la mejor
experiencia de esa nueva práctica que estaban iniciando.

Antes del siglo III, no se habla como tal de monacato, pero no quiere decir tampoco que ninguna
persona haya optado por salir de su ambiente y alejarse, solo que se consideraban como hombres
que por voluntad propia se decidía a llevar una vida solitaria.

El monacato es un tema que, si se ve desde la perspectiva cristiana, se puede percibir como un


modo de entrega o un modo de vivencia plena del estilo de vida enseñado por Jesús; por ende, se
puede hablar desde el mismo Evangelio, tomando como ejemplo algunos profetas y más
específicamente podemos hablar de Juan el Bautista e incluso el mismo Jesucristo, ya que ellos
optaron por tener algunas experiencias de desierto y de soledad para poder tener así un verdadero
encuentro con Dios, ya que ellos hablaban de que allí, era donde encontraban un silencio
verdadero y más aún, se encontraban con ellos mismo.

Pero, si se ve el monacato en la perspectiva de cómo está el mundo hoy, se puede llegar a decir
que, ese grupo de personas que se retiran a las montañas, o al desierto u otros lugares solitarios,
se les diría o se tratarían de locos, de personas que están siguiendo una utopía, o incluso que son
individuos asociales.

El monacato tenía en sus inicios como eje central o como punto de partida a Jesús, el unigénito.
Estas personas que optaban por iniciar este estilo de vida, lo hacían de una manera radical, pero
también hay que tener en cuenta que los cristianos huían a las montañas o a lugares solitario por
motivo de las persecuciones, ya que temían en ocasiones la muerte, y es allí donde se habla del
inicio del monacato en la Iglesia antigua.
Es bueno ir enmarcando de donde parte, de donde más o menos comienza y como se va
desarrollando toda esta cuestión del monacato.

Es muy importante mencionar lo que tiene que ver con el monacato en oriente y en occidente, ya
que en oriente es donde tiene sus inicios, gracias a San Antonio, el cual, es denominado como
uno de los padre espirituales, ya que, este hombre llevaba una vida en la austeridad y no solo era
un carismático director, como lo denota Uriel Patiño en su libro Historia de Iglesia, sino que era
un excelente monje dedicado al trabajo manual, a la oración, a la lectura y estudio de la Sagrada
Escritura y vivía también en una lucha constante contra el pecado y el demonio.1

Un gran aporte que nos hace San Juan Crisóstomo, en cuanto el monacato en oriente, es cuando
nos habla de que el monacato es un claro ejemplo de que el ideal evangélico se puede realizar de
una manera radical, la cual, se puede demostrar por medio de la pobreza y la virginidad, y
además en la renuncia de sí mismo.2

Yendo un poco más en lo que concierne el monacato en occidente, nos damos cuenta que en la
mayoría de veces, los cristianos o los monjes que optaban por llevar este estilo de vida ascética,
eran rechazados por su presentación, por los fuertes ayunos que realizaban y que en ocasiones los
llevaba hasta la muerte3; pero también, algunas personas los apoyaban y les brindaban su amor y
su acogida.

En conclusión, la vida monacal en la Iglesia ha sido algo muy importante, ya que, gracias a esta
cuestión, es que conocemos hoy las grandes ordenes monacales, las cuales, se preocupan por la
rectitud de vida, es decir, llevar una vida centrada en una sola cosa: Jesús, el unigénito, lo cual, es
con lo que inicia esta experiencia monacal. A pesar que esto haya iniciado en una realidad de
persecución y en una realidad de muerte, no podemos dejar atrás que el mismo Jesucristo entrega
su vida por la salvación del mundo entero, sin decir o reprochar algo, es por eso, que se debe ser
consiente que no hay plenitud más grande, que entregar la vida, por Cristo y por nuestros
hermanos.

 A lo largo de la Iglesia primitiva encontramos un sin número de Santos, que entregaron la


vida por sus creencias religiosas y más aún por una sola realidad: por Jesús. Pero, hay

1
Patiño, J. Historia de la Iglesia. Tomo I. 171.
2
Ibíd. 174.
3
Ibíd. 176.
algo que causa curiosidad en esta cuestión, y es que en los III primeros siglos y en los
principios del siglo IV, encontramos que todos los santos eran aquellos que habían muerto
por el martirio, más no por otras cosas, es decir, quizás por su estilo de vida o por sus
virtudes, como se hace o se conoce hoy en día. Pero, a finales del siglo IV,
específicamente en el año 397 tenemos a San Martín de Tours, un hombre que, por sus
grandes virtudes, por su estilo de vida y por su gran entrega, hoy lo conocemos como el
primer santo no mártir en la Iglesia Católica.

REFERENCIAS.
Patiño, J. Historia de la Iglesia Antigua, Tomo I. Bogotá: San Pablo, 2003.

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