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Tumor Es
Tumor Es
y meningiomas
Roberto Zaninovich
Objetivos
Al nal de este capítulo, dispondrás de las siguientes aptitudes:
Los tumores intracraneales constituyen el 20% de todos los tumores del organismo. En el adulto,
predominan las lesiones gliales y metastásicas, y, en los niños, los gliomas de bajo grado de
malignidad, tumores pineales, craneofaringiomas, tumores neuroectodérmicos primitivos (TNEP) y
ependimomas. En la población pediátrica, se localizan con mayor frecuencia en la fosa posterior
a diferencia de los adultos. Otra diferencia epidemiológica importante entre ambas poblaciones
es que los tumores cerebrales en los adultos son infrecuentes en relación con otras neoplasias,
mientras que en la niñez son los tumores sólidos más comunes (en segundo lugar detrás de las
leucemias, si se cuentan todos los tipos tumorales).
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En este capítulo, se describen las principales características de los tumores intraaxiales más
frecuentes (que son los tumores neuroepiteliales y las metástasis), así como también de los
tumores extraaxiales más frecuentes (que son los meningiomas).
* Las metástasis son los únicos tumores intraaxiales que no son de origen neuroepitelial.
Clínica
La clínica de los tumores intracraneales varía de acuerdo con su localización, tamaño, grado de
in ltración y extensión. Las formas en que se presentan se detallan a continuación.
Síndrome de hipertensión endocraneal
Aparece con tumores que poseen un volumen superior a los 25 cm3, o bien, que obstruyen la
circulación de líquido cefalorraquídeo (LCR) y producen hidrocefalia (por ejemplo, un glioma en el
tálamo que obstruya ambos forámenes de Monro). También los tumores que generan edema
cerebral, como el caso de las metástasis cerebrales, o los gliomas de alto grado de malignidad,
pueden presentar hipertensión endocraneal.
Crisis epilépticas
Pueden ser focales o generalizadas. Se producen sobre todo en los tumores corticales o
subcorticales, frecuentemente en los gliomas de bajo grado.
Seudodemencia
Es un síndrome frontal bilateral con gran apatía y amimia, causado por glioblastomas en “alas de
mariposa” o por grandes meningiomas del surco olfatorio que in ltran o comprimen,
respectivamente, ambos lóbulos frontales.
Síndromes regionales
Re ejan la afectación de una región de la base del cráneo, generalmente por un tumor extraaxial.
Por ejemplo, el síndrome del ángulo pontocerebeloso debido a un meningioma petroclival.
Diagnóstico
La existencia de una lesión tumoral intracraneal se sospecha por la clínica antes descrita, y se
con rma mediante la tomografía computarizada (TC) y la resonancia magnética (RM). Si bien la
primera aporta datos sobre la localización y extensión de una lesión cerebral, el estudio de
elección en los tumores intracraneales es la RM de cerebro con administración de contraste
endovenoso. La presencia de una lesión cerebral que puede reforzar luego de la administración
de contraste endovenoso (por rotura de la barrera hematoencefálica), determina con gran
precisión las características de la lesión, y su relación con estructuras cerebrales vecinas,
además de poder verse in amación del tejido cerebral (edema) alrededor de esta imagen.
La RM funcional (RMf) es un método de diagnóstico que a través del estudio de los cambios en la
oxigenación sanguínea permiten la caracterización y mapeo regional de las diferentes funciones
cognitivas como son las habilidades motoras, la visión, el lenguaje y la memoria y su relación con
el tumor.
Biología molecular
En los últimos años, se han estudiado las alteraciones moleculares asociadas a tumores del
sistema nervioso central (SNC) que sirven como biomarcadores para diagnóstico y con un valor
predictivo de respuesta al tratamiento. Algunos marcadores moleculares fueron agregados en la
última clasi cación de tumores del SNC de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Es decir,
se necesita la presencia de estos marcadores para hacer el diagnóstico de certeza de ese tipo de
tumor: mutación de la isocitrato deshidrogenasa 1 y 2 (IDH1 e IDH2) (astrocitomas), codeleción
1p19q (oligodendrogliomas), y las vías de señalización WNT, SHH y p53 (meduloblastomas).
Tratamiento
Tratamiento médico
Medicación anticonvulsivante: la de primera elección es la difenilhidantoína (100 mg/8 h), vía oral
o vía endovenosa.
Medicación antiedema:
dexametasona (4-8 mg/6 h) con protección gástrica. Especialmente las metástasis, y, en menor
grado, el resto de los tumores, tienen una respuesta muy favorable a los corticoides. Estos
mejoran transitoriamente los síntomas al disminuir el edema vasogénico y la hipertensión
intracraneal.
Tratamiento quirúrgico
La evidencia existente demuestra que la extensión de la resección tumoral sumada a la edad del
paciente, la histología, el karnofsky y el estado de la IDH1/2 son predictivos del pronóstico del
paciente.
Tumores intraaxiales (Tabla 8.3)
Tumores neuroepiteliales
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Se denominan así a los tumores derivados de células gliales, de células neuronales y de células
embrionarias. Desde el punto de vista de la evolución clínica, se pueden clasi car en tumores de
bajo grado malignidad y tumores de alto grado de malignidad.
Son lesiones de crecimiento lento que se presentan en adultos jóvenes, por lo general, menores
de 40 años, con una supervivencia de entre 7 y 10 años después del diagnóstico. Suelen
presentarse inicialmente con crisis epilépticas. Tienen preferencia por los lóbulos temporal, frontal
posterior y parietal anterior. La RM muestra imágenes intracerebrales sin gran efecto de masa ni
edema circundante, con refuerzo nulo o escaso luego de la administración de contraste
endovenoso. Ejemplos de gliomas de bajo grado son el astrocitoma difuso, el astrocitoma
pilocítico, el ganglioglioma, el gangliocitoma, el oligodendroglioma de bajo grado y el
ependimoma no anaplásico.
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Son tumores de alta tasa de crecimiento que aparecen en adultos en edades medias de la vida
(45 a 65 años) y que desde el aspecto clínico se presentan con un síndrome focal rápidamente
progresivo o un síndrome de hipertensión intracraneal. La RM muestra una lesión con gran
edema, efecto de masa y refuerzo intenso tras la administración de contraste, con un aspecto
heterogéneo secundario a la presencia de necrosis y hemorragia. Ejemplos de tumores de alto
grado son el astrocitoma anaplásico, el oligodendroglioma anaplásico, el ependimoma anaplásico
y el glioblastoma multiforme o heteromorfo.
Gliomas
Los gliomas se originan a partir de las células gliales, que son células de sostén del SNC cuyo
número excede entre 10 y 50 veces al de neuronas. Entre estas células gliales encontramos
astrocitos (dan lugar a tumores llamados astrocitomas), oligodendrocitos (oligodendrogliomas),
ependimocitos (ependimomas) y células del plexo coroideo (papilomas).
Astrocitomas
Dado que los astrocitos son el grupo celular más abundante del sistema nervioso, los
astrocitomas son los tumores cerebrales primarios intraaxiales más frecuentes (26,6%).
Existen varias clasi caciones histológicas, de las cuales la más usada es la de Saint Anne-Mayo
que establece diversos criterios histológicos de malignidad para determinar el grado tumoral.
Dichos criterios son atipias nucleares, mitosis, proliferación endotelial y necrosis. Otra
clasi cación histológica los ordena en pilocíticos, brilares, difusos, anaplásicos y glioblastoma
multiforme (GBM). La OMS los clasi ca en cuatro grados según los criterios de Saint Anne-Mayo,
y considera tumores de grado 1 a los que carecen de todos estos criterios; de grado 2, cuando
evidencian solo uno; de grado 3, cuando presentan dos; y, de grado, 4 si presentan tres o cuatro
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de estos criterios. Los clásicos astrocitomas brilar, difuso o protoplasmático equivalen a los
astrocitomas de grado 1 y 2 de la OMS; el astrocitoma anaplásico, al grado 3; y el glioblastoma
multiforme o heteromorfo, al grado 4 de dicha clasi cación. Es importante aclarar que para la
OMS el astrocitoma pilocítico es un astrocitoma de grado 1. Los astrocitomas brilares
representan el 80% de los tumores astrocíticos y, por lo general, tienen un leve aumento de la
celularidad, atipias escasas y muy pocas o ninguna mitosis. Los astrocitomas brilares pueden
sufrir una transformación maligna acelerada, por lo que, en ocasiones, pasan rápidamente a
grado 4 y se los denomina glioblastomas secundarios.
Figura 8.1 a Glioblastoma. RM sagital con contraste. Se observa una lesión de aspecto necrótico
central que refuerza con contraste en la periferia, con intenso edema en el tejido cerebral
adyacente al lóbulo temporal.
Glioblastoma multiforme
El GBM se caracteriza por ser el tumor primario del sistema nervioso central más común en los
adultos, a la vez que es el más maligno, OMS grado 4. Se clasi can en GBM primario o de novo,
que es aquel que se origina a partir de la célula glial normal (60%), y el secundario, que se origina
a partir de un glioma de bajo grado malignidad (40%). El tiempo para la transformación de un
glioma de bajo grado de malignidad a un glioma de alto grado de malignidad, varia de 4 a 29
meses. También los GBM primarios se clasi can de acuerdo a la biología molecular como clásico,
proneural, mesenquimatoso y neural; el subtipo proneural es el más frecuente. Se presenta más
frecuentemente en hombres que en mujeres, y la edad promedio de aparición es de 56 años. La
radiación ionizante es el único factor de riesgo establecido para el desarrollo de un glioma. Son
tumores con mucha neovascularización, por lo que pueden sangrar; y edema in ltrado por células
neoplásicas.
Figura 8.2 Glioblastoma heteromorfo en alas de mariposa. RM con contraste en corte coronal de
un tumor de aspecto in ltrante que invade el cuerpo calloso y se disemina a través de la
sustancia blanca.
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Según la clasi cación de la OMS es el grado 3. Constituye entre el 10%-30% de los gliomas.
Presenta características histopatológicas similares al GBM, pero nunca tiene necrosis central. Un
30% pueden no tomar el contraste en estudios de RM. El tratamiento indicado es similar al GBM.
Astrocitoma pilocítico
El astrocitoma pilocítico es un tumor de bajo grado de malignidad, de muy lento crecimiento, con
características histológicas propias, que refuerza con el contraste en la RM, pero este refuerzo no
es indicativo de malignidad; con frecuencia es quístico y con nódulos parietales, y puede curarse
mediante cirugía. Como se mencionó, para la clasi cación de la OMS son astrocitomas de grado
1, pero tienen mínimo potencial para transformarse en astrocitomas de grados superiores. Su
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nombre proviene del aspecto elongado de sus células, dispuestas de forma paralela y con haces
compactos de lamentos que poseen aspecto de “pelos”. Estos tumores son más frecuentes en
niños y adultos jóvenes. Se localizan en todo el neuroeje, aunque suelen aparecer en
el hipotálamo, los nervios ópticos, el tronco cerebral y el cerebelo.
Figura 8.3 a TC cerebral con contraste que evidencia una lesión hipodensa con escaso efecto de
masa y nulo realce con contraste. Glioma cerebral de bajo grado de malignidad. b RM sagital.
Lesión hipointensa en T1. c Vista axial en T1. d Corte sagital en T2. La imagen en T2 es un
“negativo” del T1: lo que en T1 se observa hipointenso, como el LCR, en T2 es hiperintenso.
Astrocitoma anaplásico
Los gliomas del tronco cerebral son raros en adultos (1,5%-2,5%) y frecuentes en la infancia
(10%-20%).Pueden estar dentro del tronco (endofíticos) o sobresalir de manera total o parcial
hacia el ventrículo (exofíticos); asimismo, suelen ser malignos, aunque los hay de lento
crecimiento. Los exofíticos pueden resecarse, mientras que los endofíticos no, sobre todo si son
difusos. Se diagnostican con un alto grado de certeza solamente con la RM y, muchas veces, se
indica radioterapia paliativa sin biopsia previa.
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Oligodendrogliomas
Son gliomas in ltrantes y representan el 5%-20% de los tumores primarios de cerebro, solo son
menos frecuentes que los astrocitomas. Se localizan con mayor frecuencia en la zona
supratentorial (90%), principalmente en los lóbulos frontales, y, en un 10%, en la infratentorial.
Son más comunes en hombres (3 : 2) y la edad promedio de presentación es 40 años.
Presentan una larga historia de crisis epilépticas; asimismo, son mucho menos frecuentes los
síndromes focales o la hipertensión intracraneal. Es sugestivo si se observa en la TC la presencia
de calci caciones intratumorales o peritumorales (se observan en el 90% de los casos), lo que
prueba el crecimiento lento de este tumor.
El tratamiento es algo diferente al de los restantes gliomas con una buena respuesta a la
quimioterapia. Aquellos con la codeleción 1p19q son los que mejor respuesta tienen a la
quimioterapia. La radioterapia solo se emplea en los casos con gran anaplasia. La supervivencia
a 10 años es del 10%-30%. Se considera que la presencia de calci caciones y la localización
frontal son factores de mejor pronóstico.
Ependimomas
Los ependimomas son tumores derivados de los ependimocitos que revisten los ventrículos y el
conducto ependimario de la médula espinal, de crecimiento lento, muy frecuentes en la infancia.
La localización más frecuente es en el piso del cuarto ventrículo. Pueden diseminarse a través del
LCR y generar metástasis en todo el neuroaxis, las cuales se conocen como metástasis en
“gotas” (drop mets). Los ependimomas supratentoriales son capaces de producir un síndrome
focal y también convulsiones; mientras que los infratentoriales suelen presentarse con un
síndrome de hipertensión intracraneal por obstrucción del ujo de LCR e hidrocefalia.
En la RM, se visualiza una masa en el piso del cuarto ventrículo con calci caciones (mejor vistas
en TC) asociada con una hidrocefalia obstructiva. Es conveniente realizar una RM de todo el eje
craneoespinal para una estadi cación tumoral correcta (Figura 8.4).
El tratamiento es quirúrgico y su objetivo es realizar una resección lo más extensa posible sin
causar dé cit neurológico, seguida de radioterapia. La quimioterapia no es muy efectiva en los
casos de diagnóstico reciente, pero en los casos de recidiva puede detener la progresión del
tumor por períodos cortos. La supervivencia a 5 años es del 41%, y el pronóstico empeora si el
tumor se presenta a una edad más temprana.
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Figura 8.4 a RM en corte sagital que muestra una lesión en la fosa posterior que ocupa
parcialmente el cuarto ventrículo y lo dilata. Ependimoma. b Imagen coronal del mismo paciente.
El tumor atraviesa el foramen magno. Obsérvese la dilatación de ambos ventrículos laterales,
consecuencia de una hidrocefalia no comunicante.
Meduloblastoma
Metástasis cerebrales
Son las lesiones tumorales intracraneales que se observan en un 15%-40% de pacientes que
cursan con un cáncer sistémico, y se consideran tumores intraaxiales. Junto con los gliomas, las
metástasis cerebrales constituyen más de la mitad de los tumores intracraneales. En los últimos
años, ha habido un aumento en la incidencia de las metástasis cerebrales, debido a los siguientes
factores:
Vía de diseminación
Metástasis metacrónica: lesión detectada después del diagnóstico del cáncer primario.
Localización
Fisiopatología y clínica
Es importante saber que desde el punto de vista genómico, las metástasis cerebrales pueden
tener diferencias signi cativas con el cáncer primario, ya que aparecen nuevas mutaciones en
dichas lesiones, ausentes en el cáncer que les dio origen. Avances en la genómica podrán abrir
puertas para el desarrollo de nuevas terapias para el manejo de esta patología.
Diagnóstico
La TC y la RM son los dos estudios utilizados para el diagnóstico de las metástasis cerebrales. La
RM es mucho más sensible, ya que logra detectar metástasis múltiples en un 20% de los
pacientes que en la TC evidencian metástasis únicas. Las metástasis suelen presentar un gran
edema vasogénico en forma de dedos de guante, por disrupción de la barrera hematoencefálica
(BHE) (Figuras 8.5 y 8.6).
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Figura 8.5 a RM con contraste de un paciente con hemiparesia izquierda de dos semanas de
evolución y antecedentes de cáncer de pulmón. Se observa una lesión única que refuerza en la
periferia con el contraste, con gran edema perilesional y efecto de masa. Se trata de una
metástasis del tumor pulmonar. b Corte axial de la misma lesión. (Fotos gentileza del Dr. Rafael
Torino).
Figura 8.6 a RM de cerebro de una mujer de 50 años con antecedentes de cáncer de mama y
mareos, vómitos e inestabilidad de 3 semanas de evolución. Corte coronal donde se evidencian
múltiples lesiones metastásicas que refuerzan con el contraste.
Tratamiento
La elección del tratamiento es compleja, ya que debe considerarse el cáncer primario, el estado
clínico/oncológico del paciente, el número de metástasis como también su localización. Se inicia
con un tratamiento médico (en el caso de existir edema peritumoral, se recomienda el uso de
esteroides, especialmente dexametasona en dosis que pueden ser de 16 mg/d, aunque dosis
menores pueden ser efectivas, o hasta 32 mg/d), cirugía y radioterapia. La radioterapia como
único tratamiento incrementa la supervivencia de 3 a 6 meses; la cirugía la aumenta aún más si se
selecciona correctamente el paciente que se va a operar. Al respecto, las metástasis cerebrales
son quirúrgicas en las siguientes situaciones:
En la actualidad, la integración de nuevas opciones terapéuticas —como los agentes target, que
consisten en inhibidores moleculares y anticuerpos monoclonales, en vía de crecimiento,
proliferación y apoptosis, y la inmunoterapia— han intensi cado la investigación en esta área para
dar otras alternativas terapéuticas a pacientes con esta enfermedad. Las metástasis cerebrales
menores de 3 cm son pasibles de ser tratadas con radiocirugía.
Metástasis leptomeníngeas
Meningiomas
Son tumores de crecimiento lento, generalmente benignos, derivados de células aracnoidales;
constituyen alrededor del 20% de los tumores intracraneales primarios y son más frecuentes en
mujeres adultas jóvenes (probablemente esto se deba a la presencia de receptores para
estrógenos y progesterona). Los meningiomas pueden estar asociados a neuro bromatosis tipo
2. La mayor parte de estas lesiones desplazan y comprimen el cerebro adyacente a partir de su
base de implantación en la duramadre. Al inicio, crecen en sentido intracraneal, pero luego
pueden entrar en contacto con la calota y producir una hiperostosis o in ltrarla. Por su relación
con la duramadre, reciben irrigación de las ramas de la carótida externa.
Al igual que otros tumores intracraneales, se clasi can según su localización más que por su
histología, dado que el pronóstico depende primordialmente de este factor. La localización más
frecuente es parasagital, seguida por los de la convexidad, del tubérculo selar y del ala del
esfenoides. Igualmente, se describen diferentes tipos histológicos: sinciciales, que son los más
frecuentes y están constituidos por capas de células poligonales; broblásticos, que presentan
células separadas por estroma de tejido conectivo, y transicionales, que son una forma
intermedia entre los dos anteriores y presentan cuerpos con forma de espirales que pueden estar
calci cados (cuerpos psamomatosos). Asimismo, se han descrito formas malignas o invasoras
(constituyen menos del 5% de los casos).
Clínica
Es la misma que para el resto de los tumores. Los meningiomas suelen crecer de forma lenta y
presentar síntomas insidiosos. Por ello, en ocasiones se diagnostican tardíamente, cuando ya han
adquirido un gran tamaño.
Diagnóstico
La TC y la RM son los métodos de elección. La TC muestra una imagen isodensa con bordes
netos, que refuerza de forma homogénea con el contraste. Pueden observarse calci caciones
cuando se trata de la forma psamomatosa. La RM es el estudio de elección por su capacidad de
resolución. La angiografía digital se emplea como estudio preoperatorio para conocer su
irrigación o la permeabilidad del seno longitudinal superior cuando está invadido.
Tratamiento
Es quirúrgico; los meningiomas de la convexidad son los más fáciles de operar, mientras que los
de la base del cráneo pueden ser irresecables. La cirugía consiste en la exéresis completa del
tumor junto con la duramadre en la que se implanta y el hueso, en caso de estar invadido. Si el
tumor está muy irrigado, es muy útil la embolización previa con partículas para disminuir el
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sangrado intraoperatorio. Como el meningioma es un tumor benigno y de crecimiento lento, si
está localizado en un área de difícil acceso o la cirugía implica un riesgo elevado de vida o de
secuelas neurológicas, es prudente no intentar la exéresis completa. El tumor residual podrá ser
tratado con radioterapia o radiocirugía, en caso de mostrar crecimiento en las RM periódicas
(Figuras 8.7-8.11).
Figura 8.7 RM. Meningioma de la convexidad. Lesión adherida a la duramadre que empuja, pero
no in ltra el cerebro adyacente, con intenso refuerzo poscontraste y que posee una “cola” de
in ltración a lo largo de la duramadre que también refuerza. La resección completa de esta lesión
debe incluir la exéresis de dicha porción de tumor. (Foto gentileza del Dr. Álvaro Campero).
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Figura 8.8 a Meningioma del surco olfatorio. RM de encéfalo en corte coronal con contraste que
muestra una extensa lesión en línea media, la cual ocupa la fosa craneal anterior y refuerza con
contraste. b Corte axial. La paciente, una mujer de 60 años, poseía una historia de trastornos de
la conducta (depresión), alteración de la agudeza visual y anosmia de 2 años de evolución. (Foto
gentileza del Dr. Ricardo Fernández Pisani).
Figura 8.9 Meningioma parasagital. Tumor que nace de la hoz cerebral que ocupa la línea media y
oblitera el seno venoso sagital superior. Esta localización, junto con la convexidad (v. Figura 8.7),
es una de las más frecuentes en los meningiomas. (Foto gentileza del Dr. Álvaro Campero).
Contenidos mínimos
• El glioma es el tumor primario más frecuente del SNC.
• La necrosis central es un signo patognomónico del glioblastoma.
• La biología molecular es clave en la actualidad para de nir la conducta terapéutica.
• El diagnóstico por imagen de elección para las metástasis cerebrales es la RM.
• El meningioma es un tumor mayormente benigno, pero su localización de nirá el pronóstico.
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