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Fenómenos asociados al condicionamiento clásico

El condicionamiento es un proceso fundamental en el estudio del aprendizaje que se


centra en cómo los organismos adquieren nuevas respuestas o comportamientos en
función de la asociación entre estímulos y respuestas. ¡Recuerden lo que revisamos con
relación a que una de las fuentes del conductismo es el asociacionismo!

Un elemento estudiado en el condicionamiento clásico o pavloviano:

• La contigüidad temporal entre estímulo incondicionado y condicionado.


Más adelante, hablaremos también de un segundo elemento: la contingencia.

Dentro del condicionamiento, varios fenómenos son de interés particular para


comprender cómo se forma, mantiene y modifica el comportamiento.

Estos fenómenos incluyen la adquisición, la extinción, la recuperación espontánea, la


generalización, la discriminación, el aprendizaje excitatorio, y el aprendizaje inhibitorio.

Adquisición:

La adquisición se refiere al proceso mediante el cual se establece una asociación entre


un estímulo condicionado (EC) y un estímulo incondicionado (EI) o una respuesta
incondicionada (RI). Es una especie de “fase de construcción” del aprendizaje.
Cada pareamiento del EI y el EC se denomina ensayo.

En este periodo los incrementos más grandes de aprendizaje se producen en los


primeros ensayos del condicionamiento. En otras palabras, “la probabilidad o fuerza de
la respuesta condicionada se incrementa significativamente cada vez que se asocian el
EC y el EI” (Morris & Maisto, 2005).

Poco a poco se va perdiendo esta capacidad de aprendizaje hasta llegar a unos valores
asintóticos.

La adquisición en el contexto del condicionamiento es un proceso fundamental por el


que se forma una asociación entre un estímulo condicionado y uno incondicionado.

Consideremos el experimento de Pavlov. En el experimento, el sonido de la campana


(estímulo condicionado) se emparejó repetidamente con la presentación de comida
(estímulo incondicionado), lo que llevó a que los perros desarrollaran una respuesta
condicionada de salivación ante el sonido de la campana.

Durante la fase de adquisición, los perros fueron expuestos repetidamente al


emparejamiento entre el sonido de la campana y la comida. Con cada presentación
conjunta de estos estímulos, la asociación entre la campana y la comida se fortaleció, y
los perros comenzaron a anticipar la comida en respuesta al sonido de la campana. A
medida que este proceso se repetía a lo largo del tiempo, la respuesta condicionada de
salivación se consolidaba cada vez más, demostrando así el proceso de adquisición.

La adquisición también puede observarse en contextos humanos. Por ejemplo,


consideremos el caso de alguien que tiene fobia a los perros debido a una experiencia
pasada negativa. Si esta persona se expone repetidamente a perros amigables y no
amenazantes, acompañados de experiencias positivas, como recompensas o
interacciones agradables, es probable que con el tiempo adquiera una respuesta
condicionada de calma o comodidad en presencia de perros. Este proceso de adquisición
implica la formación de nuevas asociaciones entre la presencia de perros y la ausencia
de amenaza o peligro, lo que lleva a un cambio en la respuesta emocional hacia los
perros.

Además de su aplicación en la terapia de exposición para tratar fobias y trastornos de


ansiedad, el principio de adquisición también se ha utilizado en el entrenamiento
animal y la modificación del comportamiento. Por ejemplo, en el adiestramiento de
perros, si un perro ha sido entrenado para responder a una señal verbal como "siéntate"
con la entrega de una recompensa, el proceso de adquisición implica la formación de
una asociación entre la señal verbal y la recompensa, lo que lleva a que el perro aprenda
a sentarse en respuesta a la señal.

Es importante tener en cuenta que el proceso de adquisición puede variar en rapidez y


eficacia dependiendo de varios factores, tales como:

• la frecuencia y la consistencia de la asociación entre los estímulos,


• la intensidad de los estímulos involucrados (ojo con aversión a la comida), y
• las características individuales del organismo que está siendo condicionado.

Además, el proceso de adquisición puede estar sujeto a fenómenos como la extinción y


la recuperación espontánea, que pueden afectar la consolidación y el mantenimiento de
las asociaciones condicionadas a lo largo del tiempo.

Extinción:

La extinción ocurre cuando se presenta repetidamente el estímulo condicionado sin la


presencia del estímulo incondicionado, lo que lleva a la disminución gradual de la
respuesta condicionada.

Por ejemplo, si después de condicionar a los perros a salivar ante el sonido de la


campana, se presenta el sonido de la campana repetidamente sin comida, eventualmente
los perros dejarán de salivar en respuesta al sonido.
La extinción involucra la disminución gradual de una respuesta condicionada
previamente adquirida cuando el estímulo condicionado ya no se presenta en
asociación con el estímulo incondicionado.

Este fenómeno nos ayuda a entender cómo las respuestas aprendidas pueden
desaparecer cuando se elimina el vínculo entre un estímulo condicionado y un estímulo
incondicionado.

Consideremos el experimento de Pavlov.

Si después de varias repeticiones del emparejamiento entre la campana y la comida, se


deja de presentar comida después del sonido de la campana, eventualmente los perros
dejarán de salivar en respuesta al sonido.

En este caso, la extinción ocurre cuando el estímulo condicionado (el sonido de la


campana) se presenta sin la presencia del estímulo incondicionado (la comida), lo que
lleva a una reducción en la frecuencia o intensidad de la respuesta condicionada (la
salivación).

Es importante destacar que la extinción no implica que el aprendizaje original se haya


borrado por completo. En cambio, implica un proceso de inhibición de la respuesta
condicionada previamente adquirida. Además, la extinción puede ser un proceso
gradual y puede estar sujeta a varios factores que afectan su efectividad, como la
frecuencia y la duración de la exposición al estímulo condicionado sin el estímulo
incondicionado.

La extinción ocurre pues el nuevo aprendizaje interfiere con la respuesta previamente


aprendida.

Un ejemplo de extinción en humanos se puede observar en el tratamiento de fobias


específicas mediante la exposición gradual. Supongamos que alguien tiene una fobia a
las arañas debido a una experiencia traumática previa. En la terapia de exposición, la
persona se expone repetidamente a imágenes de arañas o incluso a situaciones donde
pueda encontrarse con arañas reales, pero sin enfrentar ningún peligro real. Con el
tiempo y la repetición de esta exposición controlada, la respuesta de miedo
condicionada a las arañas puede disminuir gradualmente, lo que refleja el proceso de
extinción.

Además de su aplicación en el tratamiento de fobias, el principio de extinción también


se ha utilizado en contextos educativos y de entrenamiento animal. Por ejemplo, en el
adiestramiento de perros, si un perro ha sido entrenado para sentarse en respuesta a
una señal verbal como "siéntate", pero deja de recibir recompensas por esta respuesta,
es probable que la frecuencia de la conducta de sentarse disminuya con el tiempo,
mostrando así un proceso de extinción.

Es importante tener en cuenta que la extinción puede ser un proceso complejo y a


menudo requiere paciencia y persistencia para lograr resultados efectivos. Además, la
extinción puede ser susceptible a fenómenos como el fenómeno de recuperación
espontánea, donde la respuesta condicionada puede reaparecer temporalmente
después de un período de extinción.

Recuperación espontánea:

Este fenómeno se refiere a la reaparición repentina de una respuesta condicionada


después de un periodo de extinción.

Conceptualmente, la recuperación espontánea sugiere que, aunque una respuesta


condicionada pueda extinguirse temporalmente, la asociación original entre el estímulo
condicionado y la respuesta condicionada no se elimina por completo. En cambio, se
encuentra latente en la memoria y puede volver a manifestarse incluso después de un
tiempo considerable sin exposición al estímulo condicionado.

Este fenómeno plantea importantes implicaciones sobre la persistencia de las


asociaciones aprendidas y la naturaleza de la extinción como un proceso de supresión
temporal en lugar de eliminación permanente del aprendizaje.
En el experimento de Pavlov, supongamos que se ha condicionado a un perro para que
salive ante el sonido de una campana (estímulo condicionado) al asociarlo
repetidamente con la presentación de comida (estímulo incondicionado). Luego, se
realiza un proceso de extinción exponiendo al perro al sonido de la campana
repetidamente sin la presencia de comida, lo que eventualmente suprime la respuesta
condicionada de salivación. Después de un período de tiempo sin exposición al sonido
de la campana, se puede observar que el perro, cuando se le presenta nuevamente el
estímulo condicionado, muestra una recuperación espontánea de la respuesta
condicionada de salivación, aunque previamente había sido suprimida durante el
proceso de extinción.

En humanos, un ejemplo de recuperación espontánea puede ser observado en las fobias.


Supongamos que una persona ha sido sometida a terapia de exposición para tratar una
fobia específica, como el miedo a las alturas. Durante la terapia, se expone gradualmente
a la persona a situaciones que provocan ansiedad relacionadas con las alturas, pero sin
ningún peligro real. Después de varias sesiones de terapia, la persona puede
experimentar una disminución significativa en su ansiedad relacionada con las alturas.
Sin embargo, después de un período de tiempo sin exposición a situaciones de altura, la
persona puede experimentar una recuperación espontánea de la ansiedad cuando se
enfrenta nuevamente a una situación elevada, aunque previamente había mostrado
mejoras durante la terapia de exposición.

La recuperación espontánea consiste en superar la de interferencia producida durante


la extinción. Se plantea que la interferencia se supera por el efecto de renovación.

Las aplicaciones de la comprensión de la recuperación espontánea son diversas y tienen


implicaciones importantes en la terapia conductual y otras áreas de la psicología
aplicada. Por ejemplo, en el tratamiento de trastornos de ansiedad y fobias, los
terapeutas deben estar preparados para abordar la posibilidad de recuperación
espontánea y considerar estrategias para prevenir o mitigar su impacto.

Generalización y discriminación:

La generalización se refiere a la tendencia de los organismos a responder de manera


similar a estímulos similares al estímulo condicionado original. Por ejemplo, si un perro
ha sido condicionado a salivar ante el sonido de una campana de tono específico, es
probable que también salive ante otros sonidos de campana de tono similar, aunque no
se hayan presentado durante el entrenamiento de condicionamiento.

En el condicionamiento clásico, la generalización ocurre cuando un organismo que ha


sido condicionado a responder a un estímulo condicionado específico comienza a
mostrar la misma respuesta a estímulos similares, aunque no idénticos, al estímulo
original.
Recordemos el experimento realizado por John Watson y Rosalie Rayner. En este
estudio, condicionaron a un niño llamado Albert para que tuviera miedo a los ratones al
asociar la presentación de un ratón blanco (estímulo condicionado) con un fuerte ruido
(estímulo incondicionado). Como resultado, Albert desarrolló un miedo condicionado a
los ratones y, posteriormente, generalizó su miedo a otros objetos peludos, como
conejos y abrigos de piel.

La generalización puede ocurrir en diferentes grados, dependiendo del grado de similitud


entre el estímulo condicionado original y los estímulos similares. Cuanto más similar
sea un estímulo a aquel que fue condicionado, más probable será que el organismo
responda de manera generalizada.

Por otro lado, si un estímulo es significativamente diferente al estímulo condicionado


original, es menos probable que el organismo generalice su respuesta. Esto se explica
por la denominada generalización de estímulo y su contrapartida la discriminación de
estímulo.

En la vida cotidiana, un niño puede aprender a temer a un perro agresivo después de ser
mordido por uno. Este miedo puede generalizarse a otros perros que son similares en
tamaño, color o raza, incluso si no representan una amenaza real. Del mismo modo, una
persona que tiene una experiencia negativa con un ascensor puede experimentar
ansiedad al encontrarse con otros ascensores que comparten características similares.

Por otro lado, la discriminación se refiere a la capacidad de un organismo para


distinguir diferentes estímulos similares y responder selectivamente a cada uno. En
otras palabras, implica la habilidad de identificar y responder de manera diferenciada
ante estímulos que comparten ciertas características pero que tienen diferencias
importantes.

En el condicionamiento clásico, la discriminación de estímulos se observa cuando un


organismo aprende a asociar un estímulo condicionado con una respuesta condicionada
en presencia de ciertos estímulos, pero no en presencia de otros. Esto significa que el
organismo puede discriminar entre estímulos condicionados emparejados con
incondicionados y otros similares que no se han emparejado de la misma manera.

Por ejemplo, consideremos un experimento en el que se condiciona a un perro para que


salive en respuesta a un tono específico que ha sido asociado repetidamente con la
presentación de comida. Si el perro es capaz de discriminar correctamente entre ese
tono y otros tonos similares, pero no emparejados con comida, entonces se dice que ha
desarrollado la discriminación de estímulos. En este caso, el perro solo salivaría en
respuesta al tono específico que ha sido emparejado con comida, y no a otros tonos
similares que no han sido emparejados de la misma manera.
La discriminación de estímulos es importante porque demuestra la capacidad de los
organismos para responder de manera selectiva y adaptativa a su entorno, lo que les
permite ajustar su comportamiento de acuerdo con las señales específicas que reciben.

Aplicaciones:

En el ámbito de la terapia conductual y la modificación del comportamiento, la


generalización se utiliza de manera estratégica para facilitar la transferencia de
habilidades aprendidas en un entorno específico a situaciones similares en la vida real.
Por ejemplo, un terapeuta puede entrenar a un individuo para que maneje la ansiedad
social al interactuar con personas en un entorno terapéutico controlado.
Posteriormente, el individuo puede generalizar estas habilidades para enfrentar
situaciones sociales similares fuera del entorno terapéutico, como en el trabajo o en
eventos sociales.

Aprendizaje excitatorio e inhibitorio:

El aprendizaje excitatorio y el inhibitorio ilustran cómo los estímulos condicionados


pueden adquirir diferentes propiedades para provocar o inhibir respuestas
condicionadas.

Durante muchos años se consideró a la contigüidad temporal como elemento central e


imprescindible para que se produzca un condicionamiento clásico (Young, 1995).

A partir de la década de 1960 varios experimentos mostraron que la contigüidad no era


la base del aprendizaje. Así se introduce el concepto de contingencia (Rescorla, 1988).

• La contingencia es la relación que existe entre dos o más eventos y a la capacidad


informativa de los estímulos.
• La contingencia está determinada por la relación entre las probabilidades de
aparición del EI en presencia y en ausencia del EC.

Primer tipo de contingencia:

Cuando la probabilidad de que el EI siga al EC es mayor que la probabilidad de que el EI


ocurra solo, el organismo aprende una relación de contingencia positiva entre ambos
eventos. Esta relación de contingencia genera un condicionamiento excitatorio y da al
EC un valor predictivo positivo (EC+) (Rescorla, 1969).
Segundo tipo de contingencia:

Cuando la probabilidad de que el EI siga al EC es menor que la probabilidad de que el EI


ocurra solo, el organismo aprende a predecir que frente al EC es altamente probable que
el EI no ocurra y el condicionamiento resultante será inhibitorio (EC-). Corresponde a
una relación negativa entre el EC y el EI. En este caso, el EC adquiere un valor predictivo
negativo (EC-) (Mazur, 1990).

Ahora, consideremos cómo se puede introducir el aprendizaje inhibitorio en este


escenario. Supongamos que, además de condicionar al perro a asociar el sonido de la
campana con la comida, también se presenta otro estímulo, como una luz intermitente,
justo antes de la campana, pero sin la comida. En este caso, la luz intermitente se
convierte en un estímulo inhibitorio (EI-), ya que señala la ausencia de la comida. A
través de la exposición repetida a esta configuración, el perro aprende que cuando ve la
luz intermitente, la comida no seguirá.

Con el tiempo, el perro desarrolla una respuesta inhibida a la luz intermitente. Cuando
se presenta la luz intermitente sola, el perro deja de salivar, incluso si normalmente
salivase ante el sonido de la campana. Este fenómeno demuestra cómo un estímulo
condicionado puede adquirir propiedades inhibitorias y suprimir respuestas
condicionadas previamente establecidas.

Un ejemplo más cotidiano de aprendizaje inhibitorio se puede observar en situaciones


de aprendizaje humano. Por ejemplo, un niño puede aprender a asociar el sonido de una
sirena de alarma con una situación de emergencia, como un incendio. Sin embargo, si el
niño experimenta varias ocasiones en las que la sirena suena sin que haya una
emergencia real, puede aprender a inhibir su respuesta de alarma ante el sonido de la
sirena en el futuro.

El aprendizaje inhibitorio tiene implicaciones importantes en la vida cotidiana y en la


comprensión del comportamiento humano y animal. Nos permite adaptarnos a nuestro
entorno al aprender a suprimir respuestas que no son adecuadas o que ya no son
relevantes.

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