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Universidad Autónoma de Baja California

Facultad de Ciencias Marinas

Aspectos biotecnológicos de microalgas con uso potencial en la salud humana.

Jorge Manuel López

Alvarado Ibarra Brian Jaciel

Mercado Serna Alexa Michell

2 de abril del 2023


Resumen

En 1887 se nombró como “plancton” a los microrganismos marinos que son las
bases de la cadena alimenticia, posteriormente se utilizó el termino microalga a
aquellos microorganismos que contienen clorofila y otros pigmentos fotosintéticos,
con la capacidad de realizar fotosíntesis oxigénica. El estudio de estos
microorganismos comienza en 1890 por Beijerinck y su producción masiva surge
durante la segunda guerra mundial. El interés de estos organismos siempre ha
estado presente por los compuestos y beneficios que se pueden obtener. Sus
aplicaciones son variadas, se pueden utilizar en la industria alimenticia, química,
farmacéutica, biomédica y cosmética. Diversas especies se han utilizado para
realizar suplementos, como fuente de vitaminas, ácidos grasos, pigmentos
fotosintéticos, etc. Spirulina sp es una especie de cianobacteria que ha sido más
estudiada y utilizada para esta clase de fines. A pesar de contar con bastantes
beneficios la mayor limitante de su uso son los permisos sanitarios y los altos costos
de producción, es por ello que es necesario que la producción sea rentable para
que crezca su uso.

Introducción

Las algas marinas pueden clasificarse en tres grandes grupos basados en su color:
pardas, rojas y verdes. Los botánicos denominan a estos grandes grupos feofíceas,
rodofíceas y clorofíceas. Las algas marinas también se clasifican por su tamaño, las
que generalmente podemos observar a simple vista reciben el nombre de
macroalgas, pero aquellas que no se observan con tanta facilidad o es necesario
utilizar equipos para que puedan ser vistas se les nombra como microalgas
(McHugh, 2002). En 1887 Hansen utilizó el término “plancton”, para llamar a todas
las partículas organogénicas, muertas, autótrofos mayoritariamente microscópicos,
que representan el primer eslabón en la cadena alimenticia. El término microalga
aparece posteriormente, ligado al desarrollo biotecnológico; éste se refiere a los
microorganismos que contienen clorofila y otros pigmentos fotosintéticos, capaces
de realizar fotosíntesis oxigénica. Según este término, las cianobacterias, se han
considerado tradicionalmente dentro del grupo. El término de microalga no tiene
sentido taxonómico, dentro de este grupo se incluyen células con estructuras
procariotas y eucariotas (Gómez Luna, 2007).

El estudio de las microalgas comienza en 1890, con el microbiólogo holandés


Beijerinck quien realizó cultivos puros de una microalga de agua dulce: Chlorella
vulgaris. En 1919 Otto Warburg consiguió en un laboratorio realizar cultivos densos
de Chlorella, introduciendo la idea de estudiar estos cultivos como herramienta para
comprender la fotosíntesis, durante los siguientes años diversos investigadores se
dedicaron a utilizar cultivos para sus investigaciones, haciendo crecer a las
microalgas en medios adecuados (Abalde Alonso et al., 1995).

Durante la segunda guerra mundial, en Alemania se empieza a llevar a cabo la


producción masiva de microalgas dirigido a la producción de lípidos, para lo que se
utilizaron las microalgas Chlorella pyrenoidosa y Nitzschia palea. Después de la
segunda guerra mundial comenzó a considerarse la biomasa microalgal como un
suplemento importante con la capacidad de reemplazar a las proteínas animales o
vegetales convencionales para consumo directo del ganado o del hombre (Abalde
Alonso et al., 1995)

Durante las próximas décadas, se realizaron diversas investigaciones en las que se


establecieron formas de cultivo, se experimentó dándoselas de comer a pacientes
enfermos, se generó un interés para utilizarse como fuentes de energía, como una
fuente de alimento para humanos y era mucho el interés que existía en aquellos
organismos. Mientras los años pasaban y la tecnología avanzaba las formas de
cultivo eran más sofisticadas y se comprendía la dinámica de las especies (Abalde
Alonso et al 1995).

Se podría creer que el uso de las microalgas es actual; que posiblemente es algo
nuevo, pero es todo lo contrario. El primer registro del consumo de una microalga
para suplir la dieta humana es de hace 2000 años en China, los aztecas utilizaban
Spirulina para crear diversos alimentos, los habitantes de Kanembu en África siguen
utilizando Spirulina para crear alimentos (Escalante, 2017).
El interés en estos microorganismos ha estado muy presente en el desarrollo de las
civilizaciones, ya que son fuente de diversos compuestos que son de interés para
los humanos.

Objetivo

A partir de una revisión bibliográfica evidenciar que las microalgas pueden tener
utilidad en el cuidado de la salud humana.

Resultado y discusión

Las microalgas representan una fuente de proteína con posibilidad de aplicarse en


el cuidado de la salud humana. La industria alimenticia, química, farmacéutica,
biomédica y cosmética buscan la producción de sustancias de interés comercial a
partir de estos microorganismos, tales como vitaminas, pigmentos, fitol,
aminoácidos, polisacáridos, glicerol, enzimas, promotores de crecimiento en
industrias de fermentación; ceras, fosfolípidos y lecitinas, ácidos grasos esenciales
y prostaglandinas, o la utilización de los lípidos algales para la producción de
combustibles líquidos (Gómez Luna, 2007).

Implementación en la nutrición humana.

Con el inicio de la producción masiva de microalgas se buscó explotar en su máximo


las propiedades de estos microorganismos en diversos sectores. Como se
mencionó con anterioridad, civilizaciones antiguas ya las usaban para suplir parte
de su alimentación. En 1940 en Venezuela, Jorgensen y Convit comenzaron a
concentrar Chlorella de una charca eutrófica en donde se generaban constantes
blooms. Después de cocerla se la daban a los pacientes como una sopa, en
raciones de 21±3 gr de materia seca por día, comprobando que esta nueva dieta
ayudaba a mejorar las condiciones físicas de los pacientes (Abalde Alonso et al.,
1995).

Podemos encontrar evidencias acerca de las propiedades nutrimentales y


terapéuticas que ofrece el consumo de algunos productos alimenticios llamados
“alimentos funcionales o nutracéuticos”. El término “nutracéuticos” proviene de la
combinación de las palabras "nutrición" y "farmacéutico", estos alimentos o parte de
ellos pueden aportar efectos beneficiosos sobre la salud del organismo (Pérez-
Leonard, 2006).

El interés de los investigadores por los nutracéuticos ha incrementado


considerablemente debido a que las investigaciones muestran las características
benéficas que ofrecen algunas plantas, semillas, tallos, hojas o raíces. La capacidad
de algunos alimentos de origen vegetal para reducir el riesgo de enfermedades
crónicas se ha asociado, al menos en parte, a la presencia de metabolitos
secundarios. En general, estos metabolitos de baja potencia se consideran como
compuestos bioactivos, en comparación con los fármacos, pero desde que se
ingieren con regularidad y en cantidades significativas, como parte de la dieta,
pueden tener un notable efecto fisiológico a largo plazo (Cano-Europa et al, 2012).

A pesar que existen muchos alimentos que se catalogan en nutracéuticos, nuestro


enfoque es sobre las microalgas, Cano-Europa et al (2012) en su artículo menciona
una lista de especies que entran en esta clasificación e incluye a un grupo de
cianobacterias y microalgas, especies como: Spirulina maxima, Pseudanabaena
tenuis, Chlorella, Dunaliella, Haematococcus, Pavlova lutheri.

(Ramírez-Mérida et al, 2014) menciona que las especies Arthrospira y Chlorella, se


puede utilizar como nutracéuticos o ser incluido en alimentos funcionales para
prevenir algunas enfermedades, daños en las células y/o tejidos.

La razón de consumir suplementos alimenticios creados a partir estos


microorganismos es para suplir la necesidad que tiene parte poblaciones para cubrir
su demanda de ácidos grasos omega-3 y omega-6 poliinsaturados; lo cuales
ayudan a prevenir enfermedades cardiovasculares, las microalgas también son
fuentes de ácido docosahexaenoico (DHA). Aunque una de las fuentes más
populares de estos compuestos es el pescado, el pescado es una fuente de riesgo
por su capacidad de captar metales pesados o toxinas del ambiente. Para evitar
estos riesgos y proveer a la industria de fórmulas con suficiente DHA, se ha utilizado
la microalga Crypthecodinium (Escalante, 2017).
Implementación en el área médica

Las microalgas que son beneficiosas para la salud de la epidermis, tales como;
Chlorella, Dunaliella salina, Muriellopsis y Porphyridium cruentum. El uso más
importante de estos pigmentos es por la relevancia nutricional y terapéutica de
algunos carotenoides radica en su capacidad de actuar como provitamina A,
convirtiéndose en vitamina A; además de poseer propiedades antiinflamatorias y se
les ha atribuido propiedades anticancerígenas, aunque el antes mencionado sigue
en investigaciones (Hernández-Pérez & Labbé 2014). Extractos ricos en proteínas
Arthrospira reparan signos prematuros del envejecimiento de la piel, ejercen un
efecto tensor y previenen la formación de estrías, extractos de C. vulgaris estimulan
la síntesis de colágeno, apoyando la regeneración de tejidos y la reducción de
arrugas, mientras que Nannochloropsis oculata posee excelentes propiedades para
el estiramiento de la piel (Hernández-Pérez & Labbé 2014).

Cano et al. (2012) han utilizado en sus investigaciones a la especie Chlamydomonas


gloeopara, como un nutracéutico por sus efectos contra el estrés oxidativo y el daño
renal provocados por la intoxicación con mercurio. En este experimento se encontró
que el tratamiento con HgCl2 provoca atrofia celular, núcleos hipercromáticos y
edema renal. Mientras que estas alteraciones histológicas mejoraron parcialmente
en los grupos que fueron tratados con Chlamydomonas gloeopara, en donde se
encontró una disminución de la peroxidación lipídica y las especies reactivas del
oxígeno.

En el Rio negro, Colombia se han encontrado distintos tipos de microalgas que han
aportado información que promete mejorar los usos con fines medicinales; uno de
los compuestos encontrados fueron los ácidos grasos poliinsaturados, que son
esenciales en el desarrollo y fisiología humana, así como la reducción de riesgo de
enfermedades cardiovasculares; actualmente se han realizado estudio con ratones,
donde se han creado dietas a base de Chlorella sp., siendo esta beneficiosa para la
disminución en la cantidad de triglicéridos, colesterol total y colesterol LDL,
previniendo hiperlipidemia y arteriosclerosis (Labbe & Hernandez, 2014).
Se han encontrado microalgas como la Navicula sp. y la Cyclotella sp. que funcionan
como diagnóstico de muerte por sumersión, Synedra sp. la cual posee actividad
antibacteriana ante microorganismos como: Escherichia coli, Salmonella typhi,
Proteus vulgaris, Streptococcus pyogens, Pseudomonas solanacearum.Nitzschia
sp. La cual interviene en la producción de toxina (ácido domóico) (Nuñes et al.,
2015).

El género Spirulina sp. han sido utilizados como protectores antioxidantes en


diversos modelos toxicológicos, debido a su alto contenido como β-caroteno,
vitaminas, ácidos grasos poliinsaturados ω-3 y ω-6 y ficobiliproteínas, y se ha
podido aumentar todos estos compuestos aumentando el estrés de dichas
microalgas, con el fin de una producción mayor de metabolitos secundarios (Blass
Vanesa & Cano, 2012).

Implementación en el área farmacéutica

Actividad anticancerígena

La formación de células cancerígenas es provocado principalmente por radicales


libres, los pigmentos como la clorofila, los carotenoides y las ficobiliproteínas han
sido extensamente estudiados con el fin de evaluar su eficacia siendo un factor
preventivo en el cáncer, al aplicar estrés en los cultivos de distintos tipos de
microalga, se ha observado un incremento considerable de estos pigmentos
anticancerígenos, así como de los encargados de efectos antimutagénicos
antioxidantes y antitumorales de las microalgas, que ayudan a suprimir la actividad
de células cancerosas y potenciar su degradación (Delgado-Tejera, 2020).

Actividad antiinflamatoria

La inflamación es un proceso fisiológico causado por la activación del sistema


inmunológico después de lesiones o invasiones de bacterias y virus patogénicos,
las microalgas han demostrado tener compuestos antiinflamatorios, los más
importantes serían los ácidos grasos poliinsaturados de cadena larga, los
polisacáridos sulfatados, los pigmentos con capacidad modular del sistema
inmunológico, de esta manera las microalgas se convierten en una fuente
sustentable y sostenible para obtener compuestos de interés para tratar las
enfermedades inflamatorias (Delgado-Tejera, 2020).

Actividad antioxidante

Las microalgas son una fuente rica en agentes antioxidantes debido al papel de los
pigmentos, entre los que resaltan el -caroteno y la astaxantina, además de lípidos,
proteínas y polisacáridos sulfatados, que debido a su naturaleza fototrófica, han
desarrollado diversos sistemas protectores eficientes contra factores de estrés
oxidativo y radicales; este mecanismo las convierte en óptimas para la
bioprospección de metabolitos aptos para el tratamiento de enfermedades
asociadas a la oxidación, como las inflamaciones (Delgado-Tejera, 2020).

Actividad antimicrobiana

Los beneficios antimicrobianos que aportan las microalgas contra patógenos en


seres humanos, como la Escherichia coli, pseudomonas, Staphylococcus aureus y
Staphylococcus epidermidis, está relacionada directamente con su composición
lipídica; se le atribuye a los ácidos Gamma Linolénico, Eicosapentaenoico,
Docosahexaenoico, Oleico, Láctico y Araquidónico. Diversos estudios revelan la
capacidad de los ácidos grasos para interferir con el crecimiento bacteriano
depende tanto de la longitud de su cadena como del grado de insaturación, y se
sabe que los ácidos grasos con más de diez átomos de carbono induces a la lisis
de los protoplastos bacteriano (Delgado-Tejera, 2020).

Actividad antiviral

Las microalgas producen polisacáridos extracelulares (EPS), siendo un agente


potencial antiviral que se relaciona directamente a la concentración de sulfato en
relación directa con esta actividad, la inhibición vírica, se produce por la presencia
de cargas positivas que se encuentran en la superficie celular, y estas a su vez
evitan la penetración del virus en las células huésped. Una gran variedad de
investigaciones y trabajos ponen de manifiesto que los polisacáridos sulfatados
derivados de las microalgas inhiben el virus del herpes tipo 1 y 2 (HSV1, HSV2), el
de la inmunodeficiencia humana (VIH) y el de la varicela, entre otros. También se
sugieren implicaciones beneficiosas de la astaxantina natural de micro algas
(Haematococcus pluviales Flotow) en un individuo infectado por el SARS-CoV-2.
Aún no se han elaborado estudios sobre las funciones beneficiosas en pacientes
con COVID-19, pero se podría considerar la posibilidad de realizar estudios de
combinaciones de algas para la producción de anticuerpos funcionales contra el
Sars-CoV-2 (Delgado-Tejera, 2020).

Si se pueden obtener tantos beneficios de estos microorganismos, ¿cuál es la razón


por la que su consumo no sea tan popular?, el consumo humano de microalgas está
restringido a unas pocas especies debido a las estrictas regulaciones de seguridad
alimentaria, factores comerciales y demanda del mercado. Diversos estudios
demuestran que las microalgas pueden sustituir alimentos como la soja o el pescado
pero pocas especies son digeribles para los humanos, debido a su alta a cantidad
de celulosa por lo tanto es necesario realizar procesos como la pirólisis para obtener
derivados, pero realizar esto genera residuos (Santos, González-Arechavala &
Martín-Sastre 2014).

En base a todos los resultados investigados nos podemos percatar de que las
investigaciones realizadas desde ya hace varios años, todo se reduce en que el
proceso de cultivo es de suma importancia, ya que se pueden explotar los
componentes que las microalgas que ya producen naturalmente, sometiendo los
cultivos a situaciones de estrés, ya sea con exceso de luz, alimento, calor,
incrementando su pH, salinidad, entre otros aspectos, se producen metabolitos
secundarios que aumentan dichos componentes que pueden ser utilizados en el
ámbito cosmético, médico y farmacéutico.

Conclusión

Las microalgas tienen un gran potencial biotecnológico que se puede utilizar en el


sector de la salud, pero es necesario que toda la producción sea rentable
económicamente y sea segura.
Bibliografía

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