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Informe de avance y propuesta de trabajo

Tema: “Obtención de ácidos grasos


poliinsaturados a partir de microalgas”

Estado del arte


El rápido crecimiento de la población mundial ha generado que el mercado de los ácidos
grasos poliinsaturados de cadena larga (AGPICL) o conocidos de manera más global por
sus siglas en inglés LC-PUFAs (Long Chain Polyunsaturated Fatty Acids) ha incrementado
de manera considerable en la última década lo que ha impuesto una alta demanda en el
consumo de peces y los aceites de pescado ya que estos contienen componentes
esenciales para la nutrición del ser humano debido a que el organismo de este es incapaz
de sintetizar por su propia cuenta por lo que debe consumirlos mediante dieta (Quilodran,
2015).

Los LC-PUFAs son compuestos orgánicos con una larga cadena de carbonos unidos a un
ácido carboxílico. Se diferencian de los ácidos grasos saturados debido a que estos no
poseen doble enlace (Alfonso Valenzuela B, 2015).

Existen distintos tipos de ácidos grasos que se diferencian por el sitio en el cual está
ubicado su primer doble enlace desde el extremo del ácido carboxílico, es decir, su posición
ω. Siendo los ácidos ω-3 y ω-6 los más conocidos. Los ácidos ω-6 más destacados son el
Ácido Araquidónico (AA) y el Ácido Linoleico y los ácidos ω-3 más conocidos son el Ácido
Eicosapentaenoico (EPA), el Ácido docosahexaenoico (DHA) y el Ácido α-Linolenico (ALN).
La producción de EPA Y DHA se lleva a cabo mediante la elongación y desaturación del
ALN mediante las enzimas elongasas y desaturasas. El ALN solo se encuentra en
organismos vegetales y su síntesis hacia EPA y DHA en un ser humano solo es de un 5% y
1% respectivamente. No obstante, EPA y DHA se encuentra tanto en organismos terrestres
como marinos por lo que el beneficio de los PUFA´s viene solo del consumo de alimentos
marinos (María Catalina Hernández-Rodas, 2016).

Los ácidos ω-3 EPA y DHA cumplen funciones beneficiosas para el sistema cardiovascular,
nervioso y visual del ser humano. La necesidad de un consumo esencial de los ácidos
grasos fue reportada en el año 1929 por los norteamericanos George y Mildred Burr los
cuales observaron a dos poblaciones de ratas, una población alimentada con ácidos grasos
y otra población carente de ácidos grasos. Esta última comenzó a sufrir enfermedades
cutáneas que terminaron en su posterior muerte. En la década de 1960 se observó que la
población esquimal de los inuit presentaba muy bajas muertes por problemas cardiacos al
compararla con otras poblaciones que consumían las mismas cantidades de grasa, sin
embargo, los inuit consumían principalmente peces y algunos mamíferos marinos a su dieta
los cuales eran ricos en PUFAs ω-3 por lo que se estableció la hipótesis que dichos
compuestos eran capaces de prevenir trombosis y aterosclerosis (Rodrigo Valenzuela B.,
2014) (Deniz Sahin, 2018).

Para que exista una eficiente función de los LC-PUFAs dentro del organismo el consumo de
ácidos ω-3 y ω-6 debe ser regulado mediante dieta. Sin embargo, la ingesta de ácidos
grasos por parte del consumo de peces en los humanos se ha vuelto peligrosa debido a la
alta cantidad de metales pesados encontrados dentro de estos últimos por lo que es
necesario encontrar otras fuentes de donde obtener LC-PUFA´s (Ferrer, 2000).
En la actualidad se está considerando a las microalgas como una fuente renovable para ser
utilizada en diferentes aplicaciones y obtener con esto un beneficio comercial. Esto se debe
a que son un grupo de microorganismos muy diversos genéticamente, por lo que se pueden
encontrar en abundancia en la naturaleza tanto acuática como terrestre, además de
caracterizarse por su crecimiento rápido.

Las microalgas son microorganismos eucariontes unicelulares que forman parte del
fitoplancton marino, los cuales tienen la capacidad de realizar fotosíntesis, es decir pueden
generar biomasa a partir del uso de la luz solar, CO2 y nutrientes que pueden ser nitrógeno,
fósforo, potasio.

Estos microorganismos son capaces de adaptarse a una gran variedad de condiciones, es


posible encontrarlos en lugares húmedos, suelos arenosos, fangos, aguas dulces e incluso
en medios acuáticos de salinidad o temperatura extrema. Esta característica es la que
probablemente permite entender porque presentan tan alto rendimiento de biomasa,
además de ser un componente principal en la productividad primaria de océanos,
considerándose como una de las mejores opciones para el uso en la biotecnologia. (Alexis
Hernández-Pérez, 2014).

Dentro de su clasificación tenemos: las Chlorophyceae aquella que se encuentra presente


en agua dulce, la cual tiene una coloración verde, Phaeophyceae: algas pardas las cuales
se ubican en su mayoría en zonas rocosas templadas y subpolares, Pyrrophyceae:
dinoflageladas, Rhodophyceae: algas rojas y Chrysophyceae: algas verde-amarillas

Estos microorganismos se han cultivado con diferentes finalidades, entre ellos para obtener
algunos lípidos y proteínas que podrían reemplazar las provenientes de los animales. Otro
uso que se le está dando es la producción de biocombustibles, con el propósito de
reemplazar al máximo el uso de combustibles fósiles y reducir de esta forma la
contaminación, esto gracias a que las microalgas tienen la capacidad de almacenar la
energía química en sus células en forma de lípidos y triglicéridos. Además de estos también
se le han dado otros usos como fertilizante, en el área de cosméticos entre otros.

Parámetros de crecimiento

Existen diferentes factores que pueden generar un crecimiento óptimo de un cultivo de


microalgas entre los cuales tenemos:

Luz: la intensidad de la luz es uno de los factores más importante para el crecimiento de las
microalgas, puesto que al ser una especie fotosintética requieren de la luz para generar sus
nutrientes y alcanzar su máxima tasa de crecimiento (Alexis Hernández-Pérez, 2014).

Una baja intensidad lumínica puede generar un aumento en la producción de clorofila, el


cuales es el pigmento principal que absorbe la luz para la fotosíntesis, y de otros pigmentos.
Pero a una alta intensidad lumínica se produce una disminución en la formación de estos
pigmentos, además de generar una fotoinhibición lo cual es perjudicial para la célula puesto
que puede provocar incluso su muerte (Alexis Hernández-Pérez, 2014).
Temperatura: La temperatura óptima varía entre las especies, pero en general está entre
28° y 35°C. Este parámetro también se considera dentro de los más importantes puesto que
puede afectar en la composición bioquímica de la microalga, debido al efecto que tiene
sobre las reacciones enzimáticas (Alexis Hernández-Pérez, 2014).

Temperaturas por debajo de 16°C genera un bajo crecimiento, mientras que por sobre 35°C
puede ser letal para las células (Alexis Hernández-Pérez, 2014).

pH: el pH es un parámetro que varía según la especie que se está cultivando, sin embargo
su rango se encuentra entre 7 y 9. Sin embargo éste a su vez está influenciado por otros
factores como lo son la respiración, alcalinidad, composición del medio de cultivo, entre
otros. (Alexis Hernández-Pérez, 2014).

Carbono: el aire es un parámetro primordial para el crecimiento de la célula puesto que


este contiene la fuente de Carbaaono que requiere para realizar la fotosíntesis. La aireación
permite que se mantenga una buena mezcla en las células lo que genera que todas las se
encuentren expuestas a la luz y nutrientes, evitando una sedimentación celular (Alexis
Hernández-Pérez, 2014).

Nutrientes: La tasa de crecimiento de las microalgas puede disminuir si carece de algún


nutriente. El nitrógeno es un nutriente principal el cual puede ser suministrado como Nitrato,
Nitrito o Amonio y este es esencial para la síntesis de estructuras y proteínas de estos
microorganismos. El fósforo es otro nutriente que utiliza para procesos como formación de
ácidos nucleicos, transferencia de energía, esencial en lípidos de membrana e
intermediarios metabólicos. Otro nutriente esencial es el azufre. La falta de alguno de estos
nutrientes puede provocar muchos efectos negativos en el tiempo de vida de estos.

Los traustoquitridios son microorganismos unicelulares clasificados comúnmente como


protistas marinos pertenecientes a la clase Labyrinthulomycetes del reino Straminipila[1]. Se
han hallado en diversos ambientes, principalmente en ecosistemas marinos y en estuarios.
Reportes informan estar comúnmente en agua de mar, sedimentos marinos, en algunas algas
y hojas de mangles. Estos microorganismos se encontraron por primera vez en 1934 y desde
los años 1960’s ha sido una gran fuente de estudio debido a sus beneficios. Junto con el
desarrollo y descubrimiento de nuevas técnicas biotecnológicas han establecido diversas
aplicaciones como productor de ácido docosahexaenoico(DHA), carotenoides,
exopolisacáridos y otros compuestos de interés (Alexis Hernández-Pérez, 2014).
Los Traustoquitridios son células individuales, endobióticas, monocéntricas y eucarpicas, con
una red ectoplasmática ramificada o no ramificada (a excepción del género Althornia el cual
no produce una red ectoplasmática), y con una forma globosa o subglobosa. El tamaño de
las células de zoosporas está generalmente en el rango de 2.5-3.0 × 4.5–8.0 μm, mientras
que el tamaño de zooesporangio se encuentra entre 15 y 35 μm cuando se observa en
cultivos de agua de mar y grano de polen de pino.
Algunas de las características fenotípicas que comparten los traustoquitridios son: 1) una
pared celular no celulósica que se compone de escamas circulares superpuestas en una
membrana celular; 2) la presencia de una red ectoplásmica que emerge de un orgánulo
subcelular (el botrosoma o sagenogen); y 3) zoosporas biflageladas con un flagelo posterior
corto y un flagelo anterior largo con mastigonemas.
Actualmente se han reconocido 9 géneros de traustoquitridios: Thraustochytrium,
Japonochytrium, Schizochytrium, Ulkenia, Aurantiochytrium, Sicyoidochytrium,
Parietichytrium, Botryochytrium y Monorhizochytrium. Algunos autores también consideran a
los géneros Oblongichytrium y Althornia parte de la familia (Raghukumar, 2008).
Diversos estudios caracterizan a los traustoquitridios como importantes productores de ácidos
grasos poliinsaturados n-3 y n-6, principalmente de ácido docosahexaenoico(DHA) con
método de síntesis de novo para producirlos y que entraría a competir con las microalgas y
aceites de pescado. Existen seis diferentes perfiles de PUFA que se han encontrado dentro
de la biomasa producida por traustoquitridios. Estos son (1) DHA y DPA, (2) DHA, DPA y
EPA; (3) DHA, y EPA; (4) DHA, DPA, EPA y AA; (5) DHA, DPA, EPA, AA y DTA; (6) DHA,
EPA y AA [3]. La producción de biomasa por parte de los microorganismos, involucra a los
ácidos grasos totales (TFA) que varía generalmente entre rangos de 10-50% de la biomasa
y dentro de ellos 30- 70% TFA es DHA, aunque estos pueden variar según el medio de cultivo
y la especie de traustoquitridio (Rodrigo Valenzuela B., 2014).
Una de las opciones que tienen los traustoquitridios es que al ser microorganismos
heterótrofos pueden producir alta biomasa en fermentadores. Las condiciones principales que
se consideran son el aislamiento e identificación del microorganismo; el medio de cultivo; y
formas de optimizar el cultivo. Los diferentes cultivos tienen un efecto en la producción de
lípidos. Algunos parámetros necesarios para el crecimiento de la producción de DHA por
traustoquitridios son fuente de carbono, fuente de nitrógeno, macroelementos,
microelementos, vitaminas, temperatura, salinidad, pH, niveles de oxígeno, edad del cultivo
(Raghukumar, 2008).
En la actualidad se busca la utilización de algunos desechos industriales como fuentes
nutricionales para los microorganismos. Algunas posibles fuentes de carbono a partir de
desechos industriales son: residuos líquidos del procesamiento de papas y residuos de la
producción de azúcar (Leaño et al., 2003).

OBJETIVOS

Objetivos Generales
● Evaluar la concentración de ácidos grasos ω-6 a partir de traustoquitridios.

Objetivos específicos
● Deducir las condiciones óptimas de obtención de PUFAs.
Referencias
Alexis Hernández-Pérez, J. I. (2014). Microalgas, cultivo y beneficios. Revista de Biología Marina
y Oceanografía, 157-173.

Alfonso Valenzuela B, J. S. (2015). Las microalgas: una fuente renovable para la obtención de
ácidos grasos omega-3. Revista chilena de nutrición, 306-310.

Deniz Sahin, E. T. (2018). enchancement of docosahexaenoic acid (DHA) production from


Schizochytrium sp.S31 using different growth medium conditions. AMB Express, 1-8.

Eduardo M. Leaño, R. S. (2003). Growth and fatty acid production of thraustochytrids from
Panay mangroves, Philippines. Southeast Asian Fisheries Development Center,
Aquaculture Department Institutional Repository, 111-122.

Ferrer, P. R. (2000). Importancia de los acidos grasos poliinsaturados en la alimentacion del


lactante. Sociedad Argentina de Pediatría, 231-238.

María Catalina Hernandez-Rodas, J. M. (2016). Beneficios de los ácidos grasos poliinsaturados


de cadena larga n-3 en la enfermedad por hígado graso no alcohólico. Revista chilena de
nutrición, 196-205.

Quildoran, D. S. (2015). Biomass production and fatty acids long chain polyunsaturated omega 3
(LC-PUFAs) Chilean strain using thraustochytrids . Advanced Engineering Forum, 19-24.

Rodrigo Valenzuela B., G. M. (2014). Ácidos grasos poliinsaturados de cadena larga ω-3 y
enfermedad cardiovascular. Revista Chilena de Nutrición, 319-327.

Shene, C. (2010). MICROBIAL OILS AND FATTY ACIDS: EFFECT OF CARBON SOURCE ON
DOCOSAHEXAENOIC ACID (C22:6N-3, DHA) PRODUCTION BY THRAUSTOCHYTRID.
Journal of soil science and plant nutrition, 207-216.

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