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Teorías Axiológicas
La valoración hacía los objetos es inherente al ser humano como el querer y el
conocer. Debido a esto han surgido distintas teorías axiológicas que se
cuestionan sobre ¿qué es el valor? Estas teorías suscitadas en torno al origen
y el fundamento de los valores. Se dividen en objetivismo y subjetivismo. Que a
su vez presentan distintas posturas, de acuerdo a cómo conciben la
experiencia valorativa.
1. Objetivismo
Estas teorías afirman la existencia de los valores independiente del hecho de
que sean o no reconocidos o estimados. Si bien el hombre es quien valora,
para esta teoría el valor ya poseía existencia propia como cualidad inherente o
como idea. De esa manera, el valor no es determinado por el sujeto, sino que
es independiente y anterior a su valoración. Existen dos posturas dentro del
objetivismo: el naturalismo y el idealismo objetivo.
1.1 Naturalismo:
Esta postura afirma que el valor es independiente al sujeto, pero no al objeto,
ya que, sostiene que los valores son una propiedad constituyente de las
personas, las cosas y los hechos. De esa manera, el valor es percibido en el
objeto al estimarlo y cambia de acuerdo a él. Para aprehender los valores es
necesario captarlos en los entes materiales, primero, con los sentidos y, luego,
con la razón. Su representante más conocido es Aristóteles.
1.2 Idealismo objetivo:
Esta postura afirma que el valor se encuentra al margen de cualquier sujeto
que lo juzgue o del objeto valorado. Los valores tienen la forma de ideas
platónicas o esencias: son ideas absolutas, que tienen una existencia a priori.
De esta forma, los valores son aprehendidos no por los sentidos, sino como
dice Scheler por una captación emocional o intuición emocional. Sus partidarios
son Platón y Hartmann.
2. Subjetivismo
Estas teorías afirman que el valor y los juicios de valor son determinados
por el sujeto. Para el subjetivismo, el valor es una creación del sujeto o
corresponde fundamentalmente a su situación de agrado o desagrado,
placer o dolor. El valor, según estas corrientes, es un estado subjetivo, de
naturaleza sentimental, aunque mantiene una referencia a un objeto a
través de un juicio valorativo. Así entonces, el valor es posterior a la
valoración del sujeto.
2.1. Hedonismo:
Sostiene que la percepción de los valores es guiada por el placer. Es decir,
el valor de un objeto, consiste en una cualidad conmovedora de ese objeto.
De esa manera, un valor positivo es atracción, deseo o encanto, y uno
negativo es repulsión, odio y desagrado. Su representante en la historia de
la filosofía es Aristipo de Cirene, quién consideraba a los placeres
corporales como guías para llegar a la felicidad. Esta postura fue criticada
por Epicuro de Samos, quién consideró como máximos placeres a los que
satisfacen al intelecto.
2.2. Utilitarismo:
Esta teoría valorativa sostiene que la valoración de los objetos está
orientada por el beneficio o utilidad que estos producen a un sujeto o
sujetos. Fue defendida por J. Bentham y J. Mill, para quienes el valor
placentero o de estima es sinónimo de “utilidad”. Sin embargo, esta utilidad
debe estar referida a la mayor cantidad de personas. Ejemplo: Firmar un
tratado de libre comercio entre países es bueno, si este beneficia a ambos y
no solo a una de las partes.
3. Valores éticos
Los valores éticos son estructuras de nuestro pensamiento que
mantenemos preconfiguradas en nuestro cerebro como especie humana de
cara a nuestra supervivencia. Los valores éticos son medios adecuados
para conseguir nuestra finalidad. Lo que tienen más propio los valores
éticos (o, si queremos, los valores morales) es el imperativo de acción que
comportan, es decir, son unos valores que se nos imponen como pautas de
nuestra acción. Los valores éticos, pueden no coincidir con nuestros
deseos, pero sentimos que debemos intentar realizarlos si no queremos
perder categoría como personas que somos.
Los valores éticos, pueden no coincidir con nuestros deseos, pero sentimos
que debemos intentar realizarlos si no queremos perder categoría como
personas que somos. Nadie está obligado a ser una persona bella, ágil o
simpática, pero toda persona está moralmente obligada a ser justa. Los
valores éticos, a diferencia de los que no lo son, dependen de la libertad
humana: una persona puede no ser justa, negando la exigencia universal de
justicia. Y porque dependen de la libertad, los valores éticos sólo pueden
atribuirse a las personas, no a las cosas: un paisaje puede ser bello, pero
no justo, unas deportivas pueden ser cómodos, pero no buenas en sentido
moral.
3.1. La Verdad.