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UNIVERSIDAD AUTONOMA

DEL CARMEN
DES CIENCIAS DE LA SALUD
LIC. FISIOTERAPIA
BIOETICA
PROF. JUAN CARLOS PRIETO
INVESTIGACION
SAMANTHA CAHORY SERAFIN
DIAZ
12-SEPTIEMBRE-2021
PRINCIPIOS FUNDAMENTALES DE LA BIOÉTICA
1. Respeto a la autonomía de las personas: concepto de gran tradición
política y filosófica en Occidente, supone la asunción del derecho de los
sujetos morales a decidir desde sus propios valores y creencias
personales acerca de cualquier intervención que se vaya a realizar
sobre su persona. Beauchamp y Childress centran más el concepto en
torno a las decisiones autónomas de las personas, al considerar que no
todas las decisiones que toma una persona competente reúnen las
condiciones para poder ser consideradas autónomas, y que hay
situaciones en que una persona considerada incompetente puede
participar con un determinado nivel de autonomía en la toma de
decisiones. La concreción más evidente de este principio es la figura del
consentimiento informado, necesario para cualquier intervención 6, y que
va más allá de la mera firma previa de un impreso antes de la misma.

2. Justicia: la conciencia de que todos los seres humanos son iguales en


dignidad y derechos hace que, en cada intervención sanitaria, debamos
tener claro que ante situaciones iguales actuaremos de una forma
similar, y lo haremos de forma diferente ante situaciones distintas,
manteniendo siempre abiertas las posibilidades de los demás seres
humanos. La dificultad proviene de la elección de los criterios de justicia,
es decir, de aquellos que guiarán la valoración de las distintas
situaciones (mérito, capacidad, necesidad, etc.) y la distribución de los
diferentes recursos de que dispongamos. En general, en la asistencia
sanitaria, y al menos en nuestro entorno europeo, se da más
importancia al criterio de necesidad, y los recursos sanitarios se
entienden dirigidos hacia quienes necesitan de ellos. Los criterios de
eficiencia y equidad entrarán en juego ante la realidad de la limitación de
cualquier tipo de recursos.

3. Beneficencia: se trata del núcleo constitutivo de la práctica médica, la


consecución de un beneficio, en términos de salud, para quienes
acuden solicitando asistencia sanitaria. No sólo presenta en sí mismo la
problemática de definir el bien, lo que es bueno, y de quién lo define,
sino que su evidente relación con el anterior principio, el de no-
maleficencia, hace que se deban valorar en cada caso los equilibrios
entre beneficios y riesgos potenciales ante cualquier intervención
biomédica.
4. No maleficencia: se trata del principio básico de todo sistema moral. Se
formula en términos negativos, como prohibición de producir,
intencionada o imprudentemente, daño a otros, con un mayor nivel de
exigencia que el de la obligación a proporcionar un bien (la no-
maleficencia, por ejemplo, obliga hacia todas las personas por igual,
mientras que la beneficencia puede tener distintos niveles de obligación:
la que existe entre individuos sin relación previa, la que hay entre padres
e hijos, la que existe entre profesionales y aquellos a quienes prestan
sus servicios, etc.). El contenido del principio de no-maleficencia suele
estar amparado por prescripciones penales.

Teoría de los valores.


Los valores son una parte fundamental de la ética, ya que; no podemos concebir
una vida humana sin ideales, los cuales nos definen como persona y son el reflejo
de nuestra conducta social e individual. Anteriormente los filósofos no tenían una
conciencia clara respecto a la importancia de los valores, y se creía que eran
comprendidos en forma aislada y asistemática, sin embargo, uno de los primeros
filósofos que trata el tema de los valores es el alemán Federico Nietzsche, quien
sostenía la teoría de que los valores provenían del campo económico. La teoría de
los valores es una disciplina filosófica relativamente nueva que establece cuatro
(4) problemas básicos, por los cuales atraviesan los valores del ser humano.
Primeramente, tenemos el problema de la existencia del valor, que analizado
desde la corriente subjetivista nos indica que los valores son meras creaciones de
la mente, y lo que los hace valioso es el deseo u el interés individual y, por el
contrario, siendo analizado desde un punto de vista meramente objetivo sostiene
que lo único que hace el sujeto es captar el valor, es decir; el valor es objetivo sin
importar que la valoración no lo sea.

El método que será empleado para dilucidar la naturaleza del valor representa un
problema, ya que; según John Dewey la clave será decidir cuál es el método más
apropiado para investigar el valor. En esta situación se presenta el método
apriorístico, que se basa en una intuición emocional y el método experimental que
considera que el único criterio para determinar la esencia del valor es la
experiencia, ya que; solo recurriendo a la experiencia puede conocerse que es el
valor. El conocimiento de los valores es el último problema que éstos afrontan y
según Max Scheler, se rechaza la vía intelectual como un instrumento
cognoscitivo de los valores, es decir; la inteligencia es ciega para los valores y
sedan gracias a la intuición emocional.
Una de las características peculiares que poseen los valores es que estos
implican un orden jerárquico, lo cual representa un problema pues es evidente que
hay valores de rango superior y valores de rango inferior, sin embargo; a pesar
delos problemas suscitados los filósofos han intentado proponer una tabla objetiva
donde se establece que los valores inferiores forman a los superiores. según
Scheler los valores religiosos constituyen la base fundamental de los espirituales,
vitales y afectivos.

El problema del conocimiento de los valores plantea que, si los valores fueran
captados por una operación intelectual, entonces éstos serían conceptos u objetos
ideales; si fueran objetos reales, serían captados por los sentidos, aunque esto se
argumenta en que un bien, o donde este depositado el valor, puede ser captado
sensiblemente, pero el valor no. Sin embargo, Max Scheler rechaza la vida
intelectual como instrumento cognitivo de los valores, ya que; los valores se hacen
transparentes por una intuición emocional. Una vez tratados los problemas éticos
podemos establecer una serie de características que nos ayudan a definir los
valores.

Principalmente los valores deben ser dependientes, ya que; éstos no existen por si
solos y necesitan de los bienes, siendo considerados como una cualidad irreal, los
valores deben presentar polaridad que presenta los dos límites del valor
(moralmente bueno – moralmente malo), es decir; los valores se presentan
doblados en un valor positivo y su correspondiente valor negativo, sin implicar la
inexistencia de alguno, debemos recordar que es importante la presentación de
los valores de acuerdo a una gradación, ya que; existen valores inferiores y
superiores lo cual dependerá netamente de las circunstancias consideradas por la
persona y por último es importante destacar que los valores son independientes
de los bienes, pero necesitan apoyarse en realidades concretas. A pesar de la
estrecha relación existente entre los valores y los bienes, es importante destacar
que existe una diferencia entre ellos, ya que, los objetos u bienes cambian con el
transcurrir del tiempo mientras que los valores son entes inmutables.

La crisis de valores establece que uno de los problemas fundamentales dela teoría
de los valores, es el que se refiere a su realización. Es importante que el individuo
además de conocer lo valioso, lo ponga en práctica ya que; cuando los valores se
postergan y no existe una conciencia de la dignidad humana surge la crisis de
valores, causada según Samuel Ramos, porque hoy en día vivimos una época de
grandes convulsiones morales que alcanzan todos los órdenes de la existencia
humana. Según Erich Fromm atravesamos un proceso de cuantificación y
abstractificación, lo cual causa una despersonalización y una deshumanización
eliminando así, las relaciones con la concreción y la singularidad de las cosas y de
las personas, de tal modo que en el mundo contemporáneo las cosas se estiman
como mercancías o cosas. La escala de valores y las creencias de cada persona
determinan su formade pensar y su comportamiento. Los valores deben ser
asumidos como parte de una cultura sentida como propia, proporcionando el
bienestar emocional.

A pesar de vivir en una sociedad donde hay tantos criterios divergentes y relativos
existe un orden jerárquico de los valores, que básicamente depende de cada
persona. Primero, presentamos en un orden de importancia, los valores internos,
es decir; los valores religiosos y espirituales que forman parte de lo divino ya que,
la naturaleza humana es esencialmente espiritual, psicológica, emocional.
Posteriormente podemos establecer los valores vitales, de lo noble, común, sano y
malsano, que traen implícitos la prosperidad y el bienestar.

Por último, establecemos los valores de lo agradable y lo desagradable, que dan


lugar al placer y al dolor de las personas. Debemos tomar en cuenta que, al hablar
de la teoría de los valores, cada ser humano mantendrá su punto de vista en
relación con el tema, ya que, los valores son totalmente personales e
independientes. Sin embargo, es importante destacar que cada persona decide
que valores aplicar en su vida diaria los cuales definirán por completo su conducta.

Principales características
La bioética tiene la intención de ser una disciplina:
a) Multidisciplinar. Convoca al debate sobre la valoración ética de la vida. En dicho
debate participan diferentes áreas de conocimiento, siendo importantes las
biociencias (y sus respectivas tecnologías), la filosofía (principalmente la ética) en
conjunto con la jurisprudencia y el bioderecho (Chan, Ibarra Palafox y Medina
Arellano, 2018).
b) Plural y laica. Declara en favor del pluralismo y en contra de las vías y
soluciones dogmáticas. La bioética proporciona los conocimientos necesarios para
promocionar valores ciudadanos y para que el debate social no se contamine con
informaciones y actitudes alarmistas y dogmáticas (Capdevielle y Medina Arellano,
2018).
c) Civil y social. Llama a proyectarse en un plano ético de reconocimiento. La
bioética equivale, en estos términos, a “cobrar conciencia de la existencia”, porque
es consciente quien sigue naturalmente los dictados de la vida, pero a su vez
quien, en términos sociales, despliega un éthos ciudadano, es decir, un estado de
comprensión del respeto a la vida y a los derechos humanos.
d) Formativa-informativa. Dirige una mirada crítica a las posiciones reduccionistas
de la vida (humana y no humana), con el propósito de recalar en los derechos que
afirmen la libre manifestación de los individuos, al margen de sus diferencias
constitutivas. En los planos formativo e informativo, la bioética tiene mucho para
ofrecer no sólo a campos del conocimiento de la biología y la ecología, sino
también al desarrollo social, proponiendo modelos incluyentes e implementando
perspectivas multidisciplinarias.
e) Prejurídica y metajurídica. Define, pondera y entiende los principios que
fundamentan el cuidado y la preservación de la vida como un requisito
fundamental que pone en un plano de convergencia a la Bioética con las ciencias
jurídicas (Medina-Arellano, 2015).
El jurista español Carlos María Romeo Casabona plantea:
“La expresión española “Bioderecho” ha sido tomada del término inglés Biolaw,
que viene utilizándose en la literatura norteamericana desde comienzos de los
años ochenta de la pasada centuria, y se ha consolidado también en otros
idiomas: Biodroit, Biorecht, Biodiritto, Biodireito […] El Bioderecho abarca el
Derecho biomédico como una parte —en todo caso importante— del mismo pero
también otras aproximaciones jurídicas relacionadas con la materia viva (animales
y plantas), considerada en cuanto tal y en su entorno natural (medioambiente)
(Romeo Casabona, 2011, p. 146)”.
f) Universal. Invita a pensar la bioética como un área de conocimiento de espectro
universal, respondiendo a las necesidades de las sociedades contemporáneas, en
las que se enfrentan a cada momento retos relacionados con el tratamiento que se
debe dar a la existencia humana, a las especies vivas y a sus ambientes.
Teniendo en cuenta lo anterior, identificar la universalidad como una de las
principales características de la bioética no constituye como tal un ideal quimérico.

Los valores morales


Los valores son cualidades que los humanos hemos descubierto o construido en
las personas, acontecimientos, situaciones o cosas y que merecen nuestro aprecio
o estima.
Podemos clasificarlos en dos grandes grupos: Por un lado, valores que no
podemos exigir a las personas.
1. Valores vitales: la salud
2. Valores de convivencia: la cortesía
3. Valores económicos: la riqueza
4. Valores políticos: tener una ideología
5. Valores intelectuales: la inteligencia
6. Valores estéticos: la belleza sentido de la vida: la felicidad
7. Valores religiosos: tener fe
Y, por otro lado, valores que debemos exigir a todas las personas por el hecho de
serlo.
Estos son los llamados valores morales:
1. Libertad
2. Igualdad
3. Solidaridad
4. Tolerancia
5. paz,
6. responsabilidad
7. justicia.
Son valores absolutamente básicos y son la fundamentación de los Derechos
Humanos.
Lo que caracteriza los valores éticos o morales es el imperativo de acción que
comportan, es decir, son unos valores que se nos imponen como pautas de
nuestra acción. Los valores morales, pueden no coincidir con nuestros deseos,
pero sentimos que debemos intentar realizarlos si no queremos perder categoría
como personas que somos.
Nadie está obligado a ser una persona bella, ágil o simpática, pero toda persona
está moralmente obligada a ser justa, tolerante o solidaria. Los valores éticos, a
diferencia de los que no lo son, dependen de la libertad humana: una persona
puede no ser justa, negando la exigencia universal de justicia. Y porque dependen
de la libertad, los valores éticos sólo pueden atribuirse a las personas, no a las
cosas: un paisaje puede ser bello, pero no justo, unas deportivas pueden ser
cómodos, pero no buenas en sentido moral.
Los valores morales son manifestaciones de la dignidad de la persona y tienen la
pretensión de ser reconocidos universalmente. A pesar de las diferencias
culturales, todas las personas son seres humanos, y por lo tanto se debe exigir
que estos valores fundamentales se cumplan.
Los valores morales son los cimientos sobre los que se construyen los principios
que regulan la conducta humana y, por extensión, las actuaciones profesionales.
Por lo tanto, las actuaciones personales y profesionales son éticas, si cumplen con
los valores morales.
Los valores morales son los más importantes, ya que le dan significado a nuestra
vida. Llevan a la persona a valorarse a sí misma y a los demás, a crecer en
dignidad y a tener una cultura humanista y trascendente. Los valores morales son
los que deberían orientar nuestra conducta, y con base en ellos decidir cómo
actuar y afrontar las diferentes situaciones que enfrentamos en la vida. Quien
respeta esos valores y los principios que de ellos derivan, actúa éticamente.
En temas anteriores hemos puesto de manifiesto que los comportamientos éticos
son aquellos que se rigen por los valores morales. Unos valores que son básicos
(tolerancia, responsabilidad, justicia, paz, libertad…), universales (para todos los
seres humanos), fundamentales para asegurar la convivencia entre las personas y
basados en la dignidad incondicionada de todo ser humano (es decir, que no
dependen de la edad, sexo, cultura, raza, etc., por lo tanto, no dependen de
ninguna cualidad humana). Unos valores en los que se fundamentan los Derechos
Humanos.
Según la filósofa Adela Cortina:
"Cualquier ser humano, para serlo plenamente, debería ser libre y aspirar a la
igualdad entre los hombres, ser solidario y respetar activamente su propia persona
y las demás personas, trabajar por la paz y por el desarrollo de la humanidad,
conservar el medio ambiente y entregarlo a las generaciones futuras no peor de lo
que lo hemos recibido, hacerse responsable de aquellos que le han sido
encomendados y estar dispuesto a resolver, mediante el diálogo, los problemas
que puedan surgir con aquellos que comparten con él el mundo y la vida".
Pero, desgraciadamente, todos somos conscientes de que la realidad es otra. En
la sociedad actual, los valores se han ido perdiendo y, como consecuencia,
existen personas con una laxa, distorsionada o nula asimilación de la escala de
valores y normas.
Sabemos que el aprendizaje de los valores morales comienza primordialmente en
el seno familiar; estos valores morales adquiridos de este modo, ayudan a
insertarnos eficaz y armónicamente en la vida social. Pero cuando se nace en un
núcleo familiar incompleto, desintegrado o disfuncional, se aprenden valores
negativos, distorsionados o simplemente no se llegan a conocer.
Además, desgraciadamente, la sociedad de nuestros tiempos vive sumergida en
una cultura donde las apariencias cuentan mucho, asignándole más valor y
significado a los bienes materiales y superficiales.
Nos encontramos, pues, en un momento en el que la sociedad ha perdido o no se
ha educado en valores morales, entrando en una situación de indiferencia moral.

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