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La eutanasia daña al oficio médico

Los médicos son personas que decidieron dedicar su vida a cuidar y sanar y
acompañar… o al menos era así antes de la eutanasia legal. Con la eutanasia legalizada,
¿seguiremos llamando médicos o medicina al siniestro «arte» de matar enfermos o
ayudarles a suicidarse? ¿Qué pensarán los nuevos médicos de sí mismos? ¿Cuántos
pensarán que tienen no sólo la capacidad técnica de matar, sino la capacidad de decidir,
sugerir, impulsar, animar, conducir a sus pacientes, hacia la eutanasia? ¿Cuántos lo
harán si reciben primas de aseguradoras o de empresas sanitarias que buscan siempre
una gestión más eficaz, ahorrando costes? Ningún control evitará eso, sólo la total
ilegalización.

Se encuentra en un dilema la delgada línea entre la vida y la muerte,

1. Dignidad hasta el final: Se argumenta que cada persona tiene una dignidad
intrínseca, independientemente de su estado de salud, y que los cuidados
paliativos pueden salvaguardar esta dignidad incluso en las situaciones más
difíciles1.
2. Protección de los vulnerables: Las decisiones personales tienen una dimensión
colectiva y la legalización de la eutanasia podría poner presión sobre las
personas más vulnerables, como ancianos o inmigrantes, que podrían sentirse
una carga para la sociedad1.
3. Prohibición de matar: Legalizar la eutanasia implicaría transgredir la
prohibición fundamental de matar que fundamenta nuestra civilización, y podría
considerarse un retroceso en el progreso socia
Aquellas que se posicionan en contra de la eutanasia se respaldan en una serie de
argumentos, como que este acto es un asesinato cruel, algo indebido, inmoral y
malo, así como que la vida es un derecho inviolable de toda persona. Otro apoyo
se reflejaría en un argumento de autoridad, donde el catolicismo y la Iglesia
afirman que es Dios quien posee el don de dar vida, y por ende, solamente él
puede quitarla. Además, la eutanasia no sigue la ética médica, que se centra en
eliminar el dolor, no en eliminar al enfermo. Así pues, también podría empeorar
la relación del paciente con su médico, e incluso, lo que es peor, empeorar la
relación con sus propios familiares.

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