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FACULTAD DE CIENICAS POLÍTICAS Y ADMINISTRATIVAS

CARRERA DE DERECHO

ASIGNATURA:

Contratos Civiles.

NOMBRE:

Armijo García Emili Analía

DOCENTE:

Dr. Orlando Granizo

SEMESTER:

6 ‘’A’’

PERIODO ACADÉMICO:

ABRIL 2023 – AGOSTO 2023


TEMA: ANTICRESIS

La anticresis dura, en principio, hasta que el prestatario cumpla su obligación (salvo


casos que detallaremos más adelante). Cumplido ese objetivo, el bien puede volver
al deudor.

Explicado aún de forma más sencilla, la anticresis es un pacto entre dos partes en la que
una parte (como garantía de pago) le entrega a otra a otra (en caso de no cumplir con su
pago) un bien inmueble. Cuando, con los beneficios del bien inmueble o el pago del
deudor, desaparezca la deuda, entonces el bien inmueble vuelve a manos del deudor.

Al final de este artículo veremos un ejemplo, pero antes vamos a detallar las
características de la anticresis; y los derechos y deberes de las partes.

.La anticresis dura, en principio, hasta que el prestatario cumpla su obligación (salvo
casos que detallaremos más adelante). Cumplido ese objetivo, el bien puede volver
al deudor.

Explicado aún de forma más sencilla, la anticresis es un pacto entre dos partes en la que
una parte (como garantía de pago) le entrega a otra a otra (en caso de no cumplir con su
pago) un bien inmueble. Cuando, con los beneficios del bien inmueble o el pago del
deudor, desaparezca la deuda, entonces el bien inmueble vuelve a manos del deudor.

Al final de este artículo veremos un ejemplo, pero antes vamos a detallar las
características de la anticresis; y los derechos y deberes de las partes.

La anticresis regulada en el código civil español es una figura insólita, por ser
desacostumbrado su uso y desde luego no nos equivocamos si sostenemos que con
seguridad es el contrato, de entre los regulados en el CCE, que menos trascendencia
social ha tenido.

Entró de rondón al tiempo de ser aprobado el código civil en 1.889, y pasó de no estar
contemplado en ningún proyecto o anteproyecto, a incorporarse sorpresivamente al
texto definitivo, y ese quizás injustificado acceso al código ha tenido también su reflejo
en el escasísimo uso social de la figura.
Esa precipitada incorporación, produjo sin duda que su regulación legal resultara
imprecisa, tan imprecisa como para figurar incorporado junto con los derechos reales de
garantía, cuando de la anticresis no se tiene la certeza ni de ser siempre un derecho real
ni tampoco de garantía: las interpretaciones más recientes tienden a configurarla carente
de facultades tales como la reipersecutoriedad o el ius distrahendi, aproximando la
figura a funciones o medios de pago; aunque quizás su verdadera función pudiera ser
aquella que en su origen acabó por resultar ocultada: convertirse en un contra mutuo, sin
mayores ambiciones.

Y estando así esa figura, adormilada por su escaso uso, resulta que concurren en el
tiempo actual dos textos legales, de especial trascendencia, y que ambos vienen a
contemplar de nuevo en su regulación ese propio contrato anticrético, nos estamos
refiriendo al código civil de Catalunya, en su libro V, y en muchísima menor medida,
pero suficientemente significativa, la Ley Concursal al regular de nuevo los créditos con
privilegio especial o general. El estudio de la anticresis conforme a su regulación en el
CCCat obliga a su comparación con la regulación de idéntica figura en el CCE.

La garantía no aporta nada nuevo a la relación obligatoria: la contempla agazapada


observando su cumplimiento o incumplimiento, y si éste se produce reacciona con todas
las facultades con las que haya sido dotada hasta conseguir el máximo cumplimiento
posible, total en ocasiones o parcial en otras. El derecho de anticresis aporta algo nuevo
a la relación obligatoria, se inserta en ella encauzando ese cumplimiento que quizás de
otra forma no sería posible alcanzar, podemos por ello decir que la anticresis enriquece
en tanto las garantías empobrecen.

Características de la anticresis

Las principales características de la anticresis son:

 El prestatario ofrece una garantía real, es decir, está respaldando su compromiso


de pago con un bien tangible, que en este caso es un inmueble.
 La anticresis un derecho accesorio, puesto que se constituye para asegurar pago
de una obligación, y de sus intereses si estos son generados. Si
la deuda pendiente se extingue, también la anticresis.
 Los participantes del contrato son el anticresista, quien cede la posesión del bien,
y el acreedor anticrético, quien hace uso del mismo.
 El anticresista no puede recuperar el inmueble sin haber cancelado antes la
deuda pendiente.
 Es inviable efectuar varios contratos de anticresis sobre un mismo bien porque
se requiere su desposesión. Para explicarlo de otro modo, el anticresista no
podría entregar simultáneamente el inmueble a más de un acreedor En cambio,
sí es factible constituir respecto a un mismo activo varias hipotecas porque no es
necesario que el deudor se desprenda de su propiedad.
 Lo anterior es quizás una de las razones por las que los contratos de anticresis
son menos populares que las hipotecas. Estas últimas permiten que el deudor
siga ocupando su vivienda.
 Cada legislación define de manera distinta la anticresis. En el caso peruano, por
ejemplo, es un derecho real(poder inmediato y absoluto) en cuya virtud el
deudor entrega un inmueble a su acreedor en garantía. Así, le concede la
facultad de explotarlo y de percibir sus frutos. La legislación peruana, además,
exige como formalidad que el contrato conste en registros públicos.
 El contrato no solo se extingue tras el pago de la obligación, sino con la
destrucción o expropiación del bien, o si el acreedor renuncia a la anticresis.
Esto último ocurre si el prestamista considera, por ejemplo, que el uso del
inmueble no genera las rentas suficientes. Entonces, exigirá que el anticresista
pague su deuda de otra manera.

Deberes y derechos del acreedor anticrético

Los deberes y derechos más importantes del acreedor anticrético son:

 El acreedor tiene la obligación custodiar la integridad de la propiedad


 Debe asumir los gastos en servicios básicos(agua, luz, entre otros) que permitan
hacer uso del inmueble.
 Al tomar posesión de la garantía, el acreedor gozará de los frutos de su
explotación. En el caso de un departamento, por ejemplo, puede ocuparlo y
ahorrar en el pago de rentas. Otra alternativa es que lo arriende a un tercero,
recibiendo la respectiva prestación periódica por parte de los inquilinos.
 El acreedor cobrará primero los intereses generados por la deuda, en caso
corresponda. Una vez cancelados estos gastos financieros, los ingresos por el
uso del inmueble pueden amortizar parte del principal del préstamo.
 Si las partes han acordado que no se generen intereses, los frutos de la
explotación del bien irán directamente a reducir el capital del préstamo.
 En caso de impago, el acreedor podrá solicitar vía judicial la ejecución de la
garantía.

Deberes y derechos del anticresista

Los principales deberes y derechos del anticresista son:

 Tiene la obligación de ceder la posesión del bien inmueble, pudiendo solicitar su


restitución solo al cancelar su deuda.
 Puede demandar por daños y perjuicios al acreedor si este no es diligente al
administrar la propiedad.
 Es su responsabilidad el pago de los impuestos relativos al bien.
 Debe asumir los gastos en reparaciones y mantenimiento, al menos que los
daños hayan sido producidos por el acreedor.
 Se compromete a reponer lo invertido en mejoras, las cuales deben contar con su
consentimiento.
 Puede oponerse al uso indebido del activo, por ejemplo, si el acreedor planea
modificar drásticamente un espacio de la propiedad.

Ejemplo de anticresis

Veamos un ejemplo muy simple de anticresis. Supongamos que Luis Antonio Olivares
debe US$ 45.000 a José Gutiérrez. Entonces, ambos firman un contrato de anticresis
para asegurar el retorno del financiamiento.

El acuerdo permite que el señor Gutiérrez ocupe, o alquile a un tercero, uno de los
inmuebles que posee Olivares. El plazo del contrato es de diez meses, asumiendo un
precio de alquiler de US$ 4.500.

En este caso, cabe notar que los partícipes no han pactado que se generen intereses por
el crédito. Así, una vez que la deuda es saldada, el activo vuelve a manos de Olivares.
D’ORS lo explica poniendo de manifiesto que “la garantía que suponía el pignus era un
privilegio tan solo de carácter coactivo: el acreedor, al retener la posesión de la cosa
pignorada y privar de ella al pignorante, le fuerza a cumplir o hacer cumplir la
obligación, pues solo cumpliéndola podrá recuperar la cosa de la que se ve privado”. Y
añade “Corrientemente se autorizaba al acreedor para que pudiera vender la prenda y
cobrarse con el precio, debiendo restituir tan solo la cantidad sobrante (superfluum).

Este ius vendendi se hizo tan frecuente que la jurisprudencia de finales del siglo II d.c.
llegó a considerarla como elemento “natural” de la prenda, de modo que no hacía falta
declararlo expresamente” . Siendo pues el pignus, en su origen, una facultad de
retención, podía pactarse la renuncia del pignorante a reclamar los frutos producidos por
la cosa durante el tiempo de su retención, a cambio de renunciar el acreedor al cobro de
los intereses de la deuda: éste es el llamado pacto de anticresis. De no pactarse así, el
valor de los frutos percibidos por el acreedor debía imputarse primeramente a los
intereses, pero si excedían de la cuantía de éstos, se imputaban a la deuda del capital, y
si aún excedían se convertían en superfluum.

El término anticresis viene a designar no un contrarium usum sino un contrarium


mutuum, y de esta forma la verdadera anticresis consistía en aquel contrato que es doble
por cuanto mutuante y mutuatario lo son de forma recíproca, uno ha recibido un capital
y el otro ha recibido del primero una finca para percibir sus frutos en tanto el capital no
le sea devuelto (de ahí el contramutuo). Y esta anticresis, a la que se denomina
“verdadera anticresis”, nada tiene que ver con el pacto anticrético que es un pacto que se
une a una garantía (al pignus en origen, y luego también a la hipoteca), y en estos casos
el ius distrahendi acompaña a aquella garantía, mientras que la “verdadera anticresis” es
tan solo una cesión del ius fruendii de una finca en tanto permanezca vivo el mutuo,
pero en modo alguno conlleva el ius distrahendi de esa finca, entre otras razones por ser
ajeno a su propio concepto.

Este mismo autor sostiene que “la forma corriente de garantizar el cumplimiento de una
obligación, conforme al derecho español medieval fue, además de la fianza, la prenda
mobiliaria del primitivo derecho germánico”, pero nos indica también que “junto con
esta prenda sobre muebles la costumbre jurídica de los siglos X al XIII conoció también
una prenda inmobiliaria, que si algunas veces como en ocasiones sucedió en Cataluña
se inspira en las leyes visigodas, otras se adaptó a las formas de garantía inmobiliaria de
los derechos germánicos medievales”. Según el propio autor en el Derecho pignoraticio
español altomedieval se encuentra una prenda de disfrute inmobiliaria.

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