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ORGANOS JURISDICCIONALES
SUMARIO.
1. Introducción y concepto
2. Características de los tribunales de justicia
3. Principios fundamentales de la organización judicial
4. Tribunales de Justicia
5. Tribunales Ordinarios
6. Tribunales Arbitrales
7. Subrogación e Integración de los Tribunales de Justicia
8. Inhabilidades de los magistrados
9. Tribunales especiales.
1. Introducción y concepto
Las facultades jurisdiccionales normalmente, por regla general, las ejercen órganos que
forman parte del Poder Judicial, porque justamente por eso existe el Poder Judicial. Sin
perjuicio a esto, existen otros órganos que no forman parte del Poder Judicial y que sin
embargo son tribunales de justicia.
Todo órgano público que resuelve conflictos jurídicos entre partes es un tribunal de justicia
en la medida que le corresponde ejercer esta función, independiente que forme o no parte del
Poder Judicial. En consecuencia la jurisdicción siempre la van a ejercer los tribunales de
justicia.
* Concepto de Tribunal de Justicia: “Son aquellos órganos públicos que tienen por función
primordial resolver conflictos de intereses de relevancia jurídica con efecto de cosa juzgada,
y sin perjuicio de poder cumplir otras funciones”.
Las características principales y generales de los tribunales de justicia son los siguientes:
b) Todos ejercen jurisdicción: Dentro del sistema procesal chileno, existen diversas
clases de tribunales, se distinguen los tribunales ordinarios, especiales y arbitrales,
atendiendo a la naturaleza de la materia que conocen. Dentro de los tribunales
ordinarios existen tribunales superiores e inferiores.
Existen ciertos principios fundamentales que rigen la organización judicial en Chile y que le
dan una individualidad propia al Poder Judicial. Estos principios son ciertas normas que se
establecen tanto en la Constitución como en el Código Orgánico de Tribunales y que sirven
para regular la actividad de los tribunales.
Sobre estos principios descansa la organización del Poder Judicial y de los tribunales en Chile
y por lo mismo se trata de normas que le son aplicables a cualquier clase de tribunal.
Este es el principio más importante que rige a los tribunales. Esto quiere decir dos cosas:
- Por un lado, el ejercicio de la jurisdicción le corresponde a los tribunales.
- Por otro lado, esto significa que ninguna autoridad ni ninguna persona se podrán
inmiscuir en las funciones jurisdiccionales (función privativa de los tribunales de
justicia). Los tribunales son autónomos en la resolución de las causas civiles y
criminales (ellos resuelven sus asuntos como les parece de acuerdo a derecho).
Esta base fundamental de la organización de los tribunales puede mirarse desde una doble
perspectiva: existe una independencia orgánica y la independencia funcional.
2) Principio de Inamovilidad:
La inamovilidad significa que los miembros de los tribunales de justicia no pueden ser
removidos de sus cargos a menos que la Constitución o las leyes lo exijan (artículo 77, inciso
1º, CPE), esto no significa que los ministros no puedan ser removidos.
Garantiza el anterior principio (independencia del Poder Judicial) porque si los jueces fueran
removidos por los fallos que dicta entonces no hay independencia. El fundamento de este
principio es garantizar la independencia del juez en el ejercicio de sus funciones.
El principio de inamovilidad pretende que no se persiga a los magistrados por los fallos que
dictan, o evitar que los jueces estén temerosos por el contenido de sus sentencias (se trata de
evitar el temor que puede asistir a un juez si falla con apego de la ley).
a) Delitos cometidos por el juez: Los magistrados pueden cometer dos tipos de delitos:
los delitos comunes (como cualquier persona) o delitos ministeriales.
Los delitos comunes son aquellos que los magistrados pueden llegar a cometer en su
calidad de persona como cualquier otro particular, porque ellos no están al margen de
la ley. Estos delitos son sancionables y están contemplados en el Código Penal y son
sancionados al igual que cualquier persona con la única particularidad de que van a
ser tratados por un tribunal de mayor jerarquía y si el juez resulta condenado por la
comisión del delito común queda separado de sus funciones.
Los delitos ministeriales son aquellos que el juez comete en el ejercicio de sus
funciones como tal, de manera que la diferencia es que estos delitos ministeriales sólo
los pueden cometer los jueces y no otras personas (artículo 332, nº 9, Código Orgánico
de Tribunales).
Estos delitos ministeriales o que son cometidos por el juez en el ejercicio de sus
funciones, reciben el nombre genérico de “prevaricación”, y están contemplados en
los artículos 223 y siguientes del Código Penal y en el artículo 76 de la Constitución.
Esta responsabilidad por los delitos ministeriales no se puede hacer efectiva en forma
tan simple, y es la propia ley la que va a poner algunas trabas (no se puede llegar y
pretender en forma directa que se haga efectiva la responsabilidad del juez). Para estos
efectos la ley señala que este tipo de delito se persigue por medio de una acción
especial llamada “querella de capítulos”, esto para los efectos de determinar si la
acusación es seria y si va a ser o no admitida.
Esta querella de capítulos está tratada en el artículo 253 del Código de Procedimiento
Penal y en el nuevo Código Procesal Penal, en los artículos 424 y siguientes.
El artículo 337 del Código Orgánico de Tribunales indica los casos en que se presume
de derecho que un juez no tiene buen comportamiento. Ejemplo: si el funcionario
fuere mal calificado por la Corte Suprema.
Hay distintos procedimientos para hacer cesar esta inamovilidad por mal
comportamiento del juez. Ejemplo: el juicio político (aplicable sólo a los tribunales
superiores de justicia), los juicios de amovilidad, el procedimiento constitucional
(realizado por la Corte Suprema a requerimiento del Presidente de la República, a
solicitud de parte o de oficio).
3) Principio de Responsabilidad:
A través de este principio se pretende que los magistrados respondan de sus actuaciones
cuando ejercen la función jurisdiccional. Este principio tiende a hacer efectiva dicha
responsabilidad sancionando al magistrado en el caso que éste se aparte de las normas
constitucionales y legales en el ejercicio de sus funciones propias.
Este principio es una de las mejores garantías de las que puede gozar una sociedad, porque
contribuye a evitar abusos y arbitrariedades, y garantiza así, la rectitud, decoro y ecuanimidad
de la justicia.
Para comprender este principio hay que analizar distintos tipos de responsabilidad en las
cuales podría incurrir un juez:
a) Responsabilidad Penal: Significa que los magistrados al igual que cualquier otro
particular podría cometer delitos. En el caso de los magistrados ellos pueden incurrir,
por un lado, en la comisión de delitos comunes, y por otro lado pueden cometer delitos
ministeriales y que genéricamente se conocen con el nombre de “delitos de
prevaricación”, ejemplo: cohecho, delegación de justicia, etc (artículo 76, CPE; y
artículo 324, Código Orgánico de Tribunales). Estos delitos ministeriales solamente
los pueden cometer los magistrados.
Existe una particularidad tratándose de estos delitos ministeriales para los efectos de
perseguir la responsabilidad penal y esta consiste en que no es posible que una
persona persiga directamente ejerciendo la acción penal, para ello es preciso que se
deduzca o que se pida una especie de autorización previa antes de entablar una acción
contra un juez, que es un procedimiento preliminar (especie de antejuicio) que se
denomina “querella de capítulos” ante la Corte de Apelaciones respectiva. La Corte
de Apelaciones es la que resuelve si esa querella de capítulos es o no admisible.
Esto tiene por finalidad que las acusaciones contra los jueces sean serias. Si la Corte
“da luz verde” se inicia el juicio penal contra el juez. Todo este procedimiento es para
los delitos ministeriales.
En el caso de los delitos comunes, si el juez incurre en hechos que tengan el carácter
de delitos comunes no existirá el antejuicio, no hay querella de capítulos. En este caso
se ejercerá directamente la acción penal pertinente. La única novedad es que los
ministros del Poder Judicial tienen “fuero”, lo que implica que el asunto no va a ser
conocido por el tribunal natural sino que por otro distinto, de mayor jerarquía.
Por ejemplo, si el delito lo comete un juez letrado, en ese caso va a ser competente
para conocer de este asunto un juez de letras de comuna asiento de Corte de
Apelaciones. Por otro lado, si el delito es cometido por algún miembro de la Corte
Suprema o Corte de Apelaciones, también por el factor fuero en este caso va a conocer
un ministro de Corte de Apelaciones.
Aquí la sanción es distinta porque el juez que comete delito va a ser sancionado con
una pena, pero el juez que comete falta de disciplina se le aplica una sanción de tipo
disciplinario, y que puede ser desde una simple amonestación hasta la destitución.
Estas atribuciones disciplinarias las ejercen todos los tribunales y concretamente los
superiores respecto de los inferiores. Estas atribuciones disciplinarias se pueden
ejercer de oficio o a petición de parte.
Los medios existentes para hacer efectiva esta responsabilidad administrativa son dos:
el recurso de queja y la queja disciplinaria o queja propiamente tal.
El Recurso de Queja tiene por finalidad sancionar a un juez que ha cometido faltas
o abusos graves en la dictación de resoluciones judiciales (a petición de parte).
Por otro lado, la Queja propiamente tal es el medio para hacer efectiva la
responsabilidad disciplinaria cuando el juez ha cometido faltas o abusos en el
ejercicio de sus funciones ministeriales y no en la dictación de resoluciones
judiciales.
d) Responsabilidad Civil: Tiene por finalidad responder por daños y perjuicios que se
puedan cometer con ocasión de un delito o cuasidelito. Aquí interesa la
responsabilidad civil que deriva de las funciones ministeriales (artículos 325 y 326,
Código Orgánico de Tribunales).
Este principio de responsabilidad es muy importante porque tiene por finalidad que los
magistrados cumplan sus funciones decorosamente de acuerdo a la Constitución y las leyes,
porque son independientes e inamovibles. Si se apartan de las normas aparece este principio
de responsabilidad.
4) Principio de Legalidad:
Este principio dice relación con que la actividad de los magistrados en el sentido de que éstos
deben cumplir la función jurisdiccional con estricto apego a la ley. Eso significa que los
jueces tienen que fallar conforme a derecho por un lado (a no ser que la ley lo faculte para
obrar de otra manera) y por otro lado, además, debe ajustarse en la tramitación de los procesos
de acuerdo a lo que la ley prescribe en cada caso.
El juez debe atenerse a lo que dice la ley. Sólo excepcionalmente puede apreciar la prueba
en conciencia, pero para ello se requiere que haya una disposición expresa.
Otro aspecto dice relación con la existencia de tribunales naturales o legales. Esto quiere
decir que los asuntos judiciales en Chile deberán ser conocidos y resueltos por el tribunal
naturalmente competente, o sea por aquel que la ley establece y no por un tribunal ad-hoc,
creados para la ocasión. El tribunal debe estar establecido con anterioridad al hecho de que
se trata por regla general; y por excepción se admite bajo requisitos estrictos que se puedan
modificar estos tribunales naturales, caso que ocurre en materia de arbitraje en ciertos
asuntos, en otros casos se faculta a las partes para recurrir o no a arbitraje (facultativo). En
los casos que es facultativo en realidad se está cambiando al tribunal natural.
5) Principio de Territorialidad:
Los tribunales, de acuerdo con el artículo 7º del Código Orgánico de Tribunales, solamente
pueden ejercer su potestad dentro del territorio que la ley les hubiere designado a cada uno.
La jurisdicción desde luego es ejercida dentro de los límites de la República (artículo 5º,
inciso 1º, Código Orgánico de Tribunales). Excepcionalmente los tribunales chilenos, en
materia penal, pueden tener competencia para juzgar delitos cometidos en el extranjero
(artículo 6º, Código Orgánico de Tribunales).
Dentro del territorio de la República, la ley le asigna a cada tribunal un determinado territorio.
La competencia de cada tribunal en particular se ejerce dentro del territorio que la ley le
asigna a cada uno. Este territorio es variable, por ejemplo, en los casos de los jueces de letra
es una comuna (Ej.: Talcahuano) o una agrupación de comunas (Ej.: Concepción, Penco, San
Pedro de la Paz, Chiguayante y Hualqui); lo mismo cabe decir de las Cortes de Apelaciones,
las que pueden abarcar una provincia, varias provincias, una región o parte de una región. La
Corte Suprema abarca a todo el territorio de la República.
Este principio no impide que en aquellos asuntos que conocen los tribunales se puedan dictar
resoluciones o diligencias que deban cumplirse o llevarse a efecto en un territorio
jurisdiccional distinto. Eso es posible a través de la competencia delegada, en cuyo caso será
el juez de otro territorio el que realice las diligencias del juez que las dispuso.
Dicho de otro modo, esta inspección personal del tribunal constituye el examen que
el juez que está conociendo de la causa hace por sí mismo a los hechos controvertidos
(artículo 403, inciso 2º, Código de Procedimiento Civil).
d) Competencia especial a jueces del crimen de Santiago: los jueces del crimen de
Santiago tienen atribuciones para que puedan practicar actuaciones o diligencias en
cualquiera de las comunas de la Región Metropolitana, en los asuntos sometidos a su
competencia (artículo 43, inciso 3º, Código Orgánico de Tribunales).
6) Principio de Pasividad:
Consiste en que los tribunales de justicia cuando ejercen jurisdicción solamente pueden
actuar a petición de parte interesada y no de oficio, salvo en el caso que la propia ley lo
faculte para proceder de oficio (artículo 10, inciso 1º, Código Orgánico de Tribunales).
Este principio también tiene algunas excepciones donde los jueces pueden actuar de oficio
sin requerimiento de parte:
a) Las Medidas para mejor resolver en los juicios civiles (artículo 159, Código de
Procedimiento Civil). En este caso, en la etapa de la sentencia (luego de la discusión,
del período de pruebas) el juez puede disponer de oficio que se cumplan determinadas
medidas probatorias que son las “medidas para mejor resolver”. Ejemplo: que se
agreguen ciertos documentos que se estimen necesarios para esclarecer el derecho de
los litigantes, el informe de peritos, que los testigos amplíen sus declaraciones, etc.
7) Principio de Sedentariedad:
Este principio significa que en Chile todos los tribunales tiene una sede en un determinado
lugar, o tienen su asiento en un determinado lugar que es concretamente una comuna
determinada; y en este principio se trata de establecer que los tribunales ejerzan sus funciones
jurisdiccionales en ese lugar precisamente y evitar los tribunales ambulantes.
Esto implica una serie de obligaciones que la ley establece. Así, los jueces, como
consecuencia de este principio, tienen la obligatoriedad de residir en la misma comuna a no
ser que la propia Corte de Apelaciones autorice una cosa distinta.
También implica este principio que los jueces tienen la obligación de asistencia diaria a su
despacho en el tribunal donde está la sede y deben permanecer en su despacho por al menos
cuatro horas. Esto como única forma de cumplir aceptablemente con la función
jurisdiccional.
Si el juez infringe una de estas reglas le recae una sanción de tipo disciplinario.
8) Principio de Inavocabilidad:
Una excepción de este principio consiste en el caso de las visitas que decretan los tribunales
superiores, a través de sus magistrados, a los tribunales inferiores; en este caso, el ministro
visitador se puede avocar a realizar procesos pendientes para fallarlos. Sin embargo, esto es
discutible porque aquí el orden jurisdiccional no varía porque el ministros visitador lo único
que hace es sustituir a la persona que falla, pero el tribunal sigue siendo el mismo.
9) Principio de Publicidad:
Este principio significa que las actuaciones de los tribunales son públicas, porque son órganos
públicos, de manera que no hay razón para que las actuaciones sean reservadas o secretas,
salvo ciertas excepciones (artículo 9º, Código Orgánico de Tribunales).
Este principio significa fundamentalmente que los terceros ajenos al juicio y las partes
litigantes o interesadas pueden imponerse o tomar conocimiento de las actuaciones judiciales.
Por otra parte, también hay que agregar que este principio implica que en ciertos casos las
actuaciones del proceso se pueden realizar frente al público. Ejemplos: el nuevo juicio oral
en materia penal, los alegatos ante los tribunales superiores (defensas orales que se cumplen
ante los tribunales superiores).
Por consideraciones de interés público o por la necesidad de mantener la reserva sobre algún
litigio, el legislador ha consagrado ciertas excepciones a esta base fundamental de la
publicidad:
a) En materia penal, la etapa del Sumario, que tiene el carácter de secreto por expresa
disposición del Código de Procedimiento Penal (artículo 78).
Este principio es absoluto en cuanto a la gratuidad de los jueces del Poder Judicial. Pero tiene
una excepción importante tratándose de los tribunales arbitrales porque una de las
características de estos tribunales es que no forman parte del Poder Judicial (no son
remunerados por el Estado), son terceros llamados a ejercer la jurisdicción y por su función
tienen derecho a un honorario que es de cargo de las partes (las partes deben pagar sus
honorarios una vez cumplido su cometido).
Este principio mira directamente al ejercicio de la jurisdicción, pero no significa que las
partes no deban costear algunos gastos. En el proceso pueden intervenir otras personas, otros
auxiliares de la administración de justicia, que tienen derecho a cobrar por sus servicios. El
caso más concreto es la intervención de los receptores judiciales (encargados de notificar),
también se pueden incluir a los notarios, el conservador de bienes raíces, etc.
De cualquier modo, en ciertos casos también es posible que las partes, o alguna de las partes
o interesados, tenga absoluta gratuidad en todas las actuaciones o durante toda la tramitación
del juicio, que ni siquiera tenga que pagar a estos funcionarios auxiliares y esto ocurre cuando
esa parte o interesado goza del beneficio del privilegio de pobreza (artículo 591 y siguientes
del Código Orgánico de Tribunales). Es decir, en este caso se trata de que aquella persona
que no cuenta con los medios necesarios para procurarse una defensa en juicio, la ley arbitra
los medios para que esa persona pueda acceder a los tribunales en igualdad de condiciones
con aquella parte que cuenta con los medios.
También, en esta materia, la ley establece el derecho de la asistencia judicial, vela porque el
principio se cumpla. Ejemplo: la institución del abogado de turno (se designa mensualmente
abogados tanto en lo civil como en lo penal), también están las Corporaciones de Asistencias
Judiciales (artículo 600, Código Orgánico de Tribunales). Los abogados y procuradores de
estas entidades, y los abogados y procuradores de turno cuando actúan en tal calidad, no serán
responsables del pago de las costas y demás cargos pecuniarios a que sean condenados sus
patrocinados.
La regla general en el sistema chileno es que los tribunales conozcan los asuntos en primera
instancia. Los asuntos judiciales están sometidos a una doble revisión judicial o doble grado
jurisdiccional.
En materia penal el principio es casi absoluto en el sistema antiguo (se extiende a la mayoría
de los casos).
En materia civil esto está condicionado a la cuantía (a la importancia pecuniaria del asunto),
pero también la regla general es que los asuntos se conozcan en primera instancia, porque la
única instancia está reservada a asuntos de muy baja cuantía.
Para estos efectos, para materializar el principio de la doble instancia, en Chile existe una
organización jerárquica o piramidal de los tribunales de justicia, existiendo tribunales
inferiores y superiores.
Los tribunales inferiores son los jueces letrados, en ellos descansa la competencia de primera
instancia principalmente. En cuanto a los superiores, las Cortes de Apelaciones son los
tribunales de segunda instancia por excelencia, dependiendo de ese tribunal.
El fundamento que tiene este principio es evitar en lo posible que se dicten sentencias injustas
o arbitrarias que no se ajusten a derecho, es decir, subsanar eventuales errores que cometan
los tribunales inferiores (eso se logra a través de esta doble revisión). Esto da mayores
garantías a los litigantes.
Cuando los tribunales conocen un asunto dentro de lo que se denomina “instancia”, tendrán
amplias atribuciones en cada grado jurisdiccional para conocer y pronunciarse de todas las
cuestiones que han sido planteadas en juicio de hecho y de derecho sin limitaciones.
4. Tribunales de Justicia
Son los órganos públicos que ejercen la jurisdicción en Chile, eso es lo que caracteriza a los
tribunales en Chile. Esto significa que estos tribunales tienen las atribuciones suficientes para
conocer de las causas civiles y criminales, para juzgarlas y para hacer ejecutar lo juzgado.
Esto es así porque podrá estar afecto por la causal de implicancia o de inhabilidades
personales, y en este caso sigue siendo competente el mismo tribunal como órgano. La
consecuencia de esto es que hay que reemplazar al juez.
Cuando se trata de incompetencia del tribunal, en ese caso hay que cambiar al órgano
jurisdiccional (va a conocer el asunto otro tribunal).
1) La más importante es la que emana del artículo 5º del Código Orgánico de Tribunales,
y se realiza considerando la materia o asuntos que los tribunales conocen, los
tribunales se pueden clasificar en tribunales ordinarios, especiales y arbitrales.
A. Tribunales Ordinarios: Son aquellos que constituyen la regla general del sistema
judicial de Chile. Lo normal es que haya un tribunal ordinario.
Lo que caracteriza aun tribunal ordinario para darle este carácter y que hace que
distinga de los demás fundamentalmente son los siguientes aspectos:
o La Corte Suprema.
o Las Cortes de Apelaciones.
o Un ministro de la Corte de Apelaciones.
o Un ministro de la Corte Suprema.
o El presidente de la Corte de Apelaciones de Santiago.
o El presidente de la Corte Suprema.
o Los juzgados de letras.
o Los tribunales de juicio oral en lo penal.
o Los juzgados de garantía.
Las características que presentan estos tribunales especiales son las siguientes:
Se rigen en cada caso por las respectivas leyes especiales, las que le señalan sus
atribuciones y competencias. Ejemplo: los juzgados de letras de menores se rigen
por la Ley de Menores 16.618, los juzgados de letras del trabajo se rigen por las
normas del Código del Trabajo, los tribunales militares en tiempo de paz se rigen
por el Código de Justicia Militar y los Juzgados de Policía Local se rigen por la
ley 15.231 sobre las atribuciones de estos juzgados, y por la ley 16.287 que
establece el procedimiento de los juzgados de policía local.
Esto significa que por tratarse de leyes especiales, estas son las leyes que priman,
de manera que estos tribunales deben regirse por estos estatutos.
Estos tribunales especiales pueden o no formar parte del Poder Judicial, según lo que
señala el mismo artículo 5º del Código Orgánico de Tribunales.
Estos tribunales arbitrales la ley los define como los jueces nombrados por las partes,
o por la autoridad judicial en subsidio, para la resolución de un asunto litigioso
(artículo 222, Código Orgánico de Tribunales).
Los tribunales arbitrales presentan una novedad y esto es que estos tribunales
requieren de nombramiento para cada caso, cosa que no ocurre con los tribunales
ordinarios y arbitrales.
Los árbitros no están establecidos de antemano, hay que nombrar al tribunal para cada
caso concreto. Si no hay acuerdo entre las partes, los nombra la justicia ordinaria.
Estos tribunales no pertenecen al Estado, lo que no significa que sea una justicia
privada, esto no es así ya que éstos ejercen jurisdicción.
Lo otro novedoso que presentan los árbitros es que tienen un tiempo de duración
determinado. Son tribunales temporales y deben cumplir la jurisdicción normalmente
en el plazo de dos años desde que el árbitro acepta el cargo.
Estos tribunales arbitrales existen para que algunas materias de carácter íntimas o
técnicas de los litigantes sean extraídas del conocimiento de los tribunales ordinarios.
Se trata de materias íntimas o técnicas que demandarían mucho tiempo a los tribunales
ordinarios. Ejemplo: partición de bienes, la liquidación de la sociedad conyugal, etc.
En otros casos, la ley permite, también bajo ciertas condiciones, que las partes puedan
entregarle a los árbitros el conocimiento de ciertas materias que son de competencia
de los tribunales ordinarios en principio y en la que las partes voluntariamente le
pueden otorgar competencia al árbitro (materia de arbitraje voluntario), a diferencia
de las anteriores que son materia de arbitraje obligatorio o forzoso (ciertas materias
que deben necesariamente ser resueltas por un árbitro).
En estos asuntos la regla es que las partes pueden someter voluntariamente el asunto
de arbitraje. Aquí lo que prima es la voluntad de las partes. Si no se somete a arbitraje
lo conoce la justicia ordinaria.
B. Tribunales Colegiados: Son aquellos que están formados por varios magistrados. El
funcionario que ejerce en un tribunal colegiado se denomina ministro. Ejemplo: la
Corte Suprema, las Cortes de Apelaciones.
3) Atendiendo si el fallo que el tribunal va a dictar se fundamenta o no en derecho, se
distingue entre tribunales de derecho y tribunales de equidad (esta última no es una
clasificación propiamente tal de los tribunales)
B. Tribunal de Equidad: Es aquel que no falla con arreglo a derecho, no aplica la ley en
la sentencia sino que se ajusta a criterios de equidad. Ejemplo: en el caso de los
árbitros arbitradores.
En cambio, con la nueva reforma procesal penal se separan estas funciones y vamos
a encontrar tribunales que tendrán por función fallar las causas penales, pero no
intervenir en la investigación.
También esta dualidad la podemos advertir en los tribunales militares que tienen
competencia criminal, donde hay un instructor y hay un sentenciador. La instrucción
le corresponde a las fiscalías militares (instruyen los sumarios) y los fallos se le
entrega a los juzgados militares (jueces militares que cuentan con la asesoría de un
abogado llamado auditor).
6) Considerando el tiempo en que los jueces de estos tribunales van a cumplir sus
funciones, tenemos jueces perpetuos y jueces temporales.
A. Tribunales Perpetuos: Son aquellos tribunales que ejercen sus funciones en forma
indefinida y se puede decir que no tienen plazo, es decir no están limitados en el
tiempo. Este tipo de tribunales constituye la regla general en Chile.
7) Considerando el momento en que el tribunal debe ejercer su función como tal (en
atención a la permanencia de los tribunales), se clasifican en tribunales permanentes
y tribunales de excepción o accidentales.
A. Tribunales Permanentes: Como el nombre lo indica son aquellos que existen siempre.
Este tribunal están establecidos antes que el litigio se promueva y subsiste como
tribunal una vez que el litigio se termina, independientemente que exista o no un
hecho de su competencia.
I. JUZGADOS DE LETRAS:
En esta materia, nos referimos a analizar qué personas son las que conforman el tribunal
(juzgado de letras).
a) Juez de Letras:
Una vez nombrados los magistrados permanecerán en su cargo mientras conserven el buen
comportamiento según lo señala la Constitución y las leyes (artículo 77, CPE).
b) Secretario:
Este tipo de tribunal cuenta con un Secretario de carácter permanente, que es abogado y que
es nombrado de la misma forma que el Juez.
Estos secretarios cumplen una función muy importante en los tribunales. Los secretarios son
los “ministros de fe” de los tribunales, y por ello es el encargado de “autorizar” o de dar fe a
todas las actuaciones y todas las resoluciones que emanen del tribunal. Por eso, si se examina
cualquier resolución judicial, éstas siempre tienen al menos dos firmas: la del juez y la del
secretario. Esto no significa que el juez le pida la autorización al secretario, sino que la
autorización significa “dar fe”.
Además, estos secretarios tienen otras funciones, establecidas en el artículo 380 del Código
Orgánico de Tribunales. Entre las más importantes se destacan:
Este personal tiene su rango y su propio escalafón, y dentro de ellos el más antiguo es el
“Oficial Primero”. Este oficial primero es el de mayor rango y cumple importantes funciones
dentro del tribunal (puede subrogar al secretario en ausencia de éste). El secretario subroga
al juez y al secretario lo subroga el oficial primero, porque nunca puede faltar el secretario.
Juzgados de letras con competencia común: son aquellos que conocen causas
civiles y criminales. Ejemplo: Tomé.
b) Desde el punto de vista del escalafón judicial o considerando la categoría del juzgado,
se clasifican en juzgados de letras de ciudad asiento de Corte de Apelaciones,
juzgados de letras de ciudad que es capital de provincia y juzgados de letras de
comuna o agrupación de comunas.
Aquí se analiza la competencia actual con las modificaciones que indica la ley y la
competencia que existe en la mayoría de los juzgados del país.
Los juzgados de letras conocen o pueden conocer de toda clase de asuntos, ya sean civiles
contenciosos, penales y no contenciosos, porque tienen la plenitud de la competencia en
primera instancia y excepcionalmente en única instancia.
Los jueces letrados conocen de todos los actos judiciales no contenciosos, cualquiera
que sea la cuantía de los mismos y cualquiera sea la calidad de los interesados (el
fuero no se considera), salvo lo relativo al nombramiento de curador ad litem,
dispuesto en el artículo 494 del Código Civil (artículo 45, nº 2, letra c, Código
Orgánico de Tribunales).
C. Competencia en materia penal: Aquí hay que hacer salvedades respecto de la nueva
Reforma Procesal Penal.
o De las causas por crimen o simple delito, salvo del juzgamiento de los delitos
de vagancia y mendicidad cometidos fuera de los límites urbanos de la ciudad,
cuyo conocimiento corresponde a los Juzgados de Policía Local (artículo 45,
nº 2, letra d, Código Orgánico de Tribunales).
o De las causas por faltas que se cometan en la ciudad donde tenga su asiento
el tribunal, siempre que no haya en ellas Juzgado de Policía Local (artículo
45, nº 2, letra d, Código Orgánico de Tribunales).
- De ciertas causas criminales en que sean parte o tengan interés un juez de letras de
una comuna o agrupación de comunas que correspondan a la jurisdicción de esa
misma Corte de Apelaciones (artículo 46, Código Orgánico de Tribunales). Ejemplo:
si un juez de Tomé comete un delito, eso lo va a conocer un juez de letras de
Concepción.
Los Juicios de Hacienda son aquellos en que es parte o tiene interés el Fisco y cuyo
conocimiento le corresponde a los tribunales ordinarios de justicia (artículos 748 y
siguientes, Código de Procedimiento Civil).
Aquí hay que hacer una distinción según si el Fisco actúa como demandante o como
demandado:
- De los asuntos no contenciosos en que el Fisco tenga interés (artículo 48, inciso final,
Código Orgánico de Tribunales).
Estos tribunales accidentales son aquellos que se forman especialmente para conocer de
materias específicas que la ley indica una vez que el conflicto jurídico se ha suscitado, por
eso son accidentales a diferencia de los jueces de letras que son permanentes. Una vez que
cumplen su función estos tribunales desaparecen como tales.
Estos tribunales están conformados por los ministros de Corte individualmente considerados.
Una vez que el ministro de Corte culmina su labor como tribunal unipersonal, éste continuará
formando parte del tribunal colegiado al cual pertenece.
* Características de estos tribunales:
Estos tribunales están en el mismo lugar del juez de letras (sometidos a las mismas
reglas), en consecuencia la organización es similar al Juzgado de Letras, cuentan con
los mismos funcionarios:
o En primer lugar está el Ministro, vale decir cambia la figura del juez en los
juzgados de letras por la del ministro en estos tribunales accidentales.
o También hay un Secretario. En este caso, el secretario va a ser el mismo
ministro de Fe de la Corte a la cual pertenece el ministro.
o También cuenta con Personal de Secretaría, que son los mismos funcionarios
subalternos de la Corte.
Estos tribunales ¿cómo llegan a conocer una vez que se han promovido, al no estar
designados de antemano?. En cuanto a la designación de estos tribunales hay que distinguir:
A este respecto es importante señalar que la competencia penal de estos Ministros tiende a
desaparecer.
Un ministro de la Corte de Apelaciones respectiva según el turno que ella fije, conocerá en
primera instancia de los siguientes asuntos:
a. De las causas por los delitos contra la Seguridad Interior del Estado a que se refiere
la Ley No. 6.026, de 12 de febrero de 1937, cuando dichos delitos sean cometidos
exclusivamente por civiles (artículo 50, nº 1, Código Orgánico de Tribunales
antiguo). Eliminado por la Ley 19.665.
b. De las causas civiles y criminales por crímenes o simples delitos en que sean parte o
tengan interés determinadas personas que indica la ley (los que tienen el Fuero Mayor,
por ejemplo: el Presidente de la República, los ex Presidentes de la República, los
Ministros de Estado, los Intendentes y Gobernadores, etc.). Estos casos en principio
debieran ser conocidos por un juez letrado (artículo 50, nº 2, Código Orgánico de
Tribunales.
* La competencia criminal en esta materia desaparecerá con motivo de la reforma
procesal penal.
c. De las causas por delitos comunes en que sean parte o tengan interés los miembros
de la Corte Suprema, los de las Cortes de Apelaciones, los fiscales de estos tribunales
y los jueces letrados de las ciudades de asiento de las Cortes de Apelaciones (artículo
50, nº 3, Código Orgánico de Tribunales). Eliminado por Ley 19.665.
d. De las demandas civiles que se entablen contra los jueces de letras para hacer efectiva
su responsabilidad civil resultante del ejercicio de sus funciones ministeriales
(artículo 50, nº 4, Código Orgánico de Tribunales).
e. De los demás asuntos que otras leyes le encomienden (artículo 50, nº 5, Código
Orgánico de Tribunales). Ejemplo: Ley 17.997 sobre Tribunal Constitucional.
Tiene una competencia aún más restringida que el Ministro de Corte de Apelaciones. La ley
señala que el Presidente de la Corte de Apelaciones de Santiago conocerá en primera
instancia:
a. De las causas sobre amovilidad de los ministros de la Corte Suprema (artículo 51, nº
1, Código Orgánico de Tribunales).
b. De las demandas civiles que se entablen contra uno o más miembros de la Corte
Suprema o contra su fiscal para hacer efectiva su responsabilidad por actos cometidos
en el desempeño de sus funciones (artículo 51, nº 2, Código Orgánico de Tribunales).
b. De los delitos de jurisdicción de los tribunales chilenos cuando puedan afectar las
relaciones internacionales de la República con otro Estado (artículo 52, nº 2, Código
Orgánico de Tribunales).
d. De los demás asuntos que otras leyes le encomienden (artículo 52, nº 4, Código
Orgánico de Tribunales).
a. De las causas sobre amovilidad de los ministros de las Cortes de Apelaciones (artículo
53, nº 1, Código Orgánico de Tribunales).
b. De las demandas civiles que se entablen contra uno o más miembros o fiscales
judiciales de las Cortes de Apelaciones para hacer efectiva su responsabilidad por
actos cometidos en el desempeño de sus funciones ministeriales (artículo 53, nº 2,
Código Orgánico de Tribunales).
c. De las causas de presas y demás que deban juzgarse con arreglo al Derecho
Internacional. Por ejemplo, se puede originar por situaciones de guerra, se da en
arrestamientos en el mar, etc. (artículo 53, nº 3, Código Orgánico de Tribunales).
d. De los demás asuntos que otras leyes entreguen a su conocimiento (artículo 53, nº 4,
Código Orgánico de Tribunales).
Las Cortes de Apelaciones están reguladas en los artículos 54 y siguientes del Código
Orgánico de Tribunales.
* Concepto de Corte de Apelaciones: Tribunales colegiados a los cuales les corresponde, por
regla general, ejercer competencia de segunda instancia en su calidad de superior jerárquico
de los jueces de letras, y dentro de un territorio jurisdiccional que es más amplio que el de
los jueces de letra. Este territorio puede corresponder a una o varias provincias o una región
o parte de ella.
a) Presidente:
Este presidente tiene importantes funciones que cumplir dentro del tribunal (artículo 90,
Código Orgánico de Tribunales). Entre las más relevantes podemos mencionar:
Esto le permite a los abogados y al público en general saber debidamente como está
confeccionada cada sala.
En ausencia del Presidente de una Corte de Apelaciones, hará sus veces el ministro más
antiguo de los que se encontraren actualmente reunidos en la sala del tribunal (artículo 91,
Código Orgánico de Tribunales).
Si las Cortes de Apelaciones cuentan con varias salas, independientemente del Presidente del
Tribunal cada sala tiene también un presidente (artículo 92, Código Orgánico de Tribunales),
que le corresponde al ministro más antiguo que la integra.
b) Los Ministros:
Los ministros son los magistrados que integran la Corte de Apelaciones (artículo 57, inciso
2º, Código Orgánico de Tribunales) a los cuales les corresponde el ejercicio de las funciones
jurisdiccionales dentro del tribunal.
Cada Corte de Apelaciones tiene un número variable de ministros de acuerdo a lo que la ley
en cada caso determine (artículo 56, Código Orgánico de Tribunales). Entre los ministros se
incluye al Presidente, porque es un ministro de Corte.
Según el artículo 56 del Código Orgánico de Tribunales, las Cortes de Apelaciones se
compondrán del número de miembros que a continuación se indica:
Funcionario auxiliar de la administración de justicia, que representa ante los tribunales, los
intereses generales de la sociedad. Los fiscales judiciales están regulados en los artículos 350
y siguientes del Código Orgánico de Tribunales.
Los fiscales judiciales obran, según la naturaleza de los negocios, o como parte principal, o
como terceros, o como auxiliares del juez (artículo 354, Código Orgánico de Tribunales).
En cuanto al número de fiscales que debe haber en cada Corte (artículo 58, Código Orgánico
de Tribunales), esto es variable, pero debe haber mínimo un fiscal por Corte. El máximo de
fiscales que establece la ley lo encontramos en la Corte de Apelaciones de Santiago, donde
existen seis fiscales judiciales.
El informe que hacen los relatores es oral. La relación se hace mediante una exposición
razonada y metódica (artículo 374, Código Orgánico de Tribunales).
La regla general es que cada Corte de Apelaciones tenga un solo secretario. Pero tratándose
de la Corte de Apelaciones de San Miguel y de Santiago tienen más, 2 y 3 respectivamente.
La propia Carta regula las acciones de cada Secretario (artículo 60, Código Orgánico de
Tribunales).
Cada Corte tiene un número variable de personal subalterno y que cumple con la misión de
colaborar con las funciones propias del tribunal (de los ministros y del secretario).
a) En forma ordinaria:
Este es el funcionamiento habitual que tiene lugar en todos aquellos casos en que la Corte
funciona con el mismo número de salas que la ley le indica. Esto según lo que señala el
artículo 61 del Código Orgánico de Tribunales. Este funcionamiento ordinario puede ser: en
pleno o en sala.
El pleno se conforma exclusivamente por los ministros titulares (no se puede llamar
a otros para que funcionen en pleno) y es presidido por el Presidente de la Corte de
Apelaciones.
El artículo 66, inciso 4º, indica los casos de excepción en que el tribunal debe
funcionar en pleno. Estos casos son:
En aquellas Cortes que tienen cuatro ministros (funcionan en una sola sala), desde el
punto de vista externo, es difícil determinar se está funcionando en pleno o en sala,
pero jurídicamente es importante determinar uno y otro procedimiento.
Cada sala representa a la Corte de Apelaciones en los asuntos de que conoce (artículo
66, inciso 2º, Código Orgánico de Tribunales).
Cada sala en que se puede dividir el tribunal estará formada por tres ministros, salvo
la Primera Sala que tendrá cuatro ministros. Formará parte de la Primera Sala el
Presidente de la Corte, sin embargo, es facultativo para él integrarla.
Las salas no podrán funcionar sin la concurrencia de tres jueces como mínimo
(artículo 67, inciso 2º, Código Orgánico de Tribunales).
Para la constitución de las diversas salas en que se dividan las Cortes de Apelaciones
para su funcionamiento ordinario, se sortearán anualmente los miembros del tribunal,
con excepción de su Presidente, el que quedará por pleno derecho incorporado a la
Primera Sala, siendo facultativo para él integrarla. El sorteo correspondiente se
efectuará el último día hábil de enero de cada año (artículo 61, Código Orgánico de
Tribunales).
Si una sala no tiene a todos sus ministros titulares, en este caso el Presidente debe
llamar a integrar a otros funcionarios, pero la sala tiene que tener a lo menos un
ministro titular para poder funcionar. Debe haber al menos un ministro titular,
seguidamente se llamará a integrar la sala al fiscal judicial y seguidamente a los
abogados integrantes hasta confeccionar el mínimo de tres (artículo 215, inciso 1º,
Código Orgánico de Tribunales).
b) En forma extraordinaria:
Este funcionamiento tiene lugar cuando, para el desempeño de sus funciones, la Corte debe
dividirse en un mayor número de salas de aquel que la ley le establece. El motivo que justifica
este funcionamiento extraordinario es lo que la ley denomina “retardo” en el despacho de las
causas (artículo 62, Código Orgánico de Tribunales).
De acuerdo al artículo 62, inciso 2º, se entenderá que hay retardo cuando dividido el total de
causas en estado de tabla y de las apelaciones que deban conocerse en cuenta, inclusive las
criminales, por el número de salas, el cuociente fuere superior a cien.
Esta es la situación a la que se encuentra la Corte de Apelaciones de Concepción hace mucho
tiempo.
En este caso, con toda seguridad, va a ocurrir que los relatores que tenga la Corte sean
insuficientes. Producido este caso y si no bastaren los relatores en propiedad, el tribunal
designará por mayoría de votos los relatores interinos que estime conveniente, quienes
gozarán durante el tiempo en que sirvieren de igual remuneración que los propietarios
(artículo 62, inciso 3º, Código Orgánico de Tribunales).
Estos “relatores interinos” culminan su labor una vez que la Corte sale del retardo (de la
misma manera que la nueva sala).
Esta nueva sala se conformará por un ministro titular, por el fiscal judicial y con abogados
integrantes (artículo 62, inciso 1º, Código Orgánico de Tribunales).
Dentro del funcionamiento extraordinario la Corte también lo puede hacer en pleno o en sala
(normalmente es en sala y excepcionalmente en pleno).
¿Quién debe firmar las resoluciones judiciales en una Corte?. Para determinar si la resolución
debe ser firmada por todos los ministros o por uno solo de ellos hay que distinguir según sea
la clase o materia de la resolución judicial (artículo 70, Código Orgánico de Tribunales):
Se entiende por “providencia de mera substanciación” las que tienen por objeto dar curso
progresivo a los autos, sin decidir ni prejuzgar ninguna cuestión debatida entre partes
(artículo 70, inciso 3º, Código Orgánico de Tribunales). En las Cortes de Apelaciones las
resoluciones de mero trámite las dicta la sala tramitadora.
El fallo de segunda instancia debe tener las firmas de todos los ministros de la Corte.
* Formas de conocer y resolver los asuntos judiciales en las Cortes de Apelaciones:
El Código Orgánico de Tribunales dice, en el artículo 68, que las Cortes de Apelaciones
resolverán los asuntos “en cuenta”, o bien “previa vista de la causa” según corresponda. Esto
no tiene nada que ver con el funcionamiento.
Esto está referido a si la Corte de Apelaciones debe conocer el asunto con o sin formalidades,
porque el conocimiento en cuenta es un conocimiento informal, en cambio el conocimiento
previa vista de la causa es formal (hay que cumplir con una serie de formalidades). En este
último caso tienen derecho a intervenir los abogados, en cambio en el conocimiento en cuenta
no tienen derecho a intervenir los abogados.
Esta es la forma que se utiliza para resolver cuestiones de mera tramitación y también tiene
lugar en los casos que la propia ley lo indique. Ejemplo: las peticiones de órdenes de no
innovar.
Esta es la forma general o habitual en que los tribunales conocen de un asunto determinado.
Esta vista de la causa está conformada por una serie de trámites o formalidades que deben
cumplirse. Este conjunto de actuaciones son las siguientes:
Resolución de mero trámite que se dicta para dar comienzo a la tramitación a la vista de la
causa. La dictación de la resolución “en relación” significa que la Corte ordena al relator
hacer relación del proceso, a diferencia de lo que ocurría en el procedimiento en cuenta en
que el relator precisamente da cuenta a la Corte. El conocimiento en cuenta es privado y la
previa vista de la causa es pública (formalmente van a ser lo mismo, pero son distintos).
Para poder incluir el asunto “en tabla”, la causa tiene que encontrarse en estado de poder
figurar en tabla o debe encontrase en “estado de relación”, de lo contrario no puede incluirse
en la tabla.
¿Cómo saber si el proceso está o no en estado de relación?. Esto se sabe mediante una
certificación que hace el relator de la causa (artículo 69, inciso 1º, parte final, Código
Orgánico de Tribunales). Se consideran expedientes en estado de relación aquellos que hayan
sido previamente revisados y certificados al efecto por el relator que corresponda.
El relator deberá revisar detalladamente los expedientes y además debe verificar que se
encuentren todos los antecedentes necesarios para poder iniciar la vista. Esta es la condición
para incluir el asunto en la tabla (ese certificado).
La TABLA es la nómina o listado de los asuntos judiciales que una Corte de Apelaciones
debe tratar durante una semana. Esta tabla la confecciona el Presidente el último día hábil de
cada semana y contendrá los asuntos que verá el tribunal en la semana siguiente y que se
encuentren en estado de relación (aquellos que hayan sido previamente revisados y
certificados al efecto por el relator que corresponda).
Si la Corte de Apelaciones consta de varias salas se confeccionarán tantas tablas como salas
que tenga esa Corte (artículo 69, inciso 2º, Código Orgánico de Tribunales).
A estas tablas se van a incluir todas aquellas causas que estén en “estado de relación” y que
hayan sido sorteadas.
La Tabla debe contener algunas menciones o requisitos. Aquí debemos distinguir entre las
menciones o requisitos esenciales y no esenciales:
i. Las Menciones Esenciales son aquellas que nunca deben faltar en una tabla, son las
menciones mínimas que necesita el abogado para defender su causa (artículo 163,
inciso 1º, Código de Procedimiento Civil).
Estas menciones esenciales son las siguientes:
Se debe indicar el Nombre de las Partes, las que se individualizan según
aparezcan en la carátula del expediente. Además debe incluirse el Número de
Rol del expediente o de la causa.
ii. Las Menciones No Esenciales son aquellas cuya omisión no produce ninguna
consecuencia, toda vez que la ley no las exige. Estas menciones agregan otros datos
de la causa, que son:
a) El asunto tiene que estar en “estado de relación” (certificado que está en estado de
relación, cada proceso tiene que contar con este certificado).
b) Se van a incluir o figurarán en la tabla las causas a medida que van quedando en
estado de relación y tan pronto tan pronto como estuvieren en ese estado y de acuerdo
con las fechas en que van quedando en ese estado (se incluirá las que quedaron
primero y así sucesivamente).
Esto es así a no ser que la causa tenga lo que se llama “goce de preferencia”.
Si la causa goza de preferencia no se va a respetar ese orden señalado. Esta
Preferencia puede ser de dos tipos: una general y una especial.
Preferencia general: son causas que se van a incluir en la tabla ordinaria o semanal
antes de aquellas causas que no tienen ninguna preferencia y esto se debe a la
materia del asunto (artículo 162, incisos 1º y 2º, Código de Procedimiento Civil;
y artículo 319, inciso 3º, Código Orgánico de Tribunales).
Entre estas cuestiones tenemos: las causas de alimentos, los juicios sumarios, los
juicios ejecutivos, cuestiones de competencia, asuntos penales, desahucios, etc.
Los asuntos que gozan de preferencia especial (artículo 69, inciso 5º, Código
Orgánico de Tribunales) son:
el recurso de amparo
el recurso de protección
otros asuntos que la ley indica (apelaciones acerca del auto de
procesamiento, apelaciones relativas a la libertad provisional, etc.).
¿Para qué día se agregan estas causas?. Una vez que quedan en estado de figurar
en tabla serán agregadas a la mayor brevedad, normalmente es al día hábil
siguiente, e incluso pueden llegar a ser agregadas el mismo día que quedó en
estado. Así, por ejemplo: el recurso de protección (normalmente al día
subsiguiente hábil), la aprobación del auto de procesamiento (cinco días máximo
para agregar la causa a la tabla).
3) El Anuncio:
Este número se mantiene fijo todo el tiempo dure la vista de la causa mientras no se pasa al
asunto siguiente (artículo 163, inciso 2º, Código de Procedimiento Civil).
De todas las causas que figuran en la tabla no todas se ven en la oportunidad que se indica en
la tabla, de manera que solamente se anuncian aquellas causas que efectivamente se van a
ver. Las otras causas que por cualquier motivo no se pudieran ver (por petición de suspensión,
por inhabilitación de algún ministro, por falta de tiempo) serán anunciadas aparte, el relator
las anuncia antes de comenzar la relación de las demás, para que los abogados lo sepan y en
un papel aparte (artículo 222, inciso 2º, Código de Procedimiento Civil).
4) La Relación:
El objeto es que los ministros queden instruidos de los asuntos judiciales sometidos a su
conocimiento. Esto se debe a la naturaleza que tiene una Corte de Apelaciones, que se trata
de un tribunal colegiado, por ello es sumamente difícil que los ministros tomen conocimiento
personalmente de cada causa (artículo 374, Código Orgánico de Tribunales).
Los ministros, mientras dure la relación, pueden formular preguntas o hacer observaciones
al relator.
A este trámite se permite la presencia de los abogados de las partes (esto es fundamental para
después poder alegar). Los abogados no pueden intervenir, no pueden interrumpir, como
tampoco pueden ingresar a la sala una vez que la relación ha comenzado.
5) Los Alegatos:
Constituye el último trámite de la vista de la causa. De todos los trámites señalados, los
alegatos son los únicos que pueden omitirse, esto dependiendo de lo que el abogado quiera
(puede hacer o no uso de su derecho a alegar). No se puede obligar a los abogados a formular
los alegatos.
Los Alegatos son defensas verbales (orales) que se formulan ante los Tribunales Colegiados
de los derechos de alguna de las partes.
La ley señala que sólo pueden que realizar estas defensas orales en una Corte los abogados
habilitados para el ejercicio de la profesión, o bien, por excepción, se permite que puedan
hacerlo aquellos postulantes que estén haciendo su práctica para obtener el título de abogado
en las Corporaciones de Asistencia Judicial (artículo 527, Código Orgánico de Tribunales).
- Reglas sobre los alegatos que establece la ley:
a) Todo aquel que quiera alegar una causa deberá anunciarse previa y personalmente
con el Relator de la causa. Este acuerdo debe hacerse entes de que se inicien las
audiencias y hay que señalarle también al Relator el tiempo aproximado que va a
ocupar para su alegato. Todo esto el Relator lo deja constancia en el proceso.
b) Estos abogados que se anunciaron para formular los alegatos (y no otros) tienen
derecho a asistir a la relación y para estos abogados constituye una obligación hacerlo
(obligación de asistir a la relación y alegar).
Esta relación dura todo el tiempo que sea necesario, no se establece tiempo o plazo,
para que la Corte quede debidamente ilustrada.
Si hubiere pluralidad de partes, si son varios los apelantes, alegarán los abogados en
el orden en que se hayan interpuesto las apelaciones o recursos. Si son varios los
apelados o recurridos, los abogados intervendrán por el orden alfabético de las partes
que representan.
La duración de los alegatos de cada abogado se limitará a media hora como tiempo
máximo en la apelación. Este plazo el tribunal podría prorrogarlo si el interesado así
lo pide. Es atribución del tribunal conceder la prórroga.
d) Los abogados tienen derecho durante esta audiencia, una vez que ha concluido su
alegato, a rectificar “errores de hecho” (nunca de derecho, porque para eso ya alegó)
que observen de la parte contraria, naturalmente sin interrumpir al otro.
e) En cuanto a la forma del alegato, éstos son verbales siempre, eso significa que se
prohíbe presentar defensas escritas y se prohíbe, además, leer en los alegatos, sin
perjuicio que el abogado pueda llevar una minuta del alegato, pero tampoco de puede
leer dicha minuta (artículo 226, Código de Procedimiento Civil).
f) El abogado tiene absoluta libertad para desarrollar su alegato de la manera que estime
pertinente. La ley esto no lo regula, sin perjuicio de que el presidente de la sala invite
a los abogados a alegar sobre puntos concretos -de hecho o de derecho- que el tribunal
considere importante.
g) La ley establece una sanción para aquellos abogados que se anunciaron para alegar o
para oír la relación y no lo hicieron. Esta sanción la realiza la misma Corte (artículo
223, inciso final, Código de Procedimiento Civil), para estos efectos la ley establece
una multa que fluctúa entre 1 y 5 UTM, la que se duplicará en caso de reiteración de
la falta dentro de un mismo año calendario.
La multa tiene que ser efectivamente pagada por el abogado sancionado para que éste
pueda volver a alegar en esa Corte.
- Que la causa se resuelva de inmediato, tan pronto como termine la vista de la causa.
- Que la causa no se resuelva de inmediato, que se difiera o postergue la resolución del
asunto sometido al conocimiento del tribunal.
Tanto en aquellos asuntos sencillos como en los asuntos urgentes la Corte tendrá que adoptar
las resoluciones de inmediato. Por el contrario, si el asunto no reviste urgencia y también si
es complejo, en ese caso no se resolverá de inmediato.
En esta etapa los ministros pueden requerir de un mayor estudio individual para fallar.
En cualquiera de los dos casos, como el tribunal es colegiado, para adoptar una decisión (para
dictar resolución en el asunto) es necesario que exista “acuerdo” entre los miembros del
tribunal. En la práctica se suele decir que una causa ha quedado en acuerdo precisamente
cuando la decisión no se toma de inmediato.
a) Asuntos que la Corte va a resolver en cuenta. Se utiliza este sistema en todos aquellos
asuntos que son de “mera tramitación”. Estos asuntos no deciden nada de fondo y
cuya finalidad es darle curso al proceso, y también se utiliza en todos aquellos casos
que la ley así lo disponga; por ejemplo, las apelaciones de resoluciones que no sean
sentencias definitivas, peticiones que se pueden formular en una Corte de
Apelaciones de órdenes de no innovar, la admisibilidad de los recursos.
b) Asuntos que se conocen previa vista de la causa. Esta es la regla general en cuanto a
la resolución de todos los asuntos en una Corte y se aplica en general de todos los
asuntos contenciosos, a menos que la ley diga lo contrario.
La “Recusación” es la forma de inhabilitar a los jueces cuando existe una causal que
la ley establece para estos efectos.
La “Implicancia” es otro medio para inhabilitar a los magistrados, y son más graves
que las recusaciones.
e. De los recursos de casación en la forma que se puedan deducir en contra de sentencias
dictadas por los jueces de letras o por alguno de sus ministros como tribunales
unipersonales o de las sentencias definitivas dictadas por jueces árbitros (jamás
conoce de la casación en el fondo, porque ello le corresponde a la Corte Suprema).
g. De los recursos de nulidad (de acuerdo a la ley 19.708 de enero de 2001) creados a
propósito o para los efectos de la nueva reforma procesal penal. El recurso de nulidad
se deduce en contra de los asuntos penales de acuerdo a la nueva ley (el antiguo
Código de Procedimiento Penal no rige).
h. Por último, de la extradición activa, cuando se solicita la entrega de una persona para
juzgarla.
a. De los recursos de amparo, que tienen por finalidad proteger la garantía de la libertad
personal y la seguridad individual cuando no se han guardado las formas que la
Constitución indica.
b. De los recursos de protección, que tiene por objeto cautelar las otras garantías
indicadas (no la anteriormente señaladas) que la Constitución asegura a todos los
individuos (artículo 63, nº 4, letra b, Código Orgánico de Tribunales).
Esta es la regla general en las Cortes de Apelaciones. Esta competencia, tal como indica el
nombre de estos tribunales, está referida al conocimiento de los recursos de apelación.
Los distintos casos de apelaciones que puede conocer una Corte de Apelaciones son:
c. Apelaciones que se deducen en contra de las resoluciones que dicten los jueces de
policía local de la misma jurisdicción de la Corte en aquellos casos que la ley
establezca ese recurso, porque no siempre procede.
La CONSULTA es un trámite procesal a través del cual un tribunal superior va a revisar una
resolución que es dictada por un inferior cuando no se haya dictado el recurso de apelación
y en los casos que la ley lo indique (al hablar de tribunales inferiores nos referimos a jueces
de letras y alguno de sus ministros como tribunal unipersonal).
Esta es una competencia es una competencia excepcional porque está restringida a los casos
que la ley lo indique y procede tanto en las causas civiles como penales actualmente. A futuro
se va a acabar la competencia en materia penal (es un trámite que desaparece en las causas
penales).
Por ejemplo, debe consultarse la sentencia definitiva en los juicios de nulidad de matrimonio,
en los juicios de hacienda si la sentencia es desfavorable al Fisco. En materia penal si se
condena a una persona por delito que merezca una pena aflictiva o si se trata de una pena
mayor a un año; también debe consultarse en materia de libertad provisional.
Los ACUERDOS no son otra cosa que las discusiones de carácter privado de los miembros
del tribunal colegiado respecto del asunto judicial sometido a su conocimiento y
específicamente tendiente a obtener el fallo o resolución del mismo.
Estos acuerdos son privados, son deliberaciones donde no están presentes los abogados de
las partes. Los abogados salen de la sala una vez terminados los alegatos.
Desde el punto de vista legal, hay acuerdo para adoptar un fallo (cuando terminan las
deliberaciones) cuando existe mayoría legal de votos sobre la parte resolutiva de la sentencia
y al menos sobre uno de sus fundamentos (artículo 85, inciso 1º, Código Orgánico de
Tribunales).
Los fallos judiciales materialmente tienen tres partes: expositiva, considerativa y resolutiva
(o dispositiva). La “expositiva” es aquella en que se indica en qué consiste la controversia
del juicio y quiénes son las partes. La “considerativa” son todos los fundamentos del fallo.
En la parte “resolutiva” va la decisión.
En una Corte de Apelaciones las resoluciones tienen que adoptarse por mayoría, los ministros
deben deliberar. La “Mayoría Legal” existe cuando hay mayoría absoluta de votos conformes
de miembros del tribunal que concurrieron a la vista de la causa, sin perjuicio que la ley
establezca una mayoría distinta.
Estos acuerdos son secretos, no pueden estar presentes las partes. Esta norma es sin perjuicio
de que la Corte pueda llamar a los relatores u otros funcionarios. En estas deliberaciones los
ministros pueden llamar a los relatores o a cualquier funcionario del orden judicial que estime
pertinente (artículo 81, Código Orgánico de Tribunales).
¿Quiénes toman parte en los acuerdos?. Deben tomar el acuerdo todos los miembros que
concurrieron a la vista de la causa (artículo 76, Código Orgánico de Tribunales). La ley
establece una obligación a los relatores en esta materia y que es dejar constancia en el
expediente de que ministros estuvieron presentes (artículo 372, inciso 5º, Código Orgánico
de Tribunales).
Excepcionalmente puede ocurrir que sea necesaria una nueva vista de la causa. Si no se falla
de inmediato (si no hay decisión por algún motivo) eso da origen a una nueva vista de la
causa. Va a suceder esto cuando ocurran ciertos hechos entre el término de la vista de la causa
y el acuerdo, y se refieren a hechos que impiden adoptar el acuerdo. Ejemplo: el fallecimiento
de algún ministro, o destitución de algún ministro, etc.
¿Cómo debe procederse al acuerdo?. En esta materia, los ministros primero establecerán con
precisión cuáles son los hechos. Seguidamente, el tribunal analiza el derecho aplicable y
explican las leyes que correspondan a esos hechos establecidos (artículo 83, Código Orgánico
de Tribunales).
En cuanto al orden de votación de los ministros, dará primero su voto el ministro menos
antiguo y se termina por el del Presidente, esto para que no tenga influencia en los demás
(artículo 84, Código Orgánico de Tribunales).
Terminado el acuerdo debe procederse a redactar la sentencia. Siempre hay que nombrar un
ministro redactor. Este ministro es normalmente el que está de turno en la semana. Este
ministro redactor tiene que elaborar un “proyecto de sentencia” de acuerdo con la decisión
del tribunal que tiene que ser aprobado por el resto de los ministros. En el proceso se deja
constancia de ese ministro redactor.
Puede ocurrir que no todos los ministros tengan la misma opinión. Si esto llega a ocurrir, ese
ministro debe redactar el “voto disidente” de la minoría del fallo, porque debe ser incluido
ese voto de minoría en el fallo (artículo 89, inciso 1º, Código Orgánico de Tribunales).
Estos acuerdos se adoptan en todos los casos, ya sea que se falle de inmediato, o ya sea que
se falle con posterioridad.
En la práctica se dice que una causa queda en acuerdo cuando no se falla de inmediato.
Dependiendo de la complejidad del asunto y de la urgencia se falla o no de inmediato. Si es
urgente se falla de inmediato (ejemplo: asuntos penales, recurso de amparo) al igual que
aquellos asuntos sencillos. Se va a dilatar la decisión en aquellos asuntos complejos, aquí se
aplica el artículo 82 del Código Orgánico de Tribunales.
La Corte Suprema se encuentra regulada en los artículos 93 y siguientes del Código Orgánico
de Tribunales.
Este tribunal es el de mayor jerarquía que existe en la organización judicial en Chile. Su sede
es la capital de la República (artículo 94, Código Orgánico de Tribunales). Ejerce jurisdicción
sobre todo el territorio del país. La Corte Suprema tiene el tratamiento protocolar de
“Excelentísima Corte”.
c) Le corresponde velar por la correcta y uniforme aplicación de las leyes por parte de
los tribunales, para cuyo efecto tiene competencia exclusiva para conocer de los
recursos de casación en el fondo, si los demás tribunales aplican mal la ley al dictar
el fallo, la Corte Suprema puede invalidar la sentencia (artículo 79, inciso 2º, CPE).
d) Le corresponde velar por las garantías constitucionales para cuyo efecto conoce de
los recursos de protección.
f) Además, la Corte Suprema tiene otras obligaciones que le imponen las leyes.
Ejemplos: dar cuenta al Presidente de la República de las dudas y dificultades que les
hayan ocurrido en la inteligencia, aplicación de las leyes y vacíos que noten en ellas
(artículo 5º, Código Civil; y artículo 102, inciso 4º, Código Orgánico de Tribunales).
En síntesis son las mismas de la Corte de Apelaciones, salvo algunas excepciones. Integran
la Corte Suprema:
El presidente es un ministro nombrado por la propia Corte de entre sus miembros y dura tres
años en sus funciones, no pudiendo ser reelegido (artículo 93, inciso 2º, Código Orgánico de
Tribunales). Debe cumplir funciones parecidas a las que realiza el Presidente de la Corte de
Apelaciones: tramitación de los asuntos, él es quien dicta las resoluciones de mero trámite,
etc.
b) Los Ministros:
En este caso del nombramiento de ministros y fiscales judiciales de la Corte Suprema los
hace el Presidente de la República que elige de una quina, que en cada caso propone la propia
Corte Suprema, y con acuerdo del Senado. Este adoptará los respectivos acuerdos por los dos
tercios de sus miembros en ejercicio, en sesión especialmente convocada al efecto.
La Constitución agrega que cinco de los miembros de la Corte Suprema deben ser abogados
extraños a la administración de justicia. Estos ministros no provienen del Poder Judicial y
deben cumplir con los requisitos que la Constitución establece: tener a lo menos quince años
de título, haberse destacado en la actividad profesional o universitaria y cumplir los demás
requisitos que la ley establece (artículo 75, inciso 4º, CPE).
En este último caso también, si se trata de nombrar a estos cinco ministros, hay que formar
también una quina confeccionada por la Corte Suprema de entre los abogados que se
presenten previamente a concurso público de los antecedentes para llenar la vacante. Este
artículo de la Constitución hay que concordarlo con el 283 del Código Orgánico de
Tribunales.
c) Fiscal Judicial:
Funcionario que representa “el interés general de la sociedad”. En la Corte Suprema hay un
Fiscal Judicial a diferencia de las Cortes de Apelaciones que pueden tener más.
Es el jefe de la Fiscalía Judicial, que forma parte de los auxiliares Administración de Justicia,
y su función principal es representar los intereses generales de la sociedad ante los tribunales
de justicia.
Este Fiscal, en los casos en que interviene, lo hace principalmente evacuando informes en
relación a los asuntos judiciales a la Corte.
De este Fiscal dependen el resto de los fiscales judiciales del país (de las Cortes de
Apelaciones).
d) Los Relatores:
Cumplen exactamente la misma función que hacen los relatores de las Cortes de Apelaciones,
que es la de informar a la Corte de los asuntos que deben conocer considerando que es un
tribunal colegiado. Hace lo que se llama la “relación” de los procesos. La Corte Suprema
consta de ocho relatores.
e) Secretario:
Al igual que el de las Cortes de Apelaciones es ministro de fe pública dentro del tribunal,
encargado de autorizar todas los actos, despachos y diligencias de la Corte Suprema, así como
custodiar los procesos, etc. Para ser secretario es menester ser abogado.
f) Pro-secretario:
g) Personal de Secretaría:
En la Corte Suprema hay una novedad en cuanto a este personal de secretaria porque se
contempla en el Código Orgánico de Tribunales que especialmente forman parte de este
personal “cinco oficiales auxiliares” que prestan sus servicios como escribientes de los
miembros del tribunal en la forma que la propia Corte Suprema lo estime (artículo 498, inciso
final, Código Orgánico de Tribunales). Estos deben haber cursado a lo menos cuarto año de
Derecho y duran tres años en el ejercicio de sus funciones.
Es el funcionamiento habitual que tiene la Corte Suprema, en cuyo caso funcionará dividida
en tres “salas especializadas” para conocer materias que la ley determine. Para que el tribunal
funcione en pleno se requiere que una ley expresamente lo indique.
Es aquel que ocurre cuando la Corte Suprema funciona dividida en cuatro salas
especializadas, las que se distribuyen de la siguiente manera:
En este caso la Corte Suprema hace una nueva distribución de los asuntos entre las cuatro
salas, manteniendo en general las mismas materias del funcionamiento ordinario, salvo los
asuntos laborales que se le entregan a la Cuarta Sala, asuntos que antes pertenecían a la
Primera Sala (en el funcionamiento ordinario).
Todo esto sin perjuicio de entregarle a todas las salas del tribunal el conocimiento del recurso
de protección, tanto para el funcionamiento ordinario como para el funcionamiento
extraordinario. Esto porque los recursos de protección han proliferado de tal manera que la
Tercera Sala se ha visto recargada para conocer de todos esos recursos que se deducen ante
la Corte Suprema, por lo tanto, se distribuyó en todas sus salas para que sea equitativo. Esto
se ha hecho sin alterar en su esencia la especialidad de la sala
Corresponderá a la propia Corte Suprema mediante auto acordado, establecer cada dos años
las materias que conocerán cada una de sus salas, esto tanto para el funcionamiento ordinario
como en el extraordinario, según lo que dispone el artículo 99 del Código Orgánico de
Tribunales. El último auto acordado que está rigiendo en esta materia es el auto acordado del
27 de marzo de 2000 (publicado en el Diario Oficial el 14 de abril de 2000).
La ley permite previamente que la misma Corte Suprema, siempre mediante auto acordado,
pueda modificar la distribución de las materias de que conoce entre las distintas salas
(artículo 99, inciso 3º, Código Orgánico de Tribunales).
La propia Corte Suprema, también mediante auto acordado, debe establecer la distribución
de sus ministros entre las distintas salas especializadas, tanto en el funcionamiento ordinario
como en el extraordinario (artículo 95, inciso 5º, Código Orgánico de Tribunales). La
distribución de ministros que se efectúe debe permanecer invariable por un período de, a lo
menos, dos años.
Lo otro novedoso es que el Presidente de la Corte Suprema puede integrar cualquiera de las
salas, a diferencia del Presidente de la Corte de Apelaciones que se integra a la Primera Sala.
La integración a las salas del Presidente de la Corte será facultativa (artículo 95, inciso 6º,
Código Orgánico de Tribunales).
Cada sala en que se divida la Corte Suprema será presidida por el ministro más antiguo,
cuando no esté presente el Presidente de la Corte.
El quórum para que la Corte funcione en sala es de al menos de cinco ministros. En este
sentido hay otra novedad en relación a la Corte de Apelaciones porque la ley señala que las
salas de la Corte Suprema no pueden funcionar con abogados integrantes, de lo que se deduce
que debe funcionar con ministros del propio tribunal (artículo 218, inciso 2º; y artículo 95,
inciso 4º, Código Orgánico de Tribunales).
En cuanto al pleno, éste requerirá de un quórum de al menos once miembros del tribunal para
poder funcionar de esa manera. El pleno se conforma exclusivamente por miembros titulares.
Aquí hay que distinguir entre la competencia que le corresponde al tribunal pleno y aquella
que le corresponde a las salas.
Corresponde a la Corte Suprema en pleno conocer, entre otras materias, las siguientes
(artículo 96, Código Orgánico de Tribunales):
- Conocer en segunda instancia, de las apelaciones que se deduzcan en las causas por
desafuero de senadores y diputados a que se refiere el artículo 58 de la Constitución.
Según el artículo 98 del Código Orgánico de Tribunales, las salas de la Corte Suprema
conocerán, entre otras materias, las siguientes:
- De las apelaciones deducidas contra las sentencias dictadas por las Cortes de
Apelaciones en los recursos de amparo y de protección.
La incidencia de estas materias determinará a cuál de las salas corresponde que las
conozca.
Esta tramitación le corresponde al Presidente del tribunal, lo que constituye una novedad
respecto de la tramitación de los asuntos en las Cortes de Apelaciones (la que corresponden
a la Primera Sala o “sala tramitadora”).
En las Cortes de Apelaciones las resoluciones de mero trámite las dicta la sala tramitadora.
En cambio, en la Corte Suprema, quien dicta las resoluciones de mero trámite o decretos es
el Presidente de la Corte Suprema y no la Primera Sala.
Para los efectos de que el asunto judicial sea entregado a alguna de las salas no hay sorteo
para ello (como ocurre en las Cortes de Apelaciones), porque las salas son especializadas, de
manera que el Presidente distribuye directamente los asuntos a las salas que corresponda
según sea la especialidad de la materia que la Corte va a conocer.
Aquí tenemos que la Corte Suprema puede conocer y resolver los asuntos en cuenta o previa
vista de la causa. Así se desprende del artículo 105 del Código Orgánico de Tribunales.
En este caso, se aplican las mismas normas que rigen en las Cortes de Apelaciones; es decir,
para determinar qué asuntos se conocen en cuenta y qué asuntos se conocen previa vista de
la causa, hay que atender a la naturaleza del asunto judicial de que se trata.
o Por el contrario, en general todas las materias contenciosas, civiles o penales, y todos
los asuntos no contenciosos, se deben conocer “previa vista de la causa”, en general
porque en cada caso hay que ver lo que la ley disponga. Si hay norma especial se
conocerá de la manera que dice esa ley especial.
En cuanto a la vista de la causa, en la Corte Suprema sigue las mismas reglas de las Cortes
de Apelaciones. También hay que cumplir con los mismos trámites o actuaciones que se
cumplen en la Corte de Apelaciones.
Es el Presidente de la Corte Suprema quien forma la tabla para cada sala, según el orden de
preferencia asignado a las causas (artículo 105, nº 2, Código Orgánico de Tribunales).
Los Juzgados de Garantía se encuentran regulados en los artículos 14 y siguientes del Código
Orgánico de Tribunales.
Son aquellos tribunales que están constituidos por uno o más jueces, que tienen competencia
en un territorio jurisdiccional determinado, y que se dividen en secciones de varios jueces
que resuelven unipersonalmente los asuntos.
Estos tribunales tienen por finalidad fundamental asegurar y proteger los derechos de
aquellas personas que intervienen en un proceso penal de acuerdo con el nuevo Código
Procesal Penal, de manera que estas funciones que tienen los tribunales la van a realizar
durante la investigación de los hechos que está a cargo del Ministerio Público, que es la
novedad fundamental del nuevo proceso penal.
Las características más importantes que presentan estos juzgados de garantía son las
siguientes:
De acuerdo al artículo 14, inciso 2º del Código Orgánico de Tribunales, corresponde a los
jueces de garantía:
a. Asegurar los derechos del imputado y de los demás intervinientes en el proceso penal,
de acuerdo a la ley procesal penal. Estos tribunales tienen que hacer respetar en cada
caso las normas legales pertinentes.
b. Dirigir personalmente las audiencias que sean pertinentes, de acuerdo con el nuevo
Código Procesal Penal.
e. Conocer y resolver de los demás asuntos que las leyes les encomienden.
Estos juzgados de garantía tendrán el número de jueces variable que indica la ley (artículo
16, Código Orgánico de Tribunales).
La forma de distribuir los asuntos o causas entre estos jueces de los juzgados de garantías es
de la siguiente manera: si hay varios jueces se hace de acuerdo a un procedimiento objetivo
y general, que según la ley debe ser anualmente aprobado por un comité de jueces del
juzgado.
Este “comité de jueces” no es otra cosa que una reunión de jueces del tribunal, validos tanto
para los juzgados de garantía como para los tribunales orales en lo penal. Este comité de
jueces existe en aquellos tribunales en que existan tres o más jueces.
Al comité de jueces de los tribunales de garantía les corresponde conocer de las materias que
indica la ley (artículo 23, Código Orgánico de Tribunales). Ejemplo: además de asignar las
causas, debe designar el personal del juzgado o tribunal, a propuesta en terna del
administrador, etc.
También son tribunales ordinarios creados por la reforma procesal penal, de única instancia,
y que están compuestos por varios miembros que ejercen sus funciones en una o más salas y
dentro de un territorio jurisdiccional determinado.
Estos tribunales tienen su asiento en una comuna determinada del territorio de la República
(artículo 21, Código Orgánico de Tribunales). Este mismo artículo señala las comunas que
comprende ese territorio jurisdiccional en cada caso.
Las características principales de estos tribunales orales en lo penal son las siguientes:
- Son tribunales ordinarios.
- Son de carácter permanente, porque están establecidos antes que el litigio se
promueva y subsiste como tribunal una vez que termina.
- Son colegiados, ya que están integrados por varios jueces
- Son inferiores, desde el punto de vista de la organización.
- Son tribunales de derecho, fallan conforme a la ley.
- Tienen competencia especial para conocer de causas por crimen o simple delito, sin
perjuicio de otras materias.
- Desde el punto de vista de la jerarquía dependen de la Corte de Apelaciones
pertinente.
- Tienen una característica muy particular en relación a otros tribunales (artículo 21 a,
Código Orgánico de Tribunales): en ciertos casos estos tribunales pueden ser
ambulantes, se pueden constituir y funcionar en localidades situadas fuera del lugar
de asiento si eso es necesario, pero siempre que forme parte del territorio
jurisdiccional del tribunal.
Estos tribunales, en cuanto al funcionamiento, lo hacen en una o más salas, las cuales está
integradas por tres de sus miembros. Cada sala la dirige un juez presidente.
También la distribución de los asuntos entre las salas se hace de acuerdo con un
procedimiento objetivo y general que debe ser aplicado por un Comité de Jueces del tribunal.
Como son tribunales colegiados para los efectos de adoptar sus decisiones estos tribunales
orales en lo penal se rigen por las reglas relativas a los “acuerdos” (de las Cortes de
Apelaciones). Esto quiere decir principalmente que las decisiones se adoptan por mayoría de
sus miembros.
c. Resolver sobre la libertad o prisión preventiva de los acusados que hayan sido puestos
a disposición de estos tribunales.
6. Tribunales Arbitrales:
Establecidos en el artículo 5º, inciso final, del Código Orgánico de Tribunales en término
genérico.
Los Tribunales Arbitrales o “jueces árbitros” se rigen por lo dispuesto en el Título IX del
Código Orgánico de Tribunales (artículos 222 y siguientes).
* Concepto de Tribunales Arbitrales: La ley lo define en el artículo 222 y dice que se llaman
árbitros los jueces nombrados por las partes, o por la autoridad judicial en subsidio, para la
resolución de un asunto litigioso.
El concepto nos está indicando algo importante, distinto del resto de los otros tribunales y es
que deben ser nombrados de una forma especial (distinto de los otros tribunales, salvo en
alguna medida en el caso de los tribunales accidentales). Cada árbitro tenemos que nombrarlo
para cada caso en particular que sea necesario, o que se le entregue al conocimiento de estos
tribunales.
Los árbitros no están establecidos de antemano, hay que nombrar al tribunal para cada caso
concreto.
La ley dice que pueden ser nombrados por las partes o, en su defecto, por la autoridad judicial
en subsidio. Por lo tanto, debe imperar la voluntad de las partes, y si las partes nombran al
árbitro hay que respetar esa voluntad.
Podría ocurrir en ciertos que las partes, debiendo nombrar a un árbitro, no lo hagan (esto
suele pasar en la práctica). En este caso concreto, el árbitro debe ser nombrado por la justicia
ordinaria, supliendo la voluntad de las partes. Eso se produce cuando el litigio no se ha
promovido.
Hay otro caso en que el árbitro puede ser nombrado por el testador o causante. Ejemplo: en
la partición de bienes una vez que ocurre el fallecimiento del causante. Lo que ocurre es que
en este caso es que las partes no necesariamente deben respetar el nombramiento hecho por
el causante del partidor de bienes, y pueden nombrar a otro. Si no hay acuerdo entre las partes,
el partidor de bienes lo designa la autoridad judicial en subsidio (artículo 1325, inciso 6º,
Código Civil).
- No forman parte del Poder Judicial: No son tribunales ni ordinarios ni especiales, sino
que son otra categoría; los árbitros son personas extrañas a la administración de
justicia, pero que cumplen funciones jurisdiccionales.
- Los jueces árbitros pueden ser letrados o iletrados; es decir, pueden o no ser abogados.
Esto depende de la calidad con que vaya a ser designado árbitro:
- Los árbitros no son estatales, no forman parte del Poder Judicial, no pertenecen al
Estado como ocurre con el resto de los tribunales, porque van a ser servidos por
personas ajenas a la administración de justicia. De esta característica surge una
consecuencia y es que no son remunerados por el Estado como ocurre con el resto de
los magistrados, pero como las funciones no son gratuitas estos jueces deben ser
remunerados por las partes (excepción al principio de gratuidad).
No tiene nada que ver con el nombramiento de la persona del árbitro. Más bien, se refiere al
origen del arbitraje, de dónde emana la obligación de someter un asunto a arbitraje (situación
que es independiente al nombramiento).
Desde este punto de vista hay dos grandes fuentes del arbitraje:
Las partes son las soberanas en esta materia. Deciden libremente si le entregan o no un asunto
al conocimiento de un juez árbitro, a menos que esté prohibido por la propia ley (materia de
arbitraje prohibido) o que también que sea la ley la que obligue someter el asunto a arbitraje
(materia de arbitraje forzoso). Sin embargo estos últimos casos son excepcionales.
Las partes, en este caso, hacen una cosa muy sencilla y se traduce o manifiesta en que ellos
deciden sustraer el conocimiento de un asunto judicial, presente o futuro (el litigio puede
existir o no aun), de los tribunales ordinarios de justicia, y con la finalidad de entregárselo a
un árbitro o tribunal arbitral. Esta es una especie de renuncia a que el asunto sea conocido
por los tribunales ordinarios y se lo entregan a un juez árbitro.
Esta manifestación de voluntad de las partes se puede exteriorizar a través de dos actos
jurídicos distintos:
o El Contrato de Compromiso.
o La Cláusula Compromisoria.
a) El Contrato de Compromiso:
Es una convención entre las partes, mediante la cual éstas deciden sustraer un asunto del
conocimiento de los tribunales ordinarios para entregárselo a un tribunal arbitral que se
designa con toda precisión en el mismo acto.
Lo característico del Contrato de Compromiso es, en primer lugar, la renuncia de que cada
asunto sea conocido por la justicia ordinaria y, en segundo término, que se designa con toda
precisión al o los árbitros que deben conocer de ese asunto en el mismo acto (a diferencia de
lo que ocurre en la cláusula compromisoria).
Este contrato de compromiso es siempre solemne, lo que significa que debe constar por
escrito (artículo 234, Código Orgánico de Tribunales).
En cuanto a las menciones o requisitos que debe tener este acuerdo, tenemos que distinguir
entre los elementos esenciales (aquellos que no pueden faltar en el acto) y los elementos de
la naturaleza (aquellos que no siendo esenciales se entienden pertenecer al acto; pueden
faltar):
1. Elementos esenciales:
En cualquiera de estos casos, si las partes nada dicen en relación con estos
elementos, la ley suple el silencio de las partes (la ley da la solución, artículo 235,
Código Orgánico de Tribunales).
En cuanto al plazo, hay que hacer algunas observaciones al plazo de dos años. Este hay que
entenderlo como un plazo efectivo durante el cual el árbitro está en condiciones de
desempeñar sus funciones.
Si durante este plazo de dos años ocurren ciertos impedimentos que indica la ley durante los
cuales el árbitro no pueda cumplir su función, ese período se le descuenta de ese plazo de dos
años (el plazo se entenderá suspendido).
Esto ocurre, por ejemplo, en aquellos casos en que el árbitro deba remitir el expediente a un
tribunal superior (artículo 235, inciso final, Código Orgánico de Tribunales).
Los dos años no son tan cronológicos por las razones dadas.
Si el árbitro dicta sentencia definitiva dentro del plazo de dos años, la ley señala que en esta
materia la sentencia se puede notificar fuera del plazo a las partes; incluso más, en ese caso
el árbitro también podría perfectamente dictar resoluciones en relación a posibles recursos
que se deduzcan en contra de la sentencia (artículo 235, inciso 4º, Código Orgánico de
Tribunales).
b) Cláusula Compromisoria:
- Que a las partes les interese la persona del árbitro, en ese caso hay que recurrir al
contrato de compromiso.
- Que a las partes no les importe la persona del árbitro, pero si interesa someter el
asunto a arbitraje, para lo cual hay que recurrir a la cláusula compromisoria.
En algunos casos la ley también puede ser fuente de arbitraje, aunque lo normal es que sea
por el acuerdo de las partes.
En ciertos casos, el legislador señala cuales materias o asuntos necesariamente hay que
someter a arbitraje. Aquí prima la voluntad del legislador y se prescinde de la voluntad de las
partes.
En estas materias no queda otra posibilidad en el caso de un litigio que recurrir a la justicia
arbitral (estaría prohibido recurrir a la justicia ordinaria). Estas materias se denominan
“materias de arbitraje forzoso u obligatorio”, y por lo mismo requieren de un texto legal
expreso que así lo establezca (fundamentalmente es el artículo 227 del Código Orgánico de
Tribunales).
* Calidad que pueden tener los árbitros (calidad en que pueden ser designados los árbitros):
Al hablar de “calidad” nos referimos a las facultades que tendrá el árbitro para fallar como
para tramitar un asunto; o bien, qué reglas o normas debe aplicar un árbitro que conoce un
asunto judicial determinado (procedimiento a utilizar y formas para fallar). Estas calidades
están establecidas en el artículo 223 del Código Orgánico de Tribunales.
Los jueces árbitros puede tener o ser nombrados por tres calidades distintas:
o Arbitro de derecho.
o Arbitro arbitrador o amigable componedor.
o Arbitro mixto.
El árbitro de derecho se define como aquel que falla con arreglo a la ley y se someten,
tanto en la tramitación como en el pronunciamiento de la sentencia definitiva (en los
aspectos formales), a las mismas reglas establecidas para los jueces ordinarios, según
la naturaleza de la acción deducida.
¿Qué quiere decir esto?. En base al concepto de arbitro de derecho, se desprenden dos
aspectos importantes:
El juez para resolver el asunto debe ajustarse estrictamente a la ley. Por ser de
derecho debe ser abogado.
En cuanto al procedimiento y fallo (aspecto formal) debe aplicar las reglas que le
otorguen las partes en el acto constitutivo del compromiso, y si éstas no le han dado
reglas al árbitro, en este caso se deben aplicar las normas de procedimiento que
establece el Código de Procedimiento Civil para esta clase de actos (artículos 636 y
siguientes del Código de Procedimiento Civil). Estas son normas supletorias de la
voluntad de las partes (esta es una novedad importante).
Estos árbitros podrían aplicar dos tipos de procedimiento, a diferencia del árbitro de
derecho que depende de la naturaleza de la acción. Estos procedimientos pueden ser:
Es una mezcla, tiene las dos calidades anteriores. Participa de ambas calidades a la
vez, en el sentido que el árbitro mixto falla igual que un árbitro de derecho (con
arreglo a la ley), y tramita igual que un árbitro arbitrador (según las reglas que le den
las partes o en su defecto las normas que establece el Código de Procedimiento Civil).
Como falla igual que un árbitro de derecho necesariamente tiene que ser abogado.
Los árbitros son tribunales esencialmente accidentales, no son permanentes, lo que significa
que los tribunales arbitrales, para cada caso, hay que crearlo o constituirlo, porque no existen
de inmediato.
Los pasos a seguir para que se constituya un tribunal arbitral son los siguientes:
Este nombramiento se hace por un acto típico que es el contrato de compromiso (esto
es lo normal). Esto presupone un acuerdo, y lo que importa es la persona del árbitro.
En cuanto a las a las capacidades de las partes que se exige para nombrar a un árbitro,
hay que distinguir en cuanto a la libertad que tienen los litigantes para nombrar al
árbitro (la calidad que pueden revestir los árbitros):
Este es un sistema que se aplica cuando fracasa la voluntad de las partes, en cuyo caso
no queda otro camino que recurrir a la justicia ordinaria. Por esa razón el artículo 222
señala “en subsidio”, que quiere decir en defecto del acuerdo.
El nombramiento tiene que hacerlo el juez de letras competente y para este efecto
tiene que ser requerido por alguna de las partes mediante solicitud escrita (no actúa
de oficio). En este escrito se pide que se nombre un árbitro, para cuyo efecto se deberá
citar a todos los interesados a un comparendo a una audiencia a un día determinado y
hora determinada.
Esta resolución debe notificarse a todos los interesados en este nombramiento del
árbitro. El Código Orgánico de Tribunales dice, en el artículo 232, en su parte final,
que en esta audiencia se debe proceder en la forma establecida en el Código de
Procedimiento Civil para el nombramiento de peritos. En otras palabras, para el
nombramiento de árbitros se aplican las mismas reglas que se utilizan para el nombrar
peritos (artículo 44, Código de Procedimiento Civil).
Esta audiencia tendrá lugar solamente con las partes que asistan. En este caso se
entiende que si no asisten todos, que hay desacuerdo entre las partes, y en este caso
tendría que nombrar el árbitro el juez ordinario.
Si en ese comparendo no hay acuerdo sobre la persona del árbitro, también decide el
juez (él hace el nombramiento).
Las limitaciones que tiene el juez letrado para designar al árbitro, en el caso que no
haya acuerdo entre las partes, son las siguientes (artículo 232, inciso 2º, Código
Orgánico de Tribunales):
Este nombramiento que puede hacer el testador o causante solamente sería para el
efecto de proceder a la partición de bienes que componen la herencia. Esto lo permite
el Código Civil (artículo 1324) y lo puede hacer en su testamento o en un instrumento
público aparte.
Aquí hay una particularidad en el sentido que los herederos del testador podrán no
respetar la voluntad del causante en cuanto a la persona del árbitro o partidor de
bienes, esto va a ocurrir después de la muerte del causante y si esta situación ocurre
los interesados pueden nombrar un nuevo árbitro (artículo 1324, Código Civil). Es
decir, los herederos no quedan necesariamente obligados a la voluntad del testador
(es lícito nombrar otro árbitro).
Por ejemplo, así sucede con la Superintendencia de Compañías de Seguros, que la ley
señala que en litigios sobre materias que tengan que ver con seguros, éstos serán
resueltos por esta superintendencia y para ello aplicará el procedimiento arbitral.
Para que estos tribunales arbitrales, en cualquier caso, puedan desempeñar sus funciones es
necesario dar un segundo paso, que se cumpla una segunda formalidad, partiendo de la base
que el árbitro estará nombrado. Este paso se refiere a la “aceptación del cargo” y el
“juramento del árbitro”.
Esto se debe a que el nombramiento del árbitro no obliga en principio al árbitro designado a
aceptar dicho nombramiento. Las personas que son designadas árbitros son libres para
aceptar o no dicho nombramiento. Si la persona designada se niega, esa circunstancia no trae
ninguna consecuencia en su contra.
La ley exige que el árbitro, si decide aceptar el nombramiento, debe declararlo expresamente
(artículo 236, Código Orgánico de Tribunales). Esto significa que debe constar por escrito
esta aceptación.
Si es nombrado por escritura pública, la aceptación podría constar en esa misma escritura.
Otra forma habitual es que el árbitro manifieste la aceptación al momento de ser notificado.
Junto con aceptar, el árbitro tiene que jurar desempeñar sus funciones o cargo con la debida
fidelidad y en el menor tiempo posible (artículo 236, Código Orgánico de Tribunales).
Art. 236, Código Orgánico de Tribunales: “El árbitro que acepta el encargo deberá
declararlo así, y jurará desempeñarlo con la debida fidelidad y en el menor tiempo
posible”.
Este juramento debe hacerse ante un ministro de fe (la ley no lo dice expresamente, pero todo
juramento se debe realizar ante un ministro de fe).
La importancia de estas formalidades (aceptación y juramento) tiene que ver con la fecha en
que se realiza, fecha que, a su vez, tiene importancia en relación al cómputo del plazo que
las partes le dan al árbitro para el cumplimiento de sus funciones como tal, para que conozca
y resuelva el asunto. El plazo es contado desde que el árbitro designado acepta y jura.
Una vez que el árbitro acepta el cargo, éste queda obligado a desempeñarlo (artículo 240,
Código Orgánico de Tribunales).
a) El Arbitro:
El juez árbitro tiene que cumplir con ciertos requisitos para poder desempeñarse como tal
(artículo 225, Código Orgánico de Tribunales). Estos requisitos son:
La ley establece además que ciertas personas, no obstante que reúnen estos requisitos, en
ciertas situaciones tienen limitaciones y, en consecuencia, no podrían ser designados árbitros.
Ejemplo: no puede ser designado árbitro el juez ordinario que está conociendo el litigio. Estos
jueces y en general los funcionarios judiciales -ministros de tribunales superiores de justicia,
los fiscales, los notarios- tampoco pueden ser designados árbitros (artículo 317 y 480, Código
Orgánico de Tribunales).
b) El Actuario:
El tribunal arbitral normalmente está constituido por el árbitro y por un actuario. Sin
embargo, hay algunos casos en que podría no existir este ministro de fe, lo que constituye
una diferencia importante con el resto de los tribunales. Esto va a depender de la calidad que
tenga el árbitro:
Si en el lugar donde se lleva a efecto el arbitraje no existe ministro de fe, en este caso
la exigencia sigue siendo la misma, pero el árbitro estará facultado para nombrar a
cualquier persona como actuario (artículo 632, Código de Procedimiento Civil).
Si el árbitro va a ser un partidor de bienes, en este caso todos los actos de la partición
deben ser autorizados por un secretario de tribunales superiores de justicia, o por un
notario o bien por un secretario de un juzgado de letras (artículo 648, inciso 2º, Código
de Procedimiento Civil).
La regla general es que las funciones del árbitro terminen con el pronunciamiento de la
sentencia definitiva dictada en el juicio arbitral.
Sin perjuicio de lo anterior, la ley señala que las funciones del árbitro terminan en forma
anticipada sin haberse dictado la sentencia definitiva en el juicio. Hay varias causales que
establece el legislador en esta materia (artículos 240 y 241, Código Orgánico de Tribunales):
La enfermedad del árbitro, porque aquí no operan las mismas reglas de los
tribunales ordinarios de justicia (artículo 240, nº 3, Código Orgánico de
Tribunales).
Si por cualquier causa el árbitro se ausenta del lugar del juicio. Ejemplo: cambio
de domicilio del árbitro, etc. (artículo 240, nº 4, Código Orgánico de Tribunales).
El maltrato o injuria a la persona del árbitro por alguna de las partes (artículo 240,
nº 2, Código Orgánico de Tribunales).
¿Qué materias o asuntos conocen los árbitros?. Aquí hay un factor dentro de los elementos
de la competencia absoluta que predomina, que es la Materia o naturaleza del asunto judicial.
Los factores del fuero y la cuantía no interesan en estos juicios.
El factor materia es importante porque dependiendo de la naturaleza del asunto judicial la ley
establece o no la obligación de someter el asunto a arbitraje; y en otros casos, también
considerando la materia, la ley prohíbe someter un asunto a arbitraje.
Esto nos lleva a señalar que en relación a las distintas materias se puede hacer una
clasificación, así tenemos:
Son casos excepcionales. Aquí estamos en presencia de materias que la ley no permite que
sean sometidas a arbitraje, en consecuencia prima a la voluntad de las partes, prima el orden
público (porque puede estar comprometido el interés general).
En estos casos el tribunal competente será el tribunal ordinario o el tribunal especial que
corresponda, pero jamás un tribunal arbitral. Si esto último llegase a ocurrir, es absolutamente
incompetente en razón a la materia.
a. Asuntos que versen sobre alimentos (artículo 229, Código Orgánico de Tribunales).
Esto hay que entenderlo restrictivamente a los juicios de alimentos futuros forzosos.
b. Cuestiones que versen sobre el hecho de pedir separación de bienes entre el marido y
la mujer (artículo 229, Código Orgánico de Tribunales).
c. Las causas criminales, cualquiera que sea el delito que se trate de investigar (artículo
230, Código Orgánico de Tribunales).
f. Aquellas causas en que debe ser oída la Fiscalía Judicial de la Corte de Apelaciones
respectiva (artículo 230, Código Orgánico de Tribunales). Ejemplo: juicios de nulidad
de matrimonio.
h. Los asuntos que son de competencia de tribunales especiales por la especialidad debe
ser entregado al conocimiento de esos tribunales especiales.
Estos asuntos normalmente se le consideran muy técnicos o íntimos entre ciertas personas,
que “distraerían” un poco a los tribunales ordinarios, por esa razón son conocidos por los
tribunales arbitrales. Estas materias requieren un texto legal expreso; la norma más
importante, en esta materia, es el artículo 227 del Código Orgánico de Tribunales.
La enumeración del artículo 227 es genérica (no es taxativa, no son los únicos casos), esto
en razón de lo que establece el número 5 del mismo artículo.
a. La liquidación de una sociedad conyugal, que es un caso muy común (artículo 227,
nº 1, Código Orgánico de Tribunales).
Aquí hay que señalar que, en relación a esta materia, hay una norma importante, que señala
que es posible que estas materias de arbitraje forzoso se puedan resolver sin la intervención
del tribunal arbitral (artículo 227, inciso final). Esta norma le da la posibilidad a los propios
interesados resolver por sí mismos cualquiera de estos asuntos, si todos ellos tienen la libre
disposición de sus bienes (plena capacidad) y concurren al acto de que se trata. Ejemplo: que
los propios comuneros resuelvan la partición de bienes.
En el fondo, lo que está prohibido es que estos asuntos puedan ser conocidos por los
tribunales ordinarios o especiales.
Estos asuntos serían todas aquellas materias que no son de arbitraje prohibido o de arbitraje
forzoso (los demás entran dentro de esta categoría). Por lo mismo aquí no cabe hacer una
enumeración, porque estas cuestiones constituyen la regla general (esto es lo que prima).
En estos casos habría que concluir que el legislador le es indiferente que las partes la sometan
a arbitraje o la sometan al tribunal que es normalmente competente (justicia ordinaria).
* Conflictos de arbitraje:
No es normal que ocurra, pero puede pasar cuando un mismo asunto judicial fuese, a la vez,
una materia de arbitraje forzoso, por un lado, y por otra parte constituyese también el mismo
asunto una materia de arbitraje prohibido.
Esto podría ocurrir, por ejemplo, en una partición de bienes -que es una materia de arbitraje
forzoso- en la cual tengan interés un representante legal y su representado -que es una materia
de arbitraje prohibido-.
En estos casos, predomina el arbitraje forzoso (artículo 230, inciso final, Código Orgánico
de Tribunales). Este inciso está dentro de la norma que se refiere a aquellas materias que no
pueden someterse a arbitraje (materias de arbitraje prohibido), y agrega que esto es así sin
perjuicio de lo dispuesto en el artículo 227 (materias de arbitraje forzoso).
El arbitraje no es otra cosa que un juicio (porque los árbitros conocen solamente juicios, no
pueden intervenir en actos judiciales no contenciosos), y este juicio arbitral -que tiene esta
denominación porque se somete al conocimiento del árbitro- se suele tramitar como todo
juicio tanto en primera como en segunda instancia.
Cualquier juicio se puede tramitar en una doble instancia porque esa es una de las
características de nuestros procedimientos: la posibilidad que el asunto sea conocido por dos
tribunales distintos, por uno inferior y por otro superior, siempre que se deduzca el recurso
de apelación.
En cuanto a los tribunales arbitrales, depende de la calidad con que haya sido nombrado el
árbitro para ver si procede la doble instancia:
a) Si el árbitro es de derecho, en este caso hay que decir que el recurso de apelación
procede. Esta es la regla general (que exista la doble instancia), obviamente si se
deduce el recurso de apelación, a menos que las partes hayan excluido del arbitraje el
recurso de apelación (que le otorguen al árbitro la competencia de única instancia),
esto porque los recursos se pueden renunciar.
o Podría conocer del recurso el mismo tribunal que había conocido esta apelación
si se hubiese interpuesto en un juicio ordinario, es decir, la Corte de Apelaciones
respectiva.
o Podría conocer, además, un tribunal arbitral de derecho que haya sido designado
por las partes. Esto quiere decir que el recurso de apelación también puede ser
sometido a arbitraje (artículo 239, inciso 1º, Código Orgánico de Tribunales).
Habrá que estarse, en esta materia, a la voluntad de las partes. Las posibilidades son
las siguientes:
c) En el caso de los árbitros arbitradores (si el árbitro ha sido designado con la calidad
de arbitrador), la regla es distinta. En este caso, el recurso de apelación tendría lugar
cuando las partes (los propios interesados) han acordado la procedencia de este
recurso, para ello se requiere manifestación de voluntad expresa de las partes en el
acto constitutivo del compromiso.
Debe haber voluntad expresa de que se reservan de este recurso ante un tribunal que
también deben designar, constituido por arbitradores (artículo 239, inciso 2º, Código
Orgánico de Tribunales; artículo 642, Código de Procedimiento Civil), de lo
contrario, si las partes no dicen nada, se entiende que no hay recurso de apelación.
* Pluralidad de árbitros:
El artículo 231 del Código Orgánico de Tribunales establece que las partes tienen derecho,
en materia de arbitraje, a nombrar dos o más árbitros para la resolución del litigio. Esto es
también en el entendido que son las partes las que nombran (en este sentido no hay límites),
pero si el nombramiento emana de la justicia ordinaria (en caso de desacuerdo de las partes)
solamente se puede designar un solo árbitro.
Cuando la pluralidad existe, en este caso hay dos situaciones que podrían darse en la
tramitación del juicio arbitral:
a) Que no se produzcan problemas entre los árbitros. Es decir, que siempre exista acuerdo
durante la tramitación del juicio para la dictación de las resoluciones.
b) Que los árbitros no se pongan de acuerdo para dictar resoluciones judiciales. El problema
se presenta o se puede presentar cuando existe un número par de árbitros y ambos operan en
sentido contrario; el problema se suscita porque no hay mayoría.
En este caso podría suceder que las propias partes previendo esto hayan nombrado un tercer
árbitro para que dirima o resuelva estas discordias que puedan presentarse. Este tercer árbitro
actúa exclusivamente en caso de discordia (artículo 233, inciso 1º, Código Orgánico de
Tribunales).
Otro caso que también se puede dar es que las partes autoricen a los propios árbitros para que
ellos nombren en caso de ser necesario a este tercero (artículo 233, inciso 2º, Código
Orgánico de Tribunales.
El tercero se conoce con el nombre de “tercero en discordia” (artículo 233, Código Orgánico
de Tribunales).
En la tramitación del juicio arbitral, si hay pluralidad de árbitros, todos ellos deben concurrir
al pronunciamiento de la sentencia y, además, deben realizar los distintos actos de
procedimiento del juicio (todo esto se traduce en la dictación de las resoluciones judiciales),
a menos que las propias partes dispongan otra cosa (artículo 237, inciso 1º, Código Orgánico
de Tribunales).
Entonces, si en este caso los árbitros no se ponen de acuerdo, tienen que reunirse con el
tercero (naturalmente si lo hay) y en ese caso la mayoría dirimirá la discusión. Aquí se
aplicarán las mismas reglas que para dictar “acuerdos” en las Cortes de Apelaciones (artículo
237, inciso 2º, Código Orgánico de Tribunales).
Aquí se puede presentar el problema cuando son varios los árbitros y no existe tercero y, en
consecuencia, no se pueda dirimir la discordia. Para solucionar esta situación hay que revisar
ciertas reglas que da el Código Orgánico de Tribunales que permiten resolver discordias entre
árbitros a falta del tercero en discordia. Aquí hay que ver la calidad con que hayan sido
nombrados los árbitros:
a) Arbitro de derecho: Aquí hay que hacer una distinción según si la resolución a
dictarse en el juicio es o no apelable.
Si la resolución fuere apelable, en este caso cada opinión de los árbitros se estimará
como una resolución distinta y los autos se tienen que elevar al tribunal superior que
resuelva respecto del punto o los puntos que hayan motivado el desacuerdo de los
árbitros (artículo 238, inciso 2º, Código Orgánico de Tribunales; y artículo 631, inciso
2º, Código de Procedimiento Civil). Este tribunal de alzada podrá ser el tribunal
ordinario que corresponda -Corte de Apelaciones correspondiente- o bien un tribunal
arbitral de segunda instancia designado por las partes.
o Si fuera una materia de arbitraje voluntario, en este caso queda sin efecto el
compromiso. Se termina el arbitraje (artículo 238, inciso1º, Código Orgánico
de Tribunales).
o Si fuera una materia de arbitraje forzoso, en este caso hay que nombrar nuevos
árbitros (artículo 238, inciso 1º, Código Orgánico de Tribunales).
b) Arbitro mixto: Para los árbitros mixtos se aplican las mismas reglas que para el árbitro
de derecho.
De todo lo dicho anteriormente, es importante destacar que las partes normalmente deber
prever (sobre todo si el número de árbitros es par) en caso de posibles discordias la
designación de un tercero en discordia.
- En cuanto a los árbitros arbitradores, los recursos proceden en la medida que las partes
lo acuerden, particularmente la apelación. El recurso de casación en la forma se
estima que procede, no así la casación en el fondo porque es un recurso de derecho
(opera cuando se infringe la ley) y los árbitros arbitradores no fallan conforme a
derecho.
Esta materia está regulada en los artículo 206 y siguientes del Código Orgánico de Tribunales
(Título VIII) y tiene bastante aplicación práctica.
La administración de justicia como tal no se puede paralizar, debe ser siempre continua en el
tiempo. Desde este punto de vista, la justicia no se puede paralizar por la necesidad que tienen
las partes que se administre justicia (que es una necesidad permanente); y el Estado como
detentador de la función jurisdiccional debe velar porque esto se cumpla.
Según esto, la administración de justicia no podría quedar paralizada ni haber interrupciones
al ejercicio de las funciones jurisdiccionales.
Esta continuidad, en la práctica, se podría ver alterada porque podrían darse ciertas
circunstancias que impiden que un magistrado ejerza la jurisdicción. Ese juez en algún
momento podría faltar y no estar presente cuando deba ejercer estas funciones, esto se puede
deber a múltiples razones. En todos estos casos, cualquiera que sea el motivo que tenga el
juez (impedimentos a título personal porque el órgano judicial siempre va a existir como tal)
hay que reemplazarlo de inmediato.
El impedimento que puede afectar a un juez puede ser un impedimento absoluto (ejemplo:
fallecimiento) o bien un impedimento parcial (ejemplo: vacaciones) y puede referirse a un
proceso determinado como a todos los procesos del tribunal (ejemplo: cuando tenga alguna
causal de inhabilidad en un proceso determinado).
Estas son normas que se aplica para toda clase de tribunales, sean estos unipersonales o
colegiados.
Aquí existen dos instituciones procesales importantes para sustituir al juez impedido:
o La Subrogación.
o La Integración.
A) Subrogación:
La ley no la define. Se considera que “es el reemplazo automático, por el solo ministerio de
la ley, de algún magistrado cuando está impedido de desempeñar sus funciones como tal, por
alguna causa legal”.
Que opere por el solo ministerio de la ley significa que ese magistrado reemplazante no
requiere de nombramiento, sino no sería automático. La ley es la que suple el nombramiento.
Lo normal es que estas reglas de subrogación rijan en los tribunales unipersonales, pero
también puede operar tratándose de tribunales colegiados (todo el tribunal).
Aquí hay que hacer una serie de distinciones en cuanto a la cantidad de jueces que hayan en
la comuna.
o 2º: A falta de este secretario, en este caso debe subrogar el Secretario del otro
Tribunal aunque sean de distinta jurisdicción (artículo 212, inciso 1º, Código
Orgánico de Tribunales).
o 3º: A falta del secretario abogado del otro juzgado, debe subrogar el Juez de
este otro Juzgado de la comuna (artículo 212, inciso 1º, Código Orgánico de
Tribunales).
o 3º: A falta de estos secretarios debe subrogar el Juez del Tribunal que siga en
el orden numérico.
o 1º: Debe subrogar el Secretario Abogado del tribunal respectivo (artículo 211,
inciso 1º, Código Orgánico de Tribunales).
o 2º: A falta de este secretario, debe hacerlo el Secretario del Tribunal de las
misma jurisdicción que le siga en orden numérico (artículo 212, inciso 2º,
Código Orgánico de Tribunales).
- ¿Tienen los subrogantes las mismas facultades que el juez que están subrogando?
(facultades de los subrogantes). Aquí hay que distinguir quién es el que está subrogando y
para ello hay dos reglas fundamentales en esta materia:
Si el que subroga es un abogado subrogante (en las comunas en que hay un solo
juez) o bien si subrogan secretarios de otros tribunales; en este caso, las
atribuciones no son tan amplias como los anteriores. Estos subrogantes podrían
tramitar igual como lo haría el titular, pero en cuanto a la sentencia no pueden
dictar el fallo (pueden dejar el proceso en estado de sentencia). Excepcionalmente
podrían también dictar sentencia cuando le corresponde reemplazar al magistrado
por inhabilidad de éste, por causal de implicancia o recusación.
b) Subrogación de la Corte de Apelaciones:
En este caso, es importante destacar que los ministros de la Corte que debe subrogar
no se constituirán en la Corte subrogada. El asunto debe pasar a la Corte que según la
ley debe subrogar (artículo 216, inciso 1º, Código Orgánico de Tribunales).
- Que la Corte Suprema no pueda funcionar alguna de sus salas, por inhabilidad o
impedimento de la mayoría de los ministros titulares.
La ley señala que en los casos que no pudiere funcionar la Corte Suprema por inhabilidad de
la mayoría o de la totalidad de los miembros, hay que llamar a los ministros de la Corte de
Apelaciones de Santiago, y deben ser llamados por orden de antigüedad (artículo 218, inciso
1º, Código Orgánico de Tribunales).
En este caso, estos ministros de la Corte de Apelaciones de Santiago pasan a desempeñarse
como “ministros subrogantes” de la Corte Suprema y esto será para completar el mínimo
para que una sala funcione o bien para reemplazarlos a todos.
B) Integración:
Esta integración también “es un reemplazo automático, por el solo ministerio de la ley, de
uno o más miembros de los tribunales colegiados están impedidos o inhabilitados para
desempeñar sus funciones como magistrado”.
¿Cómo se va a completar el tribunal o la sala, en su caso, cuando falta alguno de los miembros
titulares?. Según el Código Orgánico de Tribunales la Corte o las Salas, en su caso, se
integran en la forma siguiente (artículo 215, Código Orgánico de Tribunales):
- 3º: Debe recurrirse a los Abogados Integrantes de la respectiva Corte. Cada Corte de
Apelaciones tiene un número variable de abogados integrantes y son llamados de
acuerdo al orden de designación en la lista de nombramiento (esto es lo normal).
-
b) Integración de la Corte Suprema:
* Abogados Integrantes:
Estos Abogados Integrantes, antes que nada, son funcionarios que no forman parte del Poder
Judicial y que son nombrados por el Presidente de la República para integrar una sala de la
Cortes de Apelaciones o de la Corte Suprema, en el caso que alguno de los miembros titulares
de estos tribunales no puedan cumplir sus funciones, con la finalidad que estos tribunales
tengan su mínimo para poder funcionar. Esta es la única función que cumplen.
De acuerdo al artículo 219 del Código Orgánico de Tribunales, estos abogados integrantes
son designados por el Presidente de la República según las reglas que aquí se contienen:
Para los efectos del nombramiento, en el mes de diciembre, la propia Corte de Apelaciones
debe confeccionar una lista de abogados, también de composición variable, según lo que la
ley indique (artículo 219, inciso 2º, Código Orgánico de Tribunales). Esta lista la Corte de
Apelaciones la remite a la Corte Suprema y este tribunal confeccionará las ternas con estos
abogados (confeccionará tantas ternas como sean los cargos a llenar, por ejemplo, la Corte
de Concepción con nueve ternas). Posteriormente, el Presidente de la República elige uno de
cada terna.
Estos abogados integrantes deben cumplir algunas condiciones (requisitos comunes para
todos los casos:
Debe cumplir los mismos requisitos para ser ministros de la respectiva Corte, con
excepción del requisito del límite de edad que establece la Constitución.
Por último, tienen que tener cierto tiempo de ejercicio profesional. En el caso de la
Corte de Apelaciones hay que tener a lo menos doce años de ejercicio profesional, y
en el de la Corte Suprema quince años como mínimo.
Estos abogados integrantes perciben una remuneración, a diferencia de otros miembros del
Poder Judicial que eventualmente son llamados a integrar una Corte (fiscal judicial, etc.); y
esta remuneración es por cada audiencia que el abogado concurra. Esta remuneración es
equivalente a una treintava parte de la remuneración mensual de un ministro titular, por cada
audiencia que concurran.
En la Corte Suprema es importante considerar que los abogados integrantes, dado el actual
sistema que hay en la Corte Suprema, una vez que son nombrados por el Presidente de la
República y considerando la especialidad de estos abogados, la propia Corte determina la o
las salas que deben integrar de preferencia, de acuerdo a la especialidad de las materias
(artículo 217, inciso 3º, Código Orgánico de Tribunales).
Esto no significa que el tribunal al que pertenece ese magistrado, como órgano jurisdiccional,
sea incompetente. El asunto judicial seguirá radicado en el mismo tribunal.
A este respecto, la ley establece causales que hacen que un magistrado pueda perder a título
personal la competencia, estas son causales subjetivas, no afectan nunca al órgano
jurisdiccional.
Las implicancias y recusaciones están reguladas en los artículo 194 y siguientes del Código
Orgánico de Tribunales.
En cualquier caso que se pretenda inhabilitar al juez hay que fundar la inhabilidad en alguna
causal que establece la ley.
Se debe a que, por una parte, los magistrados tiene que ser siempre imparciales cuando
conocen y juzgan un asunto y no pueden estar influenciados; y, por otro lado, desde el punto
de vista de las partes, estas implicancias y recusaciones, permiten mantener la igualdad de
los litigantes frente a los tribunales.
El magistrado perdería la imparcialidad es uno de estos casos, por ello el legislador trata de
evitar esto y lo que trata de obtener es el prestigio de la justicia (que los jueces fallen
estrictamente apegados a la ley).
Esta es materia regulada en los artículo 194 y siguientes del Código Orgánico de Tribunales,
titulado “de la implicancia y recusación de los jueces y de los abogados integrantes”. Pero se
aplica en general a todos los magistrados, unipersonales y colegiados, también se aplica a los
ministros de Corte, y también se aplica a otros funcionarios judiciales (funcionarios auxiliares
de la administración de justicia: los jueces árbitros, a los peritos cuando deban intervenir,
etc.).
Existen diferencias entre las implicancias y recusaciones no obstante que ambas son causales
de inhabilidad.
El artículo 195 establece las causales de implicancia, que son más graves (ejemplo: ser el
juez parte en el pleito o tener en él interés personal, etc.); y el artículo 196 establece las
causales de recusación (ejemplo: ser el juez ascendiente o descendiente ilegítimo, hermano
o cuñado legítimo o natural del abogado de alguna de las partes, etc.).
a. Las implicancias son irrenunciables, porque son de orden público. En cambio las
causales de recusación pueden ser renunciadas por estar al beneficio de las partes.
b. Las implicancias deben declararse de oficio por el tribunal, sin perjuicio que esto
pueda ser solicitado por las partes. Las recusaciones, por lo general, se hacen valer
normalmente a petición de parte interesada.
c. Aquellos magistrados que se ven afectados por alguna causal de implicancia y que
fallan un asunto con manifiesta implicancia cometen delito, porque lo que está en
juego es el orden público. Esto no sucede en las causales de recusación, porque
pueden ser renunciadas.
d. Las causales de implicancia constituyen de por sí una causal de casación, basta que
el magistrado esté comprendido en alguna causal de implicancia para que la sentencia
que dicte pueda ser anulada. En cambio, en el caso de la recusación, para que la
sentencia pueda ser anulada, la causal tiene que haberse declarado por el tribunal, o
bien estar pendiente su tramitación.
e. Los tribunales que conocen de una y otra (implicancias y recusaciones) son distintos.
Art. 199, inciso 1º, Código Orgánico de Tribunales: “Los jueces que se
consideren comprendidos en alguna de las causas legales de implicancia o
recusación, deberán tan pronto como tengan noticia de ello, hacerlo constar en
el proceso, declarándose inhabilitados para continuar funcionando, o pidiendo
se haga esta declaración por el tribunal de que formen parte”.
En cualquier caso, tanto en las causales de implicancia y recusación, las reclamaciones que
se hagan en juicio dan origen a incidentes que deben ser tramitados por las reglas que la ley
establece.
Cabe recordar que estas causales, también son aplicables a los abogados integrantes de la
Corte Suprema y de las Cortes de Apelaciones. Cuando se solicita o se alega la inhabilidad
de los abogados integrantes, la ley señala que pueden ser inhabilitados sin expresión de causa
por los abogados o procuradores de las partes. Esto se hace valer por medio del relator
pertinente (artículo 198, inciso 2º, Código Orgánico de Tribunales).
Esta recusación, en el caso de los abogados integrantes, tiene que ser antes de la audiencia
en la cual corresponda que se vea la causa de que se trate. Además la parte debe pagar un
impuesto (fiscal). Monto que es variable si se trata de un abogado integrante de la Corte
Suprema o de las Cortes de Apelaciones (artículo 198, inciso final, Código Orgánico de
Tribunales).
Procedimiento bastante especial que tiene lugar antes que se pida una recusación, antes de
alegarla formalmente ante el tribunal competente. En este caso, la ley señala que podrá el
recusante ocurrir al mismo recusado exponiéndole la causal de fundamento a esta recusación
y señalándole que sea declarada sin más trámite (artículo 124, inciso 1º, Código de
Procedimiento Civil).
Si el juez letrado a título personal está inhabilitado, significa que hay otro magistrado y nada
más. Ahí operan las reglas de subrogación.
En el caso de los tribunales colegiados, hay que reemplazarlo, y aquí operan las reglas de la
integración; y si se inhabilitan a todos los ministros, opera la subrogación de la Corte.