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Conclusión 1.

Acerca de la importancia de los paralogismos y falacias para


un abogado

1. En conclusión, el paralogismo es un razonamiento ineficaz, sin intención de


engañar con un lenguaje ilógico, sin sentido. En el campo legal, el
paralogismo toma la forma de un silogismo o ritmo (premisa mayor, premisa
menor y conclusión), al cual el abogado, profesor y político alemán Ulrik
Klug tiene varias formas de paralogismo, La falacia en el derecho, es un
razonamiento falso que parece correcto. D Este es un argumento inválido
porque las razones detrás de él no están relacionadas con el tema,
aunque lo parezcan. Se basan en formas lógicas y teorías de la
argumentación, pero solo para parecer válidas sin
aplicar rigurosamente sus propios mecanismos:

 El paralogismo semántico ocurre cuando hay contradicciones en las


premisas y, por lo tanto, la conclusión no proviene de ellas.
 El paralogismo sintáctico proviene de la incertidumbre, la oscuridad, la
incertidumbre y la falta de definición de palabras que componen los
espacios.

 En las metáforas pragmáticas, no hay inconsistencia entre premisa y


conclusión, sino falta de credibilidad debido a la falta de legitimidad de la
premisa.

La metáfora que define la sustitución proviene de la suposición de que una palabra


tiene dos significados diferentes.
El paralogismo es lo antitético de sofismo, siendo este último utilizado con cierta
matriz peyorativo, en que se incluye la intención de engañar, siendo un acto
producido con consciencia de falsedad. Y es por ello, la importancia de no caer en
el error de establecer como sinónimo de paralogismo al sofismo, debido a su
diferencia en su forma de actuar.

2. ¿Qué hacer con las falacias o los argumentos falaces? Comenzaré


tratando de responder una pregunta que parece fácil de responder a
primera vista. Como se ha visto en este recorrido por las falacias más
comunes en el campo del delito, el estudio de las falacias en el discurso
criminal es apasionante por una serie de razones, ya sea que se relacione
con cuestiones relacionadas con el estudio teórico del derecho penal en
diversos campos de estudio tanto por cuestiones relacionadas con el propio
ejercicio del derecho penal. Si bien se criticará el uso de falacias en los
argumentos prácticos, debería criticarse aún más en los argumentos
institucionales porque violaría la pretensión de corrección institucional, la
pretensión que justifica razonablemente los argumentos en disputa.
Además, en el marco de la argumentación institucional, la argumentación
penal debe tener un mayor estándar de control argumentativo, pues, como
mencioné en el Capítulo 1, en muchos casos penales lo principal es la
legitimidad de la libertad personal y la sanción. poderes del estado.
Es por estas razones que tanto los operadores jurídicos del sistema de justicia
penal como los abogados litigantes deben ser conscientes de si ellos y otros en el
proceso, tanto intencional como no intencionalmente, utilizan errores para aclarar
los argumentos del caso. El castigo, la única manera de reducir la falacia y validez
de los falsos argumentos que pretenden ser correctos. Una buena forma de
reducir la validez de los argumentos erróneos es analizar con más detalle el uso
de la argumentación, recordando (van Eemeren y Grootendorst (2002: 223-230),
las reglas del código pragmático dialéctico, que trata de reconciliar sus premisas
para llegar a en una conclusión. Incluso me aventuraría a decir que el
conocimiento de las falacias puede ser útil para analizar la muy diversa gama de
sanciones que los legisladores están tratando de imponer actualmente. Muy útil
para reformar las falacias de los intentos que en gran medida promueven el
populismo penal.

Por último, como puede verse, no es fácil evitar en cualquier tipo de debate sobre
temas importantes, ya que persisten en todo tipo de razonamientos prácticos e
institucionales. Además, su poder y carácter es tal que muchas personas siempre
estarán tentadas de volverse hacia ellos cuando vean que su causa no va como
ellos quieren; en el caso de que una persona pierda su libertad, esta tentación
puede ser aún mayor. Sin embargo, hay buenas razones para no usarlos,
especialmente si todos en el sistema de justicia penal recuerdan que es mejor
interpretar la ley correctamente, aplicar un estándar de prueba razonable,
comprender las leyes procesales aplicables y aprender la teoría del delito en lugar
de explotar errores que otros pueden descubrir. Todo esto significa tomar en serio
la pretensión de un argumento legal sólido y persuasivo.

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