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Nel Noddings
Uno de los grandes problemas que el maestro debe resolver pronto en su carrera, porque tiene que
ver con el manejo de la clase, con el ambiente en la escuela, con la escuela como parte de un
sistema escolar más amplio, con las relaciones entre alumnos, colegas, supervisores y padres de
familia, es el de ¿cuál su propósito como educador? ¿Cuál es su misión como docente? ¿Cuál es
su relación con el mundo del conocimiento? ¿Cuál es su relación con los problemas que enfrenta
la sociedad? Como maestro tiene que diferenciar entre lo urgente y lo importante. Un maestro
distinguió los siguientes puntos como algo urgente en su carrera:
1.- Tomar la asistencia en clase.
2.- Dar las asignaciones diarias
3.- Completar los deberes administrativos de todos los días.
El maestro cree que estas labores de todos los días son necesarias, pero que algunas veces les
llevan a hacer su trabajo rutinario y a perder de vista otras tareas sumamente importantes como:
volver a leer un nuevo libro, capacitarse y actualizarse como docentes, prepararse para discutir
temas relevantes en el campo de la educación, buscar nuevas estrategias de enseñanza, preparar
material pedagógico y eficiente para nuestras clases, etc. Estos asuntos importantes tienen
relación con las preguntas ¿Qué es conocimiento? ¿Cómo llegamos a conocer? ¿Qué es lo
verdadero? ¿Qué es realidad? Estas preguntas están relacionadas, además, con las teorías
filosóficas de la educación.
Hay otras preguntas que persistentemente están relacionadas con la carrera del profesor: ¿Por qué
llegué a ser maestro y por qué sigo siendo maestro? ¿Qué es lo que estoy haciendo como maestro
y qué o cuan diferente es lo que hago? ¿Cómo mis acciones y conducta afectan a mis
estudiantes? ¿Cuál es el significado y propósito de educar a otra persona? ¿Qué enseño y por qué
enseño? Al meditar en estas interrogantes, nos damos cuenta que lo que hacemos, tiene que ver
con algo más profundo que el acto mecánico de ofrecer una lección. La enseñanza tiene una
perspectiva más amplia y de grandes consecuencias. Estas preguntas son filosóficas, ya que
establecen lo que el profesor considera que es verdadero o falso; bueno o malo, correcto o
incorrecto, bonito o feo.
Los filósofos de la educación siempre han estado interesados en analizar y aclarar estas y otras
preguntas centrales relacionadas con la educación: ¿Cuáles deberían ser los objetivos de la
educación? ¿Quién debe ser educado? ¿Debería la educación diferir según el interés natural y las
habilidades de cada persona? ¿Qué papel debe jugar el Estado en la educación? Todas estas
preguntas todavía se plantean hoy día; pero ¿por qué preguntarlas si no parecen tener una
respuesta que satisfaga a todos? Una respuesta sensata a esta objeción es que toda sociedad debe
responder a ellas, porque su futuro está estrechamente ligado a la educación que reciba la gente.
Las preguntas que se formulan desde la filosofía de la educación se centran en quién debe
ser educado y cómo. Como veremos, esta pregunta interesó profundamente a Platón, quien
comenzó su discusión con un análisis de las necesidades de la sociedad y las variedades del
talento humano. Platón dio sus recomendaciones en cuanto a la educación, basado en un conjunto
de premisas sobre la naturaleza de las sociedades reales o utópicas y sobre la naturaleza de los
seres humanos. Platón hizo sus recomendaciones al preguntar frecuentemente las consecuencias
que vendrían si se tomaban o no ciertas decisiones.
En cuanto a la pregunta ¿Quién debe ser educado?, la respuesta casi unánime de esta sociedad
moderna es que todas las personas deben recibir educación sin distinción étnica, nacionalidad,
religión, condición económica o posición social. Pero el gran debate del pasado y del presente
está sobre cómo las personas deben ser educadas. Muchos educadores insisten en que todos los
niños deben tener exactamente la misma educación al menos hasta el duodécimo grado. Otros,
que siguen la tradición de Dewey, argumentan que la educación debe estar lo más cerca posible
de los intereses y necesidades de los individuos.
Relacionado con el asunto de cómo se debe educar, surgen otras preguntas que trascienden a la
misma escuela. Una de ellas es sobre la elección de la escuela. ¿Deben los niños y los jóvenes
ser matriculados en la escuela o la universidad que deseen? ¿Hasta qué grado el que los padres
tengan los recursos económicos debe determinar en qué escuela se eduquen sus hijos? ¿Qué
resultados puede llegar a tener la balcanización de la educación? ¿El que cada sector de la
sociedad cree su propio subgrupo y se encierren en su mundo, es deseable para la integración
social? ¿Qué se puede decir de las escuelas a las que asisten los niños basados en cupones?
¿Qué consecuencias trae la privatización de la educación primaria y media? ¿Esa división de
instituciones educativas entre privadas y públicas traerá consecuencias educativas de
divisionismo social y rechazo entre una parte de la población y otra? ¿La escuela o las
universidades responden a una segregación social? ¿Dónde queda el derecho a la educación de
calidad para todos? Estas y otras preguntas cambian en nuevos contextos, pero también cambian
las respuestas.
Sócrates
Lo que sabemos de Sócrates (469 - 399 a. C) nos llega enteramente de la escritura de sus
discípulos. Sócrates creó un método de enseñanza llamado "método socrático"; el cual se usó
especialmente en las facultades de derecho. Se comienza con el profesor planteando una
engañosa y simple pregunta ¿Qué es la verdad? o, ¿Qué significa ser justo? Cuando un alumno
responde, el profesor le formula otra pregunta que lo impulsa a pensar más profundamente y a
ofrecer una nueva respuesta. El proceso, también llamado interrogatorio destructivo, continúa
hasta que el maestro o estudiante o ambos consideran que el análisis ha ido tan lejos como lo
han llevado en ese momento. En el siguiente diálogo tomado de la República, libro I, Sócrates
convence a Polemarchus de que su posición anterior sobre la justicia, sobre que deberíamos hacer
el bien a los justos y daño a los injustos, es defectuosa. Sócrates comienza el argumento así:
Si en lugar de decir simplemente que debemos hacer el bien a nuestros amigos y daños a nuestros
enemigos, deberíamos preguntarnos además: ¿Solo se debe hacer el bien a nuestros amigos
cuando son buenos y perjudicar a nuestros enemigos cuando son malvados?
- Sí, eso me parece la verdad.
- ¿Pero debería el justo lastimar a alguien?
-Sin lugar a dudas, se debe lastimar a los malvados y a los enemigos.
- Cuando los caballos se lesionan, ¿se mejoraran o deterioran?
- Se deterioran.
- ¿Se deterioran en sus buenas cualidades de caballos, no en sus cualidades de perros?
Si, de caballos.
-¿Y los perros se deterioran en sus buenas cualidades como perros, y no en sus cualidades como
la de los caballos?
-Por supuesto.
- ¿Y los hombres heridos acaso no se deterioran en cuanto a sus virtudes físicas como hombres?
- Ciertamente
-¿Una virtud humana es la justicia?
-Puede estar seguro.
-¿Entonces los hombres que han sido heridos se les ha hecho necesariamente una injusticia?
- Ese es el resultado.
Pero, ¿puede el músico por su arte hacer que los hombres sean poco musicales? -
Ciertamente no.
- ¿O el jinete por su arte los hace malos jinetes?
- Imposible
¿Puede el justo por la justicia hacer injustos a los hombres o, hablando en general, puede el bien
en virtud hacer a otros malos?
-Seguramente no.
¿Acaso el calor puede producir frío?
-No puede.
-¿O la sequía de humedad?
-Claramente no.
-¿Tampoco puede el bien dañar a nadie?
- Imposible
-¿Y lo justo es lo bueno?
-Ciertamente
-Entonces herir a un amigo o cualquier otra persona no es el acto de un hombre justo, sino todo
lo contrario, ¿quién es el injusto?
-Creo que lo que dices es bastante cierto, Sócrates.
Este pequeño diálogo es bastante característico de Sócrates. En la mayoría de los diálogos,
Sócrates es un maestro formidable: dirige, cuestiona, dando información (a menudo en forma de
una pregunta), obligando a sus oyentes con cuidado y no tan amablemente a ver los errores en su
pensamiento.
Muchos de ustedes sin duda están familiarizados con una vieja serie de televisión (y una película
anterior) llamada “The Paper Chase”. En él, el brillante e irascible profesor Kingsfield enseñó a
sus estudiantes de derecho como usar el método socrático. Kingsfield y Sócrates tuvieron mucho
en común: gran inteligencia, ingenio penetrante, disposición a usar sarcasmo ocasional y
habilidad inquebrantable para elegir y perseguir preguntas de verdadera importancia. Pero
Kingsfield tenía poder oficial sobre sus alumnos. El profesor evaluó sus respuestas. La falta de
preparación de los estudiantes para responder las preguntas de su profesor podrían conducirlos al
fracaso en la escuela de derecho y plantearse la necesidad de considerar otra profesión. Sócrates,
por el contrario, conoció a sus alumnos de manera informal en varios lugares públicos y casas
particulares. Los participantes entraban y salían cuando querían, y podían responder o no a las
preguntas de sondeo de Sócrates. De hecho, Sócrates siempre insistió en que no enseñaba a nadie.
Nada, y no eran un profesor profesional, porque nunca les cobraba nada a sus “alumnos”.
Como profesores profesionales, o como estudiantes a punto de convertirnos en profesores
profesionales, debemos preguntarnos si el método socrático puede utilizarse en las aulas
modernas como lo usó Sócrates. ¿Mostró el debido respeto por la dignidad de sus alumnos?
¿Forzó ocasionalmente opiniones sobre ellos? ¿Es correcto interrogar a un estudiante
implacablemente delante de sus compañeros? ¿Puede pensar en formas de adaptar el método para
que sea aceptable para usted? ¿Trae consigo problemas morales? Finalmente, si aspira a
convertirse en un maestro socrático, ¿qué debes hacer para prepararte usted mismo?
Quizá el “método socrático” sea más para el aprendizaje y la investigación que para la enseñanza.
Sócrates usó el cuestionamiento como método de pensamiento crítico. No era inusual que iniciara
una investigación con una pregunta y, después de una breve exploración, cambiar a otra, ya sea
porque él había establecido que una respuesta a la segunda era necesaria para el análisis de la
primera o porque la pregunta inicial no estaba bien formulada para la investigación que esperaba
completar. Sócrates no empleó su método en preguntas triviales. Estaba interesado en las grandes
preguntas de vida: ¿Cómo podemos encontrar la verdad? ¿Qué significa saber algo? ¿Cómo viven
los seres humanos? ¿Qué es el mal? ¿Qué le debemos al estado y qué nos debe? Aquí deberíamos
volver por un momento al contenido del diálogo de Sócrates con Polemarchus. Tengamos en
cuenta que Sócrates argumentó que una persona justa no puede, actuando con justicia, hacer un
daño a aquellos que son injustos para deteriorarlos. Una persona justa no debe dañar incluso a los
que son malvados. Este diálogo plantea una serie de preguntas que han sido debatidas durante
siglos: ¿se puede defender la justicia retributiva? ¿Cómo se debe definir daño o lesión? (¿Es un
niño culpable cuando ha sido lastimado o herido por el castigo?) ¿Sócrates tenía razón cuando
decía que la gente no puede hacerse injusta por actos justos? Como todos saben, a pesar de su
elegancia, Sócrates fue declarado culpable y condenado a muerte.
¿Qué implicaciones tiene el “método socrático” para la educación contemporánea? ¿Qué de la
crítica a las figuras públicas? ¿Qué sucedería si cuestionamos la religión o al Estado mismo?
Todavía hoy, las personas pierden empleos, posesiones e incluso su libertad y buen nombre
cuando defienden sus causas usando el método del interrogatorio al estilo de Sócrates. En
capítulos posteriores sobre epistemología (teoría del conocimiento) y ética, consideremos algunas
ideas de Sócrates sobre estos temas. Por ahora repasaremos las ideas educativas básicas de
Sócrates y Platón. La mayoría de las ideas que analizaremos pertenecen a Platón a pesar de que
Sócrates las expresó. En lo que sigue, me referiré a Platón.
Aristóteles
Aristóteles, en contraste con Platón, no creó un estado ideal. Aristóteles creía, al igual que Platón,
en que las personas debían ser educadas o capacitadas para ocupar un lugar apropiado en la vida.
A medida que realizan sus tareas y cumplen sus funciones particulares, se desarrollan (o no se
desarrollan). Los mejores líderes, artesanos, esposas y esclavos poseen virtudes que difieren unas
de otras. Las de un gobernante difieren de las de un esclavo; las de un esposo no son las mismas
que las de una esposa. Todos los individuos deben contribuir al desarrollo del Estado y pensar
más en el Estado que en sus derechos individuales. Las necesidades y el bienestar de una
comunidad pueden, y deberían ser prioritarios a los intereses individuales.
En cuanto a educación, Aristóteles recomendó que se entrene a los niños en modos de conducta
moralmente correcta. Su modelo de educación moral seguía los preceptos bíblicos: “Entrena a un
niño en el camino que debe seguir, y cuando sea viejo, él no se apartará de él ". Aristóteles creía
que la comunidad tenía que inculcar valores en niños y niñas. Sumergirlos en actividades
supervisadas específicas para desarrollar virtudes relevantes. No estaba preocupado con enseñar
a razonar sobre asuntos morales. De hecho, él creía que los jóvenes no estaban listos para tal
razonamiento hasta llegar a los 20 años. Aristóteles sostuvo que los niños primero deben
aprender la conducta correcta y luego se les deben permitir cuestionar, analizar y criticar.
Consideró que la repetición era una herramienta clave para desarrollar buenos hábitos. El maestro
debía conducir al alumno de manera sistemática, lo que difiere del énfasis en el cuestionamiento
de Sócrates.
En el siglo XIX, sin embargo, y en la primera parte del siglo XX, este modelo aristotélico fue
aceptado. Las lecciones fueron organizadas por “rasgos de carácter”: obediencia, honestidad,
generosidad, consagración al deber, industria, coraje, justicia, patriotismo, y muchos otros.
Además, estaban organizados en una jerarquía lineal; cada uno se supone que funciona como
base para el próximo. Para Aristóteles, no es suficiente con leer sobre las virtudes; uno aprende a
ser honesto al practicar la honestidad; uno aprende a ser obediente obedeciendo. Por lo tanto, para
Aristóteles para educar hay que practicar lo estudiado.
Aristóteles fue un filósofo realista. En su filosofía, Aristóteles se centró en el estudio del
mundo natural y en cómo se puede conocer y comprender la realidad a través de la observación
y la razón. Su enfoque filosófico se conoce como realismo filosófico. Algunos aspectos del
realismo en la filosofía de Aristóteles incluyen:
Filosofía natural: Aristóteles es conocido por su estudio profundo de la naturaleza y su intento
de explicar los fenómenos naturales a través de la observación y la clasificación de las cosas en
el mundo. Su enfoque científico en la filosofía natural buscaba descubrir las causas y principios
fundamentales detrás de los eventos y objetos observables.
Metafísica: Consideraba que el mundo físico era real y que existían entidades y sustancias
concretas, más allá de las apariencias. Defendió la idea de que los objetos y las formas
concretas eran fundamentales para comprender la realidad.
Epistemología: Aristóteles sostenía que el conocimiento se adquiere a través de la experiencia
y la razón. Consideraba que el conocimiento se basaba en la observación de los fenómenos
naturales y la generalización de los patrones que se encontraban en la realidad.
Teoría de las Formas: Aunque se le atribuye una versión diferente de la teoría de las Formas en
comparación con su maestro Platón, Aristóteles también desarrolló una teoría ontológica sobre
las Formas o "sustancias universales" que existen en los objetos individuales. Sin embargo, a
diferencia de Platón, consideraba que las Formas no existían independientemente de los
objetos, sino que estaban inherentes a ellos.
En resumen, Aristóteles fue un filósofo realista porque sostenía que la realidad existía
objetivamente y que podía ser comprendida a través de la observación, la experiencia y el
razonamiento. Su enfoque científico y su énfasis en el estudio de la naturaleza lo sitúan dentro
de la corriente del realismo filosófico.
Rousseau
Rousseau, a pesar de que presentó sus respetos a la filosofía de Platón, la rechazó como
inaplicable debido al estado de descomposición de la sociedad. Rousseau tuvo también una
teoría del desarrollo humano. Platón sostenía que las personas nacen con las habilidades
apropiadas para las diferentes castas, pero Rousseau sostuvo que no había un proceso de
desarrollo común a todos los seres humanos. Sostuvo que la curiosidad es el primer elemento del
proceso de aprendizaje y que estaba en todos los humanos. Difiere de la idea de Locke de la
“tabula rasa” en que para él, el aprendizaje se trataba de un proceso activo que se derivan de la
propia naturaleza del niño, lo que le llevó a aprender y adaptarse a su entorno.
Rousseau escribió en su libro Emile que todos los niños tienen perfectamente diseñados sus
organismos y dispuestos a aprender de su entorno con el fin de convertirse en adultos virtuosos,
pero debido a la influencia maligna de la sociedad corrupta, es que a menudo no lo hacen.
Rousseau abogó por un método educativo que consistía en retirar al niño de la sociedad-por
ejemplo, para una casa de campo-y alternativamente acondicionarlo a los cambios del medio
ambiente y ponerle trampas y rompecabezas para él para que él los pueda resolver.
Una vez dijo que un niño debe crecer sin intervención de los adultos y que el niño debe ser
guiado a sufrir la experiencia de las consecuencias naturales de sus propios actos o
comportamiento. Cuando experimenta las consecuencias de sus propios actos, se informa.
Jean-Jacques Rousseau puede situarse dentro de la corriente filosófica del "naturalismo
educativo" o "educación natural". Su enfoque pedagógico se expone en su obra más influyente
sobre educación, "Emilio, o De la educación", publicada en 1762. El naturalismo educativo de
Rousseau se basa en la idea de que la educación debe estar en armonía con la naturaleza del
niño, respetando su desarrollo natural y permitiendo que sus capacidades y talentos se
desarrollen de manera espontánea. A diferencia de la educación tradicional de su época, que
enfatizaba la disciplina, la memorización y la imposición de contenidos, Rousseau abogaba por
una educación que fomentara la libertad, la autonomía y el aprendizaje a través de la
experiencia directa. Algunos aspectos clave del enfoque educativo de Rousseau incluyen:
Educación centrada en el niño: Rousseau creía que el niño debía ser el centro del proceso
educativo, y que el papel del maestro era acompañar y guiar al niño en su desarrollo, en lugar
de imponerle conocimientos desde el exterior.
Aprendizaje experiencial: El aprendizaje debería basarse en la experiencia directa y la
interacción con el entorno natural, permitiendo que el niño descubra y explore el mundo por sí
mismo.
Educación negativa: Rousseau abogaba por evitar la influencia negativa de la sociedad y las
instituciones educativas formales en el niño, permitiéndole desarrollarse de manera más libre y
auténtica.
Importancia del juego: Rousseau valoraba el juego como una forma natural de aprendizaje, en
la que el niño puede desarrollar habilidades, creatividad y socialización de manera espontánea.
Educación moral y ética: Rousseau consideraba que la educación debe tener como objetivo
principal la formación de un ciudadano virtuoso y ético, que aprenda a respetar a los demás y a
vivir en armonía con la naturaleza.
El enfoque naturalista de Rousseau ha tenido una gran influencia en la pedagogía moderna y ha
inspirado diferentes enfoques educativos que valoran la libertad y la autonomía del estudiante,
como el enfoque Montessori y el movimiento de la educación progresiva.
Referencia:
Noddings, N. (2007). Philosophy of Education. Editorial Wastview Press