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Carles Riba Campos
P08/80505/02560
© FUOC • P08/80505/02560 Psicología como ciencia
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Índice
1. La cientificidad de la psicología.................................................... 5
1.1. La respuesta de la psicología a las exigencias de cientificidad .... 5
1.2. La respuesta de la psicología a las exigencias ''débiles'' ............... 5
1.3. La respuesta de la psicología a las exigencias ''fuertes'' ............... 10
1. La cientificidad de la psicología
1)�La�psicología�bajo�la�exigencia�del�determinismo
Es evidente que la psicología puede asumir sin violencia esta posición. Cierta- Teoría de las decisiones
mente busca relaciones entre el ambiente, el comportamiento y los individuos
La teoría de las decisiones bajo
(como sujetos y/o como organismos) o grupos, y trata de formular leyes ma- riesgo o incertidumbre ha sido
temáticas o de otro tipo que las resuman. Desde la ley de Weber-Fechner, un desarrollada por dos psicólo-
gos, Daniel Kahneman y Amos
intento capital de vincular cuantitativamente sensación y estímulo en la in- Tversky, con la denominación
de "teoría de la perspectiva".
fancia de la psicología, hasta los modelos actuales sobre teoría�de�las�decisio- Estos investigadores han mere-
cido el Premio Nobel del año
nes, los psicólogos han procurado encontrar un orden en la conducta y en la 2002 por su contribución a la
sociedad humana y animal, y este orden se ha basado en leyes empíricamente previsión y optimización de las
decisiones sociales, empresa-
legitimadas que relacionaban diferentes variables. riales y económicas.
Simplificación
Un experimento puede realizarse con el apoyo de una sola variable independiente –en-
tendida como causa– y una sola dependiente –entendida como efecto–, de manera que
la interpretación de los resultados, aunque éstos se hayan obtenido en condiciones con-
troladas, excluye la multicausalidad o las interrelaciones complejas y habría de ser más
prudente de lo que a menudo es.
2)�La�psicología�bajo�la�exigencia�de�la�generalización
Generalización
El psicólogo clínico puede no querer extender sus resultados más allá del paciente que
está tratando; el psicólogo escolar puede renunciar a validar su interpretación de los pro-
blemas de una escuela más allá de sus paredes; el investigador social tal vez se conformará
al afirmar sus conclusiones dentro del barrio que ha estudiado, sin ir más lejos; los datos
encontrados en una empresa pueden ser útiles para esta empresa sin pedir su aplicación
a otras de su ramo, etc.
Y el científico puede ser consciente de que las reglas de comportamiento que ha aislado
y descrito dentro de un cierto grupo sociocultural o de un determinado sistema familiar
solamente tienen significación en el contexto en el que existen.
Ello no nos ha de hacer olvidar que existen otros psicólogos que sí pueden
y quieren efectuar estas generalizaciones. ¿Cuál es la clave que ayuda a com-
prender esta discrepancia? Procuraremos darla en el siguiente apartado de este
mismo módulo, pero ya podemos adelantaros que esta clave tiene mucho que
ver con el grado en el que la variabilidad afecta a las diferentes regiones de
la psicología, desde la psicofisiología hasta la psicología educativa, cultural o
social.
Actividad
Imaginad una situación de atasco en una vía urbana, en una hora punta. Utilizando la
imaginación o vuestras experiencias personales tratad de enumerar y clasificar todas las
características y respuestas posibles de los conductores involucrados en el mismo y en
situación de espera incierta. Los conductores pueden aprovechar para leer el diario, hablar
con su compañero de viaje, etc. Pueden ser hombres, mujeres, niños, y así sucesivamente.
Imaginad otra situación de atasco al cabo de unos días y pensad en las posibles variacio-
nes del comportamiento de los conductores que repitan en él, habiendo estado presentes
en la situación anterior. Estableced ahora, pues, todas las fuentes de variabilidad�intra-
individual que se os ocurran.
Comentad las dificultades que estas variabilidades suponen con vistas a obtener leyes
generales para una situación de estrés o espera incierta como la de un colapso circulatorio.
Orientaciones�y�pistas�para�la�solución�de�la�actividad
Una fuente de variabilidad intraindividual podría ser el número de veces que los
conductores tocan el claxon en señal de protesta la primera y la segunda vez.
3)�La�psicología�bajo�la�exigencia�de�las�relaciones�limitadas
Dicho esto, aparecen sombras de duda. ¿Podemos entonces relacionar los es-
tados depresivos con el mal de espalda?, ¿y los estados de ánimo con el estado
de la atmósfera o la estación del año?, ¿y el fracaso escolar con la situación
económica global? Estas vinculaciones han sido realizadas.
Dudas como éstas, o semejantes, cada vez ganan más terreno en nuestra ner-
viosa ansia de cientificidad. Y es que, al fin y al cabo, la psicología es una
ciencia fronteriza, en una frontera en ocasiones borrosa, una ciencia que está
indiscutiblemente conectada con muchas otras disciplinas afines. Los hechos
psicológicos, sociales y culturales disfrutan de un ámbito de relaciones mucho
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Ejemplo
El hecho de que una persona llegue a suicidarse puede depender de muchos factores di-
ferentes. Ya Durkheim en un trabajo clásico en los inicios de la sociología comprendió y
estableció las conexiones múltiples que tiene un hecho como el suicidio, ligado al estado
civil y al grado de integración en grupos de referencia (familia, colectividad), a la religión
profesada o practicada (catolicismo, protestantismo), a la asimilación y asunción de las
reglas sociales, etc. Sin embargo, el ámbito de los factores relevantes en este contexto
desborda el de la sociología y la psicología social: en el origen de un suicidio puede haber
una patología cerebral que repercute en una depresión endógena; o diferentes circuns-
tancias biográficas –familiares, laborales, económicas, sentimentales, etc.–, que acaban
generando una depresión exógena; éste puede tener un sentido u otro según la ideología
del suicida. E incluso –parece ser– puede estar influido por el estado de la atmósfera y
la estación del año...
En resumen, las relaciones que se pueden establecer respecto al hecho del suicidio no son
precisamente "limitadas" y a menudo rebasan las fronteras disciplinarias de la psicología.
Podéis consultar, E. Durkheim (1995). El suicidio. Torrejón de Ardoz: Akal (4.ª edición).
Por si esto fuera poco, cuando más adelante abordemos los tipos�de�explica- Ved también
ciones�en�psicología, nos daremos cuenta de que, de hecho, esta ciencia re-
Sobre tipos de explicaciones
curre frecuentemente a otras ciencias con el fin de fundamentar las relaciones en psicología podéis ver el
que pretende establecer. apartado 2.4 de este módulo
didáctico.
Así pues, parece juicioso relativizar un poco la exigencia de las relaciones li-
mitadas, dado que la psicología, como otras disciplinas, cubre unos temas que
le son propios y prácticamente exclusivos, pero también se ocupa de otros que
comparte con otras ciencias, en diferentes niveles de análisis de la realidad que
le corresponde estudiar, desde el cerebro y el sistema nervioso hasta la socie-
dad, la cultura y sus lenguajes y símbolos.
4)�La�psicología�bajo�la�exigencia�de�la�empiricidad
Asimismo, la ciencia psicológica debe ser construida a partir de sus propios he- Ved también
chos, en los diferentes niveles de referencia que se le puedan reconocer, como
Sobre filosofía podéis ver el
en el ejemplo anterior del suicidio: nivel biológico, neurológico, cognitivo, apartado 1.3 del módulo di-
conductual, interactivo, grupal, social, etc. Por lo tanto, el cumplimiento de dáctico "El conocimiento cien-
tífico" de esta asignatura.
este criterio por la psicología entendida como disciplina científica no admite
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Ahora bien, este compromiso con los datos y con los materiales empíricos no Ved también
nos debe prohibir a los psicólogos el estudio de aquellos fenómenos que no
Sobre variables inobservables
se manifiestan directamente en el mundo observable, que desafían al observa- podéis ver el apartado 2.3 del
dor poniéndole importantes obstáculos a la hora de medirlos o, simplemen- módulo didáctico "El objeto de
estudio" de esta asignatura.
te, registrarlos como dato. Nos estamos refiriendo tanto a abstracciones como
la inteligencia o la personalidad, como a aquellos fenómenos que solamente
tienen carta de existencia en la subjetividad de cada individuo y a los que el
observador científico no tiene acceso directo: representaciones cognitivas, es-
tados emocionales, sueños, etc. Unos y otros son verdaderamente inobserva-
bles, y como tales los presentaremos más adelante.
1)�La�psicología�bajo�la�exigencia�de�la�unidad�metodológica
Según el criterio de la unidad metodológica, sólo existe un método, el método Ved también
científico-natural, el mismo que utilizaron Galileo y Newton, pero también el
Sobre las vías inductiva y de-
que utilizaron Darwin o Planck. La apariencia de diversidad que puede enga- ductiva podéis ver el apartado
ñarnos se debe a que existen diferentes fases de este método o diferentes va- 2.1 del módulo didáctico "El
proceso de investigación" de
riantes en la aplicación, como las que distinguen las�vías�inductiva�y deduc- esta asignatura.
Aunque este punto de vista es sostenido por una parte de los teóricos de la Sobre estudios observaciona-
les y experimentales podéis
ciencia (como Lakatos o Bunge), otros –más críticos– suscriben otras opinio- ver el apartado 1.3 del módu-
lo didáctico "Dos aficiones pa-
nes. Por ejemplo, Louis Althusser sostiene que no existe ninguna razón por ra el investigador en psicolo-
gía. Metodología cualitativa o
la cual podamos concluir que todas las ciencias utilizan el mismo método; de
cuantitativa" de esta asignatu-
hecho, cada ciencia y cada ámbito de investigación desarrolla prácticas hasta ra.
Lectura recomendada
Si nos ceñimos a la psicología y a otras ciencias sociales, tenemos una plurali-
dad de etiquetas metodológicas, de las que cada una de ellas da nombre a una Podéis ver A. F. Chalmers
(1982). Qué es esa cosa llama-
opción diferente. Con el fin de comprobarlo sólo es necesario revisar los es- da ciencia (pp. 202-204). Ma-
drid: Siglo XXI.
tantes de una librería o de una biblioteca de psicología y verificar el número de
libros cuyo título incluye la palabra método en alguna de sus formas gramati-
cales. Para acabar de convencernos podríamos consultar los planes de estudios
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Términos
En este comentario nos hemos limitado al uso de términos con la raíz en método. Otro
comentario merecería el uso de palabras como técnica o estrategia, repartidas entre las pu-
blicaciones y materias de las diferentes disciplinas de manera más uniforme. Nos deten-
dremos más adelante en las diferencias entre estos términos –método, técnica y estrategia–
y los conceptos que cubren (módulo 3, apartado 1.2).
2)�La�psicología�bajo�la�exigencia�de�la�univocidad�del�lenguaje
"Toda disciplina científica tiene su propio lenguaje, crea sus propios conceptos y normas
de comunicación interna. Pero en psicología y psiquiatría el lenguaje pone al observa-
dor no iniciado e incluso al especialista en difíciles problemas: polisemia, neologismos,
barbarismos, etc., abarrotan de tal modo el lenguaje de nuestras disciplinas que más que
facilitar la comunicación no hacen sino dificultarla.
En definitiva, la psicología está muy lejos del sueño de unificación teórica que
persigue la física desde cerca. En el panorama psicológico figuran muchas teo-
rías de la personalidad, muchas teorías del aprendizaje, etc.; y lo peor no es
esto, ya que la fragmentación quizá es un daño inevitable en ciertas fases de
construcción de una ciencia, sino que estas teorías a menudo son incompati-
bles o incluso opuestas, no complementarias con vistas a una futura integra-
ción.
3)�La�psicología�bajo�la�exigencia�de�la�reducción�a�la�física
Sin embargo, como también hemos dicho, que todo pueda llegar a ser tratado
y explicado en lenguaje físico no elimina la necesidad de que cada ciencia –la
psicología incluida– elija su lenguaje, sus objetos propios y su nivel de análisis
de la realidad. Ni la psicología ni ninguna otra ciencia tienen por qué satisfacer
este criterio. De hecho, la discusión principal no se refiere a si es real la posibi-
lidad de que, un día, todas las ciencias desaparezcan y quede sólo la física; que
un pensamiento pueda ser caracterizado mediante su patrón electroquímico
cerebral, o una acción gestual mediante una ecuación cinética. La cuestión
más importante es si esto interesa desde el punto de vista epistemológico, es
decir, atendiendo a la eficacia y calidad de la actividad de conocimiento.
Positivismo
El positivismo del siglo XIX y el neopositivismo del siglo XX son corrientes del pensa-
miento que han marcado las "reglas del juego" científico en una dirección totalmente
compatible con la trayectoria de la física y las ciencias naturales y, no tanto, con la que
han emprendido las ciencias sociales. La demanda de objetividad (ligada al principio de
empiricidad) y la de generalización (a pesar de admitir las leyes probabilísticas) se formu-
lan desde un punto de vista poco adecuado, en algunos casos, para el investigador del
comportamiento en el seno de una sociedad que le hace esta demanda.
Profundizaréis sobre este tema en una asignatura posterior del grado, a saber, Métodos de
investigación cualitativa.
Positivos Negativos
La psicología busca orden en la mente y el pero esta busca es difícil, ya que la red de rela-
comportamiento humano, así como relaciones ciones comportamentales y sociales que debe
entre variables, causales o de otros tipos, distinguir un psicólogo es compleja.
La psicología trata de generalizar y obtener le- pero la gran variabilidad que se da entre los
yes universales, individuos humanos, incluso entre los anima-
les más cerebralizados, complica mucho las
generalizaciones más extensivas.
La psicología estudia hechos y fenómenos ob- pero su interés en los procesos mentales y so-
servables y que se encuentran arraigados en el ciales la obliga a estudiar también fenómenos
mundo empírico que percibe el observador, que se dan en la subjetividad y que sólo se re-
velan por medio del lenguaje, fenómenos, por
lo tanto, no directamente observables.
La psicología utiliza y aplica, desde un punto pero las peculiaridades de sus objetos de estu-
de vista global, la lógica esencial del método dio hacen inevitables varias elecciones episte-
científico-natural, mológicas y metodológicas, las cuales se tra-
ducen en un abanico de métodos con entidad
propia.
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Positivos Negativos
La psicología posee un corpus de conocimien- pero dentro de este corpus se aprecia una
tos teóricos, con los correspondientes concep- inadmisible confusión terminológica y una
tos y términos, fragmentación teórica y metodológica que no
parece conducir a la integración.
1) las diferencias entre los seres humanos y, en cada ser humano a lo largo de
su vida, son considerables;
1)�La�variabilidad�interindividual
¿A dónde queremos llegar? Los animales, en tanto que organismos, son más
complicados que los cuerpos físicos o que las máquinas construidas por los
seres humanos. Entre dos átomos o entre dos isótopos no existen diferencias,
ni estructurales, ni funcionales. Lo mismo advertiríamos entre las moléculas,
o entre dos minerales de la misma clase. La respuesta de las moléculas de agua
a la energía calórica siempre es la misma a las mismas condiciones de presión.
No nos encontraremos nunca con que una olla de agua destilada hierva a
veces a 100 grados y otras a 80, siempre que ambas estén al nivel del mar. Dos
coches de la misma marca y cilindrada, si no sufren una avería, responden al
cambio de marchas prácticamente igual. En cambio, cuando comparamos la
respuesta de dos caballos, considerados como miembros de la misma especie
o raza, en una misma situación de miedo o de frustración podríamos apreciar
diferencias, y ya no digamos si comparáramos la de dos seres humanos.
Cuanto más simple es un animal y, sobre todo, cuanto más elemental es su Ritualización en animales
sistema nervioso, más proporción de comportamiento no aprendido –innato,
Entre los animales, la baja va-
si se quiere– exhibe y, por lo tanto, menos oportunidad tiene de aprendizaje o riabilidad entre individuos
de modificación de los patrones de adaptación conductual con los que nació también puede deberse al fe-
nómeno de la ritualización
programado. o de la intensidad típica que
provoca que, en contexto co-
municativo, los parámetros
del movimiento y de la voca-
Al contrario, cuanto mayor es el cerebro de un animal en relación con el peso lización queden fijados en un
de su cuerpo y, sobre todo, cuanto más desarrollados están sus hemisferios margen muy estrecho, con el
fin de incrementar su poder
cerebrales, disfruta de más capacidad para modificar sus patrones nucleares de como señales comunicativas.
Es un fenómeno comparable
comportamiento, más aprende a lo largo de su desarrollo y, en consecuencia, a la estabilización de los valo-
tiene la ventaja de una mayor flexibilidad en la adaptación a los problemas res fonéticos de vocales y con-
sonantes en las lenguas huma-
que le plantea el entorno. nas.
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2)�La�variabilidad�intraindividual
En esta dimensión nos queremos ocupar de los cambios que muestra una en-
tidad bajo estudio a lo largo de su existencia. Estos cambios serán patentes en
los fenómenos por medio de los cuales se manifiesta la mencionada entidad y
la estudiamos. Así podremos apreciarlos en la radiación electromagnética de
un átomo o de un cuerpo, en la valencia o capacidad de combinarse de un
elemento químico, en la gravedad; pero también en la respiración de plantas
y animales y en el comportamiento como adaptación a los problemas que el
entorno plantea a los organismos.
que regula estos cambios. En las zonas del planeta donde hay estaciones, no
perderá las hojas en primavera (cuando aumentan las horas de luz y el calor),
ni dará brotes en otoño (cuando el día se acorte).
Con respecto a los animales, los argumentos que hemos expuesto en el apar- Metamorfosis
tado anterior relativos al papel del aprendizaje en la potenciación de la varia-
Una aparente excepción a es-
bilidad son, en líneas generales, igualmente válidos. Un animal que actúa ante ta perspectiva es la que se da
el ambiente con recursos que no ha tenido que aprender en ningún momento, entre los insectos que sufren
metamorfosis. Así, en la vida
que tiene su repertorio de comportamiento fijado desde su nacimiento con de una mariposa, los principios
que dirigen la vida de la oru-
un pequeño margen de ajuste, este animal no exhibirá a lo largo de su vida ga, la de la ninfa y la del insec-
to adulto no son precisamente
cambios que impliquen principios conductuales diferentes o reglas nuevas en iguales. En este caso, sin em-
la gestión de sus respuestas y acciones. Su comportamiento será altamente bargo, podemos considerar ca-
da una de las fases por separa-
previsible. En cualquier caso, si hubiera cambios significativos obedecerían a do, como si se tratara de ani-
males diferentes.
algún aprendizaje. No obstante, en general, no esperemos que, en un tiburón
o en una rana en libertad, se modifiquen las leyes que regulan su comporta-
miento en algún momento de su existencia: cuando tengan hambre cazarán
o comerán, cuando tengan sueño dormirán.
Ejemplo
debido a alguna vivencia en la que personas de otra raza o cultura lo han ayudado a salir
de situaciones difíciles.
Sin embargo, los cambios no siempre serán positivos. El paciente con adic-
ción puede recaer después de haberse "curado" temporalmente; un padre o una
madre de familia modélicos pueden iniciar, de repente, por una acumulación
de circunstancias difíciles, una espiral de degradación y de comportamientos
antisociales. A la regla "ante una contrariedad, paciencia" puede sucederle la
regla "ante una contrariedad, agresión".
Ahora bien, si así lo desea, este investigador también puede dirigir su inves-
tigación hacia temas globales donde estos cambios, perdido el detalle, sean
menos destacados (por ejemplo, funciones o curvas generales de aprendizaje)
o enmarcarla dentro de intervalos temporales donde la variación esté minimi-
zada, aunque nunca eliminada del todo (por ejemplo, cuando se concentra en
el comportamiento de un bebé, o en el de un abuelo afectado por Alzheimer).
1)�La�generalizabilidad
En las ciencias sociales las distribuciones de los valores medidos del compor-
tamiento, en una población dada de sujetos o conductas, suelen ajustarse a
una distribución probabilística, la famosa curva de Gauss u otras.
Es fácil entender que cuanta más variabilidad haya, más incierta será la
generalización o más difícil de justificar el establecimiento de una ley
universal.
Ejemplo
Concentración de los valores de medida de una conducta en un mismo punto del ámbito de variación: aquí, el valor
52. Por lo tanto, no se da, de hecho, variación.
Traslademos ahora nuestra atención a otro tipo de conducta. Supongamos que medimos
la duración media, a lo largo de una semana, del contacto corporal de una población de
madres con sus bebés de 30-37 días de edad (fijamos esta edad a fin de que la madre ya no
esté sometida a los protocolos de una clínica u hospital). En este supuesto la variabilidad
aumentaría espectacularmente, dentro de la misma escala de tiempo –el segundo– que
hemos utilizado en el ejemplo anterior. Encontraríamos madres que mantienen escaso
contacto con sus hijos/hijas (y ello por diferentes razones), en el otro extremo madres
que no se separarían casi de ellos y, en el medio, madres con una gama de duraciones
variada. Tendríamos, pues, una distribución parecida a las de la figura siguiente, donde,
también al margen del ejemplo de las madres, hemos mantenido los mismos intervalos
desde 16 a 88 con el fin de poder hacer la comparación con la figura anterior. Ahora hay
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Dispersión de los valores de medida de una conducta alrededor de una misma media y según dos distribuciones
diferentes, representadas por desviaciones típicas también diferentes.
Fuente: adaptado de D. W. Stockburger (1998, última revisión). Introductory Statistics: Concepts, Models, and
Applications, libro electrónico gratuito de texto completo especializado en estadística. Lo tenéis en la biblioteca de
la UOC.
F. W. Matson (1964). The Broken Image. New York: George Braziller (la traduc-
ción es nuestra).
2)�Direcciones�de�generalización�y�validez�de�los�resultados
Hay una cuestión adicional que merece ser comentada con atención. Hemos
analizado la generalizabilidad de unos resultados con vistas a la obtención de
una ley o regla universal de manera global; sin embargo, cabe realizarlo un
poco más en detalle, distinguiendo diferentes direcciones de generalización.
Aunque este detalle lo exploraréis en otra asignatura (Métodos de investigación
cualitativa), aquí dejaremos cuando menos indicadas algunas pistas.
Podemos poner en evidencia –o no– que un sistema de premio o castigo que ha servido
para hacer aprender una tarea a unas ratas en un laboratorio sirve también para enseñar
a comportarse correctamente a unos niños/as en el aula o en el seno de la familia. De esta
manera deberemos asegurarnos (y en este caso será difícil) que la técnica desarrollada en
condiciones artificiales y con un tipo de sujetos funciona también con otros sujetos y en
condiciones reales o naturales.
3)�Direcciones�de�aplicabilidad
a)�Aplicabilidad�en�el�eje�nomotético-idiográfico
b)�Aplicabilidad�en�el�eje�artificial-natural
En esta dirección de aplicación lo que hacemos, pues, es certificar el "realismo" Ved también
de los datos obtenidos. Ahora el problema no es la variabilidad, sino más bien
Sobre simplificación de las
el hecho de que al abordar un objeto de estudio a menudo simplificamos condiciones de registro, podéis
las�condiciones�de�registro de información y de medida con el fin de poder ver el apartado 1.3 y 1.4 del
módulo didáctico "Dos opcio-
perfilar mejor las relaciones entre aspectos del fenómeno; especialmente, ésta nes para el investigador en psi-
cología: metodología cualitati-
es la técnica utilizada en protocolos experimentales. Entonces, resta por saber ca o cuantitativa" de esta asig-
natura.
si los resultados obtenidos en estas condiciones simplificadas son aplicables
también a las condiciones reales, mucho más complejas.
los datos en la misma situación donde fueron obtenidos, decimos que cuanto
más se acercan las condiciones de una investigación a aquéllas en las cuales se
quiere aplicar, más validez ecológica se da en los resultados.
c)�Aplicabilidad�en�el�eje�pasado-futuro
Esto significa que estos resultados que tiene no sólo son válidos en el intervalo
de tiempo en que los ha conseguido, sino que también lo serán en el tiempo
por venir o que lo fueron en el pasado más próximo o más remoto.
Este aspecto de la aplicabilidad mantiene una sutil relación con otros concep-
tos que acabamos de comentar. Si la aplicabilidad temporal se quiere referir a
que una ley conductual, inferida de unos resultados, ha sido siempre válida
y lo será en cualquier momento futuro, entonces coincide con el concepto
nuclear de generalización universal, y también, parcialmente, con el de repli-
cación: en efecto, decir que una ley de hoy se cumplirá igualmente dentro de
dos años, es casi lo mismo que decir que es replicable, en el sentido que antes
hemos concedido a esta palabra. Por lo tanto, no es éste el sentido que le que-
remos otorgar ahora, en el contexto de la aplicabilidad.
La tensión entre la ciencia nomotética y válida para cualquier condición y la ciencia idio-
gráfica, particular y centrada en las singularidades, ha sido recogida por la historia del
pensamiento, incluso por filósofos anteriores a la aparición del conocimiento científico
tal como lo entendemos hoy día. Una buena ilustración de este punto de vista la propor-
ciona Guillem d'Occam que, en el siglo XIV, ya intuyó que la ciencia sólo es general en
la medida en que lo general supone lo individual.
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1)�La�multivariancia
x→ y,
es decir, estos dos factores o variables estarían relacionados como causa y efec-
to.
Sin embargo, esta relación, así aislada, es ficticia, ya que, además del tiempo
de lectura disponible, el sujeto se halla sometido a muchos otros factores o
variables. Por ejemplo, aparte del tiempo, también pueden influir en la capa-
cidad de recordar un texto factores como la práctica memorística previa que
haya tenido el sujeto (y, ligadas a esto, su formación y profesión), su estado de
salud, su estado mental y emocional (más dormido o despierto, más eufórico
o deprimido), su cociente intelectual general, el tipo de texto, la situación en
la que ha de recordarlo, etc. Verdaderamente, pues, la expresión anterior sería
más realista con la forma siguiente:
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Veremos más adelante que una de las razones de existencia del método expe-
rimental es que ofrece técnicas para simplificar esta red virtual de relaciones,
que denominamos multivariante, ya que se centra sólo en uno o en algunos
efectos y atiende sólo a una o algunas causas. Fundamentalmente, la capaci-
dad explicativa se basa en el establecimiento de relaciones entre variables x
y variables y. No obstante, antes de relacionar, el científico prudente tratará
de describir y explicar aquello que estudia. A continuación, lanzaremos una
rápida ojeada al tema de la descripción y después expondremos qué tipos de
explicación son los más usados en psicología y ciencias sociales.
2)�La�descripción�y�la�explicación
Cuando decimos, por ejemplo, "El niño respira de manera acompasada, tiene los ojos
cerrados y está inmóvil" tratamos de reducir nuestra interpretación al máximo, tratamos
de ser descriptivos. Si en vez de este enunciado utilizáramos este otro "El niño duerme",
estaríamos interpretando mucho más, ya que apoyamos nuestra afirmación en una in-
ferencia basada en una serie de rasgos como la inmovilidad, los párpados cerrados, etc.
Si dijéramos "El niño duerme porque ha pasado mala noche", evidentemente el compo-
nente interpretativo sería mucho mayor y obligaría a vincular el hecho de dormir con
factores ajenos al momento actual, como es el de lo que pasó la noche anterior.
Ahora bien, en realidad, una red de relaciones como ésta ya sería considerada
una fuente de explicaciones posibles por algunos autores. Con el fin de en-
tender esto, prestemos atención al siguiente ejemplo. Supongamos que esta-
mos estudiando la interacción entre una madre y su niño. Si definimos esta
interacción mediante un conjunto de enlaces entre las conductas de la ma-
dre y del niño, correctamente clasificadas como variables (por ejemplo, ma-
dre habla-niño vocaliza; madre toca-niño sonríe; niño vocaliza-madre sonríe,
etc.), entonces el establecimiento de relaciones entre las diferentes conductas
del niño y las correspondientes de la madre no rebasa los límites del objeto
de estudio, y permanece confinado en el interior de lo que es estrictamente
la interacción entre ellos. Por lo tanto, si dijéramos que el niño vocaliza casi
siempre que la madre le habla estaríamos proponiendo una relación de cariz
explicativo sin recurrir a ningún elemento externo a esta interacción, a nin-
gún elemento ambiental.
Sin embargo, cuando utilizamos la palabra explicar en el sentido más poten- Ved también
te del término, nos referimos a elementos situados fuera del objeto de estu-
Sobre variables ambientales o
dio; queremos relacionar una lista de descriptores, preferentemente ya ligados de sujetos podéis ver el apar-
con una serie de relaciones internas establecidas (como las que acabamos de tado 1.5 del módulo didáctico
"El objeto de estudio" de esta
comentar), con elementos externos. Como el objeto de estudio en psicología asignatura.
Ved también
En resumen, es evidente que, más allá de la simple enumeración, la
explicación siempre implica el establecimiento de relaciones, pero és- Sobre construcción podéis ver
el apartado 1.4 del módulo di-
tas pueden ser internas al objeto de estudio estrictamente conductual – dáctico "El objeto de estudio"
de esta asignatura.
la conducta o conductas que investigamos– o pueden tratar de tender
puentes entre este objeto de estudio y las condiciones en las que existe,
las relativas al ambiente y a los sujetos involucrados.
Por lo tanto, qué juzgamos explicación y qué no, depende en parte de cómo
hemos delimitado el objeto de estudio:
x (hijo)→ y (madre)
3)�Tipo�de�explicación
ral, o puede recorrer el camino inverso: puede viajar de los hechos a la teoría,
o de la teoría a los hechos. En el módulo siguiente exploraremos un poco más
esta doble vía, pero de momento podemos dejar claro que:
• Explicación�causal�frente�a�explicación�correlacional
– En la explicación causal y (efecto o variable dependiente) y x (causa o
variable independiente) se relacionan de manera determinística�por
medio de una función matemática definida, que solamente deja de
cumplirse cuando se dan errores de medida.
– En la explicación correlacional y (efecto o variable dependiente) y x
(causa o variable independiente) se relacionan de manera probabilís-
tica en el seno de un modelo estadístico de regresión, que incluye los
errores de medida.
• Explicación�causal�frente�a�funcional
– En la explicación causal un fenómeno conductual se explica mediante
hechos antecedentes en el seno de una cadena de acontecimientos con-
ductuales y/o ambientales: si Cn es la conducta que queremos explicar,
en una posición n en la cadena, y r el número de retrasos o elemen-
tos de la cadena que se da entre la conducta que queremos explicar
y el hecho antecedente, entonces Cn = f (Fn – r ). de manera que Cn
seexplica por el hecho antecedente Fn - r. Es una explicación, pues, que
responde a la pregunta "por qué", "a partir de qué estímulo o situación
desencadenante".
– En la explicación funcional, teleológica o intencional un fenómeno
conductual se explica por medio de hechos consiguientes en el seno de
una cadena de conductos: si Cn es la conducta que queremos explicar,
en una posición n en la cadena, y r el número de retrasos o elementos
© FUOC • P08/80505/02560 38 Psicología como ciencia
Todo ello apunta a reglas de razonamiento tan sencillas como la que relacio-
na el hecho de entrar en un bar con el de haber andado mucho rato, antes,
bajo el sol (explicación causal), o con el de querer beber un refresco, después,
una vez ya dentro, y así calmar la sed (explicación funcional). En una dinámi-
ca grupal la intervención agresiva de un participante puede vincularse con el
ataque verbal que este mismo participante ha recibido unos cuantos minutos
antes por parte de otro individuo, o con su objetivo final, revelado a posteriori,
de imponer sus criterios al grupo. Naturalmente, podemos vincular su inter-
vención presente en ambos polos de referencia, en cuyo caso estaremos pro-
poniendo una explicación causal-funcional.
• Explicación�causal�intranivel�frente�a�causal�internivel
– La explicación causal intranivel se busca y/o se encuentra en el domi-
nio propio de una disciplina, en los niveles de análisis de la realidad
que le son propios en relación con las otras disciplinas científicas. Por
ejemplo, una explicación de la anorexia a partir de los mecanismos
psicológicos del sujeto, implicando conceptos como narcisismo, auto-
percepción y autoestima, relaciones familiares, etc., es una explicación
psicológica intranivel.
– La explicación causal internivel se busca y/o se encuentra en dominios
próximos a una disciplina, en aquellas disciplinas científicas que le
son fronterizas, afines. Por ejemplo, una explicación de la anorexia a
partir de la presión mediática y social sobre el culto al propio cuerpo
sería una explicación que rozaría las cuestiones sociológicas y, por lo
tanto, podría considerarse internivel. Lo mismo podría decirse si la
explicación incorporara conceptos de neurofisiología cerebral.
Es pertinente recordar aquí que una explicación causal internivel desafiaría el Ved también
principio�de�las�relaciones�limitadas en la medida en que rebasa las fronteras
Sobre el principio de las rela-
habitualmente reconocidas a la psicología y se adentra en otros ámbitos de ciones limitadas podéis ver los
conocimiento. Sin embargo, ya hemos discutido esto antes y mostrado que, apartados 1.2 de este módulo
didáctico y 2.4 del módulo di-
si bien una ciencia ha de tener un territorio propio de conocimiento, con sus dáctico "El conocimiento cien-
tífico" de esta asignatura.
objetos de estudio particulares, esta delimitación no debería alzar barreras a
las relaciones con otras disciplinas.
• Explicación�causal-física�o�paratética�frente�a�causal-cibernética�o�apo-
tética
– La explicación causal paratética relaciona dos entidades u objetos que
toman físicamente contacto de tal manera que la acción de uno de
ellos, que denominamos "agente", genera un cambio en el segundo, y
la energía necesaria para operar este cambio es proporcionada en su
© FUOC • P08/80505/02560 39 Psicología como ciencia
Gregory Bateson
Esta distinción posee una larga tradición en filosofía, pero su formulación más psicológica
creemos que se debe a Gregory Bateson (1976). La explicación cibernética. En Pasos hacia
una ecología de la mente (pp. 391-404). colección de textos de este autor. Buenos Aires:
Carlos Lohlé.
Un aspecto de su formulación que ha sido criticado es la noción de "contacto", muy
relativa. Por ejemplo: cuando oímos que alguien nos llama desde el otro lado de la calle
y nos giramos hacia el emisor, estamos situados a una cierta distancia de él; sin embargo,
su grito se transmite mediante ondas de presión por el aire hasta chocar con nuestro
tímpano. Así, el emisor consigue el efecto sobre el receptor a distancia. ¿Es seguro, sin
embargo, que no existe contacto?
2.5. La subjetividad
a)�La�subjetividad�como�realidad�directamente�inaccesible�al�científico:
por una parte, la subjetividad comprende todos aquellos fenómenos que sólo
percibe, conoce o vive una persona, aquella que tomamos como referencia,
sin que sean directamente accesibles a ninguna otra, incluido el observador
científico. Por lo tanto, es subjetivo todo aquello que cada uno de nosotros
piensa, recuerda, siente, sueña.
encuentran al alcance del sujeto en el que se producen, y sí que se hallan al Ignoramos aquí deliberada-
alcance del observador externo que los quiere estudiar. Aludimos a cualidades, mente un tema polémico, el
de si los animales, o al menos
a imágenes o a representaciones en forma lingüística, a todo aquello que ocu- algunos animales muy cerebra-
lizados, tienen subjetividad.
rre en la mente del sujeto y éste sólo puede transmitir con una cierta precisión
mediante el lenguaje y, con menos precisión, por medio de la expresión o la
acción comunicativa. Bajo esta óptica, la subjetividad es "la cara oculta de la
realidad psicológica".
En cualquier caso, es imposible hacer callar a los sujetos bajo estudio, que
siempre hablarán, clasificarán, interpretarán y explicarán, y entonces el pro-
blema que se le presenta al psicólogo que profesa la fe científica es qué hacer,
qué uso dar a estos juicios.
El problema puede parecer relativizado cuando nos damos cuenta de que tam-
bién el científico tiene subjetividad: su dedicación a la ciencia y su utilización
del método no lo liberan de este lastre y, sin embargo, es capaz de dar cuenta
de la realidad, descubrir un orden en ella y comunicarse con otros científicos
y con la gente de la calle.
Por lo tanto, a pesar de ser cierto que una parte de la experiencia humana
no se puede poner abiertamente en común, también lo es que otra parte, me-
diante los puentes del lenguaje y de la llamada "intersubjetividad", permite
compartir experiencias y participar conjuntamente en la sociedad y la cultu-
ra, en la actividad científica en particular. En todo caso, esta parte que no se
puede colectivizar tampoco se puede despreciar. Y parece indiscutible que es
diferente investigar la trayectoria de un cometa, la oxidación de un metal o las
acciones observables de un individuo que tratar de estudiar las alucinaciones
de un psicótico o la calidad de los recuerdos de un abuelo/abuela, algunos de
cuyos aspectos existen exclusivamente en la mente de estos sujetos.
Una posible solución a este problema es incorporar los juicios y las creencias
de la gente corriente al corpus de datos que reúne el psicólogo, si bien dándole
un estatus y una jerarquía diferentes y considerándolo material complemen-
tario y subordinado a lo que consigue el científico. Incluso el mismo procedi-
miento de recogida de información que utilice el psicólogo puede ir dirigido
a recaudar información verbal de los sujetos investigados –por ejemplo, me-
diante las preguntas o el diálogo en una entrevista.
De todas maneras, éste es un dilema más serio de lo que pueda parecer en este
comentario y que desemboca en decisiones� metodológicas de las que nos
ocuparemos en el último módulo de esta exposición.
Una gran parte de las dudas que acabamos de enumerar tienen resolución di-
ferente según en qué rama de la psicología se planteen. Sobra remarcar que, en
lo que respecta a la subjetividad como dato inaccesible, el problema solamente
aparece cuando la psicología se ocupa específicamente del mundo cognitivo
o mental, no cuando analiza respuestas a un estímulo, investiga habilidades
motoras o acciones en una cadena de montaje, a menos que entonces quiera
profundizar también en qué piensa o siente el sujeto mientras ejecuta las con-
ductas correspondientes.
© FUOC • P08/80505/02560 43 Psicología como ciencia
A lo largo de la sección anterior hemos podido ver que las dificultades a las
que se puede enfrentar el investigador en psicología lo obligan a tomar posi-
ción respecto a una serie de dilemas y en una red de encrucijadas de decisión:
puede optar por la variabilidad o por la invariabilidad; puede generalizar más
o menos, o nada; puede aceptar la complejidad y la multivariancia o simplifi-
car la realidad; puede admitir la subjetividad como sustancia estudiable o re-
chazarla en diferentes direcciones y por distintas razones. En el módulo 5 ve-
remos en detalle cómo estas decisiones conducen a cultivar diferentes solares
metodológicos, más allá de lo que hemos insinuado hasta ahora. Ahora nos
limitaremos a sistematizar y dejar bien establecido cuáles son las opciones que
el psicólogo tiene delante cuando quiere hacer ciencia:
Ante esta diversidad de opciones posibles en relación con decisiones que no Ved también
son precisamente triviales, algunos autores han llegado a negar la unidad de
Sobre teorías en psicología po-
la psicología como ciencia y considerado que es más justo referirse a "las psi- déis ver el apartado 1.3 de este
cologías, más que a la psicología". Verdaderamente el paisaje de teorías y de módulo didáctico.
En otro eje de valoración, hasta cierto punto independiente del anterior, los
problemas epistemológicos y metodológicos de la psicología se pueden juzgar
de dos maneras radicalmente contrarias: como producto de su inmadurez co-
mo ciencia, que a su vez sería consecuencia del escaso tiempo que ha tenido
para desarrollarse en poco más de 150 años de historia; o como un aspecto
más de su peculiaridad como disciplina de conocimiento. En esta última pers-
pectiva, la psicología constituiría, de manera parecida a otras ciencias como la
antropología o la historia, un tipo diferente de disciplina científica, que habría
© FUOC • P08/80505/02560 46 Psicología como ciencia
En el texto incluido a continuación se llevan a cabo una serie de reflexiones que tienen
bastante que ver con los anteriores comentarios. Los referentes clave son la cientificidad
de la psicología y la secuencia de crecimiento que debe exhibir una ciencia, desde su ni-
ñez a su plenitud, desde las definiciones y descripciones fundamentales hasta las expli-
caciones y las inferencias más arriesgadas, pasando por las clasificaciones y la resolución
de problemas de medida. Esta secuencia estaría bastante distorsionada en el proceso de
desarrollo de la psicología.
"Cualquier pronóstico sobre lo que pueda ser la psicología del siglo XXI parece aventurado
sin un balance previo de lo que ha sido durante el siglo XX. De los diferentes horizontes
que la esperan el que incita mi mayor curiosidad es su futuro estatuto como ciencia, hoy
día rebajado injustamente una veces, otras ensalzado con demasiada ligereza. A finales de
siglo y de milenio no podemos aplazar por más tiempo el plantearnos cuestiones episte-
mológicas esenciales, alrededor de la fundamentación y el desarrollo de nuestra discipli-
na; cuestiones no siempre bien recibidas –o recibidas con sorna–, tanto en el ámbito de
la academia como en el profesional; problemas relacionados con la fragmentación de la
disciplina, con la falta de teorías consistentes, unificadas, con el estudio de constructos,
con nuestra peculiar manera de medir y predecir. Reservas que poco tendrían que ver
con las que han sido oficiales durante las últimas décadas; digamos, con las de un Bun-
ge. El peligro no radicaría tanto en que la psicología fuera sorprendida sin su uniforme
de «científica», con el aspecto de una «mancia» o una subciencia, sino más bien en lo
contrario: en que obcecada en cumplir a rajatabla los criterios del positivismo más rígido
continuase "quemando etapas" en su carrera hacia la meta de la cientificidad, hacia su
reconocimiento como ciencia o, incluso, como ciencia natural. Y, desde luego, otro ries-
go mayor sería el de no admitir estos problemas, lo que con frecuencia no parece sino
ocultar un miedo visceral a enfrentarse con aquellas dudas que pueden minar la fe en la
disciplina, en su madurez y en su aceptación incondicional en el mundo de la universi-
dad y en el de la sociedad.
Esta prisa en llegar a ser una ciencia en plenitud, reconocida como tal, nos ha llevado
demasiado rápidamente al siglo XXI. Esta aceleración que nos ha hecho estudiar los cons-
tructos de la inteligencia y la personalidad casi en los balbuceos de la disciplina (imagi-
nemos a Copérnico estudiando agujeros negros o a Linneo postulando el gen) ha sido
un obstáculo para la realización de buena parte del trabajo que una ciencia joven debe
emprender: definir, medir, clasificar, describir.
Está fuera de duda que la psicología empezó la casa por el tejado: experimentando antes
que observando; abordando inobservables antes que otros objetos de estudio más próxi-
mos y cotidianos. El porqué de ello es un apasionante tema para los historiadores; pero
hay un factor que no podemos escamotear en una reflexión como la propuesta, y es el
de la intensa demanda social a que se ha visto sometida la psicología desde sus inicios.
Había –y hay– problemas, y la psicología podía solucionarlos. Creo que esta demanda
ha forzado y deformado la oferta psicológica, científica y profesional, y que a menudo
los psicólogos/as se han visto inducidos a dar respuestas para lo que no disponían de un
cuerpo suficiente de conocimientos teóricos o técnicos a los que recurrir.
¿Frenará la psicología del siglo XXI esta tendencia?¿Retrocederá para poder seguir adelan-
te? Difícilmente, sin una postura crítica y sin prejuicios. La psicología ha madurado antes
de tiempo, es una ciencia sin infancia. ¿Qué ciencia ha alcanzado la mayoría de edad
en poco más de cien años? Cuando la psicología no estaba preparada para responder
científicamente a ciertas preguntas, para resolver eficazmente ciertos problemas sociales,
para establecer ciertas clasificaciones y medidas, ha aceptado la tarea sin titubeos y, a
© FUOC • P08/80505/02560 47 Psicología como ciencia
1)�Organismos�y�sujetos
"Quiero adelantar la tesis de que hay, desde un punto de vista lógico, dos tipos de psico-
logía. Una permanece dentro de la amplia tradición de la ciencia; la otra no, pero puede
realizar un servicio muy útil y válido si existe una conciencia adecuada de su naturaleza
[...] el psicólogo se carea con dos mundos, dos realidades –la pública y la privada–".
J. Richer, (1975). Two types of agreement - two types of psychology. Bulletin of the British
Psychological Society, 28, 342-345 (la traducción es nuestra).
a)�El�enfoque�positivista�y�propio�de�las�ciencias�naturales,�que�investigan
organismos
b)�El�enfoque�propio�de�una�ciencia�social,�que�investiga�sujetos
En el primer caso el psicólogo sigue sintiéndose, con matices, cerca de las cien-
cias naturales, con una serie de valores añadidos que nacen de las peculiari-
dades de los fenómenos mentales. Estima que el individuo es un sujeto pero
sólo hasta cierto punto, procurando gestionar la información subjetiva que
aquél le suministra de la manera más objetiva posible, lo cual significa que,
en el ámbito de los datos, el individuo es concebido como un organismo o
una máquina.
En ambos casos el individuo puede ser interrogado con todas las consecuen-
cias, y su discurso verbal, sus respuestas, declaraciones u opiniones ser incor-
poradas al corpus de datos que analiza el científico. Eso repercutirá en un tipo
de metodología en la que el científico no se distancia del individuo estudiado,
sino que se acerca, y de esta proximidad extrae buena parte del material que
después analiza.
La expresión formal, canónica, de este modelo general sería C = f (A), es decir, la conducta
(o las respuestas) son función del ambiente (o el estímulo). Esto se puede interpretar de
dos maneras: entendiendo que el individuo es pasivo ante el ambiente (en la tradición
pavloviana) o que es activo y, por lo tanto, no sólo dependen del ambiente sus respuestas
a posteriori, sino también la orientación de su conducta dirigida a metas ambientales.
Una caja traslúcida se puede representar en un esquema como éste, ligeramente diferente
del anterior:
© FUOC • P08/80505/02560 50 Psicología como ciencia
El individuo todavía es visto como un organismo o una máquina; sin embargo, ahora
se contemplan encadenamientos de estímulos y respuestas en el interior de la "caja", los
cuales toman la forma de impulsos nerviosos o microrrespuestas musculares. Son los que
hemos simbolizado como e1 → r1 ... en → rn. Por lo tanto, la fórmula general de este
modelo sería C = f (A, O), que significaría que la conducta o las respuestas de un individuo
se deben al ambiente y a cadenas interpuestas de estímulo-respuesta que actúan en el
interior de su organismo.
El individuo es visto como un sujeto S, aunque ello no excluye que se le vea también
como un organismo con un sistema nervioso central y un cerebro dignos de estudio. En
tanto que sujeto tiene representaciones y puede comunicarlas por medio del lenguaje.
La expresión correspondiente podría ser C = f (A, O, S), simbolizando que la conducta
es una función del ambiente, pero también de los procesos del organismo (centrados en
el sistema nervioso) y de las representaciones del sujeto en tanto que fenómenos a los
que solamente él tiene acceso.
2)�Bases�para�la�diferenciación�entre�las�ciencias�sociales�y�las�naturales
Ejemplo
Como ejemplos de las dos respectivas posturas en el ámbito estatal os ofrecemos éstas1:
I)�Algunos�retos�actuales�de�la�psicología�española
"En las puertas de siglo XXI, con una disciplina cada vez más asentada profesional y aca-
démicamente en España, se empieza a hacer necesario, a mi juicio, abrir un debate sobre
cuáles pueden ser algunos de los retos que se deberían afrontar en los próximos años.
Con el ánimo de contribuir a dicho debate, es con el que presento esta modesta apor-
tación. En concreto, entiendo que en estos momentos son tres los retos que la psicolo-
gía española debe afrontrar en su conjunto: 1) la progresiva internacionalización de sus
propuestas académicas y profesionales, 2) la asunción de una perspectiva abiertamente
psicobiológica del comportamiento, y 3) la apuesta decidida por la transdisciplinariedad.
[...]
2) El segundo gran reto que proponía al comienzo de este artículo es la asunción de una
perspectiva abiertamente psicobiológica del comportamiento. En este sentido, creo que
los psicólogos de nuestro país en su conjunto –y también, en este caso, una parte de
los psicólogos no españoles de determinadas orientaciones teóricas– deberían empezar
a asumir los planteamientos realizados por Bunge (1988; y Ardila, 1988) en torno a la
identidad funcional entre conducta y organismo. Como se recordará, en estos libros se
describen hasta diez puntos de vista principales sobre el problema mente-cuerpo, para
acabar inclinándose por aquél que sostiene una particular identidad funcional entre am-
bos (el llamado materialismo emergentista). Según el mismo, y dicho en muy pocas pala-
bras, todo referente comportamental del individuo (ya sea éste conductualmente mani-
fiesto o no), tendría necesariamente un referente orgánico o biológico simultáneo, al que
no se reduciría, pero que, en última instancia, sería imprescindible para comprenderlo
y explicarlo. Ciertamente sé que esta propuesta es polémica, y sé que lo es más allá de
nuestras fronteras. No en vano, por ejemplo, Bunge y Ardila cuestionan la idoneidad de
teorías como el psicoanálisis y la psicología cognitiva como marcos epistemológicamente
válidos para la construcción de una psicología científica. No obstante, entiendo que en
estos momentos su posición va asentándose cada vez con más fuerza y más razón en
nuestra disciplina. Prueba de ello es el renovado y creciente interés de los académicos de
todas las áreas del comportamiento en campos como la genética de la conducta, la neu-
ropsicología, la investigación animal y las neurociencias, así como la continua apertura
de laboratorios afines a estos ámbitos de conocimiento en los departamentos universita-
rios de psicología de países tan punteros como Gran Bretaña y Estados Unidos. Prueba
de ello es también, en el terreno profesional, el reconocimiento existente hoy en día en
torno a la indiscutible utilidad de los psicofármacos en el tratamiento de determinados
problemas de salud mental (lo que sí siguen siendo discutibles, por supuesto, son cues-
tiones como su alcance, su bondad terapéutica a largo plazo y su compatibilidad con
ciertas psicoterapias). Sea como fuere, no parece razonable a estas alturas de siglo que
la psicología científica siga viviendo de espaldas a la biología y al enriquecimiento que
ésta puede proporcionar a nuestra comprensión del comportamiento humano. Desde un
punto de vista académico, se hace cada vez más necesaria una relectura (y, por tanto,
también una reescritura) de los conocimientos de las diferentes áreas de la psicología en
clave psicobiológica. Sólo así conseguiremos llegar a una comprensión cabal del compor-
tamiento. Desde un punto de vista profesional, cada vez va a ser más necesario que los
psicólogos en activo sepan más cosas sobre, por ejemplo, neurología, genética, anatomía,
fisiología, farmacología y bioquímica. Sólo así tendremos profesionales realmente com-
petentes y competitivos.
acercarse más a otras disciplinas (sentido que no es equivalente en este caso al de inter-
disciplinariedad), y, otro, el tratar de acercarse más a la sociedad y sus inquietudes.
3.1) La primera acepción señalada quiere hacer referencia a la necesidad que toda disci-
plina científica tiene de compartir sus conocimientos y su lenguaje característico con el
de otras disciplinas afines. Según la filosofía de la ciencia contemporánea, lo que es cierto
en una disciplina que utiliza el método científico debe ser igualmente cierto o compati-
ble con lo que se afirma en otra (Bunge, 1983). De hecho, en las disciplinas científicas es
precisamente el método empleado y sus constricciones los que, en última instancia, legi-
timan la validez de un conocimiento aceptado intradisciplinariamente como cierto. Sin
embargo, uno tiene a menudo la sensación de que, en el caso de la psicología, el método
científico y, sobre todo, su jerga académica y profesional han contribuido más frecuente-
mente a aislarla de otras disciplinas que a acercarla a ellas. Sobre conceptos sibilinamen-
te trazados, se ha tratado históricamente de marcar las fronteras entre aquélla y otros
campos del saber, en la esperanza de poder reafirmar su singularidad como especialidad
y nuestra identidad como profesionales, pero tal vez olvidando que todo conocimiento
científicamente recogido es necesariamente universal. En esta línea, entiendo que uno de
los grandes retos que la psicología debería afrontar en los próximos años es el de estrechar
puentes con otras áreas de conocimiento, el de salir al mismo ruedo que las disciplinas
científicas más reconocidas, en un intento de acercar cuanto sea posible las problemáti-
cas, los resultados y los lenguajes. Si «lo psicológico» es verdaderamente relevante y está
rigurosamente recogido, habríamos de ser capaces de dirigirnos de tú a tú académica y
profesionalmente a médicos, biólogos, químicos y físicos, por citar algunos casos, cosa
que, justo es reconocer, no siempre sucede. Es por ello que creo que la psicología debería
aceptar más en lo sucesivo el compromiso de salir a la palestra, de «entenderse» con otras
disciplinas y de ganarse, por méritos propios, un justo reconocimiento entre las mismas.
[...]
En definitiva, tal vez convenga tener presente que el verdadero respeto de una disciplina
por parte de otras, así como por parte de la sociedad en su conjunto, no se puede imponer,
tan sólo se puede ganar.
II)�"La�psicología�del�significado"
"El problema fundamental para la psicología del nuevo milenio, como participante de
la ciencia cognitiva, no es ni el del lenguaje, ni el de la conciencia, ni el de ninguna de
nuestras formas predilectas de cognición superior: es el problema del significado. El sig-
nificado trasciende al lenguaje y trasciende a la conciencia: es el producto del funciona-
miento integrado de sistemas cognitivos (en un amplio sentido) y sistemas emocionales
y motivacionales de la mente. El significado no puede reducirse ni a la semántica ni a la
sintaxis de un lenguaje (natural o mental), ni siquiera con los parches de conveniencia
que puedan añadírsele desde las pragmáticas. El significado no puede limitarse a las des-
cripciones proposicionales (o de otro tipo) con que articulamos nuestra conciencia de las
cosas, incluidas otras personas y nosotros mismos. El significado es precisamente aque-
llo que se escapa a la formulación con palabras y la acotación del foco interior de una
conciencia, aquello que se escapa al cálculo con las reglas y los símbolos de la psicología
cognitiva del procesamiento de información.
mente extendida más allá de los límites de los sistemas nerviosos individuales), como si la
ciencia cognitiva hubiese finalizado la exploración y catalogación de la mente individual
sin encontrar el significado y, descartado ese territorio interior, nuesta búsqueda hubiese
de continuar por los territorios extramentales. Grave error. Las ciencias cognitivas apenas
han captado algunas muestras superficiales de la mente, y mucho de lo que han captado
lo han descrito de forma distorsionada, como si se empeñasen en hacer encajar una fauna
variopinta y contraintuitiva en categorías preconcebidas y estrechas que sólo son aplica-
bles a un limitado número de especies mentales, ignorando lo distintivo y novedoso –lo
esencial– de la mayoría de los animales que pueblan las mentes.
Por otra parte, y con el fin de ir más a las raíces, se pueden consultar, entre otros, los
siguientes volúmenes, que fundamentan cada una de las dos posiciones caracterizadas:
M. Bunge (1976). La investigación científica (5.ª edición, pp. 54 y ss., sobre todo p. 60).
Barcelona: Ariel.
R. Harré y P. Secord (1972). The explanation of Social Behaviour (pp. 269-271).Oxford: Black-
well.
Lecturas�recomendadas
(1)
Además de la referencia bibliográfica en papel os damos las URL donde también se
pueden encontrar los dos textos:
Esta disociación se superpone al mapa de la psicología, situada entre las cien- Lectura recomendada
cias que le son limítrofes, la biología, por un lado, y la sociología o la antro-
J. Cosnier (1974). Claves para
pología cultural, por otro; entre el orden genético y biológico y el orden lin- la psicología (p. 97). Barcelo-
güístico y social, dos órdenes muy difíciles de articular e integrar en el plano na: Los Libros de la Frontera.
individual.
En vista de esto está justificado establecer las diferencias entre ciencias sociales
y naturales y, al mismo tiempo, marcar las discrepancias entre orientaciones
psicológicas que apuntan a unas u otros, en una lista de rasgos. En esta lista
pondremos el énfasis en las características diferenciadoras de la psicología y de
las ciencias sociales, interpretadas aquí expresamente como ciencias humanas,
antes que en los rasgos de referencia atribuidos a las ciencias naturales.
3)�Diferencias�ciencias�naturales-ciencias�sociales
b) Los individuos estudiados por las ciencias sociales hacen patente, respecto
a los fenómenos en ellas estudiados, una variabilidad intraindividual incom-
parablemente mayor que la correspondiente a las entidades de las ciencias na-
turales. La generalización intraindividual es por ello mucho más difícil.
© FUOC • P08/80505/02560 55 Psicología como ciencia
f) Los individuos estudiados por las ciencias sociales poseen subjetividad, son
sujetos. Ello, en el plano operacional, significa que los mencionados sujetos
pueden dar información verbal y proporcionar descripciones y explicaciones
sobre ellos mismos o sobre otros sujetos, aceptando o no las del científico.
Asimismo, el observador puede elegir entre observar al sujeto con el fin de
conseguir información, o pedirle ésta directamente (bajo el riesgo de ser en-
gañado, deliberadamente o no).
1)�Distinciones�básicas
La deontología (del griego déon, 'debido') sería la disciplina que analiza, fija y
codifica los deberes –no los derechos– asociados a una determinada dedicación
profesional. Toda ley que afecte de lejos o de cerca a una práctica profesional
supone a la larga una deontología; sin embargo, no toda deontología está le-
gislada; de hecho, suele regirse por las normas de los colegios profesionales.
Así, la deontología se puede concebir como la materialización práctica de la
ética dentro de cada ámbito de actuación profesional.
2)�La�ética�científica�en�general
© FUOC • P08/80505/02560 57 Psicología como ciencia
La distinción entre estas dos fases en lo referente al nivel ético de la tarea cien-
tífica es esencial. No es lo mismo estudiar las leyes que gobiernan la fisión o
la fusión atómicas que utilizar estos conocimientos para fabricar armamento
nuclear o para destruir una ciudad enemiga; no es lo mismo estudiar las téc-
nicas de persuasión que utilizarlas en el contexto de la publicidad televisiva, u
otra, con el fin de crear diferentes adicciones al consumo en los televidentes.
Además, y yendo más allá de los seres humanos, tampoco es lo mismo inves-
tigar un cuerpo físico que tratar de comprender los "cómos" y "porqués" del
comportamiento de un animal, con un sistema nervioso que le permite repre-
sentarse el mundo y que lo hace posiblemente capaz de ser susceptible de es-
trés y de sufrimiento.
1)�La�ética�de�la�investigación�psicológica
Bajo una óptica global es más fácil resolver problemas éticos en el escenario de
una investigación que en el de la práctica profesional, dado que, en el primero
de estos escenarios, el científico trabaja en una situación de abstracción o de
desconexión social que desactiva a menudo algunos de los efectos éticamente
negativos que podría tener su actuación.
"A la hora de considerar los aspectos éticos de la investigación y las reglas y normas de
conducta que le son aplicables, el psicólogo cuenta con una gran ventaja que, normal-
mente, no posee cuando lleva a cabo una actividad profesional: en buena medida puede
controlar la situación. Es decir, en tanto en cuanto la investigación, en cualquiera de sus
vertientes, es una actividad que ha sido planeada y diseñada con unos objetivos concre-
tos, ha habido la ocasión de prever lo que podría ocurrir y de corregir aquellos aspectos
que, al realizar dicha previsión, indicaban que se podían estar vulnerando algunas de las
reglas éticas de la investigación. Dicho de otro modo: se puede evitar, o resolver, a priori
el posible dilema ético".
(2)
Cuando la investigación se efectúa con animales, el trato dado a éstos ha Incluimos aquí la normativa que
utiliza la Universidad de Barce-
de cumplir con los estándares éticos internacionalmente aceptados. Con-
lona: Reglament del Comité Ètic
viene tener presente que cualquier normativa ética2 o código deontológi- d'Experimentació Animal de la
Universitat de Barcelona. Consul-
co incluye un apartado relativo a este tema tado el 2 de junio del 2008 des-
de http://www.ub.es/ceea/Regla-
ment%20CEEA.pdf.
• La�generalización�de�los�resultados. Aunque esta cuestión parezca estric-
tamente metodológica, tiene consecuencias éticas innegables. En el mo-
mento de la publicación de los resultados, y al margen del tema de la con-
fidencialidad ya mencionado, el científico deberá ser honesto con respec-
to al valor de generalización que sus datos ofrecen, evitando otorgarles un
alcance más grande que el que realmente tienen, o al revés. En el actual
mercado de la publicación científica unos datos muy generalizables son
más aceptados que unos más locales o de menos extensión poblacional,
por lo que la tentación de exagerar o mistificar el alcance de unos datos
amenaza al científico. Sin embargo, también es cierto que, en ocasiones,
este mismo científico puede sentirse inclinado a no generalizar en deter-
minadas direcciones por un exceso de prudencia o por motivaciones ideo-
lógicas.
En una perspectiva más global, el investigador ha de ser riguroso y estricto al Ved también
dar a sus resultados el valor que verdaderamente poseen en el terreno de la
Sobre validez podéis ver el
validez. Refiriéndonos a cuestiones que ya hemos tratado, este investigador apartado 1.4 del módulo di-
no debe engañar ni engañarse al llevar a cabo las dos preguntas clave: ¿es dáctico "Dos opciones pa-
ra el investigador en psicolo-
replicable la investigación?, ¿en qué escenarios es aplicable?. Todo esto no gía: metodología cualitativa o
cuantitativa" y el apartado 2.3
significa que unos datos aplicables sólo a un caso o a ciertas situaciones no del módulo didáctico "Psicolo-
gía como ciencia" de esta asig-
sean científicamente interesantes. natura.
2)�La�ética�de�la�profesión�psicológica
• La�relación�de�poder�con�el�sujeto�(paciente,�cliente,�etc.). De manera
parecida al médico o al abogado, el psicólogo no debe sacar más benefi-
cio que el de los emolumentos fijados de su relación con los sujetos que
diagnostica o trata, ni aprovecharse de la posición de superioridad en la
que, inevitablemente, lo coloca el papel que le atribuye la sociedad, ante
alguien que acude a pedirle ayuda o servicios garantizados por su compe-
tencia técnica. Por ejemplo, ha de prever y minimizar el riesgo de tomar
decisiones subjetivas debidas a aspectos de su relación con los sujetos, des-
de el enamoramiento o la simpatía, hasta la animadversión y el rechazo.
(3)
Para cerrar esta sección dedicada a la ética psicológica es obligado remitiros a Podéis ver American Psycho-
logical Association (2003). Et-
la documentación que sobre esta problemática ofrece la APA (American Psy-
hical principles of Psychologists
chological Association3), la cual constituye en la actualidad la principal fuente and Code of Conduct. Consulta-
do el 2 de junio del 2008 des-
de información general de la que dispone el psicólogo en este terreno, aparte de http://www.apa.org/ethics/
code2002.html.
de las normativas concretas que cada país y universidad hayan elaborado al
respecto.
Tal como hemos apuntado más arriba, existe un prisma jurídico por medio
del cual podemos contemplar la ética de las relaciones del psicólogo con el
sujeto y que permite globalizar las diferentes cuestiones, tanto en la vertiente
© FUOC • P08/80505/02560 61 Psicología como ciencia
3)�La�deontología�psicológica
(4)
La mejor manera de hacerse una idea viva de cómo está organizado uno de Colegio de Psicólogos de Catalu-
ña (1989). Codi dentològic. Consul-
estos códigos es consultar uno; no son ni muy extensos, ni muy difíciles de
tado el 2 de junio del 2008 desde
entender, ya que han de servir de herramienta útil y práctica de consulta. Os http://www.copc.org/content/ca-
tegory/18/37/190/.
invitamos a consultar el del Colegio de Psicólogos de Cataluña4. Veréis que,
al margen de los principios generales y de las consideraciones finales, los seis
puntos vertebrales que constan aluden a las direcciones más habituales en las
que se presentan al psicólogo los conflictos éticos.