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Conducta pro-social en ratas

Fernando Álvarez Osorio


Facultad de Estudios Superiores Iztacala, Universidad Nacional Autónoma de México
Tradiciones Teóricas
Raúl Narayanam Rodríguez Medina
22 de noviembre de 2022
La teoría evolutiva de Charles Darwin propone una estrecha conexión entre especies. Lo que
podría implicar una continuidad de los procesos psicológicos en los animales. De esta forma,
se aprendió que el aprendizaje, la memoria, la comunicación y la resolución de problemas son
fenómenos que se comparten entre humanos y otros animales. Sin embargo, para otros
fenómenos la conducta prosocial, o empatía, aún no tiene consenso.
En años recientes, ha habido un incremento en el interés de los investigadores por estudiar
conductas sociales en animales no humanos. Aunque diversos estudios evalúan la conducta
pro-social en primates no humanos, existen diversos factores que han dificultado la clarificación
de los mecanismos que se implican en la pro-socialidad.
Diversas características propias de las ratas las volvieron el primer candidato para el estudio de
conductas pro-sociales en mamíferos no primates. En vista de que las ratas viven en grupos,
no es de sorprender que existan diversos resultados documentados que sugieren una
interacción social compleja.
Paradigmas experimentales
El comportamiento pro-social puede ser definido como una conducta voluntaria emitida por un
sujeto que brinda beneficios para otro.
Conductas de ayuda
En este paradigma se trabaja con parejas de ratas. La primera rata es colocada en una
situación aversiva que genera distrés, mientras que se evalúa si la segunda rata ejecuta
comportamientos que reduzcan el distrés o malestar de la primera.
En la primera publicación que exploró este paradigma, los investigadores colocaron de forma
individual a dos grupos de ratas en el compartimento A; y de ahí se les entrenó para presionar
una palanca horizontal para evitar una descarga eléctrica en las patas. En la segunda fase, se
colocó de forma individual a ambos grupos en el compartimento B. Arriba de ellas se
encontraba un arnés, para la primera pareja, el arnés sostenía un trozo de madera, mientras
que para la segunda, el arnés mantenía a una rata suspendida en el aire. En dicha condición, la
rata suspendida dio señales auditivas de malestares y movimientos corporales compulsivos, los
cuales podían ser observados por la segunda pareja. En esta fase del experimento, la opresión
de la palanca hacía que el arnés bajara hasta el nivel del suelo. Los autores reportaron que la
segunda pareja ejecutó significativamente más la conducta indicada que la primera pareja,
cuyo arnés solo sostenía un trozo de madera.
Años después se publicó otro experimento sobre conducta de ayuda entre ratas. En dicha
tarea, se encerró a una rata en un pequeño contenedor tubular de plástico. Dicho contenedor
se colocó en el centro de un espacio abierto, denominado arena. Los investigadores colocaron
a una segunda rata en la arena, pero esta podía moverse libremente, y el contenedor solo se
podía abrir por fuera. La tarea consistió en una sesión diaria por 12 días. Los resultados
mostraron que, sin entrenamiento y en pocas sesiones, las dos ratas abrían el contenedor.
También se destacó que las ratas muestran un desagrado por los espacios abiertos, por lo que
se esperaba que pasaran más tiempo pegadas a las paredes de la arena. Sin embargo, las 2
ratas pasaron más tiempo en la parte central de la arena liberando a sus compañeras.
Existe un tercer estudio en donde los investigadores colocaron una pareja de ratas dentro de
una caja vertical dividida por una lámina de acrílico transparente. Se colocó a una rata en el
lado-piscina, el cual estaba lleno con 5cm de agua, mientras que la segunda rata se colocó en
el lado seco. En el centro de la lámina había un orificio circular que permitía el paso de las ratas
al otro lado. Sin embargo, dicho orificio estaba cubierto con una puerta circular de acrílico
transparente que únicamente se podía abrir desde el lado seco. Se evaluó a las ratas durante 5
minutos diarios durante 12 días consecutivos, y se reportó que las ratas del lado seco abrieron
la puerta rápidamente y en varias ocasiones, además de mostrar una disminución de las
latencias de apertura conforme avanzaron las sesiones.
Elección pro-social
Las tareas de elección pro-social no involucran situaciones explícitamente aversivas o
estresantes. Si no que se le brindan dos opciones a la rata. La primera opción implica una
recompensa únicamente para ella, mientras que la pro-social involucra una recompensa para
ambas ratas.
En 2015 se utilizó una tarea espacial para evaluar si ratas con dos opciones disponibles
elegían la que favoreciera a ambas. Se diseñó un laberinto de acrílico transparente en forma de
doble T, los lados más largos del laberinto funcionaron como las opciones, mientras que los
lados más cortos se usaron como las salidas. El laberinto estaba pegado por los lados más
largos. Se colocó a la primera rata en la salida del primer laberinto T, y en la otra salida se
colocó a la rata 2. Los investigadores permitían entrar al laboratorio a la primera rata, quien
elegía voluntariamente posicionarse en alguna de las opciones, una de las cuáles era la
egoísta, donde solo ella recibía alimento. Después de que la rata 1 eligiera, se permitía el
acceso a la segunda rata, e independientemente de su elección, su compañera era colocada
enfrente suyo. Los autores reportaron que la mayoría de las veces la primera rata prefería la
opción que brindara alimento a ambas ratas. Y se reportó que dicha tendencia no se observó
en las situaciones que involucraban un juguete en forma de rata en lugar de la segunda rata; ni
cuando las ratas se colocaban solas en el laberinto doble.
Estos estudios sugieren que las ratas son sensibles a las recompensas entregadas a sus
conespecíficos. En estos estudios se reportó una proporción alta de elecciones pro-sociales en
las ratas en ausencia de beneficio propio.
La empatía como mecanismo de conductas pro-sociales
Se entiende a la empatía como un proceso interno que permite a los individuos sentir de forma
vicaria las emociones de otros, lo que promueve la comunicación afectiva, además de motivar
al individuo a ejecutar conductas dirigidas al bienestar conespecífico.
Para demostrar que la empatía es la raíz de sus hallazgos, se emplearon diferentes
condiciones de control. Para demostrar que las aperturas del contenedor eran gracias a las
ratas, y o se debían a conductas explotatorias los investigadores emplearon dos controles. En
el primer grupo de control las ratas con libre movimiento se colocaban en la arena junto con un
contenedor tubular vacío, mientras que en el segundo grupo de control había un muñeco en
forma de rata. En ambos gupos las ratas presentaron un porcentaje de aperturas sumamente
bajo. Contrario a lo observado en el grupo experimental, donde las latencias de apertura
disminuyeron conforme avanzaron las sesiones, las ratas de los grupos de control mostraron
latencias altas durante todo el experimento.
Estos resultados apoyan a la idea de que la empatía es el principal motivante para el fenómeno
pro-social en ratas. Sin embargo, otros autores argumentan que dicha capacidad cognitiva aún
no se reporta en animales no humanos.
Principales críticas
Se contrastaron los estudios realizados con ratas con otros previamente realizados, y muy
similares, con hormigas. Sin embargo, en los estudios de las hormigas se basan los resultados
en la funcionalidad de la emisión de los comportamientos en la selección del parentesco. De
esta forma, se propone que la pro-socialidad se basa en el vínculo familiar entre las hormigas,
debido a que el rescate entre hormigas se observó cuando la hormiga cautiva era miembro del
mismo hormiguero, pero no cuando pertenecía a un hormiguero diferente.
Las investigaciones presentadas plantean diversos puntos críticos para la aceptación de la
empatía como el mecanismo responsable por los hallazgos de los autores. De esta forma, se
presentan evidencias recientes que pueden lidiar con las críticas hacia el mecanismo empático.
Hallazgos recientes
El primer hallazgo involucró una fase experimental en las que las ratas invierten papeles. Los
autores reportaron que dichas ratas abrieron mucho más rápido, además de mostrar latencias
de apertura más bajas que las ratas que, originalmente, estaban en el lado seco. Se explicaron
estos datos sugiriendo que las ratas que cambiaron de papeles ya habían experimentado la
situación de estar en el lado piscina de la caja, y por ello ayudaron a sus conespecíficas más
rápido. Así mismo, la observación de las ratas abriendo la puerta pudo influir en la ejecución de
las ratas al momento de abrir la puerta.
El segundo resultado responde a la crítica sobre la intencionalidad de la rata. La situación
implica que al haber establecido la conducta de ayuda, ésta dejase de ocurrir cuando la rata
estuviera atrapada pero ya no mostrara signos de estrés. Se realizó un segundo experimento
en el que se colocó a la pareja de ratas en la misma situación de los lados piscina y el lado
seco; pero en esta ocasión, ya no había agua del lado seco. La idea de este experimento era
analizar si la conducta de ayuda ocurría porque la rata en el lado piscina necesitaba ayuda, o si
la mera presencia de una rata en aquel lado detonaba la conducta de abrir la puerta. Los
hallazgos demostraron que la conducta pro-social es voluntaria e intencional, porque no se
realizó conducta de ayuda.
Para abordar la crítica que establecía la explicación basada en la selección de parentesco, se
habló de otro estudio en donde la elección pro-social entre ratas se observó entre ratas
desconocidas: el del laberinto de doble T. Dado que la elección de la opción que brinda comida
a ambas ratas ocurrió entre ratas que no eran familiares ni conocidas, estos datos se pueden
interpretar como evidencia de preocupación por el malestar ajeno.
Conclusión
La pro-socialidad producto de la empatía es relevante para diversas ramas del conocimiento,
que van desde la psicología cognitiva y neurociencia, hasta la bioética y la filosofía. Es
fundamental continuar desarrollando procedimientos y metodologías sólidas que nos permitan
entender los mecanismos evolutivos, psicológicos subyacentes y neurobiológicos que
expliquen los comportamientos aparentemente empáticos en animales no humanos.
Referencias
Bernal-Gamboa, R., (2017). Conducta Pro-Social en Ratas. Revista Argentina de Ciencias del
Comportamiento, 9(1), 74-80.

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