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Hoy sabemos muchas cosas sobre los antiguos egipcios gracias a los egiptólogos, nombre que reciben los
especialistas que han estudiado esta civilización.
Después de la última glaciación las temperaturas subieron. Cuando esto pasó la sabana del Sáhara se
convirtió en un desierto. Las tribus nómadas que vivían en esa zona tuvieron que desplazarse en busca de
agua y caza. Los recursos que buscaban los encontraron en la orilla del río Nilo, por lo que se instalaron allí,
es decir, se hicieron sedentarios. El agua del río Nilo procede de zona lluviosa en el centro del continente
africano. En dos ocasiones al año el nivel de sus aguas crece inundando las zonas próximas. En esas zonas
se depositan los sedimentos orgánicos o limo que arrastra el río. Esto convierte a las tierras próximas al río
en muy fértiles, es decir, muy productivas para la agricultura. Quizás por eso los egipcios descubrieron muy
pronto la agricultura, comenzando así el neolítico en esta región. Con el tiempo, idearon construcciones
hidráulicas, como canales, diques o acequias, con las que aprovecharon aun mejor el agua del río.
La importancia de la agricultura
“En Egipto, la actividad económica más importante era la agricultura: (…) la crecida del Nilo garantizaba
la fertilidad de las tierras a sus orillas. El país producía cereales como cebada y trigo, frutas, vides y lino;
se criaban cerdos, cabras y ovinos, vacunos, ocas y patos. (…) Después de la crecida, cuando las aguas
volvían a su cauce, los campesinos trabajaban la tierra con una azada o con un arado y se sembraban las
semillas en la tierra aún húmeda. Para regar sus cultivos usaban herramientas (algunas de las cuales son
similares a las que hoy se siguen utilizando) que les permitían construir canales para transportar el agua
del río. En los meses de abril y mayo llegaba el tiempo de la recolección y del pago de impuestos, que podía
significar hasta la mitad de la cosecha.”
Varios autores Pensar la Historia 1. Editorial Contexto, pp. 37-38