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Los efectos adictivos de las harinas, se deben principalmente a la interacción de dos

neurotrasmisores: la dopamina y la serotonina, componentes claves en cualquier circuito de


adicción.

Estudios científicos demuestran lo que sucede al unirse la dopamina a un receptor químico


(llamado "D2"), situado en la parte del cerebro conocida como "zona placer o recompensa".

Esta unión se produce cuando comemos ese pancito que tanto nos gusta y no podemos evitar,
al igual que demás alimentos procesados a base de harina refinada, adicionados con
resaltadores del sabor u otros aditivos químicos.

Cuando una persona se enfrenta a la ingesta continua de este tipo de alimentos, se genera
una explosión de placer en el momento de consumo y, una posterior compulsión por
seguir comiendo sin poder frenar.

Hay personas más vulnerables a desarrollar un comportamiento adictivo que otras, siendo
más proclives aquellas que sufren estados de ansiedad o depresión, incrementándose el riesgo
en casos de sobrepeso y obesidad. ¿Por qué? En este tipo de desajustes emocionales, los
niveles de serotonina se encuentran bajos, el consumo de carbohidratos refinados elevan a
este neurotransmisor de manera instantánea, convirtiendo la angustia en alegría y la normal
conducta alimentaria en compulsiva.

Para poder revertir esta situación, es necesario realizar una transición alimentaria de manera
lenta pero firme y, así lograr cambios sostenibles en el tiempo.

TIPS PARA COMBATIR LA ADICCIÓN A LAS HARINAS:

— Comenzar el día desayunando cereales integrales y sus derivados, son necesarios para
aportar energía de manera uniforme a lo largo de toda la mañana. Reemplazar la famosa
medialuna, galletita de agua o tostada de pan blanco por: granola, muesli, crackers de
harina integral, pancakes de avena, pan integral con semillas, galletas de arroz, cookies de
amaranto y banana, etc. Es importante que no se suprima el aporte de carbohidratos en la
primer parte del día, ya que son el combustible por excelencia de nuestra mente y cuerpo.

— Otra fuente de energía para desayunar o merendar sin harinas refinadas son las frutas
deshidratadas y frescas. En caso de combinar cereales integrales con frutas frescas, optar por
aquellas frutas con alto porcentaje de carbohidratos, ya que son las que tienen un tiempo de
digestión más parecido a los cereales y frutas deshidratadas. Un ejemplo de combinación
puede ser avena (cereal) con banana (fruta con más de 15 % de carbohidratos) y pasas
de uva (todas las frutas deshidratadas son ricas en carbohidratos).Con estos tres
ingredientes podés formar unas ricas cookies de avena, solo necesitás pisar una banana
madura para utilizarla como medio de unión entre la avena (1/2 taza) y las pasas (1
cucharada), le dás forma y al horno por 10 minutos.

— Para suplir las harinas en el almuerzo o cena, se puede seleccionar aquellas hortalizas con
mayor aporte de carbohidratos: papa, mandioca, batata o choclo. Siempre deben estar
acompañadas de otras hortalizas que aporten fibra a la preparación disminuyendo el índice
glucémico. Las hortalizas de hoja verde y anaranjadas son buenas fuentes para esto.

— Consumir proteínas provenientes de frutos secos, huevo, leche, yogures, quesos y


carnes magras. Estos alimentos contienen un proporción alta en triptofano, un aminoácido
esencial precursor de la serotonina (principal regulador anímico).Las proteínas además de
bajar el indice glucémico de las preparaciones, otorgan gran saciedad.

— El ácido linolénico (omega 3), mejora la comunicación neuronal optimizando la


concentración de dopamina y serotonina. El aceite de pescado es la fuente más rica de Omega
3. También lo podés encontrar en las semillas de lino, aceite de: canola,soja, nueces,
avellana y almendras.

Para combatir la adicción a las harinas hay que realizar una serie de cambios que empiezan en
el "lugar de compra". La industria alimentaria, tras sus intereses económicos, adiciona
sustancias químicas que potencian la respuesta adictiva que a su consumo. Comprar los
alimentos en su forma natural, ya sea a partir de dietéticas o mercados, es la puerta de entrada
para llevar a cabo una exitosa transición alimentaria.

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