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Las sendas del ser humano.

El ser desde un prolongado periodo de tiempo, se ha visto inmerso en un dilema de

suma importancia, del cual depende gran parte de su existencia, y su sentido acerca de la

concepción que se le tiene acerca de la vida, y de como sobrellevar esta a lo largo del

tiempo-o quizás mientras exista en este mundo-este gran peso al que esta predestinado el

ser humano.

La senda del ser humano es una serie de caminos, los cuales tienen un fin en común, o

mejor dicho una conducción en común, dado que cada uno de estos caminos nos llevan a la

muerte, o dicho de una manera mas metafórica al final de nuestro viaje.

La vida del ser humano, es tan larga como la búsqueda de un más allá, pero mas corta que

un sueño-además de corta, vaya que sustancial es esta forma de soñar-. La vida para ser

mas exactos, se puede asemejar como el sueño; la evidencia concreta que tenemos para

apoyar esta concepción del ser humano de vida/sueño, es la capacidad de proyectarse.

El ser humano, pasa la mayor parte del tiempo en el mundo inteligible, ya sea pensando, o

en este caso soñando-lo cual va más allá del pensamiento-, donde se realiza a si mismo en

su mundo idealizado sin límite alguno. Es curioso el viaje del ser humano dado que

generalmente suele estar en su mundo inteligible, pero buscando la forma de pasar lo de ese

mundo al sensible, de poder hacer un sueño tangible; un ejemplo que suele suceder, es

cuando el humano, construye la casa de sus sueños.

Teniendo en cuenta esta conexión, me pregunto si ¿Acaso el viaje, es un intermedio entre el

mundo inteligible y el sensible?


El viaje del ser humano tiene un destino, el cual es liberar su alma del cuerpo, para así

poder alcanzar su máxima expresión, liberar su esencia, volver a ser inteligible. Pero este

concepto, puede ser variado, ya que, existen como se recalcó anterior mente muchos

caminos para un solo destino. Esta idea, aleatoria frágil de la vida se desarrolla claramente

en la metafísica de Schopenhauer, la cual dice: “Fijaos en el insecto que va por vuestro

camino: el menor extravió involuntario de vuestros pies decide su vida o su muerte”

(Metafísica de la muerte, Arthur Schopenhauer, editorial folio. Pp.59)

La vida es mus frágil, y ligada al azar, dado a que cosas aleatorias tales como; un coágulo,

una falla de una moto, o incluso. una pequeña piedra si nos remontamos al contexto bíblico,

puede acabar con nuestras vidas. Somos tan frágiles como un insecto, y el viaje a la vez su

longitud puede ser determinada por el azar, pero no obstante su destino siempre sigue

siendo el mismo.

La vida, como lo dije anteriormente, es algo frágil, algo aleatorio; Una metáfora de la vida

puede ser personificando una pirámide, donde cada día es un escalón, el cual busca llevar al

ser humano a la cima de la pirámide, para así dejarle caer desde su cima hasta el descanso

eterno. Lo único que puede variar en la pirámide es el tamaño, dado que existirán pirámides

que alcanzarán una considerable altura y detalles decorativos, mientras que hay otras que

quizás pueden llegar a la mitad, con un patrón decorativo no muy variado. Así como

existirán pirámides las cuales serán lisas, pequeñas y carecerán de todo motivo decorativo;

todas las pirámides comparten algo en común, y esto es que cada una tiene un cierre o aún

se encuentra en plena construcción, decoración, o reparación de una u otra fisura que pone

en peligro la integridad de la estructura que dependiendo de la gravedad de esta, puede que

se siga edificando, o por el contrario se le tenga que dar cierre a su construcción.


El viaje a la muerte es inevitable, y ante esta reflexión, me hace pensar en tomarle cierto

valor a la vida, y a que esta es como un libro, una vez que lo abres, comienzas. Incluso si se

te da la gana puedes volver al pasado, pero sin modificarle. Por la curiosidad y el saber que

hay más adelante, decides avanzar, sin pensar en el final, y una vez que llegas a este no hay

nada mas que hacer, ya eres un libro que esta escrito, que no puede ser alterado, solo

puedes ser leído una y otra vez sin ser alterado, sin poder cambiar ni re imaginar lo que ya

fue, ya eres libre de la condena para así pasar a ser la historia que realmente eres, para ya

dejar de ser un espejo y ser la esencia misma, observando que es de tu papel y tinta que no

pudo pasar al otro mundo.

Lo mejor, es no temerle a la muerte y ser un viajero decidido, no dejar que una simple

ola tumbe el barco, porque en un leve grado la fragilidad y el azar de la vida, lo decide cada

uno, viendo si decide ser propenso al fin o prefiere un seguir luchando o adornando lo que

le queda de viaje; ante la vida, me parece adecuada la reflexión que hace Montaigne en sus

ensayos, pero en particular, la reflexión que se ve de lleno en esta frase la cual dice: “No

mueres por estar enfermo, mueres por estar vivo” (Michael de Montaigne, Sobre la

experiencia)

Lo mas acorde acerca de la muerte, es aprender como afrontar a la muerte, de tomar la

determinación de que la muerte es inevitable, pero tampoco afligirse ni temerle a la

fragilidad de la vida, por el contrario, debemos aprovechar cada momento de nuestra vida,

hacerlo como si cada día fuera el último en nuestras vidas.

Solo espera el cómo no el cuándo, conservándose bueno, así mismo, exactamente como

Séneca expresa el valor de la vida en sus cartas a Lucilio.


Para cerrar esta reflexión, quiero dejar una sentencia muy cierta que plantea Séneca:

“No pierdas hora alguna, recógelas todas. Asegura bien el contenido del día de hoy, y así

será como dependerás menos del mañana.” (Séneca, Elogio de la ancianidad (epístolas

morales a Lucilio), editorial folio)

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