Está en la página 1de 5

COLEGIO PABLO NERUDA GA-F29

MANUAL DE PROCESO MISIONAL


GESTIÓN ACADEMICA Versión: 2
“Formamos Ciudadanos Con Calidad, Respeto Y Tolerancia”

Fecha: 2014-01-12
GUIAS, TALLERES Y EVALUACIONES

FECHA: GUIA TALLER EVALUACIÓN x

DOCENTE: EDWIN JAIR GALAN MELO AREA/ASIGNATURA: CIENCIAS SOCIALES

ESTUDIANTE: GRADO: 8 CALIFICACIÓN:

Saludo cordial a todos los estudiantes, esta guía esta compuesta por una serie de cartas llamadas
“Caratas morales a Lucilio” tomadas del filósofo romano Seneca. A continuación una breve reseña
del autor y su obra.
Lucio Anneo Séneca (Corduba, 4 a. C.-Roma, 65 d. C.), llamado Séneca el Joven para distinguirlo de su
padre, fue un filósofo, político, orador y escritor romano conocido por sus obras de carácter moral. Hijo del
orador Marco Anneo Séneca, fue cuestor, pretor, senador y cónsul sufecto durante los gobiernos
de Tiberio, Calígula, Claudio y Nerón, además de tutor y consejero del emperador Nerón.23 Su papel de tutor
durante la infancia de Nerón es representado en la famosa obra de teatro Britannicus de Racine.
Las Cartas a Lucilio o Epístolas Morales a Lucilio (Epistulae Morales ad Lucilium) son un conjunto de
124 cartas escritas por Lucio Anneo Séneca durante los tres últimos años de su vida, durante su retiro, tras
haber trabajado para el emperador Nerón por más de diez años. Las cartas están dirigidas a Lucilio, por
entonces procurador romano de Sicilia, de quien se tiene constancia únicamente por los escritos de Séneca.
Independientemente de la forma en la que ambos puedan haber mantenido una correspondencia, es
evidente por los contenidos de las epístolas que Séneca las redactó pensando en un público más amplio
Lea el texto las veces que le sea necesario para comprender y conteste con sus propias palabras las
preguntas relacionadas. Tenga en cuenta que es un trabajo individual, por tanto, las respuestas no
se pueden parecer ni copiar de otros compañeros, esto es considerado en el manual de convivencia
como plagio y con lleva a una sanción además de la nota correspondiente.

CARTA PRIMERA
Valor del tiempo
Créeme, Lucilio, resérvate para ti mismo, y el tiempo que hasta hoy te han estado tomando, te han estado
robando o que te ha huido, recógelo y aprovéchalo. Persuádete que es tal como te lo estoy escribiendo: unas
horas nos han sido tomadas, otras nos han sido robadas, otras nos han huido. La pérdida más vergonzosa es, sin
nada, la que acontece por negligencia. Y si te fijas bien, la mayor par te de la vida la pasamos entregados al mal;
otra parte, y no menguada, sin hacer nada, y toda la vida haciendo lo que no debiéramos hacer. ¿Quién podrías
mencionarme que valorara el tiempo en alguna cosa, que supiese cuánto vale un día, que entendiera que cada
día el hombre muere un poco? Puesto que al considerar que la muerte es algo del futuro, nos engañamos a causa
de que gran parte de ella es ya cosa del pasado. Toda la porción de nuestra vida que queda tras nosotros
pertenece al dominio de la muerte. Sigue haciendo, pues, Lucilio, aquello que me escribes que haces: no pierdas
hora alguna, recógelas todas. Asegura bien el contenido del día de hoy, y así será como dependerás menos del
mañana. Aunque aplacemos las cosas, la vida nos huye. Todas las cosas, Lucilio, en realidad nos son extrañas,
sólo el tiempo es bien nuestro; la Naturaleza nos puso en posesión de esta única cosa, fugaz, resbaladiza, de la
cual todo aquel que se lo propone puede desposeernos. Y es tanta la estulticia de los mortales, que todos nos
creemos obligados al agradecimiento por aquellas cosas pequeñas y despreciables, de cuya pérdida nos podemos
recuperar, pero no nos creemos en deuda por haber recibido el tiempo que es la única que, ni agradeciéndola,
podríamos ganar de nuevo. Tal vez podrías preguntarme qué hago yo que ando repartiendo consejos. Te confieso
francamente que, a guisa de hombre fastuoso, pero ordenado, llevo exacta cuenta de las pérdidas. No cabe decir
que no pierdo nada, y bien te diría lo que pierdo, y por qué y de qué manera, y harto te expondría las causas de
mis necesidades. Pero me acontece como a la mayoría de los hombres caídos en la pobreza y sin culpa: todo el
mundo me perdona, pero nadie me socorre. ¿Qué pasa, empero? No tengo por pobre a quien algo le sobra, por
poco que sea. Dame un hombre de fortuna moderada, y basta ya con ello. Por lo que a ti se refiere, prefiero que
conserves tus bienes y que comiences a economizarlos temprano. Ya que, según creyeron nuestros mayores, es
economía a destiempo la que queda en el fondo del vaso, pues las heces no solamente constituyen la parte más
pequeña, sino la peor. Consérvate bueno.

Respóndete a ti mismo

¿Cuál es la concepción que tiene Seneca, el autor de estas cartas morales, acerca del tiempo?

¿Qué es el tiempo para ti? ¿El tiempo es un ente real? ¿Es una percepción interna del sujeto o una realidad
externa que acompaña las demás realidades circundantes?

¿Qué quiso decir Seneca con “Puesto que al considerar que la muerte es algo del futuro, nos engañamos a causa
de que gran parte de ella es ya cosa del pasado” y qué relación tiene esta frase con el tiempo?

¿Cómo interpretas la frase “sólo el tiempo es bien nuestro”?


¿Por qué es importante valorar el tiempo? ¿Qué frases del texto nos invita a ello?

Si tuvieras que escribir un consejo propio, que no hayas escuchado antes a nadie, a alguien muy estimado acerca
del valor del tiempo, qué le escribirías.

Viajes y lecturas
Por lo que me escribes, y por lo que siento, concibo buenas esperanzas, ya que no andas vagando y no te afanas
en cambiar de lugar. Estas mutaciones son de alma enferma; yo creo que una de las primeras manifestaciones
con que un alma bien ordenada revela serlo es su capacidad de poder fijarse en un lugar y de morar consigo
misma. Atiende, empero, a que esta lectura de muchos volúmenes y muchos autores no tenga algo de caprichoso
e inconstante. Precisa demorarse en ciertas mentalidades, y nutrirse de ellas, si quieres alcanzar provecho que
pueda permanecer confiadamente asentado en tu alma. Quien está en todo lugar no está en parte alguna. A los
que pasan su vida corriendo por el mundo les viene a suceder que han encontrado muchas posadas, pero muy
pocas amistades. Y asimismo es menester que acontezca a los que no quieren dedicarse a familiarizarse con un
pensador, sino que prefieren pasar por todos somera y presurosamente. No aprovecha, no es asimilado por el
cuerpo el alimento que se vomita a poco de haber penetrado en el estómago. Nada hay tan nocivo para la salud
como un continuo cambio de remedios; no llega a cicatrizarse la herida en la cual los medicamentos no han sido
más que ensayados; la planta que ha sido trasplantada repetidamente, no cobra vigor; nada llega a mostrarse
tan útil que pueda rendir provecho sólo de pasada. Muchedumbre de libros disipa el espíritu; y por tanto, no
pudiendo leer todo lo que tienes, basta que tengas lo que puedas leer. «Pero», me dices, «harto me place hojear,
ora este libro, ora aquél.» Es propio de un estómago inapetente probar muchas cosas, las cuales, siendo opuestas
y diversas, lejos de alimentar, corrompen. Lee, pues, siempre autores consagrados, y si alguna vez te viene en
gana distraerte en otro, vuelve a los primeros. Procura cada día hallar alguna defensa contra la pobreza y contra
la muerte, así como también contra otras calamidades; y luego de haber pasado por muchos pensamientos,
escoge uno a fin de digerirlo aquel día. Yo también lo hago así: entre las muchas cosas que he leído, procuro
retener alguna. La de hoy es esta que he cazado en Epicuro ya que acostumbro pasar también a los campos
enemigos, no como desertor, sino como explorador-: «Es cosa de mucha honra», dice, «<la pobreza alegre.» La
pobreza, empero, ya no es pobreza si es alegre, por cuanto no es pobre quien poco posee, sino quien desea más
de lo que tiene. Porque, ¿qué importa cuánto tiene aquel hombre en sus arcas, cuánto esconde en sus graneros,
cuántos rebaños apacienta o quintos réditos cobra, si anda codicioso de las riquezas ajenas, si no cuenta las cosas
adquiridas, antes bien las que piensa poseer? ¿Me pides cuál es la medida de las riquezas? En primer lugar tener
lo que es necesario; después, lo que es suficiente. Consérvate bueno.

Respóndete a ti mismo

¿Cuál es la recomendación moral que Seneca pretende brindar en este texto?

¿Qué quiere decirnos con esta frase “Quien está en todo lugar no está en parte alguna.”?

Acerca de la lectura ¿qué nos recomienda?

Al final de los dos textos el autor nos habla de la pobreza ¿qué concepción tiene de ella?
Selección de los amigos
Según me escribes, has encomendado a un amigo tuyo la carta que tiene que serme librada; pero después me
adviertes que no le comunique todos los asuntos que a ti se refieren, ya que tú mismo no sueles hacerlo: con lo
cual en una misma carta me dices que eres amigo suyo y lo niegas. Sea, pues, si has empleado este vocablo tan
restringido como denominación general y le has dicho amigo de la misma manera que llamamos varones
honorables a todos los candidatos, y como cuando no recordamos el nombre, saludamos con el de señor a
cuantos venimos a dar. Pero si tienes a alguien por amigo y no con- fías en él tanto como en ti mismo, te equivocas
gravemente y no alcanzas a conocer bastante la fuerza de la verdadera amistad. Delibera sobre toda cosa con el
amigo, pero en primer lugar sobre él mismo; y contraída ya aquella amistad, es menester confiarse a ella; mas,
antes de contraerla, precisa juzgarla. Pero aquellos que, quebrando el precepto de Teofrasto, juzgan antes de
amar y no aman después de juzgar, invierten el orden de los deberes. Medita durante largo tiempo si alguien
tiene que ser admitido en tu amistad; y en cuanto llegues a complacerte en admitirlo, acéptalo de todo corazón
y háblale con tanta libertad como a ti mismo. Procura vivir de manera que no haya en ti cosa secreta, nada que
no puedas confiar hasta a tu enemigo; pero, atendiendo a que ocurren ciertas cosas que la costumbre nos manda
mantener ocultas, comparte con tu amigo todos tus afanes, todos tus pensamientos. Si le tienes por fiel le
forzarás a serlo, pues algunos han enseñado a engañar temiendo ser engañados y con sus sospechas conceden
derechos a ser infiel. ¿Por qué tengo que ocultar palabra alguna ante mi amigo? ¿Por qué delante de él no tengo
que sentirme como si estuviese solo? Algunos refieren al primero que encuentran las cosas que sólo deben
confiarse a los amigos, y des cargan en cualquier amigo aquello que hurga en su interior; otros, al contrario,
ahogarían todo secreto dentro de sí mismos, desconfiando incluso en este caso. No debe hacerse ni una cosa ni
otra, ya que ambas son viciosas; tanto confiar en todos como no confiar en ninguno, aunque yo diría que la
primera es algo más noble y la segunda más segura. De manera semejante, harás reproche tanto de mostrarse
siempre inquieto como de permanecer siempre en inacción; por cuanto aquella actividad que se goza en la
agitación, más que actividad, es el rebullir de un alma acongojada; y de otra parte, aquel reposo que tiene todo
movimiento por molesto no es reposo, sino lasitud desfallecimiento. Así pues, guarda en tu memoria aquello
que he leído en Pomponio: “Algunos se refugian de tal manera en rincones sombríos, que tienen por turbio todo
lo que está a la luz”. Es menester mezclar adecuadamente estas cosas: precisa que el ocioso trabaje y que el
trabajador repose. Consulta a la Naturaleza y ella te dirá que ha creado el día y la noche. Consérvate bueno.

Respóndete a ti mismo

¿Qué es la amistad según el texto?

El autor nos invita a tener un equilibrio entre confiar mucho y confiar poco, entre ser inquieto y la inacción, esto
lo hace citado a Pomponio “Algunos se refugian de tal manera en rincones sombríos, que tienen por turbio todo
lo que está a la luz”. Me puedes explicar esta frase y, además, de ¿por qué es pertinente la frase para invitarnos
a ese equilibrio del que habla?

También podría gustarte