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 Si al acercarte a un atleta le dijeras “¡muéstrame tus progresos!

” y él dijera “¡Mira mis


pesas!” allá os las compongáis tus pesas y tú. Yo quiero ver los resultados de las pesas.
“¡Coge el tratado sobre los impulsos! ¡Mira cómo me lo he leído!” ¡Esclavo! No busco
eso sino cuáles son tus impulsos y tus repulsiones, tus deseos, tus rechazos, cómo te
aplicas a los asuntos y cómo te los propones y cómo te preparas, si de acuerdo o en
desacuerdo con la naturaleza. Y si es de acuerdo con la naturaleza, muéstramelo, y te
diré que progresas; pero si es en desacuerdo, vete y no te limites a explicar los libros:
escribe tú otros similares (Epicteto, Disertaciones por Arriano, Gredos, Madrid, 1993,
p. 68).

 Cuantos se dedican a los discursos han de dedicarse a ellos en razón de las obras. Pues
igual que no resulta ningún beneficio del discurso médico si no conduce a la salud del
cuerpo humano, así tampoco, si el filósofo sostiene o enseña a alguien un discurso, no
resulta de ello ningún beneficio a menos que conduzca a la virtud del alma humana
(Musonio Rufo, en Tabla de Cebes / Disertaciones / Fragmentos menores / Manual /
Fragmentos, Musonio Rufo / Epicteto, Gredos, Madrid, 1995, p. 79).

 Lo que hace: quita el hastío del ocio, forma y desarrolla el alma, reglamenta la vida,
dirige las acciones, demuestra lo que debe hacerse y no hacerse, se sienta al timón y
dirige el curso de los que están a merced de las olas por entre los escollos. Sin ésta [la
Filosofía], nadie está seguro. Séneca, Cartas a Lucilio, pp. 56

 Si contemplas a un hombre que permanece impertérrito ante los peligros, entero ante
los placeres, feliz ante la adversidad, sosegado en medio de las tempestades; que ve a
los hombres desde una altura superior Séneca, Cartas a Lucilio, pp. 110

 El que es prudente también es moderado; el que es moderado, también es constante;


el que es constante es también imperturbable; el que es imperturbable no tiene
tristeza; el que no tiene tristeza es feliz; luego, el que es prudente es feliz y la
prudencia es suficiente para una vida feliz. Séneca, Cartas a Lucilio, pp. 260

 Todos ellos (los estoicos) están de acuerdo en suponer que la virtud es una cierta
disposición (diáthesis) del principio director del alma y una capacidad generada por la
razón acordada, segura e infalible. Y piensan que la parte pasional e irracional del alma
no se distingue de la racional por una determinada diferencia y por naturaleza, sino
que la misma parte del alma, a la que llaman mente y principio director, al desviarse
completamente y transformarse en pasiones y cambios de estado o disposición se
hace vicio o virtud […] por el exceso del impulso que se hace fuerte y consigue dominar
(Crisipo citado por Plutarco en Crisipo, Testimonios y fragmentos I, Gredos, Madrid,
2006, p. 311).

 ¿Por qué la estupidez nos tiene cogidos con tanta tenacidad? En primer lugar, porque
no la rechazamos con firmeza y no nos esforzamos con todo nuestro ardor hacia la
curación; luego, porque aquellas cosas que han sido encontradas por los sabios no las
creemos lo suficiente ni las cogemos con el corazón abierto (Séneca, Cartas a Lucilio, p.
157).

 Todo hábito y facultad se mantiene y acrecienta por medio de las acciones


correspondientes: la de pasear, por medio del paseo; la de correr por medio de la
carrera. Si quieres ser lector, lee; si escritor, escribe. Pero si durante treinta días no
lees, sino que haces otra cosa, te darás cuenta de lo que pasa. Y lo mismo si estás
tumbado diez días (Epicteto, Disertaciones por Arriano, p. 219).
 Es arduo el camino que conduce a ellas [las virtudes], porque es propio de un espíritu
débil y enfermizo el espantarse de lo experimentado; así pues debe forzársele para
que comience. Además, no es una medicina amarga, pues, mientras va curando, ya
deleita” (Séneca, Cartas a Lucilio, p. 131)

 Pues no creas que hay ninguna virtud sin trabajo, pero algunas virtudes necesitan
estímulos, otras, frenos (Séneca, Sobre la felicidad, p. 104).

 El hecho de tener que subir una montaña no exige hacerlo corriendo (José Barrientos).

 “No digo que el sabio ha de ir siempre con el mismo paso sino por el mismo camino”.
Séneca, Cartas a Lucilio, p. 66

 La parrhesia, el hablar franco, es esta forma esencial de la palabra del director, es una
palabra libre, no sometida a reglas, liberada de los procedimientos retóricos, en la
medida en que debe de adaptarse a la ocasión y a la particularidad del auditor. Es una
palabra que, por parte de quien la pronuncia, significa compromiso y constituye un
cierto pacto entre el sujeto de enunciación y el sujeto de conducta. El sujeto que habla
se compromete, en el momento mismo en el que dice la verdad, a hacer lo que dice y
a ser sujeto de una conducta que une punto por punto al sujeto con la verdad que
formula. (Michel Foucault, Hermenéutica del sujeto, pp. 100-101).

 Al despuntar la aurora, hazte estas consideraciones previas: me encontraré con un


indiscreto, un ingrato, un insolente, un mentiroso, un envidioso, un insociable. Todo
eso les acontece por ignorancia de los bienes y de los males. Pero yo, que he
observado que la naturaleza del bien es lo bello, y que la del mal es lo vergonzoso, y
que la naturaleza del pecador mismo es pariente de la mía, porque participa, no de la
misma sangre o de la misma semilla, sino de la inteligencia y de una porción de la
divinidad, no puedo recibir daño de ninguno de ellos, pues ninguno me cubrirá de
vergüenza; ni puedo enfadarme con mi pariente ni odiarle. Pues hemos nacido para
colaborar, al igual que los pies, las manos, los párpados, las hileras de dientes,
superiores e inferiores. Obrar, pues, como adversarios los unos de los otros es
contrario a la naturaleza. Y es actuar como adversario el hecho de manifestar
indignación y repulsa. (Marco Aurelio, Pensamientos/Cartas/Testimonios, Tecnos,
Madrid, 2004, p. 59).

 En esa misma tranquilidad prepárese el alma para las dificultades y, contra los
contratiempos de la Fortuna, fortalézcase el alma en medio de sus favores. El soldado,
en tiempo de paz, se ejercita sin tener enemigo alguno, levanta empalizada y se fatiga
con un trabajo superfluo, para que pueda ser eficiente en el trabajo necesario (Séneca,
Cartas a Lucilio, p. 61)

 Nunca un general crece tanto en la paz que no se prepare a una guerra que, aunque
no se haga, ha sido declarada (Séneca, Sobre la felicidad, p. 26).

 EJERCICIO: Pensar diariamente en una acción, actividad o circunstancia que va a


impedir mi entrenamiento esta semana.

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