Está en la página 1de 3

Guion: Apreciada Humanidad

Apreciada humanidad, últimamente me he sentido muy confundido acerca de lo que somos


realmente. Aunque entiendo que mis palabras se disiparán cómo humo en el tiempo, he
decidido escribirte esta carta. Pues algo en lo más profundo dentro de mí me llevó a hacer
esto. Cómo a todos los te conforman, he coqueteado por demasiado tiempo con los
fantasmas de mis miedos, de mi naturaleza. Me encuentro aquí, en medio de la belleza que
abarca el mundo y del que algunas veces no hemos sabido apreciar, para abrirme
sinceramente, suelo tener leves pensamientos sobre nuestra vestimenta espiritual, ¿nos
regimos con ella? No busco desprenderme de mi montaje humano, aunque sé que somos
poco concebibles. Si hay algo de ti que admiro es que todos tenemos derecho a vivir, a
sentir esos sentimientos que nos podría reflejar cómo a un ser vacío cuyo dolor y
sufrimiento lo consume junto a sus vicios, hasta al Alma que cosecha conocimiento y
reflexiones. Por ello anhelo expresarte las incertidumbres que me han cautivado y sé que te
sucederá lo mismo.

Como seres racionales que somos nos acecha una incógnita insondable, la vida. Y como se
esperaría, indudablemente nos preguntamos sobre el misterio de nuestra existencia y como
no hacerlo... aquella preocupación a boca abierta se torna en este mundo sombrío y claro
una duda que resulta en inquietud, incertidumbre e incluso miedo.

Pienso que, en el camino hacia la búsqueda desesperada por hallar el sentido de la


existencia, esta se transforma en un acto enfermizo, evidentemente muchas veces no
seremos capaces de mirar más allá de la monotonía y el sufrimiento por ello nos
acurrucaremos en el suelo aferrándonos a las creencias, entendiblemente la gracia de eso,
prevalecerá. La idea de la vida misma es precisamente dudar de ella, comprender que
navegamos sin brújula en el tormentoso y doloroso océano de la existencia en el que nos
encontramos cómo simples náufragos, cómo simples mortales. Y con el constante miedo a
ella y hacia su compañera, la muerte.

Estos dos conceptos que nos logran atemorizar y fascinar en todas las etapas, y si por algo
se nos llega a producir ese temor es debido a que desconocemos su objetivo, la propuesta
que nos haríamos es desarrollar y establecer lo trascendental lo cual es simplemente... dejar
el conformismo y tomar parte en la lucha contra las marañas de dudas y miedos, aunque si
tantos rodeos, pese a esta idea y muchas más, en el fondo sé qué perdurará la sensación de
sentirnos insignificantes en este plano en el que solo desearemos los placeres de la vida y
creer que existe algo más gratificante que esta existencia terrenal, preferiríamos saberlo con
absoluta certeza y como el mayor de los anhelos creer que hay algo mejor de lo que este
mundo tiene para ofrecernos y el existir de una cosa más esencial que aún no nos ofrece.
Aquello que se nos torna tan confuso como la experiencia de nacer.

Independientemente de las creencias que cada uno tenemos en este planeta aceptar que
inconscientemente nos podemos volver presas de estas emociones e ideas humanas nos
otorga la posibilidad de reconocer que más allá de las circunstancias existimos, aunque la
vida sea nada más que una chispa que se agota en el abismo oscuro en el que nos
sentiremos condenados o maravillados de vivir.

Así es, te he manifestado abiertamente la mayor conclusión que tiene todo ser vivo, no me
queda más que continuar con lo que nos ocultamos de a poco y sin remordimiento, nuestro
suicidio como especie.

Cómo humanidad estuvimos alguna vez en un momento pleno, me refiero


desgraciadamente a cuando nos encontrábamos a un paso atrás de la "evolución". Ahora
Nos hallamos confinados en un área limitada que más que preocupante, es nefasta.

A nuestra corta edad se nos asegura que somos vida, pero absurdamente detrás de ello se
esconde la advertencia y la pregunta ¿Si el ser humano es vida por qué su evolución refleja
un comportamiento suicida? Si así es, un suicidio meramente colectivo.

Hemos Declinado bochornosamente, pero lo que se oculta no es el hecho de encontrarnos


en decadencia sino el motivo tan repulsivo y bajo. Si bien es cierto que alguna vez fuiste la
joya de la Corona en el reino de la vida ese título es ahora una razón de burla y falacia, se
debe a que la "evolución" en gran medida es el gran engaño de la vida, de la sociedad y nos
ha corrompido descaradamente. Pese a la inteligencia que poseemos y los avances que se
han logrado, esto también causa nuestro retroceso y nuestro exterminio sin pudor.

Sin darnos cuenta alguna nos hemos clavado un puñal de doble filo en lo más profundo de
nuestras almas nubladas. En este justo momento te podrías imaginar a un prototipo
perfecto, un espécimen cuyo conocimiento individual y egoísta
podría expandir un desarrollo permanente, pero no sería nada más que un sarcasmo de los
mejores.
Conozco una frase fundamental y bienvenida del filósofo Albert Camus; "Siempre he
creído que si bien el hombre esperanzado en la condición humana es un loco, el que
desespera de los acontecimientos es un cobarde". Y precisamente es eso, no dejarnos
dominar por la esperanza y desesperación que representa nuestra condición, ¿cuál es la
clave para lograrlo?

No, la idea no es brindarte consuelo, solo basta echarle un vistazo a la historia y a la


actualidad del mundo, como se han enmascarado el odio, la hambruna, la inmundicia y las
dependencias de nuestros frágiles espíritus solo han provocado nuestra autodestrucción.
Poco a poco parecemos resignarnos a muchas cosas que nos están destruyendo y no
hacemos nada para cambiar una pincelada del panorama.

En cuanto a lo que pienses, para algunos será fácil entender esta decadencia, para otros será
como una bofetada en la cara, costaría reconocer que cómo humanidad estamos en la etapa
de adolescencia, no nos aceptamos a nosotros mismos, ni a las circunstancias y renegamos
ante la verdad, no quedará más que entender que en esta carrera infinita del progreso y del
crecimiento se marcharán los alientos del Hombre.

Ahora en cuánto a mí, no es ni será mi intención declararme enemigo crítico nosotros,


tampoco anhelaba exponerte de forma cruda, solamente no quisiera morir sin haber
expresado todo aquello que está escrito en lo más profundo del espíritu humano. Te dejaré
este obsequio aquí, mis razones confusas tendré y ten presente que está firmada con las
tintas del pensamiento de un sujeto común, que seguirá emprendiendo su camino.

Posdata: En honor y en temor a ti.

También podría gustarte