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LUIS ALONSO RICO PUERTA

Magistrado Ponente

STC4910-2023
Radicación n.° 11001-02-03-000-2023-01897-00
(Aprobado en sesión de veinticuatro de mayo de dos mil veintitrés)

Bogotá, D. C., veinticuatro (24) de mayo de dos mil


veintitrés (2023).

Decide la Corte la acción de tutela interpuesta por Luis


Yovanny Duque Duque contra la Sala Civil del Tribunal
Superior de Cali, trámite al cual fueron vinculados el
Juzgado Octavo Civil del Circuito de la misma ciudad y las
partes e intervinientes en el juicio de responsabilidad civil
2020-00104.

ANTECEDENTES

1. Obrando por conducto de apoderado, el


accionante reclamó la protección de los derechos
supralegales «a la igualdad ante la ley, debido proceso, acceso a la
administración de justicia y cualquier otro que se haya vulnerado».
Rad. n° 11001-02-03-000-2023-01897-00

2. De la demanda y los medios de convicción


recopilados se pueden extractar los siguientes hechos
jurídicamente relevantes:

Luis Yovanny Duque Duque, en compañía de su cónyuge


y sus hijos, formularon demanda verbal de responsabilidad
civil contra Seguros del Estado S.A., Edison de Jesús Cuervo
López y Diana María Ocampo Giraldo, buscando la
indemnización de los perjuicios sufridos como consecuencia
del accidente de tránsito acaecido el 21 de septiembre de 2017
en el que se vieron involucrados los vehículos de placa
MPY71D (motocicleta) y CWP 464.

Dicha actuación correspondió al Juzgado Octavo Civil del


Circuito de Cali, despacho que, luego de agotadas las etapas
procesales respectivas, el 19 de agosto de 2022 profirió fallo
parcialmente estimatorio en el que solo accedió al
resarcimiento reclamado por los parientes del acá gestor, al
encontrar que éste desistió (a través de un acta de intención
firmada el día y en el lugar del siniestro) de acudir a acciones
de naturaleza civil o penal para obtener la reparación
pretendida.

Tal determinación fue apelada por la parte demandante


y confirmada, en lo esencial, por el Tribunal Superior de Cali
con fallo del pasado 9 de marzo, en el sentido de mantener la
declaración arriba indicada y establecer que la compañía
aseguradora debía sufragar de manera directa las condenas
económicas irrogadas.

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Rad. n° 11001-02-03-000-2023-01897-00

El impugnante solicitó la adición del anterior proveído,


pero tal petición fue denegada con auto del 24 de abril
siguiente.

3. Para el gestor, la colegiatura ad quem incurrió en


defectos fáctico y sustantivo.

En torno al primero, aseguró que se valoraron de forma


errónea los medios de convicción que daban cuenta de que «el
acta de desistimiento» signada se encontraba viciada por error en

el consentimiento, pues el tribunal atribuyó inadecuadamente


dicha circunstancia a una supuesta negligencia suya.

En primer lugar, dice, le impuso la carga de conocer a


priori y sin concepto médico alguno, la magnitud de las
lesiones padecidas cuando dicha situación ni siquiera pudo
ser establecida de forma inmediata por los médicos que lo
atendieron en urgencias, al punto que «solo se [pudo] conocer varios
días después del accidente y de la firma del “acta…”, a ser calificado

con pérdida de capacidad laboral superior al 20%.

Respecto del yerro material adujo que «el tribunal acudió a la


doctrina y jurisprudencia de forma parcializada, cuando solo aplicó los
criterios que, en su sentir, favorecían a la aseguradora, y desconoció los
criterios que le indicaban que debía analizar con mayor severidad la
conducta de la aseguradora… y con mayor benevolencia y flexibilidad la
conducta del lesionado…», al tiempo que desconoció el artículo

1508 del Código Civil y la Ley 1328 de 2009 «que establece cargas
de información por parte de las aseguradoras frente a los consumidores
financieros».

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Rad. n° 11001-02-03-000-2023-01897-00

4. Solicitó, en consecuencia, «se deje sin efectos la


sentencia de segunda instancia» para que, el su lugar, el tribunal

accionado «dicte una nueva decisión fundamentada en una adecuada


valoración probatoria y aplicación de las normas sustantivas».

RESPUESTAS DE LOS ACCIONADOS Y VINCULADOS

1. El magistrado ponente de la decisión cuestionada


se opuso a la prosperidad del resguardo habida cuenta que
aquella «no es fruto de la arbitrariedad» y la acción supralegal no es
un «instrumento para definir cuál planteamiento hermenéutico… es
válido».

2. El Juez Octavo Civil del Circuito de Cali se limitó a


hacer un recuento de las principales actuaciones surtidas en
el proceso objeto de escrutinio.

3. Diana María Ocampo y Edison de Jesús Cuervo


López, en su condición de demandados en el asunto ordinario
y a través de apoderado, solicitaron la desestimación del
ruego, básicamente porque lo pretendido por el gestor es «tomar
el recurso de amparo… como la tercera instancia de un proceso que fue
valorado y fallado en derecho por los jueces de primera y segunda
instancia» ante la no prosperidad de sus pretensiones.

En su criterio, «no es cierto que el tribunal accionado haya


interpretado caprichosamente el acervo probatorio, al contrario, se valoró
cada elemento en su contexto desde la doctrina y la jurisprudencia», de

allí que resulte inexistente la incursión en los yerros atribuidos


por el quejoso.

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Rad. n° 11001-02-03-000-2023-01897-00

4. Seguros del Estado S. A. también pidió no acceder


al amparo toda vez que, a su juicio, «no se han vulnerado los
derechos aludidos por el accionante».

CONSIDERACIONES

1. Problema jurídico

Corresponde establecer si el Tribunal Superior de Cali


vulneró las prerrogativas de Luis Yovanny Duque Duque al
confirmar, con algunas modificaciones, el fallo parcialmente
estimatorio proferido por el Juzgado Octavo Civil del Circuito
de aquella ciudad, pues, a su juicio, tal proveído tiene
defectos fáctico y sustantivo.

2. Procedencia de la acción de tutela contra


providencias judiciales

La jurisprudencia de esta Corte de manera invariable


ha señalado que, por regla general, la acción de tutela no
procede contra providencias judiciales y, por tanto, sólo en
forma excepcional resulta viable la prosperidad del amparo
para atacar tales decisiones, cuando con ellas se causa
vulneración a los derechos fundamentales de los asociados.

Los criterios que se han establecido para identificar las


causales de procedibilidad en estos eventos se basan en el
reproche que merece toda actividad judicial arbitraria,
caprichosa, infundada o rebelada contra las preceptivas

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Rad. n° 11001-02-03-000-2023-01897-00

legales que rigen el respectivo juicio, con detrimento de los


derechos fundamentales de las personas que han sometido
la ventilación de sus conflictos a la jurisdicción.

De igual forma, es imprescindible que cuando se trate


de una irregularidad procesal, ésta sea determinante o
influya en la decisión; que el accionante identifique los
hechos generadores de la vulneración; que la providencia
discutida no sea una sentencia de tutela; y, finalmente, que
se haya configurado alguno de los defectos de orden
sustantivo, orgánico, procedimental, fáctico, material, error
inducido, o se trate de una decisión sin motivación, que se
haya desconocido el precedente constitucional o violado
directamente la Carta Política.

3. Solución al caso concreto – de la razonabilidad


de la decisión cuestionada

Circunscrita la Corte a los argumentos en que se


sustentó la presente queja, es decir, al cuestionamiento
sobre la negativa de declarar la invalidación del «acta de
desistimiento» signada por el acá gestor en lugar del accidente

instantes después de haber ocurrido, no es posible derivar


irregularidad alguna en el fallo proferido por el Tribunal
Superior de Cali, de allí que se anticipe la denegación del
resguardo comoquiera que tal determinación, lejos de ser
arbitraria, fue el resultado de una hermenéutica razonable
tanto del contexto fáctico y de las disposiciones legales
aplicables, así como de las pruebas válidamente aportadas
en el juicio ordinario.

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En efecto, en la aludida providencia, la colegiatura


convocada luego de compilar los antecedentes fácticos y
procesales se adentró, al amparo del material probatorio
recopilado, en el análisis del reproche advirtiendo, de
entrada, la imprecisión de la demanda respecto a dicho
tópico:

«(…) De entrada, se impone destacar que el demandante Duque


Duque frente al acto negocial celebrado con Seguros del Estado
SA, acudió a un disperso esquema factual y argumentativo,
planteando diversos y heterogéneos escenarios, incluso, algunos
de ellos contradictorios y excluyentes, con el confesado propósito
de anonadar, como fuera, los efectos jurídicos de lo pactado.

Lo anterior salta a la vista cuando, de la lectura al escrito rector se


observa que los basamentos enarbolados contra el mencionado
acuerdo, abarcan un amplio espectro de sucesos variopintos, que
van desde lo sustancial a lo procedimental. Se predica que el señor
Luis Yovanny Duque Duque: i) firmó a partir de información errada
suministrada por la abogada que acudió al lugar de los hechos en
representación de la entidad aseguradora (sin puntualizar a qué
información se refiere, su vaguedad es evidente), ii) aduce que si
bien suscribió el acto negocial (no podía adoptar conducta distinta)
para ese momento no estaba en uso pleno de todas sus facultades
mentales, iii) deriva hacía un eventual error en el objeto cuando
sostiene que entendió que lo convenido únicamente comprendía los
daños de su motocicleta (lo que presupone su validez), iv) no
conocía la magnitud de los daños corporales sufridos y no contaba
con la asesoría profesional necesaria para comprender los
alcances (sustanciales y procesales) de lo negociado, y v) que el
convenio, no cumple con los requisitos del desistimiento enlistados
por el art. 314 del C.G.P, al no estar dirigido al juez y no implicar
la renuncia de pretensiones (…)»

Ambigüedad que el convocante pretendió luego


subsanar realizando un:

«(…) giro argumental… en sus alegatos de conclusión, reparos


concretos y ulterior sustentación de la apelación, en lo atinente al
argumento medular del presunto vicio en el consentimiento del

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señor Luis Duque, donde, ahora sí, ensaya una holgada y


específica disertación teniendo como protagonista y verdadera
génesis del vicio en su consentimiento, su ignorancia frente a la
dimensión de las lesiones sufridas en el accidente, calificándola
de “irrefutable” al tiempo que desecha lo que hasta esa altura eran
los vagos fundamentos esgrimidos, incluso, refiriéndose al dolo
como una cuestión “controvertida” (…)»

En torno a ello, destacó que el reproche formulado en la


apelación «se aparta del específico marco factual ensayado en [el]
escrito genitor, puesto que surge incuestionable que el relato histórico que
nos entrega el actor en la demanda sí habla de la pérdida de conciencia
y que el lesionado no estaba en uso pleno de sus facultades mentales»
resultando impropio cuestionar que el fallo de instancia se
apartó de lo pretendido en el libelo inicial cuando
precisamente «el juzgado se ocupó de la causa blandida por el
demandante, a despecho de las injustas censuras que ahora se lanzan»;

así, recalcó:

«(…) es irrecusable que el motejado fallo en líneas generales se


ocupó de los escenarios fácticos planteados por el demandante
respecto de la validez y eficacia del acto negocial, cuestión distinta
es que se buscara enervarlo acudiendo a la más variada y
heterogénea gama de vicisitudes, que finalmente fueron
desestimadas por el juzgador ante su evidente ausencia de
acreditación (…)».

Ahora bien, aun cuando encontró que el juzgador de


primer nivel no profundizó «sobre el vicio del consentimiento»
fundamentado en el «desconocimiento, para ese momento, de la
gravedad y secuelas de las lesiones recibidas en el accidente», con

apoyo de los artículos 1502 y 1602 del Código Civil y en el


precedente de esta Corporación, relievó:

«(…) no basta con enunciar el error, sino que además requiere


acreditar que aquel, es de carácter esencial, reconocible por la

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contraparte y que no es inexcusable, verificación para la cual, en


es este asunto, resulta indispensable el análisis del negocio
jurídico recusado y la conducta del petente en la fase
precontractual (…)»

A partir de allí, destacó que, aun cuando era


indiscutible que el lesionado desconocía las reales
dimensiones y secuelas del siniestro, las cuales fueron
determinadas posteriormente con una pérdida de capacidad
laboral superior al 20%, suscitándose así un «error esencial» en
la firma de la referida acta, lo cierto era que «esta importante
arista de la controversia no recibió acreditación probatoria alguna y
contamos entonces con las reglas de la experiencia y de la equidad»,

agregando, a su vez que:

«(…) en lo atinente a la inexcusabilidad del error, esto es, el


cumplimiento del deber de autoinformación, diligencia y prudencia
en la celebración del acuerdo, salta a la vista que el señor Luis
Duque asumió una dejadez y desidia inadmisibles en punto de
llegar al acuerdo conciliatorio de marras, concurriendo con su
voluntad y asintiendo sobre asuntos de los que no tenía suficiente
información, pero no tuvo reparo alguno en concretar dicho acto
negocial o acuerdo. Así lo confesó en su declaración vertida en
audiencia del 26 de abril de 2022…

De la reconstrucción histórica de la situación, es palmario, cómo la


conducta desplegada por el demandante, daba lugar a pensar que
las lesiones no eran de mayor gravedad, siendo que, el afectado,
por obvias razones es quien siente en su corporeidad el daño y,
consecuentemente, quien debía exteriorizar su menoscabo, pero,
sin guardar un mínimo de diligencia y precaución y marginando
cualquier conato de sagacidad8 , que impone a los contratantes un
deber de autoinformación, se precipitó a celebrar una conciliación
bajo el entendido de una levedad en sus lesiones personales;
ahora, pretende desconocer sus propios actos y de paso
menospreciar la confianza legítima depositada inveteradamente
en los actos negociales y en la declaración de su voluntad,
contrariando aquel principio del nemo auditur propriam
turpitudinem allegans, por lo cual no puede recibir abrigo dicha
postura.

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Cabe agregar que las postulados de confianza legítima y respeto


por los actos propios, tienen reconocimiento Constitucional, al estar
construidos a partir del principio de la buena fe, imperante en
todas las actuaciones entre particulares y entre estos y el Estado,
incluido el vínculo contractual, de ahí que, se considere legítimo
esperar un comportamiento acorde con la palabra dada y por
tanto, igualmente confiar en el cumplimento de las expectativas
recíprocas, en este caso, era legítimo suponer que la aseguradora
asumiría los daños de todo orden ocasionados con el accidente y
que el señor Luis Duque se abstendría de iniciar acciones civiles,
penales y contravencionales contra la aseguradora, propietaria y
conductor del vehículo implicado en el accidente (…)».

Concluyó, en suma, que la conducta del apelante,


«negligente o imprudente» en los precisos términos del tribunal,

se erigía como

«(…) obstáculo infranqueable en su cometido de restarle efectos


vinculantes a lo convenido con la sociedad aseguradora, dado que, se
reitera, su proceder no se acompasa con los principios del respeto por los
actos propios y la confianza legítima, siendo así, enérgicamente
rechazada por la jurisprudencia y doctrina su infidelidad a la voluntad
declarada en el acto negocial confutado.

Es tan claro e insalvable el obstáculo que representa la discurrida


cuestión que, el extremo demandante para pedir la anulación del “acta
de desistimiento” acude, se itera, a diversas y heterogéneas causas,
incluso, afirmando con vehemencia que el creyó que la misma versaba
solamente sobre los daños de la moto, nunca de sus lesiones personales,
lo cual es abiertamente contraevidente con el acta misma, y el propósito
buscado por la aseguradora y la misma víctima que en reiteradas
ocasiones declaró no haber prestado demasiada atención al contenido
del acuerdo y menos recordar con exactitud la conversación sostenida
con la profesional del derecho que acudió en representación de Seguros
del Estado, evidenciando la contradicción de sus planteamientos, que
deja ver fu [sic] afán por aniquilar a toda costa los efectos del acuerdo,
lo que de paso dificulta el derecho de defensa y contradicción y la
actividad probatoria que le es inherente, así como la tarea del juez (…)»

Es claro que la determinación cuestionada se encuentra


debidamente sustentada y contiene un criterio razonable,
observándose que las discrepancias planteadas en esta

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oportunidad por el accionante son incompatibles con la


salvaguarda constitucional, pues lo que pretende es hacer
prevalecer su propia comprensión jurídica y hermenéutica,
finalidad que resulta ajena a la acción de tutela habida
cuenta que no puede ser utilizada como una instancia
adicional a las consagradas en el ordenamiento jurídico.

En el presente asunto, aun cuando la parte convocante


señala lo que, a su juicio, son yerros en el ejercicio intelectivo
de las pruebas, así como en la sindéresis del asunto y en la
aplicación de normas y precedentes jurisprudenciales, lo que
en realidad hace es insistir en puntos que fueron estudiados
y resueltos al interior del proceso con apoyo de los principios
superiores de autonomía e independencia judicial.

Así las cosas, no se evidencia la configuración de alguna


causal de procedencia de la acción de tutela contra
determinaciones judiciales pues la simple expresión de
inconformidad con el sentido del pronunciamiento
recriminado no es suficiente para habilitar la intervención
extraordinaria, frente a lo que ha sido enfática esta Sala al
resaltar que, más allá:

«(…) de que se comparta o no la hermenéutica del juzgador ello no


descalifica su decisión ni la convierte en caprichosa y con entidad
suficiente de configurar vía de hecho, pues para llegar a este
estado se requiere que la determinación judicial sea el resultado
de una actuación subjetiva y arbitraria del accionado, contraria a
la normatividad jurídica aplicable y violatoria de los derechos
fundamentales, circunstancias que no concurren en el asunto bajo
análisis» (CSJ SC, sentencia de 5 abr. 2010, exp. 00006-
01, reiterada el 12 mar. 2015, exp. STC2713).

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4. Conclusión

Se negará el amparo porque la providencia cuestionada


no constituye desafuero susceptible de corrección por esta
vía y el demandante pretende desconocer la órbita de
competencia del juez constitucional, al hacer prevalecer su
particular intelección de las pruebas allegadas a la
actuación, sustituyendo a los funcionarios de instancia.

DECISIÓN

En mérito de lo expuesto, la Corte Suprema de Justicia,


Sala de Casación Civil y Agraria, administrando justicia en
nombre de la República de Colombia y por autoridad de la
ley, NIEGA el amparo incoado.

Comuníquese lo aquí resuelto a las partes por el medio


más expedito y, en caso de no ser impugnado el fallo,
remítanse las diligencias a la Corte Constitucional para que
asuma lo de su cargo.

MARTHA PATRICIA GUZMÁN ÁLVAREZ


Presidente de Sala

HILDA GONZÁLEZ NEIRA

AROLDO WILSON QUIROZ MONSALVO

LUIS ALONSO RICO PUERTA

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OCTAVIO AUGUSTO TEJEIRO DUQUE

FRANCISCO TERNERA BARRIOS

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Firmado electrónicamente por Magistrado(a)(s):

Martha Patricia Guzmán Álvarez

Hilda González Neira

Aroldo Wilson Quiroz Monsalvo

Luis Alonso Rico Puerta

Octavio Augusto Tejeiro Duque

Francisco Ternera Barrios

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