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Pontificia Universidad Javeriana

Facultad de Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales

Conflictos Armados Contemporáneos

Presentado por: Juan Esteban Amador Espitia.

La diversidad cultural como modelo de desarrollo

Introducción

La globalización, en tanto que es un fenómeno, expande un orden social que excluye ciertas
culturas, negando la diversidad cultural. En la actual era de la globalización, la mayoría de
países son culturalmente diversos. El reemplazo de las sociedades tradicionales por un
orden social moderno, caracterizado por lo urbano, industrial y capitalista ha significado la
creación de un ideal de sujetos de consumo en un sistema excluyente. Aún así, la
diversidad cultural se puede representar a través de diferencias en idioma, religión,
tradiciones, costumbres, arte, música, formas de vida y entre otros aspectos. En este
contexto, la diversidad cultural, étnica y lingüística deja de ser un atributo exclusivo de
algunos “Estados-nación” para expandirse gradualmente por todas las “Naciones
Multiétnicas” (Connor, 1978).

Independientemente de los factores que determinan el concepto de diversidad cultural, es


necesario entender que la influencia del concepto en el desarrollo humano y
socioeconómico es objeto de debate. La pregunta de si la diversidad cultural representa un
obstáculo o no, genera discusión entre los académicos de las diversas disciplinas del saber.
En el presente ensayo, se explorarán ciertas perspectivas internacionalistas y
antropológicas sobre la diversidad cultural como modelo adaptativo de desarrollo,
entendiendo el concepto de desarrollo en torno a la etnicidad y el territorio.

Del concepto de desarrollo

El desarrollo es una categoría problemática; para unos puede ser visto como el objetivo de
cada país, mientras que para otros puede tener una connotación meramente económica.
Desde una primera aproximación, se puede entender como un proceso económico de
crecimiento de las capacidades productivas de un país y que a su vez se refleja en la
mejora de la calidad de vida de su población.

En el contexto internacional de cooperación sobre el desarrollo, Arturo Escobar (2017)


demuestra que el concepto va más allá, pues dice que existen tres modelos de cooperación:
El primero entendido como una “asistencia para el desarrollo” que se preocupa por “los
objetivos del desarrollo sustentable” (que resulta ser paradójico). El segundo modelo es la
“cooperación para la justicia social” que consiste en promover la realización utópica de la
justicia social. Por último, la “cooperación para las transiciones civilizatorias” o “cooperación

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para la autonomía”, entendida como un movimiento de coaliciones y redes de colectivos y
comunidades autónomas, tanto del Norte global como del Sur global.

Desde una perspectiva antropológica más no estatista, el desarrollo no puede separarse de


las dinámicas de la globalización ni de las diversidades culturales. Escobar critica las
concepciones convencionales de desarrollo que promueven un modelo único de progreso
basado en la industrialización que tiene como fin ser parte del “Primer Mundo”. Lo anterior
es parte de una visión homogeneizadora que hace parte de las relaciones de poder de
manera vertical en la dinámica del sistema internacional. Pero al tratar de imponer un
modelo específico, se ignoran las particularidades locales y se perpetúan las estructuras de
dominación.

A grandes rasgos, el desarrollo no puede ser reducido a un proceso de crecimiento


económico o de modernización tecnológica. El concepto de nación ha sido una construcción
bastante etnocéntrica y monocultural, centrada en cómo Europa vivió y definió su
conformación (Connor, 1998, p. 17). Lo mismo sucede con el concepto de desarrollo en
relación a la implementación de un modelo económico que no tiene en cuenta la diversidad
cultural de ciertas naciones multiétnicas; se perpetúa la visión occidentalista o en términos
llanos “primermundista”.

El desarrollo según el territorio

La diversidad cultural es la base para plantear un modelo de desarrollo distinto. Por


ejemplo, si en Estados Unidos el modelo “neoliberal” tuvo éxito y significó el crecimiento
exponencial del PIB per cápita, la apertura de la economía y limitación de la intervención del
estado en el mercado, es por qué la escuela de Chicago se lo planteó en el contexto
norteamericano y más que todo en términos económicos, debido a que ha funcionado de tal
forma. Sin embargo, no necesariamente se puede implementar de la misma forma en un
país como Chile. Dicho modelo cumplía intereses económicos e incluso académicos, que se
transmitieron en datos y cifras en lo que se conoce como un experimento a gran escala.
Llevar a cabalidad dicho modelo en Chile dejó de lado el análisis estructural de la
composición de la sociedad de cada país como lo es la diferencia de sistemas políticos y
formas de gobierno. Mientras que en Chile regía una dictadura militar, en Estados Unidos
primaba la democracia. Por su parte, el modelo ha funcionado empíricamente en EE.UU.

Pero el problema radica en el territorio; entendido como ese espacio geográfico donde el
relacionamiento entre personas genera procesos de exclusión o inclusión, pero que se
constituye desde lo social, lo político y lo cultural. Pero esa constitución del territorio se debe
a un significado que se le da al espacio y no es por simple inercia que se denomina así; se
requieren interacciones entre el territorio y la población para que así se genere un sentido
de pertenencia.

Retomando el ejemplo, tras las bajas tasas de interés, se genera un ambiente propicio para
la expansión de las mega empresas multinacionales en Chile, que bajo el modelo neoliberal
se apropiaron de las tierras ancestralmente mapuche. El pueblo mapuche es un grupo
aborígen originario de Chile que ha conservado sus creencias y costumbres, siendo símbolo
del fuerte sentido de identidad cultural en el sur de Chile y que ha encontrado
históricamente formas de resistencia y de adaptación a la dinámica de dominación producto
de la interacción con herramientas de dominación. La tierra o el "Wallmapu", no solo

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proporciona sustento material, sino que también está intrínsecamente ligada a su historia,
cultura, espiritualidad y formas de vida tradicionales de los mapuches. Entonces el hecho de
que las mega-empresas se apropien de ese sustento material, significa la pérdida de
identidad del pueblo mapuche; se convierte en abstracto y no es meramente un tema
jurisdiccional.

Entonces la propuesta neoliberal, en este contexto, en realidad fue un experimento


desarrollista dirigido al Estado-nación, y no a las naciones multiétnicas. Consigo, la
modernización y el desarrollo son causal de conflictos en Chile, debido a la imposición de
una potencia sobre una nación multiétnica, malentendida como una identidad de nación
única, digna de la concepción del Estado moderno. A su vez, se sustenta la reproducción
homogénea y jerárquica colonialista.

Conclusiones

En conclusión, el desarrollo no se trata exclusivamente de un proceso de crecimiento


económico, también es un proceso integral y multidimensional que busca la realización
plena de las capacidades humanas, en un contexto de respeto a la diversidad cultural y la
autodeterminación de los pueblos. Es entonces la diversidad cultural la base a tener en
cuenta en la implementación de un modelo de desarrollo y no debe ser entendida como un
proceso en el que el desarrollo determine la cultura.

Referencias

Connor, Walker, 1998, Etnonacionalismo, Trama editorial, Madrid.

Escobar, A. (2017) “Autonomía y Diseño, La realización de lo comunal” Introducción. Ed.


Tinta Limón. Buenos Aires, 2017. Pag 7- 43.

Lobosuel. (2017, 23 noviembre). “Liberación de la madre Tierra” Entrevista a Arturo


Escobar: Pragmatismo, utopismo y la política de lo real.
https://liberaciondelamadretierra.org/info-especial-1/
Walker Connor (1978) A nation is a nation, is a state, is an ethnic group is a … ., Ethnic and
Racial Studies, 1:4, 377-400, DOI: 10.1080/01419870.1978.9993240

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