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LICENCIATURA EN PUBLICIDAD
3er. año
2022
FASES EVOLUTIVAS DEL DESARROLLO HUMANO
Para Freud la pulsión sexual es la fuerza motivacional más importante. Creía que
esta fuerza no era sólo la que más prevalecía en los adultos, sino también en los niños.
También creía que la libido maduraba en los individuos por medio del cambio de su
objeto (u objetivo). Decía que los humanos nacen "polimórficamente perversos", en el
sentido que una gran variedad de objetos pueden ser una fuente de placer. Conforme
las personas van desarrollándose, van fijándose sobre diferentes objetos específicos en
distintas etapas: la etapa oral (por el placer de los bebés en la lactancia); la etapa anal
(por el placer de los niños al controlar esfínteres); y luego la etapa fálica. Propuso
entonces que llega un momento, en que los niños se fijan en el progenitor de sexo
opuesto (Complejo de Edipo) y desarrolló un modelo que explica la forma en que
encaja este patrón en el desarrollo de la dinámica de la mente.
Cada fase es una progresión hacia la madurez sexual, caracterizada por un fuerte yo
y la habilidad para retardar la necesidad de gratificaciones. El modelo psicosexual que
desarrolló ha sido criticado: algunos atacaron la afirmación de Freud sobre la
existencia de una sexualidad infantil y otros, consideran que no amplió los
conocimientos sobre sexualidad, sino que la "neurotizó", al relacionarla con conceptos
como incesto, perversión y trastornos mentales.
Es cierto que la capacidad orgásmica está presente desde el nacimiento, pero Freud
no sólo hablaba de orgasmo. La sexualidad no comprende en exclusiva al coito, sino
todas aquellas sensaciones placenteras de la piel. Bebés, niños y adultos, disfrutan de
las experiencias táctiles como los besos, caricias, etc. Observó que en distintas etapas
de nuestra vida, diferentes partes de la piel eran las que nos daban mayor placer. Más
tarde, los teóricos llamarían a estas áreas: zonas erógenas.
FASE: designa cada etapa del crecimiento del niño caracterizada por una
organización, que es la predominante. Cada fase tiene una zona erógena (zona de
placer) que prima sobre las demás, y se constituye en un modo de relación de objeto
(objetos son las otras personas). Estos desarrollos corresponden a la evolución del yo y
de la libido, que es (para Freud) la energía sexual.
Si una persona presenta algún tipo de dificultad en cualquiera de las tareas asociadas
con estas etapas (el destete, el control de esfínteres o en la búsqueda de la identidad
sexual) tenderá a retener ciertos hábitos infantiles o primitivos. A esto se le llama
fijación. La fijación hace que cada problema de una etapa específica se prolongue
considerablemente en nuestro carácter o personalidad.
La fase oral se extiende desde el nacimiento hasta los dos años de vida. Entre los
reflejos que se examinan en el momento de nacer está el de succión, ya que es un
recurso vital. La zona erógena es la boca y la actividad del chupeteo, permite observar
cómo el bebé se satisface apoyándose en esta función vital. En este período también
intervienen los sentidos: el del olfato (especialmente el olor de la madre, el de la ropa
de su cama, etc.) que le sirven de guía; y las imágenes auditivas: la voz de la madre y
de las personas que rodean al bebé; los ruidos fuertes lo sobresaltan (esos ruidos que
para el adulto pasan desapercibidos). La actitud es de expectativa, ocasionada por el
desamparo (sin otro que lo asista, el bebé humano no vive), por eso entran en auxilio
los elementos sensoriales. Estos fenómenos constituyen la base del psiquismo, y son
las primeras inscripciones mnémicas.
En la primera edición de los Tres Ensayos sobre la Teoría Sexual (1905), Freud
describe una sexualidad oral que se pone en evidencia en el adulto (actividades
perversas o preliminares), y que se encuentra también en el niño basándose en las
observaciones del pediatra Lindner (significación masturbatoria de la succión del
pulgar), aunque no habla de fase. Sin embargo, la actividad del chupeteo adquiere,
desde esta época, el valor de ejemplo, permitiendo a Freud mostrar cómo la pulsión
sexual, que al principio se satisface en apoyo sobre una función vital, adquiere
autonomía y se satisface en forma autoerótica. Por otra parte, la experiencia de
satisfacción, que proporciona el prototipo de la fijación del deseo a un determinado
objeto, es una experiencia oral; por consiguiente, se puede establecer la hipótesis de
que el deseo y la satisfacción quedan marcados para siempre por esta primera
experiencia.
Esa agresividad, tiene que estar dirigida hacia fuera: destruir el alimento para poder
comerlo, escupir la comida si no le gusta, morder todo lo que encuentra (porque le
están saliendo los dientes). La actitud del adulto es acompañar este desarrollo del yo.
Pero si ese adulto está imposibilitado de hacerlo adecuadamente, si fuerza al bebé a
aceptar lo que no quiere, si ejerce algún modo de violencia, la agresividad cambia de
sentido y se dirige hacia adentro, hacia su persona. Es la base del masoquismo, que es
aquella actitud ante la vida por la cual predomina el constante sufrimiento.
La cultura y las propias limitaciones del cuerpo, exigen que el pecho materno se
aleje del bebé; esta ausencia provoca ya el primer sentimiento displacentero. El Yo que
se empieza a constituir, comprende vagamente la existencia de un mundo exterior
ajeno. En esta fase sólo se entiende como exterior a la Madre, o al Otro Simbólico. El
individuo nace en un medio cultural, al que no podrá escapar; dicho medio (cultura) le
impondrá normas para velar por su seguridad y adaptación, pero tendrá que sacrificar
algunas satisfacciones plenas, a cambio de esa seguridad. Esta relación es más explícita
en las siguientes fases.
FASE ANAL
Comienza a los 18 meses y dura hasta los 3 años. Como su nombre lo indica, la zona
erógena predominante es el ano. Coincide con el control de los esfínteres. Las
funciones predominantes son: retener y expulsar, y en este momento se desarrolla el
dominio muscular (se le presta atención al cuerpo y en particular al sistema muscular).
La función simbólica de esta fase es discriminar entre el adentro y el afuera,
equivalente a “yo-no yo”. En esta fase se define la modalidad de relación con los otros.
La contrapartida de esta actitud es la permisividad sin límite (son los chicos que
controlan más tarde, cuyos padres no logran enseñarles el hábito). En la conducta
predomina la expulsión, la falta de límites, el hacer ‘lo que le da la gana’ en cualquier
parte. Tiene relación directa con la conducta perversa. Cuando la habilidad de
controlar el esfínter anal madura (2-3 años de edad), la atención del niño pasa de la
zona oral a la anal. El concepto de fijación ocurre, cuando hay un exceso de
gratificación en esta etapa, lo que desarrolla una personalidad en extremo
desorganizada, o por el contrario, cuando la gratificación no ocurre, da origen a un
individuo sumamente organizado.
El sadismo que se ha ido iniciando en la fase tardía del estadio oral, está asociado a
la analidad. Según Laplanche, es debido al sentido destructivo de la eliminación, y al
hecho que el aprendizaje del control de los esfínteres, se convierte en un instrumento
de oposición a los adultos. Por el contrario, el masoquismo va a resultar de la
excitación que provocan las nalgas.
El yo, definitivamente formado, comienza a afianzarse frente al mundo,
estableciendo activamente relaciones diferenciadas y siendo capaz de retrasar o no, la
satisfacción de las pulsiones. Como intermediario entre el estímulo y el mundo, el yo
aprende a resolver los conflictos entre las exigencias pulsionales y las prohibiciones
sociales, y a evitar las impresiones penosas. Bajo el efecto de ser castigado, el niño
comenzará a interiorizar ciertas prohibiciones parentales, preludiando el superyo, que
todavía no está diferenciado del Yo. La limpieza, el orden y la belleza, claros productos
culturales, aún no comprendidos del todo, incidirán en la vida del sujeto de aquí en
adelante; sobre todo la limpieza. Es en este sentido, que la madre en el acto de limpiar
al niño de las respectivas necesidades que produce, erogenizará la zona anal; con la
que el sujeto buscará satisfacción autoerótica mediante la expulsión y retención de
heces.
FASE FÁLICA
Freud especifica con este término, la primera maduración genital, que se caracteriza
por la dominación imaginaria del atributo fálico, y por el goce masturbatorio;
localizando este goce en la mujer en el clítoris, promovido así a la función de falo.
Esta fase, sobreviene a continuación de la fase anal y tiene lugar entre los 3 y 5
años. Se caracteriza por la unificación de las pulsiones parciales bajo la primacía de los
órganos genitales. En esta etapa, la zona erógena predominante son los genitales
(clítoris en la mujer y pene en el varón), y las sensaciones placenteras se obtienen
sobre todo, mediante la actividad de orinar. Según Freud, durante esta fase se superan
diferentes conflictos emocionales: complejo de Edipo, complejo de castración en los
niños y envidia del pene en las niñas.
El niño o la niña en esta fase sólo reconocen el sexo al que pertenecen, y por lo
tanto, consideran que hay un solo genital: el propio. El niño entra en este período de
este modo. Las cosas se complican cuando descubren la existencia de otro genital, ya
que la nena se sentirá castrada (porque no tiene pene) y el varón sentirá temor a
perderlo, o sea temor a la castración. Con estas premisas se desarrollará el Complejo
de Edipo y comenzará la organización infantil de la sexualidad. La función
predominante gira en torno a lo fálico vs lo castrado (o sea el reconocimiento de la
diferencia sexual, representado por la pregunta, ¿por qué la nena es nena? ¿por qué el
varón es varón?); recién en la pubertad se puede acceder a las nociones de femenino-
masculino.
Es muy importante comprender estos conceptos desde el punto de vista de las
equivalencias simbólicas, ya que en esta fase se define la sexualidad femenina y
masculina; y la subjetividad concomitante. Estas problemáticas infantiles, están
insertas en la relación intersubjetiva con sus padres: si ellos tienen conflicto con su
respectiva identidad, seguramente se transmitirá a los hijos.
Las zonas genitales se erogenizan por medio de la limpieza, contacto con el aire,
ropa, masturbación, etc. El niño es víctima de la influencia de la seducción, y efectúa su
primera elección de objeto basada en una corriente sensual. Por la inaplicabilidad de
los genitales por su desarrollo, esta primera aproximación a su objeto sexual no puede
efectuarse de manera efectiva, convirtiendo al individuo en un perverso polimorfo
(acudirá a todo tipo de transgresiones, no olvidemos que los diques psíquicos están
recién en formación). Esta exteriorización sexual se convierte en una corriente tierna.
En otra situación, si un niño es sobreprotegido por su madre, mucho más que por
su padre pasivo, podría desarrollar una opinión de sí mismo bastante grande (lo cual le
remitirá mucho sufrimiento al enfrentarse al mundo real y darse cuenta que los demás
no lo quieren como su madre lo hizo) y parecer afeminado. Después de todo, no existe
ninguna razón por la que tenga que identificarse con su padre. De la misma manera, si
una niña es la princesita de papá y mamá ha sido relegada a una posición casi de
sirvienta, la chica será muy superficial y egocéntrica, o por el contrario muy masculina.
PERÍODO DE LATENCIA
Esta etapa comienza a los 6 años y durará hasta el inicio de la pubertad. Durante
este período, Freud supuso que la pulsión sexual se suprimía al servicio del
aprendizaje. Aunque la mayoría de los niños de estas edades están bastante ocupados
con sus tareas escolares, y por tanto “sexualmente calmados”, muchos de ellos están
muy “metidos” en la masturbación y en jugar “a los médicos”. Se conoce este período
por ser de "relativa" suspensión en la investigación sexual infantil. La represión, diques
anímicos, etc. obligados por la cultura ya están arraigados, en la mayoría de los casos,
en la vida anímica del niño. Sucede, un período de “amnesia infantil”, en la que se
"olvida" la vida sexual antes realizada debido a la represión ya existente.
Es difícil enumerar los rasgos diferenciales del desarrollo cognoscitivo de los niños
de esta etapa dado que en la caracterización psicológica confluyen una serie de
factores que influirán como la educación, las condiciones sociales y culturales o la
herencia.
La escuela es, junto con la familia, la institución social que mayores repercusiones
tiene para el niño en este período. El paso a la escuela primaria, va a suponer para el
niño nuevos retos cognitivos y sociales, ya que la escuela modifica los modos de
pensamiento de los niños.
FASE GENITAL
Las pulsiones parciales y las zonas erógenas se ponen al servicio de un nuevo fin: la
reproducción, se puede decir que la pulsión es "altruista", en este sentido. La libido
"amortiguada", hará escoger un nuevo objeto sexual que, por la barrera del incesto, se
encontrará fuera del triángulo familiar: padre-madre-niño. Este segundo hallazgo de
objeto tendrá relación directa con el primero (de la fase fálica). Las características del
objeto sexual, tendrá las del ser amado en la fase fálica. Para ello, el individuo
empleará nuevamente una corriente sensual para aproximarse al nuevo objeto, como
lo hizo en un principio.
Se suele dividir la adolescencia en etapas, cada una de ellas tiene sus propios
cambios físicos, emocionales, psicológicos y de comportamiento. El desarrollo no está
solamente determinado por el crecimiento y los cambios biológicos que experimentan
el cuerpo, sino también por su propio temperamento y personalidad, las expectativas
puestas en ellos por los adultos con los que conviven, y las influencias sociales.
Desarrollo somático
Desarrollo Cognoscitivo
Desarrollo Emocional
Desarrollo Social
Uno de los cambios más significativos que supone la adolescencia, es el paso desde
la vida familiar a la inserción en la vida social. Se espera del adolescente una inserción
autónoma en el medio social y que alcance el estatus primario: asumir una
independencia que lo exprese personalmente, y dirigirse hacia roles y metas que
tengan consonancia con sus habilidades y que estén de acuerdo con las probabilidades
ambientales. El joven procura que sus sentimientos de adecuación y seguridad
provengan de sus propias realizaciones, las que confronta frecuentemente con su
grupo de pares.
En este período se tiende a asumir los valores y códigos del grupo de pares, lo que
aumenta la distancia con los padres, existiendo una tendencia "anti-adulto".
En la adolescencia tardía, los valores del grupo dejan de tener tanta importancia,
siendo los propios valores acordes a la identidad, los que se privilegian. Respecto a las
figuras de autoridad, se comienza a producir una reconciliación y reparación. Estos
vínculos tardíos suponen menos experimentación que en la adolescencia media, ya
que no está todo centrado en la aceptación del grupo de pares, sino que se puede
compartir con los amigos de un modo más íntimo y diferenciado. Lo óptimo es que se
desarrolle una independencia flexible, es decir, que el joven concilie un rol definido,
pero al mismo tiempo autónomo, que le permita contrastar sus valores. Esto va a
depender de la solidez previamente lograda en el proceso de socialización. Si el
adolescente fracasa en ser aceptado en un grupo, pueden aparecer conductas de
aislamiento, o de extrema dependencia con los pares o con determinados grupos a
quienes imitará, y a los cuales se someterá.
En general, las relaciones con iguales del mismo sexo y del sexo opuesto durante la
adolescencia, sirven de prototipo de las relaciones adultas en las interacciones con los
miembros del mismo sexo y del sexo opuesto. El adolescente que todavía no ha
aprendido a entenderse bien con sus pares en esta etapa, cuando llegue a la edad
adulta se enfrentará con serios obstáculos que le dificultarán su inserción social.
También es frecuente escuchar madres que dicen tener “un hijo modelo”, porque
es tranquilo, no sale y no tiene amigos, ni "malas juntas". Es importante señalar que
esta situación no es necesariamente la ideal, y que puede llegar a ser incluso
bloqueadora de un desarrollo social más sano del joven hacia la autonomía.
Una de las tareas más importantes del adolescente es consolidar su identidad. Esta
supone identificarse permanentemente con sus objetivos, con sus ambiciones relativas
a la sexualidad, con el tipo de relaciones que establece con los otros, etc.
Los grupos satisfacen las necesidades de afecto de los adolescentes, los refuerzan,
les proporcionan información, elevan su autoestima y les confieren una identidad. Los
jóvenes pueden entrar en un grupo porque piensan que pertenecer a él será divertido
y le ayudará a satisfacer sus necesidades de afiliación y compañerismo. También
pueden entrar porque creen que allí tendrán la oportunidad de recibir.
4- Autoestima: El grupo de pares les brinda apoyo, ánimo y una retroalimentación que
los ayuda a percibirse como personas competentes, atractivas y valiosas.
6- Intimidad - afecto: Con los amigos se logra una relación cálida, cercana y de
confianza con otra persona, una relación que implica abrirse a otro.
Intimidad y semejanzas: Son dos características importantes de la amistad. La
intimidad en la amistad se define como la apertura o la tendencia a compartir
pensamientos privados o íntimos. Las chicas tienen más probabilidades de tener una
amiga íntima y de pertenecer a un grupo que los chicos ya que ellos son muy
competitivos entre sí y siempre domina él más fuerte. Los adolescentes consideran la
lealtad y la fidelidad como un aspecto fundamental de la amistad.
El desarrollo de la personalidad
Todos los grupos a los que pertenecen los adolescentes comparten dos
características con el resto: las normas que son reglas aplicables a todos los miembros
de un grupo, y los roles que son las diferentes posiciones existentes en un grupo
regidas por normas y expectativas. Estos roles definen cómo deberían comportarse
por el hecho de ocupar esas posiciones. Pero son los pequeños grupos y pandillas los
que desempeñan roles más importantes en la vida de los jóvenes.
Los pequeños grupos contienen de dos a doce individuos, con un promedio de cinco
o seis. Los miembros suelen ser del mismo sexo y de edad similar. Los adolescentes
buscan el compartir ideas, salir juntos y, a menudo, adquieren una identidad grupal ya
que consideran que su grupo es mucho mejor que los demás.
SEXUALIDAD: Está conformada por los elementos biológicos, es decir, el sexo; los
psicológicos, como es el sentirse y pensarse como hombre o mujer; y los sociales, que
hacen referencia al comportamiento que establece la sociedad para cada sexo. Se
puede entender por sexualidad a la forma en la que cada ser humano se manifiesta
como hombre o mujer, de acuerdo a las normas y valores propios de su cultura y su
época. Para la OMS, la sexualidad humana abarca tanto las relaciones sexuales (el
coito) como el erotismo, la intimidad y el placer. La sexualidad es experimentada y
expresada a través de pensamientos, acciones, deseos y fantasías.
GÉNERO: Designa lo que en cada sociedad se atribuye a cada uno de los sexos, se
refiere a la construcción social del hecho de ser mujer y hombre, a la interrelación
entre ambos y las diferentes relaciones poder / subordinación en que estas
interrelaciones se presentan.
LA ADULTEZ
- Se adapta por completo a la vida social y cultural. Forma su propia familia. Ejerce
plenamente su actividad profesional, cívica y cultural. Es la etapa de mayor
rendimiento en la actividad.
El adulto inmaduro:
LA ANCIANIDAD
Los ancianos que han tenido una adultez inmadura no se adaptan con facilidad a sus
nuevas condiciones de vida. Manifiestan una marcada tendencia a la desconfianza, el
egoísmo, la crítica aguda (especialmente a los jóvenes) y reaccionan agriamente contra
sus familiares y el ambiente social. En cambio, los que fueron adultos maduros, se
adaptan mejor a su nueva situación y muchos hasta parecen exagerar el optimismo,
buen humor y generosidad. Esto se debe a que, en el fondo, en la vejez se acentúan los
rasgos que distinguieron el carácter en la adultez, por lo mismo que el individuo ya no
es capaz de ejercer un completo control y dominio de sus manifestaciones
psicológicas. En los individuos especialmente dotados, la ancianidad es una etapa de
gran comprensión, equilibrio y productividad. Tal es el caso de personalidades ilustres
que siguieron contribuyendo activamente a la vida social y cultural de su época,
cuando ya la mayor parte de sus coetáneos no lo hacían. La ancianidad es la etapa final
de la vida y debe merecer respeto, consideración y protección.
“¿Quiénes son los jóvenes a los que nos dirigimos y con los que nos relacionamos?”
En esta construcción social, la infancia y juventud son sectores excluidos pues se los
considera como “los que no son”, los que no han “llegado” a adultos, porque no han
madurado. Desde el control y la protección, no se les facilita demasiado crecer, porque
todavía son niños y jóvenes “presociales”.
Sin embargo, los niños de este siglo XXI no han adquirido una educación audiovisual
que les permita saber qué hay detrás de esas imágenes, ni qué objetivos persigue, por
ejemplo, un determinado tipo de plano, un contrapicado o un zoom.
LA TELEVISIÓN Y OTROS MEDIOS DE COMUNICACIÓN
La radio, los discos, la música y los videoclips son otros medios que tienen una gran
influencia sobre la vida de muchos jóvenes, ya que su contenido puede llegar de forma
muy directa en él.
1- Televisión y violencia
2- Publicidad y consumismo
3- Rendimiento escolar
4- Estereotipos
5- Televisión prosocial
6- Obesidad
7- Sexo y sexualidad
8- Tabaco y alcohol
1-La televisión y la violencia: Muchos preguntan: ¿En qué medida influye la violencia
televisada sobre el comportamiento de una persona? La reiterada observación de
escenas violentas en TV, repercuten sobre la agresividad del niño, que comienza a
registrarse ya a partir de los tres años de vida.
2- Publicidad y consumismo:
3- Rendimiento escolar:
Diferentes estudios realizados al efecto, han demostrado que los alumnos que ven
más de dos horas diarias de televisión obtienen rendimientos escolares más bajos. La
causa de este hecho se debe al retraso del proceso madurativo y a una menor
capacidad de abstracción, cuando existe abuso televisivo desde la edad preescolar. La
UNESCO ha llamado la atención de que el uso indiscriminado y masivo de la televisión,
puede resultar peligroso para el aprendizaje del niño, ya que aumenta la pasividad
intelectual, le aparta del trabajo escolar y limita su creatividad.
4- Estereotipos:
5- Televisión prosocial:
6- Obesidad:
La publicidad también influye. De los miles de anuncios que ven los niños al año en
televisión, dos terceras partes son sobre alimentos con elevado contenido en calorías,
grasas, colesterol, azúcar y sal. Se ha demostrado que por cada hora de incremento de
visión de la TV, aumenta la prevalencia de obesidad, tanto en niños como en adultos;
convirtiéndose el hecho de ver televisión en un buen predictor de obesidad.
7- Sexo y sexualidad
Se comprobó que ver sexo por televisión puede influir sobre el comportamiento de
algunos adolescentes. Se vio una clara relación entre la frecuencia de ver telenovelas y
las estimaciones sobre la vida amorosa del sujeto, éstos quieren tener más aventuras
amorosas y divorcios que los que veían telenovelas con menor frecuencia. Aquellos
que veían más, les costaba distinguir el mundo ficticio del real. De todos modos, como
ocurre con la violencia, el hecho de que el sexo televisivo repercuta o no sobre el
comportamiento de los adolescentes y la medida en que lo haga depende de una serie
de factores, entre los cuales cabe destacar las necesidades, los intereses, las
preocupaciones y el nivel de madurez del espectador. La televisión se ha erigido como
agente exclusivo de educación sexual, y el sexo es utilizado para vender cualquier cosa,
desde un champú hasta un coche.
8- Tabaco y alcohol
Los anuncios de bebidas alcohólicas van dirigidos preferentemente a los jóvenes con
el claro mensaje que el consumo de alcohol facilita la diversión y el éxito con las chicas.
Actualmente la ley prohíbe los anuncios de tabaco y bebidas alcohólicas de más de 20º
en la televisión, no así los sugestivos anuncios de cerveza.
Existe una relación clara entre la visión de ciertos programas, la publicidad y ciertos
videos musicales, con el consumo de alcohol, tabaco y drogas entre los adolescentes.
1- Entretenimiento: Tanto jóvenes como adultos utilizan los medios como una forma
de pasar el rato, para divertirse y evadirse de las preocupaciones cotidianas.
La música
Impacto social
Hoy, se anima a los niños a utilizar las herramientas de los medios de comunicación
en la escuela y se espera que posean un conocimiento general de las diversas
tecnologías disponibles. Internet es sin duda una de las herramientas más eficaces en
los medios de comunicación. Herramientas como el correo electrónico, Facebook, etc.,
han conectado a las personas y crean nuevas comunidades en línea.