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IFD N 12

SUJETO DE LA EDUCACION PRIMARIA.


Profesoras: Lic. Eda María Godoy - Prof. María Belén D´Arcángelo
Comisiones C, A, B y D.

Unidad 2: Problematización de las teorías del desarrollo infantil: desde los supuestos
homogeneizadores hacia la construcción de la diversidad. Contextos sociales y
configuración de identidades colectivas.

A. Teoría psicoanalítica: punteo sobre algunos conceptos centrales.

Sexualidad: Consideramos a la sexualidad como una de las dimensiones constitutivas de la


persona, relevante para su despliegue y bienestar durante toda la vida, que abarca tanto aspectos
biológicos, como psicológicos, sociales, afectivos y éticos. Esta concepción es la sostenida por la
Organización Mundial de la Salud (OMS): “El término ‘sexualidad’ se refiere a una dimensión
fundamental del hecho de ser humano. […] Se expresa en forma de pensamientos, fantasías, deseos,
creencias, actitudes, valores, actividades, prácticas, roles y relaciones. La sexualidad es el resultado de
la interacción de factores biológicos, psicológicos, socioeconómicos, culturales, éticos y religiosos o
espirituales. […] En resumen, la sexualidad se practica y se expresa en todo lo que somos, sentimos,
pensamos y hacemos”.

Según el diccionario de psicoanálisis de J. Laplanche y J.B. Pontalis: “En la experiencia y teoría


psicoanalítica la palabra sexualidad no designa solamente las actividades y el placer dependientes del
funcionamiento del aparato genital, sino toda una serie de excitaciones y actividades, existentes desde la
infancia, que producen un placer que no puede reducirse a la satisfacción de una necesidad fisiológica
fundamental (respiración, hambre función excretora, etc.) y que se encuentran también a título de
componentes en la forma llamada normal del amor sexual”.
 La sexualidad no coincide con la genitalidad. Ésta, forma parte de aquella, que es mucho más
amplia.
 La sexualidad no comienza con la pubertad, sino que se inicia con el nacimiento.
 La palabra alemana trieb (pulsión) será utilizada por Freud para enmarcar conceptualmente la
sexualidad humana. La pulsión se diferencia del instinto en la ausencia de un objeto, meta y fin
predeterminado y fijado por herencia, que tiende a la adaptación del individuo o de la especie a
su entorno.
 El psicoanálisis plantea que el objeto y el fin de la pulsión se irán constituyendo, organizando
como producto de la historia del sujeto, fundamentalmente de su historia infantil. Es decir: el

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concepto de sexualidad es definido como producto de una historia, de la historia infantil, y no
como un producto de la naturaleza.

Sexualidad Infantil: es parte integral de la sexualidad humana. La misma va constituyéndose


por apoyo o anáclisis. Esto quiere decir que la sexualidad humana nace apoyándose en una función
biológica, derivándose de ella, desprendiéndose e independizándose de la misma. Freud observa que
les bebes hacen un chupeteo sobre sus propios labios después de haber sido alimentados, sin tener
hambre. Concluye que el mismo es llevado a cabo por puro placer, porque produce una sensación
placentera en los labios. A partir de la actividad que el bebé realiza para mamar* (función
biológica) descubre un placer concomitante en la zona. Ese plus de placer (que ya no tiene que ver
con la función alimenticia en si misma sino que se desprende de ella), buscado
independientemente de la necesidad biológica, es sexualidad. Entonces, la necesidad y la
satisfacción de la necesidad quedaran referidas a la función biológica; el deseo y la búsqueda de
realización del deseo, a la sexualidad. Sexualidad es en la teoría freudiana, esa búsqueda de placer en
sí mismo.
*Mamar del pecho o de la mamadera, siempre sostenido por un Otro significativo que se ubica en la
función materna.

Fases del desarrollo de la libido: Freud utilizará el término Libido para designar a la
energía sexual. Asimismo, entiende por fase libidinosa a la “Etapa del desarrollo del niño
caracterizada por una organización, más o menos patente, de la libido bajo la primacía de una zona
erógena y por el predominio de un modo de relación de objeto” 1.
En este sentido, el autor denominará "pulsiones parciales" a las que se apoyan en una determinada
zona erógena diferente de la genital. Cuando se establece la primacía de la zona genital es cuando
se unifican las pulsiones parciales a los fines de la genitalidad.
Podemos nombrar y describir tres fases pregenitales: oral, anal, (ambas pre-edípicas) y fálica
(edípica). - periodo de latencia. – fase u organización genital.
Entre las tres fases pregenitales y el período de latencia cae la represión primaria, diferente de la
represión secundaria. Las fases pregenitales de la sexualidad infantil que caen bajo la represión
primaria son consideradas por Freud fases de la sexualidad denominada polimorfa perversa. La
sexualidad infantil, plantea Freud, es polimorfa perversa, es decir, perversa en múltiples formas.
“(…) si el niño tiene en efecto una vida sexual, no puede ser sino de índole perversa”.
Esto quiere decir que la sexualidad se organiza según pulsiones parciales, asociadas a zonas
erógenas determinadas, sin unificarse, organizarse y subordinarse a los fines de la genitalidad. Por

1 Laplanche, Jean y Pontalis, Jean-Baptiste,p.150

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ello es que los deseos tengan caracteres incorporativos, de decoración, de agresión por medio de
morder, sádicos, masoquistas, con fines de apoderamiento, exhibicionistas, voyeuristas,
incestuosos. Esto no quiere decir que les niñes son perversos, les niñes son niñes. Lo que Freud
pone de manifiesto es la modalidad de la sexualidad infantil.
Desde el espacio de Sujetx de la Educación Primaria nos abocaremos a construir algunas
nociones sobre: - la finalización de la Fase Fálica con la Resolución del Complejo de Edipo. –
La Latencia (temprana y tardía).
Reconociendo que son momentos esperables de la sexualidad infantil, antecedidos por las
fases pre-edípicas.

Deseo: “…motor de la vida anímica. Este movimiento pone en funcionamiento el aparato psíquico.
(...) fuerza al aparato psíquico a nuevas búsquedas, a efectuar rodeos, a buscar otras situaciones,
objetos sustitutivos; es decir, fuerza al aparato psíquico a una búsqueda fuera de sí, en el mundo
exterior. (…) Puede decirse, que el motor de la vida anímica es esa articulación que constantemente
ocurre en el psiquismo entre el deseo en tanto tendencia a reinvestir una imagen mnémica de una
experiencia de satisfacción y la inhibición de esa tendencia. Ese profundo movimiento humano abre a
la búsqueda activa en el medio, al descubrimiento, al amor, al conocimiento, a la creación.” (Rivelis,
2009, P.14 y15)

El Deseo, desde la teoría psicoanalítica de escuela francesa viene de afuera: del deseo del Otro,
encarnado en unas personas significativas (función materna, función paterna, función del campo
social), el Otro también representa a la Cultura en la que nace ese bebé. El deseo del Otro desencadena
el deseo del sujetx bebé que está constituyéndose subjetivamente. Tomando palabras de Ana
Fiondella, y reformulándolas en este sentido podemos decir que “Para que el bebe pueda organizar la
mirada, debe sentir que hay un Otro que lo mira, que le habla, lo toca y lo mece, un Otro que lo
provoca para que él toque y balbucee. En algún momento el Otro significativo (quien ocupa la función
materna), debe parar para darle la oportunidad de que responda (sonría, mueva una mano o calle) y
quede expectante. El juego que se detiene deja un espacio. El bebe lo llena con una reacción de
rechazo o aceptación. El Otro observa, le responde con una caricia, movimiento o palabra. Comienza
un diálogo. Luego, el bebe desea saber qué está pasando, frunce el ceño, intenta una fijación está
organizando su mirada. Se ha despertado el deseo… de mirar".

-Según el diccionario lacaniano de Dylan Evans, si existe algún concepto al que se le pueda asignar la
posición central en el pensamiento de Lacan es el concepto de deseo. Lacan sigue a Spinoza al sostener

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que "el deseo es la esencia del hombre" (SIl, 275; véase Spinoza, 1977, 128); el deseo es al mismo
tiempo el corazón de la existencia humana y la preocupación central del psicoanálisis.
Una de las más importantes críticas que hizo Lacan a las teorías psicoanalíticas de su época fue que
ellas tendían a confundir el concepto de deseo con los conceptos relacionados de DEMANDA Y
NECESIDAD. En oposición a esta tendencia, Lacan insiste en distinguir estos conceptos. (…)La
necesidad es un INSTINTO puramente biológico, un apetito que surge de los requerimientos del
organismo. Y que se elimina por completo (aunque solo temporariamente) cuando es satisfecho. El
sujeto humano, que nace en un estado de DESAMPARO, es incapaz de satisfacer sus propias
necesidades, y por lo tanto depende del Otro para que lo ayude a hacerlo. A fin de lograr la ayuda del
Otro, el infante tiene que expresar sus necesidades vocalmente; la necesidad tiene que articularse
como demanda. Las demandas primitivas del infante pueden ser sólo gritos inarticulados, pero sirven
para llevar al Otro a atender las necesidades del niño.
Sin embargo, la presencia del Otro pronto adquiere importancia por sí misma, una importancia que va
más allá de la satisfacción de la necesidad, puesto que esa presencia simboliza el amor del Otro. De
modo que la demanda asume pronto una doble función: sirve como articulación de la necesidad y
como demanda de amor. Pero, si bien el Otro puede proporcionar los objetos que el sujeto requiere
para satisfacer SUS necesidades, no puede proporcionar ese amor incondicional que el sujeto anhela.
Por lo tanto, incluso después de que hayan sido satisfechas las necesidades articuladas en la demanda,
el otro aspecto de la demanda, el anhelo de amor, subsiste insatisfecho, y este resto es el deseo.
"El deseo no es el apetito de satisfacción, ni la demanda de amor, sino la diferencia que resulta de
sustraer el primero de la segunda" (E. 287). De modo que el deseo es el excedente producido por la
articulación de la necesidad en la demanda; "El deseo comienza a tomar forma en el margen en el cual
la demanda se separa de la necesidad" (E, 311). A diferencia de una necesidad, que puede ser
satisfecha y deja de motivar al sujeto hasta que surge otra necesidad, el deseo no puede ser satisfecho;
es constante en su presión, y eterno. La realización del deseo no consiste en "satisfacerlo" sino en
reproducirlo como deseo.
La distinción que traza Lacan entre necesidad y deseo, que sustrae totalmente el concepto de deseo
del reino de la biología, recuerda mucho la distinción de Kojeve entre el deseo animal y el deseo
humano: el deseo es distintivamente humano cuando se dirige hacia el deseo de otro, o hacia un
objeto que es "perfectamente inútil desde el punto de vista biológico" (Kojeve, 1947,6).
El deseo es siempre "el deseo de alguna otra cosa" (E. 167), puesto que es imposible desear lo que uno
ya tiene. El objeto de deseo es continuamente pospuesto, por lo cual el deseo es una METONIMIA (E,
175).

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Otro: Más de una vez hemos hecho referencia a la importancia que adquieren esos Otros
significativos en nuestra constitución subjetiva, entendiendo que para que ese psiquismo incipiente
devenga sujetx se necesita de la asistencia de otro, para poder sobrevivir necesitamos de otro. Y esta
construcción es posible a través de la socialización a partir de las tres funciones –bien conocidas por
ustedes- a saber, Función Materna, Función Paterna, Función del Campo Social. Vale aclarar que las
tres funciones son condición necesaria para que sea posible la constitución como sujetx.
En este sentido, el Lenguaje cumple una función constitutiva y constituyente porque imprime
significados y sentidos al sujetx; como también de nominación del mundo que lo rodea, puesto que es
mucho más que un conjunto de signos y fonemas, es una construcción social impregnado de lo
cultural.

La experiencia con el Otro tiene carácter constituyente.

“El otro desde su acción y sus significaciones, que no son solo individuales, sino también sociales,
significa a la vez la experiencia del infans, contribuyendo a determinar cualidades de los objetos
internos y formas de interpretación de la realidad” (Quiroiga, A, 1990).

Esta inscripción de lo social forma parte indisoluble y estructurante en la subjetividad de cada sujetx,
dado que lo sujeta a un universo organizado con reglas y normas. “La cultura no contextualiza al otro,
sino que lo define”, dirá Silvia Bleichmar.
La escuela se encuentra inmersa dentro de este campo social, y como tal decimos que opera como un
lugar de pasaje fundamental en la vida del niñe, pues constituye subjetividad.

Bibliografía:

 AYORA, Marcela. (2013) “El deseo de mirar”. Revista Diario La Nación. 03 de marzo de 2013.
 Cuadernillos de ESI. Educación Sexual Integral para la Educación primaria. Ministerio de
Educación.
 Ficha UBA: Estudio de los procesos inconscientes. Facultad de Psicología.
 KAROL, M. (1999) La constitución subjetiva del niño, en De la Familia a la escuela.
 LAPLANCHE, J. y PONTALIS, J. (2004) Diccionario de psicoanálisis.
 RIVELIS, Guillermo. (2009) Una aproximación a la formación profesional y la práctica docente.
Cap. B “Sexualidad”, y Nuevamente A “Aparato psíquico”. NOVEDUC. Bs.

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