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2.- En este sentido es importante señalar que “el tema del asilo territorial [ha] sido
incluido por primera vez, en 1947, por la Comisión de Derechos Humanos, en el
marco de la elaboración de la Carta Internacional sobre el tema. En esa instancia,
a lo que se llegó, fue a la adopción del artículo 14 de la Declaración Universal de
los Derechos Humanos, [el cual señala que:] este derecho no podrá ser invocado
contra una acción judicial realmente originada por delitos comunes o por actos
opuestos a los propósitos y principios de las Naciones Unidas”.
3.- En el mismo tenor “la Declaración Americana de los Derechos y deberes del
Hombre, adoptada en la IX Conferencia Internacional Americana, en abril de 1948,
se refiere en su artículo XXVII, al derecho de asilo en los siguientes términos: Toda
persona tiene derecho de buscar y recibir asilo en territorio extranjero en caso de
persecución que no sea motivada por delitos de derecho común y de acuerdo con
la legislación de cada país y con los convenios internacionales”.
Así, se puede apreciar que, en conjunto, estas disposiciones reflejan el compromiso
de la comunidad internacional con la protección de los derechos humanos en
diferentes contextos y situaciones. Ambos documentos reconocen la importancia
de garantizar un asilo seguro para aquellos que enfrentan persecución, ya sea por
motivos políticos, religiosos u otros. Sin embargo, al mismo tiempo, establecen
ciertas limitaciones para asegurar que el asilo no se convierta en un medio para
eludir la justicia por crímenes graves o acciones contrarias a los principios
fundamentales de la sociedad internacional.
Por tanto, dicho acuerdo establece una serie de condiciones para la concesión de
asilo, que se suman a las limitaciones ya discutidas en la Declaración Universal de
los Derechos Humanos y la Declaración Americana de los Derechos y Deberes del
Hombre. Específicamente, prohíbe otorgar asilo a personas que enfrentan
cargos por delitos comunes ante tribunales ordinarios o que sean desertores
de fuerzas militares, a menos que sus acciones estén claramente motivadas por
razones políticas.
Se demuestra que tales acciones constituyen delitos comunes y que los individuos
implicados no han cumplido las penas respectivas, entonces no se justificaría
concederles asilo, a menos que puedan demostrar que su persecución tiene un
claro carácter político y que están siendo perseguidos por motivos políticos
legítimos.
V.- Petición.
La República de Ecuador solicita que los Estados Unidos Mexicanos aborden estas
preocupaciones y adopten medidas concretas para rectificar cualquier concesión
de asilo que contravenga las disposiciones de la Convención sobre Asilo
Diplomático. Además, se insta a los Estados Unidos Mexicanos a fortalecer los
mecanismos de evaluación de solicitudes de asilo, garantizando que estas se
ajusten plenamente a los criterios establecidos en la Convención y a los principios
internacionales de protección de los derechos humanos y el mantenimiento del
orden público y la seguridad internacional.
Por último, es necesario señalar que la República de Ecuador espera que esta
solicitud hecha a esta honorable Corte de Justicia Internacional sirva como punto
de partida para el diálogo constructivo entre ambas naciones, con el objetivo de
resolver las discrepancias interpretativas y fortalecer la aplicación efectiva de la
Convención sobre Asilo Diplomático. Solo mediante el respeto mutuo por el marco
legal internacional y el compromiso compartido con la protección de los derechos
humanos se podrá garantizar un sistema de asilo justo y eficaz en el contexto
interamericano.
**Firma:**
[Nombre del representante legal de la República de Ecuador]
[Fecha]