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En el marco del estado de calamidad, es necesario recordar que en el año 2014 se emitió el
Acuerdo Ministerial 247-2014 que creó el Sistema de Gobernanza en la Gestión de Riesgo y
Desastres para la Seguridad Escolar. Si bien el Acuerdo creo una estructura administrativa
encargada de prever situaciones como la actual, también ordenó que todos los Centros
Educativos contasen con un plan de seguridad del centro, e integrar el Comité Escolar de
Gestión de Riesgo (director que preside el comité, y un mínimo de dos docentes para
coordinar el cumplimiento del Plan).
La educación pública, gratuita, laica, de calidad para todas y todos es un derecho humano
fundamental de carácter colectivo, por lo cual el Estado, como garante institucional de los
derechos, es el responsable de su realización. La educación debe estar al servicio de la
dignificación de la vida y de las personas y promover el único desarrollo aceptable: aquel que
tenga como fin la realización de todos los derechos humanos.
Otra amenaza al paradigma de la educación como derecho humano es el enorme lucro que se
genera cuando la educación, tomada como servicio y negocio, es comercializada.
La situación actual
La cobertura escolar en Guatemala ha evolucionado refleja un país que vive una de las más
crueles y absurdas paradojas, por un lado, cuenta con uno de los cinco premios Nobel de
literatura de la región y por el otro, tiene uno de los índices más altos de analfabetismo y,
sobre todo, de baja escolaridad en el total de su población.
El derecho a la educación vulnerado, aunque las cifras que se presentan siempre son
discutidas, las últimas informaciones del Ministerio de Educación situaban al analfabetismo
para el año 2017 en 24% de la población mayor de 15 años, con índices más altos en la
población mayor de 40 años y más bajos entre los menores de 30.32 En lo que a la cobertura
escolar se refiere, si bien para el año de 2007 la tasa bruta33 nacional de escolaridad en el
nivel primario era de 113%, la tasa neta nacional era de 95%, con significativos déficits en los
departamentos de Alta Verapaz Quiché, Huehuetenango, Chimaltenango y Sacatepéquez,
donde se concentra el 30% de la población infantil entre los 7 y los doce años. El 11% del total
de la matrícula en el nivel primario está captada por el sector privado, con una alta proporción
en el departamento de Guatemala donde de cada 10 niños inscriptos más de 3 lo están en
centros particulares.
Si bien buena parte de esta baja asignación tiene que ver con la manera en que la educación
ha sido entendida, obviándose históricamente su concepción y conceptualización de ser un
derecho inherente e irrenunciable del ciudadano, otra buena parte tiene que ver con la
insistente y marcada presión que los sectores religiosos y conservadores han hecho para evitar
que el Estado se ocupe y encargue de la formación de las nuevas generaciones. Se ha acusado
a los funcionarios públicos de ser incapaces para administrar el sistema escolar y ofrecer
educación e instrucción a las nuevas generaciones, pero es evidente que ese sector ha sido
incapaz de universalizar la cobertura, lograda sólo con relativa calidad en aquellos planteles
dedicados de manera clara y abierta a la formación de las élites a través del pago de altas
cuotas y contribuciones.