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ANÁLISIS DE LA ECONOMÍA DE BOLIVIA EN EL PERIODO

1952-2024

I.- INTRODUCCIÓN.

La economía en Bolivia en estos últimos 72 años fue muy variante y tuvo


periodos de crecimiento y también contracciones, para un mejor estudio
sobre este tema, se dividió este gran periodo de tiempo en los siguientes
ciclos para un mejor análisis sobre lo que ocurrió en nuestro país en
materia económica:

1952- 1985 Periodo Nacionalista.


1985- 2004 Periodo Neoliberal.
2004- 2024 Periodo de reconfiguración del Estado.

Abarcaremos en cada periodo, una descripción resumida de la coyuntura


política y social, cual era la economía establecida según la Constitución
Política del Estado vigente en ese periodo, cuáles fueron las
características mas importantes vinculadas al avance económico, cuál
era la participación del Estado en la economía y algunos aspectos
importantes de cada periodo en cuanto a datos económicos.

Finalmente a manera de comentario arribaremos a conclusiones que


permitirán sintetizar lo abarcado.

II.- DESARROLLO.

A.- 1952- 1985 Periodo Nacionalista.

Este periodo que marca su inicio con la Revolución Nacional de


1952, se constituye en un hito muy importante en la historia
política de nuestro país, grandes cambios se darían los primeros
años, como la Reforma Agraria y la Nacionalización de las Minas,
que juntamente con el cambio de normativa dio lugar a un avance
por transformar la sociedad semi feudal que se tenía a una más
moderna.

La Revolución de 1952 se constituye en un hito para entender la


historia moderna de Bolivia. Los cambios políticos, institucionales
y económicos que siguieron a la revolución marcaron el camino
por el que la sociedad boliviana transitó en las siguientes décadas
(Dunkerley, 1987). La nacionalización de las minas trasladó el
control económico a manos del Estado, mientras que la reforma
agraria y el voto universal permitieron la ciudadanización de los
campesinos y su incorporación al emergente mercado. El

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gobierno del Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR) se
vio interrumpido en 1964 por medio de un golpe militar liderizado
por René Barrientos, a partir de lo cual Bolivia habría de vivir una
larga noche de dictaduras, con esporádicos momentos
democráticos. El nacionalismo, con vaivenes entre el populismo y
el reformismo, fue el marco ideológico de este periodo, en el que
destaca la dictadura de Bánzer (1971-1978), por su larga
duración, y la dictadura de García Meza (1980-1981), por su
violencia, intolerancia y abuso atrabiliario e irresponsable del
poder (Mesa, Gisbert y Mesa, 1997).

A inicios de la década del ochenta, los gobiernos militares estaban


acabados. Así, en 1982 se recupera la democracia. El gobierno
del Presidente Hernán Siles Suazo, apoyado por el Movimiento
Nacionalista Revolucionario de Izquierda (MNRI), el Movimiento
de la Izquierda Revolucionaria (MIR) y el Partido Comunista de
Bolivia (PCB), es incapaz de controlar las presiones sociales y, al
mismo tiempo, manejar la crisis económica, que terminarán
reduciendo su mandato constitucional en un año.

El Régimen Económico Financiero al que se enfrento la


Revolución Nacional era el descrito en la Constitución Política del
Estado de 1947, la cual establecía lo siguiente:

“Sección decimatercera
Régimen económico y financiero.

Artículo 107°.- El régimen económico debe responder


esencialmente a principios de justicia social, que tiendan a
asegurar para todos los habitantes una existencia digna del ser
humano.
Artículo 108°.- Son del dominio originario del Estado, a más de
los bienes a los que actualmente la ley da esa calidad, todas las
sustancias del reino mineral, las tierras baldías con todas sus
riquezas naturales, las aguas lacustres, fluviales y medicinales,
así como todas las fuerzas físicas susceptibles de
aprovechamiento económico. Las leyes establecerán las
condiciones de este dominio así como las de adjudicación a los
particulares.
Artículo 109°.- El Estado podrá regular, mediante ley, el ejercicio
del comercio y de la industria, cuando así lo requieran, con
carácter imperioso, la seguridad o necesidad públicas. Podrá
también en estos casos, asumir la dirección superior de la
economía nacional. Esta intervención se ejercerá en forma de
control, de estímulo o de gestión directa.
Artículo 110°.- El Estado podrá, con cargo de aprobación
legislativa en Congreso, establecer el monopolio fiscal de
determinadas exportaciones, siempre que las necesidades del

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país así lo requieran. Controlará asimismo las disponibilidades en
moneda extranjera. La exportación del petróleo y sus derivados,
de propiedad fiscal o particular, sólo se hará por intermedio del
Estado o de una entidad que lo represente.
También la importación de materias primas para la industria
nacional podrá hacerse por el Estado o por una entidad que lo
represente.
Artículo 111°.- Todas las empresas establecidas para
explotaciones, aprovechamiento o negocios en el país se
considerarán nacionales y estarán sometidas a la soberanía, a las
leyes y a las autoridades de la República.
Artículo 112°.- Las rentas del Estado se dividen en nacionales,
departamentales y municipales, y se administrarán
independientemente por sus tesoros. Ningún dinero se sacará de
estos tesoros, sino conforme a los respectivos presupuestos.
Una ley orgánica clasificará los ingresos nacionales,
departamentales y municipales.
Los recursos departamentales, municipales o universitarios,
recaudados por oficinas dependientes del tesoro nacional, de
ninguna manera podrán ser centralizados en dicho tesoro.

Producto de la necesidad de constituir la política que se ejercería


en este periodo fue necesaria reformar la Constitución en el año
1961, incorporándose las medidas adoptadas por la
Revolución: Nacionalización de las minas, Sufragio universal,
Reforma agraria, Reforma educativa, Régimen de seguridad
social entre otras. El texto en cuanto al régimen económico decía
lo siguiente:

“Sección VIII Régimen Económico y Financiero Capitulo I

Artículo 137.- El régimen económico debe responder


esencialmente a principios de justicia social, que tiendan a
asegurar para todos los habitantes una existencia digna del ser
humano.
Artículo 138.- Son del dominio originario del Estado, además de
los bienes a los que la ley les dá esa calidad, el suelo y el
subsuelo con todas sus riquezas naturales, las aguas lacustres,
fluviales y termales, así como los elementos y fuerzas físicas
susceptibles de aprovechamiento. Las leyes establecerán las
condiciones de este dominio, así como las de su concesión y
adjudicación a los particulares.
Artículo 139.- Los bienes del patrimonio de la Nación constituyen
propiedad pública. la cual es inviolable, siendo deber de todo
habitante del territorio nacional respetarla y protegerla. Las
Constituciones Políticas de Bolivia 1826 - 2009 291
Artículo 140.- Pertenecen al patrimonio de la Nación los grupos
mineros nacionalizados como una de las bases para el desarrollo

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y diversificación de la economía del país. La dirección y
administración superiores de la industria minera estatal estarán a
cargo de una entidad autárquica con las atribuciones que
determina la ley.
Artículo 141.- La exploración, explotación, comercialización, y
transporte del petróleo y substancias derivadas, corresponden al
Estado. Este derecho lo ejercerá mediante una entidad
autárquica, o a través de concesiones y contratos por tiempo
limitado a sociedades mixtas o a personas privadas conforme a
ley. Ninguna concesión o contrato podrá conferir la propiedad de
los yacimientos petrolíferos.
Artículo 142.- La promoción y desarrollo de la energía nuclear es
función del Estado.
Artículo 143.- No se permitirá la acumulación privada de poder
económico en grado tal que ponga en peligro la independencia
económica del Estado. No se reconoce ninguna forma de
monopolio privado. Las concesiones de servicios públicos, cuando
excepcionalmente se hagan, no podrán ser otorgadas por un
período mayor de 40 años.
Artículo 144.- El Estado podrá regular, mediante ley, el ejercicio
del comercio y de la industria, cuando así lo requieran, con
carácter imperioso, la seguridad o necesidad públicas. Podrá
también en estos casos asumir la dirección superior de la
economía nacional. Esta intervención se ejercerá en forma de
control, de estímulo o de gestión directa”.

Haciendo una comparación en cuanto a las dos constituciones


que se emplearon en este periodo, se puede evidenciar la gran
intervención del Estado en la economía, sentando la propiedad de
los recursos naturales provenientes de su territorio.

Más allá de dicha actitud nacionalizadora, del discurso contra lo


que se vino a denominar "la rosca minero-feudal", no existía,
ciertamente, una visión integral del funcionamiento económico; la
Tesis de Ayopaya, documento exhibido como base del proceso
revolucionario, no era otra cosa que una adecuación del programa
económico desarrollado por Merwin Bohan. La Reforma Agraria,
sancionada a poco más de un año de la revolución, completó el
panorama de lo que fue el cambio más trascendental, por lo
menos en el ámbito económico, que se dio desde la consolidación
de la República.

Aunque contaba con una amplia base social de sustento, el


modelo económico fuertemente estatista hizo aguas a los pocos
años del triunfo de la revolución, y la profunda crisis que
sobrevino parecía presagiar el derrumbe de toda la visión que
había germinado al menos durante veinte años. Fue en ese
escenario que, en 1956, se tuvo la necesidad de aplicar un

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programa de ajuste de características ortodoxas. A pesar de que
algunos analistas consideran que con estas medidas el MNR
habría traicionado la revolución, cabe destacar que el ajuste
realizado durante la gestión del presidente Hernán Siles Zuazo
salvó a la revolución de lo que habría sido su colapso. El ajuste, si
bien tenía características ortodoxas en sus instrumentos y
mantenía una fuerte presencia del Estado en las actividades
productivas y en el control de las principales variables
macroeconómicas, logró, después de dos años de su aplicación,
una recuperación de la economía.

Pacheco (2001) puntualiza que los resultados de la estabilización


fueron positivos, en la medida en que, al prohibirse a las
instituciones públicas contraer préstamos del Banco Central, se
redujo considerablemente la tasa de aumento de la oferta
monetaria y, en consecuencia, también disminuyó el déficit fiscal,
desinflándose notoriamente las presiones inflacionarias. Como
también anota Pacheco, la elevación de los precios del estaño es
un elemento importante a considerarse cuando se analiza el
crecimiento en los años que siguieron a 1958. Asimismo, no
debería dejarse de anotar que más de un 80 por ciento del déficit
del sector público era cubierto con la ayuda norteamericana.

El fracaso del modelo económico basado en la sustitución de


importaciones y la pérdida de la base social del MNR condujeron,
según Zavaleta (1992), a la irrupción del régimen despótico de
René Barrientos, que marcaría el inicio de un proceso de
desorden económico y la reactivación de actitudes nacionalistas
como la nacionalización de la Gulf Oil, que culminaron con la
experiencia populista de 1970 y la crisis estatal de 1971.

Durante el periodo que va de 1971 a 1977, correspondiente a la


dictadura de Hugo Bánzer, la economía mostró un
comportamiento positivo. Se recuperó el crecimiento, favorecido,
fundamentalmente, por un elevado endeudamiento externo y, en
cierta medida, por los precios de los productos de exportación. En
ese marco de crédito externo barato y un comportamiento
creciente de los precios, especialmente del estaño, era posible
sostener la protección a la industria nacional; sin embargo, cabe
anotar que el sector industrial no respondió de la manera que se
esperaba. En lo referente al sector petrolero, como lo destacan
Mesa y otros (1997), Bolivia alcanzó su máxima capacidad
exportadora de líquidos en 1975, la que, a partir de ese año,
comenzó a disminuir hasta cubrir difícilmente el mercado interno,
junto a un proceso en el que YPFB entraba en una preocupante
espiral de pérdidas. La situación mejoró ostensiblemente con los
importantes descubrimientos de reservas de gas natural y la
conclusión del gasoducto a la Argentina. La importancia de las

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exportaciones de gas se reflejó en que éstas superaban el 50 por
ciento del total de las exportaciones en los primeros años de la
década del ochenta.

El periodo que va desde la renuncia de Bánzer, en 1978, hasta la


recuperación efectiva de la democracia, en 1982, es de elevada
convulsión política y desangramiento de la economía, lo que haría
crisis durante el gobierno de la Unidad Democrática y Popular.
Entre 1982 y 1985 la economía se caracterizó por un agudo
proceso inflacionario que llegó a superar el 20,000 por ciento a
doce meses. Los factores disparadores del proceso inflacionario
fueron el abultado déficit del sector público y la pesada carga del
servicio de la deuda externa, en un contexto de disminución del
crecimiento del lado real de la economía (Morales, 1987). El
gobierno de entonces intentó parar la crisis mediante varias
medidas, entre ellas la moratoria de la deuda externa; sin
embargo, ninguno de estos esfuerzos logró un resultado positivo.
Ante la inminencia de una debacle total del sistema económico, se
adelantaron las elecciones y Víctor Paz Estenssoro fue elegido
por el Congreso como Presidente Constitucional de la República.

B.- 1985- 2004 Periodo Neoliberal.

En 1985 se consolida la democracia a través de lo que se


denominó la "democracia pactada". El gobierno del MNR, con
Víctor Paz Estenssoro como presidente, tendrá el apoyo de
Acción Democrática Nacionalista (ADN) para cerrar el ciclo
nacionalista e inaugurar la denominada fase liberal moderna, cuya
necesidad histórica fue señalada precisamente por Paz
Estenssoro (Sorman, 1987).

La Nueva Política Económica, aplicada a partir de 1985, que


trataremos en el siguiente punto, inició un nuevo ciclo que
posteriormente se vería profundizado durante la presidencia de
Gonzalo Sánchez de Lozada (1993-1997). Fue durante este
nuevo gobierno del MNR que se realizaron las "Reformas de
Segunda Generación", entre las cuales destacan como las más
importantes la capitalización de las principales empresas
estatales, la Participación Popular, la Reforma del Sistema de
Pensiones y la Reforma Educativa, porque cambiaron la
estructura económica y social del país. Cabe destacar que la
Participación Popular, al otorgar recursos a los municipios a
través de un sistema de coparticipación tributaria, implicó un
proceso de descentralización gubernamental que dio calidad de
ciudadanos a los habitantes de muchas regiones olvidadas
(Galindo, 1998).

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Después del gobierno de Bánzer-Quiroga, Sánchez de Lozada
vuelve a ganar las elecciones y jura como Presidente
Constitucional, en su segundo mandato, en agosto del 2002.
Sánchez de Lozada ganó las elecciones con un pequeño margen
de votos pero con elevado rechazo de importantes grupos de la
población, que no podían perdonarle la capitalización de la
empresa de hidrocarburos, uno de los símbolos del periodo
nacionalista. Los pocos meses que duró su gobierno estuvieron
caracterizados por consecutivos errores en el manejo de la crisis
económica y de los conflictos sociales. En febrero de 2003 la
ciudad sede de gobierno había sufrido una fuerte convulsión
social con el saldo de varios muertos, y en octubre del mismo año
la situación se había tornado insostenible. Así, después de varios
días de enfrentamiento entre las fuerzas gubernamentales
(Ejercito y Policía) y grupos alzados en las ciudades de La Paz y
El Alto, Sánchez de Lozada se ve forzado a renunciar y huir a
Estados Unidos de Norteamérica. En octubre de 2003 asume la
presidencia, por sucesión constitucional, el Vicepresidente, Carlos
Mesa Gisbert. El movimiento vencedor de octubre, una extraña
mezcla entre posiciones indigenistas, nacionalistas e
izquierdistas, si bien logró derrocar al gobierno, reavivando la
visión estatista del pasado y buscando legitimación mediante una
Asamblea Constituyente, no logra construir una hegemonía
nacional. Fruto de esta incapacidad, en enero de 2005 se levanta
una contraofensiva en Santa Cruz, que aunque también alcanza
una victoria importante, logrando avanzar hacia las autonomías
regionales, tampoco es capaz de lograr una supremacía en el
contexto político nacional.

En la Constitución de 1995, la cual reformó la Constitución de


1967 en cuanto a la Política Económica en nuestro país se tenia
la siguiente norma:
“Artículo 141.- El Estado podrá recular, mediante ley, el ejercicio
del comercio y de la industria, cuando así lo requieran, con
carácter imperioso, la seguridad o necesidad públicas. Podrá
también, en estos casos, asumir la dirección superior de la
economía nacional. Esta intervención se ejercerá en forma de
control, de estímulo o de gestión directa.
Artículo 142.- El Poder Ejecutivo podrá, con cargo de aprobación
legislativa en Congreso, establecer el monopolio fiscal de
determinadas exportaciones, siempre que las necesidades del
país así lo requieran.
Artículo 143.- El Estado determinará la política monetaria,
bancaria y crediticia con objeto de mejorar las condiciones de la
economía nacional. Controlará, asimismo, las reservas
monetarias.
Artículo 144.-

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I. La programación del desarrollo económico del país se realizará
en ejercicio y procura de la soberanía nacional. El Estado
formulará periódicamente el plan general de desarrollo económico
y social de la República, cuya ejecución será obligatoria. Este
planeamiento comprenderá los sectores estatal, mixto y privado
de la economía nacional;
II. La iniciativa privada recibirá el estímulo y la cooperación del
Estado cuando contribuya al mejoramiento de la economía
nacional.
Artículo 145.- Las explotaciones a cargo del Estado se realizarán
de acuerdo a planificación económica y se ejecutarán
preferentemente por entidades autónomas, autárquicas o
sociedades de economía mixta. La dirección y administración
superiores de éstas se ejercerán por directorios designados
conforme a ley. Los directores no podrán ejercer otros cargos
públicos ni desempeñar actividades industriales, comerciales o
profesionales relacionadas con aquellas entidades.

Como se puede evidenciar en este periodo de tiempo, ya no


existe normativa rígida que imponía al Estado el monopolio de la
economía, esta reforma constitucional permitió una economía mas
liberada del Estado.

En agosto de 1985 se promulga el Decreto Supremo 21060, que


haría cambiar el modelo económico estatista. Se estableció una
política de fuerte control fiscal, se prohibió la contratación de
deuda por parte de las entidades del Estado sin autorización
previa, se eliminó la prohibición de operaciones con moneda
extranjera y se liberalizaron los precios y las tasas de interés.
Asimismo, se liberalizó el comercio exterior, se congelaron los
salarios en el sector público y se dejó al mercado la fijación de los
salarios en el sector privado. El plan de ajuste fue complementado
con una reforma tributaria y la creación de un Fondo para apoyar
a los grupos sociales más vulnerables. Cabe destacar que gran
parte del financiamiento del programa de ajuste recayó en el
sector de hidrocarburos, en tanto que la empresa estatal de
petróleo (YPFB) transfería, en calidad de regalías e impuestos, el
65 por ciento de sus ingresos brutos al Tesoro General de la
Nación.

La Nueva Política Económica, mediante una rígida disciplina fiscal


y un riguroso control de la oferta de dinero, logró contener el
proceso inflacionario. Las reservas internacionales mejoraron de
manera significativa y el tipo de cambio se mantuvo dentro de
límites manejables. En el sector real, la fase recesiva que
caracterizó el periodo 1978-1986 fue revertida, y la tasa de
desempleo se redujo en siete puntos porcentuales. En el contexto
del comercio exterior, las exportaciones, que durante la crisis se

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habían reducido a niveles mínimos y mostraban signos de
crecimiento negativos, fueron uno de los problemas más difíciles
que tuvo que enfrentar el gobierno, sobre todo a causa de la
dramática caída del precio del estaño en octubre de 1985 y la
caída de los precios de exportación de gas. Fue recién a partir de
1987 que se pudo revertir esta tendencia, pasando el país a
mostrar tasas de crecimiento positivas en las exportaciones.
Respecto al flujo de capitales, también se logró pasar de un
comportamiento negativo a otro positivo en 1987 (Antezana
(1988) y Cariaga (1996).

Durante la gestión de Gonzalo Sánchez de Lozada (1993-1997)


se realizaron las denominadas "Reformas de Segunda
Generación", entre las que destacan la capitalización de las
empresas del Estado, la Participación Popular y la Reforma del
Sistema de Pensiones. La primera de ellas tuvo su causa principal
en el hecho de que las principales empresas estatales no
solamente mostraban un virtual estancamiento sino una profunda
crisis. La Empresa Nacional de Ferrocarriles había acumulado un
pasivo de 200 millones de dólares norteamericanos y presentaba
pérdidas cercanas a los 20 millones de dólares anuales; el Lloyd
Aéreo Boliviano tenía pérdidas anuales superiores a los 6 millones
de dólares; Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos, en 60
años de existencia, apenas había alcanzado a explorar un 13 por
ciento del territorio potencialmente hidrocarburífero del país y, de
manera similar, la Empresa Nacional de Electricidad apenas había
logrado aprovechar el 1.4 por ciento del potencial hidroeléctrico.
Finalmente, la Empresa Nacional de Telecomunicaciones era
incapaz de ampliar su cobertura. En este contexto de profunda
crisis, la capitalización tuvo sin duda un efecto beneficioso, pues
estas cinco empresas estatales lograron atraer una inversión
extranjera de 1,670 millones de dólares americanos.

Por otra parte, la Participación Popular fue un mecanismo de


cambio de la estructura del Estado que abrió un proceso de
descentralización, distribuyendo el 20 por ciento de
coparticipación tributaria a los municipios. Finalmente, la Reforma
del Sistema de Pensiones eliminó el anterior sistema de reparto,
que se encontraba en quiebra, sustituyéndolo por un sistema de
capitalización individual. A la fecha, sin embargo, el costo del
cambio de sistema es una pesada carga para las finanzas
públicas, debido a que no contó con financiamiento externo.

La gestión económica entre los años 1993 y 1997 mostró,


evidentemente, una importante mejora de la economía nacional.
Las reservas internacionales netas superaron los 1,000 millones
de dólares, garantizando una estabilidad que se reflejó en una
tasa de inflación de un dígito, al tiempo que la tasa de crecimiento

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alcanzó el 5 por ciento. (Mercado, 1999). Pero en 1999 y hasta el
2003, la economía boliviana se derrumba por efecto de las crisis
internacionales, especialmente la ocurrida en Brasil, así como por
un manejo poco adecuado de la política económica.

C.- 2004- 2024 Periodo de reconfiguración del Estado.

La victoria electoral del Movimiento Al Socialismo (MAS) en las


elecciones presidenciales de diciembre de 2005 en Bolivia supuso
un punto de inflexión en la historia del país. Tras 2 décadas de
sucesivos gobiernos de corte neoliberal (1985-2005), un proyecto
político impulsado por los movimientos sociales y
fundamentalmente por los movimientos indígenas lograba triunfar
en las elecciones y conseguía acceder al Poder Ejecutivo.

Tras cinco años (2000-2005) de fuerte conflictividad social,


durante los cuales se produjeron fuertes movilizaciones sociales
contra el gobierno (el denominado ‘ciclo rebelde’), un movimiento
liderado por sectores indígenas asumía la presidencia boliviana y
ponía en marcha un nuevo proyecto de país que pretendía romper
con el régimen anterior. Los pilares de la propuesta de gobierno
del MAS eran los siguientes: refundación política del país a través
de una asamblea constituyente, superación del modelo
económico neoliberal y rescate de la soberanía nacional (Uharte,
2013).

En el año 2009 se aprueba la nueva Constitución Política del


Estado, después de un proceso constituyente que convoco a una
Asamblea logrando grandes cambios políticos, sociales y
económicos en la denominada Carta magna, esta Constitución
vigente hasta el día de hoy establece en cuanto a la Economía lo
siguiente:

“TÍTULO I ORGANIZACIÓN ECONÓMICA DEL ESTADO


CAPÍTULO PRIMERO DISPOSICIONES GENERALES
Artículo 306. I. El modelo económico boliviano es plural y está
orientado a mejorar la calidad de vida y el vivir bien de todas las
bolivianas y los bolivianos. II. La economía plural está constituida
por las formas de organización económica comunitaria, estatal,
privada y social cooperativa. III. La economía plural articula las
diferentes formas de organización económica sobre los principios
de complementariedad, reciprocidad, solidaridad, redistribución,
igualdad, seguridad jurídica, sustentabilidad, equilibrio, justicia y
transparencia. La economía social y comunitaria complementará
el interés individual con el vivir bien colectivo. IV. Las formas de
organización económica reconocidas en esta Constitución podrán
constituir empresas mixtas. V. El Estado tiene como máximo valor

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al ser humano y asegurará el desarrollo mediante la redistribución
equitativa de los excedentes económicos en políticas sociales, de
salud, educación, cultura, y en la reinversión en desarrollo
económico productivo.
Artículo 307. El Estado reconocerá, respetará, protegerá y
promoverá la organización económica comunitaria. Esta forma de
organización económica comunitaria comprende los sistemas de
producción y reproducción de la vida social, fundados en los
principios y visión propios de las naciones y pueblos indígena
originario y campesinos.
Artículo 308. I. El Estado reconoce, respeta y protege la iniciativa
privada, para que contribuya al desarrollo económico, social y
fortalezca la independencia económica del país. II. Se garantiza la
libertad de empresa y el pleno ejercicio de las actividades
empresariales, que serán reguladas por la ley.
Artículo 309. La forma de organización económica estatal
comprende a las empresas y otras entidades económicas de
propiedad estatal, que cumplirán los siguientes objetivos: 1.
Administrar a nombre del pueblo boliviano los derechos
propietarios de los recursos naturales y ejercer el control
estratégico de las cadenas productivas y los procesos de
industrialización de dichos recursos. 2. Administrar los servicios
básicos de agua potable y alcantarillado directamente o por medio
de empresas públicas, comunitarias, cooperativas o mixtas. 3.
Producir directamente bienes y servicios. 4. Promover la
democracia económica y el logro de la soberanía alimentaria de la
población. 5. Garantizar la participación y el control social sobre
su organización y gestión, así como la participación de los
trabajadores en la toma de decisiones y en los beneficios.
Artículo 310. El Estado reconoce y protege las cooperativas
como formas de trabajo solidario y de cooperación, sin fines de
lucro. Se promoverá principalmente la organización de
cooperativas en actividades de producción.
Artículo 311. 124 I. Todas las formas de organización económica
establecidas en esta Constitución gozarán de igualdad jurídica
ante la ley. II. La economía plural comprende los siguientes
aspectos: 1. El Estado ejercerá la dirección integral del desarrollo
económico y sus procesos de planificación. 2. Los recursos
naturales son de propiedad del pueblo boliviano y serán
administrados por el Estado. Se respetará y garantizará la
propiedad individual y colectiva sobre la tierra. La agricultura, la
ganadería, así como las actividades de caza y pesca que no
involucren especies animales protegidas, son actividades que se
rigen por lo establecido en la cuarta parte de esta Constitución
referida a la estructura y organización económica del Estado. 3.
La industrialización de los recursos naturales para superar la
dependencia de la exportación de materias primas y lograr una
economía de base productiva, en el marco del desarrollo

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sostenible, en armonía con la naturaleza. 4. El Estado podrá
intervenir en toda la cadena productiva de los sectores
estratégicos, buscando garantizar su abastecimiento para
preservar la calidad de vida de todas las bolivianas y todos los
bolivianos. 5. El respeto a la iniciativa empresarial y la seguridad
jurídica. 6. El Estado fomentará y promocionará el área
comunitaria de la economía como alternativa solidaria en el área
rural y urbana.
Artículo 312. I. Toda actividad económica debe contribuir al
fortalecimiento de la soberanía económica del país. No se
permitirá la acumulación privada de poder económico en grado tal
que ponga en peligro la soberanía económica del Estado. II.
Todas las formas de organización económica tienen la obligación
de generar trabajo digno y contribuir a la reducción de las
desigualdades y a la erradicación de la pobreza.”

Como se puede evidenciar en cada uno de los artículos, existe un


espíritu innovador definiendo hasta el modelo económico del país
incidiendo en el papel central del Estado en la Economía. Se
implementa la responsabilidad del Estado en la Industrialización
aspecto que no había sido tomado en cuenta en ninguna de las
constituciones anteriores.

Como resultado de un entorno externo favorable y de la


estabilidad económica, entre 2004 y 2014 Bolivia experimentó el
segundo auge más alto y más largo desde finales del siglo XIX.
De manera general, esto ocurrió por dos motivos: un contexto
económico externo más favorable, con mejores precios externos
40% más altos que las de años previos y mayor dinamismo de las
economías emergentes relacionadas con el país; y, prudente
manejo macroeconómico, a pesar del deterioro institucional y
regulatorio, según se infiere de la calificación en esta dimensión
en el Índice Global de Competitividad del Foro Económico
Mundial.

Aunque la expansión fue más modesta que auges similares en la


región, uno de los efectos positivos fue el ensanchamiento de la
clase media. Varios países experimentaron periodos de
crecimiento acelerado más prolongado y con tasas superiores a
7%, como Chile en los noventa y Perú a inicios de este siglo, sin
mencionar las notables aceleraciones en el Sudeste asiático. De
todas formas, hubo un aumento de la clase media o no pobre
desde un tercio a mediados de los noventa hasta cerca de 40%
en 2017, según la Encuesta de Hogares del Instituto Nacional de
Estadística (INE).

Entre mediados de 2014 y 2017 el país se desaceleró en línea


con un entorno externo menos favorable, así como el deterioro de

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los indicadores macroeconómicos. La abrupta caída de los
precios internacionales de materias primas, en especial
hidrocarburos, y la recesión de los dos principales socios
comerciales (Argentina y Brasil), implicó menores entradas de
recursos externos, lo cual se plasmó paulatinamente en
dinamismo más bajo del consumo privado. Por este motivo, el
crecimiento se redujo de 6,8% en 2013 a un magro 4,2% en 2017.

Las señales para apuntalar el crecimiento fueron escasas, aunque


importantes a nivel sectorial. Dos políticas fueron rescatables por
su efecto económico. La primera es la introducción del etanol
como aditivo, que se estima tendría un efecto de casi un punto
porcentual en el PIB por su impulso a la producción agrícola como
industrial. El otro proyecto para ponderar es el impulso al sistema
portuario boliviano en la Hidrovía Paraná Paraguay, el cual se
estima puede reducir los costos de comercio exterior en más de
15%.

En 2023, Bolivia cerró con un Producto Interno Bruto (PIB)


nominal de $us 46.713 millones, un 5% más que en 2022. El
gobierno de Bolivia espera un crecimiento del 3,7% para
2024. Sin embargo, el Fondo Monetario Internacional (FMI) prevé
que la economía boliviana crecerá 1,6% este 2024, menos de lo
esperado.

En 2023, las importaciones de Bolivia fueron más altas que sus


exportaciones en 585 millones de dólares. Esto se debe
principalmente a la debacle de su industria de hidrocarburos y a la
necesidad de importar carburantes cada año por más de 3.000
millones de dólares.

Un desafío cada vez más apremiante es el referido al


restablecimiento del equilibrio macroeconómico. Los altos déficit
fiscal y externo de los años recientes han podido sortearse en
virtud del alto nivel de activos externos netos acumulados durante
el auge que poco a poco se termina, el cual además permitió
recurrir al financiamiento externo. No obstante, ambos tienen un
límite puesto que el grado de endeudamiento depende de la
capacidad percibida de cumplir con los compromisos externos,
mientras que las reservas no deben caer más allá de un nivel
sostenible para los sistemas financiero, monetario y cambiario,
datos con los que no se cuentan por la falta de trasparencia.

III.- COMENTARIO.

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La historia económica de Bolivia en el siglo XX presenta dos puntos de
quiebre. El primero es la Revolución Nacional de 1952, que no
solamente cambia la estructura económica del país, sino que transforma
la forma de entender el funcionamiento de la economía en la conciencia
de las grandes mayorías de la población. No solamente fueron las
transformaciones que se llevaron a cabo después de los hechos de abril
de 1952, sino el carácter que tuvieron las reformas y la forma en que
fueron internalizadas por la sociedad las que construyeron hasta el día
de hoy condiciona nuestra lectura de los problemas económicos.

El segundo punto de quiebre tiene dos momentos o, si se prefiere, un


periodo que va de 1985 a 1997. En agosto de 1985, con la promulgación
del Decreto Supremo 21060, se da por cerrado el periodo social-estatista
iniciado en 1952, y con las denominadas "Reformas de Segunda
Generación" (1993-1997) se profundiza el cambio hacia un modelo con
menor intervención del Estado en la economía.

A pesar de los resultados positivos logrados por el ajuste de 1985 y las


reformas del periodo 1993-1997 en materia de estabilidad y crecimiento
económico, los logros alcanzados han resultado insuficientes para
enfrentar la aguda pobreza en la que se debate una gran parte de los
hogares bolivianos, y no se logró reducir la muy baja movilidad social
que condena a la marginalidad a importantes sectores de la población.

De acuerdo con los resultados del análisis de los datos para, se observa
que la economía boliviana ha tenido un comportamiento que podría
calificarse de básico o primitivo, es decir que el crecimiento del producto
se explica, en gran medida, por el crecimiento poblacional, sin mostrar
aumentos importantes en la productividad. La tasa de crecimiento
tendencial fue del 2.8 por ciento, mientras que la población creció a un
2.4 por ciento a excepción del periodos de auge (Dos primeros
gobiernos de Evo Morales).

Si bien en la segunda mitad del pasado siglo se observan tres ciclos de


crecimiento, asociado el primero a la política económica gestada en la
matriz conceptual de la Revolución de 1952, el segundo referido a las
transformaciones de mercado operadas entre 1985 y 1997, y el tercero
en la reconfiguración del Estado a partir de 2008 hasta el 2014, cabe
destacar que, en todos los casos, fueron factores externos los que
coadyuvaron a estos comportamientos, entre ellos los buenos precios de
nuestros productos de exportación, el endeudamiento externo y, en la
última fase, la inversión extranjera directa.

Bolivia ha podido superar la desaceleración a nivel global en virtud de la


fortaleza macroeconómica conseguida en el auge; y si se quiere
mantenerla, debe tomar acciones para el rebalanceo. El auge de los
sesenta y setenta terminó con el colapso de una visión de desarrollo que
derivó en la hiperinflación de los ochenta. De igual forma, la

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recuperación y modesto crecimiento de los noventa se agotó en los
primeros años de este siglo por la acumulación de desequilibrios
macroeconómicos y un fuerte descontento social. Hoy 2024, estamos
camino a incurrir en estos cambios traumáticos, por los que es prioritario
tomar las medidas del caso delineadas previamente y fortalecer la
estabilidad macroeconómica.

Finalmente, a la par de restablecer el equilibrio macroeconómico, será


importante discutir las políticas públicas que apoyen de manera
sostenible tanto la economía como también promuevan el bienestar
social.

IV.- BIBLIOGRAFÍA.

Antezana, Oscar. 1988. Análisis de la Nueva Política Económica. La


Paz, Bolivia: Los Amigos del Libro.

Argandoña, Antonio, Consuelo Gámez y Francisco Mochón.


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durante la alta inflación boliviana de 1982 a 1985. La Paz, Bolivia: ILDIS.

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