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desde un sustantivo que esencializa y nombra un ‘objeto’ (“grupo”) ya consti-

Universidad Nacional de La Plata tuido desde alguna trascendencia o por una dimensión ‘teórica’, hacia lo
Facultad de Psicología grupal como aquello que evalúa una actividad, un devenir.

PSICOTERAPIA II Pero acaso las mutaciones no se produzcan a través de instantes cortos, sino
que acarreen un extenso proceso de pensamiento. La puntuación viene al
caso, puesto que sostengo que esa mutación está produciéndose. La presen-
te colaboración pretende inscribirse en un agenciamiento de enunciación
Ficha de cátedra necesariamente colectivo.

Problemáticas
Cabe tener en cuenta cierto horizonte problemático (al decir de Althusser)
Dispositivos y agenciamientos grupales1 que estaba y está en juego: las muy diversas y extensas prácticas en y con
Osvaldo Bonano grupos que se vienen realizando en Argentina desde los ’50 y ’60, progresiva-
mente chocaron con insuficiencias en las herramientas de pensamiento y en
las nominaciones que se venían utilizando. Los “traumas sociales” –por ahora
Las vacilaciones que enredaron a quien escribe estas líneas con respecto a los con comillas, ya se verá por qué- y fracturas de los ’80 y su continuación en
términos a utilizar en el título conciernen a que adjuntar el calificativo las alteraciones histórico-subjetivas de los ’90 apremiaron a posicionar estas
“grupales” tanto a los dispositivos como a los agenciamientos es una franca cuestiones en la agenda de lo imprescindible, en la medida que presentaron
redundancia. Unos y otros son por derecho propio “grupales” si por tal se trastornos en lo que se da en llamar el “lazo” social, en los canales de inser-
entiende una propiedad matemática e incluso geométrica o topológica y ción o pertenencia social, en las formas familiares, amistosas, en la constitu-
también lo son si por grupal se entiende una especie de equivalencia respecto ción de lo común y en el ‘clima’ bien trastornado en los agrupamientos.
de ‘conjunto’ o ‘colectivo’. Por fidelidad a la temática –y el título- general de
este Cuaderno, quedó así. Digamos brevemente que el problema que intentaban pensar esas prácticas
de intervención a través de dispositivos grupales, era la tramitación (o elabo-
ración) de esas alteraciones socio históricas de un modo que fuese inheren-
¿Dispositivos? temente psíquico e histórico-social. Hoy no usaríamos esa forma de decirlo,
pues allí perdura la operación de separación propia del “pensamiento here-
En los ’80 y 90’ irrumpió y se impuso la denominación “dispositivos”. Fue así dado”, al decir de C.Castoriadis; distantes todavía de una asimilación más
que, por ejemplo, progresivamente se pasó de hablar de “los grupos” a los robusta de las lógicas de la disyunción inclusiva o síntesis disyuntiva (Deleu-
“dispositivos grupales”. Esto implica un doble tránsito, o mejor mutaciones, ze) aún debíamos remar contra corriente de nuestras propias teorías o cate-
en dos planos del pensar. Una mutación corresponde propiamente a la no- gorías –en definitiva: subjetivaciones- que seguían separando: lo psíquico / lo
ción de dispositivos, tema de esta colaboración; la otra implica la migración social.
1
Cuadernos de Campo N° XV, “Dispositivos Grupales”publicación de la Revis-
ta Campo Grupal. Buenos Aires, Mayo 2014
Osvaldo Bonano – Dispositivos y agenciamientos grupales 2

Por ejemplo, en aquella época proponíamos formulaciones2 como esta: teóricamente: los grupos terapéuticos fundados mayormente en el
Psicoanálisis, asignados como aquellos que genuinamente podían procesar
Las prácticas grupales se despliegan, en gran parte, en el marco de
transformaciones subjetivas, y correlativamente una posición satelital o
dispositivos no terapéuticos en sentido estricto (….) Trabajamos sobre
menor que tenían los otros “grupos”… y en especial otras
los modos como el psiquismo, en el marco de dispositivos colectivos
conceptualizaciones. Curiosamente, si se considera los diversos campos de
como los grupos, va tramitando la inscripción y resignificación de
operaciones, la inmensa mayoría de las prácticas grupales eran y son “no….
traumas históricos.
terapéuticas”. El punto en cuestión es, entonces, como fundamentar
La distinción entre grupos terapéuticos y aquellos otros que no lo son, es conceptualmente y de modo riguroso tales prácticas, habida cuenta que
tradicional en nuestro medio. Los aportes del Psicoanálisis a los primeros son también las otras conceptualizaciones fueron mostrando sus límites y
no solo innegables sino patrimonio extendido no solo del pichonismo sino de limitaciones. La noción de dispositivo juega en ese problema el impacto de su
muchos que contribuyeron el especial fenómeno del grupalismo en nuestro intervención.
país en el transcurso de cuatro o cinco décadas; por ejemplo la fundación de
Cabe llamar la atención sobre ciertos términos: “el / los grupo(s)”, “grupal”;
la Asociación Argentina de Psicología y Psicoterapia de Grupos data de 1954.
“intervención”; elaboración” y finalmente “dispositivos”, tema este último
Pero la cuestión que aquí venimos a revisar es la potencia relativa de las
que concita [Según la RAE: Excitar inquietudes y sediciones en el ánimo de los
diversas líneas de conceptualización respecto de lo que hoy llamamos
demás] las colaboraciones de este número de Cuadernos. En el párrafo trans-
dispositivos grupales de todo tipo. La larga y digna prosapia del Grupo
cripto y en tantos otros, propios y ajenos, se registra con claridad la oscila-
Operativo, fuente indudable de los dispositivos grupales más extensamente
ción /vacilación en los términos utilizados y en los enunciados. Recordemos
utilizados en nuestro país y varios otros por lo menos de América, también
con Ignacio Lewkowicz –justamente en este Abril de 2014, a 10 años de su
merece una revisión con respecto a las visibilidades que abrió y a las que no.3
desaparición- que cierta inestabilidad de los términos es signo de la presen-
La aclaración, que parece consideramos necesaria en aquel momento, que cia de un problema de los buenos, aquellos que no admite respuestas, sino
eran dispositivos no terapéuticos es testimonio de la fuerza que tenían experimentación que va siendo pensada con las herramientas terminológicas
concepciones según las cuales había un centro y un modelo respaldado disponibles.
2
Me refiero al equipo ROM que constituimos con Raquel Bozzolo y Marta L’Hoste La noción de “dispositivos” fue provista por la fecunda cantera de pensa-
que elaboró y publicó diversas notas y artículos, muchos de ellos compilados en El miento de Michel Foucault. Recordemos aquella contundente proposición
oficio de intervenir. Políticas de subjetivación en grupos e instituciones, Edit. Biblos, foucaultiana que marcó la transición de las epistemes a los dispositivos: “…
Buenos Aires 2008 un dispositivo es un conjunto resueltamente heterogéneo”. Esta noción post-
3
Bonano Osvaldo: "Algunas Tesis sobre el actual campo de problemas de la Psicolo- estructuralista permite pensar aquellos conjuntos en los que se enredan y
gía Social" – Periódico Campo Grupal N° 7, Setiembre de 1999, (Pág. 10). (Trabajo acoplan distintas hebras, componente o líneas -ya veremos a qué aluden
presentado en: “Psicología Social: Último Congreso del Milenio", organizado por estos términos- y en tanto es así permiten salir del cepo que imponían las
Inserción Asoc. Civil, Agosto de 1999) - "Desacoples subjetivos". Periódico Campo remisiones teóricas a los sistemas homogéneos, ese núcleo del estructuralis-
Grupal, N° 9, Noviembre de 1999 (Pág. 8/9) (Trabajo presentado en: "Psicología So- mo, siempre y cuando aquella noción se la aprehenda en su cabal dimensión.
cial: Último Congreso del Milenio", organizado por Inserción Asoc. Civil, Agosto de
1999). "Acerca de la profesionalización del psicólogo social". Revista Campo Grupal, En forma concurrente, la distinción entre grupos que se los nomina “empíri-
Año 3, N° 22, Abril de 2001. cos” -en los que es indesmentible la presencia de formaciones sociales, cultu-
rales, políticas- y el “grupo”, que en tanto objeto teórico o dispositivo meto-
Osvaldo Bonano – Dispositivos y agenciamientos grupales 3

dológico artificial permite construir un modelo teórico, parece lastrada por siguiendo en este caso la conceptualización de C. Castoriadis. De este modo
un esquema metodológico que necesita un universal (sujeto, vínculo, etc.) uno de los pilares o procesos de constitución de la subjetividad quedaba en-
que explique a los términos “empíricos”. Pero si consideramos que los uni- lazado con la dimensión histórico-social a través de la relación y el proceso de
versales no explican nada, sino que lo que hay que explicar es el universal apuntalamiento del sujeto (psíquico) en esa dimensión.
mismo y que el uno, el sujeto, el vínculo son procesos singulares de unifica-
Decíamos, por ejemplo: …cierta formación grupalista de los años sesenta,
ción vinculación y subjetivación inmanentes a un determinado dispositivo, se
enriquecida con las categorías provistas por la corriente del análisis institucio-
debe considerar que tal escisión empírico/modelo NO es pertinente, que un
nal y trabajada en los ochenta por los aportes del psicoanálisis de grupos
dispositivo, tal como lo entiende y propone Michel Foucault no es un artificio
francés … permitió captar los efectos subjetivos del apuntalamiento psíquico
tecnológico sino la forma misma de las efectuaciones de lo real, que incluye
en estos agrupamientos espontáneos, (en referencia a aquellos grupos, equi-
en sí los posibles de lo virtual y que la remisión a un sistema teórico en tanto
pos e instituciones que NO se agrupaban en torno a la convocatoria u oferta
modelo o teoría consolidada no es la forma obligada de una conceptualiza-
de un especialista ni efectuaban sus prácticas con una direccionalidad de
ción.
salud o de cura).
En tal sentido, una de las variantes con la que tropezábamos la constituía la
Pero la promesa que implicaron esas primeras formulaciones de René Kaës,
encerrona a la que llevaban por un lado ciertas concepciones acerca del “gru-
en las que “los organizadores socio-culturales de la representación” se pro-
po psicoanalítico” (tal como terminó denominándolo René Kaës) con su res-
ponían en una dimensión propia, se canceló cuando -acaso como efecto de
tricción a los organizadores fantasmáticos. En efecto, la conceptualización del
las pretensiones de legitimación de las teorías sobre los grupos al interior de
grupo “psicoanalítico”, desarrollada por el psicoanálisis francés, estuvo basa-
la institución psicoanalítica- sus proposiciones terminaron clausuradas sobre
da en artificios metodológicos cada vez más reductivos pues suprimían toda
un sistema homogéneo, el Psicoanálisis como teoría y expulsando toda hete-
otra dimensión que no fuera las de la fomentación fantasmática y la organi-
rogeneidad.5 Por lo demás, la imposibilidad de pensar la subjetividad si no es
zación vincular. En palabras de René Kaës "el enfoque psicoanalítico del gru-
articulada en representaciones, presentó y sigue presentando un obstáculo
po como una contribución general del psicoanálisis" 4 y el grupo "forma y formidable, que solo las concepciones que piensan la producción de
estructura paradigmática de una organización de vínculos intersubjetivos". subjetividad por múltiples vías semióticas permiten superar6.
En sus primeras elaboraciones Kaës había llamado "ya dicho colectivamente 5
“este estatuto metodológico del grupo hizo posible la emergencia de los procesos y
articulado", a las representaciones que existen en la sociedad con las cuales formaciones psíquicos como tales y permitió poner en suspenso o decantar sus habi-
cada sujeto se encuentra ya ahí. El mundo de las significaciones (según Kaës tuales ligaduras con las formaciones y los procesos compuestos que funcionan en los
plano de los ‘organizadores en lo socio cultural’) permitía, a la altura de esas grupos empíricos; el objeto primero del análisis no son las formaciones sociales, cul-
proposiciones, vía la teoría del apuntalamiento, pensar hasta cierto punto el turales, políticas, sino sus efectos, y solo en la medida en que se traducen en el cam-
enlace de lo psíquico y lo histórico social en el plano inmanente del po de la realidad psíquica” En Kaës, René: El grupo y el sujeto de grupo, pág. 21,
agrupamiento. Si bien Kaës llama "representaciones socioculturales" a este Amorrortu Editores, Buenos Aires, 1995. (subrayados míos)
plano, por razones que conllevan el riesgo de sesgar en exceso la referencia 6
Guattari, Félix: Caosmosis, Cap.1, “Acerca de la producción de subjetividad”… Los
a la representación, preferimos llamado plano de las significaciones, diferentes registros semióticos que concurren a engendrar subjetividad no mantienen
relaciones jerárquicas obligadas, establecidas de una vez para siempre… la subjetivi-
4
René Kaës: El estatuto teórico-clínico del grupo. De la psicología social al psicoanáli- dad es plural y polifónica… no conoce ninguna instancia dominante de determinación
sis. Conferencia dictada el 16 de Abril de 1996 en la Universidad Autónoma de Méxi- que gobierne a las demás instancias como respuesta a una causalidad unívoca. Bue-
co – Xochimilco. Revista electrónica Acheronta. nos Aires, Manantial, 1996
Osvaldo Bonano – Dispositivos y agenciamientos grupales 4

Dado que buena parte de nuestro problema era “elucidar críticamente zonas del lado del campo de operaciones, sino que es inherente al dispositivo. Tal
de la teoría psicoanalítica en las que la historia y lo histórico quedan vez convenga cierta aclaración respecto de las abundantes apelaciones a la
reducidos a acontecimientos externos y ajenos a la estructura misma del singularidad.
inconsciente”, las formulaciones sobre subjetividades y subjetivaciones “por singularidad no es necesario entender algo que se opone a lo universal,
necesitaron anclar en nociones y herramientas de pensamiento más sino un elemento que puede ser prolongado hasta la contigüidad con otro,
potentes para las prácticas y experimentaciones en curso. Veamos en pala- de manera que se obtenga una conexión (…) El conocimiento e incluso la
bras nuestras un cierto uso productivo de estas nociones: creencia tienden entonces a ser reemplazados por nociones como “agencia-
miento” o “dispositivo”, que indican una emisión y una distribución de singu-
Entendemos nuestra tarea como desplegada en el campo de intervención
laridades (…) lo que cuenta es lo singular y lo regular, lo notorio y lo ordina-
psicosocial, trabajado desde el campo de análisis que nos ofrecen por un
rio. La función de singularidad reemplaza la de universalidad”8.
lado categorías y conceptos psicoanalíticos, por ejemplo la relación de apun-
talamiento recíproco entre la dimensión propiamente psíquica, la interac- Ya en otro sentido, tampoco eran potentes las propuestas que provenían de
ción grupal y la dimensión socio-histórica y material-simbólica; y por otro variantes locales de la animación grupal, que partían también de la separa-
lado elementos del análisis institucional, respecto de nociones como implica- ción de lo psíquico y lo “social” y sostenían un tipo de actividad grupal desde
ción, atravesamiento, analizador. Los dispositivos que instituimos son típicos
un abordaje militante para la acción política. Tales propuestas replicaban la
de las intervenciones psicosociales, puesto que se trata de estrategias que
dan respuesta a ciertas urgencias y necesidades sociales (Foucault) (...) se
disociación entre el ciudadano (político) y el profesional (científico), tan pro-
trata, sobre todo, de construir diferencialmente un dispositivo que respete y pia de la táctica liberal para sobrevivir, con adecuados respaldos en una ideo-
se ajuste a la singularidad del campo (...) tener en cuenta permanentemente logía de un lado y una teoría del otro, bien al modo de una disyunción no
las propias implicaciones históricas y políticas pero también libidinales, de inclusiva. Como se ve, la penetración de términos y operadores de pensa-
los operadores y un trabajo crítico sobre ellas.7 miento del Análisis Institucional en las prácticas grupales e institucionales
desde los ’70 constituyó un aporte determinante para los intentos por traba-
En esta proposición se visualiza que la noción de dispositivo indicaba y permi-
jar y pensar las multiplicidades como tales, puesto que como dice Deleuze de
tía legitimar la singularidad de cierto campo de problemas y ámbito de ope-
la filosofía, se trata de “una teoría de las multiplicidades que no remite a nin-
raciones, sin tener que soportar la tiranía reduccionista de los modelos, que
gún sujeto como unidad previa”.
desde cierta universalidad teórica pretendían legislar sobre cualquier singula-
ridad pragmática. La distinción entre campo de intervención y campo de aná-
lisis proviene de los principales autores del Análisis Institucional y no obede- Dispositivos
ce a que de un lado se ordena un recorte empírico y del otro el aparato con-
ceptual; lo que singulariza un campo de intervención no son los datos que se Lo cierto es que el uso de la nominación “dispositivos” tuvo una formidable
recogen ahí sino el conjunto de hechos y en tanto tales producidos también expansión y generalización en el campo del Psicoanálisis, la Psicología Social
por actividades del pensamiento o la concepción. El campo de análisis, por su y en muchos otros. Posiblemente sea una de las marcas mayores que deje la
parte, circunscribe a la más amplia variedad y diversidad de herramientas obra de Michel Foucault en el pensamiento contemporáneo; basta una so-
conceptuales que se utilicen. Hoy sabemos que la singularidad no está sólo mera inspección de textos y publicaciones de las tres o cuatro décadas últi-
mas, para comprobarlo.
7
Bonano O., Bozzolo, R. y L'Hoste, M.: “El apoyo grupal en la elaboración del trauma
8
social". en A.M.Fernández y Juan C. De Brasi (Comp.). Tiempo histórico y campo Gilles Deleuze, “Respuesta a una pregunta sobre el sujeto” en Dos regímenes de
grupal. 1991 (los subrayados son míos) locos, Valencia, Pre-textos, 2007.
Osvaldo Bonano – Dispositivos y agenciamientos grupales 5

La introducción de la noción de dispositivo implicó una novedad cuya poten- que determina lo visible de cada dispositivo es una de las instancias, líneas o
cia sigue produciendo efectos. A modo de ejemplo, uno de estos es que su- dimensiones del dispositivo, en la medida que este
plantó en gran medida al término “encuadre”. Es difícil que alguien utilice “es una especie de ovillo o madeja, un conjunto multilineal. Está compuesto
hoy “encuadre” grupal para describir y diferenciarlo del “encuadre” indivi- de líneas de diferente naturaleza y esas líneas del dispositivo no abarcan ni
dual. Sin duda dispositivo es más abarcativo que encuadre y acaso permita rodean sistemas, cada uno de los cuales sería homogéneo por su cuenta (el
incluir aspectos antes excluidos o desmentidos por epistemes cientificistas objeto, el sujeto, el lenguaje), sino que siguen direcciones diferentes, forman
que dominaron en su momento: por ejemplo permitiría incluir las relaciones procesos siempre en desequilibrio…”9
de implicación del operador con sus instituciones de pertenencia. Pero con
las relaciones de implicación sucede algo similar a los usos de la noción de
dispositivo, ya que ellas bien lejos están del “comprometerse” o de una acti-
vidad voluntaria, como muchos siguen creyendo hoy. Si la implicación es uno Saber
de los efectos de captura en la producción de subjetividad del científico, pro-
fesional, técnico respecto de sus instituciones de pertenencia y referencia, ¿Cuáles son esas líneas, esas dimensiones o componentes? Las líneas de visi-
difícil es que puedan regularse desde la voluntad. De lo que se trata es de bilidad, que no consiste en una luz que emerge de los objetos, sino en un
analizarlas, elucidarlas, pero es bastante sabido que las corporaciones profe- régimen que al distribuir lo invisible y lo visible, los hace nacer o los deja ya
sionales y científicas son más bien reacias a elucidar sus implicaciones… con no en la oscuridad, sino fuera de registro. Esas líneas de visibilidad se entrela-
lo cual se obturan los posibles de subjetivaciones en las que devengan otras. zan con las de producción de enunciados, que lejos de lo que usualmente se
cree no son ni palabras ni proposiciones ya emitidos, sino algo a producir,
La potencia no es de la noción en sí, sino del uso –en verdad la transcripción sobre un corpus que se debe recopilar. Estas dos líneas son los componentes
o versión- que le vayan dando las distintas comunidades o usuarios que la del saber. Así entendido, en el saber hay captura mutua entre esas dos for-
utilizan. Tengo la fuerte impresión, y lo hago desde el registro de la propia mas (lo visible y lo enunciable), que son heterogéneas y no comunicantes,
torpeza en su utilización, que en muchos casos se ha reducido el dispositivo a pero que entre ellas pasa una falla o abertura.
sus aspectos instrumentales, bajo una cierta asimilación a un aparejo tecno-
lógico; en tal caso, la potencia va atenuándose hasta llegar a lo inane, cuando Esa forma de concebir el entrelazamiento entre lo visible y lo enunciable
se retiene apenas la heterogeneidad interna de las líneas y la diversidad en- indica lo que es la regla o la lógica de composición de esas y las otras dimen-
tre dispositivos. siones. En el giro post-estructuralista esas cadenas de variables relacionadas
entre sí son presentadas y pensadas de un modo en que nada hay que sea
La difusión y popularización de las nociones, con sus efectos acaso inevita- constante –como si sucede en el caso de las estructuras- ni universal. Un tér-
bles de empobrecimiento y banalización, torna necesario restituir a ciertas mino general -como por ejemplo saber, poder, subjetividad- son nombres de
palabras el movimiento de su concepto, para contrarrestar su posible disgre- variables, por lo tanto esos términos generales no son universales que desde
gación en cuanto a herramienta de pensamiento riguroso. Es por ello que se un plano trascendente (que bien podría ser el orden simbólico) permiten
presenta ineludible el movimiento de revisar y profundizar el legado foucaul- ordenar y pensar el plano de consistencia/inmanencia de cada dispositivo,
tiano al respecto.
9
Tal vez una exploración renovada de los dispositivos según Foucault nos per- Deleuze, Gilles: “Qué es un dispositivo”, Conferencia de enero 1988, en el primer
mita orientarnos con mayor claridad. Justamente, el régimen de luz singular, encuentro internacional organizado por la Association pour le centre Michel Fou-
cault, publicada por du Seuil, Paris 1989, en el texto colectivo: Michel Foucault, philo-
sophe.
Osvaldo Bonano – Dispositivos y agenciamientos grupales 6

sino son coordenadas que no tienen otro sentido que el de hacer posible la póticamente desde un lugar hacia los otros, ante el cual apenas caben la
estimación de una variación continua, cuestión del todo coherente con una queja o el reproche, quizá la resistencia, pero entendida de un modo que
‘ontología’ que no se interroga sobre qué son las cosas, sino qué y cómo lo conlleva la impotencia; en este modalidad se confunde relaciones de poder
hacen. con dominación. Desde luego que hay en nuestro mundo actual relaciones
de dominación y brutales asimetrías en la distribución de los poderes. La
Las dimensiones que componen los dispositivos, entonces, afirman líneas de
concepción de la cosa como relaciones de poder (en tanto cualquier tipo de
variación continua. Y esto acopla de un modo ajustado con la concepción de
relación en la que uno intenta dirigir la conducta del otro, relaciones móviles,
los procesos de subjetivación como alteración constante. De este modo pue-
reversibles, inestables que no pueden existir más que en la medida en que
de salvarse, al menos en parte, uno de las molestas y pesadas cargas que ha
los sujetos son libres) es la que habilita la potencia que puede ejercerse
dejado cierta recepción y difusión del pensamiento de C.Castoriadis, cuando
desde aquellos puntos móviles y dispersos, que se mueven sobre líneas de
se entiende a lo ‘instituido’ como algo inerte e inmóvil y consecuentemente
fuga inmanentes al dispositivo. En su entrelazamiento con las otras
se concibe a, lo ‘instituyente’ como su opuesto, móvil y novedoso. Nos resta
dimensiones las líneas de fuerza, propias de las relaciones de poder, son
aún producir una diferenciación más clara entre esa idea de lo instituido iner-
‘flechas que no cesan de penetrar en las cosas y las palabras’ y que pasan por
te y la distinción, ya dentro de los dispositivos, entre las líneas de estratifica-
todos los lugares de un dispositivo.
ción/sedimentación y las de creatividad y actualización, que tratamos hasta
cierto punto más adelante. Como se ve, no basta con retener los rasgos de heterogeneidad y singulari-
dad del dispositivo, sino que se trata de un modo de concebir lo real efectua-
Poder
do y las lógicas del entrelazamiento de sus dimensiones, cuestión que dista
Otro de los componentes de este conjunto multilineal, tiene el nombre de mucho aún de ser cabalmente captada. Estamos ante conceptualizaciones
Michel Foucault, en tanto pareciera ser su aporte singular en el paisaje filosó- creativas y novedosas, que desafían y cuestionan los esquemas y categorías
fico del siglo XX: el poder. de pensamiento que nos habitan (y parasitan). Ante esta novedad, que entre
…el poder no es un fenómeno de dominación masiva y homogénea de un otros aspectos es bien compleja, me temo que ninguna de las teorías de la
individuo sobre los otros, de un grupo sobre otros, de una clase sobre otras; complejidad en boga permita su cabal aprehensión, salvo que se produzca el
el poder contemplado desde cerca no es algo dividido entre quienes lo po- declive hacia una aprehensión reduccionista y simplificadora.
seen y los que no lo tienen y lo soportan. El poder tiene que ser analizado
Subjetivación
como algo que no funciona sino en cadena. No está nunca localizado aquí o
allá, no está nunca en manos de algunos. El poder funciona, se ejercita a Los procesos de subjetivación es el otro de los componentes o líneas inma-
través de una organización reticular. Y en sus redes circulan los individuos nentes que entrelazadas forman esos ‘procesos en desequilibrio’; están co-
quienes están siempre en situaciones de sufrir o ejercitar ese poder, no son nectados con las líneas de fuga, tal vez discurren sobre ellas o se confunden
nunca el blanco inerte o consistente del poder ni son siempre los elementos con ellas. No son algo que sucede en un dispositivo, algo que deba ser apor-
de conexión. El poder transita transversalmente, no está quieto en los indivi-
tado desde una dimensión suplementaria desde el ‘exterior’. Las líneas de
duos.10
subjetivación constituyen aquello que no deja que los dispositivos queden
Cabe advertir que también a propósito de esta dimensión de los dispositivos cerrados en líneas de fuerza infranqueables dado que permiten ‘cruzar la
hay usos en los que se empobrece y simplifica la noción, en tanto se sigue línea, pasar al otro lado’.
concibiendo al poder –acaso con P mayúscula- como algo que se ejerce des-
Un rasgo especialmente relevante para nuestra problemática, consiste en
10
Foucault, Michel: Microfísica del poder que la subjetivación sucede cuando la fuerza, en lugar de entrar en relación
Osvaldo Bonano – Dispositivos y agenciamientos grupales 7

lineal con otra, se vuelve sobre sí misma, se afecta a sí; esta dimensión del sí continuo, lo que es un claro ejemplo de las variaciones continuas de las sub-
mismo no es algo que ya esté hecho, sino a producir; de allí la nominación jetivaciones en los dispositivos que las producen.
producción de subjetividad. Los últimos años de la reflexión de Foucault 11
Puede haber producciones de subjetividad capaces de resistir a esta nueva
estuvieron dedicados a la “inquietud de sí”, a las reglas facultativas de la
modulación de dominación, pero deben ser bien diferentes a los que se ejer-
dominación de uno mismo, tales que constituyan una subjetivación autóno-
cían contra las disciplinas, en el sentido que desde la virtualidad se amplíen
ma. Tal vez otros esfuerzos del pensar, como los de C.Castoriadis respecto de
los posibles en un devenir inventivo. Dicho de otro modo: montados en lí-
la subjetividad reflexiva y deliberante en el proyecto de autonomía, conecten
neas de fuga que lleven a los bordes, a la fisura o fractura de los sedimentos
con la proposición foucaultiana, solo que en ésta la subjetivación no se plan-
de un territorio.
tea centrada ni reducida a la elucidación de las significaciones imaginario-so-
ciales, sino concierne al devenir de un viviente. Todo dispositivo en que la
subjetividad esté en juego concierne a lo viviente, y en tanto tal se trata de Problemas bien actuales
cuerpos afectados y de los diagramas y cartografías que las subjetividades
actuantes van trazando en sus experimentaciones. Empecemos por cuestiones bien agudas: ¿cuáles son las relaciones entre los
procesos de subjetivación y las operaciones de intervención?, ¿es la interven-
En la trascripción de la noción de dispositivo realizada por Deleuze, y en co-
ción la que produce subjetivaciones creadoras, esas que permiten ‘pasar al
herencia con la diferenciación, por ejemplo, entre los códigos que cuadricu-
otro lado’, franquear un límite o borde?; con ajuste a los conceptos aquí revi-
lan el espacio social, al modo de lo disciplinario y las axiomáticas que diagra-
sados ¿se pueden proponer dispositivos “de intervención”?
man y modulan los deseos, en los dispositivos se despliegan tanto líneas de
estratificación que consolidan sedimentos, como líneas de creatividad o ac- Ya fue dicho que lo que importa son los procesos de subjetivación, en los que
tualización. En cada dispositivo hay que discernir las líneas de fisura y de emerge una alteración fuerte, un devenir. Pero ese proceso de subjetivación
fractura que afectan a los saberes y los poderes. Hay entonces, tanto estratos ¿es algo que la operación de intervención es aquello que si no lo produce, al
como actualidad; las líneas de subjetivación son capaces de trazar caminos menos lo introduce, lo induce? En ciertos momentos o pasajes, nuestro fluc-
de creación hasta llegar a la ruptura del antiguo dispositivo, pues justamente tuante ejercicio de coordinación se inclinó hacia ese sesgo.
son ellas las que vehiculizan las fisuras y las fracturas y aquello que sin ser El problema es serio, porque no se trata de una investigación desde afuera
una relación indica las fallas o aberturas que conectan y atraviesan las líneas de lo que los agrupamientos de todo tipo hacen y pueden, si no de lo que
de la madeja hasta topar con sus bordes. hacemos, bajo el modo de la experimentación, los que componemos un…
Cabe tomar en cuenta que lo nuevo en este esquema es lo actual, lo que ¿reagrupamiento?, incluidos los que intentamos esquivar situarnos como
vamos siendo; entonces en todo dispositivo y en referencia a lo dicho en el coordinadores desde cualquier orden trascendente, como es el caso bien
párrafo anterior, cabe distinguir lo que (ya no) somos y lo que estamos sien- conocido del ‘profesional experto’. Si bien ejercemos un rol designado llama-
do. Lo actual es lo otro con lo cual ya no coincidimos. Si tomamos el esquema do “coordinador”, ello de por sí no resuelve ni el posicionamiento subjetivo,
de los regímenes de gubernamentalidad, y enfocamos el paisaje contempo- tan diverso de un lugar asignado en una estructura, ni los interrogantes sobre
ráneo de subjetivaciones, lo disciplinario es la historia de lo que poco a poco qué función (¿mutantemente?) ejercemos.
dejamos de ser, mientras vamos siendo en disposiciones de control abierto y Cuando se desmontaron los ‘principios’ simultáneamente liberales, autocráti-
11
cos y cientificistas del Psicoanálisis anglosajón tradicional, que encuadraban
Foucault, Michel: La hermenéutica del sujeto. Curso en el Collège de France (1981- la labor del analista, se puso en cuestión lo que era precisamente incuestio-
1982), , Buenos Aires, FCE, 2001
Osvaldo Bonano – Dispositivos y agenciamientos grupales 8

nable: el lugar -indicado estructuralmente- del analista y su función. Desde el implicaciones y luego se transformó en la elucidación de las mismas. Hoy, a
seno mismo del Psicoanálisis de los grupos surge la proposición de la función ese vector lo llamamos destitución de subjetividades instituidas12
interpretante que circula y no es propiedad ni atributo exclusivo del psicoa- Cabe entonces explorar una cuestión nada menor: ¿el eje estratégico es el
nalista, sino de cualquiera que capte y enuncie algo de la fantasmática en que otorga consistencia a esa multiplicidad que es todo dispositivo?, ¿es el
juego. Ya Enrique Pichon Rivière con sus nociones de portavoz y chivo había que abrocha -por decirlo de algún modo- a las líneas o dimensiones que lo
arrimado a esta cuestión. Otra proposición que jugó en esto provino una vez componen?. Conviene conectar este vector de la estrategia con la perspecti-
más de la corriente del Análisis Institucional (aunque parece que el creador va de los dispositivos de intervención. En el dispositivo psicoanalítico, por
del concepto es Guattari); se trata de la noción de analizador, y que contribu- ejemplo, ¿el analista es quien lleva adelante una estrategia vinculada a la
yó aún más a descentrar del analista la tarea o función de analizar, al punto dirección de la cura? En los dispositivos que por tanto tiempo llamamos ‘gru-
tal que se podría hablar de un ‘análisis sin sujeto’ si son los analizadores -na- pales’, la estrategia ¿es del coordinador, aunque no haya sido diseñada en un
turales o construidos- los que analizan. En todo caso un analista institucional antes previo a su composición con los integrantes del agrupamiento en el
o un coordinador de grupos puede puntuar, subrayar o enfatizar algo que devenir grupal? Que el dispositivo tenga ‘una función estratégica dominante’
asoma para que ese posible analizador no se diluya en el barullo de gestos, y que esto esté conectado indudablemente con la dimensión de las relacio-
actitudes y dichos que profusamente pasan y que entonces fácilmente puede nes de fuerza, debería llevarnos (a los analistas, ‘intervinientes’, coordinado-
desvanecerse. res) a la más extrema prudencia en adjudicarnos esa función.
Otro término problemático: “intervención”. Si se trata de una intervención En su momento bautizamos a nuestro dispositivo singular “grupo reflexivo”,
institucional, el que la ejerce ¿se nombra ‘interventor’…?. No sólo que suena en tanto centrado en la elucidación o análisis de las significaciones; luego
feo, feísimo sino que es un término que ofrece de un lado algunas ventajas, cambiamos su eje estratégico13, sin cambiarle la nominación ni en el eje ‘re-
pues permite en su plural ‘intervenciones’ albergar un conjunto variado de flexivo’ ni el sustantivo de partida: ‘grupo’.
operaciones (puntuar, señalar, insistir, enfatizar, etc.) que no se centran ni
reducen a la tradicional interpretación; pero por otro lado corre el riesgo de Entonces, ¿dispositivos analizadores?, el análisis no es vector único y menos
indicar (como lo muestran sus sinónimos ‘intrusión e ´intromisión’) que es dominante; ¿dispositivos de intervención?: ya presentamos los inconvenien-
algo que se hace desde un afuera hacia un adentro. Por algo Fernando Ulloa, tes de ese término.
en su proverbial astucia, hablaba de campos o situaciones en los que “se to- Cuando ya no se implementa ‘una totalización interpretativa trascendente,
lera la presencia de un psicoanalista”. que lleva a reconocer siempre lo que ya ocurre’, sino el estar sensible al ‘desli-
Por último… pero no menos importante, nos proponemos elucidar el ‘lugar y zamiento de una organización de signos a otra’, cuando sí se trata de ‘extraer
función' de aquello que Michel Foucault denominó estrategia. Recordemos del caos pero bajo formas de un discernimiento inmanente’ estamos ante la
que en su tan transitada definición, Foucault afirmaba: por dispositivo, en- clínica en tanto ‘evaluación de un devenir’. Deleuze.
tiendo una especie -digamos- de formación que tuvo por función mayor res- Serán los nuestros, entonces, dispositivos clínicos?
ponder a una urgencia en un determinado momento. El dispositivo tiene pues
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una función estratégica dominante.... Ibídem llamada 1.
13
Nuestras formulaciones de los ’90 proponían así la cuestión: Bonano, Osvaldo: “Del grupo reflexivo a los procesos de subjetivación”, articulo
redactado en Julio de 2001, que luego fuera incorporado como parte del Libro El
Por eso era un dispositivo: un conjunto heterogéneo que encuentra su con- oficio de intervenir. Políticas de subjetivación en grupos e instituciones, Edit. Biblos,
sistencia en un eje estratégico: lo que al principio llamamos análisis de las Buenos Aires 2008
Osvaldo Bonano – Dispositivos y agenciamientos grupales 9

Buenos Aires, Abril/Mayo de 2014.

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